M. Sumplemento del INADI

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UNA PUBLICACION DEL INADI #3

Julio 2011

Machismo siglo XXI p�g. 3

Madre Coraje Estela De Carlotto p�g. 4 ç

Ni una victima mas p�g. 8

SIN PASAJE DE VUELTA El trafico de personas, es la esclavitud de hoy en d�a. Quiz�s una joven est� saliendo de su hogar para no volver nunca m�s, puede ser una de las quinientas mujeres secuestradas en Argentina para ser vendidas como esclavas sexuales. Pagina. 4


SUMARIO 3

mil palabras

Que sepa coser, que sepa bordar escribe Juana Manso

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realidad

sin pasaje de vuelta infografia Paula Jung

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Estela de Carlotto: Madre Coraje por Santiago Martinez Lozano

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despedida

Ni una victima mas en Tucuman.



ESCLAVITUD MODER las rutas Paraguay

¿Qui�nes son victimas?

salta a

6% hombres y ni�os 18% son ni�as

Hacia Mendoza Chile

76% son mujeres entre 13 y 22 Bs. as.

Consecuencias

Chubut rutas hacia Europa rutas hacia paises

80

ETS Enfermedades respiratorias

45 92

Stress pos traumatico Depresion Narcodependencia

87 75 78

Limitaciones socioafectivas Baja autoestima cantidad de mujeres afectadas

U$S 32 MIL MILLONES Es la cifra que alcanz� por a�o el tr�fico de personas en la Argentina en 2009.

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1350 DE PERSONAS

Son v�ctimas de trata de blancas.

EN V

En base a los estados de 100 mujeres rescatadas.

85


realidad

RNA

VENTA

El trafico de personas, es la esclavitud de hoy en d�a Mientras usted lee este art�culo, quiz�s una joven est� saliendo de su hogar para no volver nunca m�s. Acaso se trate de una de las entre cuatrocientas a quinientas mujeres que son secuestradas anualmente en Argentina para ser vendidas como esclavas sexuales en un mercado mundial que, seg�n las alarmantes cifras, es el tercero en el orden de ganancias monetarias internacionales

La lucha de una madre m�todo de secuestro 28% Ofrecimiento laboral 12% Por salas de chat 21% Alejamiento del hogar 57% Secuestro

PREVENCI�N Y RECUPERACI�N 1 Prevenci�n Charlas y capacitaciones, apuntando a la concientización y sensibilización de la problemática.

Desde el 3 de abril del 2002, comencé a buscar a mi hija Marita Verón. En esta búsqueda me encontré frente a la Trata de Personas en Argentina. Lejos de intimidarme seguí buscando a Marita con mucho más ímpetu y fortaleza, encontrando así a decenas de mujeres jóvenes a quienes les brinde ayuda para salir de las redes de trata y a reencontrarse con su familia. Esta Fundación nace como extensión de mi lucha personal contra este crimen y del deseo de ayudar a otras familias que como la mía se vieron afectadas por este delito, así como un especial interés por debatir y hacer pública una problemática vigente que desafortunadamente se ha invisibilizado en gran parte de nuestra sociedad. Desde su comienzo, el 19 de Octubre de 2007 en San Miguel de Tucumán, las autoridades de esta Fundación formulamos tres objetivos primarios, la prevención, la protección y la asistencia integral a v íctimas y a sus familias que enmarcarían el camino a realizar por la institución. Después de tres años de lucha, estos objetivos siguen guiando los pasos de nuestra organización, y el mundo fue reconociendo y valorando nuestra lucha y nuestra voluntad no sólo para rescatar a Marita, sino a las todas las mujeres víctimas de la Trata de Personas.

Por cualquier duda o consulta: FUNDACION MARIA DE LOS ANGELES Cordoba 381 - S.M de Tucuman

2 Toma de denuncia Contención de los familiares de las víctimas, ayudándolos a disminuir su nivel de angustia.

3 Momento de rescate Las víctimas se sienten angustiadas y confundidas, sospechan de la ayuda que se les ofrece.

4 Proceso de recuperaci�n Recuperación de las consecuencias emocionales y mentales derivadas de la experiencia traumática.

DESCUBR� M�S INFO Lee el codigo con tu Smartphone y encontra un video con un testimonio exclusivo.

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stela Barnes de Carlotto nació en 1930, en la Ciudad de Buenos Aires: “Yo nací con un golpe militar, cuando desalojaron a Yrigoyen”, recuerda. Luego de vivir en varias localidades de la provincia de Buenos Aires, a los 10 años se instaló en La Plata, ciudad que adoptó como suya. Podría decirse que su vida estuvo siempre ligada a los niños: durante 28 años se dedicó a la docencia, primero como maestra de grado y luego como directora. Soñó con tener hijos y tuvo cuatro: dos mujeres -una asesinada por la dictadura- y dos varones. Hace 29 años que rastrea a su nieto desaparecido, Guido, hijo de Laura. Y es la presidenta de la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo, la organización no gubernamental abocada a encontrar a los hijos de detenidosdesaparecidos nacidos en cautiverio, robados y entregados a otras familias, que lleva localizados 81 chicos secuestrados.

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En ese momento sintió que no tenía opción, que no había otra cosa que hacer que buscar la verdad y la justicia. En ese camino aprendió, además, otra acepción de la palabra “maestra”.“Algunas Abuelas fuimos maestras o directoras de escuela; las otras aprendieron a ser maestras en la lucha” , responde cuando se le pregunta por la relación entre la práctica docente y la militancia. Ella aprendió a reclamar frente al poder, a no tenerles miedo a los “grandes personajes”: “Aprendimos que un rey es un hombre, que tiene derechos, pero sobre todo tiene obligaciones de Estado”. Carlotto aprendió a disertar en ámbitos internacionales, a enfrentar micrófonos y flashes, a salir en la televisión y en los diarios. Pero en su porte, su entonación y sus modos persiste algo de la directora de escuela que siempre quiso ser. Como vos: ¿Cómo elegiste dedicarte a la docencia? Estela de Carlotto: Yo me siento maestra con vocación desde muy chiquitita. Siempre sentí admiración por las maestras. Cuando todavía no había terminado la escuela primaria fui catequista en una iglesia, es decir, ya me sentía con poder de mando. Yo era muy buena alumna y terminé la primaria con casi todos diez. Luego ingresé a La Misericordia, donde encontré una congregación de monjas muy progresistas. Recién recibidita me designaron maestra suplente en Coronel Brandsen, una localidad a 40 kilómetros de La Plata. M: ¿Cómo fueron inicios como maestra? Estela de Carlotto: Yo me inicié en una escuelita Lainez (N. de R.: la L ey Lainez creaba escuelas nacionales en lugares desfavorables) y debía atender cuatro grados conjuntos. Eran chicos de la periferia, muy pobres. Después fui maestra titular, y más tarde me presenté a concurso y gané la dirección de la escuela. Cuando se produjo la transferencia de las escuelas Lainez a la provincia de Buenos Aires, yo era presidenta de la Junta de Clasificación así que, sin volver a mi escuelita, conseguí una escuela a dos cuadras de mi casa. Ahí terminé mi carrera docente, siempre con cargo directivo. La dictadura y mi jubilación me encontraron siguiendo un curso, que terminé ya jubilada. Yo me jubilé a los 48 años y con 28 años de servicio. C.V: Cuando la secuestraron, ¿vos estabas en la escuela? E.C: Cuando secuestraron a Laura, en noviembre de 1977, yo estaba ejerciendo la docencia en la esc uela 43 de La Plata. Al enterarme de que ella estaba esperando un bebé, quise tener todo el tiempo para buscarlo y decidí iniciar los trámites de jubilación anticipada. A Laura la asesinaron el 25 de agosto del 1978. Nos entregaron el cuerpo -cosa insólita- y pudimos velarla. El 30 de agosto, ironía triste, me salió la jubilación. Salvo dos maestras, el resto del personal no sabía lo que nos estaba pasando y cuando vinieron al velatorio me decían llorando: “ Estela, ¿cómo pudo vivir esto?”. Po r q ue yo seguí yendo a trabajar todos los días como si no me pasara nada, visitando los grados, asistiendo a los docentes. El dolor que llevaba adentro podía expresarlo en otro lugar, pero no tenía que llevarlo a la escuela, esa siempre fue mi conducta. Y me incorporé a las Abuelas en marzo o abril de 1979. C.V: ¿Y lo que estaba pasando en el país, ingresaba en la escuela de algún modo? E.C: Sí, porque nosotros recibíamos chiquitos de un instituto de menores, y había muchas dudas acerca del origen de esos chicos. Muchos no tenían aspecto de abandonados. Luego, las maestras a veces venían espantadas de lo que veían en la calle o de lo que les tocaba vivir a ellas. En una ciudad universitaria como La Plata, en la que hubo centenares de víctimas, la persecución era visible. C.V: ¿Se hablaba de eso con los chicos? E.C: No, para nada, ni los

grandes hablaban entre sí. Cuando desapareció Laura, yo no manifestaba lo que me estaba pasando, me autocensuraba, porque del otro lado iba a recibir la incomprensión y la crítica: “En algo andaban”, “Por algo será”, “Esta señora no cuidó a sus hijos”.Y los argumentos conocidos -si usaba falda corta, el pelo, la barba- que la dictadura se ocupó muy bien de instalar en la sociedad como referente de culpa para las víctimas. No se hablaba, todo era terror. - ¿ Cómo recordás el 24 de marzo de 1976 en la escuela? - Yo tengo más memoria del antes y del después. Lo que puedo recordar es la situación de otros golpes de Estado, y que mucha gente los festejaba. Me acuerdo de las marchas militares que pasaban en la escuela.Y nosotros, ¿qué hacíamos? Aceptarlo. Pienso que si mi generación hubiera tenido la lucidez

de oponerse a las muertes que hubo en la Plaza de Mayo en el 55, no habría habido un golpe de Estado. Pero nosotros no hicimos nada, no teníamos cultura de protesta. Los obreros, los estudiantes, q uizás sí; pero la sociedad común, no. Ese es un pesar generacional que tengo y un reconocimiento de que éramos indiferentes. -¿Cómo fue tu incorporación a Abuelas? - Fui muy bien recibida, dijeron “Qué suerte que sos maestra, vas a servir para hacer tareas que otras no sabemos hacer”. Éramos un grupo de mujeres llenas de dolor, sin saber qué hacer, con miedo. Antes del advenimiento del primer gobierno constitucional ya empezamos a hacer mucha docencia, tanto dentro como fuera del país. Frente a la Guerra de Malvinas trabajamos concientizando sobre quiénes eran los que nos estaban gobernando. Hoy, eso ya se ha hecho rutinario, vamos adonde nos llamen, a hacer docencia: escuelas primarias, secundarias, universidades, grupos barriales; no faltamos nunca. No solo seguimos viviendo de la búsqueda de verdad y justicia de nuestros nietos, sino que hemos abierto nuevos caminos. No somos indiferentes a otras violaciones de los derechos humanos: hablamos de la niñez, de la vejez , del deterioro de la educación y de la salud, de la falta de vivienda, de quien hace un piquete para dar de comer a sus hijos. - ¿ Cómo recordás el 24 de marzo de 1976 en la escuela? - Yo tengo más memoria del antes y del después. Lo que puedo recordar es la situación de otros golpes de Estado, y que mucha gente los festejaba. Me acuerdo de las marchas militares que pasaban en la escuela.Y nosotros, ¿qué hacíamos? Aceptarlo. Pienso que si mi generación hubiera tenido la lucidez de oponerse a las muertes que hubo en la Plaza de Mayo en el 55, no habría habido un golpe de Estado. Pero nosotros no hicimos nada, no teníamos cultura de protesta. Los obreros, los estudiantes, q uizás sí; pero la sociedad común, no. Ese es un pesar generacional que tengo y un reconocimiento de que éramos indiferentes. -¿Cómo fue tu incorporación a Abuelas? - Fui muy bien recibida, dijeron “Qué suerte que sos maestra, vas a servir para hacer tareas que otras no sabemos hacer”. Éramos un grupo de mujeres llenas de dolor, sin saber qué hacer, con miedo. Antes del advenimiento del primer gobierno constitucional ya empezamos a hacer mucha docencia, tanto dentro como fuera del país. Frente a la Guerra de Malvinas trabajamos concientizando sobre quiénes eran los que nos estaban gobernando. Hoy, eso ya se ha hecho rutinario, vamos adonde nos llamen, a hacer docencia: escuelas primarias, secundarias, universidades, grupos barriales; no faltamos nunca. No solo seguimos viviendo de la búsqueda de verdad y justicia de nuestros nietos, sino que hemos abierto nuevos caminos. No somos indiferentes a otras violaciones de los derechos humanos: hablamos de la niñez, de la vejez.

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despedida Julio 2011

NI UNA

VICTIMA MAS EN TUCUMAN

Sabrina Bellosi ten�a 30 a�os. Viv�a junto a su familia en el Barrio ampliacion Kennedy. Estudiaba por la ma�ana, a fin de a�o se recib�a de abogada y trabajaba por la tarde. Allí, dos meses atrás y según la denuncia policial, un hombre entró armado para robarle. Según los vecinos, en realidad quiso abusar de ella, pero no lo logró. Entre amenazas y golpes, Sabrina resistió y le quitó el arma al agresor, quien fue detenido a los pocos minutos. Tenía miedo, pero no dejó de visitar oficinas judiciales y policiales para reclamar que no lo soltaran. El miércoles pasado, un hombre –de 60 años, alto, robusto– bajó de un auto, tocó timbre en la peluquería y la mató de un tiro en la boca. El barrio sigue convulsionado y en estado de alerta. Las persianas grises y oxidadas de la peluquería están bajas. La casa, vacía. Alejandro, el marido de Sabrina, y su hijo, de 4 años, dejaron el lugar. “Todos los vecinos le habíamos dicho que se fuera, pero ella no quería”, relata Carmen, con la voz entrecortada. “El marido le insistía, pero no había caso.” La impotencia marca el ritmo del relato. “Justo me acordaba cuando llegó al barrio hace cinco años, estaba embarazada. Ella trabajaba en un local de ropa de Once y la echaron porque esperaba un bebé”, recuerda. Poco tiempo después montó la peluquería en el garaje de la casa, ubicada a pocas cuadras de la estación de trenes de Haedo, y continuó con sus estudios de abogacía. “Era una mujer muy independiente, inteligente, siempre estaba arreglada, era linda, andaba con el auto de acá para allá, llevaba al nene al jardín”, cuenta Mariana, otra vecina. Fue en el local, donde el 27 de abril pasado, alrededor de las 14, sufrió la primera agresión. Según testimonio de vecinos y allegados, no era la primera vez que entraba a la peluquería. “Unos días antes

había ido a cortarse el pelo, le contó que era nuevo en el barrio y que le habían recomendado el lugar. Luego, volvió con la excusa de hacerse los claritos”, detalla Mariana. “Ese día, Sabrina entró un segundo a la casa a buscar las tinturas y se dio cuenta de que el hombre la seguía con un arma. La apretó contra el mostrador, pero ella se resistió en todo momento. Empezó a forcejear. El la golpeó, le pegó patadas para que lo suelte, pero ella logró sacarle el arma y terminó con dos costillas rotas.” El atacante salió corriendo del lugar, pero fue detenido a las pocas cuadras por los vecinos que escucharon los gritos de Sabrina. “No se metan que es un problema de polleras”, habría dicho el agresor al grupo de varones que impidieron su huida. El agresor fue identificado como Luis Enrique Rossi y está detenido en la comisaría Nº2 de Haedo. Tiene antecedentes. “Sabrina iba una vez por semana a la fiscalía para ver cómo estaba la causa, pero no le daban bola. Un vecino, abogado, se había ofrecido a tomar su caso, pero al final no pudo hacer nada”, cuenta Mariana. “Me enteré lo que había pasado de su propia boca. Yo le pregunté si le habían robado y ella me respondió que en realidad había intentado violarla. No sé por qué la denuncia quedó como robo, pero entiendo que le pudo haber dado vergüenza”, explicó. “La última vez que la vi me confesó que tenía miedo de que el tipo se apareciera en la peluquería, y yo me ofrecí para acompañarla al juzgado. Después seguimos hablando de pavadas, de cosas para hacernos en el pelo.

LA MIA, LA TUYA, LAS NUESTRAS por Augusto Moeykens

Est�mos transitando el camino hacia la Igualdad. Trabajar por ello es construir una sociedad mejor, porque diferencia y desigualdad no es lo mismo

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La nena de rulos está preocupada, tiene miedo de que la polilla que descubrió en su ropero se coma su vestido de lunares rojos porque el rojo seguramente sabe a frutilla. Lo del gusto a frutilla se le ocurrió a ella, el peligro que corre su vestido es una advertencia de sus madres que después la acompañarán, en feliz armonía, a cazar la polilla dentro del ropero. De eso se trata Mi vestido a lunares, uno de los libros para primeros lectores que integran la colección Esta es mi familia, de Librería de Mujeres Editoras. En este, como en la mayoría de los seis cuentos que integran la colección, la particularidad de una nena con dos mamás, de una familia que no suele ser retratada en los libros infantiles, no es lo central de la historia sino una idea que se presenta completamente naturalizada y que recién al final recupera su importancia y abre la posibilidad del diálogo. En las últimas páginas el retrato de la familia protagonista

se presenta con la rúbrica: “Esta es mi familia”. Directamente enfrentado al retrato, un rectángulo blanco pregunta: “¿Y la tuya?”. Así, con esta operación sencilla se abre el abanico de la diversidad sin que haya un fiel de balanza marcando supuestos parámetros de normalidad. Subsecretaria de equidad y Calidad Educativa, coincidieron en la necesidad de hacer relevamientos sobre la discriminación en las escuelas y destacaron la necesidad de realizar campañas en forma sostenida, con el fin de mantener la visibilización de esa problemática en el ámbito escolar. Por otra parte, Sileoni destacó que en temas como la discriminación, el Estado no puede tener un “silencio pedagógico” y resaltó la importancia desarrollo de políticas inclusivas, que permitan avanzar hacia un cambio cultural que haga posible identificary evitar situaciones de discriminación en el aula. Mouratian resaltó la importancia de la tarea.

AGENDALO CHARLAS/DEBATES/AYUDA/CINE/TEATRO/LIBROS Y MAS

Debate y musica en el homenaje a la mujer afro en America Latina y el Caribe. Federacion Economica del Tucuman,Sarmiento 362. 21.20 hs.

Argentina: Modelo de Construccion de una Sociedad Diversa e Igualitaria Sede INADI Tucuman, 25 de mayo 678. 20.00 hs.

23/8

¡Hazte vale! - Ciclo de charla y debates sobre la discriminacion y la violencia de genero Teatro San Martin, Av. Sarmiento 699. 21.20 hs.

CINE

Fragmentos de una busqueda - Pablo Milstein Maria de Los Angeles ("Marita) Veron vivia en Tucuman, Argentina. Venia de una familia de clase media, era una chica mas en la sociedad tucumana. El 3 de abril de 2002, fue secuestrada en la esquina de su casa. A los 3 dias de desaparecer, a Marita la vieron a 30km. Con tacos altos, se tambaleaba como drogada. Desde entonces, no aparece.

LIBROS

Mi marido me pega lo normal - Miguel Lorente Es, por increible que parezca, la estremecedora confidencia de muchas mujeres que sufren malos tratos. ¿Por que creen esas mujeres que es normal que sus maridos las maltraten en alguna medida? ¿Como ha llegado a anidar en sus conciencias una nocion de normalidad tan perversa? ¿Por que aún hay mujeres que se ocultan a si mismas las agresiones que reciben, que construyen una narrativa equivocada de lo que les esta ocurriendo?

ELLOS AYUDAN Casa de la mujer Norma Nassif Crisostomo Alvarez 583 - 1er piso Tel: (0381) 154146117 - San Miguel de Tucuman

FUMTADIP - Fundacion para la mujer y los trastornos alimentarios Salta 1028 - 2do piso Tel: (0381) 4227930 - San Miguel de Tucuman

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