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Psycho Killer
Carlos Velázquez @Charfornication
Cuando hablo de los ochenta no me refiero a ac/ dc, Mötley o Maiden, sino a todas esas bandas culeras
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Cobra Kai: un shot de nostalgia one hit wonder que son la adoración de los heavymetaleLos ochenta son invento de Terminator. No importa cuántas veces declaremos su muerte, siempre regresan ros que año con año se gastan lo que han ahorrado tres décadas en su afore para abarrotar el Hell & Heaven. Decía: no soy un consumidor de las power ballads, pero a jalarnos los vellos púbicos. Su última encarnación tiene cuando vi en la pantalla a Daniel Larusso agitar una meforma de serie: Cobra Kai. lena imaginaria con metal rascuache de fondo, gran par-
Lo mejor de la historia es el soundtrack. Un viaje senti- te de mi educación sentimental desfiló ante mis ojos. mentaloide a esa década a la que más de uno califica de Recordé la tarde en que vi por primera vez la jeta de horrible, pero cuya música pone a todos a bailar. Con la Bon Jovi. Mi vecina tenía un póster en una pared de su coperacha de alguna que otra rola de los noventass y de los cuarto. Se me ocurrió preguntar quién era y me recetó dos miles. completo el Slippery When Wet. También reviví el día en
Cuando estaba en la preparatoria los ochenta me pa- que otra morra del barrio se levantó la blusa en el patio recían una época bastante lejana. Y los viejos rockers de de mi casa para enseñarme las tetas. Era una flaquita. la cuadra unos dinosaurios. Excepto los heavymetaleros, Ahora que lo pienso quizá ella sea la culpable de que me nadie escuchaba a ninguna de las bandas ochenteras que gusten las morras de tetas mini. Yo debía tener diez u ahora componen el soundtrack de Cobra Kai. Estábamos once años. Nunca volví a ser el mismo. Y todo eso vino a sumergidos en el rock alternativo, que mi mente mientras sonaba «Here I Come luego se llamó grunge y que después Lo mejor de la historia es el Again», de Whitesnake, y en pantalla se partió en varias subdivisiones: sludge metal, whatever. Pero nadie sospechó jamás que el revival se impondría y que los ochenta volverían para arrasar en medio de millones de fallecidos soundtrack. Un viaje sentimentaloide a esa década a la que más de uno califica de horrible, pero cuya múJohnny Lawrence le tomaba a una cerveza. Pinche Cobra Kai. No es lo mismo escuchar en la radio una de Poison que verla empatada con tus recuerdos combinados con el Karate Kid. por Covid. sica pone a todos a bailar. Es como un mosaico que te despierta la
Sí, los ochenta son el soundtrack de nostalgia. Es una trampa perfecta. La serie la muerte. utiliza la música para apelar a lo nostálgico de nuestra era.
La música de Cobra Kai me elevó los triglicéridos bien Y lo consigue con una eficacia tal que le otorga un nuevo cabrón. Con algunas excepciones, ac/dc, Mötley y ane- revestimiento a las canciones. Esa rola que considerabas xas, escucho poquísima música ochentera, sólo en fies- menor, esa que medio te gustaba, que a veces cuando apatas o en la radio, cuando el pinche bluetooth no quiere recía en el aleatorio la adelantabas, ahora la dejas. No sólo enlazar el teléfono. Pero nunca pongo un disco comple- la escuchas, la tarareas y hasta la bailoteas. Para entonces to para escucharlo con una copa de vino tinto. Prefiero cachetearte a ti mismo y decirte, Qué estás haciendo peninvertir mi tiempo en lo de siempre: mi amado Iannis dejo. Si esa madre es una mierda.
Xenakis. O algo de Luigi Nono. O ya de perdida un Este efecto lo observé con mis compañeros de prepa, jazzecito, algo tranqui: Albert Ayler. excepto con los rockers, por supuesto. En una fiesta de fin de curso nadie se sabía de memoria las canciones de Nirvana o Alice in Chains. Lo más fuerte que escuchaban era El silencio, de Caifanes. Me he reencontrado con varios veinte años después y resulta que tienen toda la discografía de Pearl Jam y los Stone Temple Pilots. Y yo me digo por dentro: pero si tú eras un ñoñazo. La música es un ablandador de carne. Se tarda años pero al fin logra penetrar nuestros caparazones. Preferible esto a que escuchen reguetón. Con el éxito de Cobra Kai no duden que se vienen más secuelas, precuelas o remakes de los ochenta. Se antoja una nueva saga de Jóvenes pistoleros. Lo que significa sólo una
cosa: más música ochentera. No le vendría mal a Bon Jovi resucitar. Una serie sobre Young Guns lo rescataría de su condición de muerto viviente. Qué mal pedo que la pandemia haya venido a aguar la fiesta. Cobra Kai se estrenó primero en YouTube Premium, pero sólo hasta su arribo a Netflix se ha convertido en un fenómeno. Decía que sin pandemia ya existiría el tour Cobra Kai. Varias bandas del soundtrack de gira. Sería un jitazo. Si todos pensamos que el momento de Johnny Lawrence era en los ochenta, cuando era un niño bien e hijo de papi, nos equivocamos. Su momento es ahora: alcohólico, loser en redención, con su chaqueta de cuero y su auto deportivo, por fin puede arañar las royalties. No importa lo panzón, lo arrugado, lo impotente, la música no envejece por ti. Es tu Dorian Gray. Y si lo hace: Bah, la nostalgia la mantendrá forever young.
La máxima enseñanza que nos ha legado Cobra Kai es que este mundo no le pertenece a los osados, como promulgaba Bukowski, le pertenece a los chavorrucos.