El análisis literario (Crítica Literaria) se pregunta: ¿Cuál es el texto «auténtico»? Esto es averiguar si el texto es unitario. Por tanto intenta descubrir el origen del todo y de cada una de las partes. Sólo así se juzgará la calidad de la información proporcionada por el texto. Desde el siglo XVII la aplicación de este planteamiento crítico-literario fue completando de forma lenta pero cada vez más consecuente una interpretación de la Biblia que antes se basaba puramente en el análisis gramatical (filológico). Así se avanzó hacia el texto bíblico, haciendo tres preguntas: 1. ¿Quién es el autor del texto? 2. ¿Cuándo y dónde se escribió? 3. ¿De qué fuentes se ha servido el autor?
Se demostró que en la mayor parte de los textos veterotestamentarios había participado más de un autor. Por lo tanto para llegar hasta el texto «auténtico» había que descubrir antes de nada las diversas manos que habían trabajado en el texto respectivo. Así se buscaban las tensiones que contenía el texto, las contradicciones, los cortes, los duplicados, las diferencias de vocabulario, etc. Luego se lo descomponía en sus distintos estratos y en sus distintas fuentes.
El mismo AT ofrecía algunos modelos para explicar cómo esos diversos estratos habían llegado a formar un texto bíblico unitario. Así por ejemplo: Los libros de los Reyes dan a entender repetidas veces que constituyen un trabajo de síntesis o un resumen de varias fuentes. Encontramos un proceso semejante al comparar muy rápidamente la obra del Cronista con los libros que van del Génesis a los Reyes.
El libro de los Proverbios adopta e interpreta
de manera comprobable algunos pasajes de la doctrina egipcia del Amen-em-ope. Ciertos dobletes se encuentran dentro del mismo AT en contextos diversos, como: ○ el decálogo en Ex 20,1-17 y Dt 5,6-21 ○ la narración de Ezequías en Isaías y en Reyes (ls 36,1-39,8 y 2Re 18,14-20,19) Estos indican de manera incontrovertible el procedimiento de una complementación ulterior. La crítica literaria (CL) ya no se pregunta hoy día por la autenticidad del texto, sino sólo por su carácter unitario.
Por medio de una disección del texto en
cuestión; esto es dividiéndolo en fragmentos que, considerados en sí mismos, constituyan unidades de pensamiento o de acción. Semejante unidad puede pensarse en cada caso como obra de un «autor», la CL no puede precisar más. La CL ha de dejar pendiente la cuestión de si se trata de unidades de origen oral o escrito (se decidirá en los siguientes pasos metodológicos).
ď‚— La disecciĂłn de un texto en las citadas
unidades puede tener lugar de dos maneras: 1. Positivamente: empezando por considerar una nueva unidad cuando empieza un nuevo tema o un nuevo episodio; 2. Negativamente: tal unidad queda destruida por la presencia de narraciones dobles y de tensiones internas.
«Unidad menor» designa trozos
unitarios que han resultado de la disección del texto por la CL. Está determinada por estas tres características: 1. Se manifiesta por medio de un nuevo comienzo; 2. El tema o acontecimiento que empieza con ella se desarrolla consecuentemente (es decir, sin contradicciones ni repeticiones) 3. Debe llegar al resultado que persigue.
La CL al diseccionar un texto no sólo
encuentra puras unidades menores. Los trozos restantes que no llenan las condiciones de tales unidades menores, reciben aquí, el nombre técnico de «fragmentos». Puede darse también el caso (por ejm., en los Salmos) de que el texto sujeto a análisis consista simplemente en una sola unidad. Entonces se puede pasar inmediatamente al análisis de su forma, género, etc.
Después que la CL ha dividido el texto,
compara y procura descubrir entre estas unidades menores y fragmentos, una primera coordinación recíproca y una relativa estratificación. Comprueba: ○ Negativamente, cuáles son las unidades y fragmentos que no poseen un origen común ○ Positivamente, cuáles de ellos pueden tener un origen común, sin llegar a describir este último con más detalle.
La
CL se vale de ciertos criterios para calibrar esas conexiones positivas o negativas. Estas son: Las series de pensamientos o de sucesos que pueden darse por encima de las pequeñas unidades Los modismos llamativos (comunes o exclusivos) de las mismas unidades y fragmentos. A diferencia de la CL corriente, no se va más allá del mismo texto que se ofrece a examen.
Finalmente
se estudia si las mismas unidades y fragmentos proporcionan alguna clase de indicios que permitan construir una cronología o estratificación relativa. Esto es cuando dentro del texto analizado, las unidades o fragmentos están tan fuertemente relacionados entre si que una unidad ( y cada una) presupone formal o materialmente la(s) otra(s). Requiriéndose al mismo tiempo que estas unidades tengan procedencia distinta.
Este
hecho sólo se puede explicar si la primera unidad ha sido conocida por el «autor» de la segunda. La elaboración de las conexiones críticoliterales no sirve para atribuir inmediatamente a ciertos «autores» cada una de las unidades. Lo único que nos da esa elaboración es el orden en que se han de analizar las diversas unidades y fragmentos hallados.