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Escasez y seguridad alimentaria nacional Apropósito del Día Internacional del Agua

Aunque la perspectiva de un mundo ante una eminente escasez de agua genera cierta conciencia o voluntad para tomar acción, la necesidad de promover y destinar recursos enfocados en el ahorro del agua mediante su eficiencia, uso y reusó, en conjunto con la eficiencia energética, se vuelve crítico para enfrentar este desafío

Dado que según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) “la población mundial aumentará casi 2000 millones de personas en los próximos 30 años, pasando de los 8000 millones actuales a los 9700 millones en 2050”, la capacidad para abastecer y garantizar la seguridad alimentaria es un reto preocupante.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) estima que “para 2050, el mundo tendrá que producir mínimo 50% más de comida con el fin de alimentar a una población mundial en aumento”. Actualmente, la FAO estima que, en promedio, se requieren entre 2 mil y 5 mil litros de agua para producir los alimentos que consume diariamente una sola persona.

Sin agua, no hay comida

Los hábitos de alimentación son un factor clave que determina la cantidad de agua que se consume. El agua que se emplea para la alimentación diaria es inmensamente mayor a la que se bebe. Se estima que para producir una sola taza de café se necesitan cerca de 140 litros de agua; 50 litros para producir una naranja, y para producir un kilo de lentejas o de carne cerca de 1,250 y 13,000 litros de agua respectivamente.

Es reconocido que a nivel global cerca del 70% de los recursos hídricos son atribuidos al sector agrícola. En México, de acuerdo con los datos publicados por la CONAGUA en su reporte de estadísticas 2021, el 75% del consumo de agua se atribuye a este sector, posicionándose ligeramente superior al promedio global.

Adicional a la cantidad de agua atribuida al proceso de producción de alimentos a través de la agricultura, riego, ganadería e incluso la que se beben los animales, este recurso se ve utilizado a través de la limpieza y mantenimiento del equipo durante el proceso industrial de transformación, donde una gran cantidad de productos usan agua como ingrediente en su producto final. Al llegar a las últimas etapas de la cadena de valor, el alimento producido comúnmente requiere de refrigeración o calentamiento para su consumo, y con ello de agua y energía en el proceso.

En el estudio “Escasez de Agua, Disponibilidad y Agricultura” realizado por el Dr. Adrian Pedrozo, se señala la correlación (negativa) entre la intensificación de la escasez de agua y la producción de alimentos o cosechas, que con ello amenazan la seguridad alimentaria nacional. Enfatiza la importancia en la reducción del consumo de agua e incrementar los rendimientos de producción a través de mejoras en infraestructura y la implementación de medidas clave para mejorar el uso del recurso.

Irrigación sostenible

Adicionalmente y de acuerdo con los estudios publicados por Dr. Narayanan Nanna y Dr. Aavudai Anandhi sobre “El Manejo de Agua para la Producción Sostenible de Alimentos”, cuando la población exceda los 9 mil millones de habitantes para el 2050, se va a requerir de 70%, 80%, y 55% más comida, agua, y energía respectivamente para abastecer las necesidades de la población. Ambos doctores denotan la necesidad de desarrollar estrategias holísticas para sostener la producción de cultivos durante condiciones de escasez de recursos. Dado a que la mayor cantidad de agua utilizada en la agricultura es atribuida a la irrigación o riego, el enfoque principal del estudio es migrar hacia la “irrigación sostenible”.

Un ejemplo de la irrigación sostenible que se destaca en el artículo es sobre la producción del tomate y el maíz en un cultivo. Ambas verduras se cultivan en distintas temporadas del año (estación seca y lluviosa), y requieren distintos volúmenes de agua y riego. El estu- dio contempla introducir un cambio en los horarios o programas de riego durante ambas estaciones del año y que operen de manera complementaria.

Generación distribuida, otra respuesta

De manera complementaria a la irrigación sostenible, las empresas del ramo alimenticio pueden recurrir a estrategias para minimizar su consumo eléctrico a través de la Generación Distribuida. Gran cantidad de empresas de agricultura cuentan con el espacio disponible en sus cultivos, esto abre la posibilidad de poder recurrir a implementar estas estrategias para no solo reducir su huella de carbono a través del consumo de energía providente de fuentes renovables, también para minimizar sus costos operativos.

Para poder gestionar un cambio en el sector alimentario es necesario implementar una agricultura sostenible, donde cada eslabón dentro de la cadena de valor tenga la responsabilidad de orientar, capacitar y monitorear las practicas de sus proveedores. Este proceso se vuelve más estandarizado a través de los lineamientos de ESG dado a que mantienen las guías y KPI´s del “Global Reporting Initiative”.

Aunque todo esto representa un costo para incurrir en el corto plazo, el retorno de inversión en los proyectos de ahorro y eficiencia se tienen que mantener como prioridad ya que, con el transcurso del tiempo, el beneficio que le brinda a la sociedad irá más allá que lo económico.

A pesar de las opciones tecnológicas para mitigar los impactos adversos del cambio climático, es evidente que los esfuerzos, hábitos y perfil de consumo de la población requieren de un ajuste. Mantener el uso de buenas prácticas requiere de la colaboración entre ciudadanos, organizaciones, como países para implementar el cambio en toda una cadena de valor productiva. Con la disponibilidad limitada de recursos frente a las necesidades ilimitadas de una población en crecimiento, es la responsabilidad de la generación vigilar que no haya escasez en la vida de nuestro planeta.

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