por dani lorenzo
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certamen Marcos Arrigoni de sustos en la Grieta
c er t a m e n
de sustos
de Marcos Arrigoni texto de Andrea Iriart en La Grieta 18 y 71, La Plata octubre 2013
¿la babostra de Marcos puede pensarse como análoga al tiburón de Damien Hirst? ¿Marcos Arrigoni uno de los young Silver artists (ySas)? y ¿quién sería el Saatchi platense?
por dani lorenzo artista y curador
RES EÑA Cuando yo tenía la edad de Marcos quería ser jugador de fútbol. Tenía un amigo que era arquero en el equipo del club del barrio, a veces lo acompañaba y miraba el entrenamiento desde el alambrado. Un día el entrenador me preguntó si quería jugar y entré un rato de mediocampista. Creo que jugué bien, pero nunca más me invitaron a entrar. Había una lógica del club que yo no entendía: no tenías que jugar bien, tenías que ser socio, tener botines, camisetas de futbol e ir a ver los partidos de todas las categorías el domingo.
la babostra1
1. Uno de los seres repugnantes que se presentaba en la muestra de Marcos.
Marcos tiene 11 años, su trayectoria es muy pequeña, está estudiando en la escuela primaria, no le interesan las residencias artísticas en el exterior, no participó en talleres con grandes maestros, le gusta jugar y poco le importan las palabras “dispositivo”, “curador”, “arte contemporáneo” o “escena platense”. Llegué a la muestra en el galpón de 18 y 71, en la entrada había poca luz, me invitaron a “escribir un susto” sobre un papel y pegarlo en un panel entre otros muchos sustos. Luego pasé al espacio central, me sorprendió la diversidad de público, desde investigadores y agentes del arte hasta plomeros y docentes de escuela. Todo genial, un montaje muy cuidado, leds que iluminaban cada obra proyectando sombras espectrales en las paredes, fantasmas y alaridos parecían dar vueltas en el espacio, en el centro de la sala una tela de araña a escala monumental y en unas mesas las babostras, unos seres aterradores creados por Marcos. A un costado, en una pequeña mesa, se presentaba al artista y su obra en unos catálogos.
Una gran búsqueda, luego de horas de taller el artista nos presenta una genuina síntesis acerca del miedo y el terror. ¿Un poco cliché? ¡sí, por suerte!. Ahora ¿que convierte a todo esto en una muestra de arte que dialoga con el resto de las muestras de la ciudad? Sin dudas, pensar un dispositivo que vincule y haga circular la muestra en relación con otras prácticas contemporáneas hace que la exposición, en La Plata, juegue en primera. No puedo dejar de pensar en el lugar activo de Andrea Iriart en el armado de la muestra, ¡una de las muestras con mayor compromiso curatorial de la escena platense!
los ySas 2 El galpón de la Grieta no sólo da talleres, no sólo articuló con todo un barrio para generar un espacio de circulación artística como lo hizo en la Muestra ambulante, no sólo participó (y participa) de colectivos que promueven y ponen en funcionamiento la escena de arte platense como Cama Elástica; sino que construye un modo de hacer: una política del arte. Los pibes de los talleres crecieron, la primera generación de niños-grieta está circulando por la ciudad: en la facultad, en espacios de exposición y de militancia, en proyectos artísticos y literarios; en el circuito “adulto” uno se puede cruzar con estos personajes. La Grieta se multiplica y participa en diferentes espacios. Tanto los talleristas del galpón como los alumnos llevan rasgos de gestión, una suerte de curaduría ambulante. Se podría hablar ya de un estilo Grieta, cargado de poética, centrado en las relaciones, sensible, con animales, discusiones y tormentas. Quizás puede pensarse que, como lo hizo Saatchi en los 90 -que creó y tensionó un contexto de circulación para imponer un estilo de arte inglés a partir de la obra de quienes llamó los young British artists-, la Grieta, a través del entramado de prácticas en las que participa, crea hoy el escenario para el desarrollo de sus jóvenes artistas, ¿serán los young Silver artists?
los activadores 2. En Inglaterra los yBas http://es.wikipedia.org/wi ki/Young_British_Artists
Pensar el entrenador, pensar el curador, pensar los responsables de activar las prácticas en la escena. En la muestra se puede ver un trabajo conjunto entre Andrea, la docente y curadora de la muestra, y Marcos. Uno puede imaginar gran intercambio de ideas
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y propuestas de montaje. El resultado es una síntesis expositiva limpia y potente, cada obra, cada lámpara, cada palabra parecen estar en el lugar indicado. Andrea no es ajena al complejo entramado artístico de La Plata y veo en la muestra uno de los mejores trabajos de curaduría de la ciudad. Este tipo de relación fluida no es fácil de encontrar. En algunas ocasiones los curadores tan solo escriben un texto o ayudan a colgar los trabajos, debido a la poca permeabilidad de los artistas. Otras veces descontextualizan las obras y se generan rispideces insalvables entre ellos y los artistas. Circulan muchas opiniones sobre los límites de la labor curatorial. En la escena local un comentario de Fabiana Di Luca, integrante de La Grieta, disparó una gran discusión acerca de la función y la necesidad de la curaduría en la ciudad de La Plata. No voy a detenerme en el extenso y rico debate, pero me parece relevante marcar el lugar de activadores de experiencias y reflexiones que ocupan los integrantes del colectivo. Partiendo de la idea de que en nuestra época, marcada por las redes sociales y los equipos de trabajo, muy pocas prácticas pueden pensarse como individuales, es difícil imaginar la figura del artista como un sujeto aislado de la sociedad que pasa horas en su taller y luego saca a la luz una producción que ilumina el mundo. Sin obviar el entramado de relaciones de los artistas, siempre las muestras individuales con la presencia del curador se convierten en un trabajo colectivo.
dani lorenzo y