Vigésimo Primer domingo del Tiempo Ordinario

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NEXO ENTRE LAS LECTURAS La figura de Pedro, que confiesa a Jesús Mesías e Hijo de Dios, llena la escena litúrgica de este domingo. Jesús lo constituye la Roca de la Iglesia, le da las llaves del edificio eclesial y le otorga el poder de atar y desatar (Evangelio). La primera lectura nos habla de Eliaquín, elegido por Dios para ser mayordomo de palacio, en tiempos del rey Ezequías, y que prefigura a Pedro: "El será padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré en sus manos las llaves del palacio de David". San Pablo, en la segunda lectura, se asombra de las decisiones insondables de Dios y de sus inescrutables caminos respecto al pueblo de Israel. La liturgia, al relacionar este texto con el Evangelio, nos invita a admirar y sobrecogernos ante el gran misterio de la elección de Pedro para ser Roca y Mayordomo de su Iglesia. MENSAJE DOCTRINAL "Tú eres Roca, y sobre esta Roca, edificaré mi Iglesia" (Mt 16,18). En el Antiguo Testamento, el símbolo de la Roca se aplica a Yavéh: "Sólo Dios es mi Roca" (Sal 62,3). En el Nuevo Testamento, Pablo lo atribuye a Cristo: "No puede haber otro cimiento del que ya está puesto, y este cimiento es Cristo" (1Cor 3,11). En los labios de Jesús, según el Evangelio de Mateo, el símbolo es adjudicado a Pedro. No hay contradicción en la pluralidad de símbolos: Dios es el único fundamento sólido de nuestra seguridad y de nuestra fe; para revelársenos como tal a lo largo del tiempo instituyó la Iglesia, cuyo fundamento invisible es Jesucristo. Pedro en sus sucesores es, por misteriosa voluntad de Cristo, el fundamento visible sobre el que se yergue el edificio de la Iglesia. Siendo Pedro sólo representación de un fundamento divino, se entiende la promesa del Señor: "El poder del abismo no la hará perecer" (Mt 16,19). Ningún poder, por oscuro y tenebroso que sea, puede destruir a Dios y, por tanto, a la Iglesia, de la que Dios es el verdadero fundamento.

"Te daré las llaves del reino de los cielos" (Mt 16,19). Pedro recibe de Cristo el poder y la autoridad sobre la Iglesia, como Eliaquín recibió las llaves del palacio de David. Mayordomo sólo hay uno, por eso su autoridad es única y exclusiva: "Cuando abra, nadie podrá cerrar; cuando cierre, nadie podrá abrir" (Is 22,22). Es mayordomo, pero a la vez es padre: "El será un padre para los habitantes de Jerusalén y la casa de Judá" (Is 22,21), que debe imitar la paternidad de Dios: "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt 5,48). Por consiguiente, es un mayordomo cuya autoridad está orientada a servir lo mejor posible a la familia de Dios, está presidida por el amor y dirigida a ofrecer a todos el mejor servicio al bien y a la verdad. LECTURAS PARA LA SEMANA XXI Semana del Tiempo de Ordinario I Semana del Salterio, Tomo IV Años impares (I) Lunes 24

San Bartolomé: Ap 21,9b-14; Sal 144,10-13.17-18; Jn 1,45-51

Martes 25

2Ts 2,1-3a.14-17; Sal 95,10-13; Mt 23,23-26

Miércoles 26

2 Ts 3,6-10.16-18; Sal 127,1-2.4-5; Mt 23,27-32

Jueves 27

1Co 1,1-9; Sal 144,2-7; Mt 24,42-51; ó Lc 7,11-17

Viernes 28

1Co 1,17-25; Sal 32,1-2.4-5.10-11; Mt 25,1-13; ó Mt 23,8-12

Sábado

Martirio de san Juan Bautista: 1Co 1,26-31; Sal 32,12-13.18-21; Mt 25,1430; ó Mc 6,17-29

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Comisión de Pastoral Litúrgica Arquidiócesis de San Salvador 2020

VIGÉSIMO PRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

MISAL DOMINICAL DE LOS FIELES 23 de agosto de 2020 RITOS INICIALES MONICIÓN INICIAL Hermanos: Nos encontramos reunidos como hermanos en torno al altar de Dios, para celebrar la Santa Misa correspondiente al XXI domingo del tiempo ordinario. La liturgia la Palabra de hoy se centra en los designios insondables de Dios para elegir a quienes él quiere poner al frente de su pueblo. Resalta la elección de Pedro, como piedra visible sobre la que funda su Iglesia y la entrega de las llaves del Reino de los Cielos. Demos gracias a Dios por formar parte de su Iglesia y estar bajo la autoridad del sustituto de Pedro. Con esta misma alegría empecemos nuestra misa dominical, puestos de pie y entonando el canto de entrada.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 85, 1-3 Inclina tu oído, Señor, y escúchame. Salva a tu siervo, que confía en ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Saludo: La paz, la caridad y la fe, de parte de Dios Padre, y de Jesucristo, el Señor; estén con todos ustedes. Acto Penitencial En silencio, presentémonos humildemente ante Dios, reconozcamos que somos pecadores y pidámosle que derrame sobre nosotros su bondad y perdón.

Verde/ Ciclo A Tú, que has sido enviado a sanar los corazones afligidos: R/. Señor, ten piedad. Tú, que has venido a llamar a los pecadores: R/. Cristo, ten piedad. Tú, que estás senado a la derecha del Padre para interceder por nosotros: R/. Señor, ten piedad. Se dice Gloria. ORACIÓN COLECTA eñor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de tus fieles, impulsa a tu pueblo a amar lo que mandas y a desear lo que prometes, para que, en medio de la inestabilidad del mundo, estén firmemente anclados nuestros corazones donde se halla la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

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LITURGIA DE LA PALABRA Monición a la primera lectura El Señor, por medio del profeta Isaías, manifiesta su confianza en aquellos que son fieles a su llamado y dóciles a su inspiración. Y al mismo tiempo les enriquece con abundancia de dones que confirman la potestad otorgada. Escuchemos. Del libro del profeta Isaías

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22,19-23

sto dice el Señor a Sebná, mayordomo del palacio: “Te echaré de tu puesto y te destituiré de tu cargo. Aquel mismo día llamaré a mi siervo, a Eleacín, el hijo de Elcías; le


vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda y le traspasaré todos tus poderes. Será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré la llave del palacio de David sobre su hombro. Lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá. Lo fijaré como un clavo en muro firme y será un trono de gloria para la casa de su padre”. Palabra de Dios

Monición para el Salmo Ante el amor gratuito que Dios manifiesta con sus elegidos, el Salmo expresa gratitud y alabanza. Participamos de esta oración aclamando: Del salmo 137 R/. Señor, tu amor perdura eternamente. De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo. R/. Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te invocamos, nos oíste y nos llenaste de valor. R/. Se complace el Señor en los humildes y rechaza al engreído. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones. R/. Monición para la segunda lectura Ante la grandeza del Señor, el ser humano no puede más que reconocer su incapacidad para comprender los designios de su Creador. Pero la obediencia de la fe le lleva a aceptar el plan de amor realizado en Jesucristo. Escuchemos con atención la segunda lectura.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos 11, 33-36 ué inmensa y rica es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué impenetrables son sus designios e incomprensibles sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás el pensamiento del Señor o ha llegado a ser su consejero? ¿Quién ha podido darle algo primero, para que Dios se lo tenga que pagar? En efecto, todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por él y todo está orientado hacia él. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios

¡Q

Monición para el evangelio La confesión de fe del apóstol san Pedro es muestra de su docilidad a las inspiraciones de Dios, que son reservadas a los que disponen con sencillez a la acción del Señor en sus vidas. Con esa misma actitud de humildad, preparémonos a la proclamación de la palabra evangélica, entonando el Aleluya.

Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. Palabra del Señor Se dice Credo ORACIÓN DE LOS FIELES Con la certeza de que somos amados por Dios, nos acercamos a nuestro Padre Dios para pedir lo que necesitamos, con confianza filial digámosle: ¡Escúchanos, Padre!

5. Por nosotros aquí congregados. Que como el apóstol Pedro profesemos la fe en Jesucristo y sepamos dar a las cosas su justo valor y pongamos nuestra confianza sólo en quien de verdad nos puede dar la libertad y la vida. OREMOS Pastor eterno, mira con bondad a tu rebaño y acude en auxilio de las ovejas cuyo cuidado encomendaste a los apóstoles y sus sucesores. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. LITURGIA EUCARÍSTICA ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS eñor, que en un mismo y único sacrificio adquiriste para ti un pueblo de adopción, concede, propicio, a tu Iglesia, los dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN La tierra está llena, Señor, de dones tuyos: el pan que sale de la tierra y el vino que alegra el corazón del hombre.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO R/. Aleluya, aleluya. Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella, dice el Señor. R/. Aleluya, aleluya.

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Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-20

n aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.

1. Por la Iglesia, por todos los cristianos. Que mantengamos firme nuestra fe en Jesús, el Hijo del Dios vivo, y encontremos nuestra fuerza en la fidelidad a su Evangelio. OREMOS 2. Por el Papa Francisco, sucesor del apóstol Pedro. Que, como Pedro, sea siempre testimonio de fe y de esperanza para todos los seguidores de Jesucristo. OREMOS 3. Por los Gobernantes de nuestro país. Que trabajen por el bienestar de todos y especialmente por los más vulnerables de nuestra sociedad. OREMOS 4. Por nuestros difuntos. Para que el Señor les abras las puertas del paraíso y los reciba en la claridad de su gloria. OREMOS

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN e pedimos, Señor, que la obra salvadora de tu misericordia fructifique plenamente en nosotros, y haz que, con la ayuda continua de tu gracia, de tal manera tendamos a la perfección, que podamos siempre agradarte en todo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

T


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