Sin Tapujos #TOC

SIN SIN TAPUJOS TAPUJOS

23 DE DICIEMBRE 2021

EDICIÓN Nº 17

SIN TAPUJOS

Dirección general María José Martínez Díaz

mapidiaz42@gmail.com Editores Fernanda Loutfe Orozco Gaby Ledezma Diego Rivera Hernández Diseño de portada Mapi Díaz

Desenredada-mente Columna curiosa Ana Sofía Luna Daniela Nur lunasanasofia@gmail.com daninavaarre14@gmail.com

El pabellón número D.A Ablanedo dani.ablanedo@gmail.com seis

Gaby Ledezma this is how i live Symbólokus xyN Diego Rivera Hernández @xyneht Síguenos en : Diego

RH A través de un vidrio D de Días(z) oscuro Mapi Díaz Sin tapujos mapidiaz42@gmail.com Jared Bernardo Velázquez @sintapujos_revista Grunstein Manzana de revólver La pluma de sancho Félix Delés Sin tapujos Revista Sin tapujos Luis Alberto Carmona Sánchez sintapujosr@gmail.com

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LE ENCANTABA QUE TUVIERA QUE BESARLA PARA DESPEDIRME 16 VECES O 24 SI ERA MIÉRCOLES. NEIL HILBORN

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ÍNDICE 03 07 09 12 15 19

TICK- TOC

María José Díaz

EL DESCONOCIDO Nur

CONFESIONES

Gaby Ledezma

UNA HORMIGA Luis Alberto Carmona

SEUS PUL

Rafael Aragón Landa

COMPULSIONES xyn

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Tick- Toc María José Díaz

Tengo varios hábitos que me molestan, pequeñas punzadas que me paran la respiración; momentos que me estresan y me detienen en el tiempo. ¿Realmente cerraste la puerta?, ¿El seguro hizo Clic?, ¿Los pétalos de ese girasol son pares o impares? Mi mente juega con los pensamientos, me encadena a mis acciones.

Me he dado cuenta que tengo ciertos hábitos que me causan ansiedad pero si los realizo a la perfección, esa ansiedad se convierte en aprobación. Para salir de mi casa tengo que girar la perilla tres veces, asegurarme que esté cerrada; para ponerle azúcar a mi café tengo que contar “uno, tres” y remover. Al salir de mi cama mi pie derecho debe ser el primero en tocar el suelo, los libros tienen que estar acomodados por color y tamaño, debo de tener un frasco de crayolas y un cajón de frituras. ¿Tengo un TOC? NO NO NO NO

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No tengo TOC, simplemente tengo hábitos.

Rituales que me enseñaron a hacer desde pequeña, acciones que he imitado. No tengo TOC, pero mi mente sigue jugando, para ella mis pensamientos son animales que están en el matadero. No tengo TOC, tengo miedo y ansiedad.

Me he dado cuenta que entre más se habla de los trastornos mentales, más personas se autodiagnostican y creen que es divertido decir “ yo también tengo eso”. La realidad es que es molesto escuchar que si eres limpio es porque tienes una obsesión, si cuentas los pasos, objetos o segundos entonces ya eres parte del club… No hay un club, tener un TOC no debería ser una moda (ni mucho menos cualquier otro trastorno).

El Trastorno Obsesivo Compulsivo, como su nombre lo indica, es una afección mental que realiza de manera inconsciente, obsesiva y compulsiva determinados actos como limpiar, ordenar, tener simetría, acumular cosas, poseer alguna fobia por las enfermedades o las bacterias, etc. Es un ciclo en donde los pensamientos (obsesiones) de alguna situación se magnifican creando ansiedad y desencadenando las acciones (compulsiones) para aliviar la angustia o para intentar desaparecer el pensamiento. Por ejemplo: una persona con TOC del orden, puede estar gran parte del día modificando los objetos según lo que considere “ordenado” para evitar el malestar.

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Aún no se tiene una causa en específico pero las principales teorías indican que puede ser el resultado de algún cambio químico natural del cuerpo o cerebral, puede ser genética o puede que algunos factores del entorno pueden desencadenar TOC, pero deben realizarse más investigaciones.

No obstante, si buscamos los tipos de TOC la búsqueda será muy larga y los resultados más similares serán : Lavadores y limpiadores: usan guantes o desinfectantes, lavan y limpian sus manos, la ropa, limpieza general de la casa, un sinnúmero de veces al día, a pesar de que nunca logran sentirse limpios o libres de contaminantes.

Verificadores: inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe Repetidores: se empeñan en la ejecución de acciones repetitivas.

Ordenadores: ​exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.

Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.

Numerales: buscan sentido a los números que les rodean; sumándolos, restándole hasta 1 que les da un número significativo para ellos.

1. Información adquirida por el DSM-5

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Sé que después de leer algunos de los TOC 's más comunes, puede que te sientas identificado con alguno pero antes de diagnosticarte, respira, tómate tu tiempo para reconocer tus acciones y acércate a algún experto que te pueda dar una opinión objetiva de tu situación. Tu seguridad física y mental es de suma importancia, recuerda que a nadie le gusta ser el blanco de burlas; si conoces a alguien que pueda tener algún trastorno, informate y sé empático porque solo de esta manera puedes ayudarle y saber por lo que está pasando.

Yo no tengo ningún TOC pero cada día mi cabeza juega con mis pensamientos y es abrumador.

La mayor parte del tiempo siento tener cristales en el cuerpo.Una de mis mejores amigas tiene TOC y para ella es una lucha constante entre querer dejar de limpiar para poder apreciar su alrededor y pasar la mayor parte de su día limpiando aquella esquina gris.

Puedo ver en su ojos que si algo no está limpio o alineado, el tiempo pasa más lento; cada segundo la va encadenando, los ticks del reloj crean cadenas de púas y la abrazan. Yo no tengo ningún TOC pero al ver cómo mi amiga tiende su cama 5 veces al día me detiene el corazón y me hace repetir su comportamiento porque sé que de está manera ella puede estar tranquila. Yo no tengo TOC pero si veo que ella golpea la puerta tres veces antes de entrar, lo hago porque soy su aliada.

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El desconocido Nur

Cuando planteamos hablar sobre TOC para este número, no estaba muy segura por dónde comenzar. El Trastorno Obsesivo Compulsivo es tan sonado en nuestros días que pareciera que no es necesario hablar de él, es ahí que radica la importancia del tema, realmente no conocemos qué es el TOC; hablo en plural porque ni yo misma estaba consciente de a qué nivel este es uno de los trastornos que más puede llegar a afectar la vida de quienes lo viven.

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Hoy en día, en un mundo donde estamos conectados 24/7, es muy sencillo encontrar en redes sociales testimonios de quienes se enfrentan a estas enfermedades. En plataformas como Tiktok y Youtube hay casos en los que se nos cuenta un poco más sobre cómo es que llevan la enfermedad y cómo ha afectado su vida; estas plataformas han ayudado a que se creé una comunidad donde quienes padecen esta enfermedad puedan sentirse entendidos y menos aislados pero aún hace falta mucho trabajo para que se conozca un poco más.

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En 2018, el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, de México, lanzó el cortometraje “Tomás Ochoa Castro” donde se intentó hacer conciencia sobre el trastorno y la importancia de hablar sobre él. Sin embargo, este cortometraje tan solo se enfoca en un tipo de TOC, llevando como guía uno de los estereotipos más grandes que es la obsesión con la limpieza. Si es que el espectador no conoce sobre los síntomas y reacciones, el corto resulta confuso y puede resultar contraproducente; si bien puede ser un primer acercamiento y sembrar la semilla de la curiosidad, considero que aún hace falta trabajar mucho para realmente dar a conocer la importancia de conocer más sobre todas las enfermedades mentales.

Un ejercicio que me resultó más llamativo fue el del canal de Youtube Telemadrid con su sección “Eso no se pregunta” donde hacen una ronda de preguntas respecto a temas controversiales. En su episodio sobre el TOC, nos presentan a personas quienes han vivido con este trastorno durante toda su vida.

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En este vide no solo se nos muestra cómo el trastorno afecta a cada uno como individuo, si no que el TOC también tiene una gran influencia en cuanto a cómo se relacionan y cómo se perciben en una sociedad donde ser diferente cambia por completo la vida.

Gracias a ello me di cuenta de lo poco que sé sobre este trastorno.

Hace unos años conocí a un hombre que tiene TOC, era barista y a los demás les gustaba molestarlo desordenando las botellas o arruinando su sistema. Aún no sentía la confianza de acercarme a ellos, por lo que veía estas interacciones a la distancia.

Ahora me doy cuenta que aquellas pequeñas acciones afectaban de gran manera a mi compañero; mover una sola botella significaba una gran presión psicológica, a tal nivel que más de una vez esto le afectó en su desempeño laboral. Desconocemos de qué manera el TOC afecta la mente de cada individuo.

Más allá del trastorno, son personas de quienes estamos hablando; todos y cada uno de ellos tienen sueños y esperanzas, objetivos que cumplir y metas a las que llegar, que muchas veces se ven opacadas por algo que ellos no pueden controlar ni eligieron tener.

El TOC es genético, por lo que debemos de evitar referirnos a él con esa naturalidad que se escucha día a día. Los que no sufrimos de este trastorno somos afortunados y por lo mismo, debemos de crear conciencia para todos aquellos que día a día luchan consigo mismos.

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Gaby Ledezma

CONFESIONES DE UNA PERSONA CON TOC A petición de mi entrevistado su identidad no

será revelada. Sin embargo, ha aceptado contestar algunas preguntas con el fin de compartir su experiencia con este padecimiento para derrocar mitos, estereotipos y prejuicios, así como conseguir mayor respeto y empatía por parte de la sociedad en general. ¿A qué edad comenzó con este padecimiento?

No estoy muy seguro, pero en mi caso se cree que se fue desarrollando a lo largo de mi infancia, mediante la educación estricta, un abuso, la inculcación de la religión y la muerte de uno de mis abuelos cuando era niño. ¿Cuándo recibió su diagnóstico?

Yo sabía que algo no andaba bien en mí y quería darle un nombre y lo que más quería era que yo supiera qué me pasaba, porqué hacia ciertas acciones y porqué tenía este sentimiento de angustia.

En 2009 decidí ir a terapia por primera vez, fue con este terapeuta y mediante una prueba que se llama TAT, la cual consiste en que te muestran una serie de imágenes y tienes que describir que está pasando en cada imagen, como un tipo de historia.

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¿Cómo se sintió con ello?

Actualmente, ¿Sigue haciendo esos rituales?

Aliviado pero también muy avergonzado.

Sentía que era un bicho raro en esta sociedad con una enfermedad mental, pero con el tiempo me he reconciliado y encontrado muchas ventajas con mi TOC.

No, los rituales siempre van cambiando, uno elimina unos, pero crea otros. Continúo lavándome mucho las manos, pero por ejemplo, ahora trato de no tocar los picaportes de las puertas. Ya no temo pasar por las funerarias, pero la verdad es que si tengo que ir a una o a un hospital tendré que llevar acabo el ritual de lavar todos los objetos que lleve y desde luego mi persona y ni se diga la ropa.

¿Cuál es su tipo de TOC? Está combinado, tengo de acumulación y de limpieza. La gente piensa que los obsesivos compulsivos son aquellos loquitos que se la pasan contando, pero la verdad es que existen varios tipos: como religioso, verificación, repetición, y se puede tener más de uno. ¿Cuáles fueron sus primeros síntomas?

Para que la gente entienda, me gustaría comentar que una cosa es la obsesión y otra la compulsión. La Obsesión es el pensamiento negativo que tienes y la compulsión el ritual que realizas.

Cuando era niño, noté que empezaba a lavarme las manos con frecuencia e incluso el cuello y brazos después de acercarme a ver a mi abuela que estaba enferma, evitaba pasar por funerarias, solía repetir una palabra y trataba de tocar cualquier objeto de madera, según yo para evitar que la enfermedad de mi abuela se me pegara.

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¿Cómo describiría usted la ansiedad que le lleva a hacer los rituales?

En mi caso la suciedad, cualquier cosa que tenga contacto con algo que para mí me pueda enfermar. Por ejemplo: si alguien estornuda y se cubre con la mano, después me toca o algo que yo tengo que tocar, sentiré gran angustia hasta que pueda lavarme las manos.

También odio cuando la gente se saca la cerilla del oído o se tocan los pies y siguen tocando cosas que uso o me tocan, odio eso.

Solo puedo pensar ¿Qué no saben cuántas baterías tienen? Es una falta de higiene, yo quisiera gritar: ¡Lávense las manos!, debería poder decirlo, ellos son los que están cometiendo la falta, pero como se van a sentir criticados, mejor callo y me quedo soportando la ansiedad hasta que pueda lavarme las manos.

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¿Afecta el TOC tu convivencia con los demás?

¿Cuál es tu mayor miedo entorno al TOC?

Por supuesto, si le preguntas a mi pareja te dirá que no es fácil estar con una persona que le cuesta entrar a una alberca o que tiene una crisis de ansiedad por no haber jabón líquido en la casa o se termine el desinfectante.

Hace tiempo pensaba que yo no era digno de tener una pareja, que sería egoísta de mi parte arrastrar a alguien a este infierno, pero con la ayuda de mi terapeuta he descubierto que mi TOC no me hace menos persona o un enfermo.

Nadie tiene la salud mental perfecta y creo que hasta cierto punto soy valiente en aceptarlo e ir a terapia a encarar mis demonios, no todos tienen ese valor y viven una vida con las excusas de “ yo no voy a cambiar, así soy”.Tal vez yo no he logrado cambiar muchas cosas, pero lo intento. ¿Cómo ha sido tu experiencia con la actual crisis del COVID-19?

La verdad no me afectó mucho, ya que muchos rituales de limpieza ya los tenía desde hace tiempo. Me provocó un poco de risa ver como muchos conocidos realizaban prácticas de limpieza como las mías o peores. ¡Bienvenidos a mi mundo!

Todos tenemos algo de obsesividad compulsiva y los que lean esto podrán ponerse a pensar en las cosas que ellos realizan y manías, nadie se salva, por ejemplo, persignarse continuamente ante algo, es un ritual compulsivo.

Que las personas cercanas a mí que no conocen mi padecimiento me rechacen. Trato de ocultarlo pero no todo el tiempo es fácil esconder los tic's que te dan por aguantar la ansiedad o, por tanto que me lavo las manos, se me abre la piel y sangro como el compositor Manuel de Falla, quien dejaba gotas de sangre en el piano.

Mi otro miedo sería que esto me venza y acabe como el dueño de Panam, Howard Huges, pero eso solo depende de mí.

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¿Qué es lo que te ha ayudado a combatir el TOC? Yo no diría combatir, más bien a aprender a vivir con él. La verdad a mí me a ayudado mucho la terapia, voy una vez por semana y gracias a ella he entendido el origen, a reírme de ello y ver las cosas desde una nueva perspectiva.

Afortunadamente, tengo un excelente terapeuta que no cree en la medicación sino a enfrentar los problemas de frente sin el efecto de algún medicamento. ¿Qué te gustaría que las personas entendían sobre el TOC? Que fueran más comprensivos cuando alguien sufre de ansiedad, no estamos fingiendo. Esto no es un juego que se arregla solo con voluntad, se requiere ayuda psicológica y mucho valor para enfrentarse a uno mismo en un mundo donde todavía se ve mal que alguien vaya a terapia. Ese es el verdadero valiente, quien no tiene miedo de encarar sus propios demonios.

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A UNA HORMIGA DE DISTANCIA Luis Alberto Carmona Sánchez Universidad Nacional de Colombia Cuenta Mark Twain en ¡A mí no me engañan las hormigas!, que uno de estos animales encontró una presa y decidió llevarla consigo. La aprehende y la dirige a quién sabe dónde; además, la hormiga siempre elige la forma más incómoda para cargar su pesada consecución. Opta por no continuar con esta, emprende a andar sola mientras merodea muy cerca al punto de partida donde localizó la presa. Recorre de nuevo lo recorrido sin advertir la redundancia y, de repente, se sorprende al estar frente a una presa, aunque esta haya sido dejada atrás.

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En este punto la hormiga se halla con otra semejante, quienes emprenden una lucha a vida o mutilación por el botín encontrado un par de veces por una de ellas, por la primera. La aparecida sale ilesa, la hormiga inicial sale cojeando tras su atacante quien se hace con lo ganado. También la vencedora ha de abandonar la presa luego de un par de rodeos por la zona insistentemente recorrida; ambas hormigas deciden rutas diferentes, solo que al final alguna ha de encontrarse con una presa, con la presa, y dar inicio al ciclo, como las mas puritas escolásticas en la idea de la historia de Agustín.

El escritor estadounidense, genio del humor, da cuenta de los TOCs que son propios a los animales. Las acciones repetitivas que persisten en el tiempo, como cazar moscas (o pispirispis), sombras y luces, o perseguir la propia cola como en el caso de algunas razas de perros, mientras los gatos suelen masticar e ingerir diferentes tejidos, dan cuenta de esto. Los animales con TOC presentan comportamientos repetitivos, invariables y sin ningún propósito claro.

En su cuento, Twain dice: “casualmente hoy vi a una hormiga entregada a esas faenas […]. Medí la distancia recorrida por la muy animal”. Lo que no resulta casual es que la toma de las medidas, el conteo del tiempo, haber rastreado como casual observador el recorrido falto de norte de las hormigas, lo hace estar más cerca a estas en su actuar.

Aunque en el comienzo de su cuento concluya que “por varios veranos, gasté en observarlas un tiempo que hubiera podido emplear mejor”, en últimas no perdió su tiempo, pues su TOC, de tenerlo, no tiene porqué implicar una utilidad, simplemente se tiene y se obra en consecuencia.

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Sería como evaluar la obsesión de Lady Macbeth de lavarse constantemente las manos –“fuera, maldita mancha”- de inútil; precisamente la irracionalidad y obsesión de sus pensamientos la conducen a ello, su comportamiento ha de ser estéril a toda utilidad u objetivo; simplemente se hace.

Aunque las causas sigan siendo desconocidas para la comunidad científica, el sentido común de la sociedad ha avanzado más en cuanto a la aceptación social de las personas que presentan este tipo de trastornos que concretizan en pensamientos obsesivos. Contar escaleras, calzar medias diferentes, decirles las mismas palabras a ambos hijos para no cometer injusticia y desigualdad, oler el propio aliento, o los fluidos de las mujeres como Jean Baptiste Grenouille, o practicar la tricofagia como Rapunzel… son parte del diario vivir. La única diferencia con las demás personas son sus obsesiones particulares, no la falta de estas.

Y mientras escribo, mi abdomen se fortalece gracias a varias series de tres repeticiones cada una de golpeo con la mano derecha.

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EL ESCRITOR NOVÍSIMO: SEUS PUL. Rafael Aragón Landa La cabaña secreta del escritor novísimo Seus Pul se ubica a orillas del río tunal, escondida tras los sabinos gigantes y el zacatal abierto del bosque ribereño. Su ambición literaria sin freno ni buen presagio le condujo al exilio, y posteriormente a la locura de los poetas. 'Envidia’ es una palabra común en el medio artístico y suele dirigirse de trágicos a excéntricos, de técnicos a vanguardistas, de excéntricos a técnicos, de la vanguardia a la tragedia clásica, etcétera. Por ejemplo, ya quisiera el más moderno y libre de los escritores escribir una novela con el recato, la astucia del narrador extradiegético; el novelista pulcro sueña escribir un relato breve, más apegado a ritmos y metáforas que a la gramática (sus pesadillas insisten que lea una hoja con correcciones, es su nombre).

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Seus Pul promete a sus lectores el método literario definitivo. Un riguroso sistema alquímico, producto de unir los métodos más famosos del mundo; la unión de Balzac y Flaubert, la síntesis de la labor Cervantina con el poder de Fiodor, la infracción deliberada de Saramago con el ciego sarcasmo de Borges, el cianuro de Quiroga, el seppuku de Mishima, la innovación de Woolf. Todo en uno y uno en todos. Entonces cada punto y mayúscula serían de vital importancia, según el modelo económico aplicado a economía lingüística, y los espacios vacíos deberán ser habitados. Es inaceptable que existan espacios en blanco, letras sueltas resignadas a un punto y aparte. ¿No pueden coexistir dos ideas si surgen, en un inicio del mismo lugar?

Seus Pul va por doce taza de café, le tiemblan los ojos y su presión sanguínea es bajísima, sin desayunar ni dormir, vivir a base de café… es parte del proceso artístico, así vivían los antiguos y perspicaces maestros. La vista se nubla, mi visión crece. Es el tiempo de escribir siete palabras, con ritmo yámbico o troque, mote. De-lei-te y destrucción, hora del símbolo, yisus crais. A naked woman with a knife, his virgin mother, stabs him in the belly.

Suficiente.Es hora de la corrección, yisus crais. A virgin mother stabs him. Voila. Lo más difícil se ha hecho en tiempo récord.

Apenas le tomó tres horas idear una frase pulcra y cautivante, sutil y representativa.

Captó la historia del universo, sintetizó guerras santas, se burló de falsos profetas, reivindicó el papel de la madre, insultó al rey de españa y a la reina Isabel; justificó el ateísmo, logró tambalear las iglesias, hizo llorar al alegre y arrancó risas a los moribundos (todos somos moribundos), movió montañas, inauguró nuevas fes, con una sola frase: le mot juste.

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Eso pasaba en su cabeza novísima, claro, en realidad, meses después, la frase recibiría duras críticas: es el trabajo de un hombre enfermo, totalmente fuera de sí. Y otra dice: sin duda es producto de un homosexual reprimido, tan dentro de sí que embrutece. Y los hegelianos no tardaron en hacer de las suyas: O bien representa el espíritu del pensar homo o del convaleciente reprimido.

El escritor novísimo Seus Pul espera con la prudencia de un monje y la convicción de un asceta a que se revelen las siguientes palabras de su obra magna. Con una corriente de aire por sigilosos hueco, o una constante luz que se abre paso en empolvados vidrios aparece un augurio, las siguientes palabras de su historia.

El reto que se propone es una descripción rigurosa, sagaz y memorable acerca del apuñalamiento magnífico del condenado yisus a manos de una maría arrepentida, en el silencio desolador de un desusado establo.

(Claro que mis descripciones no llegan ni a los talones a las del novísimo).

Para escribir una sola frase medita harto rato y gira tres veces en su silla, aplaude por culpa de una emoción energética que le nace en el pecho. Obliga a su vientre duro, y se relaja tan solo aplaudiendo, aullando una energía emotiva, paralizadora. Sonidos que fuerzan a su garganta rugir para después relajarse, variante de orgasmo mental en que el preciado semen es su propio espíritu y la contracción del esfínter (debe ser cerebral) fuerza una especie de flujo, desembocando la manía de escribir algo, el método Dostoievski, el refinamiento de la epilepsia, cierra los ojos y mira de Joyce. It is dawn, and very, very cold. El cambio de ritmo tras la cesura provoca una especie de encanto sobre las palabras

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Pasan de un golpe arrítmico, el del alba, a un elegante y poco ortodoxo hexasílabo de ritmos pares que representa la totalidad del adjetivo cold, y enfatizan la naturaleza doble del adverbio very. Sorprende a sus fanáticos con una descripción insuperable, una forma literaria de altísima categoría.

La caminata es indispensable para la vocación, existe una relación estrecha aunque misteriosa, evidente pero irracional entre el movimiento del cuerpo y el de las ideas. También hay similitud (son lo mismo) entre respiración celular, pulmonar y respiración en un texto escrito. El texto se rige por la cadencia del habla y cadencia del habla es cuestión de energía.

El río tunal es una cosa seria, sus aguas no son exactamente habitables, se infectó con el alga rojiza de las acequias y los pececillos luchan por evadir la muerte tóxica del agua negra. Una soga cuelga del sabino más triste, encima de las piedras, un banquillo se tambalea. ¿El escenario? sublime ¿el día? perfecto. Solo debe escribir el final de su opera prima. Un ruiseñor en las ramas, con su rojizo brillante y el negro perfecto, y un par de perros entre el zacate, y el sonido feroz, sosegado del río, y gusanos de seda suspensos de un hilo, y pajarracos enormes en medio de un eucalipto con forma de ‘y’; la frase final está ahí, en la punta de sus dedos, al fondo de su lengua. Debe correr para vencer al olvido, podría olvidar la frase final en un segundo. Se abre la puerta de la cabaña, los pasos apresurados crujen el suelo. El escritorio está después de la sala, cruzando la impoluta cocina. Y escribe: Baby yisus will be born again. Veintiun palabras de perfección. Tres frases unidas en una sola oración. El nacimiento de un hombre, su muerte y su resurrección. Solo queda una cosa por hacer.

El escritor novísimo Seus Pul le ofreció al mundo redención inmisericorde. Su obra magna, el nacimiento de un Jesucristo, dividió a críticos e investigadoras en recelosas facciones de culto. Algunas decían que Seus Pul tomó el tropo de jesucristo y lo sataniza a gusto y a modo; otras, las menos pero las más radicales, aseguraban sin pelos en la lengua que era el mismísimo jesucristo, que había regresado a la tierra para mostrarnos su gracia y bondad absoluta. Jamás se pudo comprobar nada.

Las cenizas del escritor se regaron a orillas del río tunal mucho tiempo después una comitiva ambiental (sin relación con los hechos) realizó numerosos análisis y anunció que el río, de a poco, volvía a la vida.

Rafael Aragón Landa. 2021.

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COMPULSIONES

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El estrés de ver tanto desorden y no poder arreglarlo todo, me dobla de dolor. Siento como si estuviera otra vez en el hospital por mi gastritis, pero sé que no es por eso. Hincado en el suelo con los puños en los muslos y la música a tope en mis audífonos trato de calmarme. Con cada pensamiento aumentan las punzadas en el estómago y las ganas de vomitar, cuesta más retener las lágrimas mientras tengo apretadísimos los puños y los ojos. Me rindo ante mis pensamientos y dejo que vaguen horriblemente como siempre lo hacen. No sé por qué imagino una escena en otro país donde alguien supuestamente especial me dice que está harte de mí. Luego se mezclan esas palabras con mi hermana diciendo lo mismo, algo que ella nunca ha hecho en realidad. Después imagino cosas peores, cosas que no quiero recordar y que nunca entiendo cómo llego a pensarlas. Las lágrimas escurren y siento la garganta estrujada. Y todo es porque la casa está hecha un desorden, porque hay mucho ruido, la gente –que no conozco– entra y sale, entra y sale, ensucia, mueve, se lleva cosas, la perra ladra y llora porque quiere que le demos atención y yo no puedo hacer nada. Ese es el problema, no puedo hacer nada. Ya no tengo el control. No quiero llorar, pues qué débil tengo que ser para que esto me afecte, ¿no? ¿Por qué las demás personas no se ven afectadas por todo lo que está pasando en la casa pero yo sí? ¿Por qué yo? ¿Por qué no soy una persona funcional? ¿Por eso estoy solo? ¿Por eso nadie me aguanta? Recuerdo que una ex mejor amiga me dijo que tenía que tratarme con pinzas. Creo que es verdad. Por eso nadie se queda, porque soy mucho, y no en el buen sentido. Las uñas se me entierran en las palmas de la mano. Cómo quisiera no ser yo. Si me sirvo un vaso de agua, o si sirvo agua en cualquier cosa, tengo que contar mínimo hasta el diez, si necesito más, cuento al quince o al viente. Si licúo debo de contar al cincuenta, o al sesenta si tiene hielos. Cuando compro despensa no peso las frutas o verduras, las cuento. No cuatros, sietes, ochos o nueves. Sólo unos, dos, tres, cincos, seis o dieces. El dolor del estómago aumenta y estoy harta. Harta. Todo en su lugar. Si me mueven algo, me desmorono.

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Todo tiene una consecuencia negativa si no lo hago como debe ser: si el volumen del auto no va en número par (aunque catorce no y quince sí), siento que nos vamos a accidentar y será mi culpa; si no bajo a revisar que se haya cerrado bien la puerta de la casa, alguien entrará y será mi culpa.

Si algo no hago como debe de ser, como me dice mi cerebro, la consecuencia será mi culpa. Padecer trastorno obsesivo compulsivo no es tener todo ordenadito para que se vea bonito. No. Sí, se ve bien ordenado, pero si no lo está yo no estoy bien, si no sigo mis patrones, algo malo pasará, no sólo a mí sino a mis seres querides. Padecer TOC es rendirte ante tus compulsiones y no poder funcionar si te sales de la línea. Días antes de estar aquí en el suelo tratando de calmarme, alguien guardó mi cuchara, la que uso en el desayuno, comida y cena, y me estresé; llorando y con el estómago ennudado dejé de cocinar y dije que no comería hasta encontrarla, porque sólo esa puedo usar. Lo peor es que esto no lo puedo curar, tengo que aprender a vivir con ello, pero existir así no es vida.

Quisiera ser alguien más. Quien sea menos yo.

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