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IMPORTANCIA DE LA SALUD MENTAL EN NIÑOS Y ADOLESCENTES
Dr. Luis Fernando Padilla Segundo Médico, cirujano y partero, consulta independiente
En la actualidad, padres y maestros vigilamos el desarrollo físico y el éxito académico de los niños y adolescentes como prioridad, a veces tomando menor importancia al bienestar psicológico y
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emocional, que es la salud mental de nuestros infantes.
Los niños y adolescentes entre 10 y 19 años, experimentan cambios en esta etapa de la vida, no solo físicos, sino emocionales y sociales: la vida escolar y cambios de sede de primaria a secundaria y preparatoria, desarrollo de características sexuales secundarias e iniciando su identidad sexual, la lucha por encontrar autonomía y libertad, la preparación para la vida laboral, la convivencia en su comunidad, en fin, es el tiempo para promover buenos hábitos para que se desarrollen de manera satisfactoria en sus múltiples espacios: el personal, el hogar, la escuela o su comunidad que beneficien su cambio a la adultez, tal como realizar actividades físicas, sueño reparador, ambientes saludables, relaciones interpersonales positivas, gestión de emociones ante alguna problemática, y por otro lado, si estas rutinas son negativas, podrán repercutir en la salud mental hasta la vida adulta, como el exponerse a algunos factores como violencia o abuso, pobreza, abuso de sustancias, situaciones difíciles o resolución de problemas sin orientación, información incorrecta del internet y redes sociales, tratamiento de enfermedades que aparecen desde el nacimiento, el abuso sexual o maltrato familiar, pueden desarrollar trastornos mentales que interrumpen su crecimiento y desarrollo de manera desfavorable.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, los trastornos mentales son múltiples padecimientos que representan el 16% de la carga mundial de enfermedades y lesiones, y la mitad de éstos trastornos inician a los 14 años o antes, pero en la mayoría de los casos no se detectan ni se tratan. Los principales problemas de salud mental que encontramos entre niños y adolescentes son la depresión (trastorno depresivo moderado y mayor), ésta como una de las principales causas de enfermedad y discapacidad a nivel mundial; la epilepsia (crisis convulsivas que aparecen a veces desde el nacimiento), la discapacidad intelectual (limitación en como aprende, como se comunica, habilidades motoras o en sus aptitudes sociales), el consumo nocivo de alcohol y drogas (con sus inicios en la mayoría de los casos antes de los 18 años), el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (que en ocasiones es confundido con problemas de conducta o aprendizaje), trastornos de la conducta infantil (como conductas desafiantes o destructivas), trastornos alimentarios (entre ellos la bulimia nerviosa, la anorexia nerviosa o los atracones compulsivos), y el suicidio (trágico desenlace en la que la persona se quita la vida por su propia mano), éste último como la tercera causa de muerte de adolescentes en ese grupo de edad. Y otros trastor-
nos no tan comunes, pero muy graves como psicosis implicando condiciones como el trastorno bipolar o la esquizofrenia, y el estrés post-traumático (situación patológica desencadenada por un suceso extraordinario); en México, a nivel nacional, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, se obtuvieron en 2017 en la Encuesta Nacional de los Hogares en el rubro de salud mental, que 49 millones de personas de entre 7 a 29 años refieren algún sentimiento de depresión en su vida, llámese tristeza, soledad o desesperanza, además de síntomas como nerviosismo y preocupación; de suma importancia para el apartado de suicidios en el año 2018 se reportaron en niños de 10 a 14 años 229 muertes y para adolescentes de 15 a 19 años un total de 800 muertes. Dada la situación de los trastornos, sirven ejemplificar la magnitud del problema de la falta de prevención, evaluación y tratamiento de los trastornos mentales que nos concierne a las personas que nos relacionamos y convivimos día a día con ellos.
Las enfermedades mentales pueden generar problemas en todas las esferas de la vida de los niños y adolescentes; alteraciones personales como sociales, ausentismo o deserción escolar, baja autoestima, rechazo hacia sí mismo o hacia otras personas, agresividad, enojo, comportamientos compulsivos, aislamiento social, así como ocasionar otros trastornos físicos y mentales, incluso hasta pueden provocar la muerte
de ellos mismos u otras personas.
Para poder prevenir los trastornos de la salud mental hay que estar en comunicación constante con los niños y adolescentes, fomentar la confianza y compartir la información en escuelas y en casa, tratar de disminuir las situaciones peligrosas, y distinguir los signos en los niños y adolescentes para su oportuna evaluación, en fin, promover un ambiente cordial para los niños y adolescentes, padres y maestros en estos temas tan delicados. Si se llega a identificar sentimientos o conductas inadecuadas, se requiere una evaluación por medio de la canalización de los padres o maestros hacia los profesionales médicos y de psicología, que realizaran una evaluación más minuciosa del problema que pueda existir y con ella dar recomendaciones para su tratamiento. Esas recomendaciones deben involucrar tanto a la familia y a los maestros y al autoconocimiento de la problemática del niño o el adolescente, así como asistir a terapia psicológica y en caso necesario tomar medidas farmacológicas, sin dejar de lado el modificar el estilo de vida; es importante destacar que los padres y maestros deben participar activamente en las recomendaciones, es decir, involucrarse en la vida del niño o adolescente para salir delante de la situación y mantener la salud mental lo mejor posible: “Está en nosotros preguntar: ¿Cómo te sientes?”
Referencias
Salud Mental del adolescente. Centro de prensa. Organización Mundial de la Salud. 28 de septiembre de 2020. Link: https://www.who.int/es/newsroom/fact-sheets/detail/adolescent-mental-health Guía de intervención humanitaria mhGAP (GIH-mhGAP). El manejo clínico de los trastornos mentales neurológicos y por uso de sustancias en las emergencias humanitarias. Washington, DC: OPS, 2016. INEGI. Estadísticas de mortalidad. 2018. INEGI. Encuesta Nacional de los Hogares (ENH). 2017.