Metafisica del tartamudo - Julio Borromé

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MetafĂ­sica del tartamudo Julio BorromĂŠ


© Julio Borromé © Fundación Editorial El perro y la rana, 2013 Centro Simón Bolívar, Torre Norte, piso 21, El Silencio, Caracas - Venezuela, 1010. Teléfonos: (0212) 768.8300 / 768.8399. comunicaciones@fepr.gob.ve editorialelperroylarana@fepr.gob.ve www.elperroylarana.gob.ve www.mincultura.gob.ve/mppc/ Sistema Nacional de Imprentas. Capítulo Nueva Esparta Espacio Cultural Comunitario Luís Beltrán Prieto Figueroa Telefóno: 0295-2422883 snimprentas@fepr.gob.ve sistemanacionaldeimprentasne@gmail.com Red Nacional de Escritores Socialistas de Venezuela Gabinete MPPC Estado Nueva Esparta Diagramación: Luis Alfredo Patiño Impresión: Carel Quijada

Depósito Legal: ISBN 978-980-14-2170-2 lf 40220138003201 IMPRESO EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


Prólogo La poesía logra y es su condición, borrarle fronteras a las palabras, lanzarlas fuera de esos bordes en que el ritual de su uso las determina, para proyectarlas hacia vastas perspectivas insinuantes. Escribo estas notas lanzado por el vuelo de la poesía del poeta Julio Borromé; leyendo ya con más fruición su libro El Tartamudo, ganador de la mención poesía, de la Primera Bienal Nacional de Literatura “Gustavo Pereira”, de Nueva Esparta año 2011. Libro que abre sus fuegos en tono aforístico, quizás con la intención aleccionante de señalarnos que cada lectura es una forma de instalarnos en el presente, abrirnos con los sentidos al lenguaje que invita desde sus abiertos significados. “Piensa/ cuando no habla”, es un inquietante verso que parece ofrecer la llave para entrar al universo o su magnetismo, arco de tensa aspiración sostenido a lo largo de sus páginas, que no limita el blanco, sino que lo expande hacia ámbitos de polisémicas resonancias; “Lo que no tiene nombre/ todavía no existe” frase alusiva de Octavio Paz, que parpadea al fondo de mi lectura, en lo que se soy de abierta ventana a este paisaje poético. La poesía de Borromé parece obedecer a una genealogía de lo breve y tiene nombre en esa forma de acercarse a lo 5


originario, al gusto por lo que estĂĄ naciendo y no desdeĂąa ese estado por ninguna especie de inestable transitoriedad. Es la marca aforĂ­stica del ser indagante, de sus iluminados tanteos. Luis Emilio Romero Isla de Coche, 2013

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MetafĂ­sica del tartamudo



El tartamudo Piensa Cuando no habla. Escucha Cuando no ve. Ve cuando no aprende. Señala Cuando nada hay antes del comienzo. Dice: El agua corre. Y no hay agua. Camina Cuando está sentado. Es fácil oír Lo que no es. Tener apego Antes de reposo alguno Desprenderse al lugar vencido.

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Sin una palabra en sus labios Sin una traducci贸n de su imagen Todo se ha olvidado.

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Siendo neutral Las cosas necesitan de un largo silencio Si nombras corrompes su destino. Si callas Existen donde nadie las puede ver.

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HuÊrfano Él diluye las palabras en su lengua Vuelve a tensar en soliloquio La angustia de la semana. Encuentra en sus bolsillos El roto Donde las palabras lo miran de lejos.

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Hereje Abomina la línea recta del cuaderno Nula promesa del dictado. Más que antes Está por leer El aturdimiento de su cabeza Los años de niño cuando se hizo viejo La ocupación del orgullo En la ajena impostura. Pero todos al acecho Una equivocación más para servir la culpa. Y la guillotina Presta a todos su silencio de cómplices. Antes del sacrificio Lo arcaico de la frase Envuelta en saliva.

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Pitagórico Oye inmensamente Los días vividos El espinazo del chisme. Resurge esa obediencia A la invención no muy precisa de los sucesos De la confidencia aborrecida. Ser mayor cuando la edad tras la noche es Una Y los vecinos Repiten sus reglas de juego Sin voltear las cabezas Creyéndose el perdón por haber nacido. Él suma el panteísmo de la desdicha.

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Poeta Sin necesidad del cuaderno Atest贸 su cabeza de muchas palabras. Nadie lo vio abrir la boca Era una tarde Cay贸 el pizarr贸n. Dios le iba dictando Sin demasiado arreglo El nacimiento del mundo.

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Súbitamente el arrebato Él oye el tosco abastecer del mundo Como un årbol en la ciudad Yergue la luz Golpea Hunde. Tiene defecto en la justa edad Cuando la callosidad de las palabras Repliega el alma.

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El castor Le cuesta creer en el camino corto Para llegar al mรกs largo. Repetir y repetir la palabra La frase pujante contra la boca No aparece. La confianza puesta en la rabia. Todo vuelve a ser lo mismo En el oscuro sonido Del descontento.

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Babel Todas las cosas Tienen el defecto De la lengua inicial.

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Fakir Adónde pondrá la palabra Su verdad frágil Su cuerpo elástico. En estos días sin resistencia Puede poseer Dejar de lado Lo que oye.

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Los dentistas Él y su castigo entre dientes Remedo sabrá decir en compañía de sí mismo. Nadie lo escucha en su país de gigantes Los otros le agarran la boca Estrujan vocales y consonantes A ver si habla o llora o si está vivo. Ese muchacho tonto —repiten. Se divierten con su cara roja Su pena esculpida sobre la duda El pájaro loco de sueño. Él da por entendido que los bárbaros Exterminan la fuente de las palabras. Crujen los dientes Entregados a la carne.

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Pizarrón Ve una manch a en el pizarrón. Quién la habrá puesto allí Es una palabra o la huella de su sonido Una nubecilla perdida en el horizonte de madera El fusil de un soldado de plomo El garabato del aniquilamiento del lenguaje. Quién pensó que alguien podría verla Y si todos están ciegos, qué dirá ese esqueleto grafitado Caerá una pregunta sobre la boca de aquél Y si le cuesta hablar Y si ha visto la mancha en los hombres, la vida, los paisajes Y si ha visto solo esa mancha continuará manchando lo inútil. Los zapatitos de la muñeca que le causan pánico Será una rama de menta aventada por el viento Una letra sin más argumentos que la soledad La postura preagonizante de un insecto. El sucio de una visión apenas sentida La desaparición definitiva de dios El bisonte flechado navegante del siglo digital El futuro con su rostro presente Dime ahora, qué ves, si ya los ojos no piensan.

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Dupleta Callar ha sido Su Sino Su estigma La pedrada diaria La llaga en la lengua Y la pena A cuesta Como una cruz.

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Acosado La palabra reside fuera de las cosas Adentro La belleza entraĂąa la omnipresencia Del invisible caballo de la noche. Las aguas reposadas Forma manifiesta que nunca llega A concebir a dios Ha de venir algo prendado del vacĂ­o. Propiedad a medias Tan lejos de esta infancia A boca cerrada.

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Mira y pasa Oyó pasar su voz Atestada y encogida en su decir Agitarse a lo largo de las soledades Copias de vertical vuelo. No alcanzó a descifrar la tristeza En su constancia de papeleo nocturno. ¿Quién devolverá lo cantado sin pronunciar una distancia? Palabra de rodilla Dice sola Solita en su fruto de pecho. Las cosas pasan El brote intacto de la flor La ausencia dobla en la hora del primer silencio. Oyó pasar su voz Sus muertos saludaron de buena gana Hallará la brisa al final de la tierra Mientras llueve.

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El joven amigo Calla y destapa las heridas No deja de rezar quien camina Y va al mar por primera vez. Oyó pasar su voz La ciudad pintada sobre un lienzo En el bulevar donde crecen las estatuas Sabrá a sudor y a vino. Quién habitará sus calles El desorden de su futuro Quién comprará esa tela raída. El niño dormirá en la negra transparencia De su juego. Oyó pasar su voz Oyó pasar Oyó.

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Llueve Él oye el sonido del agua. Amistosamente del lado descocido Sopla la lengua Su palabra Columpio. Ligero el amor Curado muy lejos De la niebla Vagarå en la sombra alargada Que nada dice.

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Ametralladora 1 ¿Epe y a? Pa. ¿Epe y a? Pa. ¿Qué qué qué quiere decir? Papá.

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Ametralladora 2 Por los puntos en el aire Por su verdad pesada Resucita en el juego de los blancos Quienes escapan Sabrรกn reconocerse en su boca Poco antes de la palabra chamuscada.

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Ametralladora 3 De dónde salió No hay que perder tiempo Agárrala Suénala contra el olvido Ájala sin culpa Ají que te pica Aparta su mano de la boca.

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El gran perro Él tiene una ametralladora Sale de la boca Dispara contra el mundo Su plomo amorfo Su eclipse nublado Su compulsión gestual Posada en lo incontenible. El desafío de la batalla Decir. Detener el mundo en su boca Disolver los ojos perdidos en Ítaca Y brindar con Cavafi los amores rotos. Apretar contra su pecho La cabeza de Ella Y la araña que teje la escalera Por donde la tristeza baja. Las palabras salen En su hora familiar Barrida la memoria Ya las cosas comienzan A pudrirse

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Los cadáveres son de leyenda El tufo arrulla la voz abandonada Él sin palabras Contrae la boca. Como la última vez Ha perdido.

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Como un faro Que otros sirvan sus palabras En el sitio y la hora anunciada. Él va desatinado en su duelo Tantea las huellas de lo que ha sido. Hecho y deshecho En la boca fronteriza. Antiquísima la vuelta Quedará todo riesgo Desnudo.

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Los amantes Al borde de haberla amado En el hogar En las mitologías de las repisas En la ciudad de blanco y negro En el esqueleto del horizonte Al caer la débil voluta de dios En el alba De pronto nube eléctrica Hallazgo cuando tenía miedo. Al borde de haberla amado En las tardes de hielo En la hondura del Zanjón del Tigre El suyo El más rayado contrincante de la imaginación En cada hora alfabética Traducción de la hoja y del río. Al borde de haberla amado En el rezo Devolverla a su materia primitiva Le ha costado ya de tanto amarla El olvido.

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Casa 21 Antes de nombrar el pájaro Siente su vuelo El canto de todos los pájaros del mundo Concentrado en la tarde. Antes de nombrar lo amoroso Siente la herida Allá abajo Donde nadie acompaña. Antes de nombrar el lirio Siente la mano que lo siembra Hacia la suma de la noche Si marcara el agua su boca. Antes de nombrar La casa Siente el libro enterrado de poemas Y esa florecita entre las hojas Está de ser con su luz La sombra que la toca.

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Dese usted por cumplido Cómo saber la exacta palabra En el momento justo Si la amenaza del tiempo Describe la frialdad de la ausencia. Cómo saber la exacta palabra En la conquista Si miras asombrado La falda al voleo del rival. Cómo saber de Ella En la calidez del regazo Si cuando la nombras La salvas de la niebla. Cómo saber quién te espera Desde sus almohadas Si te prohíbe continuar Con lo que nunca empezaste. Cómo saber la exacta palabra Podría intentar un canto Pero jamás lo esperan.

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Desamparado Mejor esconderse Afuera todo el orgullo La ternura m谩s emoci贸n que viene. De nada sirve Machacarse de rabia En la inmensa logia celestial. Quien merece un dolor Olvida a dios Asusta No sucumbe Porque llora solo.

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Callejuela con vista al delirio Él está pegado como una brasa a las letras q, p, t, k. A las frases cortadas, boca suicida. Los demás recurren al detalle más divertido Suman las letras f, a, s, u, ñ, x, z, l. Palabras enrevesadas El martilleo del trabalenguas. ¿Tienes novia? ¿Cuántos dedos hay aquí? Lo ponen a llevar la cruz en alto. A la insuficiencia de comparecer ante los otros A sus lugares gramaticales A sus modos y juegos sádicos Calla. Conoce el saco profundo Donde la noche No guarda alfabetos.

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A tu regreso de Cuba C贸mo nombrar el colibr铆 En su vuelo tranquilo Sin nostalgias A la hora cuando adelgaza el tiempo Tumbado en la silla Quien observa Nada ve.

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Luciendo No habla Pero siente todas las cosas. Vuelve a encontrar La ausencia de la promesa.

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La penúltima cena El gran árbol cayó Las sombras escondieron los nombres del viento. Quien sabe Si el sol tardó lo suficiente En grabar el destino del mundo Bajo las aguas. Donde el árbol cayó Pasaron lo caballos La ciudad y sus letreros de bigote Sus ruidos de noche vertical Sus alcoholes de la calle “El Bolo” La puntada del amor. Él y sus palabras cortadas en la lengua Servidas en salsa de óxido. Dale que dale Más amor converso Hociqueando la áspera palabra sin sonrisa. Aunque hecho una furia El disfraz ligero Que nada perturbe a los vicarios Pobres diablos en pena. 40


La palabra del adiós No acompañará las exequias de los dientes apretados Reírse de la desesperanza Compartir la sal como hermanos.

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Tiró una ramita al aire y todo oscureció Esa voz encerrada en la boca Ha cantado en la guarida milenaria de sus ancestros Ha cultivado el amor en la burla elevada Como el premio mayor de la risotada feliz. Entero el nacimiento de los sonidos De su viaje jamás alcanzado En la ternura y el olvido de los nuevo idiomas. No se opone a los dedos morales A la impaciencia de la gente Cuando su lengua es un viejo cochero que no arranca. No se opone a los indiferentes Acaso distinguidos bien hablados Que aborrecen la lozana prudencia de lo inexorable. No se opone al amor Pues los botines después de la guerra Pacientemente son más profundos. Esa voz encerrada en la boca Ha desaparecido.

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Qué importa Cuántos amores ha perdido La vaga sensación de irse muy tarde Todo tal vez es agua en el puño abierto Tal vez el número de la casa es equivocado Y el pulso de la claridad es noche en su cuerpo. Cuánta boca de sombra Sin explicar del todo la partida Vida que suelta y amarra Y el séquito de entrevistas de nada Hacia la nada. Cuántos ojos negados Idos sin propósitos tras la ventana Fue hecha la noche Del brillo inquieto del partir Ahora él mira La mano del adiós contra el aire. Que alguien sepa Tal desventura Ha de tener cuidado Al verlo pasar Como el río.

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Un día común para un hombre cualquiera El semáforo apagado La gente con su cara de hielo. No llega el periódico La piratería de las noticias podrá convencer a los idiotas. Las tiendas cerradas por morosas Nadie acepta tal destronamiento En la delgada voz del deseo. El ciego de la esquina cada vez más pequeño Exige que pase una mujer bonita Y no actos de fe Porque abdica la voluntad de dios. No hay gritos, ni bocinas Las flores de plástico Vuelven visible La cara de la vendedora, su pureza. El principio de la calle Obliga a reflexionar sin líneas. No hay finales Ya nada ocurre tan lejos

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Calibrado este dĂ­a Sin objetivos de felicidad.

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Equivocación Aún no tiene nombre La madre lo trajo al mundo En su propio vehículo Donde estuvo en vida marítima. En el deslave lampiño Total y convicto Agua de violines y máscaras de escuela. Creció a la noche anterior Lo llamaron frente a dios No quiso abrir los ojos No lloró. Desde entonces Tuvo ganas de rascarse la piel Salvarse de una lengua sádica. Su vida fue menos convincente Su desamparo Alquila las voces del viento.

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No es la primera vez La muchacha sonríe Mete el dedo en la nariz Y saca una florecita pastosa. Guiña el ojo izquierdo Canta desprevenida Sube la falda Debemos comenzar, mi papá ya viene —dice ella. Él no termina de despegar sus labios Se pudre como un tronco Está muriendo.

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El espejo destila Esquivas tu cuerpo Cuando hieres lo mรกs cercano. Estรกs solo Queriendo Tu sombra.

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La queda matódica Pesa una palabra En la masa del sueño Seguirá viéndola Felicísima en la cosa nombrada. Después de todo No hay remedio Enfrente del vacío.

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Escuque

A William Quería enseñar a su hermano a leer Contar cuentos Quería valerse de su condición de hermano mayor Atisbar la vida en las palabras. Quería enseñar a su hermano Evitar la paliza La aniquilación en el pupitre La tristeza de mirarlo desde la ventana derrotado. Quería enseñar a su hermano A volverse más viejo A cantar como gallos felices A robar de los espejos A buscar el Santo Grial en el monito de la prima. Quería enseñar a su hermano Quería darle un libro Y decirle: lee con tu voz Que no puedo enseñar Que tengo polvo pegado a la lengua Que no despego Que no arranco Leed hermano Leed y ayudadnos.

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Vencida No alcanzó a decirle Te quiero. Ella iba tan rápido Demasiado lejos para unas palabras. Él quiso prolongarla Hasta perderla en su retorno.

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Para Ariadna, mi vecina Curarse de la rabia Curarse con la voz equivocada. Curarse en la escogencia de un culpable Que ya tiene el perdĂłn. Curarse de haber nacido Y no curarse del todo. Curarse del padre Curarse de la madre. Curarse del amor Y aspirar a su inmortalidad. Curarse del sueĂąo Curarse del suicidio. Curarse tanto tiempo solo En esta espesura de huesos. Curarse y no irse nunca Curarse y hacer trampa con el enfermo. Curarse del enemigo mĂĄs peligroso Que llevamos dentro. 52


Quién asesina. Quién es nuestro hermano mayor. Quién es el justiciero. Teseo o el Minotauro.

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Andamios Si te nombra Va consumiĂŠndote en la estrecha sonoridad. Firma la escritura del aire Porque te olvida. Si te nombra Aclara su voz ya de penumbra. Distingue el sueĂąo Lo fatalmente perfecto.

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Cartulina Podará las cosas Nombrará sus restos Donde habita La pregunta muda De todos los días Ábrete boca.

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Índice 5

Prólogo

9 El tartamudo 11 Siendo neutral 12 Huérfano 13 Hereje 14 Pitagórico 15 Poeta 16 Súbitamente el arrebato 17 El castor 18 Babel 19 Fakir 20 Los dentistas 21 Pizarrón 22 Dupleta 23 Acosado 24 Mira y pasa 26 Llueve 27 Ametralladora 1 28 Ametralladora 2 29 Ametralladora 3


30 El gran perro 32 Como un faro 33 Los amantes 34 Casa 21 35 Dese usted por cumplido 36 Desamparado 37 Callejuela con vista al delirio 38 A tu regreso de Cuba 39 Luciendo 40 La penúltima cena 42 Tiró una ramita al aire y todo oscureció 43 Qué importa 44 Un día común para un hombre cualquiera 46 Equivocación 47 No es la primera vez 48 El espejo destila 49 La queda matódica 50 Escuque 51 Vencida 52 Para Ariadna, mi vecina 54 Andamios 55 Cartulina




Metaf铆sica del tartamudo Se termin贸 de imprimir en noviembre del 2013 en el Sistema Nacional de Imprentas Nueva Esparta Rep煤blica Bolivariana de Venezuela la edici贸n consta de 500 ejemplares



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