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Como Hace Cinco Años, México Sale Perdiendo en Negociaciones para Evitar Aranceles

Por Camilo Sánchez

Ya desde antes de su toma de posesión como Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump comenzó a preparar a todo su equipo político para una guerra abierta que de manera poco sutil lleva anunciando desde antes de las elecciones en contra la migración, y que ahora en el poder, ya ha dicho que busca ser el presidente con la mayor cantidad de deportaciones, título que hasta hoy día le pertenece a Barack Obama. 

Pero la preparación de toda la maquinaria institucional necesaria para llevar adelante su plan no es la única medida que anunció para hacer a Estados Unidos “grande” de nuevo. También amenazó con la imposición de aranceles a productos mexicanos y de otros países a partir del primer día de febrero, generando una reacción inmediata por parte del gobierno mexicano que busca evitar que esta medida se haga efectiva. 

Para eso, los mandatarios de ambos países sostuvieron una llamada telefónica donde acordaron la pausa de los aranceles por el plazo de un mes que vence el 4 de marzo, a cambio de que México refuerce la frontera Norte con 10 mil elementos de la Guardia Nacional (fuerzas pertenecientes a la SEDENA) con el objetivo de evitar el tráfico de drogas a través de la frontera y el acuerdo de trabajar conjuntamente en materia de seguridad y comercio.

Este proceso de negociación fue expuesto ante los medios de comunicación y las redes sociales, como una conversación amigable y de cooperación entre ambos países; pero ésta, ha sido una muestra más de cómo este nuevo imperialismo estadounidense ha logrado imponer condiciones a México. A pesar de las respuestas elocuentes defendiendo la soberanía mexicana, las concesiones que se dieron continúan con la subordinación de los gobiernos de la Cuarta Transformación en materia migratoria al gobierno estadounidense.

Vale la pena recordar lo que sucedido en el 2019 1, como castigo por el constante flujo migratorio en la frontera: Donald Trump anunció que el 10 de junio de ese año impondría aranceles del 5% con la posibilidad de escalar hasta el 25% a todos los productos provenientes de México, argumentando que el país no estaba haciendo lo suficiente para detener el flujo de migrantes que llegaban a la frontera Sur de Estados Unidos buscando asilo… ¿No es éste el discurso actual?

Antes de que se hicieran efectivos los aranceles, el entonces canciller mexicano Marcelo Ebrard junto a una delegación, fue a Estados Unidos a tratar de evitar tal imposición a cambio de un mayor control migratorio, que resultó en la implementación de medidas como el despliegue de la Guardia Nacional en las fronteras y la aceptación del programa Quédate en México para solicitantes de asilo, que obligaba a estos, a esperar en territorio mexicano mientras se resolvían sus casos.

Los Protocolos de Protección al Migrante (MPP por sus siglas en inglés) o mejor conocido como el programa Quédate en México terminó por agravar la crisis humanitaria en la frontera, con miles de migrantes que quedaban en tierra de nadie esperando la resolución de sus casos en ciudades fronterizas mexicanas, dejándolos expuestos a extorsiones, violencia y con casos que podían durar meses o años para obtener una respuesta.

La subordinación política hacia Estado Unidos no es novedad, mucho menos la dependencia económica, pero en este periodo, México ha mostrado ser la primera fuerza antiinmigración de Estados Unidos en la frontera, no solo por el aumento de elementos de fuerzas públicas de instituciones como el Instituto Nacional de Inmigración (INM)2 o la Guardia Nacional 3, que ya han probado hacer un uso excesivo de poder a través de la corrupción o con operativos que vulneran los derechos humanos y precarizan aún más las condiciones de los migrantes en su paso por el país.

La solución a la crisis humanitaria en la frontera mexicoestadounidense no la hemos encontrado ni con los gobiernos de la oposición ni en los gobiernos de la 4T, mucho menos con la retórica xenófoba de Trump del otro lado de la frontera. Ya ambos gobiernos se han encargado de vulnerar los derechos humanos de migrantes a través de su criminalización; el avance de la militarización de las fronteras, y el aumento de medidas restrictivas que lo único que han hecho, ha sido profundizar una situación insostenible.

 La necesidad de una verdadera defensa de nuestra soberanía se vuelve cada vez más apremiante en un contexto de tanta incertidumbre política. Ya a inicios de febrero, migrantes, latinos y organizaciones en contra de la ofensiva de Trump contra la inmigración, tomaron las calles para mostrar su descontento por las deportaciones masivas, mostrando alternativas de participación política que puedan generar un contrapeso a sus constantes embates en contra de nuestros connacionales.

https://issuu.com/sextacircunscripcion/docs/desde_la_sexta_circunsscripci_n_no/8?fr=sMTc1NjgyOTc0MDE

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