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la CFE se quedará sin capital 10 trimestres

AL RITMO DE LAS PÉRDIDAS ACTUALES, EN POCO MÁS DE 2 AÑOS LA AHORA EMPRESA PRODUCTIVA DEL ESTADO REQUERIRÁ UNA INYECCIÓN SIGNIFICATIVA EN SU BALANCE. LA SANGRÍA ECONÓMICA EN LOS ÚLTIMOS DOS TRIMESTRES RESULTA ALARMANTE Y REVERTIRLA TENDRÁ UN COSTO POLÍTICO ALTÍSIMO

“Una golondrina no hace verano” se clasifica como frase proverbial ya que la original, que aparece entre otras obras en La Celestina de Fernando de Rojas es: “Una golondrina sola no hace verano”.

Cuando vi los resultados financieros de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) del primer trimestre del 2015 me espanté (para facilitar la lectura, todas las cifras citadas vienen en miles de millones de pesos): las pérdidas pasaron de 6 mil 105 en el 2014 a 16 mil 105 en el año en curso. En varios foros se comentó esto y, aunque ya sabíamos lo que se avecinaba, el dar el derecho a la duda –de que existía una mejora de costos que se reflejaría en el siguiente trimestre– es válido. Para nuestra desgracia, las cifras preliminares del semestre nos indican que las pérdidas acumuladas suman 35 mil 160 contra 21 mil 852 del año pasado.

Cierto, un análisis financiero no puede darse viendo solamente el último renglón ya que sería sumamente miope. Hay dos rubros

Santiago Barcón Es ingeniero eléctrico. Coautor del libro Calidad de la Energía. Socio de APQ en EUA www.apqpower.com y del Grupo Arteche. Presidente de la AMESCO. Combina su afición al vino con la comercialización en Vinsanto www.vinsanto.com.mx que afectan sensiblemente: el primero es una baja en los ingresos, comparando semestre a semestre, de 14 mil 236 lo que representa 8.8 por ciento.

Esto deja un resultado bruto prácticamente igual del 42 mil 963 en 2014 y uno actual de 42 mil 846. Entonces, ¿de dónde viene la diferencia al último renglón entre estos periodos? Básicamente del incremento de tres categorías: Depreciación, con mil 365, pérdida cambiaria de 13 mil 112 y 5 mil 478 del costo estimado actuarial de por obligaciones laborales.

Las tres cifras anteriores suman 19 mil 955 de lo que se podría concluir que la CFE ha sido conducida igual que antes y, justamente aquí, es donde radica el verdadero problema. Supuestamente al pasar a ser una Empresa Productiva del Estado se manejaría como negocio y está resultando ser, como era obvio que acontecería, que resultó sólo un cambio de forma y no de fondo.

Una empresa debe de cuidar en primer lugar su ingreso lo que implica, por supuesto, el no disminuir precios a pesar de que los insumos lo hayan hecho. Una industria similar a las empresas eléctricas –y más a la CFE– son las aerolíneas, donde la mayoría presenta números magros y aprovechan las bajas de precio de los combustibles para resarcir las pérdidas que sufren cuando estos se encuentran en altos históricos.

La CFE disminuyó en forma exagerada las tarifas, hasta 30% en algunos casos, causando la tormenta perfecta: menores ingresos casi 15 mil como ya habíamos mencionado, no prever pérdidas cambiarias –que eran de esperarse por una devaluación del peso al disminuir el precio del petróleo–no considerar los costos actuariales de pensiones bien conocidos y, de paso, debilitar todos los proyectos de eficiencia energética (EE), de energías renovables (ER) e inclusive de las tradicionales. Con ello, adicionalmente, rompieron la confianza y certidumbre de los inversionistas que vienen a participar en un mercado abierto donde las tarifas tienen una relación importante con el costo o, por lo menos, deberían de tener. Ahora ya saben mejor las reglas del juego y serán más reticentes a invertir.

Las autoridades, en especial la Sener, hicieron oídos sordos a las advertencias de que la Reforma Energética no podía ser vendida solamente con base a los precios de la energía eléctrica. Existen varias razones, empezando por las de visión de largo plazo, donde la reforma debe de ser una piedra de apoyo para potenciar el desarrollo de México. Cierto, los usuarios quieren menores precios, pero eso es en todo los ámbitos. Bajo esa filosofía también bajar el precio de la gasolina y, aprovechando la inercia, regresar el IVA a 15% que se nos prometió. Por supuesto de llevarlo a cabo significaría la quiebra de las finanza públicas, lo que no es razonable. Reducir las tarifas, digamos en 10%, hubiese cumplido con el compromiso político sin sangrar las finanzas públicas de esta forma. Aunemos que revertir las disminuciones de precios quizá sea la labor más ardua a la que se enfrenta un empresario; si la empresa es del Estado se complica aún más por no encasillarlo de imposible.

Con respecto a las pérdidas cambiarias, resultaba altamente probable que el peso perdiera terreno contra el dólar. Ya no estamos en 1982, donde más del 85% de las exportaciones eran petroleras, pero por desgracias las finanzas públicas dependen en gran medida del ingreso petrolero. Esto, por supuesto, debilita a nuestra moneda aunado a la falta de acción de recortar personal y no tan sólo eliminar inversión que desacelera la economía. El no contemplarlo representa, cuando menos, un optimismo irresponsable.

Finalmente con los precios actuales de energía, aunado a la devaluación del peso, hace que los proyectos de EE, de ER, y en gran medida parte de los generadores tradicionales, tengan una recuperación 50% mayor. Esto ocasiona, lógicamente, que muchos proyectos queden sin la tasa de retorno que buscan los capitales. Peor aún, sigue el canto de las sirenas de que las tarifas seguirán su tendencia a la baja, ¿quién en su sano juicio quiere invertir así?. Como me mencionó un funcionario de la CFE: “Por primera ocasión escucho a los grandes usuarios quejarse de un precio bajo”. Y esto es lógico, las inversiones se hacen analizando el mercado, la situación financiera de los competidores, en este caso la CFE siendo el principal, y las tendencias macroeconómicas. La política únicamente contamina el proceso.

No conozco a nadie, que esté medianamente informado, que no esperase que en 2015 las tarifas eléctricas bajarían aprovechando el desplome del precio del oro negro y cumplir el compromiso político.

Lo que nunca escuché, y por supuesto jamás pensé, fue una estimación mayor al 10 por ciento.

La CFE cuenta con un capital de 120 mil, que al ritmo actual de pérdidas significa que en 10 trimestres su capital se agota. Por supuesto la CFE no puede quebrar, por lo menos en el corto plazo, por lo que el Gobierno federal se verá obligado a inyectar recursos lo que implica que pagaremos la disminución de tarifas vía impuestos. Ya nos lo dijo Milton Friedman: “There is no such a thing as a free lunch”.

La CFE es una empresa que puede competir, pero el Gobierno federal tiene que hacer dos cosas. La primera es sacar las manos de la CFE y manejarla como una verdadera empresa. No soy iluso, sé que hay carga política, pero el bajar tarifas de esta forma es hacerlo a la más añeja usanza de año electoral del PRI. En segundo lugar, reconocer que la CFE requerirá de apoyo económico significativo del Gobierno federal. En todos los países donde se han dado estos procesos de apertura el auxilio ha sido significativo, lo que se conoce como CTC (Costos de Transición a la Competencia), de los que ya hablaremos el próximo mes. Sirva como mención que en el proceso de descarbonización de la generación eléctrica, que propuso recientemente el Presidente Obama, contempla fondos que rozan los 9 mil millones de dólares.

No podemos, ni debemos, manejar a la Comisión Federal de Electricidad como instrumento político. Nos va a salir muy caro y, peor aún, puede dejar muy tullida a la Reforma Energética.

Energ A Y Poder V Ctor Rodr Guez Padilla Y Javier Estrada Estrada

El papel de Estados Unidos

HA CAUSADO UN GRAN REVUELO LA NOTICIA DE QUE ESTADOS UNIDOS ESTUVO DETRÁS DE LA REFORMA ENERGÉTICA. LA NOTA DERIVÓ DE LOS CORREOS ELECTRÓNICOS DE HILLARY CLINTON RECIENTEMENTE DESCLASIFICADOS POR EL DEPARTAMENTO DE ESTADO, DEL QUE HILLARY FUE TITULAR ENTRE 2009 Y 2013

Los emails aparecieron publicados en el sitio web DesMog. El portal concluye que un equipo de colaboradores de Hillary Clinton, entonces titular del Departamento de Estado, tenía por encomienda impulsar la apertura y privatización del petróleo en México. La encomienda giraba alrededor de David Goldwyn, Neil Brown y Carlos Pascual, en ese momento Embajador de Estados Unidos en México (2009-2011) y ahora Vicepresidente de IHS, empresa global de consultoría, que le dice al gobierno mexicano qué hacer para atraer inversiones en petróleo y gas natural.

La noticia fue retomada con estruendo por algunos medios de comunicación y gran agitación en los círculos políticos. El secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, salió al paso negando cualquier injerencia del gobierno de EU. Puntualizó que ni ellos ofrecieron asistencia ni el gobierno la solicitó. Añadió que la reforma energética fue un producto totalmente mexicano. Insistió en que era absolutamente falso que Hillary Clinton o cualquier entidad del Gobierno estadunidense hubiera sido consultada para la reforma energética. Precisó que ninguna consultoría privada había participado en la discusión o diseño de la propuesta de Reforma Energética. Políticos allegados al poder calificaron la noticia como fantasías y ataques populistas.

¿Qué tanto estuvo involucrado EU? ¿Se contentaron con seguir de lejos el proceso? ¿Sugirieron liberalizarlo todo? ¿Presionaron de alguna forma? ¿El Departamento de Estado redactó los borradores de las leyes aprobadas? ¿Peña Nieto fue cómplice de Washington? ¿Se www.energia.org.mx energia123@hotmail.com negó pero acabó cediendo? En la búsqueda de la verdad sólo contamos con pedazos de información y algunas pistas.

Víctor Rodríguez Padilla. Es profesor de la UNAM. Estudió Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM y la maestría en Ingeniería Energética en la Facultad de Ingeniería de la misma universidad. Realizó el Doctorado en Economía de la Energía, en la Universidad de Grenoble, Francia, y realizó posdoctorados en Francia y Quebec.

Javier Estrada Estrada. Es Consultor en Energía.

–EU es una potencia mundial que busca controlar todas las piezas y todas las posiciones con valor estratégico (armas, tecnología, información, conocimientos, materiales, puntos geográficos…), para acrecentar su riqueza y poder. El petróleo ha estado particularmente en el centro de sus ambiciones, por ser la base del sistema energético en su país y del mundo entero. Faltarían a su estatus de potencia si no buscaran influir en las políticas petroleras de todos los países. La maestría de Washington para aprovechar las debilidades de los gobiernos e inducirlos a actuar en beneficio de los intereses estadounidenses no necesita demostración. Y cuando la vía diplomática ha sido insuficiente no han dudado en desplegar métodos repugnantes, como guerras, invasiones, golpes de Estado y otras atrocidades, algunas compiladas magistralmente por Eduardo Galeano en Las Venas Abiertas de América Latina.

–El interés de EU por los recursos de México no es una novedad, al contrario, ha sido permanente e independiente de quien ocupa la Casa Blanca. Su estrategia de seguridad energética siempre han incluido a México por su cercanía y su riqueza geológica. Es lógico que la Embajada de EU elabore reportes sistemáticos sobre la situación petrolera de nuestro país y que busque influir en las políticas públicas en esa esfera. No justifico ese espionaje y esa injerencia en asuntos internos, son inadmisibles, pero es un hecho fatídico que sólo un necio podría negar. El nacionalismo mexicano ha sido un obstáculo para sus intereses y lo han combatido desde siempre y de múltiples maneras. La importancia del petróleo los ha impulsado a ir más allá, con planes para ejercer un control directo de los pozos petroleros mexicanos en caso de conflicto bélico mundial. Lo sabemos por las indiscretas declaraciones de los secretarios de defensa de ese país.

–Desde la expropiación petrolera en 1938, EU no ha perdido oportunidad para exponer a través de sus voceros la conveniencia de que las compañías petroleras de ese país participen nuevamente en la industria petrolera mexicana. En décadas recientes había venido proponiendo la liberalización de todos los energéticos. La Casa Blanca fue particularmente insistente en ese punto durante la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. No hay razón para que el Departamento de Estado no insistiera en la época de Hillary Clinton. Washington también impulsa sus intereses a través de los organismos financieros internacionales sobre los cuales tiene gran influencia, como el Fondo Monetario Internacional. Hasta ahora, toda nueva administración federal en México ha recibido del Banco Mundial un extenso documento con recomendaciones en materia económica y social, donde nunca ha faltado la sugerencia de utilizar mecanismos de mercado. En foros y eventos sobre la energía en México se ve regularmente a los representantes del país vecino, por lo general portando el logo de la USAID.

–Los emails de la señora Clinton son el último episodio de una vieja trama. No hace mucho, Wikileaks dio a conocer cables diplomáticos que Carlos Pascual enviaba a Washington. En un despacho fechado el 12 de febrero de 2010, el diplomático informó que a solicitud del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, la administración estadounidense se había involucrado calladamente en áreas relacionadas con el sector energético mexicano (La Jornada, 17/03/2012). El cable señalaba que los funcionarios mexicanos permanecían muy sensibles sobre cualquier comentario público sobre la Reforma Energética y la producción de petróleo, sin embargo, discretamente buscaban consejo sobre las reformas. El cable añadía que la Embajada mantenía la añeja política del gobierno de los EU de no comentar públicamente sobre esos temas, pero silenciosamente ofrecía y proporcionaba asistencia. El cable puntualizó que meses antes funcionarios mexicanos habían solicitado ayuda al gobierno de EU en temas relacionados con la reforma petrolera de 2008. En el mismo cable, Pascual comentaba que no había una base realista para sustentar los optimistas pronósticos del gobierno mexicano sobre el aumento de la producción esperada de crudo, y que la disminución de las exportaciones mexicanas tenía implicaciones para la seguridad energética de América del Norte, especialmente en el corto y mediano plazos.

–En otro cable Carlos Pascual describe y comenta una conversación sincera que tuvo con la secretaria de Energía, Georgina Kessel, el 13 de agosto de 2009, durante la cual la funcionaria le confesó que la propuesta mexicana de negociar un tratado bilateral para la explotación de yacimientos transfronterizos tenía como propósito incorporar a las compañías petroleras. Pascual señaló: “Los comentarios de la secretaria Kessel muestran que mientras el gobierno de México presentará al público mexicano las negociaciones sobre yacimientos transfronterizos como un esfuerzo por defender los recursos naturales del país, el gobierno ve el tratado como una importante oportunidad para que Pemex trabaje con compañías petroleras internacionales y obtenga experiencia en la perforación de pozos en aguas profundas. Por primera vez en décadas, la puerta para una asociación del gobierno de Estados Unidos con México en materia de petróleo se ha abierto”. (La Jornada 19/12/2013).

De las pistas anteriores no es extraño que algunos de mis colegas expliquen la reforma como parte de un complot internacional para apoderarse de los recursos energéticos de México y de las industrias de la energía. Detrás de la reforma estaría, en primera línea, el gobierno de EU preocupado por la seguridad energética, junto con las compañías petroleras internacionales ansiosas de regresar por sus fueros a un país de generosa geología. Ese razonamiento tiene méritos pero es incompleto. En la reforma hay elementos geopolíticos pero no son los únicos y, quizás, no los más importantes. En Venezuela, Bolivia y otros países se ha documentado la injerencia directa de la Embajada de EU en las reformas pero en México ni siquiera hizo falta. No ha sido una reforma por sumisión sino por convicción. El gobierno peñista abrió el sector energético sin mediar negociación alguna, sin pedir nada a cambio, sin existir un clima económico de urgencia ni de crisis en el horizonte; el país no estaba de rodillas frente a los acreedores y el auge de las políticas neoliberales había quedado atrás.

La decisión de desestatizar y extranjerizar el sector energético fue tomada por una nueva generación de gobernantes, que desplazó a políticos educados en una cultura estatista y nacionalista. El grupo proviene de círculos de clase alta o clase media alta, con personajes nacidos mayoritariamente en la década de los años setenta y crecido en un ambiente de libre mercado y globalización. Se compone mayoritariamente de economistas y abogados formados en universidades privadas conservadoras o en universidades estadounidenses, que comparten una concepción de la vida y la sociedad basada en el individualismo y la competencia. El grupo está plenamente convencido de la justeza de las políticas neoliberales e impulsa decididamente la desregulación de los mercados, la eliminación de las barreras al comercio y la inversión, y el retiro del Estado de las actividades empresariales; además, está convencido que el sector privado es más eficaz, eficiente y productivo que el sector público. No extraña que la reforma haya estado cargada de dogmatismo, ideología, prejuicio contra lo público y una tremenda animadversión contra Pemex y la CFE.

Pero la pretendida pureza de ideas sucumbió ante intereses, ambición y negocios de los jugadores locales. Inversionistas, empresarios y altos funcionarios públicos de sexenios anteriores, no sólo desarrollaron un gran activismo para impulsar la reforma sino también para elaborar su contenido.

La reforma fue cocinada en casa, copiando los modelos de la economía dominante y las aplicaciones en otros países. Decenas de consultores extranjeros ha estado trabajando en la implementación, entre ellos, dos genios estadounidenses Daniel Johnston y William W Hogan.

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