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La partida secreta”, dos siglos de manejo oscuro desde la Presidencia

son un símbolo de la corrupción, pues entre 1983 y 1995 (sexenios de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari), se ejercieron 26 mil 500 millones de pesos, cuyo destino se desconoce.

El presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público, Alejandro Armenta Mier, manifestó que la partida secreta es parte del “presidencialismo tóxico” que tanto daño le hizo al país. “Estoy seguro que coincidimos todas las fuerzas políticas en el Senado para acotar a este presidencialismo tóxico, que es la representación del pasado más oscuro del poder”.

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De Movimiento Ciudadano, José Alberto Galarza Villaseñor, indicó que con esta reforma sí se gana en materia de rendición de cuentas, transparencia y por lo tanto se impulsa un Estado mexicano más fortalecido y comprometido contra la corrupción. ¢

El concepto de “partida secreta” no es de origen reciente. Al ser redactado el artículo 170 del Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana en 1814, los legisladores de Apatzingán habrían señalado “… que el supremo gobierno… podrá no obstante librar las cantidades que necesite para Gastos Secretos en servicio de la Nación, con tal que informe oportunamente de su inversión”.

Más tarde, en enero de 1917, el Congreso Constituyente de Querétaro aprobó, por unanimidad, el segundo párrafo del artículo 65 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, creando la partida secreta.

Del año 17 al 77 del siglo XX se dio un gran salto. En el tercer párrafo de la fracción IV del artículo 74 de la Constitución dice que:

“…No podrá haber otras partidas secretas, fuera de las que se consideren necesarias con ese carácter, en el mismo presupuesto; las que emplearán los Secretarios por acuerdo escrito del Presidente de la República…”.

Y por más que daban machincuepas y se colgaban del trapecio legislativo entre las cámaras de senadores y de diputados, los legisladores siempre estuvieron solícitos a aprobar uno una, dos o tres “partidas secretas” para tener contento al Jefe del Ejecutivo. En el tomo I del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 1997, en su capítulo VI.5.3, se consigna el proyecto de erogaciones contingentes del ramo 00023 (partida secreta), de acuerdo con el ordenamiento constitucional, aunque en la práctica realmente no tenía esa naturaleza. Para esa partida fueron asignados por el Congreso de ese entonces 200 millones de pesos, lo que significa una reducción de 74% real respecto a 1996, cuan do fue de 650 millones de pesos. La partida secreta representaba un 0.5% del total del ramo y el 0.03% del Gasto Programable del Gobierno Federal.

Cabe subrayarse que, con el propósito de dar una mayor transparencia al gasto de la Presidencia de la República (ramo 00002, con Ernesto Zedillo), a partir de 1996 se procedió a asignarle los gastos propios de esa dependencia que durante años se cubrían con recursos provenientes de la partida secreta.

La polémica en torno a la partida secreta es más bien de índole política, puesto que su importancia era realmente simbólica, pero con muchos millones de pesos manejados con una total opacidad y sin rendición de cuentas por más de 200 años… “pues total… era secreta, ¿no?, hasta que se nos acabó”. ¢

Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones. Gregorio Marañón (1887-1960) Médico y escritor español.

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