OPINIÓN
Yubarta:
gigante que visita nuestras playas. · Por Romina Silva Espejo
S
u nombre común, Yubarta, hace referencia a su gran joroba que, al sumergirse se vuelve más prominente. Su nombre científico, Megaptera novaeangliae, describe el tamaño de sus aletas pectorales, las más largas entre todas las ballenas. Sus texturas y coloraciones hacen única a Yubarta. Posee un color oscuro, casi negro, que hace resaltar las áreas de color blanco que se encuentran en su vientre y aletas. Yubarta es robusta y enorme, llega a medir hasta 19 metros de largo y puede pesar hasta 53 toneladas. Su cabeza y aletas tienen una serie de protuberancias que crean una textura muy característica en ella; como otros miembros de su familia, Yubarta posee surcos o dobleces en la piel que se extienden desde la boca hasta el vientre, estos le permiten extender la garganta al momento de alimentarse por filtración, a través de sus barbas. Yubarta es un mamífero, como nosotros. Miles de años de evolución han logrado que su fisiología y anatomía se adapten exclusivamente al medio acuático. Es una especie muy sociable, los machos producen sonidos que se asemejan a un canto; se piensa que estas agradables melodías son utilizadas para atraer a las hembras en épocas de reproducción. Todavía se desconoce mucho acerca de las actividades de Yubarta, es posible que se deba a las grandes profundidades en las que las realiza. Yubarta es un ícono de la biodiversidad marina, por lo mismo, es un símbolo de respeto y admiración; su relación con los humanos ha sido complicada y comenzó con fines de supervivencia; los humanos las cazaban para subsistir, pero con el paso del tiempo, la caza se volvió un negocio y sin límites, la especie casi desaparece.
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Gracias a los esfuerzos para su conservación, la caza se ha regulado y han surgido nuevas formas de convivencia pacífica con Yubarta, este es el caso de sus avistamientos, actividad muy enriquecedora para los turistas; la mayoría, experimenta sentimientos de emoción, felicidad, paz y fascinación, los cuales, resultan excelentes para concientizar y empatizar con la especie. La ballena jorobada o como me gusta llamarle, Yubarta, llega a las playas oaxaqueñas durante los meses de diciembre a mayo; estas aguas templadas, funcionan como una zona de estancia y reproducción, ahí se alimentan muy poco y gastan toda su energía en dar a luz y criar a sus ballenatos. Durante estas fechas, es posible observar sus soplidos a lo lejos. También, existe la posibilidad de tomar un tour para observarlas más de cerca, siempre y cuando, se cumplan las normas específicas que salvaguardan el bienestar de la especie y de los turistas. El avistamiento es una gran oportunidad para empatizar con la bella Yubarta; con suerte, se pueden avistar en grupo, con sus ballenatos o realizando distintos comportamientos: saltos, coletazos y golpeteos en el agua con sus aletas pectorales. Es un espectáculo mágico. Yubarta es un gigante que genera sentimientos a flor de piel. Su visita es un privilegio para los mexicanos y los oaxaqueños.
* Romina Silva Espejo Instagram: @romissilva y @colectivoludichi