Revista SO 06

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Experiencia

Experiencia


TO BREAK THE RULES, YOU MUST FIRST MASTER THEM.

PARA ROMPER LAS REGLAS, PRIMERO HAY QUE DOMINARLAS. EL RELOJ QUE INFRINGIÓ TODAS LAS REGLAS, REINVENTADO PARA EL 2012.EN 1972, EL ROYAL OAK TRASTORNÓ EL MUNDO RELOJERO POR SER EL PRIMER RELOJ DEPORTIVO DE ALTA RELOJERÍA QUE ELEVARA EL ACERO A LA CATEGORÍA DE METAL PRECIOSO. HOY, LA NUEVA COLECCIÓN ROYAL OAK PERMANECE FIEL A LOS PRINCIPIOS ESTABLECIDOS EN AQUEL ENTONCES EN LE BRASSUS: “CUERPO DE ACERO, CORAZÓN DE ORO”. MÁS DE 130 AÑOS DE SAVOIR-FAIRE RELOJERO, DE DOMINIO Y EXQUISITO SENTIDO DEL DETALLE SE ALBERGAN EN ESTE MÍTICO Y MODERNO ELEMENTO. LA DECIDIDA ARQUITECTURA DEL ROYAL OAK TAMBIÉN SE EXPRESA EN UN DIÁMETRO DE 41MM. EL ROYAL OAK DE AUDEMARS PIGUET CELEBRA SUS 40 AÑOS.

ROYAL OAK

BUENOS AIRES - ARGENTINA: POSADAS 1101- TEL: +54 11 4811-1409 / 1353 AYACUCHO 1945 TEL: +54 11 4804-3222 / PUNTA DEL ESTE - URUGUAY: CALLE 20 ESQ. 28 - TEL: +598 42 449-324 / 5 WWWW.SIMONETTAORSINI.COM

EN ACERO INOXIDABLE. MOVIMIENTO MANUFACTURADO AUTOMÁTICO.





sta f f

c o l a b o r a d o re s

Directora:

Colaboradores de redacción: Carlos Álvarez Insúa,

Mimi Kohen

Carlos Beer, Fabián Dorado, Lina Fernanda Sánchez

Coordinación general:

Alvarado, Mariana Mactas, Carolina Marcucci,

Mercedes Quintana

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Ilustración: Carlus Rodríguez.

M. Carla Gnoatto

Estilismo: Marcela Rubini, Josefina Bugallo.

Corrección:

Casting de moda: Romina Lanaro, Federico Moyano

Eduardo Reynoso

y Yamila Pilo. Make up: Natalí Rensin para estudio

Traducción:

Novillo con productos Yves Saint Laurent; Pelo:

Patricia Berta

Facundo Díaz para estudio H.Asistente de estilismo:

Comercialización:

Paula Mauriño.

José Eskenazi

S/O es una publicación de Simonetta Orsini,

Retoque de fotos:

editada por Muchnik.co. Libertad 1213, Piso 2°.

Sebastián Cúneo

Tel: + 54 11 5199 3030. Queda prohibida la

Imprenta:

reproducción total o parcial del contenido aun

Latin Gráfica S.A.

mencionando la fuente. Los editores no son responsables por las opiniones vertidas por los colaboradores, los entrevistados, ni los mensajes publicitarios. Registro de Propiedad Intelectual en trámite.

s / o - í n d i ce 12 Editorial. 14 Los elegidos para momentos inolvidables. 20 Marcelo Rebolé pone su expertise y su entusiasmo al servicio de crear cavas privadas exclusivas. 24 De viaje por los lugares más antiguos del mundo. 32 Novillo Astrada, padre e hijo, cuentan cómo es ser una de las familias más emblemáticas del polo. 36 Habanos: sugerencias para vivir una experiencia inolvidable. 40 Marcos López, Miguel Brascó, Mathias Klotz y Eva Zingoni: cuatro personajes con mucha experiencia. 60 Baume & Mercier en un evento solidario por los chicos. 62 Carlos Álvarez Insúa plantea la inquietud ante la dualidad entre la experiencia adquirida y el paso del tiempo. 66 Realidad aumentada: de qué se trata este sexto sentido hi tech. 72 Visitamos Vacheron Constantin en Suiza. 76 Alto verano: y un trago inolvidable. 78 Una pareja, engalanada por Etiqueta Negra, viaja por la ciudad. 90 Enamorados de sus autos: qué sienten los que viven esa pasión. 96 Marco Tedeschi cuenta cómo es la mesa chica de Hublot. 100 Los chronos que marcan tiempos intensos. 112 Escrito en el cuerpo: una historia contada con bellísimas joyas. 120 Excéntricos e insólitos placeres como comer en el cielo. 124 Zenith rompió la barrera del sonido. 126 Lange y un momento tan exclusivo como único para los clientes de Simonetta Orsini. 128 Jaeger-LeCoultre hace brillar a las celebrities en el Festival de Venecia. 130 F.P. Journe presenta una nueva estrella de su gran firmamento.


IWC Portuguese. Diseñado para navegantes.

E DITO R IA L

“Quien sabe elegir un reloj sabe cómo perpetuar el tiempo a través del tiempo” Martin De Leeuw

S

oy la quinta generación de joyeros. Siempre entendí a la joyería como un hecho artístico y a la alta relojería como una unión de ese

mismo arte con una técnica exquisita. Me apasiona

nietos algo de un valor incalculable.

ver cómo se logran instrumentos tan precisos basados

Comprar un reloj es una forma muy saludable de

en la mecánica y enjaulados en cajas pequeñas. Los

tener una pasión. Y, en una familia es, además, un

relojes son entonces piezas en donde confluyen la fun-

hecho generoso.

cionalidad, la estética y el diseño, son joyas y a la vez

En todas estas cosas, en transmitir la pasión que le-

accesorios que reflejan una moda y, al igual que todas

jos de aplacarse se acrecienta con el correr del tiempo,

las tendencias, van variando de acuerdo a la situación

cuatro años atrás desde Simonetta Orsini proyectamos

mundial.

esta revista. Una publicación que refleja nuestra expe-

Pero lo más importante es que los relojes son objetos

riencia, transmite lo que para nosotros es el mundo

que perduran: no sólo no pierden vigencia sino que con

de la alta relojería en su verdadera dimensión. En S/O

el paso de los años, se vuelven más valiosos. En la alta

hablamos de lo que nos gusta: de relojes, de técnica,

relojería, cuando uno compra un reloj, compra un bien

de diseño, de novedades y piezas únicas. También de

que se heredará de generación en generación elevando

autos, de viajes, de bebidas. Por supuesto hablamos

su valor. En este sentido, una de las particularidades

de joyas, y compartimos charlas con personalidades

que tiene esta inversión es que los hijos que heredan de

que de algún modo también pertenecen a todo eso que

sus padres un reloj generalmente lo conservan sin im-

nos deleita. Estamos seguros de que nuestros lectores,

portar mucho lo buenos o malos que sean. Los nietos,

clientes, amigos, lo disfrutan. Porque quien sabe elegir

en cambio, suelen intentar venderlos. Así, los abuelos

un reloj sabe cómo perpetuar el tiempo a través del

que han comprado bien pueden ver que dejan a sus

tiempo: sabe pasarla bien.

Portugués Calendario Perpetuo. Ref. 5023: Una cosa siempre es igual en IWC: la aspiración a ser cada vez mejores. Este es uno de los más hermosos ejemplos, con el mayor movimiento de la manufactura de IWC, cuerda Pellaton y reserva de marcha de 7 días. El calendario perpetuo indica la fecha y la fase de la Luna así como el año con cuatro cifras hasta 2499. Resumiendo: un reloj que ya ha escrito el futuro. Movimiento mecánico de la manufactura IWC | Cuerda Pellaton automática | Reserva de marcha de 7 días |

Indicador de la reserva de marcha | Calendario perpetuo | Indicación perpetua de las fasesde la Luna | Cristal de zafiro antirreflejos | Fondo de cristal de zafiro | Hermético 3 bar | 18 quil. oro rojo | IWC. Engineered for men.


Los elegidos de

C h r i st i a n K noop Director Creativo de IWC.

— Un reloj que lo maraville Nuestro Portuguese Siderale Scafusia me fascina. No sólo por ser un IWC sino por su tablero celestial y su calendario perpetuo que logran capturar dos de los grandes misterios de la humanidad: la eternidad y el infinito. — Un lugar y una época sinónimos de felicidad Los años 20 deben haber sido geniales. Un momento con mucha cultura y nuevas iniciativas musicales y artísticas.

— Un buen pasatiempo Soy un navegante apasionado, me gusta estar en un velero con mis amigos y mi familia. — Qué no puede dejar de tener un buen encuentro Tiene que ver directamente con la calidad de las personas que me rodean. Sin dudas, el tiempo que paso con mi familia y con amigos es de lo más preciado, pero también me resulta inspirador compartir reuniones con artesanos y artistas. — Un deporte que disfrute Me gustaría poder tener más tiempo para navegar y jugar al golf. — Un restaurante para volver No es siempre el más lujoso el que me deja la mejor impresión. Pasé mis últimas vacaciones en Creta, donde fui a un pequeño restaurante muy básico, en un pueblito junto al mar: un lugar muy acogedor, y la comida era increíble. — Una bebida de guarda El vino tinto. — Un personaje histórico que le hubiera gustado ser Mies van der Rohe, uno de los arquitectos y diseñadores más impresionantes.

los elegidos ¿Qué es y dónde se vive la felicidad? ¿Y aquello que conmueve? ¿Qué reloj lo maravilla? Tres personalidades –del mundo de los relojes, el diseño y el arte– y diferentes experiencias que los deleitan.

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— Un buen objeto para heredar Un IWC. — Un auto para olvidarse del camino Un Mercedes SLS AMG Roadster. — Cuál es su definición de experiencia El SLS es definitivamente una experiencia.

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Los elegidos de

D om i n iqu e M a rc e au Director General de L'Oréal Paris en la Argentina.

— Un reloj que lo maraville IWC Big Pilot: es un modelo de los años 40, el movimiento automático más grande de la marca. — Un lugar y una época sinónimos de felicidad El hotel La Mamounia en Marrakech en los años 30. Winston Churchill le dijo a Franklin Roosevelt: “Éste es el lugar más encantador del mundo”.

No perdamos el tiempo con las menudencias. Salvo si aumentan la precisión.

— Un buen pasatiempo Jugar con mis hijos. — Qué no puede dejar de tener un buen encuentro Un asado con amigos. — Una pieza artística que lo conmueva Me conmueve mucho el arte contemporáneo, un pintor como Did Dontzoff. — Un deporte que disfrute El polo, y todos los fines de semana. Es un deporte único y especialmente en la Argentina. — Un restaurante para volver El Bulli, en España. — Una bebida de guarda Champagne Cristal, de Roederer. — Un personaje histórico que le hubiera gustado ser Antoine de Saint-Exupéry, hombre con grandes valores humanos, gusto por el arte, los viajes y la escritura. — Un buen objeto para heredar Un piano, hice 12 años de conservatorio. — Un auto para olvidarse del camino Ferrari Dino 246: fue el primer modelo de la marca producido a gran escala. — Cuál es su definición de experiencia Saber que se puede perder todo de la noche a la mañana.

En el RICHARD LANGE TOURBILLON “Pour le Mérite” se encuentran reunidas cuatro

todo el ajuste de la hora con la precisión de un segundo. Nunca antes había estado

construcciones extraordinarias que incrementan la precisión: el diminuto accionamiento

equipado un reloj A. Lange & Söhne con tantas complicaciones para perfeccionar

por cadena y caracol, el delicado tourbillon, la finísima espiral de Lange y, no menos

simultáneamente la precisión de la marcha, el ajuste de la hora y su consulta. Y por eso

importante, la parada del segundero patentada para el tourbillon que posibilita sobre

este extraordinario reloj ostenta por derecho propio el título honorífico “Pour le Mérite”.

El RICHARD LANGE TOURBILLON. En exclusiva en: 16

Simonetta Orsini • Posadas 1101 • Tel. +54 11 4811-1409/1353 Ayacucho 1945 Tel. +54 11 4804 3222 • Buenos Aires, Argentina • www.simonettaorsini.com

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Los elegidos de

Ja z m í n C h e ba r Diseñadora.

— Un reloj que lo maraville Uno antiguo que me regaló mi abuela. — Un lugar y una época sinónimos de felicidad Mi casa en Luján, ahora. — Un buen pasatiempo El relax en familia. — Qué no puede dejar de tener un buen encuentro Amigos. — Una pieza artística que lo conmueva Me fascinan muchas de las obras de Jorge de la Vega. — Un deporte que disfrute Esquiar.

— Un restaurante para volver La Raya, con mis amigas. — Una bebida de guarda Café de Starbucks. — Un personaje histórico que le hubiera gustado ser Nadie en particular. — Un buen objeto para heredar Algo que haya tenido un sentido especial para el otro. — Un auto para olvidarse del camino Mi Peugeot 205 del 90, al que llamábamos “la Ferrari”.

1839, Vacheron Constantin crea varias máquinas, entre ellas, el célebre pantógrafo, un instrumento mecánico que por primera vez permite reproducir de manera fidedigna los principales componentes relojeros, aumentando así el nivel de calidad de sus guardatiempos. Este invento impulsa la marca hacia el futuro y revolucionará la relojería suiza.

— Cuál es su definición de experiencia Vivir.

www.vacheron-constantin.com

www.thehourlounge.com

Fiel a la historia que le ha dado renombre, Vacheron Constantin se compromete a mantener, reparar y restaurar todos los relojes elaborados desde su fundación. Una garantía de excelencia y confianza que asegura, incluso hoy en día, la reputación de la manufactura.

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Patrimony Contemporáneo Sello de Ginebra, Caja en oro rosa, Movimiento mecánico de cuerda manual Ref. 81180/000R-9159


Por Rodolfo Reich

Desde diseñar cavas personales hasta organizar una feria de lujo privada en el sum del edificio. A Marcelo Rebolé, su experiencia como sommelier lo llevó a pensar un servicio único e integral para que los amantes del buen beber puedan sentirse al mando de las bebidas del hogar.

H

Sommelier in-house

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ace apenas diez años, los sommeliers eran una rara avis de la gastronomía porteña. Sólo un puñado, que deambulaba por algunos de los buenos restaurantes y hoteles de la ciudad. Poco se entendía sobre su función, más allá del servicio básico de descorchar vinos y recomendar alguna etiqueta. Desde entonces, mucho ha pasado por las copas. En apenas una década y media, el vino nacional dejó de ser un producto íntimo, exclusivo del beber cotidiano, para convertirse en una estrella de la exportación, en la bebida oficial del país, que implica no sólo sofisticación, sino también conocimiento, educación y saber. Entre los protagonistas que ayudaron a esta revolución del vino argentino se debe contar a los propios sommeliers. Hoy es impensable un buen restaurante sin un experto en vinos, que no sólo se encarga de recomendarlos en las mesas, sino que posee el control completo de las bebidas del lugar. A su órbita corresponde, por ejemplo, la elección de etiquetas y bodegas que conforman la cava, el control de stock y las compras a bodegas y distribuidores. Marcelo Rebolé hizo todo esto para uno de los símbolos del lujo de la Argentina del siglo XXI. Como Beverage Manager y Head Sommelier del Pala-

cio Duhau Park Hyatt Buenos Aires, tuvo a su cargo una cava de unas siete mil botellas de vinos de todas las regiones vitivinícolas argentinas y una de las colecciones de importados más relevantes del país. Su puesto era el soñado por gran parte de la sommelerie argentina, uno de los cargos más altos a los que un profesional podía aspirar. Pero, lejos de conformarse con esto, Rebolé decidió apostar a más, emprendiendo un camino propio: ser el sommelier privado de clientes independientes, trabajando directamente en sus hogares. Aquí nuevamente hay que entender su tarea como algo integral: el manejo de todo el universo de bebidas de los amantes de los vinos y los spirits. “El emprendimiento se llama Marcelo Rebolé Wine Counselor, y se dio naturalmente. Después de tantos años de exposición al público, había un segmento de consumidores de productos de alta gama que estaba muy interesado en los vinos nacionales e internacionales. Alguien me dijo: ‘Estoy finalizando mi casa en Puerto Madero... ¿Podrías armar mi colección de vinos?’ Así, éste era casi un paso lógico”, explica Rebolé. Sucede que, tal como creció el vino y crecieron los especialistas, lo mismo sucedió con los consumidores. Apenas ayer pocos conocían lo que era un

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Malbec, mucho menos lo que era un terruño. Hoy, en cambio, es tema de discusión entre amigos, que se sorprenden en las invitaciones a cenar con vinos únicos, con añadas especiales, con botellas traídas de subastas. Y un consumidor exigente requiere a su vez de servicios personalizados. Ése es el espacio que ocupa Marcelo Rebolé. “Ofrecemos un producto integral, de manera tal de satisfacer todas las necesidades respecto del vino y las bebidas de los clientes. Luego, cada uno elegirá qué parte de estos servicios requiere. Desde comprar una cava propia con botellas incluidas hasta participar en cursos de cata; desde realizar un viaje vitivinícola hasta conseguir etiquetas de colección.” Servicio a medida

La cava propia es un primer paso para todo amante de los vinos. “Para tener vinos en casa, lo primordial es armar un mapa personal del gusto de cada consumidor. Puedo venderte vinos de un estatus altísimo, pero qué sentido tiene si no son los que te gustan... El gusto es un tema subjetivo, pero no significa que no pueda definirse. Es como el arte: es bueno saber por qué te agrada una obra o por qué no. En este

caso, tiene que ver con la fisiología y el perfil de consumo de cada uno. Así, empezamos con entrevistas donde enseño a catar. En esos encuentros, probamos distintas etiquetas, y dejo que las califiques. Según los puntajes que le des a cada vino, hago una análisis de tu gusto. Si, por ejemplo, les das a los Pinot Noir 95 puntos, podemos probar Pinot Noir de distintas regiones y países: franceses, californianos, mendocinos. De esta manera, priorizamos el conocido lema de que el mejor vino es el que te gusta a vos. Claro que también hay un aprendizaje, mediante el cual irás siendo más exigente, conociendo más estilos y diversidad.” Una vez hecha la cava, una persona del equipo de Marcelo se ocupará de reponer lo consumido tres veces por mes. Y cada 90 días ofrecen organizar una feria privada en el propio SUM del edificio –para vecinos y amigos de cada cliente–, donde llevan seis o siete bodegas que mostrarán sus mejores etiquetas. En esas ferias suelen sumarse delicatessen e incluso marcas de joyería y relojería. El servicio incluye además beneficios, como la posibilidad de un catering personal, turismo enológico en jets privados, suscripción a revistas como Cuisine & Vins y S/O, e incluso armar pequeñas

Después de tantos años de exposición al público, había un segmento de consumidores de productos de alta gama muy interesado en los vinos nacionales e internacionales. Alguien me dijo: ‘Estoy finalizando mi casa en Puerto Madero... ¿Podrías armar mi colección de vinos?’.

cofradías de vinos, grupos de cata de seis personas dirigidos por Marcelo Rebolé, donde se enseña a degustar en un ciclo de clases temáticas: mejores champagnes, grandes Cabernet Sauvignon, regiones de Francia y varios etcéteras.

LA LIBERTAD DE REINVENTARSE

L a lógica del espacio propio

Este emprendimiento se relaciona con lo que sucede en los nuevos desarrollos inmobiliarios. Ya hace un tiempo, muchos de los nuevos edificios ofrecen un espacio común para cavas personales. Pero incluso esta amenity queda obsoleta. “Nadie quiere tomar el ascensor para buscar el vino que desea beber. Esto debe ubicarse dentro del propio hogar. Cada vez más desarrolladores lo ofrecen, y nosotros nos encargamos de llevar los vinos. Pero también podemos armar los espacios a medida: desde un simple bajo mesada hasta llevar nuestros propios arquitectos y acondicionar un cuarto con temperatura y humedad controladas”, explica Rebolé. Con respecto a los clientes, asegura que en su mayoría son argentinos, si bien hay una cuota de CEOs extranjeros que también requieren los servicios. Y acerca de los vinos, afirma que buscan “un 50 y 50 entre etiquetas locales y extranjeras. Una de nuestras características es que podemos conseguir vinos de todas las regiones: desde súper toscanos a las marcas más reconocidas –Margas, Lafite, Latour–, además de vinos de Nueva Zelanda, España, Estados Unidos, Chile y más países. Vinos que pueden ser para el consumo diario o para coleccionar, incluso como inversión. Muchos piden añadas especiales (por ejemplo, del año en que nacieron o se casaron), también verticales de Viña Cobos, Catena Zapata y otras marcas. No importa lo que sea: buscamos satisfacer todas las demandas”, culmina Marcelo Rebolé, dejando en claro que la prioridad reside en el servicio. Un sommelier que entra en nuestra casa y la convierte en un templo del buen beber. ◊

RENDEZ-VOUS NIGHT & DAY. Jaeger-LeCoultre Calibre 967A.

La mujer tiene una cita con el tiempo. Con su tiempo. Integramente fabricado en la Manufactura Jaeger-LeCoultre, en el Valle de Joux, en Suiza, el reloj Rendez-Vous Night & Day alberga un movimiento automático que palpita al ritmo de la libertad que toma una mujer para reinventarse. Igual que el “savoir-faire” constantemente renovado que marca la historia de Jaeger-LeCoultre desde 1833. Más que un reloj, es una forma de ser.

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Tesoros de la humanidad

La historia lejana y la belleza de hoy se dan cita en Túnez, mientras que el linaje medieval encuentra su epicentro en Quedlinburg, Alemania. Pero tal vez lo más extraordinario sea viajar al pasado vikingo que todavía se luce en el centro de Irlanda, en County Laois. O mejor aún, darle una oportunidad a Kerala, paraíso hindú.

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Túnez dorada

L

a capital de Túnez no sólo conserva importantes tesoros de la tradición islámica sino que resulta una urbe de intensa vida cultural con influencia francesa y mediterránea. Medina, el centro de la ciudad, es un laberinto de pasadizos y mercados declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. Allí se encuentran algunos de los artesanos más antiguos, que consiguen sus habilitaciones después de arduas pruebas con sus maestros y el visto bueno de las Casas de Oficios que salvaguardan el legado de miles de años de tradición. Allí funciona uno de los restaurantes más prestigiosos de la ciudad: Dar El Jeld, favorito de las más exigentes revistas de alta cocina. Este palacio del siglo XVIII, de estilo otomano, con su suntuoso patio interno, es uno de los pocos lugares que sirven auténtica cocina tunecina. Muchos ministros del gobierno e importantes empresarios suelen llevar ahí a sus visitas internacionales, donde recomiendan un delicioso couscous aux poissons de plato principal, seguido por cualquiera de los postres que ahí se preparan con recetas guardadas bajo llave. Túnez rebosa de historia, y de las historias más bellas. Pasaje obligado es la mezquita Zitouna, que data del año 732 d.C. El templo es de una belleza asombrosa, así como el museo Bardo, con una de las colecciones de mosaicos romanos más impresionantes y valiosas. Muy cerca de la ciudad se encuentra el poblado de Er Riad, del año 586 a.C., cuando el pueblo judío se instaló allí luego de que se destruyera el templo del rey Salomón, en Jerusalén. Dentro de esas construcciones antiquísimas se encuentra uno de las hoteles más fabulosos del Magreb: The Residence Tunis, miembro de The Leadings Hotels of the World, que mezcla la tradición árabe andaluza con el más moderno concepto en servicio. Un auténtico palacio donde tratan a los clientes como emperadores. Posee una cancha de golf y un spa con los más revolucionarios tratamientos estéticos y terapéuticos. El hotel ofrece almuerzos y cenas privadas en el desierto, en fastuosas tiendas donde se retrocede en el tiempo hasta los relatos de Las mil y una noches.

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Green Ireland

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poco más de una hora de Dublín, se encuentra County Laois, una zona entre montañas que posee algunas de las más antiguas y espectaculares muestras de la arquitectura georgiana. Allí supieron tener sus casas de veraneo aristocráticas familias británicas, y fue escenario de múltiples historias de druidas y rituales paganos en épocas de brujas. Esta tierra que aparece en la historia más antigua de Irlanda sigue siendo en la actualidad una zona de visita exclusiva. Uno de los lugares más destacados es el hotel Ballyfin, una casa de estilo georgiano con 15 habitaciones y capacidad para recibir a sólo 26 huéspedes de honor. Este año fue elegido como Best resort por el prestigioso Robb Report, la publicación norteamericana de enorme autoridad que cada año destaca “lo mejor que la vida puede ofrecer”. Los actuales dueños de la casa son una pareja de magnates, coleccionistas

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de arte y antigüedades y proteccionistas de edificios neoclásicos. El Ballyfin está rodeado por 240 hectáreas de parque, un lago y antiguos bosques. La propuesta del hotel emula el estilo de vida de las familias aristocráticas de la era preindustrial: es posible disfrutar de verdaderos banquetes en el parque -como han mostrado tantos cuadros impresionistas- bailes con orquesta en vivo a orillas del lago o el espectacular té en la hermosa sala de dibujo, así como un buen partido de criquet. El chef del lugar, Fred Guilbaud, responsable de las cartas de verdaderos íconos de la gastronomía actual como el restaurante Patrick Guilbaud o el K Club, habla en forma privada con cada huésped para prepararle sus comidas favoritas y aconsejarle probar inevitables de la cocina irlandesa. Todo en Ballyfin es soberbio y magnífico, los salones y cada cuarto han sido decorados especialmente con antigüedades y telas valiosísimas de Irlanda y del resto del mundo. La restauración del hotel llevó ocho años; y por su trabajo, el diseñador Colin Orchard ganó el premio al “Mejor diseño de hotel”, otorgado en Christie’s de Londres en 2012.

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Romance alemán: Quedlinburg

Kerala, joya de la India

C

E

ste pueblo es una de las joyas de la Ruta Romanesque y tuvo la suerte de sobrevivir prácticamente intacto a la Segunda Guerra Mundial. La región posee importantes edificios del siglo X y XI y fue uno de los centros más importantes de la cultura germánica. Además de su enorme belleza natural, ofrece visitar sus magníficas catedrales, pequeñas iglesias medievales, castillos desafiantes y misteriosos monasterios que Vogue Italia definió como “frescos vivientes de lo más elevado de la sensibilidad y estética de Occidente”. Allí se debe visitar el castillo San Servatius, antiguo colegio cardenalicio del año 1021, con sus torres desde donde es posible admirar los techos de toda la ciudad así como numerosos palacios, tantos que a la gente del lugar le gusta decir que aquí hay más palacios que casas. Quedlinburg es uno de los pueblos más antiguos de la zona y también el que brinda a sus visitantes los mejores restaurantes y la más exigente hotelería. De hecho, Angela Merkel y varias otras celebridades alemanas y europeas se hospedan en el exclusivo Landhaus Zu Den Rothen Forellen de esta ciudad en busca de unos días de tranquilidad. Este country-style hotel

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del siglo XVII totalmente restaurado es un cinco estrellas superior destacado en revistas como Luxury Travel Magazine, con un spa que se cuenta entre los mejores de Alemania y una vista al lago que invita a pasarse gran parte del día en el bar del hotel o en las muchas galerías. No hay que perderse una cena en su premiado restaurante Forellenstube de cocina francesa y una carta de vinos que promete sorprender hasta a los más intrépidos sommeliers. Para comer en la ciudad, recomendamos Theophano, restaurante que se encuentra en el Palais Salfeldt, un palacio barroco restaurado. Este restaurante de comida típicamente germana es dirigido por el chef que se encargó durante varios años de las celebraciones de la familia real belga.

on el mayor nivel de vida de su país y una población de amables y festivos habitantes, esta ciudad posee una geografía única. Costea el mar Arábigo, se asienta sobre la cordillera Western Ghats y es atravesada por una red de más de cuarenta ríos transparentes. Con sus playas de aguas turquesas y su flora exuberante y colorida, se ha convertido en un destino de lujo con la más alta oferta de hotelería. Cuna de la tradición ayurvédica, esta zona es además un centro religioso muy importante. Allí se encuentra el templo Sri Padmanabhaswamy, imponente edificio dorado consagrado a la deidad Visnú, cuya antigüedad no ha sido posible rastrear. Ya se lo menciona allí en relatos del siglo III. Con una variedad de estatuas realizadas en oro y ornamentos de una manufactura prodigiosa, este lugar y los muchos templos que lo rodean constituyen uno de los sitios más fascinantes de India. Recomendamos ir en noviembre, el mes de la festividad de Alpashi, cuando es posible presenciar las fiestas rituales con sus trajes ceremoniales y toda la ciudad llena de flores como ofrendas. En Kerala se encuentran muchos de los hoteles con más premios internacionales. Entre ellos, el Vivanta By Taj, elegido por la prestigiosa Condé Nast Traveler para ser parte de la Hot List de 2012, el grupo de los nuevos 60 mejores del mundo. Este hotel con spa posee 70 habitaciones con vista al mar, rodeado de parque y cerca de un fuerte del año 1600. Todo el lugar y las habitaciones están decorados al modo de las casas reales hindúes, con la exuberante belleza que este país consagra a sus objetos sagrados y poderosos. Caminar por el parque ya es una experiencia reveladora. El restaurante de hotel, dirigido por el chef Valentine Athaide, ofrece auténtica cocina de Kerala especializada en frutos de mar y, por supuesto, mágicos curries. ◊

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propuestas Quintessentially Lifestyle Por Silvina Kurkcuoglu. Marketing & Communication Manager -Quintessentially Lifestyle Argentina & Uruguay

MISIÓN A LOS CONFINES DEL ESPACIO La Manufactura Zenith felicita a Felix Baumgartner por los tres récords logrados en su salto desde la estratosfera durante la misión Red Bull Stratos

¿

Se imagina manejar un auto de primera línea en un lago congelado de Escandinavia? ¿O sobrevolar las montañas canadienses en helicóptero y ser depositado para practicar sus habilidades de esquí o snowboard?

Si bien esta experiencia es un trabajo duro y agotador, el personal de Quintessentially Lifetsyle estará junto al protagonista para guiarlo y asistirlo en cada etapa de la misión encargándose de que disfrute y saque el mayor provecho de esta aventura.

Ya sea Ice Driving o Heli Skiing , ambas son experiencias que no pueden faltar en la agenda de los amantes del deporte extremo. En un pueblo al norte de Suecia, Quintessentially Lifestyle le acerca la posibilidad de manejar un fantástico Porsche, combinando su potencia con la adrenalina de conducir sobre hielo. Y aquellos que disfrutan de las alturas podrán optar por un viaje en helicóptero con cuatro amigos en el monte canadiense Mt. Stupendous, con la posibilidad de descender en un lugar totalmente remoto para practicar deportes de nieve. En ambos casos, desde que llega a destino hasta su partida, recibirá alojamiento y gastronomía de primera clase como sólo Quintessentially Lifestyle puede ofrecerle.

Tuscan hillside retre at es una experiencia de ensueño en la mágica Toscana. Comienza una vez arribado al aeropuerto de Florencia, en donde un chofer estará esperándolo, listo para llevarlo a la elegante casa Borgo Santo Pietro, en una villa del siglo XIII, la cual ha sido lujosamente restaurada. La suite, vestida con magníficas sedas y antigüedades, envuelve en un clima de serenidad y armonía combinando perfectamente con la tranquilidad del entorno. En el spa de la casa estarán esperándolo con gran variedad de tratamientos para que elija el que más se adecue a su necesidad. Un espacio totalmente privado e iluminado únicamente por velas, para lograr una relajación aun mayor. Al ser la región de Toscana reconocida mundialmente por la calidad y sabor de sus productos, el punto culminante de esta experiencia Quintessentially Lifetsyle es una clase de cocina italiana, bajo la guía del jefe de cocina. Crearán platos regionales que fácilmente podrá reproducir una vez de vuelta en casa, para agasajar a amigos y familiares. Si lo desea, después de la clase, puede disfrutar de una cena romántica en un rincón escondido de los jardines de la casa, con su propio camarero, por supuesto.

Carte Bl anche es una experiencia exclusivamente diseñada para los amantes del espionaje y las películas de acción. Quintessentially Lifestyle brinda la posibilidad de sentirse James Bond por un día. La noche anterior, el protagonista recibe un paquete en su domicilio, especificando metas, objetivos y medios para alcanzarlos. Un llamado telefónico a la mañana siguiente desencadena la aventura. Se le comunicará un punto de encuentro adonde deberá asistir para conocer al agente encargado de llevarlo al centro de capacitación e iniciar el primer día de entrenamiento. Esto involucra técnicas de vigilancia, defensa personal sin armas, procedimientos de radio y manejo de armas base. Luego de haber cumplido exitosamente con todos los objetivos de la misión, Quintessentially Lifestyle le provee de un merecido tiempo de descanso, en el cual podrá deleitarse con una exquisita cena y un espectáculo o salida nocturna para luego dormir en un hotel cinco estrellas.

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Quintessentially Lifest yle es la compañía de lifest yle management líder mundial en el segmento de los servicios de lujo. Fundada en Londres en el año 2000, oficia a modo de club privado administrando la red de servicios concierge más importante del mundo, a través de sus más de 60 oficinas en los cinco continentes. w w w.quintessentially.com - Tel 4803- 6060 qargentina@quintessentially.com

EL PRIMERO STRATOS el primer reloj en atravesar la barrera del sonido en los límites de la atmósfera terrestre www.zenith-watches.com/felixbaumgartner

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El legado

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ómense todos los deportes del planeta. Divídanse las virtudes y defectos de cada uno, las características. Al llegar a la P de polo, se potenciarán aspectos que en pocas disciplinas se encuentran en tal magnitud. O, directamente, ni aparecen. Familia, legado y experiencia son algunas de las bondades que habitan en el mundo del taco y de las bochas. Se trata de un juego en el que es común que los apellidos se repitan por varias generaciones. Uno de los mejores ejemplos son los Novillo Astrada, que encuadran a la perfección en el concepto clan. Un abuelo, Julio, que comenzó el camino, hijos que lo siguieron, nietos que fueron campeones argentinos –el máximo título posible en este deporte– y otros más chicos que ya asoman en el horizonte como promesas firmes. La segunda y la tercera generación de la familia han marcado su época. Papá Eduardo tuvo cinco hijos varones y la herencia se podría decir que resultó perfecta: todos salieron polistas y de alto nivel. “Se dio la casualidad estadística de que tuve cinco varones y todos juegan bien. Los Heguy, otra familia muy importante, fueron cuatro. Los míos, desde que tenían poco más de altura que la tabla de polo iban a verme a Palermo. Lo llevan adentro. Todos son mejores que yo, y eso está bueno.” El relato es de Taio, tal como se lo conoce en el mundo del polo. Su hijo mayor, también Eduardo, aporta sus conceptos en este viaje por el deporte, la experiencia y el legado familiar. Por Carlos Beer

Fotos Matías Calleja

La tradición, la entrega, la familia. El polo tiene tantos valores que se vuelve mucho más que un deporte: una lección de vida que atraviesa generaciones enteras. En esta nota, Eduardo Novillo Astrada (conocido como Taio) y su hijo también llamado Eduardo comparten lo que significa marcar juntos una época con un taco y una bocha.

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¿Qué recuerdan de los tiempos de enseñanzas de polo entre padre e hijo? Taio: Yo les facilité los caballos, y el acuerdo era que, mientras estudiasen, los bancaba en el polo. Eduardo quedó a dos exámenes de ser licenciado en Administración. Ignacio, mi cuarto hijo, se recibió y no viajó hasta terminar. Los otros decidieron viajar. Nunca los obligué o decidí por ellos. Pero se criaron en La Aguada, mi club, con

canchas y caballos. Jugaron juntos cuando eran chicos. Alguna ventaja de la experiencia habrán sacado. El resto lo hicieron ellos. Eduardo: Viéndolo para atrás, fue buenísimo tenerlo. Después uno posee o no talento. Otros polistas tal vez con padres mejores, no llegaron. Para mí fue una gran ventaja contar con él y conseguir incorporar de entrada la visión que nos dio.

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En familia Por Eduardo Novillo Astr ada Polista de L a Aguada-L as Monjitas y embajador de Jaeger-LeCoultre

¿Qué consejos les dabas en los comienzos? Taio: El más importante era que fueran buenas personas y, como deportistas, que hicieran lo mejor de sí mismos. En el polo, primero al hombre y después a la bocha, un concepto básico que a veces no se entiende tanto. Si uno llega tarde, pierden los dos, bocha y hombre… Eduardo: El consejo que me dio y me sirve hasta hoy fue que potenciáramos nuestras virtudes y nos diéramos cuenta de qué era lo mejor que teníamos individualmente. Que no copiáramos. Que había que hacerse fuerte en lo propio. A mí me decía: “Sos bueno corriendo, dándole ritmo, tenés fuerza, jugá con eso”. También nos enseñó a hacer todo lo más fácil posible, que resulta lo más difícil. ¿Y eso del hombre y la bocha, tan relacionado con el polo de algunas décadas atrás? Eduardo: ¡Por supuesto! Papá y mi abuelo insistían con eso. De chico uno a veces piensa de una manera, pero cuando crece se da cuenta de qué es lo correcto. Taio: No todos los chicos que recién empiezan pueden jugar con un polista que esté en un momento importante de su carrera. Uno debe tener paciencia porque son sus hijos. Al jugar prácticas con alguien con experiencia se aprende más, sin dudas. Y ellos aprendieron. ¿Cómo puede describir a Eduardo como polista? Taio: Siempre andaba rápido, siempre fue igual. Tiene una garra impresionante y mucho corazón. Es muy generoso: elegía siempre los caballos más difíciles porque era el de más potencia física entre todos mis hijos.

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El consejo que me dio mi padre y me sirve hasta hoy fue que potenciáramos nuestras virtudes y nos diéramos cuenta de qué era lo mejor que teníamos individualmente. Que no copiáramos. Que había que hacerse fuerte en lo propio. (Eduardo)

Eduardo, ¿qué recordás de tus comienzos y de la ayuda que te dio tu padre? Eduardo: Lo que más me acuerdo es que papá jugaba los torneos importantes y nosotros íbamos de acá para allá para verlo. Siempre con el taquito para pegarle a la bocha antes y después de los partidos. Mi primera anécdota con un caballo de polo grande fue muy graciosa. Yo tenía un petiso con el que andaba siempre, que se llamaba Café con leche. E insistía en que quería un caballo alto y un día, con ocho o nueve años, me dieron uno. Se me disparó y volvió galopando a las caballerizas. No tenía fuerzas para pararlo. Me fui a casa y me quedé encerrado toda la tarde.

Han ganado juntos torneos como la Copa República, uno de los certámenes más importantes que tiene el polo. ¿Qué anécdota recuerdan de esos tiempos compartidos en una cancha? Taio: El año que ganamos la Copa República pasó algo muy especial. Eduardo, con 17 años, jugaba en el seleccionado de rugby del colegio. Teníamos la final del Circuito Porteño a la tarde, y enfrentábamos un equipo donde estaba Alejandro Díaz Alberdi, un muy buen jugador. Eduardito me dijo: “Dejame marcarlo a mi, papá”. Se le pegó toda la tarde, no lo dejó ni para ir al baño. Puso en práctica lo más difícil, que es tomar al hombre y olvidarse de la bocha… ¡porque tenía la mano rota y no podía pegarle a la bocha! Eduardo: No me olvido más ese día. Yo había hecho cuatro tries y quedé preseleccionado para un equipo de Los Pumitas. Pero me quebré el dedo índice derecho. No le dije nada y jugué el partido como pude, y ganamos cuando nadie pensaba que lo lograríamos. Cuando terminamos, estaba blanco y le dije: “Papá, no doy más. Llevame al médico que tengo el dedo roto y no aguanto más”.

El polo tiene mucho de clásico, y usted, Taio, desarrollaba un estilo tradicional que sus hijos han tomado como herencia. Taio: Sí, agarraron un poco el jugar clásico por jugar conmigo. Siempre les decía en las prácticas: “Uno va a la izquierda y otro a la derecha, yo les tiro, ustedes corran”. Hasta que no llegaron a un nivel mediano estuvimos juntos, y eso les quedó como aprendizaje. Eduardo: Papá, en ese momento, era 9 de hándicap, de los mejores jugadores de esa época. Él nos mandaba e íbamos de acá para allá. Tener su guía fue el primer paso para convertirnos en polistas. Un curso de aprendizaje acelerado. Taio, sus cuatro hijos ganaron juntos el Abierto de Palermo, algo que usted no consiguió. ¿Qué reflexión le merece? Taio: Fue uno de los mejores momentos de mi vida. No tiene comparación con nada. Que tus hijos sigan tu camino ya es fantástico. Y que además ganen el torneo más importante y que lo hagan todos juntos representó una alegría que difícilmente tenga comparación en al ámbito deportivo. Historias de vida. Historias de padre e hijo unidos por la misma pasión, por el legado y la experiencia. Historias del polo, un deporte que se alimenta constantemente de lazos familiares. ◊

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i primer acercamiento a la marca fue en junio de 2006, cuando me nombraron embajador del modelo Reverso Squadra en la celebración del 75º aniversario de la colección. Fue nada más y nada menos que en una fiesta en el museo Rodin de París, que compartí con Mimi Kohen. Allí además conocí a Jerome Lambert, CEO de Jaeger-LeCoultre, con quien hoy tenemos una relación muy amistosa y cercana, y con quien desde ese momento he compartido muchos momentos en la Manufactura de Le Sentier, en eventos internacionales y hasta en la Argentina, en nuestra casa familiar de La Aguada. En estos seis años juntos, ellos han seguido creciendo con el polo y en actualmente apoyan a nuestro nuevo team, que es La Aguada-Las Monjitas. En Jaeger cuentan con un equipo de trabajo muy joven y dinámico con el que me llevo muy bien. Te hacen sentir como dentro de una familia por el espíritu que tienen. Espero seguir con ellos por muchos años más.

Mis cinco hijos se criaron en La Aguada, mi club, con canchas y caballos. Jugaron juntos cuando eran chicos. Alguna ventaja de la experiencia habrán sacado. El resto lo hicieron ellos. (Taio)

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Un lugar EN EL MUNDO Mientras que los espacios para fumadores de toda laya son cada vez más limitados, la búsqueda del contexto ideal donde profesar nuestro amor por los puros se vuelve ingente. Un recorrido para hacerse un lugar propio y vivir la extraordinaria experiencia del fumar como se debe. Por Fabián Dor ado

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unca se dirá suficiente de aquel prohombre del fumar que fue Zino Davidoff. Muchos y muy variados han sido sus logros hasta el punto de que, para citar uno, mientras el resto de sus colegas emigraban de La Habana en 1959, él no sólo se quedó sino que siguió produciendo sus extraordinarios habanos hasta bien entrado 1981. También a él le debemos las esclarecedoras líneas dedicadas al tema del lugar para fumar, en su libro sobre el arte de fumar habanos. Cuenta Davidoff que un cliente había ido a su negocio en Zurich y que, finalizando una verdadera compra regia, decidió pedirle un último cigarro para ir fumando en el camino de vuelta a su casa. Davidoff, con tanta cortesía como firmeza, le dijo que no, que un buen habano no estaba hecho para ser fumado en la calle. El cliente replicó que, básicamente, él fumaba donde se le daba la real gana. “Es una lástima”, contestó Zino, “se va perder la mitad del placer”. Este breve introito es un buen ejemplo de lo que debería ser la prédica de cualquier fumador que respete el producto de su devoción.

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El de los puros es un mundo con otro concepto del tiempo y sus rituales; dejando a un lado la estética, tiene que ver con una apreciación cabal de lo que se está fumando. Y eso se traduce en la necesaria búsqueda de un espacio idóneo para consumir aquello que tan pacientemente ha recorrido un sinnúmero de pasos desde la vega hasta nuestros dedos. Más allá de las restricciones que crecen continuamente dispuestas a desterrar a los fumadores, siempre ha existido una búsqueda del lugar donde mejor disfrutar de nuestra afición. Haciendo un poco de historia, vemos cómo los nombres de algunas vitolas que aún están entre nosotros nos hablan a las claras de la situación de consumo ideal para la que fueron creadas. Comenzando por lo grandioso, nos viene a la mente el soberbio Lusitania de Partagás. Este habano fue creado para los pasajeros del buque homónimo, un lujosísimo crucero de la Cunard que recorría la populosa línea entre Liverpool y Nueva York hasta que los alemanes lo torpedearon en las costas de Irlanda en 1915. Con un pasaje de gente adi-

nerada y cerca de una semana de viaje, estos habanos de casi 20 centímetros eran ideales para pasar un buen par de horas fumando en el salón o en la cubierta, sintiendo el viento helado del Atlántico en pleno rostro. Otro nombre que trae reminiscencias de un pasado noble es el de los Cazadores de Romeo y Julieta. Este habano de calibre medio estaba pensado para las partidas de caza del rey que, podemos imaginar, jamás habrá cobrado una pieza si él y su entourage se la pasaban alertando a sus posibles presas al desparramar humo mientras cabalgaban por el bosque. Davidoff, aunque ya no produzca en Cuba, también rinde tributo al pasado con una vitola de su serie Special, el Entreacto. Este puro es casi un tercio más pequeño que un robusto y se lo creó con la idea de fumar justo el tiempo que insumía el entreacto de una ópera. Más acá en el tiempo, se han llegado a crear líneas como los Open de Montecristo. Está conformada por cinco vitolas que, como indica su nombre, serían el complemento ideal para el fumador que disfruta de acti-

vidades al aire libre como navegar o jugar al golf. Incluso existe una gran parafernalia para el golfista amante del humo, al extremo de unos simpáticos tees que poseen un soporte de cenicero para apoyar nuestro puro cuando nos toca jugar. Mientras que la cubierta de un navío grande o pequeño o la llanura domesticada de un campo de golf parecen bastante invitantes a la hora de fumar, los espacios más confinados pueden volverse en contra del amante de los habanos. He oído de cultores que aprovechan el viaje de regreso a casa por una Panamericana a paso de hombre para fumarse un puro. Pese a un estricto respeto por las opciones individuales, me suena a despropósito. Y aunque el propio Fidel estaba en un auto cuando olió por primera vez el aroma de lo que luego sería conocido como Cohiba, uno puede imaginarse lo que habrá sido ese auto repleto de cubanos barbados fumando a un tiempo. El espacio disponible puede trascender los ámbitos confinados y volverse también un incordio en ambientes tan generosos como los salones del

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Un cuarto propio

Habana Libre. Me tocó ser testigo de una reunión en el mismo hotel que la segunda parte de El Padrino hiciera tan famoso durante una cena de gala que daba la marca Trinidad. A ojo de buen cubero, habremos sido unas 400 almas provistas, como marca el protocolo habanero, de un puro para cada paso de la cena. Pese a los techos altísimos y el espacio entre mesas, la cosa a los postres dio para el contrasentido de estar en una gala de fumadores e… ¡irnos a fumar afuera!

El espacio disponible puede trascender los ámbitos confinados y volverse también un incordio en ambientes tan generosos como los salones del Habana Libre.

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Un espacio ideal es el que asignan las tabaquerías. Allí nadie nos mirará con mala cara. Incluso, no hace muchos años atrás, existía la invitación tácita del tabaquero con un shot de ron, una taza de café, o ambos. Uno compraba su habano y se sentaba en los cómodos sillones a leer, ensoñarse o charlar si es que se daba la ocasión. El de la compañía es un tema capital en el mundo del puro. Aunque se pueda dar también aquí el tema de la fumada para socializar, podríamos decir que entre los cultores más conspicuos existen dos momentos bien diferenciados para el consumo. Está el que se sienta solo a reflexionar sobre su día (o su semana) mientras escucha música, y el que prefiere compartir ese tiempo con otros aficionados. En el caso de las tabaquerías y los clubes de fumadores, el anfitrión es la base de todo, el centro en torno al cual se creará (o no) un amable cenáculo. He escuchado el lamento de retailers asombrados de que, mientras ellos poseían un espacio harto generoso, cómodo y elegante, otro colega, con una propuesta espacial mucho más acotada, siempre estaba abarrotado de gente. Y en el suyo se podía sentir una ligera brisa entre los sillones de cuero. Claramente, la clientela de la tabaquería más pequeña esperaba encontrar a su responsable y disfrutar de su compañía. Lejos quedaron los días en que se podía cerrar una buena mesa con

un puro. Pero todavía se buscan los espacios en los hoteles donde, cuanto menos, parte de la ecuación es gozar de un buen trago y hacer oídos sordos al sobreprecio que viene con el privilegio del uso de tales instalaciones. Sin tratar de mostrarme más que como un aficionado con marcada devoción por esta forma de fumar que tanto suena a pasado, con sus rituales, sus tiempos más parsimoniosos y sus precios que siempre parecen correr por delante como cuando se busca alcanzar el horizonte, me atrevo a compartir una predilección que también es sugerencia. Es una unión de espacios entre la suntuosidad del hotel, la comodidad y frescura de la galería y el runrún aledaño del boulevard marítimo. Si alguna vez tienen la posibilidad, andando por La Habana, háganse un minuto (o mejor aún, muchos) para sentarse en la hermosa galería del Hotel Nacional. Cómprense un tabaco, pidan uno de los mejores mojitos de la Isla y siéntense a escuchar cómo, para el que quiera detenerse a oírlo, el malecón le cuenta sus historias. ◊


Por Eduardo Vill ar Fotos Constanza Niscovolos

Qué es Marcos López

Puede ir del romántico y colorido kitsch latino al documentalismo salvaje de los basurales; trascender la fotografía, fragmentar los cuadros y volverlos pedazos que habitan su mundo particular, donde se viaja en primera al encuentro de los gringos sin dejar de indagar en qué es eso de ser sudamericano en el mundo de hoy.

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no espera encontrar muchas fotografías cuando entra en el taller del que probablemente sea el fotógrafo más popular de la Argentina. Por eso se sorprende cuando entra en el taller de Marcos López y no. No están repletas de fotos las paredes. Los personajes de Marcos López, los objetos emblemáticos de lo nacional y popular que pueblan sus imágenes, sus colores saturados, no están colgados en las paredes: están por todos lados, en todo el espacio. Se han convertido en objetos, han abandonado el plano y el papel para invadirlo todo, los muebles, los estantes, el piso, las paredes. El pop latino de Marcos López está por todas partes. La lógica del mundo se ha invertido y los sillones, las sillas y las mesas, absolutamente todo lo que hay en su taller, parece sacado de sus fotos. Los ojos van descubriendo de a poco ese universo de objetos de yeso pintado, de piezas de arte mezcladas con artesanías de todo el mundo, de reproducciones de esculturas de Damien Hirst y Jeff Koons, de adornos y tapices y pinturas y juguetes. El taller de Marcos López, en una calle empedrada, ancha y tranquila que puede ser Constitución pero también

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puede ser Barracas, es una foto de Marcos López. Estamos de visita en una foto de Marcos López. Y allí, en su foto, el artista hace una pausa en el trabajo que ocupa últimamente la mayor parte de su tiempo –la edición de un largometraje sobre la vida del poeta popular Ramón Ayala– para hacer esta entrevista. La charla empieza entonces por ahí, por ese movimiento que lo llevó hacia otras formas de expresión sin abandonar nunca la fotografía, que un día empezó a ser insuficiente. “La muestra que hice en la galería Ruth Benzacar –dice, refiriéndose a Exceso, su exhibición de hace un par de años– fue la primera vez en que me salí institucionalmente de la fotografía hacia el objeto, la instalación… Fue una experiencia que me dio mucho placer, no es muy común que un fotógrafo se salga de la fotografía. Con la fotografía no quiero ser desagradecido porque me da de comer, me sale bien, para mí sacar fotos es fácil, es natural. Yo sé que te encuadro bien, clic, me sale, funciona. También me aburre el documentalismo, pienso que se agota, entonces le agrego la puesta en escena. Me gusta la escenografía, la cosa vital de la pintura.”

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Bueno, de alguna manera, en cada foto componés una pintura. ¿O no? Sí, trabajo como un pintor en la composición de la foto, te digo: “El muñequito rojo subilo diez centímetros”, de la misma manera que el pintor pone un poco de rojo ahí… De modo que ya no fotografiás “la realidad” pura… Bueno, no: hace poco estuve unos días en Río Gallegos e hice diez fotos documentales en unos basurales. Por momentos vuelvo al documentalismo clásico entre comillas, entro y salgo de él. Sigo teniendo el carnet de reportero gráfico. Alterno. ¿Cómo es tu relación estética con la pintura, con la experiencia de pintar? ¿Se parece a la de hacer fotografía? La pintura… Siempre soy el fotógrafo que desea pintar, me formé con Liliana Maresca, con Marcia Schvartz, con un montón de artistas de los 80. Yo era un chico provinciano de colegio de curas, hice la Facultad de Ingeniería durante la dictadura, del 76 al 83.

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¿Hiciste toda la carrera? Sí, pero no prestaba atención en las clases. No me recibí tampoco, estuve cinco años calentando la silla… Mi papá es ingeniero y yo era el hijo del ingeniero, una clase media de provincia que aspiraba... En mi familia no había –no hay– artistas, no hay esa tradición. Esa estructura familiar está en mi identidad. Toda mi relación con la moral, con el bien y el mal… Creo que debo agradecerles a los curas del colegio al que me mandaron porque, gracias a ellos, tuve esa rebeldía y vivo de esto. Encontré la fotografía a los 18 años como hobby, como podría ser el aeromodelismo, un hobby bien visto: “Ok, estudiá Ingeniería y, como pasatiempo, sacá fotos”. Indudablemente había en mí una necesidad expresiva absolutamente desaforada y desmedida. Y me aferré a la fotografía como un huérfano al hábito de una monja. Desde ese día, que tengo muy presente, a los 17 años, nunca dejé el arte, el periodismo, el documentalismo, la crónica, el ensayo… La fotografía me salvó de mí mismo. Y ahora me estoy dando el gusto, empecé a pintar.

¿Y cómo te llevás con el mundo de la pintura? Muy bien. La fotografía va de la mano del complejo de inferioridad. A mí me viene al pelo, porque expresivamente me conviene ser un acomplejado. Ahora estoy pintando. Pinto. Pero la fotografía era como la hermanita menor de las artes. Los inteligentes escribían, los artistas pintaban, y los fotógrafos registraban. No nos dejaban ni entrar a los cócteles. En los diarios, el redactor era el inteligente, y el fotógrafo el que acompañaba, totalmente subordinado. Eso a mí me potencia, me da una excusa para el resentido, que es un gran tema. El “resentido periférico”, el “resentido sudaca”… Voy a Europa y actúo de resentido social y salvaje. Les digo: “No, primero me transferís la plata; yo después te actúo, te hago de indio, te bailo”. CMY

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Il Piccolo Vapore

¿Sigue existiendo en Europa ese prejuicio sobre el arte latinoamericano? De alguna manera, mi obra cumple con todos los requisitos del estereotipo de lo sudamericano, del argentinismo extremo, del folklore… Trabajo con eso y yo mismo lo he llevado a un extremo que en alguna medida es lo que ellos compran. Hace poco, en un festival en un pueblo de Francia, cerca de Toulouse, una de las autoridades insistía en su discurso con “la diversité”. Y yo pensaba: “Acá el diverso soy yo y el africano este que está al lado mío”. Si insistís tanto con la diversidad, hay algún problema con eso. Si no, ni hablás del tema. El tipo, en 20 minutos de discurso, dijo la palabra diversité ocho veces. ¿Qué pasa con la diversité? Lo que sí está muy presente en tu obra es la hibridez, la mezcla… En mi obra está muy presente decir “Viva Chávez” y “Basta de Chávez”, “Viva Fidel” y “Basta de Fidel”. Es lo que estoy transitando ahora en esta estructura, llamémosla, políticaanarquista-ideológica. Me gusta lo

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nacional y popular, pero el peronismo me tiene harto. Me considero un artista nacional y popular que manda a su hija al Liceo Francés. Pero mi obra es auténticamente nacional y popular y trabaja mucho una identidad de la periferia y el desamparo. Pero me gusta volar en business class. Si sos del festival de la diversité, te digo: “Sí, diversité, si no me mandás el pasaje en business no voy”. El pequeño poder de la periferia… Claro. Hace poco fuimos a ver a un artista popular de Iquitos, Perú, que estuvo preso como 25 años y que me interesa mucho estéticamente. El guía, que es un amigo de él, le avisó: “Va a venir un argentino que te quiere conocer”. Entonces el tipo dijo: “Voy a preparar esto para vendérselo al gringo”. Y cuando llegué: “Tengo una pintura de Jimi Hendrix para vos, 200 dólares”, como diciéndome: “Si no me comprás esto, no te doy bola”. Y cuando vienen coleccionistas de arte a mi taller, yo le digo a la mujer que nos ayuda con el trabajo de la casa: “Limpiemos todo bien que esta tarde

vienen los gringos”. Siempre hay un gringo a quien venderle. Siempre hay una periferia más periférica que otra. Y él de repente junta 800 dólares en un día y es el más top de su periferia. Se me ocurre que en tus fotos las mujeres sólo pueden usar joyas de fantasía… Sí, lo mío es lo falso. Por ejemplo, tengo esta calavera que parodia a la de Damien Hirst con incrustaciones de diamantes, For the Love of God, presuntamente la obra de arte más cara de la historia. Lo más poético que recuerdo con el oro es el collar de mi madre. Tenía unos dijes con fotos de mi hermana y yo. De hecho, lo fotografié en un díptico con una morena guaraní absolutamente erótica y entonces lo contrapuse con Mamá. Y lo de Hirst, que lo mezclé con una vaca. ◊ Con sus suaves trazos y el sutil juego de sus acabados, Linea es el icono atemporal de la feminidad, inseparable de los momentos intensos de la vida. Cada Linea se presenta con una correa intercambiable. www.baume-et-mercier.com

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Brascó, el enólogo, dibujante, bon vivant, sibarita y poeta, comparte la experiencia que devino en su última ficción, El Prisionero. La faceta literaria del también escritor gastronómico es la menos conocida de su larga carrera y, a la vez, su predilecta. Por Gabriel a Vivanco Salvador

La libertad de la imaginación by Miguel Brascó

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La libertad no es un problema de cuerpo, sino de espíritu”, declara Miguel Brascó al describir el encierro de Lucien Derrourelle en una prisión inexpugnable. El Prisionero, la segunda novela de este enólogo, periodista gastronómico y bon vivant como pocos, cuenta la historia de un perseguido político en el ocaso de la Revolución Francesa. Al salirse de la Argentina, transportarse en el tiempo y el espacio, encontró libertad para desarrollar la fantasía. Brascó halló inspiración en las crónicas del Marqués de Sade, uno de los tantos aristócratas derrocados por los sans culottes, que vivió su encierro en fortalezas y monasterios con pompas impensadas. Lucien Derrourelle, el Prisionero, es llevado a la fortaleza de Maubeuge, al norte de Francia, por gestión de sus partidarios. La opción era el encierro o la guillotina. Una vez ahí, no logra conciliar la idea de una prisión con esa suerte de hotel de lujo, en el que los huéspedes se mueven libremente entre manjares, sedas y mucamas libidinosas. Miguel Brascó dice ser “poeta y, luego, escritor”. Lo suyo es el lenguaje y posee el raro don de describir cosas tan inasibles como el aroma, o la diferencia entre la tristeza del exilio y la tristeza del engaño: paciente y sonriente, la primera; más vengativa, la segunda. Confiesa que le produce igual placer escribir un poema que una crónica de vinos. Pasa las horas en busca de la palabra ideal para contar la experiencia de olisquear una lilácea y, en el intento, se divierte transgrediendo las normas del idioma con total libertad. He ahí

Fotos Javier Picerno

el encanto de su prosa y la gracia de su estilo. Durante un juego de ajedrez en El Prisionero, una movida intrascendente se convierte en “nifunifaica”. Entre pasajes de la ópera Orfeo y Eurídice, de Glück, cantados por Jolivet, un andrógino castrato (Brascó demuestra que dicho en italiano resulta menos brutal), discusiones teológicas con un jesuita refugiado, y descripciones culinarias de œufs á la croque á la truffe que aguan la boca a cualquiera, transcurre el día a día del abanico de personajillos que acompañan el encierro de Derrourelle. Muchas cosas pueden contarse en aquellas 206 páginas. La historia, sin embargo, transcurre en 34 días, dos horas y 34 minutos. Es así como la novela divide sus capítulos, denotando la fugacidad de episodios que en la percepción del personaje (e indirectamente, del lector que lo vive), parecerían eternos.

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Yo me amo Miguel Brascó escribe como habla, y trabaja como vive: en un orden desordenado. Nos recibe en su departamento de Recoleta, un dúplex en un segundo piso con amplia vista al pulmón de la cuadra y mucha luz. Junto a la puerta, una bibloteca con tomos de todas las materias imaginables, fotos y chiches varios. En una mesita junto a la computadora, dos gomas para lápices, unos anteojos bastante sucios y una libreta con la historia de las angulas: evolución del precio por kilo en la Argentina, regiones donde se las encuentra y su medida promedio. Su mesa de trabajo, junto a la ventana, tiene cientos de objetos. Recipientes de lápices ordenados por color, plumas de dibujo, cajas de acuarelas, libretas, más anteojos, fotografías, dibujos, libros (de autoría propia y ajena) y un botón redondo con la leyenda: “I me”. Y es verdad. A Miguel Brascó no le es ajena la vanidad. “Mi vida la he vivido en su noventa y pico por ciento”, dice. Cuando joven, su “espíritu renacentista” le parecía fenomenal, pero ahora lamenta no haberse dedicado a una sola cosa. “Así me hubiera destacado; en cambio, mi vida pasará desapercibida y se disolverá entre las arenitas siderales”, vaticina, sin reconocer que eso quedará en manos de quienes lo admiran por su dedicación a la cultura del vino, de quienes disfrutan de sus dibujos esparcidos por rincones porteños y de aquellos que han tenido el agrado de leerlo. Con facilidad posa para la cámara, pero le cuesta relajarse y sólo al final empieza a sonreír. Hace tiempo que posa. Su apartamento está lleno de fotos suyas aunque siempre con semblante serio. Junto a una chimenea llena de cenizas con un tronco a medio quemar, hay un retrato suyo. En él, está desnudo; y se asegura de que lo miremos. Es allí donde trabaja. Una vez que se sienta a escribir, cuenta que “la máquina de la fantasía funciona sola;

es fascinante”. Escribe cada momento que puede. “Yo vivo en una eterna vacación”, dice; o ¿vive trabajando? Miguel Brascó es un hombre sensorial. “Las experiencias que tienen que ver con los sentidos son generadoras de placer.” El comer bien le genera felicidad. Para esto, sin embargo, exige capacidad inventiva a un cocinero. Tras un deleite gastronómico es de los que va donde el chef para comunicarle que le ha generado “un gran placer”. Si no, tampoco tiene problema en decirle que está todo mal. “No como demasiado, pero como todo muy bueno”, dice. Cuando viaja, eso sí, se toma la libertad de comer de todo. Entre su experiencia como gourmand y la de su mujer como chef, ha logrado “aprovisionamientos absolutamente secretos y excelentes”. Entre ambos, saben de quién, cuándo y cómo se consiguen delicias tan impensadas como trillas, pollos bebé o rabadillas de pollo. Al recordar placeres inesperados, se ubica en una trattoria de la italiana Santa Margherita Ligure, “mirando el Mediterráneo azul con barquitos blancos, frente a un plato de pastasciutta”. Lo que recomienda, y hace, es reconstruir no el momento, sino la serie de “armonías y detalles suscitantes” que hicieron de esa experiencia algo inolvidable. Ahí es donde la imaginación entra en juego.

Brascó encontró inspiración en las crónicas del Marqués de Sade, uno de los tantos aristócratas derrocados por los sans culottes, que vivió su encierro en fortalezas y monasterios con pompas impensadas.

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Juego de mente ¿Por qué escribe Miguel Brascó? “Se escribe para persuadir o para entretener” responde. Y aunque para él, El Prisionero es un afán de entretener al lector, lo persuade incluso al punto de desear sentarse frente a un tablero de ajedrez y emprender una batalla. El ajedrez resulta una distracción liberadora en el encierro. El jugador se “aleja de lo lúdico y se mete en una guerra real”, explica el autor. “Cuando ataco con el caballo veo bajar de una ladera dos regimientos de infantería, tocando trompetas y desenvainando sables”, dice; y es ésa la sensación que transmite la novela: una guerra despiadada por el prestigio dentro de la fortaleza. Una sensación de combate entre hombres de letras, filosofía y artes, cuyo destino está ya trazado por el horror de la Revolución. Sus actitudes frente al idioma son como las suyas en la vida: transgresoras e irreverentes. En septiembre hubiese tenido que festejar su 86º cumpleaños, pero hace años que alcanzó la liberación de dejar de celebrarlo. “Es un ritual ortodoxo inesquivable”, asegura, en el que cada cumpleañero exige que uno vaya y lo festeje con él. “Cuántas veces estoy en una reunión y me pregunto: ¿Qué estoy haciendo aquí?”, admite Brascó. Es un hombre que vive del y para el deleite, y no tiene reparos al momento de retirarse de situaciones que carecen de estímulo sensorial o intelectual. Huye de lo superficial. “Si no encuentro razón, busco una excusa para levantarme al baño y después me voy.”

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Su vida personal parece haber transcurrido bajo la misma premisa; critica la institución del matrimonio por considerarla “ortodoxa y formal”. “Con Luisa hemos encontrado la fórmula del matrimonio perfecto”, asegura Brascó. Aunque luego se corrige, diciendo que el matrimonio “perfecto perfecto” es aquel en el que cada cónyuge vive en países diferentes; el siguiente paso sería vivir en ciudades distintas. Ellos, reencontrados hace poco, tras años de haber terminado un matrimonio de casi una década, son vecinos; Miguel vive en el 2º D y Luisa en el 2º C. Para Brascó, la libertad no es una máxima absoluta, sino más bien un término “acomodaticio”. Así la define en su libro y así predica con el ejemplo. La historia de El Prisionero también se desenvuelve en la dicotomía entre la libertad y el encierro. El protagonista intenta hasta el final liberarse de una mujer que desde siempre lo mantuvo cautivo. El desenlace es a la vez predecible y absolutamente inesperado. Nos arranca una lágrima y nos demuestra que, desde el principio, el autor tenía razón: si tan sólo pudiésemos sentirnos libres por el mero hecho de abrir la puerta y salir a la calle. ◊

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Sofisticada

sencillez Discreto y preciso tanto en su obra como en sus definiciones, el arquitecto chileno Mathias Klotz es uno de los más brillantes de su generación. En esta nota, un recorrido por su carrera que inspira a los verdaderos amantes del buen vivir. Por Carolina Marcucci

FOTOS Rol and Halbe

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l chileno Mathias Klotz es hoy uno de los mayores exponentes de la arquitectura, no sólo iberoamericana, sino mundial. Con apenas 36 años ganó el premio italiano Borromini en la categoría de arquitectos jóvenes, con el proyecto de la escuela Altamira (Santiago de Chile), premio que lo consolidó en su estilo, tan propio y singular, que representa a la arquitectura moderna del siglo XXI pero que también la supera a través de un pragmatismo honesto a la hora de utilizar los recursos y materiales con una “sofisticada sencillez”. Sus primeros diseños fueron casas de fin de semana (Casa Klotz, Casa Ugarte, Casa Chiloé), a modo de refugios personales que habitan el paisaje al cual, pareciera, siempre pertenecieron y que, a la vez, lo interpelan. En la Argentina tenemos el ejemplo de la Casa Ponce, en San Isidro, una composición de dos barras flotantes sobre una barranca frente al Río de la Plata, que mantiene la vista del río y la vegetación desde el acceso mismo. Otro ejemplo es la Casa Techos, en Villa La Angostura, construida a orillas del lago Nahuel Huapi. Como particularidad, la resolución de esta casa debía cumplir con una ordenanza municipal que exige en los techos una pendiente mínima de 26 grados. Klotz toma este problema, más que como un obstáculo, como un desafío.

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No lo resuelve con un simple plano inclinado, sino que diseña varios techos que iluminan el interior de la casa a la vez que permiten ver el cielo y la copa de los coligües de más de 200 años. El nivel principal tiene una pileta, como si el agua fuera un material que se suma a la construcción: este plano espejado refleja el bosque y el lago continuando el paisaje exterior en el interior de la casa. A partir de 1991, con su estudio, Klotz ha realizado no sólo viviendas unifamiliares, sino también locales comerciales y edificios públicos en Chile, México, Uruguay, España, Italia, Líbano y China. Comparte esa actividad con su larga trayectoria como docente y decano de la facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Diego Portales. Habitar los espacios que propone Klotz no es habitar una ilusión estética de acuerdo a la moda, sino vivenciar un espacio mágico a través de lo vital y lo humano.

¿Por qué eligió la carrera de arquitectura y no otra? Porque estimé que me daría los conocimientos y destrezas necesarios para dedicarme a algo relacionado con la creación, independientemente de si ejercía o no como arquitecto. De la primera idea realizada en papel a mano alzada a la concreción del proyecto, ¿qué se pierde y qué se gana? El proceso creativo para realizar un proyecto es más complejo que una primera idea. Estas, a veces, vienen de dibujos formales; otras, de esquemas de agrupación; otras, de las conexiones entre los distintos programas. Lo importante es tener una idea fuerte que alinee las demás decisiones. Ha dicho en una entrevista que “la mejor arquitectura es la que menos se ve”. ¿Cuál es la magia que debe tener una arquitectura para que eso ocurra? Ser esencialmente discreta. ¿Qué lo inspiró en los proyectos que está realizando actualmente en China? Estamos trabajando allí con la idea de repensar el tema de la piel y su relación con la planta, de modo de poder llegar a propuestas singulares que generen mejor calidad de vida.

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“Habitar los espacios que propone Klotz no es habitar una ilusión estética de acuerdo a la moda, sino vivenciar un espacio mágico a través de lo vital y lo humano.”

¿Cómo toma en cuenta el entorno urbano en sus proyectos, a diferencia de los paisajes naturales donde claramente plantea una interacción? Caso a caso. ¿Cómo fue su experiencia en la Argentina? Ha sido extraordinaria, especialmente por el alto nivel de sensibilidad de los clientes respecto de la arquitectura. ¿Qué desafío representó intervenir un edificio construido y en qué consistió ese diálogo entre lo anterior y la nueva interpretación de ese espacio, por ejemplo en el caso del edificio Turner en la Argentina? Siempre que enfrento un escenario patrimonial, o de preexistencias valiosas, hago lo posible por ponerlas en valor, respetando su espíritu, e interviniendo de acuerdo a su ley. Al mes de sucedido el tsunami en su país (27 de febrero de 2010), recorrió la costa para hacer un registro fotográfico. Sus imágenes en blanco y negro tienen la particularidad de representar el caos arquitectónico sin la mirada trágica de la desolación humana. ¿Qué lo llevó a hacer esa experiencia y qué le dejó? Mi motivación fue la curiosidad respecto de un fenómeno natural hasta ese momento desconocido para mí. El resultado mismo fue una sorpresa, ya que nunca pensé en algo que fuera más allá de un simple registro personal del tema. ◊

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La materia prima de su trabajo son telas de alta calidad descartadas por grandes diseñadores debido a alguna imperfección que –de verdad– nadie notaría. Con ellas, mezclando colores y formas, Eva Zingoni confecciona atuendos que deslumbran sobre las mejores pasarelas del mundo. Desde París, nos abre la puerta de su atelier, y con ella, la de su propio mundo.

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Reciclaje de lujo Por Maydi A . Zolezzi

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va Zingoni, de 38 años, nació y vivió en la Argentina hasta los 18. Estudió en el Liceo Francés de Buenos Aires para luego instalarse en Europa con el fin de comenzar una carrera profesional, cumpliendo los designios de sus padres. En Madrid estudió Comunicación en la Universidad Complutense, después, mediante el programa Erasmus, se capacitó en Torino, Italia, y en 1997 finalmente se instaló en París. Profundamente argentina y completamente parisina (“Me encanta París”, afirma), viajera, globetrotter de alma, con una personalidad desbordante de curiosidad, ecléctica e independiente: así se la puede definir a Eva. Comenzó su carrera trabajando para uno de los cazadores de tendencias más famosos: Li Edelkoort. No dudó en tocar las puertas de Ralph Lauren, y fue eventualmente el enlace entre los proveedores y la marca. Trabajó en Balenciaga durante seis años con la misión de atender a los clientes VIP, vestir a los íconos de la alfombra roja, como Nicole Kidman, Salma Hayek y Charlotte Gainsbourg, en la tarea de congeniar sus objetivos y los de Nicolás Ghesquière, director de la casa de modas. A fines de julio de 2008 se desvinculó de Balenciaga, y en septiembre de 2009 lanzó su propia marca. Eva Zingoni es un referente inevitable del mundo de la moda. Su concepto: “reciclaje de lujo”.

Ella diseña con los stocks descartados por las casas de alta costura. “Creo con lo que tengo, creo con lo que hay”, dice. Sin embargo, es dentro de este proceso “neo lujo” donde combina el reciclaje, la calidad y la atemporalidad que se inscriben en las creaciones de alta costura de Eva Zingoni. Cada prenda es hecha a medida, pero accesible aun para el interesado casual. A través de sus contactos y experiencias en la moda, Eva vivió situaciones fuera de lo común. Asistió y asiste a eventos acompañada de celebrities de Hollywood y del mundo fashion, lo que le ha generado un anecdotario tan grande como valioso. Si bien no va a develar nada que no deba, sí puede asegurar que bailó con Mick Jagger, tuvo una ronda de confesiones íntimas con Jemima Khan, la ex de Hugh Grant, y una tarde divertidísima con Salma Hayek en el Festival de Cannes, a la que luego se unió Penélope Cruz. Saint-Germain-des-Près, París. Día primaveral, soleado, un poco fresco. Eva está en su atelier, un elegante edificio de construcción típicamente haussmannien. Adentro, tres personas trabajan entre telas, croquis, colecciones pasadas y la nueva colección. Eva es cálida y, como siempre, viste muy simple y elegante a la vez, con jeans y botas, habla en una mezcla de español y francés, un poco por glamour y, otro, por tener la posibilidad de encontrarse con una argentina.

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Tu carrera transitó los caminos de la Argentina, Italia y España. ¿Por qué elegiste Francia? Fue realmente un sueño para mí venir a vivir aquí y trabajar en la moda en París. Estudié en el Studio Berçot y en el Instituto Francés de la Moda. Luego trabajé en el segmento de lujo durante 10 años. Hice una temporada en Li Edelkoort, en Ralph Lauren y, finalmente, en Balenciaga, donde colaboré seis años en la parte de bordados y en la reedición de los modelos de Cristóbal Balenciaga. Fue genial, una verdadera experiencia de aprendizaje. ¿Por qué te fuiste de Balenciaga? Por dos razones: la primera, porque siempre he querido crear mi propia marca. Y en segundo lugar, porque tenía ganas de hacer algo diferente, siguiendo mis valores. Trabajando en la moda, me di cuenta de que hay muchas telas que no se utilizan, debido a que los diseñadores cambian de opinión a último momento, o porque la tela tiene un defecto pequeño, casi imperceptible. Ahí es donde nace mi idea de hacer colecciones con estas telas que yo llamo “de reciclado", pero que en realidad nunca han sido usadas. Con los lotes de telas en tus manos, ¿qué hacés con ellos? Vuelvo a mi estudio y comienzo a clasificar lo que uso, lo que voy a usar más adelante, y lo que voy a dejar de lado por el momento. Cuando estoy frente a todos esos rollos de telas de diferentes casas, y de diferentes estaciones del año, es importante que pueda encontrar la manera que me permita contar una historia. Ahí es donde se hace difícil porque, en el fondo, yo no elegí las telas, como sí lo hacen generalmente los diseñadores. En definitiva, trabajás al revés que los diseñadores… Es una manera alternativa de crear: trabajo con lo que tengo. Como cuando uno está en crisis, que come lo que tiene. Mi limitación es la selección de telas. Es un nuevo concepto de comprar y vender. ¿Es un concepto que impone muchos límites? Sí, pero esto es un problema inherente a la idea. Por momentos me lo cuestiono, y por otros, es realmente lo que quiero expresar. El reciclaje y la confección francesa son la base de mi marca. Si bien no soy francesa, siempre me ha gustado este concepto. Cuando trabajaba en Balenciaga, conocí a muchos artesanos que me contaban sus problemáticas, y siempre me sentí muy identificada con ellos, y con el trabajo detallista y minucioso. ¡Me encanta! ¿Alguna vez pensaste en realizar tu colección en la Argentina? Si, lo pensé varias veces, pero el tema de la distancia es complicado, estoy en los mínimos detalles y es ahí donde hago la diferencia. Por ahora el made in France es la base de mi concepto, hago hincapié en eso, ahí está el valor agregado de mi colección. Tal vez algún día se dé la posibilidad de producir en la Argentina; hoy lo veo poco probable.

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“Creo con lo que tengo, creo con lo que hay”, dice. Sin embargo, es dentro de este proceso “neo lujo” donde combina el reciclaje, la calidad y la atemporalidad que se inscriben en las creaciones de alta costura de Eva Zingoni.

¿Cuántos modelos diseñás por colección? Diseño entre 20 y 30 modelos en función de los pedidos y de las telas, y de ellos generalmente se producen entre 15 y 50 piezas. ¿Cómo creás las colecciones? El punto de partida son las telas. Diseño todo tratando de mantener una línea refinada y pura. Cuando empiezo a imaginar prendas, me doy cuenta de que tendría que usar un montón de telas y no puedo permitírmelo, de lo contrario no lograría crear modelos únicos. Así que utilizo cortes minimalistas, con terminaciones perfectas hasta el último detalle. Mi idea me obliga a mezclar: es muy raro que pueda hacer un modelo con un único género; mi secreto está en las combinaciones de telas y colores, en jugar con los contrastes y mucha creatividad. Hay una poesía detrás de cada modelo. Lo curioso es que hoy muchos diseñadores hacen lo mismo mezclando distintos materiales. ¿Cuál es el modelo fetiche de tus colecciones? El vestido Oeuf (en forma de huevo), una especie de túnica. Es un modelo que me encanta hacer en cada colección; lo nuevo está en los géneros y colores que lanzo para cada temporada. ¿Dónde podemos encontrar un Eva Zingoni? En Japón, Barcelona, Italia, Amberes, y en París, en mi atelier de Saint-Germain-des-Près, donde los clientes vienen directamente y eligen el color, la tela y la forma, todo a medida. ¿Qué podemos esperar para el futuro? Recientemente fui contactada por Livia Firth (la mujer de Colin Firth). Conocí a su estilista en la London Fashion Week, quien tiene un showroom de marcas étiques, y ella le habló de mí. Livia vino a París durante la Semana de la Couture y le encantó lo que hago. Luego conversamos y me presentó la posibilidad de vestir a celebridades de la alfombra roja, al igual que lo hice para Balenciaga, pero aún no está todo dicho. ◊

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Baume & Mercier, recuperando el futuro La Manufactura colaboró en la noche solidaria para “Los chicos de los cartoneros”: una subasta exitosa en apoyo a la cooperativa Las Madreselvas, el grupo de recuperadores urbanos que logra hacer de la basura cosas nuevas.

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na iniciativa solidaria fue punto de partida que devino en la exitosa subasta para “Los chicos de los cartoneros”. Organizada por la empresaria suiza Renata Jacobs, su amiga Katrin Kuemin y el embajador suizo en la Argentina, Johannes Matyassy, y con la colaboración de Baume & Mercier, en el evento lograron recaudar alrededor de 30 mil dólares a beneficio de la cooperativa Las Madreselvas, una organización de cartoneros que procura darles cuidado a sus hijos mientras trabajan en la calle. Gracias a la ayuda de esta iniciativa, contarán con recursos económicos para la construcción de un centro de apoyo escolar. La recepción se llevó a cabo el 24 de octubre en la residencia del embajador suizo en Barrio Parque, con la presencia de importantes empresarios y artistas comprometidos con la asistencia social. Durante la subasta se pusieron a la venta la raqueta que el tenista Nº 2 del ránking mundial, el suizo Roger Federer, utilizó en el Abierto de Roland Garros 2009,

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A la izquierda: el Capeland de Baume & Mercier exhibido para ser rematado. A la derecha: el embajador suizo en la Argentina, Johannes Matyassy, y Renata Jacobs junto a Mimi Kohen, de Simonetta Orsini, quien participó en representación de Baume & Mercier.

cuando conquistó el título en Francia, que se vendió en 10.500 dólares; y la camiseta del FC Barcelona del astro del fútbol Lionel Messi, que alcanzó 2.550 dólares. También fueron subastadas la raqueta que utilizó el ex tenista argentino Gastón Gaudio cuando ganó el título en el torneo de Roland Garros 2004; una camiseta del delantero del popular club de fútbol Boca Juniors Lucas Viatri, autografiada por todo el plantel; un cuadro del famoso artista plástico Javier Catoni, y un exclusivo cronógrafo Capeland de la manufactura Baume & Mercier, entre otros. “Cuando fui a visitar al embajador Johannes Matyassy en marzo de este año, él me ofreció hacer este evento, y nos pusimos a trabajar juntos, convocando a otros empresarios, a Federer, y a otros deportistas y artistas para esta acción solidaria. Es un placer trabajar con él, porque siempre es positivo y lo hace con mucho amor. Matyassy todo el tiempo aseguró que el evento iba a ser un éxito, como lo fue”, sostuvo Renata Jacobs durante el encuentro. ◊

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“El presente es necesariamente oscuro, la luz va más rápido que el ahora de esta mesa mientras escribo; así lo que imagino actualidad en tinta roja está en sombras pues cuando vuelvo, no leo, releo pasado”, escribe Carlos Álvarez Insúa mientras intenta develar qué se gana y qué se pierde con la experiencia y qué de todo eso descubre el universo relojero.

Experiencia e inquietud

Por Carlos ÁLVAREZ INSÚA Ilustr aciones Carlus RodrÍguez

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Oh, la experiencia! Allí sucede una paradoja: mientras más de ella agregamos, más cosas perdemos, porque el reloj corre inevitable. Nos creemos autorizados a opinar de todo y no hacemos otra cosa que repetir lo que a nosotros nos pasó como verdad cierta y comprobable. Sí, sabemos más pero quedaron atrás demasiadas sorpresas, amores y riesgos que no volverán a suceder aunque las circunstancias reincidan. Ahora bien, en verdad nada se repite pues la experiencia se equivoca y nos hace leer el futuro como algo que ya sucedió. Y en eso, la experiencia desvaría pues aquello que creemos conocer hoy es diferente de lo que nos enseñó el paso del tiempo. Afirmo, incluso, que lo que recordamos como ensoñación certera es tan actual e inesperado como el viento que comenzó a soplar en la terraza del bar en el que escribo ahora. Sí, claro, hubo otros vientos, conozco mucho de vientos, pero éste es nuevo. Todo siempre está sucediendo otra vez y prosigue en otro sitio cuando abandona mi percepción. Acaso, algunas noticias de ese otro lugar pueden advertirse por el rabillo

del ojo de la experiencia. Sólo si ocho niveles de electrones están, hay estabilidad, y cuando un elemento tiene uno, tres o cinco deben suceder combinatorias. Esas combinatorias responden al mundo, a una necesidad que la experiencia de ningún sujeto puede contener; lo podemos aprender –lo hacemos en el colegio– pero lo ingresado en nuestra experiencia y cultura social es una descripción: el hidrógeno necesita dos oxígenos para suceder, el agua pertenece a lo inasible. Así bien, cada vez que alguien piensa un tourbillon, Breguet vuelve a inventarlo. Sospecho que nada es local y absoluto; hay demasiados espacios donde bailan las partículas elementales, lugares múltiples que se repiten sin cesar. Después de los 50, uno quiere encontrar virtud en la experiencia –y la hay, claro que sí– para no darse el mismo golpe evidente o desperdiciar algo que pudo ser grande y dejó abandonado. También deviene cierta tranquilidad y un poco menos de apuro; a medias por sabiduría, a medias porque da lo mismo. Y también se han seleccionado territorios y utopías, descartando otros y otras,

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se está muy dispuesto a defenderlos, a defenderlas. Lamento decir que nada garantiza que esas elecciones sean correctas, pero creemos en ellas. Entre otras razones que nada agregan a estas líneas sobre la experiencia, el mundo de los relojes es un planeta que administra los cajones de pasado, la ciencia del porvenir y sabe repetir innovaciones de hace 300 años en sitios y espacios inesperados. Aplica la experiencia, pero reinventa la escala, el trayecto: lo que fue grande se vuelve pequeño. El principio del péndulo de un reloj monumental viaja a otro de pulso; la piedra y el hierro pueden volverse oro, paladio o silicio; todo retorna y renace. Acaso este principio deberíamos considerarlo cuando observamos nuestra experiencia, el arte de volver siempre requiere el saber de la empiria, sólo que en estado de inquietud. El presente es necesariamente oscuro, la luz va más rápido que el ahora de esta mesa mientras inscribo; así lo que imagino actualidad en tinta roja está en sombras, no importa qué tan bien lo lea pues cuando vuelvo, no leo, releo pasado. Afirmo alegremente que sólo se advierten las siluetas de lo que sucede y fluye: y cuando vuelven a golpear los martillos plateados de una sonería, su impulso entrevera pasado intervenido, actualidad indescifrable, la escena de un cabinotier de 1870 y destellos de porvenir. ◊

“El mundo de los relojes es un planeta que administra los cajones de pasado, la ciencia del porvenir y sabe repetir innovaciones de hace 300 años en sitios y espacios inesperados. ”

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La tecnología aplicada como un sexto sentido permite experimentar todo un mundo nuevo donde la realidad se aumenta y se despliega. Sus posibilidades de aplicación parecen infinitas: como si los dispositivos fueran seres inteligentes, presentan personas, traducen mapas, y hasta toman decisiones. Parece magia, pero no lo es.

La cuarta dimensión H

ay un mundo que se esconde más allá de los cinco sentidos que tenemos como seres humanos, y que gracias a la tecnología revela toda su complejidad y se conecta con nosotros. Es, a su manera, una creación que mejora nuestra realidad cotidiana. La aumenta para que sea más rica, más profunda y, a la vez, mucho más asequible. Cinco son nuestros sentidos. Sin ellos no tenemos conexión física posible con el mundo real. Su ausencia total –una situación extrema, claro– es la que explora la película Perfect Sense, de 2011. Eva Green, Ewan McGregor y su amor durante una epidemia mundial que va dejando a la humanidad cada vez más aislada: un virus hace que primero se pierda el olfato, luego el gusto, el oído, la vista y, por último, el tacto. Históricamente ha sido posible, con mapas y guías, complementar la información que ofrecen nuestros cinco sentidos con elementos contextuales importantes, para así mejorar lo visible –y sensible– sumando lo

invisible: la cercanía de un pueblo, un punto geográfico importante por su historia, su valor estratégico y demás. Eran un nexo entre la realidad cotidiana y lo que la gente sumaba como información adicional, como una manera de enriquecer ese mundo. Eso comenzó a cambiar en la segunda mitad del siglo pasado. Desde 1969, con el nacimiento de Internet y, en 1991, de la Web, la información que hemos acumulado a lo largo de la historia sobre la realidad que nos rodea se fue digitalizando y, a la vez, difundiendo, mezclando, compartiendo, rehaciendo. Junto con el crecimiento y difusión de Internet llegó el del teléfono celular (en 1979 comenzó a operar la primera red comercial de telefonía móvil, en Japón) y el de la computadora personal, con la PC de IBM a la cabeza, de 1981. Desde entonces, la humanidad conectada –que sigue siendo una minoría en el mundo– accede a un cúmulo de información tan vasto que no le alcanzaría la vida para consumirlo todo, en un contraste enorme con lo

Por Ricardo Sametband

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que sucedía 100 o 200 años antes; y tan amplio y de tan fácil acceso que su existencia hubiera sido inimaginable a principios del siglo pasado. Toda esta información tiene, además, una ventaja suprema respecto de los métodos de registro previo: está disponible todo el tiempo, para cualquiera y en cualquier parte del mundo que ofrezca un acceso a la tecnología digital medianamente moderno. Hasta hace no mucho, sin embargo, la única manera de acceder a toda esa información era a través de una computadora convencional. A mediados de la década de 1990 eso cambió, con el nacimiento y posterior popularización de los teléfonos inteligentes, o smartphones, que poco a poco se fueron transformando en pequeñas computadoras de bolsillo, conectadas en forma permanente a Internet. Se agregó una cámara; bajaron de precio los GPS, al punto de que incluirlos en cualquier modelo fue posible; se pusieron de moda las pantallas de gran tamaño y listo: todo estuvo preparado para la puesta en práctica de un concepto conocido genéricamente como realidad aumentada.

Toda esta información tiene, además, una ventaja suprema respecto de los métodos de registro previo: está disponible todo el tiempo, para cualquiera y en cualquier parte del mundo que ofrezca un acceso a la tecnología digital medianamente moderno.

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VENTANAS AL MUNDO

La idea es sencilla, pero no por eso menos poderosa. Y presupone usar la pantalla de una computadora –idealmente, de una portátil, pero no es obligatorio– como una ventana hacia otro mundo, hacia otra realidad. En rigor, lo que esta ventana especial nos permite es mejorar nuestra realidad física, cotidiana. Para lograrlo, toma todo el acervo cultural que tenemos en Internet –y que no es accesible a simple vista porque no tiene presencia física– y lo vincula con lo que estamos viendo a través de esa ventana-pantalla, de una manera muy sencilla pero sorprendente. Un mapa interactivo en el celular que detecta gracias al GPS dónde estamos y nos muestra los cajeros automáticos más cercanos es una forma primitiva de realidad aumentada. Pero hay más: en los últimos años han aparecido aplicaciones que complementan lo que vemos. Así, apuntando con la cámara del teléfono a un edificio, una estatua, una pintura en un museo o la vidriera de un negocio, nos muestra en pantalla información actualizada sobre la edad de ese edificio, el nombre de la estatua y quién

fue su escultor, a qué escuela pertenece el artista que pintó el cuadro que tenemos frente a nuestras narices y qué promociones con tarjeta de crédito tiene la tienda en la que estamos pensando entrar. Esa información no aparece como una lista, sino como un cartel dinámico en la pantalla del teléfono, al lado del objeto que queremos identificar. Apuntamos a un edificio y nos muestra, junto a cada ventana, cuánto sale en alquiler un departamento, qué oficinas funcionan en qué pisos, etcétera. Estas aplicaciones ya están disponibles para todo tipo de smartphones (el iPhone, equipos con Android, con Windows Phone 7, y otros). Y son un recurso genial para un viajero, una explosión de información con sólo tomar el celular y apuntarlo al mundo que nos rodea. Un prototipo de la compañía TAT (comprada por RIM hace unos años) permitía enfocar a una persona con el celular y ver en pantalla –luego de que hiciera reconocimiento facial– carteles con su última actualización de Facebook, de Twitter o sus datos de contacto.

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SCIFI

Varios fabricantes de automóviles están experimentando con sistemas que suenan a ciencia ficción, pero que están a la vuelta de la esquina: buscan transformar el parabrisas delantero en una pantalla, evitar que el conductor desvíe la vista de la calle y así superponer, a lo que se ve delante del auto, un plano urbano con navegación guiada –es decir, que muestre los nombres de las calles, cuánto falta para la próxima curva y demás– o alerte sobre la llegada de un mensaje de texto al celular. IBM y otras compañías –incluyendo, muy recientemente, Google– evalúan el uso de anteojos de realidad aumentada, que tienen pantallas traslúcidas (funcionan al mismo tiempo como lente de anteojos y monitor) o suman una pequeña pantalla al lado de los anteojos. Las posibilidades de aplicación son infinitas, pero una obvia es en su uso para arreglar motores o manejar maquinaria: el operario mira las partes del mecanismo y la pantalla del lente muestra, sobreimpreso en lo que ve el usuario, qué es cada una, su estado, cómo se arregla, etcétera. Existe una segunda variedad de realidad aumentada, que tiene un costado más lúdico. Mientras que la primera apuesta a develar lo que de otra manera no podría verse, esta alternativa suma, a lo real, algo que no estaba allí –y que sólo puede verse con una pantalla–. En su implementación más sencilla, un código impreso en un papel muestra, cuando se lo enfoca con la cámara de un celular –o tableta, o una webcam de una PC– contenido animado: desde una chica que baila hasta una vista en 360 grados de unas zapatillas que evaluamos comprar, y que “emerge” sobre un catálogo impreso. El objeto, claro, es virtual: sólo se puede ver en la pantalla. Pero se activa con un código real, impreso en alguna superficie para que lo decodifique la cámara del teléfono. Una empresa argentina, InnovarGroup, tiene una aplicación llamada Appuntar que permite a empresas crear este tipo de soluciones de rea-

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lidad aumentada: hacen posible una comunicación más directa y divertida entre la empresa y sus clientes, ampliando la información disponible sobre sus productos cuando se leen las marcas con el teléfono, brindando sugerencias u ofreciendo un entorno interactivo para conocer mejor un producto. Hay juegos que usan un tablero de plástico con marcas especiales en las esquinas, sobre los que se colocan, en forma virtual, los muñequitos animados de cada usuario, que lucharán por su espacio. Sólo pueden verse en la pantalla del teléfono o la computadora, pero permiten cambiar la vista a voluntad con sólo mover este dispositivo. También, probadores virtuales: con una cámara que toma el rostro del cliente, se testean mil posibilidades de anteojos, en tiempo real, y desde todos los ángulos posibles. El plano de una casa, sobre una mesa, se transforma, visto a través de la ventana que ofrece el celular, en un edificio que se puede observar desde cualquier ángulo y con el que es posible interactuar para conocer cada detalle de cómo será cuando esté terminado. Parece magia, pero es real. Sólo que no puede verse a simple vista. ◊

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La idea es sencilla, pero no por eso menos poderosa. Y presupone usar la pantalla de una computadora –idealmente, de una portátil, pero no es obligatorio– como una ventana hacia otro mundo, hacia otra realidad.

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Un día en

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Texto y fotos de Sergio Zagier con l a col abor ación de Cl audia Herrer a

Visitar la casa de Vacheron Constantin es un lujo que pocos pueden darse. Experiencia bucólica y a la vez atemporal, llegamos en una limusina y nos fuimos con poderosas imágenes que atesoran el conocimiento de siglos al servicio del tiempo hecho a semejanza de los sueños.

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ara un entusiasta de los relojes sofisticados y de la historia de la exploración de la Patagonia, el modelo de Vacheron Constantin Famosos Exploradores, dedicado a Magallanes, es casi una experiencia religiosa. La esfera esmaltada muestra un mapa de Tierra del Fuego en estilo antiguo con leyendas en español y no tiene agujas sino dígitos sueltos que vuelan sobre un arco de 120 grados a lo largo de una hora. Algo innovador y al mismo tiempo con una estética de medio milenio atrás. Con la imagen de ese mapa del estrecho de Magallanes partí hacia Suiza, esperando visitar la manufactura Vacheron Constantin. Previo paso por Zürich, generalmente la puerta de entrada al país para los viajeros de Sudamérica, un tren convencional e híper puntual nos cruzó desde la zona de habla germana a la región francoparlante y cuna de la relojería clásica. La estación central de Ginebra es el punto de llegada, y desde allí un hermoso camino conduce al hotel en el casco histórico, con unas pocas paradas de tranvía. La visita a la Manufactura sería temprano al día siguiente, por lo cual todavía tenía toda la tarde para recorrer la costa del lago donde no pocas boutiques de alta relojería exhiben sus colecciones. Fue en esa área de la antigua Ginebra donde nació Vacheron Constantin en 1755 y donde nunca dejó de operar hasta el día de hoy. La boutique más emblemática abre sus puertas sobre una isla en la desembocadura del lago Lemán.

Al día siguiente, entonces, una limusina con nuestro nombre en un cartel pasó a buscarnos para llevarnos hasta un sector más alejado del centro, a unos 20 minutos, llamado Plan-les-Ouates, donde desde 2004 funciona la sede principal de Vacheron Constantin. Al acercarnos se pudo notar que el edificio es una obra de arte arquitectónica en sí misma, diseñada por el suizo-francés Bernard Tschumi. Vidrio y metal rodean amplios espacios en la recepción, donde nos esperaba Armelle Carreras, guía de habla inglesa. Así, en compañía también de Aude Pittard, encargada de Relaciones Públicas, comenzó la recorrida por la Manufactura, sin cámaras fotográficas, ya que nadie puede registrar lo que pasa en los emblemáticos sectores de producción. En la planta de Ginebra trabajan 350 personas, a las que hay que sumar otro tanto que se desempeña en la zona de producción establecida en el Valle de Joux, otra área profundamente relojera. La marca entrega al mercado alrededor de 19 mil

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En las salas, la atmósfera no sólo es de orden y concentración inversión de la compañía que asegura la continuidad en el plantel de profesionales que –al nivel de una marca de primera línea– requieren una habilidad y una responsabilidad impecables.

piezas anualmente. La recorrida consiste en la visita a los talleres ubicados a ambos lados de pasillos vidriados desde donde se puede contemplar la dinámica de fabricación. Cada sala, en general, domina una especialidad y, cuanto más exquisita es la tarea, menos poblada de técnicos se encuentra. Así, contrariamente a lo que podría pensarse, los sectores de armado de calibres más simples –si es que este adjetivo puede aplicarse a Vacheron Constantin–

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pueden contar con una veintena de especialistas. En cambio, el armado de una gran complicación puede estar a cargo de sólo dos o tres expertos con muchos años de experiencia. Entre ellos, un técnico español que estaba siendo entrenado por un veterano especialista en grandes complicaciones, que pronto se retiraría. El período de aprendizaje durará uno o dos años, tiempo durante el cual, constantemente, el maestro estará traspasando su experiencia de décadas al discípulo. Nada más ver la mesa de trabajo del experto inspira un respeto inusual hacia una persona que guarda en su mente y en sus habilidades décadas de experiencia en dar vida a esas milagrosas maquinitas, precisas y con múltiples funciones, básicamente equivalentes a las que producían los genios del siglo XVIII. A propósito de enseñanza y educación técnica, Vacheron Constantin cuenta con un atelier de formación de jóvenes relojeros que provienen de la escuela de Ginebra. Allí terminan de capacitarse en la experiencia real de una manufactura y luego quedan incorporados a la firma. Es una gran

De ahí partimos hacia el pequeño sector de esmaltados, una de las especialidades de los modelos de la marca. Fue posible ver muestras de los pigmentos azules transparentes que se aplican sobre superficies grabadas para dar esos efectos típicos de los relojes decorados. Muchos de los calibres que se producen lucen un grabado decorativo hecho a mano sobre puentes y platinas. Eso convierte a los relojes también en joyas, en particular por la tendencia de muchas marcas al lanzamiento de modelos esqueletonizados o con la tapa posterior de cristal transparente en reemplazo del metal del resto de la caja. Los modelos de Vacheron Constantin son un clásico en este sentido; basta recordar sus tourbillones con el puente expuesto y con la forma de la cruz de Malta, una pequeña pieza de puntas afiladas y de muy difícil producción. Párrafo aparte merece el tema del Punzón de Ginebra. Se trata de un galardón muy exigente que se otorga cuando se cumplen ciertos requisitos técnicos impuestos por una comisión independiente que apunta a la mayor excelencia. En uno de los pasillos de la Manufactura, un largo panel describe en detalle cada uno de los puntos que los calibres deben cumplir para ser aprobados y estampados con el punzón. Por supuesto, Vacheron no sólo reúne sino que supera esas exigencias y está habilitada para exhibir el diminuto escudo en sus relojes.

sino de una profunda serenidad. Como si tuvieran todo el tiempo del mundo de su lado.

” Siguiendo la recorrida del edificio, la atmósfera de las salas no sólo es de orden y concentración sino de una profunda serenidad. Como si tuvieran todo el tiempo del mundo de su lado. Los grandes espacios vidriados, a través de los cuales la luz entra sin restricciones, rememoran los atelieres y talleres hogareños donde hace dos o tres siglos los relojeros diseñaban, fabricaban o reparaban relojes con una modalidad más parecida a la artesanía que a la industria. Era la época heroica de la relojería: los relojeros no sólo producían calibres nuevos, descubrían principios y creaban conceptos para conservar el tiempo bajo control, sino que también inventaban escapes, compensaban la temperatura, decoraban pequeñas obras de arte. De eso conversamos con Christian Selmoni, director artístico de la firma, en una sala privada exquisita. Grandes ventanales dejaban ver los alrededores semiurbanos, muy verdes y bucólicos. En el resto de las paredes se lucían relojes antiguos de colección. “Nuestra industria sufrió una epidemia casi terminal hace unas décadas –dice Christian– pero

gracias al empuje y el coraje de algunos visionarios, la relojería clásica sobrevivió y prosperó.” Tras visitar Vacheron Constantin y conocer la decoración, la sobriedad, el respeto por los detalles de cada pieza, se comprende la afición de los coleccionistas que dan todo por un reloj como los que aquí se producen. ◊

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Las altas temperaturas del verano exigen sabores propios y refrescantes. Para combatir la sensación térmica –o celebrarla–, preparamos esta fórmula exclusiva.

Verano 2013 by Simonetta Orsini

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ada estación del año incluye aromas y gustos únicos. Y así como el invierno llama a los sabores oscuros, a los spirits añejados en madera, el verano exige lo opuesto: frutas de estación, colores vivos, cítricos y la frescura de un vodka de alta gama. Así nació el cocktail Simonetta Orsini. Creado por la conocedora mano de Sebastián Tiseira, quien fue por cinco años bartender de Casa Cruz, y que hoy está al mando de la exclusiva barra del restaurante Tarquino, en la barranca de la calle Rodríguez Peña. Tiseira imaginó esta intensa mezcla que no sólo refresca el cuerpo, sino el alma. Un cocktail ideal para beber al atardecer.

Cocktail Ingredientes: 1 1/2 oz

de vodka Ketel One

1 dash

de Cointreau

1 dash

de almíbar de jengibre

3 oz

de jugo de melón fresco

1 1/2 oz Gotas

de té verde

de licor St. Germain para aromatizar

Procedimiento:

Mezclar todos los ingredientes en coctelera con abundante hielo entero. Colar en un vaso de trago largo con hielo nuevo. Decorar con rodajas de cítricos y hojas de menta fresca.

Anillo de oro rosa con piedra de cuarzo violeta y brillantes rosados. 76

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road Movie Fotos Pato Bat tellini Estilismo josefina bugallo Toda l a indumentaria es de Etiqueta Negr a

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En la apertura: Federico: smoking con solapa de terciopelo, camisa, jeans y botas. Reloj Hublot, King Power Maradona. Romina: smoking, maillot, pantalón bicolor y sandalias. Anillo solitario de oro blanco con brillantes, aros de oro blanco con piedra ónix blanca y brillantes negros. En esta página: traje, remera y abotinados. Reloj Audemars Piguet, Royal Oak Offshore Chronograph. En la página siguiente: campera de cuero, musculosa y short bicolor de denim. Reloj Jaeger-LeCoultre, AMVOX 2 DBS Aston Martin. Aros de oro blanco y brillantes, varios anillos de oro blanco y brillantes en diferentes tamaños, anillo de oro blanco con ónix negro. Cadenas de oro blanco con tratamiento de rodio negro y anillo en forma de dije de oro blanco y ónix negro.

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En esta página: motoquera de cuero natural, camiseta, cinturón y jeans. Reloj Roger Dubuis, Easy Diver. En la página siguiente: musculosa de algodón, pantalón de cuero natural y sandalias. Reloj Panerai Radiomir 8 días cerámica, aros de oro blanco combinado con oro rosa y brillante, gargantilla de oro blanco y brillantes carré con engarce invisible, anillo de oro blanco y brillantes.

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En la página anterior: top y pantalón XL de seda natural. Reloj IWC Spitfire Chronograph, pulseras de oro blanco y brillantes en diferentes tamaños, gargantilla de brillantes símil solitarios, aros de oro blanco y brillantes. En esta página: camisa, cinturón y short de cuero natural. Reloj Vacheron Constantin, Historique Ultra Fine 1968. Aros de oro amarillo y perlas cultivadas, cadena y cruz de oro amarillo y detalles de perlas, anillos de oro rosa y brillantes pavé, anillos de estilo barroco de oro rosa.

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En esta pรกgina: blazer tizado, camisa y pantalรณn de gabardina. Reloj Richard Mille, RM011 DLC Titanium Black, anillo de oro blanco y brillantes. En la pรกgina siguiente: vestido de seda. Reloj Zenith, Captain Winsor, pulsera de oro blanco y brillantes, pulsera de oro rosa y brillantes, anillo de oro blanco y cuarzo amarillo con brillantes, aros de oro blanco y brillantes negros.

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En esta p谩gina: Federico: smoking con solapa de terciopelo y camisa. Reloj Hublot, King Power Maradona. Romina: maillot y saco smoking con solapa de raso. Aros de oro blanco con piedra 贸nix blanca y brillantes negros. 88

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Nosotros

y los autos

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Los automóviles son parte de nuestra vida, y para muchos, algo realmente serio con lo que se pueden entablar relaciones emocionales entrañables. Más allá de la funcionalidad, estos objetos significan mucho más que cuatro ruedas, un poco de chapa y un buen motor. Un amante de los autos como pocos confiesa en esta nota de qué se trata experimentar ese loco amor.

Por Renato Tardit ti*

*Director Editorial de la revista Móvil.

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llá por 1896, dos alemanes, cada uno por su lado, le pusieron un motor a explosión a un pequeño carromato, y en ese simple pero trascendente acto crearon algo que cambió nuestras vidas para siempre. Se trataba de Gottlieb Daimler y Karl Benz, y el artefacto que crearon fue nada menos que el automóvil. A la larga, Gottlieb y Karl unieron sus esfuerzos para fundar Mercedes-Benz, pero ésa es otra historia. Es difícil saber si aquellos precursores, al igual que Louis Renault, Armand Peugeot, René Panhard y tantos otros, tenían una idea de cuán importante iba a ser el producto que estaban creando, pero lo cierto es que más de 125 años después, los automóviles son parte de la vida de casi todos los seres humanos, y para muchos de nosotros, una cosa realmente seria. Desde el punto de vista funcional, el auto es un medio de transporte mediante el cual los humanos podemos viajar más rápido, acarrear elementos, trasladarnos con más gente y, entre otras cosas, llegar a lugares que antes eran imposibles. No caben dudas de que el auto cumple esa función con creces, a pesar de que su

eficiencia viene siendo cuestionada en los últimos tiempos. Pero el auto es mucho más que eso. Es, fundamentalmente, un invento que muestra con claridad las ilimitadas posibilidades de “viajar” que tiene la imaginación humana. Grandes hechos, encendidas pasiones, inconfesables caprichos y sensibles ideas tienen al coche como protagonista. En esa tensión entre lo que el auto tiene de racional y lo que tiene de emocional se juega lo que esta genial máquina representa para cada uno de nosotros. Lo cierto es que despierta muchas veces pasiones extremas: desde los que construyen toda su vida en torno a él, hasta los que lo aborrecen y militan por su pronta desaparición. Para los primeros es un fetiche y seguramente depositan en él unas cuantas carencias emocionales, para los segundos es el enemigo que está destruyendo el planeta y aceptan resignadamente su existencia a la espera de que los problemas de movilidad se resuelvan con algún nuevo invento mágico que nos traslade de un lugar a otro en forma segura, cómoda y sin contaminar. Tendrán que esperar un buen rato (y muchos segways) para que eso suceda.

Belleza Las bellas formas hacen que algunos autos pasen a la historia como obras de arte. A lo largo del tiempo, muchos se han disputado el trono del “más hermoso”: Jaguar E Type, Bugatti 57 Atlantic y Citroën DS son tres de los mejores ejemplos.

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El auto y el reinado del consumo El auto es uno de los reyes del consumo de lujo. No es un objeto ajeno a nosotros, sino un espacio que se habita, tan íntimo como la ropa o como una casa, que se exhibe con orgullo como un signo de pertenencia social o de identidad individual. Efectivamente, en el auto que tenemos –o aun en los que desearíamos tener–, proyectamos quiénes somos o quiénes queremos ser, y de la misma manera somos juzgados. En esta línea de pensamiento están las teorías que dicen que el auto es una proyección fálica de los hombres. No es una hipótesis para descartar, como muchas otras que nos aporta la ¿ciencia? desarrollada por el venerable Sigmund Freud, pero lo cierto es que cada vez más las mujeres también son protagonistas de este entusiasmo por los coches.

Pero si de hombres hablamos, los autos tienen para nosotros un efecto bastante similar al de las mujeres. Cualquier mujer hermosa nos hace suspirar y –en la medida de las posibilidades– nos hará girar la cabeza para continuar con la contemplación todo el tiempo que se pueda. El efecto de una Ferrari es exactamente igual. Lo interesante de las pasiones que despiertan los autos, sobre todo para los hombres, es que atraviesan transversalmente tanto los estratos sociales como las edades. La admiración que depara la presencia de un Porsche es igual en un hombre acaudalado que en uno de recursos moderados, y el avistamiento de un Lamborghini generará una sorpresa tan grata en un pequeño de ocho años como en cualquiera que ya haya pasado los 70.

Por ejemplo, Martin De Leeuw, Presidente de Simonetta Orsini, eximio corredor y amante de los autos nos dice: “Los autos son una de las primeras prioridades para mí. De hecho, muchos somos los que pensamos de esa forma. Es muy común que en la lista de prioridades de un hombre las mujeres estén en primer lugar, y los autos en el segundo. Son especiales por su estética, potencia, confort. Además nos llevan y nos traen. Son importantes y forman parte de mi vida”. Desde otra óptica, Rubén Caprile, empleado de un taller mecánico en Laferrere, reflexiona algo similar: “No podría vivir sin los autos, son a la vez mi trabajo y mi pasatiempo favorito. Claro que soy fanático de las Ferraris, pero también me vuelvo loco cada vez que veo una coupé Chevy o un Torino en buen estado”.

Los entusiastas En el medio de ambos extremos estamos los entusiastas, los que consideramos al automóvil un objeto de admiración y deseo y, en mayor o menor medida, le dedicamos buena parte de nuestros pensamientos, nuestro tiempo y nuestro dinero. Es simple: a nosotros, los autos nos importan. Como ejemplo vale que en cualquier charla de café –fundamentalmente entre hombres, pero también cada vez más entre las mujeres–, el auto es uno de los tópicos infaltables. “Minas, fútbol, política y autos”, dice la teoría acerca de la típica charla de bar, aquí y en la gran mayoría de los lugares… A pesar de nuestro entusiasmo, puede ser difícil entender cómo una persona es capaz de dejar de lado necesidades básicas y empeñar hasta las medias sólo por encapricharse con un determinado modelo. Pero más incomprensible –hasta irritante– resulta cuando una persona no es capaz de diferenciar un Porsche de una Ferrari o, pero aún, es incapaz de reconocer que una Kangoo no es lo mismo que un Mercedes-Benz. Por supuesto que el automóvil no es el único producto de nuestra sociedad

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que genera este tipo de comportamientos. Sin ir más lejos, los relojes son un muy buen ejemplo. Aquellos para los que el reloj es sólo un instrumento para dar la hora nunca van a entender la diferencia entre un reloj de cuarzo y uno mecánico. Con los vinos pasa algo similar, y así con tantos otros productos en los que el diseño y la calidad juegan un papel fundamental.

Lujo Es el campo en el que los ingleses primero (Rolls Royce, Bentley, Jaguar) y los alemanes después construyeron su prestigio y se convirtieron en los vehículos más admirados y respetados.

“Los autos son una de las primeras prioridades para mí. Son especiales por su estética, potencia, confort. Además nos llevan y nos traen. Son importantes y forman parte de mi vida”, dice Martin De Leeuw. 93


Tres motivaciones “¿Qué tienen los autos que los hace tan especiales?”, es la pregunta del millón que nos mueve a opinar, investigar, escribir artículos y hasta libros enteros. En mi humilde opinión, hay tres aspectos que, en distintas proporciones, siempre están presentes en la motivación de cualquier entusiasta de los autos: la pasión por la velocidad, el afán por el lujo y la admiración por la belleza. Desde las primeras carreras, el auto es el símbolo del poder individual del hombre sobre la relación entre la distancia y el tiempo. En otras palabras: la velocidad. Por eso los autos deportivos son los más deseados y los que mejor representan ese poder. De la mano de la velocidad están la adrenalina, la diversión pura, la emoción. Esto es algo difícil de entender para quienes nunca han experimentado manejar un auto muy rápido, pero es una de las sensaciones más emocionantes y placenteras que puede haber.

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El confort, la seguridad, pero sobre todo el lujo, son otras de las grandes satisfacciones que nos deparan los automóviles. Nada se compara con el tacto de una palanca de cambios de aluminio pulido, el aroma de un interior de cuero o el sonido de una buena puerta cerrándose con precisión. De la misma manera, el reflejo que proyecta en los demás nuestro andar en un auto lujoso es una caricia para el ego. La belleza de las formas, por último, es la más sofisticada y subjetiva de las pasiones que despiertan los autos. Es el lugar donde la producción industrial y el arte se unen en el diseño, que le confiere a algunos vehículos un valor plástico comparable a legendarias esculturas. Es un aspecto que da lugar a discusiones interminables (¿cuál es el automóvil más bello?) y a conclusiones imposibles, que seguirán mientras haya diseñadores capaces de inspirarse –e inspirarnos– para crear formas hermosas. ◊

Velocidad Todas las marcas aspiran a ser referentes en este terreno, justamente por el prestigio que les confiere y los deseos que dispara. Las marcas italianas como Ferrari, Lamborghini y Maserati representan históricamente la deportividad en su forma más pura y sofisticada; Porsche significa la combinación perfecta de eficiencia y pasión, y no hay que olvidar a la tradición americana de muscle cars, la fuerza bruta en su máxima expresión.

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“Jean Claude Biver es comparable a Steve Jobs”

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Por Mercedes Quintana

Con apenas 27 años, Marco Tedeschi se sienta en la mesa chica de una de las marcas relojeras más exitosas de los últimos años: Hublot. De visita por Buenos Aires, habló con S/O sobre sus vivencias de trabajar codo a codo junto a uno de los principales hombres de la industria, Jean Claude Biver. 96

mante de la mecánica, los autos, la fotografía y las exhibiciones de arte, Marco Tedeschi es básicamente un apasionado por el diseño, y como director de Producto de Hublot, se desafía de manera constante para crear relojes más atractivos. “En mi segundo año de la carrera de Ingeniería Micromecánica, utilizaba mis tiempos libres para desarrollar un diseño especial para un movimiento de tourbillon. Sólo lo hacía por placer. Pero como mi padre ya trabajaba en Hublot, tuve la oportunidad de conocer al señor Biver y mostrarle mi proyecto. Yo era muy joven y estaba muy impresionado por su figura. Cuando le expliqué mi diseño, comenzó a golpear la mesa y a gritar: “¡Fantástico!, ¡Sos un genio!, ¡Esto es una locura!”. Luego, bajó el tono, y me preguntó: “¿Cuándo comenzás a trabajar en Hublot?”. Así fue que, en 2006, Marco acomodó sus horarios de la universidad para asistir dos tardes por semana a Hublot, y ya en marzo de 2007 comenzó a trabajar a tiempo completo. Hoy es parte del Comité de Producto junto a Jean Claude Biver, Ricardo Guadalupe, CEO de la marca, y Mathias Buttet, director del Departamento de Mecanismos. Juntos, los experimentados y míticos hombres de negocios sumados a las jóvenes realidades se reúnen en esa mesa chica donde se decide qué hacer para luego trasladar estas ideas a los diferentes equipos que las llevarán adelante. “Si debo elegir sólo uno, para mí Jean Claude Biver es el número uno. Desde la muerte de Nicolas Hayek, muchos creen que es la voz de la industria. Y yo trabajo a su lado; es un placer y un privilegio único, todos los días se aprende algo cerca de él, por esa razón amo trabajar en Hublot”, dice Tedeschi entusiasmado. “Muchos no lo saben, pero el señor Biver es un amante del producto, puede hablar conmigo dos horas por un

pequeño detalle, y si piensa que debe ser así por alguna razón, va a discutirlo mucho. Está detrás de todos los detalles del producto”, cuenta para luego rematar: “Leí la biografía de Steve Jobs en mis vacaciones y él era también un amante del producto. En algunas partes del libro, cuando habla, pensaba que Biver pudo haber dicho exactamente lo mismo. Creo que es una comparación muy interesante”. Marco es suizo y siempre vivió en Ginebra, ciudad a la que considera “la mejor del mundo”; sin embargo, también posee la nacionalidad italiana ya que su padre, de quien heredó su amor por la relojería, es de ese origen. “Cuando yo era un niño, mi padre tenía un negocio en Ginebra, y los sábados me llevaba y yo estaba feliz mirando los relojes; fue ahí donde comenzó mi pasión. Años más tarde, mi padre trabajaba para Franck Muller, y a mis 14 años, el mismo Muller me permitía ir a la Manufactura y ensamblar mecanismos. Allí terminé de decidir que esto era lo que quería hacer. Yo estaba fascinado con los mecanismos de los relojes, ver esas pequeñas piezas funcionando. Así que fui a la

Escuela de Relojería del Valle de Joux, en Le Sentier, e hice una diplomatura en Diseño de Microtécnica para relojes. Cuando terminé, comencé la Facultad de Ingeniería.” A estos estudios luego se sumó un título de MBA y allí el joven adquirió conocimientos en negocios. Hoy Marco, además de estar a cargo del Departamento de Diseño de Producto (donde se diseñan las cajas, esferas, agujas, etc.), colabora con su padre, quien ya tiene 72 años, y es Sales Manager del mercado de Oriente Medio.

Cuando yo era un niño, mi padre tenía un negocio en Ginebra, y los sábados me llevaba y yo estaba feliz mirando los relojes; fue ahí donde comenzó mi pasión.

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¿Cuál es tu diseño preferido? Entre los que diseñé, uno de mis favoritos es el King Power Ayrton Senna. Fue un proyecto muy interesante, porque el señor Biver y Ricardo Guadalupe me dejaron hacer lo que deseaba con total libertad. Trabajamos mucho con el diseñador del movimiento en el esqueleto, para tener inspiración en la Fórmula 1. En general, me gustan mucho los King Power, porque los relojes grandes atraen. De todos modos, me agrada pensar que mi favorito será el último reloj que haya creado. ¿Cuál es tu próximo diseño? Todavía es top secret; estamos trabajando en un nuevo proyecto con Ferrari. ¿Participaste en la edición Maradona? Sí, hice el primer reloj de Maradona. Fue otro proyecto muy atractivo: trabajamos mucho con la familia, nos mandamos numerosos mails con ellos, nos enviaron fotos para inspirarnos. Hicimos también piezas especiales con los momentos más trascendentes de su vida, además de piezas únicas para él, con el grabado de las fotos de sus hijas. ¿Cuáles son tus inspiraciones para crear un reloj? A veces creamos relojes para un determinado mercado, pero cuando hacemos relojes especiales como el Maradona o el Ayrton Senna, me gusta meterme en el universo del personaje, bucear en ellos, saber qué hicieron, cómo viven o vivieron. Por ejemplo, en los Ferrari, trabajamos en conjunto los equipos de Diseño de Hublot y Ferrari, y fue una excelente experiencia para conocer sus opiniones.

Hoy ya sabemos que no necesitamos un reloj para mirar la hora. La gente, cuando compra un producto de alta relojería, compra una imagen, algo que forma parte de su identidad, y esto sí que es para siempre.

¿Hacia dónde creés que va la industria? Creemos que la tendencia es volver a los clásicos. El tiempo de los relojes de 48 milímetros o más está terminando. Hoy ya sabemos que no necesitamos un reloj para mirar la hora. La gente, cuando compra un producto de alta relojería, compra una imagen, algo que forma parte de su identidad, y esto sí que es para siempre. ◊

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CRONÓGRAFOS PARA TOMARLE EL TIEMPO A la aventura

Pocas cosas más irresistibles para los coleccionistas y amantes de los relojes que los tres contadores sobre una esfera con los que reconocemos un movimiento de cronógrafo. Gracias a ese mecanismo, las experiencias deportivas se resignifican hasta lo sublime. En esta nota, algunos de los más excéntricos, llamativos, técnicamente extraordinarios cronos de última generación.

A. Lange & Söhne

Un hito que se reinventa Si tenemos que hablar del mejor cronógrafo de la marca ese es, sin dudas, el extraordinario Datograph up/down ya reseñado en S/O Nº 6. Sin embargo, cada crono de la Manufactura alemana es una maravilla singular. Aquí presentamos el Double Split, único cronógrafo con sistema de doble rattrapante, por eso marcó un hito cuando se realizó su lanzamiento, a finales de 2004. Dicho mecanismo, calibre L001.1 de cuerda manual, no sólo conduce la aguja rattrapante sobre la escala de 60 segundos, sino que también tiene un contador de minutos saltante. Fue el primer mecanismo para cronógrafo que permitió comparar medidas de distintos eventos de hasta 30 minutos de duración. La rueda de columnas con elegantes pesas y el balancín superior de alta calidad, íntegramente desarrollados y fabricados en la casa, son otros elementos que ubican a este reloj como una manifestación del virtuosismo de que son capaces los maestros relojeros e ingenieros de la casa de Glashütte.

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JAEGER-LECOULTRE

Para explorar los límites Tributo a la geofísica: así se presenta el lanzamiento del Master Compressor Extreme LAB 2, una pieza sin duda extraordinaria que se inspira en el universo de la exploración y la inventiva. Es un cronógrafo mecánico, pero uno muy especial, concebido para los universos más extremos. Su lanzamiento da continuidad a la línea inaugurada en 1958 con el Cronómetro Geophysic como instrumento para exploradores de los límites. Por eso ofrece un selector de funciones integrado en la corona, muy fácil de accionar, stop de segundos manual, reserva de marcha circular y una función GMT que se puede consultar en un instante. Un

movimiento de alta precisión que se guarda en una caja de titanio ultra ligera a la que se ha integrado un bisel de cerámica súper resistente, inmune a las rayaduras. Los pulsadores están diseñados para facilitar al máximo el uso, con protectores de corona acanalados, con caucho, amables con la mano. Desde el movimiento, el barrilete garantiza un constante abastecimiento de energía durante 60 horas. Para consultar esa reserva de marcha se ubicó en la parte superior de la esfera una visualización radial, muy novedosa, de lectura simple e intuitiva: a medida que se va agotando la reserva, los segmentos indicadores dispuestos en 180 grados pasan del blanco al rojo. Y como en la mejor tradición de los relojes de JLC, la función GMT permite mantener un segundo huso horario con una segunda aguja central de las horas, completada por la visualización de las 24 horas en las 6. La hora de viaje se ajusta mediante el seleccionador de funciones, integrado en la corona, desde el que también se puede modificar la fecha, arrastrando la perilla hacia delante o atrás. La extrema complejidad de este cronógrafo –569 partes integran el movimiento– le ha permitido, sin embargo, superar la dura prueba de 1.000 horas con la que Jaeger-LeCoultre verifica el funcionamiento de sus piezas en cualquier circunstancia. En este caso, antes de su lanzamiento oficial, la Manufactura patrocinó la expedición Antoine LeCoultre, durante la cual tres alpinistas conquistaron una cumbre aún virgen del Himalaya, de 6589 metros de altitud, provistos de este reloj en sus muñecas. El 22 de noviembre de 2009 alcanzaron esa cumbre y bautizaron la montaña como Antoine LeCoultre. También se produce en una versión de oro rosa de 18 quilates, algo más pesada pero muy glamorosa.

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AUDEMARS PIGUET

Un ícono para medir la adrenalina Para AP, el cronógrafo significa algo más que el reloj deportivo por excelencia. Es el responsable de uno de los grandes éxitos de su producción histórica y, vale decir, de la relojería, desde que el crono Royal Oak apareció en los 70 para retener definitivamente el dominio del mercado global en manos de las piezas mecánicas, amenazadas entonces por la irrupción de los modelos a pila. Desde su lanzamiento, el Royal Oak, uno de los modelos más imitados, “el primer deportivo de prestigio”, se ha enriquecido con nuevas versiones cada año. Ahora la casa celebra los primeros 40 años de la colección y lanzó un novedoso modelo de cronógrafo, con nuevo tamaño, muy contemporáneo: 41 milímetros de diámetro para una caja que así mejora su legibilidad. Es de oro rosa y conserva las

características que ya estaban presentes en el original de 1972: alternancia de superficies satinadas y pulidas, los 8 tornillos hexagonales del bisel octogonal, de oro blanco. El cuadrante también está decorado con el típico patrón de la línea, grand tapisserie. Con corona a rosca, la caja es hermética hasta 50 metros, con un cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos. En su interior late el calibre 2385, de carga automática. Fueron necesarias 304 piezas -37 rubíes- para construirlo y ofrece una reserva de marcha notable, de 40 horas, con una frecuencia de 21.600 alternancias por hora, lo que da cuenta de su altísima precisión. El nuevo crono se produce, además, en otras versiones muy atractivas, en acero u oro rosa, con esfera negra, plateada o azul.

HUBLOT

Un paso más en el movimiento Salta a la vista por qué el primer movimiento de la marca totalmente manufacturado por la firma se llama Unico. Es que Hublot, la casa del caucho y los tornillos a la vista, quiso dar un paso adelante en la calidad de estos movimientos desde un crono de rueda de columnas, el sistema que garantiza la excelencia de un cronógrafo. King Power Unico Gold Carbon es el nombre descriptivo de una máquina de alta calidad con movimiento automático y una caja pulida y satinada de oro de 18 quilates. Carbon refiere a la fibra de carbono y el caucho negro que conforman el clásico bisel, con tornillos de titanio. La esfera es de zafiro con apliques de oro y de material luminoso blanco. Se trata de un cronógrafo flyback con la particularidad de que su mecanismo y la rueda de columnas se ubican en el lado de la esfera. Otra de las innovaciones es el porta escape extraíble, sobre el que el usuario –previa solicitud especial– podrá grabar sus iniciales.

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RICHARD MILLE

Fanáticos del deporte Para celebrar el regreso de la Fórmula 1 al Grand Prix de los Estados Unidos, Richard Mille lanza una edición limitada a sólo 30 piezas de su célebre cronógrafo Flyback creado en asociación con el piloto brasileño Felipe Massa. Tras cinco años de ausencia, vuelve al circuito norteamericano la carrera que inspiró muchos de los diseños más icónicos de la relojería depor-

tiva, con el lanzamiento de RM011, un cronógrafo con caja de carbón en cuya concepción colaboró el corredor. La nueva pieza tiene funciones de cronógrafo flyback esenciales para los atletas y fanáticos del deporte. Su movimiento automático es esquelético, con un rotor de geometría ajustable, un contador de 60 minutos, totalizador de 12 horas, calendario anual

y fecha –día y mes– magnificados. La caja de carbón negra genera un gran contraste con la correa amarillo brillante y los numerales, agujas bisel interno y protector de corona que lo completan. Tiene una reserva de marcha de 55 horas sin el cronógrafo funcionando. Soporta una inmersión de hasta 50 metros.

OFFICINE PANERAI

Ostentando técnica y estética En este crono de Panerai se conjugan dos fuerzas creativas: el movimiento, made in la Manufactura, y un innovador proceso de construcción de la caja aplicado a un diseño histórico de la alta relojería, el modelo Luminor, lanzado por primera vez hace ya 60 años. Era, como bien saben los conocedores, un reloj militar. Ahora, el Luminor 1950 Ceramic 8 Days Chrono Monopulsante GMT 44 mm, hace alarde de la técnica y la estética para ofrecer los servicios de un cronógrafo de ocho días de reserva, a pesar de ser a cuerda manual, monopulsante –se accionan todas sus funciones desde un solo botón–, con un segundo huso horario con indicación del día y la noche. Son 321 las piezas que permiten cargar de energía los barriletes y resortes para que el reloj funcione durante ocho días sin interrupciones ni necesidad de ajustes. La caja es de cerámica negra de alta tecnología y se realiza con un proceso de presión isostática que le da a la estructura una dureza extrema, cinco veces mayor que la del acero. Water resistant hasta 100 metros y con 44 milímetros de diámetro, la caja tiene una terminación mate e incluye el clásico puente de palanca, distintivo de Panerai como prominente protector de corona. El fondo atornillado es de titanio con una capa negra e incluye una gran ventana, de cristal de zafiro, que permite ver el movimiento en marcha. El cuadrante también exhibe un savoir faire exclusivo de OP que permite una óptima lectura en cualquier condición. Son dos platinas superpuestas, la superior perforada con los números e indicadores entre los que se inserta el material luminoso. Esta esfera va protegida por un cristal de zafiro de 2 mm de grosor, con tratamiento antirreflejos.

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IWC

Sofisticación inteligente Hay un glamour digno de una mente brillante que acaba de cumplir 50 años, en este reloj que se propone pasar del traje de buceo directamente al esmoquin. Es el Aquatimer Cronógrafo en oro rosa, con un movimiento automático de cronografía desarrollado por IWC, con función de flyback. Una caja de oro rosa 5N, de 44 milímetros, para un auténtico reloj submarino, hermético hasta 12 bares. Con el bisel giratorio unidireccional exterior y bajo un anillo de cristal de zafiro, hay una gruesa capa luminosa para alcanzar condiciones de visibilidad perfectas incluso en las inmersiones nocturnas. El movimiento se activa con un sistema de cuerda IWC con doble trinquete y una construcción segura contra choques y sacudidas. La función flyback, por su parte, detiene un cronometraje en marcha con sólo apretar un botón. En buceo, esta prestación también es útil cuando, por ejemplo, se quiere medir la velocidad de ascenso, que no debe superar los diez metros por minuto por cuestiones de seguridad. El diseño final contribuye a la optimización de la lectura: esferas negras, índices luminosos y un anillo giratorio que contrasta la escritura sobre fondo blanco. El modelo dispone además de un cristal de zafiro esférico con tratamiento antirreflejos por ambas caras y un fondo de cristal que permite observar el movimiento. Va con una correa de caucho súper deportiva, que puede sustituirse por otra más larga, con cierre de velcro, para que el reloj anfibio calce sobre el traje de buceo.

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CHOPARD

Un clásico que se reinventa Es ya un clásico de los relojes deportivos o, más precisamente, de los vinculados al automovilismo de lujo. Pero un clásico que se reinventa y que cada año suma un nuevo miembro a la familia Mille Miglia. En este caso, un cronógrafo GMT con una lectura extraordinaria gracias a sus contadores de gran tamaño. Una puesta en escena simple, elegante y funcional al servicio de la más alta precisión: su movimiento mecánico, automático, mereció el certificado de cronometría del COSC, el estricto comité de calidad suizo. El nuevo Mille Miglia GMT Chrono 2012 posee un movimiento automático que además de permitir funcionar el cronógrafo ofrece una función de segundo huso horario. Este reloj deportivo y elegante es ob-

jeto de dos ediciones limitadas, una de 2012 ejemplares en acero y otra de 250 ejemplares en oro rosa. Esta nueva saga de la familia completa la línea Classic Racing, en la que Chopard reúne a los relojes que rinden homenaje al mundo del automóvil. La Mille Miglia transcurre a lo largo de las 1000 millas (1600 km) que unen Brescia con Roma, ida y vuelta. La que antaño fuera una prueba de velocidad (1927-57), actualmente se ha convertido en la cita mundial para los aficionados a los coches de colección.

Roger Dubuis

Pulsión por la precisión Técnico, poderoso, dinámico. Tres adjetivos que definen el nuevo crono de la colección Pulsion, en el que Roger Dubuis apuesta al titanio negro, recubierto con DLC, material increíble para la relojería por su dureza y liviandad, unido al tono elegante por excelencia en materia de accesorios masculinos. También apuesta a la innovación en un diseño que, entre otras cosas, propone un cuadrante abierto al movimiento. Con una

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correa de caucho y un cristal de zafiro que se extiende hasta los costados de la caja –atornillado a ésta– y hace las veces de bisel, con cifras grabadas bajo el cristal y terminadas con capas de material luminoso, utiliza la transparencia no sólo como elección de diseño, sino para dejar expuesta su extraordinaria técnica. Una idea que suma al cuadrante –calado para permitir la visualización de los acabados del movimiento– construido en varios niveles, con una zona exterior negra y côtes de Genève. La máquina, exclusiva de RD y certificada por el COSC, con rueda de

pilares, es de carga automática y está formada por 264 partes. Su reserva de marcha es de 48 horas y su precisión altísima, pues se mueve a 28.800 alternancias por hora. Como todos los modelos de RD, lleva el prestigioso Punzón de Ginebra que se otorga a los productos excepcionales, una garantía de su alta calidad. La caja de titanio, de 44 milímetros, se combina con una correa de caucho negra con acabados pulidos y satinados y hebilla desplegable de titanio. Hay una segunda versión, con caja de oro rosa y esfera oscura. Es hermético hasta 100 metros.

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Femeninos

CHANEL

Diseño gráfico y glamour El glamoroso J12, emblema de la línea de relojería de Chanel, lanzó su cronógrafo. Claro, es más robusto que el clásico modelo femenino con el que se inició la colección, una de las más exitosas del mercado relojero para dama de los últimos tiempos. Como se trata de un diseño tan gráfico, el crono J12, con movimiento automático, suma el aspecto emblemático que permite reconocer un cronógrafo a la distancia, con sus contadores sobre la esfera que dialogan con el anillo exterior en escala, tan deportivo. La caja, de cerámica blanca y acero, tiene 41 milímetros de diámetro, un tamaño llamativo y muy trendy para el público femenino. El brazalete es del mismo material. La esfera de laca blanca tiene nueve diamantes como indicadores: el detalle que concluye la unión entre sport y sofisticación.

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Baume & Mercier

El crono más sofisticado La colección Línea, compuesta por relojes de pulseras intercambiables, y una de las más exitosas de Baume & Mercier, presenta un cronógrafo con fechador. Es un reloj que seguramente llamará la atención, no sólo por incorporar las funciones de un crono, con máquina a cuarzo, sino por su belleza: caja redonda de 32 milímetros de diámetro y cuadrante de madreperla. El fondo decorado muestra cuatro tornillos que aseguran una sumergibilidad de 50 metros. El brazalete es protagonista, como corresponde a la colección: acero pulido con diamantes engarzados o un glamoroso satén negro. Para cambiar y jugar con el aspecto de un cronógrafo encantador y muy femenino.

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Fotos Marcelo Set ton Estilismo Marcel a Rubini Make up Agustina Caparr a*

Escrito en el cuerpo Cadenas de oro que abrazan la espalda y rodean la cintura, pulseras que cubren los tobillos y anillos que, cuando caen, acarician la piel. Negros, dorados, brillantes y un rojo para la perdici贸n en una escena 煤nica.

Todas l as joyas son de Simonet ta Orsini

*para Bettina Frumboli Estudio con Productos Lanc么me

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En la doble página anterior y en ésta: gargantilla y pulsera de oro rosa cepillado y cerámica negra high tech. Aros de oro rosa cepillado con brillantes y cerámica negra high tech. Anillo de oro rosa con cerámica negra high tech. Anillo de oro rosa con diseño de confites móviles.

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En esta pรกgina: cadena de eslabones redondos y aros de oro rosa con brillantes y gota de cuarzo blanco. En la pรกgina siguiente: cadena de oro rosa con eslabones redondos. Collar y aros de oro rosa con detalles de piedras esmaltadas por electroformatura. 116

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En la página anterior: cadenas de oro blanco y oro rosa con eslabones XL. En esta página: pulsera de oro rosa con brillantes. Anillo de oro blanco con brillantes pavé. Anillo de oro rosa cepillado con diseño bombé y brillantes.

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Cenar en una mesa a 50 metros de altura, saborear a ciegas un salmón y pasar vacaciones en el fondo del mar son hoy situaciones posibles que ponen al límite los sentidos, incluso de quienes aseguran haberlo probado todo.

Por Lina Fernanda Sánchez Alvar ado

Placeres

poco convencionales

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I

mposible ya no significa nada. Cuando la rutina parece no dar tregua y la idea de la novedad no deja de dar vueltas en la cabeza, cualquier ser humano podría pensar en las ideas más alocadas. Por ejemplo: comer en el cielo. Una plataforma a 50 metros del suelo, sostenida por una grúa, con 22 personas a bordo no es sólo otra manera en la que el hombre desafía la gravedad, sino la nueva forma de cenar con altura. ¿O alguna vez había pensado deleitarse con un ave de Cornualles teniendo como vista entre sus pies los pisos más altos de los edificios de su ciudad? Dinner in the sky, una empresa belga, lo hizo posible, y hoy ha logrado cenas de altura en varias ciudades del mundo. No obstante, la experiencia de comer en el cielo es complementada con un cúmulo de detalles que la convierten en servicio de lujo propio de un restaurante cinco estrellas. Aunque la comida se prepara con los pies en la tierra, arriba tres chefs –parte de un staff integrado por los mejores del mundo–, amarrados con arneses, ultiman detalles para darles el toque final a los pla-

tos. Los comensales, por su parte, deben permanecer sentados durante la comida, mientras estén suspendidos. Además, se mantienen sujetos mediante cuatro cinturones de seguridad sobre una silla igual a la que usan los pilotos de Fórmula 1. La cena, o el alquiler de este restaurante aéreo, pueden extenderse hasta ocho horas, tiempo en el que es posible un cambio de comensales. “No es nada extremo. Eso sí: puedo decir que comí en el cielo”, describió Kate Hammer, periodista del The Globe and Mail, de Canadá. Hammer fue una de las afortunadas que experimentaron estas cenas realizadas sólo por pedidos específicos y para clientes exclusivos, pues el costo para alquilar el lugar ronda los 15 mil dólares diarios. De hecho, el príncipe Alberto de Mónaco celebró su aniversario en el cielo de su ciudad con otros 20 amigos, y pidió que Joël Robuchon, el afamado chef francés, dirigiera la cocina en el aire. Hoy, la empresa está próxima a establecerse en Las Vegas. “La mayoría del tiempo nuestros clientes escogen el concepto ellos mismos para que sea exclusivo y privado”, le comentó a S/O David Ghysels, uno

de los creadores de la idea, y quien además añadió que la seguridad es su obsesión número uno: “No dejamos que personas de menos de 1,50 metros suban a la plataforma y todos los materiales de elevación son puestos a prueba por la aseguradora cada tres meses”. La idea resulta tan llamativa que los más osados han decidido dar el sí en la altura, con sacerdote, testigos, invitados y hasta fotógrafo. Adicionalmente, tanto la cena como el casamiento pueden contar con calefacción, luces, sonido, pantallas de televisión y un seguro de riesgo climático: todo lo necesario para que la experiencia resulte única. En Colombia, una empresa de ingeniería ofrece un particular servicio para conquistar al amor de su vida, también en altura. En este caso, un grupo musical se sube junto al novio en una canastilla cubierta de flores que llega hasta el piso más alto de cualquier edificio para entregar anillos de compromiso. Al igual que para los servicios de Dinner in the sky, es necesario despejar un área suficiente en la tierra para que una grúa pueda sostener la plataforma sobre la que se da la serenata.

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¿Ojos abiertos o cerrados? Hay experiencias de las que muchos hablan pero pocos han practicado. Experiencias que empezaron como una idea descabellada pero que se han instalado y reproducido sin dejar de sorprender. Entre ellas, cenar a oscuras o pasar una temporada cinco estrellas en el fondo del mar. Comer en la oscuridad fue un concepto que surgió en 1999 en Suiza, cuando la Fundación Blind-Liecht abrió el primer restaurante de este tipo para que los videntes experimentaran lo que deben vivir a diario los ciegos. El éxito de la idea fue tal que para comer en este lugar es necesario reservar con tres meses de anticipación. En el caso de que no haya más lugar, se puede probar suerte en San Francisco, en un restaurante llamado Opaque. Al igual que en Blind-Liecht, desde la entrada todo se convierte en un desafío: la primera prueba es confiar en un mesero invidente que lo guía por el restaurante. El comensal no verá nada así tenga los ojos lo más abiertos posible. Tendrá que dejar el celular en la entrada y, al sentarse,

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El restaurante de una sola mesa

Platos voladores armar un mapa mental del tamaño de la mesa y su distribución. Además, si es de aquellos a quienes les gusta hasta chuparse los dedos, en los restaurantes a oscuras podrá hacerlo sin ningún pudor. Nadie se dará cuenta si finalmente usó los cubiertos o terminó, como algunos, comiendo con las manos. DiscusSurroundingsWater, por el contrario, exige comer con los ojos bien abiertos, y pasearse y charlar. Ubicado en Dubai, este exclusivo hotel tiene una estructura de dos discos, uno bajo el agua y otro en la superficie, conectados por cinco patas, un ascensor y una escalera. Este resort submarino ofrece una piscina para buceo, de cuatro metros de profundidad, y una cueva. Además, facilidades para el transporte y la comunicación a través de buques, y espacio para que los aviones y helicópteros aterricen en el agua. Las habitaciones están insonorizadas y cuentan con cortinas para regular los distintos niveles de transparencia.

Más que un restaurante, parece una magnífica obra de ingeniería, una montaña rusa de menor tamaño en la que, en vez de carros abarrotados con personas que gritan, descienden –a toda velocidad– platos con comida caliente que dan espectaculares giros antes de llegar a la mesa. Se trata de Baggers, un restaurante en la ciudad alemana de Nüremberg, el primero en transportar los alimentos y bebidas mediante un sistema de acero inoxidable que funciona como una pista. La experiencia Baggers empieza desde el ingreso al salón: una credencial digital, semejante a una tarjeta de crédito, identifica el número del comensal y determina la hora de ingreso. Al sentarse, los clientes tienen enfrente una computadora que hace las veces de mozo; en ella, una cuenta regresiva y el menú. Tan sólo 90 minutos para decidir, ordenar, esperar el plato, comer y calificar. El pago –que, por supuesto, no incluye servicio ni propinas– puede efectuarse por el mismo sistema de rieles o, si se es cliente habitual, con una transacción bancaria a fin de mes. Si bien Baggers fue pionero en desarrollar el concepto, ya se inauguraron otros dos, que funcionan de manera semejante, también en ciudades alemanas.

“No es nada extremo. Eso sí: puedo decir que comí en el cielo”, describió Kate Hammer, una periodista de The Globe and Mail, de Canadá, que fue parte de una de estas cenas realizadas sólo por pedidos específicos con un costo que ronda los 15 mil dólares diarios.”

De la inventiva alemana a la simplicidad y exclusividad japonesa. En Ginza, Tokio, la elite de esa ciudad se disputa la oportunidad única –y en sentido literal, porque para algunos comer allí puede limitarse a un acontecimiento de una sola ocasión– de formar parte de los ocho afortunados en visitar Mibu, el restaurante de una sola mesa. Se trata de un reducido cuarto sin ventanas, con luz tenue y decorado con sencillez: en la mesa, un jarrón y un manuscrito, que según sus propietarios son invaluables. Además es un espécimen de la grande cuisine japonesa que un limitadísimo porcentaje de la población podrá llegar a probar. Un lugar reservado para los empresarios y políticos de mayor jerarquía social: se necesita pertenecer a la elite para degustar alguno de sus platillos. Sólo 300 socios y sus invitados –uno por vez– tienen el derecho de asistir, y lo pueden hacer en un número preestablecido de ocasiones por año. Pero atención: Mibu no es un restaurante pretencioso. Es exclusivo por la calidez y calidad de su servicio y por la autenticidad de sus platillos, casi todos típicos japoneses. Como dijo Michael Booth: “Cenar allá fue como una experiencia espiritual, una evocación de la historia, una filosofía. Ishida-san y su comida son indivisibles. Los platos que cocinó para nosotros nacieron de la experiencia de toda una vida”. ◊

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El Primero y Felix Baumgartner cruzan la barrera del sonido

Zenith fue el cronometrador oficial del proyecto Stratos: el arriesgado experimento gracias al cual por primera vez el hombre pudo atravesar la barrera del sonido y volver a la tierra con una sonrisa.

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ás de ocho millones de personas vieron en directo por Youtube cómo Felix Baumgartner, de 43 años, se lanzaba al vacío desde la estratosfera. En la Argentina, el canal de noticias que pagó los derechos marcó un récord de audiencia y pasó de los habituales 1,5 puntos de un domingo al mediodía a casi 11. El austríaco voló a 1.342 kilómetros por hora hasta que abrió su paracaídas y se meció sobre el desierto de Nuevo México. El saltador, conocido por el público amante de los deportes extremos como un aventurero fuera de serie, subió durante horas en una pequeña cápsula sostenida por un globo de helio, hasta alcanzar 39.045 metros. Las nuevas tecnologías de la imagen permitieron observarlo ahí, solo en su pequeña lata, con una expresión serena que atravesaba el vidrio de su escafandra, mientras recibía, una a una, las 40 instrucciones de su mentor Joe Kittinger. Saltar desde la estratosfera no es como salir de casa a dar una vuelta. Hay que apagar válvulas, desconectar sistemas electrónicos, tener en cuenta decenas de factores en los que se involucra, directamente, el funcionamiento de todo el equipo. Y como embajador de Zenith, el cronógrafo El Primero Stratos Flyback Striking acompañó a Baumgartner como parte fundamental de esa maquinaria. Como el deportista, el reloj de Zenith –cuyo logo se veía inscripto en la parte externa del satélite, con el globo terráqueo en perspectiva– rompió la barrera del sonido durante ese salto de 9 minutos y 3 segundos.

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Zenith tiene una historia larga vinculada a los pioneros de las aventuras más excepcionales. Acompañó, por ejemplo, al explorador Roald Amundsen, que descubrió el Polo Norte y el Polo Sur. Y ahora al austríaco Baumgartner, que dijo: “Este proyecto era único y requería de mucha precisión, por eso encajaba perfectamente con Zenith”. “Estamos muy orgullosos de haber sido el cronometrador oficial de esta misión y presentar El Primero Stratos Flyback Striking en homenaje a Felix Baumgartner. Gracias a él, éste es el primer reloj que cruza la barrera del sonido en un ambiente espacial cercano”, dijo el presidente y director general de Zenith, Jean Frédéric Dufour. ◊

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La Academia de

A. Lange & Söhne En octubre, los clientes de Simonetta Orsini recibieron una clase magistral para experimentar cómo es el detrás de escena de la manufactura A. Lange & Söhne. El evento estuvo coronado con una comida preparada especialmente por Dolli Irigoyen.

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esde el oscuro invierno de Glashütte, al este de Alemania, hasta el calor de Buenos Aires, sin escalas. Joanna Lange, directora de la Academia de A. Lange & Söhne, y Martín Jonas, el joven maestro relojero de la Manufactura, viajaron para compartir junto a clientes de Simonetta Orsini una clase de relojería en la cual revelaron los secretos más profundos de esta prestigiosa marca fundada en 1845. Durante la presentación, realizada en Espacio Dolli, un grupo selecto de coleccionistas tuvo la oportunidad de experimentar las exigencias del oficio relojero, la importancia de la destreza, la paciencia y la exactitud. Martin De Leeuw, presidente de Simonetta Orsini, inauguró la noche de la Academia junto a Zosia Drotkowski, Brand Manager de A. Lange & Söhne para América Latina. Luego de su introducción, fueron Lange y Jonas quienes se encargaron de deleitar a los invitados. Joanna Lange se sorprendió por el interés y la pasión de los presentes por la Manufactura alemana y aseguró que Connoisseur’s Akademie ayuda a generar una relación más personal con los clientes. “Es una oportunidad para vivenciar el arduo trabajo, la tradición y las leyendas que se esconden en cada reloj de A. Lange & Söhne.” Al finalizar, Dolli Irigoyen deleitó a los invitados con una cena especial de tres pasos: una entrada de huevos cocidos a baja temperatura sobre carpaccio de hongos con vinagreta de piñones y jamón crocante, luego un cordero braseado con crema de papas, cebollitas glaseadas con cúrcuma y gremolatta de limones en conserva, y para terminar, un dacquoise de semillas con curd de limón y chocolate blanco, frutillas frescas y helado. ◊

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Es una oportunidad para vivenciar el arduo trabajo, la tradición y las leyendas que se esconden en cada reloj de A. Lange & Söhne, dijo Joanna Lange.

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Tan Zhuo en el Rendez-vous de Jaeger-LeCoultre.

Jeager-LeCoultre brilla en venecia de DÍA y de noche Kim Ki-Duk recibe el Golden Lion en 69 VFF. Zhao Wei, Catherine Deneuve y Jerome Lambert en el Rendez-vous de Jaeger-LeCoultre.

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aeger-LeCoultre no sólo es el sponsor oficial del Festival de Cine de Venecia, sino que sus encuentros se han vuelto cita obligada para las celebrities y personalidades internacionales invitadas al evento año tras año. En eventos nocturnos y diurnos y, por supuesto, en la alfombra roja, la alta relojería es el anfitrión de los momentos más recordables.

Christian Laurent, maestro relojero de Jaeger-LeCoultre en el almuerzo Rendez-Vous en Venecia. Natalia Borges, con un Jaeger-LeCoultre Rose Extraordinaire, y Lorenzo Tonetti en la ceremonia de apertura del Festival de Venecia. Eduardo Novillo Astrada, Astrid Muñoz y Clive Owen.

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LO MEJOR

Y LO ÓPTIMO El saber popular dice que muchas veces lo mejor es enemigo de lo bueno. F.P.Journe prefiere suscribir al lema que coloca en la cara de cada una de sus creaciones: lo inventé y lo hice. Por Fabián Dor ado

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reada apenas un año antes del comienzo del siglo, la manufactura de F.P.Journe ha sabido descollar por su carácter innovador que, sin embargo, está profundamente ligado a la inspiración más secular. Ávido creador, Journe se ha hecho acreedor del Grand Prix de Horlogerie tantas veces consecutivas que tuvo que instituir su propia exclusión del torneo al determinar que un ganador no podía presentarse dos años seguidos. Esta vocación por lo novedoso lo ha llevado a experimentar con diferentes elementos, como el caso de su nueva línea deportiva para su célebre Centigraphe totalmente en aluminio. Ahora ha decidido hacer caso omiso de las grandes fechas de exposición de la industria para lanzarse en Ginebra y París con esta fabulosa pieza. Se trata de una nueva estrella del firmamento Souverain, el Chronomètre Optimum. Aquí F.P.Journe vuelve a rendir tributo a próceres del arte de la realización de relojes como Breguet con su modelo de escape bi-axial, que se basa en el escape “natural” creado por éste. Claro que en este caso presenta novedades técnicas que lo hacen prescindir de cualquier lubricación sin que por ello resigne prestaciones tales como contar con más de 50 horas sin pérdida de amplitud. El nuevo cronómetro también posee un barrilete doble que le permite reunir unas asombrosas 70 horas de reserva de marcha y que a su vez sirve para garantizar la estabilidad de las fuerzas del mecanismo del resorte motor, y un exclusivo remontoir de fuerza constante -cuya ventana puede verse en el dial a las 11- encargado de mantener el balance isocrónico. Con una caja que viene en dos versiones de 40 ó 42 mm, la carátula presenta la clásica disposición descentrada para horas y minutos más un dial aparte para el segundero pequeño a las 9. Lleno de bellos detalles novedosos, a través de su fondo en zafiro se puede apreciar el movimiento hecho de oro rosa de 18 quilates y la añadidura de una complicación de la que no se veían ejemplos en las últimas décadas: un dial posterior de segundo muerto. Mediante ésta, se puede ver el segundero saltar, como en el caso de los relojes de cuarzo, contra el movimiento más fluido típico de los guardatiempos mecánicos. Este soberbio ejemplar cuenta con correa de cuero, platino u oro rosa. ◊

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