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Depresión en estudiantes de medicina
¿Alguna vez te has sentido decepcionado porque obtuviste una calificación baja en un examen, a pesar de que hiciste un gran esfuerzo? Creo que esta es una pregunta que un estudiante de cualquier carrera puede responder afirmativamente. Ese pesar de haber dado lo máximo posible y no observar un resultado es frustrante. Además, en Medicina podemos agregar ciertos factores. Por ejemplo, puede que un examen sea de algún tema no útil en la vida como profesional de la salud, lo que significa que todo tu tiempo de estudio se orienta hacia ese enfoque en vez de revisar información que en un futuro podrías aplicar, solamente porque el maestro así lo instruyó.
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Como estudiantes de medicina tratamos con una carga mayor de trabajo que en otras carreras universitarias. Tenemos que estar lidiando con habilidades tanto teóricas como prácticas, debemos aprender a distribuir nuestros horarios para darle el tiempo necesario al estudio. A veces nos vemos obligados a dejar actividades que realizábamos por gusto antes de iniciar la carrera; y a como está la competencia actualmente, nos involucramos en alguna actividad extracurricular. El gran esfuerzo realizado tiene un costo: el de la salud mental. Se han hecho múltiples investigaciones y metaanálisis sobre el riesgo que tienen los estudiantes de medicina de sufrir algún trastorno mental.
Para poder escribir este texto, me dediqué a buscar noticias sobre alumnos de medicina en el área de salud mental, y al escribir “alumno de medicina”, la primer opción que Google me sugirió para completar mi búsqueda fue “alumno de medicina se suicida”.
¿A qué nivel hemos llegado como para que esa sea la primera respuesta que obtengo al buscar “alumno de medicina”? A pesar de los estudios que reportan claramente que los estudiantes de medicina tienen mayor riesgo de depresión y suicidio, se han tomado pocas medidas preventivas en las universidades.
Aunque no se puede decir que la responsabilidad es totalmente de las universidades, sino también de los alumnos. En algunos estudios se han reportado barreras por las cuales los estudiantes no acceden a ayuda psicológica, dentro de las cuales se mencionan: poca confidencialidad por parte del personal, estigmatización de una persona con enfermedad mental, y falta de recursos económicos. Aún a pesar de que la prevalencia de depresión se encuentre cerca del 30%, poco menos de la mitad de ese 30% (42%) busca ayuda profesional.
A diferencia de lo que muchos creen, la depresión no necesariamente se exterioriza en el comportamiento de una personal. Uno imagina que una persona con depresión presenta cambios extremos de conducta, que es el típico chico o chica que se aleja de su grupo de amigos y deja de hacer todo lo que le gustaba hacer, pero no necesariamente es así. Una persona deprimida puede ser aquella que siempre participa, que le gusta ayudar, realmente puede ser cualquiera.
El problema es que el sistema competitivo en el que estamos sumergidos nos ha separado como comunidad cada vez más, puesto que nos preocupa que la persona que se sienta a nuestro lado nos pueda ganar una plaza ya sea de internado, de servicio o de residencia. Es esta la razón por la cual hemos dejado de prestar atención en el sentir de nuestros compañeros, hemos dejado de lado los sentimientos y nos hemos centrado solo en el beneficio que nos traen esas relaciones interpersonales.
Así que con este artículo quiero invitar a la comunidad estudiantil a cambiar, por un ambiente seguro para nosotros como personas, a reportar aquellas fallas de nuestras escuelas, a hablar en voz alta de la depresión y el suicidio, a no tener miedo de pedir ayuda, a prestarle atención a las personas de nuestro alrededor, pero sobre todo comprometernos a ayudar a la persona que está a nuestro lado sin esperar nada a cambio.