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El arte de la política se perfecciona en la mesa

Grandes pactos políticos de la reciente historia española se han tomado en la mesa de un restaurante; el poder político busca espacios amables.

Nunca un julio fue tan político como éste. Con un pie en la playa y el otro en el colegio electoral, resulta un buen momento para recordar que, en torno a una mesa, se ha tejido buena parte de la política de este país. He aquí unos ejemplos:

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Pactos del mantel (1978). En el Parador de Sigüenza, en L’Hardy, en el Palace y en el restaurante José Luis, los padres de la Constitución fueron tejiendo acuerdos hasta llegar a la redacción final de la Carta Magna. En el restaurante José Luis de la calle Rafael Salgado, frente al Bernabéu, se pactan en una sola noche 25 artículos de la Constitución. La discusión fue tan compleja que hubo recena porque la cosa se alargó hasta más allá de las 4 de la mañana.

Pacto del Majestic (1996): En el Hotel Majestic de Barcelona, José María Aznar, líder del Partido Popular, y Jordi Pujol, líder de Convergència i Unió, se reunieron para negociar un acuerdo que permitió la investidura de Aznar como presidente del gobierno. El Hotel Majestic fue el primero en muchas cosas: se trata del primer cinco estrellas que abrió en Barcelona, en 1918, y pronto se convirtió en el referente de la burguesía catalana. Fue también el primer hotel de Barcelona en contar con un restaurante con estrella Michelin, el Drolma de Fermí Puig, y cuando éste cerró, apostó por otro cocinero catalán y se encargó la gastronomía de todo el hotel a Nandu Jubany.

Pacto del Beker 6. (2022) El pacto de gobierno entre Vox y el Partido Popular en Castilla y León se gestó en un restaurante madrileño. Santiago Abascal llevó a Alfonso Fernández Mañueco al Beker 6, su lugar favorito para comer en la capital, con el fin de allanar el acuerdo de legislatura en Castilla y León que cristalizó unos días después. El almuerzo se produjo en uno de los reservados de este restaurante, ubicado en la calle Hermanos Bécquer, muy cerca de la embajada de Estados Unidos. El lugar del encuentro es conocido por sus platos mediterráneos con influencias armenias.

Pero, aunque la buena comida y el buen vino ayuden a pasarlo bien e impulsen la fraternidad, no todo son buenas noticias políticas en torno a un restaurante. Cabe recordar que Mariano Rajoy contempló cómo prosperaba la moción de censura contra él, no en el Congreso de los Diputados sino en el restaurante Arahy (2018). Mientras el bolso de Soraya Sáenz de Santamaría reposaba sobre el escaño de Mariano Rajoy en el Congreso durante el debate de la moción de censura, el entonces todavía presidente del Gobierno y algunos de sus ministros estuvieron desde las 14:00 hasta las 22:00 horas en ese restaurante: el Arahy de la calle Alcalá, a solo diez minutos andando del Congreso de los Diputados. El atún y la carne de vaca gallega son sus especialidades. El local donde se encuentra era conocido antiguamente como Club 31, un lugar en su tiempo de cocina clásica y de ambiente selecto. Yo estuve comiendo allí hace años. Era uno de esos restaurantes en los que, si no llevabas americana, no podías entrar. Y como era mi caso, el camarero que estaba en la recepción, amablemente, me dejó una de las que el establecimiento disponía para ese tipo de situaciones. Algo que, así contado, parece una anécdota… de hace siglos.

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