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SECTOR ENERGÉTICO: ENTRE UN MAR DE RIESGOS Y EN BUSCA DE OPORTUNIDADES

En los primeros tres años del Gobierno de Enrique Peña Nieto, el balance es bueno para el sector energético que comienza a transformarse con una reforma en fase de implementación y ya con algunos avances. Sin embargo, a la luz de los números fríos, las expectativas que se abrieron con la reforma y la urgencia de inversiones para el país, los resultados no convencen y, todo lo contrario, generan dudas del éxito en el corto plazo. En el largo plazo, todo es posible, claro… pero en lo que resta del sexenio el panorama es sombrío.

En el primer trienio se juntaron las urgencias, la ruta de aprendizaje y un entorno internacional adverso, una muy mala combinación para la transformación de un sector que en México es clave para las finanzas públicas y que, se busca, sea el motor de la economía en las próximas décadas.

El sector petrolero juega en un entorno de bajos precios del crudo y una desaceleración mundial, que ya pegó en la economía doméstica. Un recorte presupuestal en el Gobierno federal, que alcanzó a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), las ahora Empresas Productivas del Estado. Además, en el escenario 2016 ya se trabaja otro recorte de gran tamaño.

La crisis económica internacional no respeta fronteras: se observa en China, el motor de producción en el mundo de la última década, pero igual se ve en la Unión Europea, Japón, y los países de América Latina. Estados Unidos se esfuerza pero en un entorno como este se ve difícil que consolide pronto su crecimiento. La expectativa hacia 2016, para todos, es de un menor crecimiento.

Los precios internacionales del petróleo, además, están en niveles mínimos. La mezcla mexicana, en particular, se ubica por debajo de los 40 dólares, sin embargo el gobierno logró un coberturas de 49 dólares el barril, lo que garantiza cierta certidumbre y estabilidad, pero no logra evitar un recorte presupuestal, que sin duda, pegará a las ahora llamadas Empresas Productivas del Estado.

A ese nivel de precios, las licitaciones esperadas de la Ronda Uno corren riesgos: una falta de apetito de las empresas o el riesgo de malbaratar los yacimientos petroleros. La primera licitación de la Ronda Uno mostró estas inquietudes y se colocaron 2 de 14 bloques.

En el sector eléctrico, el que le va dar la competitividad al país, parece tener la mesa puesta para ser el gran detonante de la reforma, pero hoy está parado porque las reglas del juego todavía están en el “horno”. En una semanas aparecerán, pero igual falta ver si la Comisión Reguladora de Energía (CRE), la Secretaría de Energía (Sener), el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) y el Centro Nacional de Control del Gas Natural (Cenegas) logran administrar los permisos y la normativa para establecer el mercado eléctrico y del gas.

La reforma al sector eléctrico es la más adecuada para promover la competitividad en el sector industrial sumado al desarrollo de infraestructura de gasoductos, que si bien llega tarde era necesaria.

En tanto, las energías renovables no parecen tener las condiciones para detonar. La competencia del gas y los precios bajos de los hidrocarburos obran en contra, y tendrá que ser una decisión del Estado la que las impulse. Actualmente, el mercado no ofrece las condiciones necesarias para un amplio desarrollo.

La industria petroquímica, que tiene tantas necesidades y oportunidades de negocio, tiene fincada sus esperanzas en Pemex, pero no parece ser una prioridad ante las condiciones adversas que enfrenta la empresa. Urge su expansión, pero el escenario es adverso.

En este contexto llega la segunda mitad de sexenio para un sector energético con urgencias, en un proceso de aprendizaje y en un entorno de crisis que implica retos y riesgos, y con escasas oportunidades de nuevos negocios.

Urgencia, aprendizaje y crisis

En los últimos tres años se ha desarrollado la implementación de la Reforma Energética, que en la parte de hidrocarburos ha sido muy activa: tanto en el upstream y el midstream como en el downstream, dice Benjamín Torres Barrón, socio líder del Grupo de Práctica de Energía, Minería e Infraestructura de Baker & Mckenzie

”Vimos la inserción de un nuevo marco constitucional que permite la exploración y explotación de hidrocarburos, y no sólo eso: alcanza a la petroquímica, la refinación y otras actividades claves”, destaca.

En ese periodo, añade, se observaron tres bases de licitación: una Ronda Uno que se adjudicó con su áreas de oportunidad y que cumplió con la transparencia y reglas claras; quizá, dice, se hubiera querido que se adjudicaran más bloques, pero el precio del petróleo y el entorno no ayudaron. También, agrega, se pudieron generar ciertos incentivos contractuales para que hubiera más propuestas pero es una avenida que logró agotarse hasta el final.

“Falta ver la parte de la refinación y la de transporte. El transporte de gas natural está muy activo, pero fundamentalmente soportado por la CFE y habría qué ver el aporte del Cenegas y el Cenace, encargados de la operación, manejo y control del sistema de gasoducto y el sistema eléctrico nacional. Me parece que todavía no logran cuajar, que todavía están en su proceso de formación –aunque ya están identificados con líderes y rostros–, pero aún hay mucho qué hacer en este contexto”.

Sin embargo, la falta de resultados se explica por la misma naturaleza de las inversiones, el entono de crisis internacional y las ineficiencias históricas, dice Luis Serra, director de Desarrollo Económico, Energía y Cambio Climático del Centro de Investigación para el Desarrollo AC (CIDAC), pero la Reforma Energética era necesaria porque el sector y las dos empresas del Estado así lo requerían, las dos empresas no indicaban que pudiera ser sustentables en su operación.

La gran apuesta, agrega, “está en los hidrocarburos no convencionales, que incluyen aguas profundas y los aceites y gas de lutitas, pero estos todavía no son licitados por la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y aunque fueran licitados son proyectos que maduran en periodos de más de seis años. Era casi imposible ver resultados pronto”.

Un segundo factor que está afectando los resultados, de acuerdo con Luis Serra, es que la coyuntura económica financiera internacional no es favorable. Se observa una caída de 40% en el precio

Reforma Energética: 10 beneficios planteados por EPN

1. La Reforma Energética busca dotar a México de un marco jurídico moderno, para, sin privatizar, fortalecer a la industria petrolera e incrementar la renta petrolera en beneficio de los mexicanos.

2. La Reforma Energética bajará el precio de la luz y también del gas.

3. Se crearán cerca de medio millón de empleos adicionales en este sexenio y 2 millones y medio de empleos al 2025.

4. La industria petrolera volverá a ser un motor del crecimiento económico de México, al detonar inversión en nuevas áreas.

5. La apertura de la industria eléctrica permitirá que fluyan grandes inversiones al sector.

6. Para obtener más beneficios del petróleo, los mexicanos podremos decidir en qué proyectos nos conviene asociarnos y en qué condiciones.

7. Habrá más recursos para el presupuesto y programas sociales, gracias a los nuevos negocios en la industria energética.

8. Los ciudadanos podrán vigilar las operaciones e ingresos petroleros derivados de nuevos contratos.

9. La CFE y Pemex se fortalecerán para darle competitividad a México.

10. Se reorganizará la industria eléctrica para garantizar tarifas competitivas a los hogares, la industria y el comercio.

internacional del petróleo, respecto de 2014, y se espera que siga así por un buen rato, y ese nivel no ayudará a fomentar la inversión.

El tercer factor, dice el especialista del CIDAC, tiene qué ver con las modificaciones que faltaron en el sector, en particular el hecho de llamar “Empresa Productiva del Estado” a la CFE y a Pemex, y quitar al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) del Consejo de Administración de Pemex, lo cual no es suficiente para dotarlas de una organización eficiente y que elimine la corrupción al interior.

En el reporte del segundo semestre de 2015, Pemex reportó pérdidas de 185 mil millones de pesos. Esas pérdidas, dice Serra, se explican porque no se eliminaron dichas ineficiencias ni se modificó mucho su estructura; su régimen fiscal tampoco se transformó y no iba volverse más productiva de la noche a la mañana; tampoco hay una apuesta seria y rápida por cambiar el capital humano en Pemex. Así, el desempeño de los activos netos de la petrolera está en números rojos, el patrimonio reporta casi un billón de pesos negativo y se discute el pasivo laboral, que debió concretarse en agosto, pero se pospuso. Ese es el gran problema, insiste.

Pero a eso se le suma, la amplia competencia por las nuevas inversiones en el sector petrolero internacional, comenta por su parte Leticia Armenta Fraire, directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México. Hay naciones, comenta, que tienen muchas ventajas tanto por el tipo de yacimientos que pueden explotar ya que representan un menor costo, que implican riesgos más bajos y tienen una regulación menos estricta.

“México ha entrado a este concurso por atraer inversiones de fuera, pero en ese terreno tenemos que competir con otros países que tienen condiciones si no más favorables menos rígidas y con mayor experiencia. En el caso nuestro es una primera experiencia y eso en ocasiones hace que el inversionista se detenga, en cambio cuando ya hay antecedentes, cuando se sabe la tónica del manejo de este tipo de licitaciones, el inversionista se siente más confiado”, plantea la especialista.

Industria petrolera, casi todo en contra

En los próximos tres años, el sector petrolero tiene un panorama muy complicado por una perspectiva de precios del crudo a la baja más allá de esta década, aunque es un sector muy volátil y en cualquier momento, si hay un conflicto bélico, por ejemplo, los precios regresan a los 100 dólares. Pero el horizonte de medicano plazo es que las cotizaciones del crudo sigan a la baja.

La caída de los precios se explica por dos factores, explica Leticia Armenta Fraire: una sobreoferta y un deterioro de la demanda ante un bajo crecimiento del mundo, lo que hace un mercado menos atractivo. Cuando se unen esos dos factores en contra, añade, es muy complicado: “sabemos que hay empresas que han cancelado proyectos en otras partes del mundo, por lo que difícilmente van a pensar en abrir nuevos proyectos en nuestro país si están tomando esas decisiones”.

Un escenario de precios deprimidos no juega a favor del país, expone Luis Serra del CIDAC. “No juega a favor de hacer atractivas las inversiones y se prevé complicado a raíz de lo que sucedió en la primera licitación de la Ronda Uno; incluso para las siguientes cuatro se ve complicado y no parece que vayan a ver mejores resultados. Quizá en la etapa de proyectos de aguas profundas pueda mejorar, pero eso se prevé en el largo plazo”, añade el experto.

¿Qué puede hacer el Gobierno federal para impulsar el sector?, se le preGunta a serra Hay un momento en el que la inversión privada sigue a la inversión pública. En el caso nuestro, lo que hemos visto es que el sector público ha ido reduciendo su tasa de inversión y creo que debemos tener elementos que contribuyan a una atracción de inversiones. Un catalizador de la industria.

En ese escenario, hay riesgos que hay que cuidar y hay una presión del sector privado hacia el Estado, existe la solicitud de que baje sus condiciones de participación en la utilidad.

Y es que son negociaciones a largo plazo. El problema es que puede tener efectos de largo plazo, que la administración actual se colgaría como el éxito de haber colocado más bloques porque revisó estas condiciones, pero obviamente con una menor rentabilidad y menor beneficio para el Estado.

Para la especialista Armenta Fraire, en lo inmediato hay dos preocupaciones principales en el sector petrolero: una tiene qué ver con cuál será el porvenir de la siguiente fase de la Ronda Uno, qué tanto apetito se observa con la flexibilización de las condiciones para participar en las licitaciones y por eso el 30 de septiembre será clave para ver cómo responde la inversión a la flexibilización de la autoridad.

Otra preocupación, añade, está relacionada a la caída de la producción de crudo –que ya se ubica en 2 mil 595 millones de barriles diarios– y que no esté invirtiendo para revertir la caída en reservas. Eso es muy importante, insiste, pues hoy por hoy Pemex es la única productora de hidrocarburos y es clave lo que decida la empresa en los próximos meses.

Sector eléctrico con alto potencial

El balance de la primera parte del sexenio es de claroscuros. Hay avances sobre todo en el sector eléctrico, con cambios importantes, pero todavía no se llega a cumplir con las expectativas planteadas con la Reforma Energética, dice en entrevista Leticia Armenta Fraire, directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey.

“Una reforma de este tamaño lleva su tiempo y hay legislaciones secundarias que todavía están en proceso, sobre todo en los temas de comercialización y que tienen qué ver con las diferentes fuentes de generación; no se tienen las definiciones de precios y no se tienen los incentivos, elementos clave para detonar la inversión”, destaca.

Al hacer un alto a mitad del sexenio, la producción independiente –toda la producción se vende a la CFE– hoy participa con 40% de la generación, pero no se explica por la Reforma Energética del 2013, se explica más por la apertura de los noventa. Hay algunos avances, algunas cosas se están profundizando, pero todavía se está muy lejos de las metas, afirma la especialista del Tec.

Por su parte, Benjamín Torres Barrrón, socio líder del Grupo de Práctica de Energía, Minería e Infraestructura de Baker & Mckenzie, afirma que con

2016, clave para el sector energético

El escenario de los próximos tres años se presenta complicado para la Reforma Energética, coinciden analistas del sector: baja en los precios internacionales del petróleo, entorno de crisis en las economías del mundo y presión en las finanzas públicas del Gobierno federal.

Hay una coyuntura muy complicada hacia el 2016, dijo Leticia Armenta Fraire, directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey, porque el 2016 va marcar la pauta de los siguientes dos años: lo que no se haga en 2016 y 2017 difícilmente se va poder consolidar en 2018.

“El presupuesto Base Cero, para empezar, lo que ya está en las declaraciones oficiales, es que va ser un presupuesto mucho más restrictivo que el de 2015: la pérdida de ingresos petroleros y el bajo crecimiento no permite una mayor recaudación; el avance de la informalidad, que tampoco permite a las finanzas públicas tener holgura, y esos dos factores complican mucho el panorama”, explica.

El tema de las tarifas eléctricas de un modo de otro es una pérdida de ingresos para la CFE, pero indirectamente para las finanzas del Gobierno federal. “La pregunta es: ¿hasta dónde eso será sostenible? Esa es una incógnita importante”, considera Armenta.

En el mismo tenor está el tema de las gasolinas. Cómo, finalmente, se va a decidir el precio y el IEPS asociado a las gasolinas es una pieza clave, porque ante la coyuntura de restricción de recursos fiscales no se ve hasta dónde pueda ir en el rumbo de combustibles más baratos y en energía más barata si hay una restricción presupuestal, explica la especialista del Tecnológico de Monterrey.

“La única manera de mantener tarifas bajas tanto en electricidad como en combustibles es la eficiencia. Si las empresas estuviesen invirtiendo para revertir precisamente los vicios, estos elementos que al final incrementan los costos, podríamos tener un mejor panorama pero ante la situación actual se antoja complicado”, afirma.

Lo mejor que nos pudiera pasar es que los EU fortalezcan el crecimiento y mantengan su dinamismo, explica Armenta Fraire, no se ve fácil un salto en crecimiento, justamente porque China se está deteriorando y los mismo otras grandes economía.

Las economía de los Brics - Rusia, Brasil y China-, tres de los grandes con fuertes problemas e implícitamente también el mercado europeo no se ve boyante, es complicado que en este concierto EU eleve su tasa de crecimiento, ya es un logro, que este creciendo a tasas moderadas, marca la pauta para la economía mexicana, vamos en paralelo con este crecimiento.

Por otro lado, agrega, es complicado que el país abriera nuevos mercados. “El Cono Sur se está deteriorando en sus expectativas de crecimiento. Recién ví una tabla y el único que no ha modificado su expectativa de crecimiento es Chile, pero todos los demás han corregido a la baja la expectativa para el 2016”.

Eso lo que nos dice es que el entorno internacional se va a recrudecer, explica la economista, pero además el mercado interno en el caso de México también está limitado: una caída del ingreso de ya 20 años atrás, una contracción en el empleo, tasas de crecimiento en el mejor de los casos siguiendo la tendencia potencial, pero el año pasado y este mismo vamos a caer por debajo del potencial, si nos va bien a un 2.0 o 2.1%, pero el potencial es de 2.5 por ciento.

la reforma el sector eléctrico abrió una pausa en el negocio: “es un sector que estaba muy activo, pero con motivo del nuevo marco se interrumpió todo ese ánimo de inversión”.

“Este año se empiezan a retomar los proyectos, aquellos que no estaban bajo el régimen anterior; estamos viendo los primeros planes ejecutivos de proyectos, de gas, de electricidad y de servicios de gas”, explica.

No obstante, el sector eléctrico tiene un panorama promisorio para lo que resta del sexenio, considera Armenta Fraire. El sector eléctrico, comenta, tiene el mayor avance y la apertura, sobre todo para la generación de autoabastecimiento que comenzó muchos años atrás, lo mismo que las fuentes renovables; todo eso comenzó mucho antes que la de hidrocarburos. “Ya hay una experiencia que trae una inercia de dos sexenios, y esto hace la diferencia”, afirma.

“Se espera que la autoridad sea más sensible en las condiciones de compra a los productores de fuentes renovables. Al final de cuentas, la forma en que funcione ese mercado eléctrico va marcar la pauta para el completo desarrollo de esa fuente de generación eléctrica. Si el funcionamiento del mercado eléctrico no es flexible, no es ágil, no es atractivo, los inversionistas pueden optar por otras acciones”, considera.

¿el cenace es la clave en el nuevo mercado?, se le preGunta a la doctora armenta

La clave, más que el organismo, es la regulación, son las reglas, cómo se va implantar todo el esquema legal, lo que va a definir si efectivamente eso crece o se queda en un buen deseo. El peso lo tiene la implementación de la regulación. La CRE y la Sener tienen el mayor peso en el mercado eléctrico.

La empresas están solicitando claridad en los esquemas, que es lo que ha estado deteniendo para que decidan si siguen invirtiendo o toman otras decisiones. La situación es muy clara: si comparamos el dinamismo del autoabastecimiento contra estos productores que quieren vender su energía al distribuidor oficial, se observa una carrera con dos velocidades muy distintas, que revela cómo los inversionistas se han detenido porque no ven la claridad en las reglas.

Para Luis Serra, del CIDAC, el futuro del sector eléctrico sí depende de qué tan efectiva hace su labor el Centro Nacional de Control de Energía, que sea un operador independiente del sistema, que efectivamente permita el acceso a las redes de forma tal que fomente la competencia en el sector, que permita el acceso de distintas generadores, para que los consumidores –usuarios calificados– obtengan electricidad a precios más baratos. Ese es el reto, afirma.

Las oportunidades de negocio

“Es una lástima que esta reforma no la hayamos implementado antes, porque si así hubiera sido se habría aprovechado el nivel de 100 dólares de los hidrocarburos y se habrían ganado cantidades importantes. Es muy oportuna, pero qué lástima que no llegó antes y sí en este entorno que no ayuda, dice Benjamín Torres Barrón.

Sin embargo, explica el consultor de Baker & McKenzie, “se va abrir más la oportunidad para que los privados exploren y produzcan hidrocarburos, vamos a tener a más participantes conforme se avance más en aguas profundas habrá más actividad”.

El sector eléctrico, agrega, “hay que tomarlo con mucha importancia, va ser muy relevante para que el país sea competitivo. El mayor del reto del gobierno será aguantar estos años en que tengamos la baja de producción y precios bajos de petróleo, que eso no es un tema tanto del sector energético, pero es una situación macroeconómica y un tema financiero”.

También destaca el especialista: “Hay un componente energético que pesa, pues se prevé una baja de producción que no se va poder repuntar o reponer en varios años, aunque ya se hayan firmado los contratos y una baja de precios en el mediano plazo, el panorama se ve difícil para las finanzas públicas de este país”.

Pero se antoja, dice, que viene fuerte el sector eléctrico y habrá qué ver cómo se desempeñan la CFE y Pemex. “Me parece que tienen un entorno competitivo difícil, pero tienen una gran plataforma para subsistir, hay que esperar y ver la evolución de las nuevas Empresas Productivas del Estado, a ver cómo se comportan. Es algo que hay que observar.

No obstante, el escenario adverso, hay oportunidades de negocios en todas las áreas del sector energético, dependiendo del perfil del inversionista y detalle de negocios. En este cambio de perspectivas se presentan oportunidades para muchos otros. Ha bajado el precio, pero a la par subió el dólar. Y el dólar, en un sentido indirecto, también promueve la inversión, porque para los extranjeros se vuelve más atractivo, por ahí hay se ve un área de oportunidad.

“Quizás siga habiendo inversiones en gas, pues hay una gran necesidad. Va seguir habiendo inversiones en exploración de hidrocarburos, pero se antoja difícil que los proyectos terrestres de gas oil sobrevivan con este entorno. Habrá qué ver. También hay que considerar que al subir el dólar sube el precio del gas mismo, y a lo mejor se vuelve un poco más atractivo”, explica el representante de Baker & McKenzie.

Hay que ver qué pasa, además, con la importación de gasolinas, “pero definitivamente donde veo una gran oportunidad, que ahorita no la vemos y una vez que se aprueben las reglas del mercado, es en el tema de electricidad: se va revolucionar todo el sector, porque hay muchos proyectos que están detenidos, esperando que se liberalice de forma completa el sector eléctrico”.

En el caso del sector petroquímico, el experto ve un panorama difícil. Sin embargo, las oportunidades están ahí, pues aunque hay algunos proyectos las necesidades de México dan para eso y más.

El otro lado, expone, es que persistan los mercado ineficientes, porque la legislación sigue sin abordar de forma adecuada las pérdidas técnicas y no técnicas en la red, el tema de los diablitos, el robo de la electricidad, son situaciones que no se abordan y siguen siendo un lastre para la misma CFE.

Pero también hay retos en los próximos años, explica el economista, pues los requerimientos de infraestructura son altísimos. “En la parte del tendido de la transmisión y la distribución, al menos a 2026, se estima que podrían costar alrededor 24.1 billones de pesos, y eso es un porcentaje importante del pasivo laboral de Pemex, es un monto oneroso. El tema es si va a haber los recursos para hacerlo, de alguna manera se espera que haya inversión pero el capital vendrá por la parte de generación de inversión privada”, dice.

El reto es si se pueden generar esquemas de Asociaciones Publico Privadas (APPs), que puedan acelerar el proceso y facilitarlo y eso es un tema que pasa por qué tan bien está el mecanismo o si esta figura de APPs funciona, además del tema de la corrupción que pesa en las decisiones de inversión.

También considera que entre los riesgos que existen destaca el mantener los subsidios eléctricos. “Los subsidios en la tarifas eléctricas están presentes, subsidios que son ineficientes, regresivos, no benefician al grupo para los que están pensados, ponen una gran presión en las finanzas de la CFE y la paraestatal ha estado absorbiendo 76% del subsidio. Y la CFE argumenta que ellos ya no absorben ese porcentaje del subsidio”.

Para el especialista la pregunta es: “¿De dónde está saliendo el dinero? Porque el subsidio sigue y lo más probable es que sea del erario público. Hay qué ver cómo se está redistribuyendo, el riesgo es mantener señales de mercado que no con claras, que son precios artificiales, que no reflejan el costo real de servicio de electricidad y que pueden introducir ineficiencias en el consumo”, expone Serra.

Renovables, competencia desigual

En materia de energías renovables, el espíritu de la reforma es darles ese apoyo, explica Torres Barrón. “Pero me parece que todavía no queda del todo claro. Hay certificados de energías limpias que se van a proporcionar, pero creo que sí falta hacer algo por ahí, cerrar la pinza en el tema eléctrico para que ya finalmente se evolucione en el marco legal y detonen las inversiones que estamos esperando en sector eléctrico, en especial en el de renovables”, añade.

En ese sentido, es complicado que se dé tan rápido la transición energética, agrega Luis Serra, especialista del CIDAC, “porque también el precio internacional del crudo, al estar tan bajo, a los que más afecta es precisamente a los generadores de energías renovables. Su competencia de pronto está muy barata y se vuelve complicado competir en ese entorno”.

Las energías renovables, añade, tienen un panorama complicado, por varias razones: la primera, porque la tendencia mundial es hacia una gasificación, el modelo mundial es hacia el gas y, en específico, el gas natural, es la transición energética que está viviendo el mundo.

Pero la tendencia en contra apenas es uno de los factores. En la coyuntura que hay de bajos precios internacionales, añade, es complicado que las energías renovables puedan competir, tendría que haber un cambio tecnológico brutal para entrar al negocio.

“Hay algunas regiones o localidades donde el insumo es muy bueno, donde hay un viento muy bueno, sol muy bueno, que se hace atractivo hasta cierto nivel tener esas fuentes de generación eléctrica, pero en el agregado no ayuda que el nivel de precio del crudo vaya a cotizar tan bajo”, explica.

En el entorno de la Reforma Energética, agrega, “habría qué ver de qué energías renovables estamos hablando, porque también este gobierno no habla de energías renovables, habla de energías limpias, que es un término que no existe, se inventó con el pretexto de incorporar al gas natural, ahí hay otro tema”.

Los indicadores de la participación de las energías limpias que manifiesta el Gobierno federal incluyen a la gran hidroeléctrica y ésta no se considera renovable por algunas cuestiones: “Si uno quita las hidro, la energías renovables participan con un porcentaje menor de 10%, ese es un gran avance, pero si el compromiso es 35% para 2024 no vamos a llegar en un escenario como el de ahora”.

La perspectiva, reitera el experto, es negativa y lo que ayuda es que habrá un mercado eléctrico. Una de las cuestiones que necesitaban las renovables para poder participar en la matriz energética pasaba por tener un operador independiente del sistema eléctrico, que permitiera acceso a diferentes fuentes y diferentes generadores.

Además, el nuevo marco legal supone que habrá certificados de energías limpias y eso es aún cuestionable, no se sabe si van a funcionar y hay que ponerle una lupa, ver –ya que arranque el mercado– qué tan cierto es que si van a fomentar la participación de las renovables en el mercado eléctrico, advierte.

“Hay algunos que cuestionan si efectivamente esos certificados van a ser como una cuota, hay personas que piensan que no van a funcionar. Está la premisa de generación al costo más bajo, es algo que vamos a saber hasta que pase, pero no pinta a que vayan a ser el detonador de una revolución de renovables para alcanzar la meta del 35%”, dice Serra.

Petroquímica, un sector a la espera

En el tema de la petroquímica, Leticia Armenta Fraire considera que hay un gran apetito por insumos. Sin embargo, las inversiones en petroquímica siguen sin mostrarse. El proyecto Etileno XXI de Brasken Idesa sigue su plan, pero ni siquiera es atribuible a la reforma: es un acuerdo previo y simplemente está completando las fases del proyecto.

En petroquímica uno de los mayores riesgos es que las importaciones sigan creciendo con mayor fuerza, justamente si no hay inversiones, que son las que en el mediano y largo plazos tienen la capacidad de revertir la falta de insumos para la industria.

Una inversión nueva, comenta Armenta Fraire, tiene un periodo de maduración en petroquímica de siete años, “pero nadie ha levantado la mano, nadie ha dicho: ‘a nosotros nos gustaría empezar en esta línea’”. Y Pemex tiene mucho qué ver en esto, dice la economista: “Sí Pemex no invierte y no garantiza que pueda surtir materia prima para estos propósitos, difícilmente va a ver nuevos compromisos”.

La misma estructura de la industria petroquímica, explica, hace ver que todo lo que se mueve hoy es más consecuencia de las estrategias de las multinacionales y menos un resultado de la política industrial del gobierno mexicano. Si no hay cambios en la generación de materia prima difícilmente habrá inversiones en las siguientes fases, asegura.

En la problemática del sector petroquímico, la situación pasa por Petróleos Mexicanos, coincide Luis Serra. Cuando Pemex hace la extracción del crudo y luego lo envía a las refinerías para separar las mezclas de gasolinas, desperdician muchos insumos de hidrocarburos que son utilizados, o pueden ser utilizados, por el sector petroquímico. Pero simplemente se tiran, agrega.

“Nosotros platicamos con empresarios del sector y me decían que a Pemex no le ha interesado el tema. Pemex está enfocado en la venta de crudo y, por supuesto, en la parte de las gasolinas. Pero los demás elementos de las corrientes que sirven para hacer polietilenos y muchos productos petroquímicos, todo eso se desperdicia.

“Hay muchos afectados, pero éste es un sector que se debería privilegiar y no afectar, porque es uno de los que jalan el carro del país, por ejemplo el sector manufacturero que depende en mucho del sector petroquímico, y si no ofrece las materias primas es un foco rojo”.

En el sector manufacturero, agrega, se agrupa la industria automotriz, que es el principal generador de divisas del país, por encima del sector petrolero, el turismo y la remesas, y por ello el especialista del CIDAC no se explica por qué se obvia tanto lo que está pasando en el sector petroquímico. “No es un problema de ineficiencia, pero pierde oportunidad de crecimiento y afecta a las cadenas manufactureras”, insiste.

La Reforma Energética no cambia está situación, asegura. “El hecho de que Pemex siga tirando todas estas oportunidades no cambia con la reforma, no cambia a menos de que Pemex transforme su visión y lo haga con un sentido de favorecer al sector, pero lo que vemos es que no tienen el menor interés en hacerlo”, advierte.

“Las empresas dicen: ‘yo lo hago, pero no tengo materia prima y a Pemex no le interesa surtirla, la tira literalmente’. Hablando con estos dos empresarios decían: ‘hay algunas que no tira y te las vende pero son pésimas, son de muy mala calidad las corrientes y todo por las condiciones de sus refinerías’. Entonces, no es cuestión de dolo ni de descuido sino de realmente lograr un cambio estructural en esta materia”, concluye Luis Serra.

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