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Refl exiones sobre seguridad energética
RAQUEL HEREDIA
INGENIERA EN DESARROLLO SUSTENTABLE POR EL ITESM Y MAESTRÍA EN DESARROLLO POR EL INSTITUTE OF DEVELOPMENT STUDIES EN EL REINO UNIDO. ES FUNDADORA Y PRESIDENTA DE LA WOMEN IN NUCLEAR MÉXICO Y CONSULTORA INDEPENDIENTE
Para que México logre seguridad energética es necesario diversifi car la matriz, incrementar la capacidad de exportación y atraer inversiones
La situación global actual ha traído a la luz un tema que se ha dejado de lado por mucho tiempo y que pocas veces suena entre el público en general: la seguridad energética. La Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) defi ne seguridad energética (SE) como “la disponibilidad ininterrumpida de fuentes de energía a un precio asequible”, siendo esto último un componente clave. En el largo plazo esto se refi ere a contar con inversiones en infraestructura que permitan suministrar energía de forma alineada con el desarrollo económico y las necesidades ambientales. Mientras que en el corto plazo se enfoca en la habilidad de los sistemas energéticos para reaccionar ante un cambio repentino en el equilibrio oferta-demanda. Con esta defi nición y por la misma naturaleza de los sistemas energéticos podemos identifi car que la seguridad energética actúa en diferentes dimensiones, que varían según la corriente de análisis. A grandes rasgos podemos encontrar tres: la dimensión geopolítica o de soberanía que está centrada en el control de los recursos y los mecanismos utilizados para ejercer dicho control. La dimensión técnica se enfoca en la robustez de los sistemas ante fallas técnicas, sabotajes, atentados, así como fenómenos naturales (huracanes, tsunamis, inundaciones, terremotos, entre otros). Y fi nalmente la dimensión de lo económico-social que se relaciona con el papel de mercados, inversiones, asequibilidad y ambiental. Todos estos aspectos - y más - deben converger en el diseño de estrategías y políticas en materia energética para que los estados alcancen la seguridad energética. De no ser considerados pueden tener consecuencias en la infl ación, la disponibilidad de recursos y en la estabilidad en general a nivel nacional e incluso global, como vemos actualmente con la invasión en Ucrania. La dependencia europea de energéticos - en específi co de gas natural - hacia Rusia y el aumento en los precios del petróleo encaminan hacia una crisis energética en un contexto de por sí complicado derivado de la pandemia. Alrededor del 40% del gas que consume Europa depende de Rusia. En Alemania, solamente, las importaciones de gas ruso 54

representan más de la mitad del consumo de este combustible que, además, es un pilar de su transición energética. Esto ha generado una relación de dependencia mutua entre las naciones europeas en necesidad de energéticos y el flujo económico derivado de estos hacia Rusia frenando la imposición de una sanción sobre dichas importaciones y limitando los puntos de presión que Europa puede ejercer para cesar el conflicto. ¿Cómo se ha llegado a este punto? Esta es una situación compleja que no es posible atribuir a un solo hecho. Sin embargo, podemos identificar algunas directrices relevantes que han tenido un papel crucial en la situación actual. Una de ellas es la posición de algunos países ante el uso de la energía nuclear.
Al continuar oponiéndose a usar esta importante fuente de energía limpia en dupla con las renovables, los países se han visto forzados a aumentar y continuar el uso de combustibles fósiles como el gas natural y el carbón para poder satisfacer sus necesidades. Esta falta de diversificación en energías limpias incrementa la dependencia a las importaciones además de tener consecuencias medioambientales y sociales.
Ahora bien, apostar por un incremento en inversión en energías renovables sin considerar el respaldo de energías de carga base como la nuclear o la hidroeléctrica únicamente agravaría la situación de dependencia a las importaciones y a los combustibles fósiles. Aún agregando inversiones en sistemas de almacenamiento como baterías, el problema puede persistir, ya que esto supondría nuevas relaciones de dependencia con las naciones que controlan los recursos de metales raros, como el cobalto, considerados claves para el desarrollo de las tecnologías verdes y digitales.
La energía nuclear presenta numerosos beneficios para contribuir a la seguridad energética de forma sostenible. Primero está el hecho de que no produce emisiones durante su operación -esto la hace una energía limpia -. Además puede producir energía 24/7 sin depender de variables climáticas no controlables. El combustible utilizado tiene una gran densidad energética logrando producir grandes cantidades de energía - más que ninguna otra fuente comercialmente disponible incluidas las fósiles - con menos recursos. Finalmente, por su forma de operar y demás características se pueden pronosticar las necesidades de combustible y almacenar este para asegurar su disponibilidad.
Ante la situación actual algunos países han reconocido su potencial. Este es el caso de Bélgica que ha anunciado el aplazamiento de su salida del uso de la nuclear por 10 años, alargando la vida de dos de sus siete reactores. A la vez Reino Unido y República Checa han anunciado también sus planes para incrementar las inversiones nucleares. Incluso Japón anunció la aceleración de sus planes para reactivar sus reactores nucleares. ¿Por qué todo esto es importante para México? Primero, porque ningún país está completamente aislado de lo que sucede en el resto del mundo. En cuanto a la crisis energética, México está sujeto a los precios internacionales de los energéticos, tenemos una gran dependencia hacia los combustibles fósiles - falta de diversificación - y las importaciones de estos son mayores que las exportaciones. Todo esto supone un riesgo para la seguridad energética del país y la economía.
México importa tres cuartas partes del gas natural que consume, y prácticamente todo proviene de Estados Unidos. A diferencia del caso de Europa con Rusia, que depende de las ventas de una sola empresa estatal, México compra a múltiples compañías. Esto hace que sea menos probable el desabasto pero no imposible. Además este energético sí está sujeto a situaciones climáticas extremas como sucedió el año pasado con las nevadas en Texas, que imposibilitaron el abasto y pusieron en jaque los sistemas. Adicionalmente, Europa podría convertirse en un destino atractivo para el mercado de gas natural licuado proveniente de Estados Unidos impactando su precio, lo cual traería consecuencias para México .
Esto resalta la necesidad de nuestro país de incrementar la seguridad energética y para lograrlo será necesario diversificar la matriz energética con fuentes limpias y confiables, disminuir la dependencia de importaciones, incrementar la capacidad de exportación y atraer inversiones para el desarrollo de infraestructura.
Desafortunadamente ha tenido que escalar a una situación como la que se vive hoy en Ucrania - y otros países bajo conflicto - para hacer evidente y del dominio público la necesidad de que los países tomen acciones concretas para alcanzar la seguridad energética y así evitar una crisis energética global y que los recursos - cualquiera que sean - se utilicen como una fuente para la captura del poder como hoy hace Rusia y como muchos otros países y regiones han hecho históricamente y continúan haciendo.


HANS-JOACHIM KOHLSDORF
SOCIO FUNDADOR DE ENERGY TO MARKET
¿Siguen soplando los mismos vientos?
Continúan los esfuerzos por adelantar la votación de la Reforma Eléctrica, no obstante, no se debe aprobar con la actual redacción
Durante los parlamentos abiertos hemos podido observar interesantes pronunciamientos de representantes de los distintos sectores.
¿Qué no cambió? Con argumentos y preocupaciones entendibles (podemos comprender una posición sin tener que estar de acuerdo con ella), varios participantes del ejercicio denominado Parlamento Abierto sobre la Reforma Eléctrica se mantuvieron sólidamente en sus posiciones, a favor o en contra de la iniciativa, en busca de evitar así, lo que ellos consideran “males peores”. Los argumentos continúan enfrentados y pareciera que estas afi rmaciones y las preocupaciones que representan nos llevarán a tener que convivir con la incertidumbre sobre lo que va a ocurrir en un futuro. Como ya lo vivimos en estos últimos años, la incertidumbre ha afectado negativamente el clima de inversiones y, a pesar del alto crecimiento de la economía de Estados Unidos, la nuestra está estancada. Continúan los esfuerzos por adelantar la votación de la Reforma Eléctrica en su forma actual en el Congreso de la Unión. En ese sentido, opino que tal como está ahora, la Reforma Eléctrica no se debe aprobar y que los problemas del mercado se pueden, y deben, corregir sin cambios a la Constitución Mexicana.
¿Qué cambió? En ambos lados del espectro político y económico vemos a participantes que, aunque continúan defendiendo sus principios básicos, ya analizan y discuten posibles cambios en sus posiciones para lograr acuerdos que, sin contemplar una modifi cación en nuestra Carta Magna, contribuyan al desarrollo del país. Estos puntos giran alrededor de garantizar el abasto eléctrico, fortalecer de fondo a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y crear un nuevo marco de estabilidad que promueva inversiones, sobre todo en modernización tecnológica. Por ejemplo, se discute cómo quitar ciertas barreras a la generación en sitio que, actualmente, frenan el apoyo a las redes eléctricas locales. Algunos de los eventos más notorios que muestran una tendencia al cambio fueron: - Senadores de Morena proponen una nueva redacción de la iniciativa constitucional. - La charla pública y de tono conciliador entre Carlos Slim, empresario cercano a la 4T y Carlos Salazar, hasta ese momento, férreo representante de la defensa de los derechos y contratos basados en la legislación vigente. - Los planteamientos de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) refl ejan las preocupaciones del sector, quienes consideran que el clima de confrontación está generando incertidumbre y frenando la economía. En estas intervenciones, pero sobre todo la de Coparmex, plantean posibles cambios que ayudarían a resolver los problemas del sector sin modifi car el marco institucional. Creo fi rmemente, que es hora de mirar hacia adelante, retomar nuestras actividades y acercar el sector eléctrico a la industria y comercio en benefi cio de todos; sin bajar la guardia y defendiendo los criterios básicos de certeza jurídica. Aunque hasta ahora no se han defi nido mesas de trabajo ni de negociación entre las partes, considero que muchos de los involucrados ya piensan en sacar adelante sus empresas y al sector eléctrico.

