LITURGIA EUCARÍSTICA ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS ira, Señor, los dones de tu Iglesia suplicante, y concede que, al recibirlos, sirvan a tus fieles para crecer en santidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN El gorrión ha encontrado una casa, y la golondrina un nido donde poner sus polluelos: junto a tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte siempre. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN limentados con los dones que hemos recibido, te suplicamos, Señor, que, participando frecuentemente de este sacramento, crezcan los efectos de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. ________________________________________
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La primera lectura nos prepara a recibir las enseñanzas del Evangelio: el Sembrador difunde su doctrina. San Pablo exalta la dimensión cósmica de la Redención. Dios es el Sembrador que realiza en nosotros su obra. A nosotros nos queda la enorme responsabilidad de no hacer infructuosa la gracia santificante y los medios que Él nos da en su Palabra y en los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía. –Isaías 55,10-11: La lluvia hace germinar la tierra. La semejanza de la lluvia y de la nieve que fecundan y hacen germinar la tierra nos debe hacer comprender que la potencia creadora y transformadora de la palabra de Dios ha de dar fruto, si la acogemos con fe, pues Dios que nos creó sin nosotros no nos salvará sin nosotros.
Es un texto muy profundo y eficaz para comprender la Sagrada Escritura como palabra de Dios al hombre. Nos pone en contacto directo con Él que nos invita a que recibamos su mensaje salvífico para otorgarnos su comunión de vida realizando en nosotros su salvación.
DÉCIMO QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
MISAL DOMINICAL DE LOS FIELES 12 de julio de 2020 RITOS INICIALES
Mateo 13,1-23: Salió el Sembrador a sembrar. La palabra de Dios y toda su obra de santificación pueden quedar infructuosas por el modo de ser y de vivir de los hombres. La parábola explica plásticamente la proclamación del Reino, que constituye su tema fundamental. Aunque aparentemente podamos ver un aspecto negativo, sin embargo, el tema esencial es un sereno optimismo sobre el fruto que tendrá el mensaje predicado por el Señor.
LECTURAS PARA LA SEMANA XV Semana del Tiempo de Ordinario III Semana del Salterio, Tomo III Años impares (I) Lunes 13
Is 1,10-17; Sal 49,8-9.16b-17.21.23; Mt 10,34 --11.1
Martes 14
Is 7,1-9; Sal 47,2-8; Mt 11,20-24
Miércoles 15
s 10,5-7.13-16; Sal 93,5-10.14-15; Mt 11,25-27
Jueves 16
Is 26, 7-9.12.16-19; Sal 101, 13-21; Mt 11, 28-30
Viernes 17
Is 38,1-6.22.7-8.21; Sal Resp: Is 38,10-12abcd.16; Mt 12,1-8
Sábado
Mi 2,1-5; Sal 9,1-4b.7-8b.14; Mt 12,14-21
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Comisión de Pastoral Litúrgica Arquidiócesis de San Salvador 2020
MONICIÓN INICIAL Un domingo más estamos reunidos para encontrarnos con el Señor en la celebración de la Eucaristía. Hoy, el Señor nos invita a escuchar su Palabra, pero más que con los oídos, con el corazón. Porque lo que nos va a pedir es que nuestro corazón sea tierra fértil donde pueda echar raíz y dar fruto abundante. Iniciamos esta celebración pidiendo al Señor que arranque de nosotros todas esas malezas: egoísmo, falta de compromiso, comodidad, individualismo, que impiden que su Palabra vaya cambiando nuestra vida y que los frutos que producimos sean buenos. Comencemos entonando a una sola voz el canto de entrada.
Verde/ Ciclo A Tú, que nos liberas de la esclavitud: R/. Cristo, ten piedad. Tú, que nos renuevas con tu Palabra: R/. Señor, ten piedad. Se dice Gloria. ORACIÓN COLECTA eñor Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a cuantos se profesan como cristianos rechazar lo que sea contrario al nombre que llevan y cumplir lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
S
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 16, 15 Por serte fiel, yo contemplaré tu rostro, Señor, y al despertar, espero saciarme de gloria. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Saludo: El Dios de la esperanza, que por la acción del Espíritu Santo nos colma con su alegría y con su paz, esté siempre con todos ustedes. Acto Penitencial Al comenzar nuestro encuentro eucarístico, reconozcámonos necesitados de la infinita misericordia del Señor. Tú, que nos llamas a ser tus hijos: R/. Señor, ten piedad.
LITURGIA DE LA PALABRA Monición a la primera lectura La palabra de Dios es fecunda y eficaz como la lluvia que hace germinar la semilla. Escuchemos. Del libro del profeta Isaías
E
55, 10-11
sto dice el Señor: “Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”. Palabra de Dios
Monición para el Salmo El Salmo continúa la alegoría de la tierra fértil mostrando la fecunda acción de Dios. Participamos de esta oración aclamando: Del salmo 64 R/. Señor, danos siempre de tu agua. Señor, tú cuidas de la tierra, la riegas y la colmas de riqueza. Las nubes del Señor van por los campos, rebosantes de agua, como acequias. R/. Tú preparas la tierra para el trigo: riegas los surcos, aplanas los reblandeces el suelo con la lluvia, bendices los renuevos. R/.
terrenos,
Tú coronas el año con tus bienes, tus senderos derraman abundancia, están verdes los pastos del desierto, las colinas con flores adornadas. R/. Los prados se visten de rebaños, de trigales los valles se engalanan. Todo aclama al Señor. Todo le canta. R/. Monición para la segunda lectura Hay en la creación una misteriosa expectación de que se manifieste la gloriosa libertad de los Hijos de Dios. Escuchemos. De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 8,18-23 ermanos: Considero que los sufrimientos de esta vida no se pueden comparar con la gloria que un día se manifestará en nosotros; porque toda la creación espera, con seguridad e impaciencia, la revelación de esa gloria de los hijos de Dios. La creación está ahora sometida al desorden, no por su querer, sino por la voluntad de aquel
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que la sometió. Pero dándole al mismo tiempo esta esperanza: que también ella misma va a ser liberada de la esclavitud de la corrupción, para compartir la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos, en efecto, que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto; y no sólo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, anhelando que se realice plenamente nuestra condición de hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Palabra de Dios Monición para el evangelio La parábola del sembrador nos invita a examinar la calidad de nuestra tierra. La eficacia de la Palabra de Dios puede verse limitada por la falta de colaboración. Puestos de pie cantamos aleluya. ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO R/. Aleluya, aleluya. La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R/. Aleluya, aleluya.
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Del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-23
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n día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo: “Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; allí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero
cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros treinta. El que tenga oídos, que oiga”. Después se le acercaron sus discípulos y le preguntaron: “¿Por qué les hablas en parábolas?” Él les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos no. Al que tiene, se le dará más y nadará en la abundancia; pero el que tiene poco, aún eso poco se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve. Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron. Escuchen, pues, ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino. Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas le sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, al ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta. Palabra del Señor Se dice Credo ORACIÓN DE LOS FIELES Que nuestras oraciones lleguen, hermanos, a la presencia del Señor, y que nuestros ruegos sean escuchados por él que escruta el corazón humano. A cada intención, decimos: Haznos dóciles a tu palabra. 1. Por la Iglesia: para que continúe sembrando la Palabra de Dios en toda la humanidad. OREMOS. 2. Por la paz entre todos los pueblos y los hombres de la tierra, para que el Señor nos muestre el camino para alcanzarla. OREMOS. 3. Por los gobernantes de pueblos y naciones, para que busquen siempre el bienestar y progreso de todas las personas. OREMOS. 4. Por las personas que viven momentos difíciles, en particular, las afectadas por la pandemia: para que encuentren la fuerza y esperanza en la Palabra de Dios y en la solidaridad fraterna de todos. OREMOS. 5. Por todos nosotros, para que la participación de la Eucaristía nos ayude a la transformación constante de nuestras vidas, para que den buenos frutos. OREMOS. Escucha, Padre, nuestra oración. Tú nos amas y salvas la vida de los pobres. Llena el mundo entero con tu bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor.