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El multinivel es relativamente novedoso en los Altos, ¿De dónde aprendes ese negocio?
Desde hace ocho años estoy relacionada con la industria del multinivel como recomendada. Conocí una parte que no conocía en ninguna otra empresa y consistía en que cualquier mujer, cualquier hombre, cualquier persona podía ganar mucho sin que los estudios fueran un requisito. Me llamó la atención.
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Inicié en el multinivel en Tepatitlán y fue aquí donde más creció. En ninguna otra ciudad tuvo el éxito que tuvo aquí. La empresa con la que comencé se declaró en quiebra hace 3 años, por lo que se buscaron varias alternativas para el grupo y se decidió emprender nuevamente en otra empresa en la que por razones ajenas a nuestra voluntad duramos únicamente ocho meses. Todo esto nos llevó al nacimiento de Sisay. ¿Cómo sumas más socios?
La persona se inscribe con un paquete de inicio. Posteriormente hay tres vertientes: consumir, recomendar, vender y, finalmente, hacer redes de mercadeo que es lo más interesante. Se vende todo a través de catálogo.
Nuestro sistema de reparto es de los más generosos que existen porque por cada persona que invites vas a ganar un porcentaje. ¿Qué diferencias hay entre una pirámide y un multinivel?
En las pirámides no obtienes un producto al momento de pagar tu inscripción, no se pagan impuestos, la persona que llega primero es la que gana en forma de pirámide; sin embargo, en el multinivel siempre existe un producto de por medio que se entrega al momento de dar tu pago. Pagamos impuestos y por consiguiente se nos factura también. ¿Qué tipo de personas se unen al negocio y qué hacen para prepararlos?
Todo mundo puede entrar aquí a partir de los 18 años. Valuamos a la persona para ver qué requieren, tratamos de entenderlas para prepararlas. Buscamos personas que quieran independencia financiera y que vean en nosotros el medio para lograrla. Tenemos personas que aún no tienen ni un año con nosotros y ya han alcanzado la posición Diamante, cuyos ingresos a ese nivel rondan entre 30 y 40 mil pesos mensuales. Depende del compromiso pero es relativamente fácil hacer un Diamante con nosotros.
Nuestro principal activo son las personas. Otro valor muy padre que yo veo es que en un negocio tradicional para que tú subas tienes que pisotear al de abajo. Aquí es al contrario, para que tú subas, tienes que fortalecer. Nuestra función es ayudar, entre más ayudas, más ganas. Trabajamos con seres humanos y buscamos entenderlos para fortalecerlos, capacitarlos y ayudarlos.
Para lograr vender se requiere que haya una cultura de la salud y del cuidado personal. Una cultura de prevención por un lado y por otro, productos de altísima calidad. Los negocios de mercadeo de redes son muy cuidados por COFEPRIS. ¿Cuántas personas tienen asociadas a su red?
Poco más de 9 mil personas, concentradas sobre todo en Jalisco pero con presencia ya en toda la República Mexicana. Hay muchos productos de consumo multinivel. ¿Cuál es tu diferenciador?
De entrada, son productos mexicanos. Apostamos por lo mexicano. Contamos básicamente con dos productos extranjeros porque no se puede de otro. Sin embargo, buscamos producciones nacionales para posicionar a México y apostarle a nuestro país.
¿Qué fórmula has encontrado para que tu trabajo no afecte tu vida familiar?
Por otro lado, para el desarrollo de los productos tenemos un equipazo. Tenemos líderes en todo: en desarrollo, mercadeo, ventas. Conozco empresas que tienen un sistema extraordinario y un excelente producto pero no tienen líderes. Aquí sí los tenemos, es la mano de Dios que ha tocado Sisay y nos ha hecho acercarnos a las personas con productos extraordinarios con calidad VIP. Y para ventas, formamos a nuestra gente. La mayoría son mujeres, las capacitamos, las desarrollamos, les cambiamos el chip de que no se puede o la programación que a veces se tiene de que la mujer no puede ganar más que el hombre. En mi caso, no sería quien soy si no tuviera al lado al hombre que tengo. No fue fácil, pero él ha sido un factor importante en mi desarrollo. Como cualquier alteño, le costó entender que su mujer era emprendedora; sin embargo, me apoyó y me ha apoyado siempre. Otro paradigma que tenemos es que no se puede pasar de ser empleado. Aquí ayudamos a que se rompa, a que se lance la gente, a que se eche para adelante, a que emprenda. Yo invito a mi esposo a subir conmigo en los seminarios para que platique de nuestra experiencia. Él es más tanteado, yo soy más lanzada. Pero hacemos equipo. Dialogamos, es mi complemento, es mi mentor de cabecera. Siempre me escucha muy sereno, no siempre me da la razón pero me dice su punto de vista.
Ambos nos preparamos para esto. En mi casa no existen las novelas, tampoco noticias. Cero noticias porque es basura mental pues son inyectores de miedo. Cero televisión en mi casa. A nuestros hijos les transmitimos la lectura.
Él me ayudó también a vencer mis miedos, desde manejar en la carretera. Tenemos diversidad de opiniones, pero nos respetamos mucho. Y las fricciones terminaron cuando se dio cuenta de que nuestro sistema funcionaba.
¿Cómo te visualizas dentro de algunos años?
Un alcance mundial. Tenemos el primer seminario internacional el 17 de enero en Estados Unidos, en Los Ángeles. Tenemos los permisos de la FDA.
Me visualizo presente en cada rincón del mundo, trascendiendo, dejando huella. Estamos listos para alcanzar todas las fronteras de la mano de Dios. Él es el capitán del barco y nosotros sabemos
remar. Nuestra frase es “Dios por delante”.