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Mª Luisa Seco Villar
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1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.
Introducción Nombres que recibe Qué es y qué no es Dónde y cuándo Por qué Involucrados, autores, protagonistas: cómo son Tipos o formas de acoso Consecuencias para los implicados Orientaciones a padres Conclusión
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Las relaciones y experiencias que viven los niños en la familia y en la escuela son imprescindibles para un buen desarrollo emocional, social y cognitivo. Ahora bien, la convivencia, las relaciones humanas implican conflictos, que perturban estos ambientes seguros y cálidos. Uno de estos conflictos es el acoso escolar, que se genera en los colegios e institutos. Un problema serio con graves consecuencias para todos los implicados. Por ello, es de extraordinaria importancia. Y, sólo seremos capaces de concedérsela, cuando lo conozcamos y nos sensibilicemos ante este contratiempo tan actual en estos momentos y tan dañino para nuestros escolares. Únicamente así, nos podremos poner manos a la obra para iniciar un trabajo conjunto y coordinado de toda la comunidad educativa, con el objetivo de prevenirlo y obstaculizar su desarrollo, o bien de favorecer su fin si ya está en marcha.
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Un alumno sufre acoso escolar cuando es objeto de acciones negativas por parte de uno o más alumnos –un grupo-, durante un tiempo y de forma repetida, siendo incapaz de defenderse por sí mismo. En esta definición, podemos destacar unas características definitorias de este problema:
Son conductas deliberadamente hostiles, agresivas, con intención de infligir daño; que el maltratador justifica con expresiones como: “es una broma”, “todos lo hacen”.
El daño ocasionado adopta distintas formas: agresiones físicas, verbales, psicológicas, aislamiento social,… Es muy difícil de detectar, porque ocurre en ausencia de los adultos o lejos de su mirada. Y, pese a que el grupo lo conoce perfectamente, con su actitud silenciosa –por temor a convertirse en nuevas víctimas- protege y fortalece al acosador. Es injustificado, no existe ninguna provocación por parte del alumno acosado. No es un incidente puntual, sino que se repite frecuentemente –es reiterativoY, además duradero; se produce durante un período prolongado de tiempo; generando en la víctima la expectativa de ser blanco de futuros ataques. Existe una asimetría, un desequilibrio de poder o fuerzas entre el agresor y el agredido. Bien porque hay una desigualdad física o psicológica entre ambos o bien porque los acosadores actúan en grupo y eso les robustece y reanima. La víctima, en situación de inferioridad, desventaja, indefensión, se siente impotente para salir por sí misma de esta situación, incapaz de resolverla con sus propios medios. Además, el intimidador disfruta con la sumisión del intimidado, del más débil.
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No es una broma, desde el momento en que aterroriza y hace sufrir mucho a la víctima. No es una agresión esporádica y ocasional, sino que se repite durante mucho tiempo. No es problema entre iguales, es decir, cuando alumnos del mismo nivel, con paridad de fuerzas se meten unos contra otros, discuten, se pelean,…. No son conductas negativas que sólo ejecutan los chicos. Las chicas también maltratan, sobre todo, con insultos, mentiras, excluyendo del grupo. Maltratar no atañe exclusivamente a chicos de barrios marginales y con familias desestructuradas; sino que cualquier chico de cualquier colegio o instituto, familia o barrio puede agredir o padecer agresiones. No es un medio para fortalecer, enseñar a un escolar a defenderse por sí mismo. Si hace sufrir y vivir con miedo a un chico, generándole ansiedad, desconfianza y aislamiento; difícilmente le puede hacer más fuerte. Y, finalmente, no es una conducta disruptiva e indisciplinada, lo cual está más relacionado con el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Una situación de acoso se puede desplegar en cualquier momento, lugar o situación en la que no se encuentre un profesor o cualquier otra figura de autoridad. Suele presentarse fundamentalmente: a la entrada y salida del centro; en el recreo; en los cambios de clase; en pasillos o baños; en el mismo aula, cuando el profe no mira; en el comedor; en la ruta escolar; en las excursiones o visitas; a través de llamadas o, sobre todo, WhatsApp; en las redes sociales o mediante e-mail. El momento de mayor incidencia del maltrato escolar se sitúa entre los 11 y los 14 años. Este tramo de edad coincide con el paso de la Educación Primaria a la Educación Secundaria.
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El acoso escolar no se debe a un solo factor, sino a múltiples causas. A continuación, analizaré por qué actúan tan cruelmente los acosadores y por qué las víctimas son objeto de esas crueldades. Por qué hay CHICOS QUE MALTRATAN:
Por una búsqueda ilícita de poder y popularidad. Y, para conseguirlo hacen uso de la violencia y la fuerza. Por pasar un rato, por pura diversión. Parece ser que “maltratar” es una forma de esparcimiento, entretenimiento, distracción para los que someten a los débiles y diferentes. Porque la víctima les cae mal, les provoca aversión y aborrecimiento sin razón alguna. Lo cual les conduce a hacerla llorar, mofarse de ella, reírse cuando se equivoca. Por gastarle una broma. Y, realmente, es difícil de comprender que se pueda asimilar una broma a una acción sistemática en la que se lastima –física o psicológicamente- y va deteriorando de forma progresiva a la víctima. Por defenderse, ya que se siente provocado. Lo cual no es cierto. Pero él justifica con expresiones del tipo: “Él me atacó primero”, “Él se lo buscó”, “Yo no quería hacerle daño, pero él me provocó” Para afrontar una situación difícil –la muerte de un familiar, el divorcio de los padres,….Por haber sufrido una larga experiencia de intimidación y abuso, trasladando su humillación y angustia a otros, convirtiéndose a su vez en agresor. Por ausencia de afecto y dedicación, y presencia de actitudes negativas en su familia. Por demasiada permisividad de sus padres frente a conductas agresivas en los hijos; que las han aprendido por observación e imitación de modelos. Aquí, también se puede incluir la exposición continuada a la violencia a través de los medios de comunicación. Por una ausencia de límites en familias con un elevado grado de desestructuración. Si el niño no es instruido en unas normas claras de respeto y convivencia con los demás, no aprenderá los límites que rigen la conducta social. Además, estos padres son excesivamente permisivos, es decir, les conceden todos sus deseos y exigencias, con lo cual están favoreciendo la formación de una personalidad tiránica en sus hijos. Porque carece de estrategias no violentas para resolver sus conflictos. Y, además no siente remordimientos, ni culpabilidad. Por tener una baja autoestima, que intenta superar atemorizando a otros más débiles, sintiéndose así superior, acrecentando y engordando su errónea valía personal.
Como conclusión de este apartado, tengo que hacer hincapié en algo, que creo que es de extraordinaria importancia, y es el hecho de que la familia es el primer modelo de socialización para los niños y, por supuesto, está en la raíz del surgimiento de las conductas violentas. Existen modos de hacer de los padres que van contribuyendo al nacimiento del maltrato entre iguales. Entre estas formas parentales de actuación destacar: Los malos tratos dentro de la familia. Los niños aprenden, por observación y modelado, a solucionar sus problemas por medio de la agresión física y verbal. Y, llegarán a ser futuros maltratadores de sus iguales, de su mujer, de sus compañeros de trabajo. En definitiva, si viven en un ambiente familiar que acepta y justifica la violencia y, la considera una manera lícita de resolver conflictos, aprenderá esas respuestas por imitación.
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BULLYING Padres incoherentes, inconsistentes, negligentes, descuidados, que no muestran ninguna preocupación hacia sus hijos. Existiendo un elevado riesgo de que se vean envueltos en actos violentos. Padres autoritarios, coercitivos, manipulativos, excesivamente punitivos, que inducen a aprender que el poder lo ejerce el más fuerte, por lo tanto, el diálogo y la negociación no tienen cabida en este modo de actuar. Para estos padres, los comportamientos prosociales no son significativos, no tienen ninguna transcendencia. Sus hijos aprenden que la agresividad es la única vía para lograr lo que deseen. La inexistencia de afecto y cariño entre los cónyuges y tampoco hacia los hijos, con lo cual crecen en ambientes de gran inseguridad, por la escasez total de demostraciones de afectividad.
Por qué hay CHICOS QUE SON VICTIMIZADOS: Porque son poco hábiles, inoportunos y desacertados en las relaciones sociales: se implican en conversaciones o se meten en un grupo sin ser invitados; hablan en mal momento, hacen bromas poco afortunadas, su chapucería sirve de excusa a los agresores. Por ser aplicados, buenos deportistas,…. es decir, por disponer de una cualidad que les hace superiores al agresor, despertando su envidia. Por tener necesidades educativas especiales. Por estar en situación de minoría étnica. Por poseer alguna característica diferenciadora –tartamudear, llevar gafas, estar gordos,..-
QUIÉNES INTERVIENEN Y CÓMO SON: AUTORES, PROTAGONISTAS, PERSONAJES IMPLICADOS
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AGRESOR, ACOSADOR, INTIMIDADOR, PROVOCADOR: Es físicamente fuerte. Muy impulsivo, incapaz de controlar sus impulsos. Con carácter agresivo. Se irrita y exalta con gran facilidad. Tiende a abusar de su fuerza, de estrategias violentas e intimidatorias como vía de resolución de conflictos y como herramienta para lograr sus deseos. Además, a través de la violencia intenta obtener el reconocimiento y la atención de los demás, de los que carece. Necesita dominar, sentirse superior, tener poder. Trata de amedrantar, aterrorizar y destruir al que no es su seguidor, al que es diferente, al que le hace sombra y le rebaja social y académicamente. Además, fomenta el miedo entre sus compañeros con amenazas del tipo “chivato” y “cobarde”, induciéndoles a callar, a mantener la boca cerrada. No tiene ningún sentimiento de culpabilidad, ninguna capacidad empática, siendo incapaz de ponerse en el lugar del otro, de compadecerse de la víctima, siendo un inepto para advertir y percatarse del dolor ajeno. No dispone de habilidades sociales para comunicar y negociar sus deseos. Es egocéntrico, y le falta la capacidad de autocrítica. Su autoestima y seguridad en sí mismo es alta o muy baja. Es cobarde, celoso, envidioso, resentido. No reconoce a la autoridad y transgrede las normas. Muestra conductas desafiantes y agresivas hacia los adultos. Tienen una actitud negativa hacia la escuela, su rendimiento escolar es bajo y las relaciones que establece con los profesores no son positivas. Distintos ambientes familiares de procedencia: Padres muy permisivos con falta de límites claros, que han generado muy bajos umbrales de tolerancia a la frustración en sus hijos; enfureciéndose rápidamente cuando no alcanzan lo que quieren. O, familias que se singularizan por una elevada agresividad y ausencia de una relación cálida y afectiva entre sus miembros. O, padres con métodos represivos, que recurren frecuentemente al castigo físico. O bien, familias despreocupadas, desinteresadas, descuidadas e indiferentes hacia los hijos.
AGREDIDO, ACOSADO, INTIMIDADO, VÍCTIMA:
Débil, inseguro con baja autoestima. Incapaz de salir por sí mismo de la situación que soporta, que le supera, sintiéndose deprimido. No suele tener un comportamiento irritante hacia los demás. En ocasiones, los maltratadores le provocan para que reaccione de mala manera, y así poder justificar sus actos violentos. Hace uso de estrategias de afrontamiento del problema poco adecuadas: aislamiento, resignación, culpabilidad. Tímido y con dificultad para hacer amigos, disfrutando de poca popularidad entre sus compañeros. Con lo cual, tiene escasas posibilidades para ser receptor de ayuda y apoyo.
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BULLYING Posee pobres habilidades sociales y de comunicación. Suele ser rechazado y excluido dentro del grupo, lo cual favorece el que sea un blanco fácil para el acosador. Muestra características personales diferentes a las del acosador: obesidad, miopía, forma de vestir tradicional o descuidada, falta de higiene, discapacidad, perteneciente a minorías étnicas o culturales, ser nuevo en el centro. Sufre las agresiones en silencio, no se atreve a contarlo a nadie, por sentimientos de vergüenza, inseguridad, culpabilidad, inferioridad. Más aún, cuando es amenazado si se chiva y comunica lo que le ocurre. Progresivo deterioro en el interés por ir a la escuela. Incluso tiende a somatizar o fingir enfermedades para faltar al colegio, o al instituto. Ambientes familiares de procedencia: padres muy sobreprotectores, que harán de su hijo una persona muy apegada y dependiente de ellos.
ESPECTADORES, OBSERVADORES, TESTIGOS
Conocen perfectamente al agresor, a la víctima, el lugar y los hechos,… Son conscientes de que existe maltrato, pero callan y no hacen nada, no intervienen. Con su presencia aprueban, aplauden y refuerzan el comportamiento del agresor. Son alumnos que no sufren, ni practican el bullying, pero lo respaldan y favorecen. Participan del acoso, son cómplices; porque con su silencio lo consienten, toleran y no lo denuncian, no lo comunican a un adulto. Para ellos, que un acosador maltrate a uno de sus compañeros se convierte en un hecho rutinario. Van aprendiendo que la violencia es algo normal, que forma parte de su entorno. Con lo cual, corren el riesgo de inhibirse e insensibilizarse frente a las agresiones cotidianas, de no reaccionar ante las situaciones de injusticia. Muchos de los observadores son reticentes y se resisten a informar de las situaciones de abuso por miedo a convertirse en las próximas víctimas, por temor a ser nuevos blancos de los intimidadores.
Las agresiones que un acosador utiliza para intimidar a su víctima se pueden tipificar, clasificar en varios tipos, que normalmente se producen simultáneamente, no por separado. Estos son:
Físicas Verbales Psicológica Aislamiento Social También, destacar el ciberbullying
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MALTRATO O AGRESIÓN FÍSICA Es el más fácil de identificar, ya que es visible y llamativo. Más frecuente en primaria que en secundaria, especialmente entre chicos. Pretende: aterrorizar, atemorizar, acobardar y abatir al acosado. Puede ser: Directo: palizas, bofetadas, golpes, patadas, empujones,.... Indirecto: robos, destrozos de pertenencias –material escolar, ropa, objetos personales,..-, esconderlas. A través de las propiedades, se intenta dañar a la víctima
MALTRATO O AGRESIÓN VERBAL Son acciones habladas o escritas para difundir rumores de tipo racista, físico o sexual, poner apodos. Este tipo de acoso es el más habitual. Tiende a aumentar con la edad y se da más en el género femenino. Con la intención de dañar, desvalorizar, menospreciar, burlarse, reírse de la víctima, atacar su autoestima; ya que todos los comentarios negativos de los acosadores influyen en la opinión que tienen los acosados sobre ellos mismos. Puede ser: Directo: insultos, ofensas a la víctima y/o su familia Indirecto: hablar mal de alguien, difamar, sembrar y difundir falsos rumores y mentiras, enviarle cartas o notas groseras, pintadas alusivas, WhatsApp y correos electrónicos amenazadores.
MALTRATO O AGRESIÓN PSICOLÓGICA Es el más difícil de detectar por los adultos, ya que se lleva a espaldas de ellos y se hace muy poco visible.
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BULLYING Mediante el desprecio, el trato indigno, la falta de respeto hacia el acosado; pretende resquebrajarle, apocarle emocional y psicológicamente. Lo cual conduce a que se acreciente su miedo hacia el maltratador, su temor al grupo o el entorno en el que se circunscriben estas agresiones. Se realiza a través de chantajes y amenazas para provocar miedo, obtener algún objeto o dinero u obligar a la víctima mediante coacciones para que haga cosas en contra de su voluntad.
AISLAMIENTO, MARGINACIÓN O EXCLUSIÓN SOCIAL Cuyo objetivo es la marginación social de la víctima. Se intenta bloquearla socialmente. Lo cual lleva a que se la vea alejada en el patio, a que en clase se quede sin pareja. Puede ser: Directo: excluir a la víctima de actividades, impedirla su participación, sacarla del grupo. Indirecto: ignorarla, tratarla como si no estuviera o como si fuera transparente.
BULLYING TECNOLÓGICO O CIBERBULLYING En el que las intimidaciones se llevan a cabo a través de WhatsApp, email, redes sociales. En este tipo de acoso tecnológico, el agresor queda bajo el anonimato, conduciendo a la víctima a desconfiar de todos.
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BULLYING El bullying provoca consecuencias tanto a corto como a largo plazo en todos los implicados, que sufren en alguna medida, sobre todo las víctimas.
EN EL INTIMIDADOR: Problemas escolares: de disciplina, expulsión del centro, fracaso escolar, absentismo escolar. Crueldad, incomprensión autocrítica.
empática,
nula
capacidad
de
Irresponsabilidad, incumplimiento de normas, ahora y a lo largo de su vida. Incapaz de establecer relaciones sociales basadas en la igualdad, el compañerismo. Desde pequeño, ha aprendido un modelo de amistad basado en el poder y el miedo. Se acostumbra a vivir abusando de los demás, lo que impide que se integre de forma adecuada en la vida social, en el trabajo. Por tanto, existen altas probabilidades de que asuma permanentemente el rol de acosador durante su vida adulta; proyectando los abusos sobre los más débiles en el trabajo –mobbing- y/o en la familia –violencia doméstica, violencia de géneroSu actitud y conducta son la antesala de futuras conductas antisociales, y/o delictivas. Consumo de alcohol y drogas. Acosar puede convertirse en su forma de conseguir sus objetivos, incluso en la edad adulta, por lo que puede tener dificultades para a establecer relaciones positivas en el futuro. En definitiva, si sus conductas no son detectadas, y no se corrigen, rectifican sus problemas emocionales y sociales, los efectos a largo plazo serán más difíciles de superar. Ya que, podrá trasladar ese comportamiento despiadado y cruel a otros lugares de convivencia y a otras relaciones sociales. Y, le acarreará graves trastornos de integración social, que pueden ser el punto de partida de la delincuencia en un futuro.
EN LA VÍCTIMA: Baja autoestima – pierde la confianza en sí misma y se valora negativamente-; se siente triste e infeliz, parece preocupada, desganada, sin motivación; llegando a la depresión y hasta el suicidio. Algunos acosados desesperados e impotentes se ven empujados a suicidarse como única salida para acabar con el maltrato. Estrés, ansiedad: se siente nerviosa en todas las situaciones, fundamentalmente ante los estímulos relacionados con el acoso. Lo cual le provocará inquietud psicomotriz, evitación y terror a ir al cole, insomnio, hipervigilancia, problemas de concentración, disritmia.
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BULLYING Se afectan sus comportamientos cotidianos y habituales: sufren insomnio, pérdida de apetito, ataques de ira, agresividad hacia los hermanos, cambio de ruta para ir a la escuela, simulación de enfermedad por las mañanas, incluso surgimiento de síntomas psicosomáticos –vómitos, dolores abdominales o de cabeza,..- para evitar el colegio o el instituto, pudiendo desarrollar fobia escolar, deseos de abandonar la escuela, por la reincidencia del maltrato del que es objeto. Por eso, detrás de algunos casos de absentismo, puede esconderse una situación de abuso. Su rendimiento académico baja, descendiendo sus calificaciones, generalmente por déficit de atención, causado por la ansiedad que sufre; también porque los acosadores pueden robarle sus trabajos, esconder su material escolar,…. Las relaciones sociales que establezca en el futuro se caracterizarán por la inseguridad y desconfianza en el otro. Incluso puede ir gestando una fobia social –un miedo extremado y excesivo a las relaciones socialesEstará más predispuesto a ser víctima de mobbing –acoso en el trabajo- cuando llegue a la etapa laboral, si durante su infancia o adolescencia soportó y padeció experiencias de bullying. Es imprescindible realizar una detección precoz con el fin de minimizar las secuelas –físicas, psicológicas, sociales y escolares- que este grave problema suscita. De no existir y dilatarse el abuso y acoso en el tiempo, los efectos a largo plazo serán aún más serios y graves.
EN LOS ESPECTADORES Se desensibilizan ante el dolor ajeno. Se insolidarizan ante los problemas de los otros; se despreocupan, se desentienden de los demás. Y, de forma progresiva, van mermando, incluso perdiendo su capacidad para ponerse en el lugar de... Se acostumbran a vivir en un clima interpersonal de abuso, no reaccionando ante la injusticia. Aprenden a no hacer nada, a callar, a ser benévolos, complacientes y tolerantes hacia las desigualdades. Aprenden a inhibirse, a mostrar una actitud pasiva. Les arrollan sentimientos de culpabilidad. Terminan ocultando y encubriendo al acosador, convirtiéndose en cómplices del acoso. Y, también acaban valorando la violencia y agresividad como herramienta para la consecución del éxito social. Con lo cual, han aprendido una idea errónea y desacertada de lo que es la valía personal. Es fundamental la detección temprana del acoso, para evitar que los espectadores corran el riesgo en el futuro de que se conviertan en futuros acosadores, en posteriores protagonistas de la violencia.
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Primero, daré algunas orientaciones generales para prevenir situaciones de bullying. A continuación, orientaciones específicas para los padres de cada uno de los implicados en el maltrato escolar.
ORIENTACIONES PARA PREVENIR Los padres deben:
Interesarse no sólo por su rendimiento académico, sino también por sus sentimientos, sus relaciones con los iguales -si es querido, valorado y respetado por ellos-. Escucharle atentamente y darle confianza. Sólo podrá hablar de la intimidación cuando tenga la absoluta certeza de que le vais a prestar atención y que no va a sufrir reproches, castigos o represalias si os lo cuenta. Explicarle claramente, de forma explícita, qué es el maltrato entre iguales, sus consecuencias, lo que debe hacer si se ve involucrado, darle pistas y orientaciones. Animarle y alentarle para que tenga el valor de informar y dar testimonio de lo que está ocurriendo. Aclararle que palabras como: “delatar, chismes, soplón, chivato” son utilizadas para que los implicados en la situación de acoso desistan y no comuniquen lo que pasa.
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Aprender a observar, advertir y conferir importancia a conductas extrañas, no habituales, signos o indicios de que vuestro hijo puede ser una víctima, un agresor o un espectador. Trabajar conjuntamente con la escuela comunicando lo que sabéis y participando activamente en la búsqueda y puesta en marcha de estrategias para favorecer una buena convivencia entre los escolares.
ORIENTACIONES ESPECÍFICAS A LOS PADRES DE CADA UNO DE LOS INVOLUCRADOS: A PADRES DEL ACOSADOR: ¿Qué podéis hacer si pensáis que vuestro hijo puede estar comportándose de forma agresiva con otro chico? Aprender a reconocer signos de que puede llegar a ser intimidador: le gusta hacer bromas pesadas; tiene frecuentemente un comportamiento agresivo con otros miembros de la familia; se muestra irascible, rabioso, malhumorado con asiduidad; suele imponer su voluntad sobre los demás y no controla sus impulsos;… Hacer frente a la situación con franqueza y tranquilidad: hablar con él sobre su conducta, su falta de control y sobre las consecuencias que tiene para los demás. No es conveniente sobreprotegerlo, negando o encubriendo sus actuaciones agresivas. Preguntarle por qué lo hace. Mantener una actitud de rechazo de su comportamiento: decirle y demostrarle con vuestros hechos que estáis en contra de la intimidación y el maltrato. Hacer que sea consciente de que está ocasionando daño a un compañero. Procurar que se dé cuenta de la tristeza, angustia e infelicidad que le está provocando. Invitarle a que se ponga en su lugar. Indicarle que la violencia no es una herramienta para resolver conflictos. Ayudarle a encontrar formas no agresivas de reaccionar. Y, persuadirle, animarle para que cambie su actitud, su modo de proceder y se disculpe.
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BULLYING Escucharle y apoyarle incondicionalmente: dejarle claro que le queréis, que lo que no aceptáis es su conducta, reprobable e intolerable, que os disgusta. Averiguar cómo podéis ayudarle a parar y detener ese comportamiento imperdonable. Reforzar cualquier pequeño cambio de actitud. Rogarle que se aleje de un lugar cuando crea que va a perder el control. Hacerle ver la diferencia entre agresividad y asertividad: aconsejarle, recomendarle que sólo puede hacer valer sus derechos, sin hacer uso del abuso, sin machacar a los demás. Pedirle que se desvincule de compañeros intimidadores, que rompa su amistad con el grupo de abusadores. Animarle a que se integre en otros grupos mejores. Decirle que no caiga en la provocación y que no vuelva a adoptar el rol de acosador. Ponerse en contacto con el centro: hablar con su tutor, comunicarle lo que sabéis e informaros del comportamiento de vuestro hijo y de sus amistades. No discutir con el profesorado o con otros padres en presencia de vuestro hijo; pues le daréis “alas”, se sentirá apoyado, creerá que lo que hace es aceptado y defendido por los suyos, por consiguiente, lo volverá a repetir. Participar activamente en las medidas que se implementen en el centro para poner fin a esta situación. Ayudarle a aprender a actuar de forma más idónea: reparar el daño causado, ser mejor compañero, más solidario y empático. Y, por supuesto, ofrecerle modelos de comportamientos positivos: “Lo que somos y lo que hacemos es la mejor vía de adquirir conductas y actitudes nuevas”. A PADRES DE LA VÍCTIMA ¿Qué podéis hacer si sospecháis que a está siendo objeto de acoso y abuso? Aprender a reconocer e identificar conductas indicativas de acoso, signos externos que nos induzcan a sospechar de que algo está ocurriendo; ya que las víctimas, al sentir vergüenza, inseguridad o creerse inferior y un cobarde, sufren las agresiones en silencio, ocultándolas no contando nada. O, bien, al padecer sólo insultos, exclusión social, piensan que no son objeto de maltrato, al asociarlo únicamente a los ataques físicos. Por ello, no esperéis a que vuestro hijo hable, y mostraros muy vigilantes. Una pista que debe poneros en alerta es el cambio en su comportamiento habitual: negativa a ir al centro, pérdida del interés por el trabajo escolar, caída drástica de su rendimiento, abandono de aficiones, distracción, tristeza, ansiedad, somatizaciones, insomnio, pérdida del apetito, mayor secretismo, evidencias físicas de maltrato, pide dinero extra o lo roba para dárselo a los agresores.
Ser muy observador y, además, preguntar, indagar, recoger información de compañeros, profes, padres de otros alumnos Hablarle del maltrato entre iguales, explicarle cómo sucede y las consecuencias que tiene.
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BULLYING Ante las sospechas confirmadas, preguntarle directamente: hacerle ver que estáis preocupados, animarle a hablar, decirle que el silencio no es la solución. Inducirle a que os explique qué está pasando y si ha ocurrido en otras ocasiones, quién ha estado implicado, quién lo ha visto, dónde ha ocurrido, qué ha hecho él, a quién se lo ha contado. Escucharle atenta y comprensivamente y asegurarle que cuenta con vuestro amor y apoyo incondicional. Decirle que le queréis y que siempre estaréis a su lado. Ofrecerle confianza y seguridad. Procurar eliminar sus sentimientos de culpabilidad. Asegurarle que él no tiene culpa de lo que le está pasando. Valorar la posibilidad de que reciba ayuda psicológica especializada. Reaccionar con calma, no le reprochéis, ni le culpabilicéis. No es culpa suya y necesita ayuda para salir de la oscuridad y tristeza. Tranquilizarle, mostraros próximos, acompañarle en su adversidad y pena, manifestarle expresamente, de forma explícita que le entendéis. Escucharle atenta, paciente y comprensivamente para poder sintonizar con sus sentimientos. Enseñarle a estar a gusto y feliz de ser como es: Decirle que ser diferente es bueno y enriquecedor. Hablarle de personas importantes que han logrado éxitos por no ser igual que los demás. Fortalecer su autoestima maltrecha, desarrollando sus actitudes, sus cualidades positivas y reforzando las pequeñas conductas de afirmación y valoración personal. Hacerle sentirse valorado, apreciar su esfuerzo. Es preciso que se dé cuenta de que él es muy importante para vosotros. Animarle a hacer amigos: Incitarle y empujarle a que participe en alguna actividad, algún hobby. Sobre todo, en algo en lo que pueda sobresalir y destacar; con el objetivo de incrementar la confianza en sí mismo y de mejorar sus relaciones sociales. En este sentido, el deporte le vendría genial. Aumentar el tiempo que pasáis con él y compartís pasatiempos juntos. Hacer que se sienta querido, pues en estos momentos necesita mucho afecto. Nunca le instiguéis a que se enfrente a sus agresores –si te pegan o insultan,… hazlo tú antes o devuélveloporque estaréis aumentando su terror. Practicar técnicas de asertividad con vuestro hijo: decir ¡NO! con firmeza e irse del lugar –“irse no es huir, es actuar de un modo inteligente”-
Tratar de minimizar las oportunidades de que le agredan: evitar que lleve al centro objetos valiosos, que sea el último en cambiar de clase, que se rezague o se quede sólo en los pasillos,…decirle que se vaya con un grupo aunque desconozca a los miembros o sean sólo compañeros. Persuadirle para que eluda el contacto con los agresores, para que desista de hacer uso de una respuesta agresiva contra ellos, que únicamente agravará el problema. Explicarle que si reacciona a las agresiones con miedo, o ansiedad, reavivará y estimulará a los agresores. Deberá intentar ignorar los ataques. Pues si los maltratadores no reciben una respuesta del intimidado, terminarán aburriéndose, se retirarán y lo dejarán. Convencerle para que esquive aquellos lugares probablemente peligrosos. Mantener la calma y actuar con celeridad, lo antes posible. Obviar una respuesta violenta hacia el maltratador o su familia. Es lógico que como padres os sintáis disgustados e irritados y que vuestra reacción inicial sea enfrentaros a los protagonistas. Renunciar a ese impulso; ya que podría generar más problemas a vuestro hijo. Es la escuela, la responsable de contactar con los padres del intimidador. Por lo tanto, poneros en contacto con el centro, informar de la situación, solicitar su ayuda. Preguntar por las medidas que se van a poner en marcha y ofrecer vuestra colaboración e implicación.
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BULLYING Buscar el apoyo de los profes, ya que la única forma de combatir el maltrato es la cooperación entre toda la comunidad educativa: maestros, padres, alumnos,.. No intentar ocuparos del problema por vuestra cuenta. Solos, no podéis frenarlo y terminar con esta angustiosa contrariedad. Si la situación de acoso persiste, pese a los repetidos intentos por impedirla, solicitar el cambio de aula, incluso de centro. Jamás utilizar la violencia en contra de los agresores. Os pueden culpar de maltratarlos y, no debéis olvidar que son menores de edad. Nunca instigarle a solucionar el problema por sí mismo. Es incapaz. Además si hubiese podido hacerlo, no hubiera precisado auxilio, amparo y protección. A PADRES DE LOS ESPECTADORES: ¿Qué podéis hacer si vuestro hijo está siendo espectador pasivo de comportamientos violentos, hostiles y de malas reacciones entre compañeros? Conversar y explicarles que denunciar el maltrato, acusar, delatar a los maltratadores no es chivarse, sino echar una mano a un compañero indefenso que sufre el abuso de otros más fuertes. Hacerles entender que no pueden ignorar y pasar de una situación en la que un igual lo está pasando mal, y que han de adoptar una actitud contraria a la intimidación y solidaria con la víctima. Indicarles cómo han de actuar en esta situación: deberán denunciar los hechos, apoyar y ser solidario con la víctima, y adoptar actitudes de rechazo a la violencia y de respeto entre las personas. Hacer que comprendan que apoyar no es meterse directamente a resolver el acoso. Por el contrario, sí es informar de lo que conocen y solicitar ayuda. Y, que han de tener coraje para comunicar lo que saben y han observado. Asegurarles que sus padres les animarán y aplaudirán por no callar, por implicarse, por contribuir a parar esta despreciable situación. Invitarles a que muestren empatía con el acosado, que se pongan en su lugar, y reflexionen sobre cómo se sentirían si les intimidasen. Decirles que si son espectadores están conviviendo y aceptando la injusticia, la insolidaridad, la crueldad. Y, que son cómplices de esta situación de agresión entre compañeros, porque no están haciendo nada para evitarla. Enseñarles a decir “NO” ante hechos que perjudican y dañan a las personas, Enseñarles a denunciarlos para detenerlos. Reflexionar con ellos para que adviertan que decidir “callar y tener cargo de conciencia por no ayudar a los débiles” no es bueno, y que lo mejor es decidir “actuar y afrontar las posibles consecuencias de ser excluido, de ser victimizado”. Que esa decisión les hará sentirse bien, fortalecidos y valorados como persona. Esta reflexión con vuestros hijos es de gran relevancia porque se hallan sumidos
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BULLYING e inmersos en sentimientos y contradicciones muy difíciles de resolver para ellos: ¿colaboran o callan? ¿Se enfrentan, asumiendo el riesgo de quedarse sin amistades y ser también maltratados o bien permanecen pasivos? Esto les produce, un serio atolladero de indecisión, incertidumbre, confusión, unido a complejos de culpa. Por ello, pensar y recapacitar con y junto a vuestros hijos les ayudará a ir aclarando ideas, analizando y valorando su conducta y formándose la decisión más acertada. Prevenir que adopten este rol, educándoles en valores como: el compañerismo, la solidaridad, el apoyo, consuelo y ayuda. Enseñarles también a ser asertivos en la defensa de sus ideas, sin ser agresivos. Animarles para que se involucren en actividades de voluntariado, de participación e implicación en una cultura antibullying.
Las conductas agresivas, como instrumento para resolver los conflictos, son comportamientos aprendidos que pueden iniciarse en una edad temprana. Si no se controlan en la infancia, se empeorarán a medida que el niño crece, pudiendo hacerse crónicas y convertirse en una manera frecuente y habitual para lograr sus objetivos. Es importante que este tipo de formas de hacer, dañinas y crueles, se pueda reemplazar por conductas alternativas positivas e incompatibles como: la empatía, la compasión, la solidaridad, la ayuda. Sobre todo, teniendo en cuenta que el acoso escolar no es ninguna broma, sino un comportamiento grave y reiterado que puede dejar importantes secuelas en la mente de todos los involucrados. De ahí que sensibilizarnos, y reconocer la relevancia del fenómeno del bullying es imprescindible para que toda la comunidad educativa se implique en un trabajo conjunto y coordinado que contribuya a vencerlo y firmar su fin.
En BLOG: http://ponceteorienta.blogspot.com.es/ Mª Luisa Seco Villar
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