Sin Tapujos (Ansiedad)

0202 OTSOGA ED 32

SIN TAPUJOS ANSIEDAD

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SIN TAPUJOS

Dirección general María José Martínez Díaz mapidiaz42@gmail.com

Dirección de edición Fernanda Loutfe Orozco @ferorozco

Editora Paulina Meyer Cal y Mayor @the_hangry_vamp

Diseño de portada Andrea Galindo @write_my_stars

Diseño de introducción Daniela Echegaray Jara @dany_ecja

colaboración con Rebeca García @psicologaansiosa2

A aprender, ¿No? athena

@write_my_stars

Síguenos en : @sintapujos_revista

El cine como un sueño Moon-watcher

@amisurigh

arkadyborys@gmail.com

Columna curiosa Daniela Nur

Funhouse mirror Paulina Meyer C

Desenredada-mente Ana Sofía Luna

www.atticmagazine.com lunasanasofia@gmail.com

Sin tapujos

info@atticmag.com

Sin tapujos Revista Daniela Arizpe Ablanedo

@the_hangry_vamp

Mientras tanto Melissa Viñas Calatayud melissavinas13@gmail.com

Published monthly by Attic Publishing Inc. All Rights Reserved.

dani.ablanedo@gmail.com sintapujosr@gmail.com

mapidiaz42@gmail.com

Caosmosis agh

daninavaarre14@gmail.com Sin tapujos

D de Días(z) Mapi Díaz

this is how i live xyN @xyneht

AN INTERIOR DESIGN MAGAZINE FOR SIMPLE LIVING

Nº2 | AGOSTO 2020 T A B L A

D E

CONTENIDO 04 Desenredada-mente El típico “¿y si...?”

08 Ellos preguntan Con Rebeca García

12 A aprender ¿no?

Grounding

14 Caosmosis

La solución a todas tus inquietudes

16 Columna curiosa Con Rebeca García

18 D de días (z)

La ansiedad como algo cotidiano

20 Dentro del mundo de la ansiedad Rebeca García

22 Mientras tanto Deberías estar aquí

24 This is how i live and i panicked

26Contactos de ayuda

ST | AGOSTO 2020

Desenredada-mente Ana Sofía Luna

& D.A Ablanedo

El típico “¿y si...?”

Foto de:Mick Haupt

“La ansiedad es la realidad de la libertad como la posibilidad de la posibilidad.”

Kierkegaard ¿Has sentido que algo muy malo va a pasar cuando todo parece estar bien? o ¿un miedo extremo a una situación ordinaria, que tal vez no debería ser tan angustiante?

La ansiedad y el miedo son normales y saludables pues nos ayudan a estar preparados ante situaciones peligrosas para poder actuar adecuadamente, pero cuando éstos comienzan a afectar constantemente nuestra vida diaria, y nos impiden salir de casa, estar en un salón de clases o dejar de hacer cosas por miedo o ansiedad se vuelve peligroso, ya que puede volverse un trastorno.

Llega a ser contraproducente cuando la respuesta al peligro se vuelve desproporcionada a la situación real, como lo mencionamos al inicio, cuando estás en una situación normal y te preocupas más de lo que debería ser.

La pregunta inicial a todo esto sería ¿qué es la ansiedad? Según el CENETEC es “la anticipación aprensiva de un daño o desgracia futura, acompañada de un sentimiento de disforia o de síntomas somáticos de tensión” (2010). ¿Cuándo la ansiedad y el miedo son saludables o normales? Cuando estas emociones y sentimientos motivan a conductas de afrontamiento efectivas son normales o adaptativas, como al mantenernos alerta cuando estamos en un lugar extraño; al sentir ansiedad por un examen y que esto haga que estudiemos y nos preparemos o incluso al escuchar noticias sobre alguna contingencia en la que tengamos que tomar ciertos cuidados necesarios para poder hacer nuestra vida diaria. Nuestra respuesta de lucha o huida se activa, lo que nos puede generar la ansiedad necesaria para poder planear, decidir y actuar de acuerdo a la amenaza que estamos percibiendo.

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Como ya dijimos si esta ansiedad es desproporcionada para la situación o la amenaza puede generarnos un gran malestar, en lugar de que nos haga estudiar para un examen puede motivarnos a no tomarlo; que no queramos conocer personas o que estemos todo el tiempo preocupados por algo que podría pasar hasta el grado de tener ataques de pánico y síntomas físicos como sudoración, mareos, dificultad para respirar, náuseas y dificultad para dormir. Ésta afecta cómo nos desenvolvemos como personas y, cuando esto pasa, la ansiedad que tiene una función adaptativa se convierte en patológica, de ahí nacen los trastornos de ansiedad.

Estos trastornos suelen desencadenarse de situaciones que podemos identificar, el DSM-5* dice que todos los trastornos de ansiedad comparten la angustia, el miedo y la ansiedad excesivas, así como la alteración de conductas, las personas que sufren de ansiedad también pueden tener pensamientos rumiantes o intrusivos, preguntándose el ¿y si? de las situaciones, creando una espiral de pensamientos.

Foto de:Mick Haupt

Los tipos de trastornos de ansiedad son nombrados por las situaciones o cosas que la detonan, como el trastorno por separación donde la angustia se experimenta cuando se separa a la persona de alguien a quien está apegada, suele verse en niños con sus cuidadores y en padres con sus hijos; el mutismo selectivo, sucede cuando las personas no pueden hablar en situaciones determinadas, por ejemplo, al querer ordenar comida en un restaurante; la fobia específica, hacia un objeto o situación determinados como las arañas, las alturas, a ver sangre, etc. La ansiedad social o fobia social se da ante situaciones sociales, como hablar con desconocidos, asistir a una entrevista de trabajo, ir al gimnasio o al doctor; la agorafobia es la ansiedad a las situaciones donde la persona siente que no puede salir o escapar, como estar en espacios con muchas personas, conciertos, transporte público, la línea para esperar, a lugares cerrados y también a lugares abiertos, es común que las personas con agorafobia no quieran salir de sus casas. *Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, traducido del inglés.

5° edición de la Asociación Americana de Psiquiatría.

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Foto de:Mick Haupt

La ansiedad generalizada es un cuadro de ansiedad donde la persona siente una preocupación extrema por meses; también existe el trastorno de pánico, aunque los ataques de pánico se puedan dar en los demás trastornos, éste se caracteriza por eso, porque los ataques son imprevistos y recurrentes; no debemos olvidar que además de todos los trastornos de los que hablamos, la ansiedad puede deberse a un consumo de sustancias; durante el consumo o durante la desintoxicación, o alguna otra enfermedad, como enfermedades cardíacas o problemas con la tiroides.

Los trastornos de ansiedad afectan a personas en todo el mundo, por eso es necesario que hablemos de ellos y nos informemos para poder identificar cuando necesitamos ayuda o saber si alguien cercano a nosotros la necesita. En la siguiente imagen hay algunas cifras sobre la incidencia de estos trastornos en México, no es un tema aislado ni alejado de nosotros.

La famosa autora Shirley Trickett, en su libro Supera la ansiedad y la depresión, nos ayuda con algunos consejos para poder reconocer y manejar la ansiedad poco a poco.

Recalcamos que siempre lo primordial es acudir con un especialista, porque cada caso es diferente.

Aprender a respirar: Ser consciente de tu propia respiración.

Las respiraciones profundas nos ayudan a calmarnos y poder mantener nuestro ritmo cardíaco controlado, que es importante, pues en caso de algún ataque de pánico sentimos que no podemos respirar.

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Enfocarse en el presente y lo positivo Darse cuenta de las cosas que están en el momento, situarse y ser conscientes de la situación que se está viviendo. Aprender a dejar ir y no dejar ir el tiempo en cosas que no se pueden cambiar.

Cuidar la alimentación y hacer ejercicio Mantener una buena salud física ayudará a mantener una buena salud mental.

Poder escribir sobre lo que sientes El expresar libremente tus emociones, sentimientos y tu progreso, ayuda a mantenerte optimista en el proceso y sobre todo a mantener despejada la mente.

Foto de:Mick Haupt

El hecho de que las personas afectadas por la ansiedad no se acerquen a pedir ayuda temprano, conlleva a que muchos tabúes en la sociedad sobre la salud mental sigan teniendo gran impacto. Existen miles de mitos sobre la ansiedad; entre los más escuchados están, “tener ansiedad no es para tanto”, “la gente que sufre ansiedad debería evitar lo que le causa miedo y ya”, “el trastorno se solucionará por sí solo”, este tipo de comentarios son los que pueden provocar que las personas no se acerquen a pedir ayuda y sigan luchando con esto solos. Vivir con ansiedad no es sinónimo de vivir infeliz; con el seguimiento correcto y ayuda de un profesional se puede manejar.

En este artículo lo que queremos es ayudar, si estás pasando por algo similar o tienes alguna pregunta, no dudes en contactarnos y ya sea que podamos resolver tus dudas o contactar a un especialista, no hay por qué pasar por esto solo.

REFERENCIAS American Psychiatric Association (APA). (2014). Trastornos de ansiedad. En DSM - 5 (5ta ed). Madrid, España: Editorial Médica Panamericana.

Macías-Carballo, M., Pérez-Estudillo, C., López-Meraz, L., Beltrán- Parrazal, L., & Morgado-Valle, C. (2019).

Trastornos de ansiedad: revisión bibliográfica de la perspectiva actual. Recuperado 31 de julio de 2020, de https://www.uv.mx/eneurobiologia/vols/2019/24/Mac%C3%ADas/HTML.html Pinel, J. P. J. (2007). “18.3 Trastornos de ansiedad” en Biopsicologia (6.a ed.). Madrid, España: Pearson.

Guía de Práctica Clínica: Diagnóstico y Tratamiento de los Trastornos de Ansiedad en el Adulto. (2010).

Retrieved 1 August 2020, from http://www.cenetec.salud.gob.mx/descargas/gpc/CatalogoMaestro/392_IMSS_10_Ansiedad/EyR_IMSS_392_10.pdf Trickett, S. (2012). Supera la ansiedad y la depresión. Editorial HISPANO EUROPEA. Tovar, R. (2020). Ansiedad y Depresión en México (infografía) - Raziel Tovar. Retrieved 1 August 2020, from https://raziel.mx/ansiedad-y-depresion-en-mexico-infografia/ Marín, V. (2017). Gemma Correll, la ilustradora que cuenta sus problemas de ansiedad y depresión en sus dibujos. Retrieved 1 August 2020, from https://www.vogue.es/living/articulos/gemma-correll-ilustradora-habladepresion-ansiedad/28884

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ELLOS PREGUNTAN CON REBECA GARCÍA

Ana Sofía Luna, D. A. Ablanedo & Mapi Díaz Rebeca García es la creadora de @psicologaansiosa2, una cuenta en instagram con contenido psicológico, que trata específicamente de la ansiedad. Después de la muerte de su abuelo, a los 14 años, fue diagnosticada con trastorno de ansiedad generalizada. A partir de ese día su vida cambió, comenzó a indagar sobre su comportamiento y a compararlo con el de los demás, empezó su gusto por ayudar y explicar lo que es la ansiedad; años más tarde decide estudiar psicología en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Sin embargo, una ruptura amorosa es lo que la hace decidirse para crear psicóloga ansiosa. En noviembre del 2019, comienza a publicar diferentes posts de lo que es la ansiedad, psicoeducando e introduciendo al público en el mundo de los diferentes trastornos mentales.

Ella nos indica que la ansiedad es completamente natural y sana: “Todos podemos tener ansiedad, es un mecanismo de defensa y es completamente sano. Nos impulsa a hacer algo que trae un beneficio, como sacar 10 en un examen, o sobrevivir de una amenaza.”

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De igual manera, nos explica que el trastorno de ansiedad nos paraliza y ciega como una sombra que no le permite al individuo tener una vida en paz. “Un trastorno de ansiedad, en cualquiera de sus formas, es aquel que empieza a prenderse de nuestro estilo de vida.“ Es un miedo paralizante y sin ningún estímulo existente. Nuestras

mentes

actúan

como

si

algo

malo

estuviera

pasando

constantemente. Dejamos de hacer lo que antes hacíamos, nuestra vida se ve afectada por la ansiedad. “Es como si tuviéramos dos guardias detrás de uno, que solo te dicen cosas negativas.”

Ahora bien, nos deja claro que un ataque de pánico es lo mismo

que uno de ansiedad, inclusive muchas personas pueden nombrar este fenómeno de diferente manera. No obstante, nos recalca que este ataque terminará, debemos de estar al pendiente y saber cómo tranquilizarnos o tranquilizar a alguien que esté pasando por esto. Las primeras veces no sabremos qué hacer, pero después uno se va auto-conociendo y sabe cuándo vendrá. Nos recomienda 5 cosas para tranquilizar un ataque de ansiedad.

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Respiración diafragmática

Poner una mano en el pecho y la otra en el abdomen, inhalar durante 7 segundos y ver cómo el abdomen se llena de aire. Exhalar en 5 segundos, observando que el abdomen se desinfle. Esto ayuda a nivelar el nivel de ansiedad.

Técnica de grounding

Poner los 5 sentidos en el presente.

Observar nuestro entorno.

5 cosas que puedas ver 4 cosas que puedas tocar 3 cosas que puedas escuchar 2 cosas que puedas oler 1 cosa que puedas saborear.

“También ayuda mucho ponerse algo muy frío en las manos, este estímulo hace que te enfoques en el presente, dejando de lado la adrenalina intensa.”

Kit de emergencia psicológico.

“Junto con mi psicóloga puse ciertas cosas que me puedan ayudar cuando tengo un ataque de pánico o ansiedad intensa.

Tengo post it con frases o anotaciones que me hacen recordar lo que me tranquiliza, links a videos que me hacen reír, un chocolate, ya que ayuda mucho con la ansiedad. También tengo mi perfume favorito para poder olerlo y enfocarme en la técnica de grounding.”

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Comer saludable y hacer ejercicio.

Esto ayuda a estar cómodos con nosotros mismos.

Tener una rutina La incertidumbre es el enemigo número uno de la ansiedad. Si nosotros sabemos qué hacer en el día, nuestra mente no podrá tener tantos juegos y trampas.

Por último, nos explica que auto-conocernos es la mejor manera para evitar cualquier trastorno o perjuicio. Llevar un diario, escribir poemas, cartas, ensayos, dibujar la naturaleza o hacer autorretratos nos ayuda a identificar nuestros problemas enfocándonos en el presente para quitarnos las vendas de lo que la sociedad busca que seamos. De igual forma nos invita a ir al psicólogo y no tenerle miedo a nuestra mente ya que, como ella dice “Está bien no estar bien".

Si quieres ver toda nuestra entrevista, seguirnos en nuestro canal de Youtube.

puedes

No te olivedes de seguir a Rebeca en :

Sin tapujos Revista

@psicologaansiosa2

Psicóloga Ansiosa

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A aprender ¿no? athena

Grounding Foto de: Stefan Fluck Cuando siento que mi pecho me duele, que no puedo dejar de temblar y solo quiero salir huyendo, generalmente escucho a mi banda favorita. Lo ideal es en mi cuarto, con audífonos y en la madrugada; pero claro, la ansiedad no llega cuando es conveniente para uno. Personalmente, los espacios con muchas personas me ponen muy ansiosa y ahora más con la pandemia. Cuando la ansiedad me abraza en público y no me es posible soltarme mediante la música, recurro al grounding. Este significa ‘toma a tierra’ o ‘anclaje’ y es comúnmente usado como un término referente a las técnicas para calmar o controlar un ataque de ansiedad.

Por ejemplo, estoy en un aeropuerto enorme que no conozco de regreso a casa.

Faltan varias horas y no han abierto el módulo de la aerolínea así que tengo que esperar en una fila larga. A la mano tengo mi pasaporte, visa y la reservación de vuelo listas para hacer el registro.

Delante está una pareja de viejitos con una maleta pequeña cada uno y detrás, hay una familia grande con muchas maletas forradas de plástico. La situación global ya conlleva un ambiente de alerta y miedo, más algunos factores personales como que estoy sola, el vuelo es largo, el inglés es mi segundo idioma, nunca he viajado por esa aerolínea y ya quiero llegar a casa; no me permiten mantenerme calmada. Mi rodilla no deja de temblar porque no quiero mover mis manos, trato de controlar mi respiración porque puede dar una mala señal. Le doy vuelta en mi mente una y otra vez a lo que tengo que hacer, lo que diré y mis reacciones a cualquier escenario negativo. Una grabación nos recuerda mantener la sana distancia y que el tapabocas es obligatorio en todo momento. Ajusto el mío, aunque está en el mismo lugar que cuando me formé.

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Una presión familiar en el pecho me alerta de que tengo que calmarme pronto porque esto solamente va a escalar hasta que me rompa llorando. No quiero ponerme audífonos porque necesito estar al pendiente de todo. Entonces recuerdo a Thomas Sanders, un youtuber gringo y a Virgil, su personaje que personifica la ansiedad. En algún video habían dado una recomendación de cómo ayudar a calmar la ansiedad que anoté en mi teléfono.

Piensa en cinco cosas que ves. Una almohada de viaje azul cielo atada a la mochila de un niño. Mi pasaporte verde con el águila dorada medio borrada. El catálogo de las aerolíneas de la terminal. Un taxi que se acaba de estacionar frente a la puerta. Un bote de gel antibacterial transparente en una mesa de plástico.

Ahora, cuatro cosas que puedes sentir. El collar de tela que compré en un museo. Los audífonos hechos nudos en mi bolsillo. Mi cabello rozando mi espalda cada vez que la puerta se abre. La textura mate de la funda de mi celular.

Tres cosas que puedes escuchar. Una discusión entre el personal de la aerolínea y un señor en un idioma que no entiendo. Un bebé llorando en la fila que está a lado. Las ruedas de las maletas pasando de un lado al otro.

Dos más que hueles. El gel antibacterial que se acaba de poner la señora delante de mí. El perfume del hombre de traje que se acaba de formar.

Y algún sabor que se te haya quedado en la boca. La mayonesa del sándwich que compré antes de salir.

Con estos cinco pasos, le recuerdo a mi cerebro que estoy parada ahí en ese momento, no en los escenarios hipotéticos o en mis preocupaciones. Me anclo a mi presente que tengo que enfrentar de alguna manera u otra. En lo personal, esta me funciona bien cuando estoy sola en lugares públicos en donde necesariamente debo quedarme. Hay más técnicas de grounding para distintas personas y situaciones, esta es una más de ellas.

Referencia Thomas Sanders, Are There Healthy Distractions? | Sanders Asides. Link: https://www.youtube.com/watch?v=sX4RhMiPtNI

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caosmosis GH

La solución a todas tus inquietudes Hoy en día los estigmas contra trastornos como la ansiedad han iniciado el camino a su erradicación pues cada vez descubrimos que más gente alrededor nuestro los padecen. No es que antes no existieran o que hayan aparecido en lo que las mentes conservadoras suelen llamar la generación de cristal, sino que se están aprendiendo a identificar y a tratar a través de ayuda psicológica. No obstante, todavía falta un gran recorrido para terminar con estereotipos ofensivos. He escuchado a quienes no logran experimentar empatía, que dicen que se puede superar si se quiere, explicando que “la mente es más fuerte.” Le recomiendo a dichas personas que se auto analicen en primer lugar, ya que la falta de sensibilidad y la intolerancia también son resultados de traumas infantiles o sucesos que no se han logrado superar y se expresan en el rechazo hacia otros.

En fin, entiendo que existen múltiples terapias para ayudar a tratar la ansiedad o al menos desviar la mente y a pesar de no ser experta, sí puedo hablar de aquella con la que más me he relacionado por años, el arte.

No planeo romantizar al arte diciendo que este es el escape de la realidad o que se trata completamente de los sentimientos y de dejarte llevar. En realidad, me causa conflicto ver esos comentarios, pues trivializan y reducen mucho de lo que puede representar el arte. Si bien este es un medio por el cual uno se puede expresar, NO va a ser la solución a todas tus inquietudes, es más, incluso puede llegar a generar más.

Tampoco es la salida para encontrar la paz contigo mismo y si es así, me atrevo a decir que probablemente estás incursionando en perfeccionar técnicas o tu objetivo es meramente la estética, pero arte como tal, puedes pensarlo dos veces.

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The anxiety, 2020, Willow Smith y Tyler Cole, performance

Algo de lo que sí estoy segura es que es una gran forma de moldear la realidad en la que vivimos, como un martillo o un arma, metafóricamente hablando (sin entrar tampoco en tecnicismos ni contextualizando a fondo pues probablemente terminaría diciendo algo demasiado controversial como para discutirlo de esta forma).

Debido a que comulgo con esta idea, quise mostrar a quien esté leyendo esto una pieza que, vinculado a lo anteriormente dicho, lejos de darles paz les causará incomodidad o cierto rechazo, que es exactamente lo que busco. “The anxiety” es un performance por Willow Smith y Tyler Cole en el que ambos se encuentran usando overoles, encerrados en una caja transparente con latas de pintura en aerosol, un par de muebles cubiertos por sábanas blancas, una mesa con tijeras y platos, una escalera pequeña, una cámara y varias cajas. El performance consta de 24 horas. Conforme estas van transcurriendo, toman fotos, brincan, se acuestan y pintan con aerosol la caja cambiando aproximadamente cada tres horas de color, dividiendo las 24 horas en 8 secciones temporales en las que representan cada una de las etapas de la ansiedad a través de los colores, los escritos en la pared y sus acciones, pasando desde el enojo a la euforia, hasta finalmente llegar a la aceptación.

La razón por la cual esta obra llamó mi atención es porque creo que puede ser una excelente forma de ver los pensamientos y emociones (que a veces uno no logra comprender) manifestados en un performance artístico con personas exaltadas que conmocionan a los espectadores. Se realizan acciones con las que el espectador se puede sentir identificado, lo cual tal vez transmita un sentimiento de control, o en el peor de los casos, despierte una inquietud que posteriormente pueda crear un interés artístico en una modalidad un poco más contemporánea.

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columna curiosa Nur

Se las presento, mi ansiedad.

Foto de: Sincerely Media

Creo que elegimos el momento perfecto para hablar de ansiedad; con todo esto de la pandemia escuchamos más y más que hay personas que han comenzado a sentirse ansiosos por el encierro y la incertidumbre.

Pero ¿y todos los que sentimos ansiedad desde antes? ¿Dónde quedamos?

Es verdad que todos hemos sentido ansiedad en algún momento de nuestra vida, pero muchas veces la confundimos con estrés. En pocas palabras, el estrés es cansancio mental y surge a raíz de que nos exigimos de más; ya sea en el trabajo, en la escuela o intentando hacer más de lo que estamos acostumbrados.

Nuestro cuerpo nos dice que está cansado, pero nos hacemos pensar que podemos hacer más. A final de cuentas, la actividad o situación termina y volvemos a ese estado tranquilo y regular al que estamos acostumbrados.

Por otro lado, la ansiedad es un estado que no para. Los que sentimos ansiedad llevamos el estrés a otro nivel; si bien, son situaciones similares las que nos provocan este estado, la reacción mental es muy diferente. Es un poco difícil de explicar, pero intentaré dar un ejemplo sencillo.

Desde chica me muerdo las uñas. Es un hábito horrible y he intentado de todo para detenerlo; chile, barniz de ajo, ponerme uñas, etc. Pero por más que lo intento no puedo dejar de hacerlo. Hay temporadas en las que pasa menos, me gusta decir que es cuando “estoy más tranquila”, pero cuando llegan días de presión y estrés, mis manos son un desastre. Todo comienza con un pensamiento simple: “mis uñas están largas”.

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Foto de: Sincerely Media

Después, pienso que podría arreglarlas un poco, pero no tengo una lima en ese momento… Quizá si las muerdo un poco queden bien… Y es así como termino mordiéndolas todas. Es un pensamiento obsesivo el que se instala en mi mente y que no me deja hacer nada más hasta que los dedos me duelen y mis manos lucen horribles.

Este pensamiento se presenta para distraerme de otra situación que me provoca algún tipo de nerviosismo; desde una presentación para la universidad, hasta estar esperando a un amigo que llegará algo tarde, intento pensar en algo diferente y las muerdo. Para muchos es un hábito asqueroso, incluso yo lo pienso, pero estoy tan acostumbrada a hacerlo que ya es muy difícil parar.

El tipo de pensamientos que este mal hábito reemplaza son los que llamo “las posibilidades”; ¿Qué tal que olvido lo que tengo que decir? ¿Y si leí un libro que no debía? ¿Y si se me termina el tiempo? ¿Le habrá pasado algo a mi amigo? ¿Se habrá perdido?

Podría seguir y seguir, porque a final de cuentas, este es el hilo por el que van. Pero, esta no solo es una cuestión psicológica. Además de esta cadena de pensamientos se presentan las señales físicas; me dan escalofríos, mis manos tiemblan y siento como si mi pecho estuviera siendo comprimido por una gran fuerza que no me deja respirar. Me toma mucho tiempo salir de este modo, suelo tener que dormir o distraerme con una actividad que no conlleve ningún tipo de estrés, muchas veces incluso ignoro a mis amigos porque no logro calmarme.

A pesar de tener ansiedad, muchos me han dicho que “no me veo como alguien que pueda sentirse así”, y esto me ha hecho pensar que, así como yo intento no mostrarle a los demás que me siento de cierta manera, debe de haber muchos ahí afuera que están escondiéndolo y claro, esto no aplica solo con la ansiedad.

Puedo decir que la mía ha mejorado con el paso del tiempo; cuando era más chica había situaciones que me provocaban ansiedad que ahora no y creo que esto ha sido gracias a que he aceptado que hay ciertas cosas que me la provocan. Al principio me daba mucho miedo exteriorizar este sentimiento tan extraño, porque es muy difícil de explicar, más porque no todos han sentido lo mismo que yo, pero conforme fui formando esta confianza en mí logré decir “esta situación me provoca ansiedad” o “no quiero hacerlo porque me pongo muy ansiosa”.

Esto es solo una breve reflexión de cómo es que siento la ansiedad, y es verdad que afecta mi vida en muchos sentidos y a veces incluso la detiene, pero a pesar de que así lo parezca, la ansiedad es intangible y solo está en nuestras cabezas. Depende de nosotros cómo es que le permitiremos que nos detenga y nos debilite. Si tú también te encuentras viviendo con esta amiga tan incómoda, te entiendo. No importa si eres nuev@ o has estado ahí desde el principio, llegará el momento en que podremos despedirnos de ella.

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d de días (z) Mapi Díaz

La ansiedad como algo cotidiano Foto de: Markus Winkler Muchos creen que soy una adicta al orden y el control, en parte es verdad, pero va más allá. Es como si en mi cabeza hubieran dos personas, el guionista que busca hacer su pieza maestra, llenándola de escenarios extraños e irreales y la protagonista que ya no quiere seguir actuando, pero sigue ahí porque cree que algo bueno pasará. Es decir, la actriz actua que tiene su primera entrevista, se prepara, sabe qué ponerse y cómo actuar pero la noche anterior al evento el guionista decide cambiar el guión, indicando que de camino a la entrevista, la actriz será atropellada o tal vez algo más tranquilo y menos sangriento: no le darán el trabajo. No, no, no, algo poco ordinario, temblará tan fuerte que ella no podrá salir del edificio.

No se decide por cuál será el final de la actriz, entonces la deja ahí en suspenso, pero siempre alerta de lo que pasará. Cuando es la hora de la entrevista, ella entra al despacho, estudia el lugar, pensando que si se llega a incendiar el edificio ella podría escapar por el ducto de ventilación. En su cabeza contó los pasos que dió, si llega a temblar ella sabría a qué distancia está la escalera más cercana. Saca su llavero con gas pimienta, lo esconde entre sus muslos por si el gerente intenta sobrepasarse. Come unas cuantas mentas por si aún quedan residuos del desayuno. Se asegura de que la puerta no tenga seguro por si quiere huir de ahí. Piensa en todas las posibilidades que el guionista le planteó, se siente insegura y por su cabeza solo pasa un ¿Qué pasará sí…?

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Foto de: Jules Este tipo de cosas me pasa casi a diario, por más tranquila que quiera estar e intente reprimir esos pensamientos, a veces no lo logro. Al principio, me estresaba mucho ser leída en público, siempre pensaba que no era tan buena y me causaba ansiedad cuando mis profesores corregían mis escritos, ese tipo de críticas me hacian creer que lo estaba haciendo mal; más tarde entendí que la gente siempre te va a criticar, estes bien o mal.

No puedes conformar a todos, no le gustaras a todos los chic@s, no te verás genial con cualquier prenda o corte de pelo. No somos perfectos y está bien.

Es normal pisar mierda en la calle, caerte en público, decir algo incorrecto, tener acné, estrías, celulitis; es natural que se te salga un pedo o estornudar y se te salgan los mocos, mancharte con la menstruación o tener vellos en las piernas. Todas esas cosas, esas escenas que nos ponen ansiosos, son normales porque son los pequeños detalles que te dicen “ey, eres humano y lo estás haciendo bien”.

La verdad no te puedo decir que no te paniques en tu primera entrevista o en tu primer, segundo, cuarto beso porque la realidad es que la ansiedad sirve para anticipar algún peligro y en muchos casos te ayuda a sobrevivir; ahora, si tu sientes que esta ansiedad está subida de tono, lo mejor es ir con un experto, no minimices tus problemas ni los de los demás. Somos seres imperfectos que cada día buscan la manera de sobrevivir, entonces la próxima vez que tengas ansiedad, respira hondo, cuenta hasta 10 y enfócate en el presente.

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Dentro del mundo de la ansiedad

Rebeca García

Foto de: Joanna Kosinska Soy Rebeca García… psicóloga por preparación y pasión, y ansiosa por diagnóstico y definición. La psicología me ha brindado los instrumentos para escribirte el día de hoy, contarte un poco de este mundo tan bizarro del trastorno mental y brindarte herramientas que te pueden ayudar a encontrar un poco de paz en la tormenta.

Todos los seres humanos nos enfrentamos constantemente a luchas internas. Estas pueden ser debido a padecimientos mentales como lo son la ansiedad y la depresión, adicciones, relaciones tóxicas, pérdidas, o incluso por sentimientos de impotencia o estancamiento. A todo esto, le agregamos la duda primordial que nos acorrala día con día en nuestro propio dolor emocional y nuestra lucha contra él: ¿por qué? Esta pregunta puede aparecer de varias maneras en nuestras mentes, como por ejemplo: ¿por qué no puedo sentirme mejor?, ¿por qué la vida es tan difícil?, o ¿por qué no puedo ser feliz?

Enfoquémonos en la ansiedad. Te podría dar miles de significados científicos, pero creo que lo podemos resumir en unas cuantas palabras. Cuando tenemos ansiedad, nuestro cerebro nos bombardea con preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre las situaciones diarias que nos rodean. De igual manera, pueden surgir los famosos ataques de pánico, que se manifiestan como episodios repetidos de sentimientos repentinos de ansiedad intensa y terror que nos hacen sentir que no respiramos, que nuestro corazón late tan fuerte que podría salirse, que nunca pasará, que nada puede detener nuestra sensación de ahogo. Pero tranquilo, todo está bien.

Ahora me gustaría contarte por qué sucede esto y qué podemos hacer para controlarlo.

El mayor enemigo de la ansiedad es la incertidumbre, y sin duda alguna, nos enfrentamos constantemente a preocupaciones recurrentes sobre las distintas inquietudes y amenazas que nos rodean. Y es aquí cuando llega el hermano malvado de la ansiedad; el insomnio, el cual se da debido a que experimentamos una rebelión de reflexiones que luchan por obtener el primer lugar. Esto sucede ya que el principal pasatiempo de la ansiedad es generar pensamientos basados en el “hubiera” y en el “qué pasaría si…”, lo que resulta en una bomba de neurotransmisores que se encargan de mantenernos despiertos.

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Como buena costeña, al menos una vez he estado nadando en las profundidades del mar y me he imaginado que hay monstruos marinos inexistentes debajo de mí, lo que me provoca miedo intenso y hace que comience a bracear como loca para buscar colocar mis pies en un lugar seguro. Nuestros padres nos dicen que siempre que suceda esto, simplemente flotemos para poder pensar claramente y esperar a que la ayuda llegue. ¿Cuántas veces el estar nadando como locos solo nos cansa más y provoca que no veamos lo cerca que está la orilla? Lo mismo sucede con nuestra ansiedad.

Los pensamientos son como lentes a través de los cuales miramos a nuestro mundo.

Todos tenemos una tendencia a apegarnos a una forma particular de interpretar nuestras vivencias y debido a la naturaleza del lenguaje humano, cuando encontramos un problema, solemos buscar descubrir cómo arreglarlo. Sin embargo, tratamos de usar esta misma mentalidad de "arreglo" cuando se trata de comprender nuestras experiencias internas. Cuando encontramos contenido doloroso dentro de nosotros mismos, queremos hacer lo que siempre hacemos: solucionarlo para que podamos deshacernos de él. La verdad del asunto es que nuestras percepciones de las cosas dentro de la psiquis no son idénticas a los eventos físicos. Hoy te propongo hacer de la ansiedad y del miedo tus aliados. La aceptación de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones se basa en la noción de que, por regla general, tratar de deshacerse de nuestro dolor solo lo amplifica, lo enreda más y lo transforma en algo traumático.

Como una persona ansiosa creo que algo que sin duda me ha servido es aceptar mi ansiedad, aprender a sentirla, convivir con ella y hacerla mi aliada. La ansiedad nos impulsa a actuar, nos dice que hay algo mal, que debemos hacer algo al respecto, pero ¿qué tal si actuamos no para evitar la ansiedad, sino para conocernos y desarrollar nuestras habilidades? A través de trabajo psicoterapéutico, meditación y autoconocimiento, podemos encontrar un cambio en la manera en que vemos nuestros problemas, debemos de lograr aprender que nadar contra corriente sólo nos puede traer más desgaste y dificultades.

Como una persona ansiosa creo que algo que sin duda me ha servido es aceptar mi ansiedad, aprender a sentirla, convivir con ella y hacerla mi aliada. La ansiedad nos impulsa a actuar, nos dice que hay algo mal, que debemos hacer algo al respecto, pero ¿qué tal si actuamos no para evitar la ansiedad, sino para conocernos y desarrollar nuestras habilidades? A través de trabajo psicoterapéutico, meditación y autoconocimiento, podemos encontrar un cambio en la manera en que vemos nuestros problemas, debemos de lograr aprender que nadar contra corriente sólo nos puede traer más desgaste y dificultades.

Atentamente, Psicóloga Ansiosa.

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Mientras tanto Melpómene

Deberías estar aquí

Foto de: Sincerely Media

Yo no soy de muchas fiestas, ni tampoco tengo muchos amigos, pero hace semanas que me convenciste de que esto sería una buena idea.

Dijiste que me ayudaría conocer nuevas personas, que me serviría practicar cómo hablar con la gente y así desenvolverme poco a poco. Al inicio creí que sería una mala jugada. Las cosas nuevas me asustan y no me atrevo a salir de la rutina, pero algo en tus ojos me dio la confianza que me faltaba, así que agarré mi teléfono, entré al grupo de WhatsApp de mi preparatoria y los invité a mi fiesta de cumpleaños. Creí que todo iba a resultar bien porque a todo mundo le gustan las fiestas. No podía ser tan difícil, o al menos no como creía.

Algunos respondieron que tenían planes para ese viernes, pero otros respondieron que sí vendrían. Parecía que todos esos cuarenta y tantos compañeros (que seguramente habían intercambiado conmigo una o dos palabras durante todos esos años).

Eran mis amigos y por un segundo, me sentí bien conmigo misma. No podía creer que realmente hubiera más de tres personas que realmente vendrían a mi fiesta. Y todo gracias a ti.

Cuando llegó el famoso viernes, yo estaba lista desde las cuatro, aunque la fiesta empezaba hasta dentro de cinco horas.

También me encargué de las decoraciones, la comida, la música y el pastel. Me puse un vestido rojo cereza, unos tacones bajitos y dejé que mi mamá me pusiera un poco de maquillaje. Como es de costumbre, ensayé diálogos toda la semana cada vez que me bañaba, en caso de que no supiera cómo entablar una conversación correctamente o qué decir y así evitar que todos se rieran de mí.

Pero bueno, la gente empezó a llegar; muchos trajeron su propio pomo o una caja de cervezas.

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Algunos ni siquiera me saludaron y fueron directo a buscar un vaso con hielo para servirse una cuba. Jessica me preguntó por ti, también Amy y Diana. Les sorprendía no verte aquí, considerando que todos los días subo una foto de nosotros a mis historias de Instagram.

El tiempo pasaba y no llegabas. La gente me está viendo. Creo que están hablando sobre mí. ¿Y si me veo tonta con este vestido? ¿Y si ya notaron que tengo una ceja diferente?

Quizá mi casa no alcanza el estatus al que están acostumbrados. Solo vinieron por compromiso; ni siquiera les agrado. Qué tonta, qué tonta, qué tonta. Nunca puedes hacer nada bien. Ni siquiera una estúpida fiesta.

Corrí al baño, me encerré y me senté en el piso. Te marqué llorando cientos de veces y ninguna vez contestaste. Siempre el dichoso buzón de voz. Mis mensajes no te llegaban y yo ya no sabía qué más hacer. Olvidé mis conversaciones aprendidas y todos esos tips de cómo acercarme a la gente.

Después de un rato fue hora de partir el pastel; Renata me obligó a salir, me limpió el resto de mi mediocre maquillaje corrido y me dijo que todo estaría bien. Ahí estaba yo: parada enfrente de todos con la mesa y el pastel como únicas armaduras. Los demás habían formado una especie de medio círculo para cantarme las mañanitas y yo no sabía qué hacer o qué decir. Todos me están viendo. Todos me están viendo. Me ven con unos ojos que devoran, satisfechos de saber que yo soy una presa fácil, el blanco perfecto para descargar todos sus problemas personales. Te busco entre todas las caras y al no verte mi decepción crece y crece… No ibas a venir a salvarme.

Sentí cómo mi rostro se empezaba a calentar mientras mis manos cada vez estaban más sudadas y mi cuerpo más frío. Estaba temblando y todos estaban siendo testigos de lo que me estaba pasando, solo que lo disimulaban bastante bien. Cuando dejaron de cantar, miles de lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas rojas, tomé una servilleta y me quité bruscamente lo que quedaba de mi labial.

Foto de: Sincerely Media

Llora, llora, llora.

Definitivamente ya no me quedaba más que decir. Por primera vez, mi mente era un lienzo blanco. Lo único que salía de mí eran esas estúpidas lágrimas saladas. Pero ya no importa; porque después de todo, ¿qué se supone que se debe de decir cuando las lágrimas inundan tus ojos delante de todos los que conoces?, ¿y qué se supone que debes de hacer cuando la persona que significa todo para ti es la única que no llegó?

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This is how i live xyN

and i panicked Foto de: Olesya Vemets La mayor parte del tiempo me cuesta diferenciar los síntomas y aspectos de cada una de mis enfermedades mentales. Muchos de ellos suelen mezclarse y ya ni sé de cuál es cuál, inclusive varios de mis padecimientos son coexistentes. Sin embargo, mi ansiedad tiene un distintivo que sólo le pertenece a ella.

Ahora no recuerdo mucho de lo que estaba haciendo o pensando antes de que todo comenzara. Tengo grabado en la memoria cómo mi pulso se aceleró; me empezó a doler el estómago como si quisiera vomitar; los brazos y las piernas me hormigueaban, luego se engarrotaron; sentía una presión horrenda en el pecho que hacía que todo diera vueltas alrededor mío; había perdido el control e incluso sentía que abandonaba mi cuerpo. Por suerte tenía a un lado mis audífonos y como pude, puse la música que me tranquiliza, subiéndole tanto el volumen que el dolor de mis oídos me distrajo de todos los demás malestares.

Tenía rato sin sentirme de esta manera.

No recordaba cuán desgastante podría ser.

El último ataque de pánico que recuerdo fue hace cinco meses, fue uno «leve». Iba manejando, eran las nueve de la noche, ya estaba cerca de casa, había sido un día pesado y largo. Me dio mucho miedo. Esa vez ha sido la más peligrosa. Sin embargo, los ataques que me dan estando en casa, en mi cama, son mucho más fuertes, largos y dolorosos.

Desperté adolorido. Aún sentía una presión en el pecho que me impedía respirar con facilidad. Los brazos me pesaban al moverlos, todavía se sentían engarrotados. Quería vomitar, pero no tenía nada en el estómago. Perdí el sentido del tiempo tirado en la cama. Pensé que ya era tarde, mas apenas darían las once de la mañana. Aún no me sentía yo, aún no había regresado a mi cuerpo.

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Tardé unas horas en poder levantarme de la cama. El dolor corporal desapareció hasta el siguiente día. Sentí cómo se drenaba mi energía poco a poco, sin detenerse. Estuve bien por dos días más. Vivir con ansiedad no es sólo vivir preocupado por ciertas cosas o situaciones futuras, para algunos de nosotros, vivir con ansiedad es tener un detonador que causa un impacto físico en ti. No sé si me doy a entender. Todos tenemos diferentes detonadores y, cuando éstos te superan, pasan de tu mente a tu cuerpo, te consumen físicamente. Muchas veces sé por qué me da un ataque de pánico o de ansiedad; otras no lo sé, sólo sé que lo estoy teniendo y es un martirio. Un verdadero martirio pues dejo de ser yo, siento más de lo que quiero soportar, pierdo el control y pienso que nunca va a terminar.

Después de esos dos buenos días, he tenido la ansiedad a tope, he estado tendido en cama, me ha dado migraña, se me ha quitado el hambre o me han dado ganas de comer solamente alimentos dulces. He dejado de ser productivo, escribir esto me ha llevado más tiempo de lo normal. A veces me siento inútil cuando mis enfermedades mentales pasan de ser “high functioning” mental illnesses a “not even able to leave the fucking bed” mental Foto de: Olesya Vemets illnesses.

Vivir con ansiedad me hace sentir débil, vulnerable ante cualquier situación que sé que no podré controlar, o que podría tener un impacto negativo en mí, trayendo al presente mis traumas pasados. Vivir con ataques de pánico, para mí, es vivir con límites, no correr tantos riesgos porque incluso haciendo lo más cotidiano, como manejar, puedo paniquearme.

Todo el tiempo me cuestiono si mis enfermedades mentales son quienes viven mi vida, y no yo. Me cuesta diferenciarlas de mí.

Anoche pensé que moriría. No le tengo miedo a la muerte, pero mi ansiedad me convenció de que iba a morir y que tenía que actuar asustado frente a esta situación. De nuevo no supe cuanto tiempo estuve en cama dando vueltas, temblando, con el cuerpo engarrotado. Yo me veía desde arriba y tenía ganas de abrazarme, decirme que ya acabaría. Estuve ansioso por mucho tiempo. Escuchaba tanto en mi mente que no quería escuchar, inclusive me tapé los oídos y golpeé mi cabeza contra la pared un par de veces, pero nada funcionaba. Sólo quería que todo acabara. No me gusta cuando siento de más, cuando no puedo controlarlo.

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SIN TAPUJOS si necesitas ayuda psicológica profesional puedes contactar: María del Pilar Fernandez Baro psicoterapeuta. cel: 222464723 Gerardo Peláez Psicoterapeuta.

Cel: 2225889945 Gabriela Paulette Juárez Calva psicoterapeuta Cel: 22 28 13 35 48

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