Para Llevar 07 | Noviembre 2020

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porque los verdaderos hĂŠroes... Somos arte

Somos cultura


SON Y ARTE PARA LLEVAR

noviembre . 2020

Director Editorial

JUAN LUCERO Diseño Editorial

PA’L ARRANQUE CO_______.

Por Juan Lucero ................................................................................... 03

MANJORRIE TENORIO Epifanía de octubre.

Por Mildred Vázquez ....................................................................... 04

de aquí somos

De ritos y funerales.

Por Juan Carlos Rosas ................................................................. 13

pa’ luego es tarde Desde mis ojos.

Por Enfermera COVID-19 Hospital Gral. de Izúcar ............. 16

el lienzo

La ofrenda. Saturnino Herrán.

Por Juan Lucero ............................................................................. 19

JUAN LUCERO Consejo Editorial

MILTON GARCÍA BRENDA HUERTA ELIZABETH ÁNGEL Colaboradores

MANJORRIE TENORIO JOSÉ LUIS BENÍTEZ “MANTHRA” ANDREA FLORES IRÁN ARAGÓN MILDRED VÁZQUEZ JUAN CARLOS ROSAS MILDRED VÁZQUEZ ENFERMERA ANÓNIMA MARTHA FLORES (QEPD) Fotografías

CRÉDITOS EN IMAGEN Portada

JOEL EDUARDO

manthra

Explosión Psicodélica.

Por Elizabeth Ángel .................................................................... 20

SABORES DE MI TIERRA

SON Y ARTE PARA LLEVAR es una publicación digital gratuita perteneciente al Colectivo Cultural Son y Arte con domicilio en la Heróica Izúcar de Matamoros, Pue., México.

¿Del que pica o del que no pica? Los elotes del Buki.

Es una publicación independiente de carácter social, artístico y cultural cuyo propósito principal es la divulgación y promoción del patrimonio y el talento local.

a mi me lo contaron

Las opiniones expresadas en esta publicación son exclusivas de sus autores y no reflejan necesariamente la postura de “Son y Arte Para Llevar” o del Colectivo Cultural Son y Arte.

Por Brenda Huerta ....................................................................... 29

Martita.

Por Martha Flores ......................................................................... 37

la instantánea

Mi abuelo fue agrarista.

Por Milton A. García ...................................................................... 38

Por la sonrisa de mi madre que vale un millón.

Por Milton A. García ...................................................................... 40

taco de ojo

Reto 3: un día, una foto.

Por Andrea Flores .......................................................................... 42

en la punta de la lengua Entropía.

Por Irán Aragón ............................................................................. 47

LA DESPENSA Por Colectivo Cultural Son y Arte ............................................. 48

Las fuentes de los autores y/o colaboradores se consideran confiables y se verifican los datos que se publican en la presente en la medida de lo posible. Sin embargo pueden existir errores, por lo que el uso de la información aquí publicada es responsabilidad directa de nuestros lectores. “Son y Arte Para Llevar” No. 7 se terminó en Octubre de 2020. © Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido sin la previa autorización de los editores y/o titulares de los derechos patrimoniales. CONTACTO: Colectivo Cultural Son y Arte

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/sonyarte

colectivo.son.y.arte

@SonArte1


© Foto: Juan Lucero


Co ________

pal arranque |

El último tercio del año ha llegado y con él las celebraciones más importantes del pueblo mexicano. Me atrevería a decir que el cuarteto de los Bre’s (Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre) definen en gran medida parte de lo que significa el Ser Mexicano. 2020 ha sido un año especial para la historia de la humanidad, en el cual hemos perdido a muchos de nuestros seres queridos, amigos, paisanos, que nos ha obligado a confinarnos y ha disuelto un lazo muy importante entre los mexicanos: el de comunidad; pero que nos ha enfrentado al reto de encontrar nuevas maneras de establecerlo. Para un pueblo como el mexicano, no hay evento festivo o doloroso en que el sentido de comunidad no se haga presente. A diferencia de otras naciones, nuestra celebración de Independencia no puede entenderse sin la congregación masiva de mexicanos coreando vivas al unísono en nuestras plazas públicas, nuestro duelo por el 19-S y Ayotzinapa sin los simulacros y manifestaciones masivas en el país, la profundidad de la celebración del día de muertos sin la asistencia de miles de personas a los panteones visitando a sus difuntos, el significado de la Revolución Mexicana sin los desfiles y las verbenas populares, asi como tampoco las celebraciones decembrinas sin las tradicionales procesiones a las iglesias y los festejos barriales-comunitarios. La epidemia nos ha metido de golpe, por un lado, a una vida menos comunitaria y más apegada a la dependencia tecnológica, mostrándonos las profundas desigualdades sociales de nuestro país; pero también nos ha dado la oportunidad de reencontrarnos en la unidad social por excelencia, misma que ha venido fracturándose con el tiempo: la familia. En Para Llevar 07 quisimos brindar un homenaje a quienes han perdido la vida a causa de la epidemia de COVID-19, y a quienes valientemente han y siguen arriesgando sus vidas para salvar muchas. Asimismo, quisimos recuperar el interés por las memorias y actividades que, al ser tan cotidianas, les hemos perdido su valor: la portada del libro de español lecturas de quinto grado que los millenials tuvimos en la primaria, el cuadro empolvado de nuestros ancestros en la pared, los múltiples seres vivos que se pasean por las plantas de nuestro jardín, el elote que compramos en el tianguillo y que no sabemos porque se llama como se dice que se llama, el escuchar un momento a la abuela cuando nos quiere contar algo, y los rituales mortuorios que realizamos para despedir a nuestros seres queridos. Esperamos que depués de leer esta edición podamos voltear a nuestro alrededor y pensar en como cada elemento que forma parte de nuestra vida cotidiana influye para que hoy estemos y seamos lo que somos. Por cierto, hemos dejado en blanco una parte del título de nuestra edición porque creemos que hay más de una palabra que define ese año. ¿Cuál elegirías tú? JUAN LUCERO | DIRECTOR EDITORIAL

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el artista del mes |


manJORRIE DEL VALLE TENORIO ePIFANíA DE OCTUBRE Por Mildred Vázquez. Comunicóloga.

Manjorrie del Valle Tenorio, de 23 años y originaria de Matzaco, “La tierra de venados”, ubicada en Izúcar de Matamoros, es una estudiante de Arquitectura en la BUAP que se dedica a la caracterización de personajes utilizando maquillaje de efectos especiales. Encontró en las diversas expresiones artísticas un escape a la soledad y un acercamiento a los demás a través de su trabajo. Epifanía, que anuncia la víspera del día de muertos, toma a Manjorrie en esas fechas y juntas sobrepasan los límites de la conexión con otros seres, retratando el instante en que la vida y la muerte se vuelven a abrazar.

manyoridelvalle@gmail.com Manjorrie del Valle Tenorio

Manjorrie Tenorio @manjorita

© Foto: Joel Eduardo

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Mildred Vázquez (MV): ¿Cómo nace tu gusto por las artes? Manjorrie del Valle Tenorio (MT): Desde mi niñez comencé a dibujar porque tuve varias enfermedades: era asmática, tenía problemas al respirar y muchas alergias. No salía a jugar como los otros niños porque me daban crisis respiratorias así que uno de mis consuelos fue el dibujo, algo que mi madre me inculcó porque me compraba cuadernos para dibujar, colores, plumones y siempre me motivaba a ser más creativa. Desde niña creció ese amor por dibujar.

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MV: ¿Cómo evoluciona ese amor por el dibujo a otras técnicas para comenzar la caracterización de tus personajes? MT: Yo creo que la base de todo mi trabajo es que no estoy acostumbrada a salir y que siempre me ha costado socializar con otras personas. Así que una forma de desahogarme es dibujando, pintando y probando cosas nuevas en el trayecto. Mi base fue el dibujo a lápiz, después quise experimentar utilizando colores y pinceles distintos. En la ropa mi madre tuvo mucha influencia porque es sastre y a partir de eso yo diseñaba y creaba el vestuario. Las caracterizaciones llegaron a base de una combinación de danza, dibujo y maquillaje. Fue combinar etapas de mi vida y llegar a ese trabajo final que incorpora todo. Me gusta mucho bailar y en la danza folklórica tuve un primer acercamiento con el maquillaje, era probar con colores distintos a los que se utilizan en un maquillaje casual y me llamaba la atención esa parte dramática pero yo buscaba algo más, asi que comence a experimentar con maquillaje de efectos, algo similar a los pintacaritas pero con otros temas. Después decidí llevarlo más allá utilizando otros materiales, no solo la pintura, y me pareció divertido porque puedes jugar a ser personas diferentes. No considero que tenga una identidad arraigada sino que soy muy camaleónica, no tengo un estilo definido y siempre me ha gustado probar distintos estilos de ropa, colores y maquillajes. El hecho de caracterizarme es el ser una persona nueva. MV: ¿Cómo desarrollas la idea para los personajes? MT: Las redes sociales como instagram han influido mucho en mi porque son una fuente de inspiración y te relacionas con cosas que te gustan. En mi caso, busqué a personas que se dedicaban a hacer lo mismo y me inspiraba en los diseños, me llenaba de ideas para trasladarlas a mi cabeza y modificarlas para pensar cómo se verían en mí, porque todas las caracterizaciones que hago siempre comienzan conmigo y visualizo como quiero verme. Primero hago bocetos de rayas sin forma y poco a poco agrego algunos elementos hasta trasladarlo al plano físico, porque no es lo mismo tenerlo en papel a verlo realizado, al final sale mejor de lo que espero. Algo importante es que en el vestuario tengo la ventaja de que mi madre sea sastre y cuando yo le platico mis ideas ella las entiende y las traslada a la tela como yo lo visualizo, aunque también ella le pone su toque para que salga mejor. Al final todo lo que tengo me ayuda a crear. © Foto: Fidorowa


“DESDE MI NIñEZ COMENCé A DIBUJAR PORQUE TUVE VARIAS ENFERMEDADES...”

el artista del mes |


MV: ¿En qué personajes has trabajado? MT: En 2018 hice un personaje piloto y fue un experimento porque no trabajé con el vestuario y solo agregué algunos elementos para hacerlo distinto. Pero la caracterización mejor trabajada fue la del año pasado, Epifanía, que se inspira en la Capilla del Rosario. Con Epifanía conjugué elementos de la ornamentación de la Capilla del Rosario, tomé muchas fotos y por una semana fui a escuchar las pláticas de los guías para entender la historia, quién los había hecho y en que se habían inspirado. Parte de esa ornamentación la incluí en mi vestuario. La corona es parte de la base de la cúpula, para la falda revisé las fotografías que había tomado y utilicé esos adornos dorados. En las mangas utilicé la ornamentación de las columnas de la capilla y por último, incorporé la gorguera que se utilizaba en los vestidos del siglo VII, mismo año en que se edificó la capilla. Me siento muy orgullosa de ese personaje porque fue ver la evolución completa desde el boceto, combinar las técnicas de maquillaje en efectos especiales que he aprendido y la moda porque aunque no soy diseñadora de modas yo imagino y lo creo a partir de tomar cualquier prenda y modificarla. También la arquitectura, que he estudiado por cuatro años, e inspirarme en ello para combinarlo y crear un personaje, a Epifania. MV: ¿Por qué Epifanía? MT: Epifanía era el nombre de mi abuela y es bonito llevarla. Es como un tributo a ella. En mi caso siempre tuve el apoyo de mi abuela y de mi madre. Para mi es darle una ofrenda, poner su nombre en un premio o un personaje y saberla conmigo. Desde que mi abuela falleció he pensado que es un ángel que siempre me cuida y me tatué su nombre como un recordatorio de que siempre está ahí. Por eso quise que mi personaje de catrina, que llevo dos años trabajando, llevara su nombre. Además a mi me inspira mucho el día de muertos. Imagino que ella viene a verme en ese personaje; el momento en que yo me caracterizo es como llevar puesta la catrina de mi abuelita y, curiosamente, una epifanía es una manifestación inesperada de algo importante en nuestras vidas. MV: ¿Qué fué lo más difícil durante el proceso de creación? MT: Fue aprender a hacer las máscaras. Las máscaras que utilizo para las caracterizaciones son a base de espuma de poliuretano, es la espuma que se usa para asientos de carro y fue un poco difícil saber utilizar el material porque no lo conocía, así que tuve que informarme mucho. De hecho estuve a punto de ahogarme con el material dos veces. Otra parte fue sacar el molde de mi cara para hacer las caracterizaciones sobre eso. Lo difícil es que yo no tengo las herramientas necesarias para manejarlo de forma profesional y todo el proceso es amateur. Pero aprendes a usarlo y explotas tu imaginación porque se te vienen a la cabeza muchas ideas para sacarle mayor provecho.

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MV: ¿Cuál fue el principal reto que enfrentaste cuando te presentaste por primera vez como Epifanía? MT: Yo tengo pánico escénico, no me gusta hablar frente a muchas personas porque mi voz se quiebra y me dan muchas ganas de llorar pero con la caracterización pude trabajar eso porque nadie me conoce. Bueno, no como Manjorrie. Eso da pauta a que yo pueda actuar como yo quiero que sea el personaje y no me da pena o me sienta mal. Me siento libre. Cuando me caracterizo me meto en el personaje y ya no es Manjorrie, es Epifanía la que está ahí. MV: ¿Podrías platicarme tu experiencia en los concursos que participaste con tus caracterizaciones? MT: En 2018 fue el primer año en que yo participé en un concurso, en ese año yo solo quería hacer un personaje para subirlo a mis redes, pero una amiga me mando la convocatoria y, como me daba miedo, le pedí a mi novio, Anto (Niffune), que participara conmigo con otra caracterización. Esa fue la condición, así que trabajamos juntos un personaje, pero fue más sencillo porque yo ya tenía experiencia con el mío y fue más rápido. Él me acompañó pero no ganamos porque ni siquiera llevaba la descripción de mi personaje, nosotros íbamos a participar y ya. En el concurso de 2019 ya teníamos la intención de obtener un lugar, así que trabajamos mejor los personajes. Su personaje lo imaginó y creó él, yo solo me encargué de los prostéticos para el personaje de Xolotl. En Epifanía yo me hice cargo totalmente. Como abrí un canal de Youtube, comencé a trabajar más mi pánico escénico hablando frente a la cámara. Poco a poco le agarré el modo y al final me ayudó mucho a desenvolverme, y durante fue el concurso yo me imaginaba que grababa un video e intentaba no mirar a las personas a los ojos. MV: ¿Qué sientes cuando te reconocen a ti, Manjorrie, detrás de todo ese trabajo? MT: Se siente muy bien. El contacto que hago casi siempre es en redes sociales y es bonito ver los comentarios pero no había experimentado ese reconocimiento hasta ese año que tuve nuevas amigas en la facultad que vinieron de intercambio de Culiacán, casi al final de la licenciatura, y nos hicimos muy buenas amigas de otra chica. En ese momento mientras trabajabamos en proyectos juntas, yo también trabajaba con mi personaje y cuando ellas me preguntaron qué hacía les platiqué y se mostraron muy interesadas. Así que a través de ellas me conocieron muchos chicos de la facultad desde instagram y conocieron a la persona que estaba detrás del personaje, que era yo. Casi nadie sabía que lo hacía a pesar de que yo pasaba mucho tiempo en la facultad. Fue bonito porque me preguntaban sobre mi personaje y por qué mantenía en secreto que yo lo hacía, pero así se dio todo. MV: Gracias por compartir tu trabajo con nosotros ¿Te gustaría agregar algo? MT: Claro, me gustaría que todos siguiéramos el impulso de nuestro corazón para ser lo que nos plazca, ya sea para toda una vida o por algunas horas simplemente, solo ser quienes queramos y lo que nos llene el alma de felicidad (sin lastimar a terceros), sólo ser libres, sin prejuicios.


“EPIFANíA ERA EL NOMBRE DE MI ABUELA, Y ES BONITO LLEVARLA. ES COMO UN TRIBUTO A ELLA”

© Foto: Fidorowa

el artista del mes |


© Foto: Fidorowa

“me gustaría que todos siguiéramos el impulso de nuestro corazón para ser lo que nos plazca, ya sea para toda una vida o por algunas horas simplemente”.

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el artista del mes |



© Foto: Juan Lucero


de aquí somos |

De ritos y funerales Por Juan Carlos Rosas Alemán.

Estudiante de la Licenciatura en Antropología Social por la BUAP.

Nuestro país es conocido a nivel internacional por su idiosincrasia cultural, sobre todo en la forma en la que celebramos algunos fenómenos de nuestra condición humana. El nacer, el desarrollarse y el morir son fenómenos celebrados en muchas culturas siguiendo determinados rituales tradicionales. Desde la antropología social Robert Redfield fue uno de los primeros interesados en la concepción religiosa como parte esencial de las comunidades tradicionales. En su propuesta para entender las sociedades en la escala del “continuum folk-urbano”, el ritual indígena estaría presente de forma sustancial junto con la creencia y la religión. De esta forma es que el rito es considerado una expresión más del conocimiento tradicional y junto a la cosmovisión y la religión son elementos importantes para que las tradiciones puedan mantenerse lo largo del tiempo y de generación en generación. En pocas palabras, el rito se puede entender como la forma más básica de la expresión cultural, definido por el conjunto de reglas establecidas para un culto o religión. Como se mencionó en los párrafos anteriores, muchas culturas tienen ritos para los diversos aspectos de la vida humana, y la cultura mexicana no es la excepción. Tenemos ritos para muchas de las etapas de nuestra vida, pero los más curiosos y particulares, para propios y extraños, son sin duda los relacionados a la muerte.

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Usualmente se le da cierto énfasis a la celebración del día de muertos y a la ofrenda como el rito relacionado a la muerte por excelencia. Sin embargo, no le hemos prestado la misma atención a la escena cultural que es primordial para que todo eso pase: la muerte de una persona y el funeral. Por lo que, a continuación, se explicarán algunos elementos del desarrollo de un funeral. Cabe aclarar que las tradiciones pueden cambiar de acuerdo al estado de la república e incluso a la religión, por lo que en esta ocasión me centraré en el estado de Puebla y en particular en la zona de la mixteca poblana que en su mayoría profesan la religión católica y por ende muchos rituales tienen cabida dentro de la misma.


La velación y misa de cuerpo presente. Dependiendo de la forma en que falleció dependerá como inicia todo, pero por lo general todo empieza con adaptar un cuarto o espacio donde se colocará el ataúd. Posteriormente, con cal y arena se hace una cruz en el piso, justo debajo del difunto; según las personas mayores esta cruz es puesta “para la sombra”, en otras palabras, es para cuidar el espíritu del difunto que aún se encuentra en la habitación y para que pueda encontrar su camino al cielo. Seguido de la recepción del cuerpo en el lugar ya previamente elegido, el ataúd puede ser rodeado por flores y veladoras que son llevadas por los familiares y amigos que asisten a la velación, la cual dura toda la noche y está acompañada de rosarios y cantos que sólo son detenidos al final para beber un café o atole, y comer un pan. Al día siguiente el cuerpo es llevado primero a misa en alguna iglesia y posteriormente al panteón para ser enterrado. Durante el trayecto se sigue rezando y en muchas ocasiones se va acompañado por alguna agrupación musical.

Otros elementos que se entierran. Así como en Mesoamérica las personas eran enterradas junto con algunas cazuelas de comida y agua para que pudieran alimentarse en su camino al Tlalocan, actualmente se conserva la esencia de ese rito, ya que la cruz de arena y cal que se colocó en el cuarto donde estuvo el difunto se vierte en la tumba previo a colocar el cuerpo, así mismo en las esquinas de la tumba se rocía agua bendita, mientras que dentro del ataúd los elementos que se colocan son más variables, pues van desde la ropa favorita del difunto hasta ponerle una ánfora con agua, una pieza de pan y una cera, que cumplen con las mismas funciones que cumplían en la cosmovisión mesoamericana, además de ponerle la palma que se bendice en domingo de ramos, esto con la intención de que el espíritu pueda protegerse en el purgatorio.

Novenario, tendida y levantada de cruz. Esta es la etapa final de este gran fenómeno. Se realizan los rezos diarios durante nueve días para acompañar el alma del difunto a llegar a “la gracia del señor”, pero antes se compra una cruz, de madera o metal, y es tendida en el mismo espacio donde fue velado el difunto después de que este fue enterrado, la cruz es grabada con el nombre del difunto, además de la fecha de nacimiento, fecha de defunción, y algún epitafio dedicado por parte de la familia. Al noveno día de haber sido enterrado el difunto la cruz es levantada con cantos y rezos que representan la resurrección de Jesús en una clara referencia a la idea cristiana de que la muerte no es eterna. Después de eso se hace otra misa donde es bendecida la cruz y posteriormente llevada al panteón para colocarla en la tumba.

La comida. Después del entierro y durante el novenario y levantada de cruz, se invita a todos a una pequeña comida. Esta se realiza con la intención de agradecer a todas las personas que acompañaron a la familia durante este proceso doloroso y agotador, además de que rememoran al difunto con relatos de él y su relación con las personas que más apreció.

El funeral es sin duda un fenómeno bastante interesante, donde podemos observar nuestras expresiones culturales mas antiguas mezclarse y cambiar a través del tiempo, pero sin perder su significado original, sin duda la percepción de la muerte en nuestro país es bastante peculiar y es algo que nos vuelve únicos a los ojos del mundo.


de aquí somos |

© Foto: Juan Lucero


PA’ LUEGO ES TARDE |

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© Foto: Brenda Huerta

Desde mis ojos Colaboradora Anónima.

Enfermera COVID-19 del Hospital General de Izúcar de Matamoros.

© Mural: Antonio Ramírez “Anto Niffune”


En el momento en que nos enteramos del brote (epidémico), no teníamos idea de que tan grande sería. Pensábamos que sólo duraría unas semanas y que tendría cierta mortalidad. Teníamos miedo a lo que pudiera suceder. Al principio solo estábamos expectantes, esperando al primer paciente para tener una idea de lo que estaríamos enfrentando, que síntomas tendría, que aspecto físico traería: algo de donde tirar para poder atacar, ¡para entrar en la pelea! El momento llegó un 26 de marzo cuando ingresó la primera paciente COVID. Tenía dificultad para respirar, fiebre de más de 39° C (que no puede ser controlada con medicamentos), dependiente total de oxígeno, con irritabilidad debido a los síntomas de la enfermedad y al clima izucarense, que en esas fechas se manifiesta a través de un calor insoportable, mismo que se acentúa al encontrarnos en un espacio cerrado, sin ventilación, y sin la posibilidad de utilizar aire acondicionado, puesto que ello podría propagar rápidamente el virus en el lugar convirtiéndolo en un agente mortal para todos. En ese momento de caos pensamos que no podríamos con la situación. Así llegó el segundo paciente, luego el tercero, el cuarto . . . y ahí estábamos los médicos y enfermeras, peleando contra algo invisible, desconocido para nuestros estudios y experiencia. No sabíamos cómo atacar, cómo curar, pero teníamos fe en que la situación pronto se controlaría. Afortunadamente tenemos un gran médico quien antes que médico es un gran ser humano, entregado al cuidado de los pacientes: Luis Alberto García Parra; y una gran jefa de enfermería, quien entrega todo por el bienestar de los pacientes y el personal. Ambos tienen todo mi respeto y admiración. Gracias a ellos tuvimos desde el inicio suficientes insumos y equipos de protección, pues fueron visionarios y pensaron a futuro para tener las mejores condiciones de trabajo: gestionaron cambios al inmueble, personal médico, enfermería, camilleros, etc. Desgraciadamente nuestros equipos de protección no son desechables como quisiéramos, pues para darles el mayor uso posible trabajamos con el mismo equipo las tres guardias que hacemos a la semana, cada una de 12 horas, antes de desecharlo. Sin embargo hemos aprendido a darle el cuidado necesario al momento de ponérnoslo y quitarnóslo, garantizando que nos brinde la protección adecuada. Usualmente, como personal de enfermería, en un hospital estamos acostumbrados a ver (casi) de todo. Sabemos, por ejemplo, cómo actuar ante una neumonía, pero esto para nada es igual a ello. Ha sido una labor titánica enfrentar un virus al cual no puedes combatir con antibióticos o antipiréticos, un virus más fuerte, mortal e invasivo que cualquier otro, que ataca principalmente a los sistemas inmunológicos más vulnerables. Es aquí donde resaltamos la importancia de comer saludable y hacer ejercicio, pues muchas veces aplicamos erróneamente el dicho de que la vida es para disfrutarla y descuidamos nuestra salud. PA’ LUEGO ES TARDE | DESDE MIS OJOS

Como personal de salud es difícil enfrentar una enfermedad que en muchos casos sabemos cual será su desenlace, pues ataca con fuerza y sin compasión. Pero hemos estado ayudando, pues para eso estudiamos, para ayudar, no para matar, no para atacar, no para tener algún tipo de beneficio. La mayoría del personal que labora desde el primer día lo hace por contrato, sin ningún tipo de seguridad social, prestación o ayuda. Estamos para ayudar y lo hacemos con el corazón, ya que sabemos que la recompensa solo vendrá de arriba. En lo personal, la situación ha sido un reto con nuestros propios sentimientos, porque se ha dicho que por ser personal de salud no tenemos sentimientos o que tenemos el corazón duro, y no es así. Antes de ser enfermera soy un ser humano con familia, padres, una hija, hermanos, amigos. Somos seres empáticos, que nos vamos a casa después del trabajo y nos seguimos preguntando cómo seguirán los pacientes que atendimos en el día, que nos duele la muerte del paciente al que estuvimos cuidando toda la semana, pero que también nos alegra el verlos recuperados, y que aplaudimos su regreso a casa. ¿Qué sacrificios he hecho? A diferencia de otros compañeros yo no me aislé de mi familia. He seguido al pie de la letra las indicaciones para mi cuidado personal y el de mi familia. Como en todo, hay pacientes agradecidos que elevan plegarias y bendiciones por nosotros, y también quien a pesar de la situación sigue insistiendo en que les hacemos daño. Los comentarios hacia nosotros son hirientes e injustos. Y si bien llamamos la atención a quien no obedece las indicaciones, también nos cansamos de la gente incrédula, de quien nos agrede solo por nuestra profesión, y llega el momento de decir, “pues que sea lo que Dios quiera”. A la fecha siento que no se valora el esfuerzo que día a día hacemos (el personal médico), el miedo que tenemos de contagiarnos o contagiar a nuestra familia, la batalla que libramos cada vez que entramos (a atención COVID-19), las 12 horas con una mascarilla que no nos deja respirar, el traje que deshidrata, los goggles que empañan la vista; el bañarnos hasta 4 veces en cada guardia para proteger a los demás y a nosotros mismos; el salir muertos de hambre y sed por las extenuantes jornadas laborales, o el temor a sufrir una crisis de ansiedad o depresión por la muerte de nuestros pacientes. Finalmente, quisiera pedir a la sociedad que entienda que no hacemos ningún daño, que no recibimos ningún pago por cada cuerpo, que nadie nos paga para inyectar nada: ¡que no los estamos matando! Aquí no obligamos a nadie a firmar nada sin su consentimiento. Que sigan cuidándose. Que lo hagan por ellos, por sus familias, por la gente que está siguiendo las indicaciones y acatando las reglas, y por quienes estamos dándolo todo para que nadie nos falte, para que lleguemos juntos al final de esta epidemia. 21


Saturnino Herrán (MX).

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La ofrenda 1913. Óleo sobre tela. 183cm x 210cm Colección Permanente del Museo Nacional de Arte de la Ciudad de México (MUNAL).

Por Juan Lucero. Arquitecto e Interiorista. Los inicios del siglo XX representaron para México un periodo de auge y turbulencia en su conformación como nación moderna. La dictadura Porfirista había traído la modernidad al país, sentado las bases para su desarrollo, y creado una aparente estabilidad social a base de un progreso y prosperidad económica que no se vieron reflejadas en las clases históricamente menos favorecidas: los obreros y campesinos. La larga estadía de más de 30 años de Porfirio Díaz en el poder aunado al descontento social acumulado harían estallar en 1910 la Revolución Mexicana y, con ello, darían paso a la conformación de una nueva identidad nacional. Hasta ese año, y patrocinado por el Porfiriato, los cánones estéticos, técnicas, y movimientos artísticos europeos, especialmente aquellos provenientes de Francia, habían dominando el campo de las artes en México. Pero el triunfo de la Revolución Mexicana no sólo sería en el ámbito social, sino también en el cultural, en el cual se daría paso a una nueva concepción ideológica en un intento por borrar completamente todo rastro del antiguo régimen, promoviendo un nuevo concepto de mexicanidad, mismo que iba a tener como protagonistas a los verdaderos héroes de la Revolución: los obreros y campesinos. En ese contexto, aunque al margen del momento político y social que vivía la nación, Saturnino Herrán pintaría en 1913 uno de sus cuadros más famosos: “La Ofrenda”. Saturnino Herrán nació en Aguascalientes en 1887, en el seno de una familia con un amplio bagaje artistico-cultural. A la muerte de su padre, se trasladaría junto con su madre a la Ciudad de México, y se inscribirá en la Academia de Artes de San Carlos, donde conocería a Antonio Fabrés, German Gedovius, y Gerardo Murillo "Dr. Atl", quienes incidirán de manera importante en su formación y en la conformación de su lenguaje artístico. Años más tarde tendría la oportunidad de colaborar como dibujante en las exploraciones de Teotihuacán, lo cual marcaría de manera definitiva su visión y entendimiento del concepto de la mexicanidad. “La Ofrenda”, de estilo simbolista, es posiblemente su cuadro más conocidos. En él se representa una escena de corte costumbrista en la cual un grupo de personas navega en una trajinera en el lago de Xochimilco en un día de muertos. El cuadro se organiza en tres planos: el primero, con la trajinera principal, las flores de cempasúchil, y la familia a bordo de ella; el segundo, con los demás navengantes a bordo de sus trajineras que agregan profundidad; y el tercero, con el cielo, las montañas y el agua que ambientan la escena. La paleta de colores seleccionada, entre verdes, amarillos y ocres, dotan a la pintura de una sensación lúgubre y nostálgica, en una clara referencia a los sentimientos y emociones que nos invaden al recordar a nuestros seres queridos fallecidos durante esta celebración.


© Foto: MUNAL

En su cuadro, Saturnino representó todas las etapas de la vida: el bebé en el rebozo y la niña, el joven que carga una maleta de flores, la madre y el hombre tras el joven, y el anciano que mira reflexivamente al infinito, todos en la misma embarcación. De todos ellos, la niña, con una mirada melancólica, es la única que mira fuera del cuadro, como queriendo decirnos que todos estamos en el mismo barco con rumbo a un destino inevitable: la muerte. “La Ofrenda” representa la transición entre los temas europeos y los mexicanos. Si bien la pintura nos remite a las vanguardias europeas, el campesino y la tradición de día de muertos dotan de un particular carácter nacionalista a esta obra. Saturnino Herrán moriría de un mal gástrico en 1918 en la Ciudad de México, a la edad de 31 años y en la plenitud de su carrera artística, dejando a su partida un gran legado sin el cual sería imposible entender el Muralismo y el Arte Nacionalista Mexicano. el lienzo |


Š Foto: A quien corresponda


manthra

explosión psicodélica Por Elizabeth Angel.

Comunicóloga.

“Me ví en un viaje de alta vibración, el cual transmutó en energía con frecuencias específicas de psicodelia. Con fenómenos y técnicas adquiridas a través de un recorrido de gran aprendizaje he podido crear cada uno de mis tracks, plasmando sonidos y atmósferas que viajan por mundos de distintas dimensiones, teniendo la posibilidad de compartir mi música bajo los sellos de Omaha Records MX y New Skulls Records”. El es José Luis Benítez Azcué, 30 años, en otros planos dimensionales: “MANTHRA”, músico originario de Izúcar de Matamoros.

manthra_music Manthra_Music @manthra_music Manthra

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el artista del mes |

Manthra


el artista del mes |

Š Foto: A quien corresponda


ELIZABETH ANGEL (EA): ¿Cómo te interesaste por la música electrónica? JOSE LUIS BENITEZ (JB): A los 9 años me dije —Quiero ser DJ—, y siempre tuve preferencia hacia la música electrónica o sintetizada. Hace 10 años me introduje a producir música. Empecé a moverle a todo y quería hacer de todo: tocar, cantar, producir mis propias vocales. Llegó un momento en que encontré un arpegio que puse, agarré el micro y simplemente me dejé llevar. A la canción le puse “Me and my ilusion” y la rola decía: “This is me, I’m not alone, I love my music, I love my songs”, ahí todo medio psicodélico el debraye. Dato curioso: me puse a revisar material pasado, encontré esa rolita y dije —¡No manches!— Me di cuenta de mis principios y de la evolución que tengo ahorita. EA: ¿Qué te inspira a crearla? JB: ¡Ah, qué bonito! Muchas veces es simplemente el querer hacer realidad esa meta, ese sueño. Muchos se hacen de musas o cierto tipo de inspiraciones para poder hacer música, pero lo que realmente es mi inspiración es ver cada día más cerca ese momento, y pues para hacer la composición de un track me inspiran las vivencias que he tenido, los procesos, una visión. Una idea es lo que hace que pueda yo tener una base para musicalizar. EA: ¿La música sintetizada también es música? JB: No tengo ningún problema con opiniones distintas, porque cada quien crece con ciertos criterios o los desarrolla. La música electrónica para mí, o la “música de baile”, es una música que no cualquiera distingue, porque simplemente es la apreciación de la calidad de los sonidos. La gente está acostumbrada muchas veces a ponerle atención a la letra de una canción más que a la musicalización, composición, estructura o arreglos que pueda tener. Creo que carecemos de un aporte sociocultural en donde nos puedan hacer más didáctico nuestro oído, porque cuando tú naces, con el tacto te dicen —esto es rasposo, esto es liso—, o con el gusto —esto es ácido o dulce—. Todo eso existe en el sonido. Cuando tú aprendes a apreciar el sonido y a caracterizarlo, te das cuenta de que existen sonidos ácidos, que te dan un tipo de sensaciones, sonidos más crujientes, sonidos más planos; aprendes a distinguir ese proceso. En el caso del Psytrance, te podría decir que lleva una línea de base de dieciseisavos con un bombo en un cuarto, eso es muy característico. Ojo, esto también es dato curioso: mucha gente cree que la música electrónica no conlleva conocer música. Por eso mucha gente la menosprecia porque no ve que estés haciendo un acorde o porque simplemente ve que un Dj le da play, lo pasa a otro y le vuelve a dar play; pero para producir tienes que tener al menos conocimientos básicos musicales, y todo tiene una nota fundamental, tiene estructuras de acuerdo a la duración de sus notas. EA: ¿Por qué tu alter-ego Manthra? JB: ¡Hijole! ¡Qué bonito! Prácticamente en ese nombre, en ese alias, en ese ser, en ese ente, he concretado mi vida. ¿Cómo llegué al nombre? Pues prácticamente va desde el origen de cómo llegué a la música que hago ahorita. Antes hacía o podía tocar otro tipo de música, como House, Techno, Chill Out, Downtempo, pero siempre quise hacer Psytrance desde que me apasionó, porque era muy apegado a la tierra, muy natural. Los raves eran en lugares abiertos, con la naturaleza, y yo siempre he querido algo así, vivir en la montaña o algo muy a lo natural. En ese tiempo se representaba al Psytrance con Shiva o con Buda, que son dioses hindús, y yo me clavé haciendo las meditaciones, de ahí vienen los manthras. Los manthras son frecuencias o vibraciones que repercuten en tu vida. Por eso decidí llamarme Manthra, porque fue en ese momento en el que encontré el nombre de mi proyecto después de haber tenido otras ideas.

“Los Manthras son frecuencias o vibraciones que repercuten en tu vida. Por eso decidí llamarme Manthra...”


EA: ¿Cómo es un día normal en la vida de Manthra? JB: Muy tranquilo. Siempre debo de tener un momento para hacer música. Meditar también es parte de mi día a día, tener un momento de conexión conmigo mismo, de ver en qué es lo que realmente estoy evolucionando y qué no para trabajar en ello. Manthra dejó de ser un ente, Manthra se volvió un estilo de vida. EA: ¿Que representa hacer Psytrance para ti? JB: Es algo que simplemente me llena. Es algo que me gusta hacer, es parte de mi motivo y mi motor de vida, independientemente de cuanto quiera y pueda llegar o hasta donde llegue, es el dulce del niño que quiero. EA: ¿Has estado en festivales? ¿Cuáles? JB: Sí, pero sobre todo en fiestas privadas, porque mucha gente no lo ve tan bien. Se sigue creando todavía la cultura, y no toda la gente lo soporta. Aquí en Izúcar una vez se hizo una fiesta grande, pero la gente no está acostumbrada a tener un evento cien por ciento de música electrónica. Calaverum, es un ejemplo de esas fiestas. EA: ¿Por qué llamar “Calaverum“ al festival de música electrónica en Izúcar? JB: ¡Está bien bonito! Uno de mis días favoritos de la cultura mexicana es el Día de Muertos. Desde que sales a la calle y todo huele a incienso. En ese momento existía en la música electrónica un movimiento que se llamaba “Boiler Room”, que eran eventos que se hacían en Europa y el extranjero, en lugares cerrados, todo muy underground. Iban DJ’s y la gente se la pasaba bailando, todo eso era parte del concepto y se adoptó. EA: ¿Has grabado CD’s? ¿Dónde los podemos conseguir? JB: Sí, se han hecho varios EP’s. El primero se llamó “When The Dreams Come True”, cuando producía Progressive Trance, y salió con unos promotores de acá de Izúcar que se llamaban NFM. De ahí, tengo los más recientes con Omaha Records que se llaman “Master of Reality” y “Quantum”. También he tenido releases con otra disquera que se llama New Skulls, muy conocida en la escena a nivel nacional. Los pueden encontrar en Spotify, iTunes, y SoundCloud. Físicamente solo tengo el de New Skulls que es donde sale un track, porque es una compilación.

“HE HECHO VARIOS EP’S. UNO CON NFM, OTROS CON OHAMA RECORDS, Y UNOS MáS CON NEW SKULLS”. © Foto: A quien corresponda


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EA: ¿Dónde será la primera fiesta después del COVID y cuáles serán las medidas de seguridad? JB: Tssss, eso está bien interesante porque de alguna manera creo que sí se llegó a juntar gente que le gustaba la música y que quería asistir a las fiestas que hacíamos. Mucha gente se involucró y cuando regresé lo primero que me dijeron fue: ¿Cuándo la fiesta? En resumen, la fiesta se va armar. ¿Medidas de seguridad? Pues somos seres responsables como para mantener cada quien Susana Distancia. EA: ¿Qué hay de las drogas duras? JB: Es también parte del estigma sociocultural acerca de la música electrónica. Mucha banda se ha apegado mucho a la música electrónica por haber consumido algún estupefaciente, por haber experimentado alguna reacción alucinógena. De hecho, tuve un duelo con eso porque lo viví. No por mí, pero sí lo vi reflejado en mucha gente que ya no iba a las fiestas por la música sino porque se podía poner hasta atrás. Fue una de las razones para decidir dejar de tener tantas fiestas, cuando vi que el movimiento ya se estaba intoxicando de todas las maneras. Si yo entré en eso fue por la música, no por las drogas fuertes y no por ver a la banda hasta el queque. Fue un momento interesante, importante, pero ya me empezaba a relacionar más con gente que vivía de la música electrónica y a todos les pasó exactamente igual. Lo bonito fue que mucha gente tuvo de nuevo ese despertar natural, se volvieron a hacer más apegados de nuevo a la naturaleza, más conscientes. A lo mejor tuvo que pasar eso para que la gente tocara fondo. Hay otras formas más espirituales, no específicamente las drogas. EA: ¿Qué le dirías a nuestrxs lectorxs? JB: He conocido gente que empezó a mezclar y a producir aquí en Izúcar. Primero que nada, me da mucho gusto porque sé que ya existe el interés de vivir de tu música, pues es algo a lo que no cualquiera se arriesga, a veces hay mucho ego y no hay espacios. Para los lectores, aquí les van a dejar mis redes sociales, donde me pueden contactar si gustan, porque está padre que se genere un movimiento de lo que nos gusta en nuestra localidad, que una vez que exista en concreto cambie y abra espacios para la gente que también le guste, para que puedan tener las oportunidades que nosotros en un momento no tuvimos y no tengan que emigrar a otro lado a estudiar, a tocar, porque aquí no hay ni lo pagan. Necesitamos crear esa cultura, esa colectividad. Está bastante cool, “suena a esperanza”. ¡La música es resistencia!

“la música es resistencia”.


sabores de mi tierra | Š Foto: Elizabeth Angel


¿Del que pica o del que no pica...?

los elotes del buki Por Brenda Huerta.

Estudiante de Psicología en la BUAP. Dicen que donde encuentras una fila interminable es casi un deber detenerte a ver que están vendiendo. Si bien es cierto que no es una regla general, en este caso valdría la pena escuchar la recomendación. Sabes que algo bueno sucede cuando, mientras esperas tu turno, ves a las personas salir de ese rincón en el Tianguillo con un vasito de unicel humeante, soplándole a una cucharita antes de llevarla a la boca, o simplemente dibujarse una sonrisa de mayonesa y chile en polvo en sus rostros. Roberto Herrera García, mejor conocido como “El Buki”, “Don Buki”, o “El Temerario”, es uno de los comerciantes de elotes preparados más reconocidos en Izúcar, el cual con su dedicación y empeño diario ha llegado a conquistar el paladar de las y los Izucarences, asi como de aquellos que visitan el municipio o solo vienen de paso, al grado de hacerse popular el dicho de que “si visitas Izúcar y no probaste los elotes del Buki, simplemente no fuiste a Izúcar”. A continuación, te presentamos la historia del elotero más famoso de nuestro municipio.

Interior de “El Tianguillo”, Izucar de Matamoros, Pue.

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1 | Del Zócalo al Tianguillo. Roberto Herrera: Yo no tuve la oportunidad de estudiar (una profesión), no había dinero en mi familia. Mi papá se dedicaba al arroz y lo tendía en la arrocera. A las 4 de la mañana me iba yo para allá a ayudarle. Tenía como 9 años. Ahí iba, temblando con mi sarapito, y a las 7 y media (de la mañana) córrele a la escuela. Yo estudiaba en la Celerino Cano. ¿Qué me daba de almorzar mi jefa? Nada, no había de donde… Yo tenía muchas ganas de estudiar, quería estudiar pero no me dieron… Nomás acabe la primaria. Recuerdo que una vez entre mi papá y yo compramos una bicicleta en 7 pesos, y un día la tuvimos que vender porque alguien de la familia se enfermó y necesitábamos dinero para curarlo. Recuerdo que hasta le lloré a esa bicicleta. Ya de más grande me dediqué prácticamente a todo, fuí como el “mil usos”, aunque principalmente era obrero. Un día conocí a Ale (Alejandra Morales Analco) y a los 25 años me casé con ella. Mi esposa es la que empezó con la venta de elotes junto a mi suegra, desde que nosotros eramos novios. Cuando nos casamos le dije, - Que pues, ¿le entramos? aunque sea para irla pasando nomás. Comenzamos en el zócalo vendiendo poquito, de ahí fue subiendo la vendimia. Empezamos jalando un carrito, y cuando llovía se nos enterraban las llantas en el lodo, con el agua. Ahora en dos minutos ya estoy allá (en “El Tianguillo”). Antes, aquí donde vendemos, mi esposa vendía ropa, pero quebró el negocio y tuvimos que buscarle. Así fue como nos instalamos aquí. No vendo mucho ahorita pero no me quejo, tenemos para irla pasando. Aquí ya llevamos 23 años instalados, más los 7 u 8 que anduvimos en el otro lugar (el zócalo). Ahora ya estamos más establecidos, pero yo sé lo que es empezar desde abajo, lo que es sufrir.

2 | Negocio Familiar. Roberto Herrera: Siempre he trabajado con mi familia: mi esposa, y mis hijos, aunque creo que cuando yo muera no habrá quien siga con el negocio. Mis hijos tienen su carrera y me ayudan, pero esto es matado. Llueve, truene o relampague yo siempre estoy ahí, los 365 días del año. Como es un negocio que da para vivir del diario no puedo descuidarlo. Es como mi hobbie: chambear. Y aunque parezca raro yo casi no como los elotes. Tal vez porque trabajo en esto, tal vez porque todo el tiempo los estoy agarrando y preparando, no me gustan mucho. Con mi familia comemos de vez en cuando, nada más por el antojo. El que siempre tiene antojo es mi chamaco y mi nuera que viven en Puebla, que han probado elotes por allá y me dicen que nomás no saben igual. Pero yo casi no. Cuando me queda elote, porque hay temporadas que no se vende igual, lleno botes y se lo llevo a mis familiares que tienen pollos o cerdos, pero nunca reutilizo el producto que preparé para el día anterior. Ese es uno de mis secretos: aquí todo es fresco.

sabores de mi tierra |


Š Foto: Elizabeth Angel

Š Foto: Elizabeth Angel


sabores de mi tierra | Š Foto: Elizabeth Angel


© Foto: Elizabeth Angel

3 | Amanece, anochece, y lo mismo. Roberto Herrera: Mi día empieza a diferentes horas, pero practicamente se define por la hora a la que llega el elotero, a veces a las 6 o 7, o a veces cuando pasa algo hasta la 11 o 12pm. Porque tiene que haber elote del diario, fresco. Yo no tengo elote almacenado, voy al día. Incluso el elotero luego me dice: mañana son más caros. No importa, le digo, tu tráemelos. El elote que compro viene de diferentes lugares: Tepeojuma, Tenango, e incluso de algunos sembradíos de mis amigos que me comentan que tienen elote fresco y allá voy por ellos al campo. La cosa es que el elote sea del día.

© Foto: Elizabeth Angel

Cuando el elote llega, primero lo separo: el mas bonito y de mejor tamaño se va a la olla (para elotes preparados) y el mas chiquito lo ocupo para los esquites. A veces la gente me dice: “Jefe, echeme uno más grande”, ¿pero cuál más grande si todo el de la olla es el grande? Después pelo el elote, lo preparo, desgrano o corto según vaya a ser su uso y tanteándole más o menos a las 2pm vengo prendiendo la olla para hervirlos. Y de ahí a cuidarlos para que no se me vayan a quemar o a pasar de hervidos, porque a veces les falta o les sobra agua. Por ahí de las 5pm les apago y me voy (para el Tianguillo). Entre 6, y las 6:15pm abro el negocio y aproximadamente hasta las 11pm cierro, aunque depende de las ventas del día. A veces me tengo que quedar un poco más para terminarlos, o hay días donde más temprano ya no hay. Depués de que cierro hay que lavar los trastes. A veces me dan hasta las 2am lavándolos. Mucha gente me pregunta: ¿qué les hechas (a tus elotes)? Nada, solo está mi tina, simplemente le pongo ganas. También depende del elote, hay elote que sabe sabroso y elote que no. ¿Qué porqué a la gente les gustan mis elotes? Yo creo que es por la calidad del producto y la atención que les brindamos.

© Foto: Elizabeth Angel

4 | Elotes “El Buki”. Roberto Herrera: Hace unos diez años me di cuenta que me decían “El Buki”. A mi siempre me ha gustado andar con la greña y la gente pues es curiosa. Algunos me decían “El Buki”, y otros que me parecía al “Temerario”. Quizá la gente no sabe esto pero mi negocio no tiene nombre, la propia gente se encargó de ponerle el nombre. Cuando la gente pregunta por nuestros elotes, me busca así. Donde quiera me ubican como “El Buki”. La gente dice vamos por elotes al Tianguillo o vamos con “El Buki”. Es ella la que me conecta y me hace publicidad. Díganme como quieran, no lo considero como una ofensa.


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5 | Trascender y morir. Roberto Herrera: Mientras viva, ahí van a encontrarme siempre vendiendo, llueva, truene o relampaguee. Ahorita que vivo le pido a la gente que me compre, los voy a atender como reyes. Como les decía anteriormente, una vez que yo me vaya seguramente mis elotes se va a ir conmigo, pues dudo que mi familia continúe con la tradición. Estoy consciente del legado que estoy dejando, pero no es algo que me quite el sueño. Porque como en todo siempre puede llegar alguien mejor. Yo solo le pido al de arriba que nos de salud para chambear, para seguirle. Y mientras siga aquí, en lo que les pueda servir, aquí estamos.


Š Foto: Elizabeth Angel


Š Foto: A quien corresponda


martita

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Por Martha Flores (QEPD). Comerciante. Adaptación por Irán Aragón. Artista Independiente. —No agradeces nada escuincla—, le decía a su nieta mientras acomodaba entre el refrigerador y la alacena el mandado que cada lunes traía del “Mercado Nuevo”. Si bien es cierto que de nuevo ya no tiene nada, los ciudadanos más antiguos siguen llamándolo así por mera costumbre. Conforme terminaba y salía de la cocina, murmuró entre dientes —Ya quisieran otros niños tener lo que tú—, y caminando se dirigió hacia el patio con las piernas cansadas y los ojos tristes, llevando consigo una silla y los nanches que le trajo a su nieta, y que ella, entre gestos, rechazó. —¡Mija, ven a espulgarme!— Le gritó a su nieta más tarde. —Ahorita voy—, dijo la pequeña mientras veía caricaturas. —Ándale hija, ven, un ratito nomás.— Le volvió a pedir minutos después. —¡Ya voy!— Respondió entre refunfuños y apagando la televisión. Martita siempre se sentaba en una silla chaparra de madera, de las que están tejidas con mimbre y con flores pintadas a mano, ya descoloridas por el paso del tiempo; su nieta en una silla más alta, completamente de madera y sobre todo incómoda, pero útil. Su ritual de espulgamiento consistía en buscar y quitar las canas que ya coloreaban el cabello de la abuelita, mientras ella leía el periódico que su esposo se encargaba de comprar diariamente, y cazar a los zancudos que las acechaban. —¿Por qué no comes nanches?— —No sé. No me gustan. Saben raros. Yo quería uvas.— —Están buenos, pruébalos, ándale.— —¡No ma’, no quiero!— —Ándale pues, algún día me voy a morir y vas a querer que te ande rogando pa’que comas aunque sea unos nanches; no fueran esos chingados cheetos, porque ahí si, ni un pero pones. ¡N’ombre! Antes, cuando estaba chamaca comíamos rete bien, puras cosas naturales, hasta el agua del rio podías tomar, tenía pescados y estaba clarita clarita. Cuando caminabas en el barrio por donde quiera había huertas frutales, hartos mangos y ciruelas colgando de los árboles, y todo era bien sabroso, no como ahora. ¡Solo Dios sabe cómo va a estar mañana!

—Mi familia era muy pobre– continuó, —vivíamos en casitas de carrizo, no teníamos luz, usábamos velas, no teníamos juguetes, y más que éramos rete hartas chamaquitas, teníamos que trabajar vendiendo en el mercado y cuidando a las más chicas, si acaso compartimos una muñeca de cartón. Éramos muy pobres pero no nos faltaba nada, gracias a Dios—. —Ma’, ya me cansé, ¿ya me puedo ir a jugar?— —Ándale pues.— La nieta, años más tarde, se sentó en la silla chaparra de mimbre, ya casi desecha por el tiempo. Estremecida por el silencio de aquel lugar, miró las ciruelas que coloreaban los árboles del patio y sintió unas inconmensurables ganas de comer nanches.

de aquí somos |

—¡Ay ma’!—, dijo la nieta sonriendo mientras seguía espulgándola.


MI ABUELO FUE AGRARISTA Por Milton Andrés García Anaya. Antropólogo Social.

El agrarismo fue un movimiento político y social de inicios del siglo XX y su demanda principal era la justa distribución de la tierra, un movimiento que fue demasiado importante antes, durante, y después de la revolución mexicana. En nuestra región izucarense muchas comunidades se crearon gracias al trabajo de estos agraristas, quienes lucharon hasta el cansancio para obtener un pedazo de tierra propio, pues casi todo el territorio le pertenecía a un hombre: William Jenkins. Yo, como muchos otros paisanos, soy descendiente de una de esas personas que lucharon porque la tierra fuera de quien la trabaja. La persona que está en la foto es mi bisabuelo Gregorio Anaya Peláez y vio los frutos obtenidos de su lucha social al obtener un pedazo de tierra que nosotros, su descendencia, tenemos que valorar. Nuestra región, campesina por naturaleza, siempre ha logrado salir avante, aun con el abandono por parte de los gobiernos, aun con las inclemencias del temporal, porque nuestra gente es fuerte y sabe lo que significa luchar por un pedazo de tierra. Con esta foto invito a los lectores a que recuerden de donde venimos, a que desempolven aquella foto vieja que esta colgada en la sala y que nunca le prestan atención, a que escuchen con atención las historias de nuestros abuelos, pues ellos más que nadie son lo verdaderos hijos de la revolución.


la instantánea |

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© Foto: Familia García Anaya


por la sonrisa de mi madre que vale un millón Por Milton Andrés García Anaya. Antropólogo Social.

Saber de dónde venimos nos ayuda bastante a saber hacia dónde vamos. Todos tenemos una foto familiar antigua, alguna vez la hemos visto colgada en la sala o guardada en algún rincón de un ropero, pero muy pocas veces le tomamos la importancia que merece. La foto aquí presentada no es más que un simple retrato de tres generaciones familiares que, si bien no puede parecer la gran cosa, siempre tienen una historia que contar. Al centro, la señora mas grande que se aprecia es mi tátara-tátara abuela, doña Julia Cortés, nacida en 1837 en pleno México post-independiente, con Antonio Bustamante de presidente y con Texas aún siendo territorio mexicano. A su izquierda, con una mirada igual de seria está su hija, mi tátara abuela, doña Hermila Moreno Cortés, nacida en 1872, esposa de un gran revolucionario de la región, don Trinidad Huitzila que, junto con su tío, el sobrino de mi tátara abuela, don Agustín Cortés, son los generales zapatistas más recordados en esta región. Por último, a la derecha con el pelo más ondulado, la más chica de las tres, mi bisabuela, doña Taurina Huitzila Moreno, nacida en 1902, hija única del ya mencionado revolucionario y heredera de esa carga simbólica. Todos tenemos esa foto familiar que debemos valorar, que debemos preguntar a nuestros abuelos su historia y conservarla como lo que es, un tesoro, en primera instancia familiar, pero también histórico, que retrata la vida y la historia de una zona como la nuestra.

© Foto: Familia García Anaya


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l a i n s ta n tรก n e a |


l a i n s ta n tá n e a |

el reto 3 Por Andrea Flores.

Odontóloga.

Andrea Flores es una odontóloga originaria de Izúcar de Matamoros. Durante este 2020 capturó nuestra atención al publicar en su cuenta de Facebook una fotografía diaria de lo que acontecía en su cotidianidad: un pequeño insecto rondando su jardín, una comerciante ofertando sus productos, un cometa surcando el cielo, etc. Dicha colección fotográfica cautiva por su falta de pretensión, su originalidad, y la sinceridad de las tomas, que más allá de ser puramente estéticas buscan retratar la belleza auténtica del día a día. Después de platicar con ella nos enteremos que eran parte del denominado “RETO 3”. El reto 3 es un reto iniciado por Leonardo Pérez, académico de la UTIM. Consiste en subir una foto diaria durante todo el año, la cual debe ser publicada el mismo día que se toma, y quien acepte el reto tiene que cumplir con publicar la foto los 366 días del año (durante el 2020). En caso de fallar un solo día, el participante será descalificado y tendrá que donar un libro, mismo que será recogido por el coordinador del reto para entregarlo al ganador al final de año. Por eso mismo las fotos no llevan algún titulo en especial, puesto que son el día a día que el participante quiere retratar.

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An Drea


Š Foto: A quien corresponda


l a i n s ta n tá n e a |

© Foto: Andrea Flores Marzo 30, 2020.

© Foto: Andrea Flores Mayo 1, 2020.


© Foto: Andrea Flores Mayo 16, 2020.

© Foto: Andrea Flores Abril 15, 2020.


© Foto: Andrea Flores Abril 26, 2020.

© Foto: Andrea Flores Septiembre 7, 2020.


l a i n s ta n tá n e a |

© Foto: Andrea Flores Abril 22, 2020.

© Foto: Andrea Flores Abril 17, 2020.

© Foto: Andrea Flores Agosto 30, 2020.

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l a i n s ta n tá n e a |

© Foto: Andrea Flores Agosto 23, 2020.

© Foto: Andrea Flores Agosto 24, 2020.

© Foto: Andrea Flores Julio 11, 2020.

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© Foto: Andrea Flores Mayo 22, 2020.


© Foto: Andrea Flores Febrero 3, 2020.

© Foto: Andrea Flores Mayo 27, 2020.

© Foto: Andrea Flores Mayo 26, 2020.

© Foto: Andrea Flores Junio 2, 2020.


l a i n s ta n tá n e a |

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© Foto: Andrea Flores Febrero 1, 2020.


(sonrisa)

en la punta de la lengua |

Hace cinco ayeres te escuché, tu puño y letra gritaban rebeldía, eras pueblo, tierra fértil, corazón de pitaya.

Hace cuatro ayeres te ví, construías una utopía con grullas de origami al son del folclor. (mirada) Hace tres ayeres te encontré, te ocultabas entre las hojas que se roba el otoño, flor de jacaranda. (abrazo) Hace dos ayeres te conocí, tu boca que be(r)sa el alma, tus ojos de cafeína, tu piel de azúcar morena. (besos) Ayer te perdí, entre la gente, entre la vida, entre mis miedos. (amor)

entropía Por Irán Aragón.

Artista Independiente.

Hoy te gu(arde)í. a la izquierda de mi pecho donde te recostabas, donde te espero. (Tú)

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la red Colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla

Facebook: @DESAPARECIDOSPUEBLA Colectivo que levanta la voz por los poblanos desaparecidos, exigiendo su búsqueda y justicia a las autoridades.

la expo Exposición Fotográfica Vida, Barro, y Muerte

Zócalo de Izúcar de Matamoros

Como parte de las actividades por el día de muertos, se ha montado esta exposición al aire libre que rinde homenaje a través de la fotografía al trabajo de los artesanos del barro policromado.

la peli Macario

Roberto Gavaldon. Uno de los clásicos del cine mexicano y de la temporada, protagonizado por el gran Ignacio López Tarso. Te recomendamos leer el libro primero.

el libro Macario B. Traven

¿Sabías que la famosa película “Macario” está basada en esta novela escrita por B. Traven? Si apenas te estás enterando, corre a la librería y consíguela.

el disco

en radio

Todo lo que tengo

De raíz podcast

Teresa Parodi

Un disco donde cada tema es una poesía cantada. Cada poema fue elegido por la hondura del contenido y el exquisito uso del lenguaje.

lo natural Los Baños Termales de Iztatlala.

Tepexco, Pue.

Aguas termales y temazcal para conectar tu cuerpo y espíritu. Un escape necesario cuando para cuando las condiciones lo permitan.

Spotify: De raíz podcast. Youtube: De raíz podcast. De Raíz es la iniciativa que busca reducir la brecha de género en México. Un podcast para todas y para todos, para ti.

los sabores El ponche de frutas Se acercan las festividades decembrinas y el frío comienza a sentirse en todos los rincones de la república mexicana. ¿Qué tal te vendría esta deliciosa bebida caliente de temporada? Es el ponche de frutas.

lo construido

la despensa

El panteón de Izúcar

Santa Cruz Tecoxco, Izúcar, Pue. Cuando las autoridades lo permitan, realiza un recorrido por el panteón municipal y admirar detenidamente la diversidad de las tumbas que la gente ha dispuesto para sus difuntos.

la despensa |


a la memoria de las vĂ­ctimas de la epidemia de covid-19

... nunca mueren Somos arte

Somos cultura



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