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Diabetes: Un fracaso compartido

¿Por qué sigue fracasando la salud pública en México? La diabetes mellitus tipo 2 (DM2), que padecen 10 millones de mexicanos, evidencía los pocos logros hasta el momento. La prevalencia en adultos mayores de 20 años se incrementó del 7% al 8.9% en el periodo comprendido entre 2006 y 2012. Para el 2050, se proyectan tasas de prevalencia que podrían ser de 13.7 a 22.5%, afectando de 15 a 25 millones de mexicanos. Aunque es una enfermedad que no tiene cura, se pueden retrasar las complicaciones y mejorar la calidad siguiendo medidas farmacológicas y un estilo de vida saludable. Desafortunadamente, estudios realizados en México muestran que el apego al tratamiento es relativamente bajo. Una compleja variedad de factores dificultan un adecuado control de la enfermedad, entre los que destacan las determinantes sociales de salud como el estilo de vida, la situación económica y el nivel educativo.

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Determinantes biológicas

Una razón común de fracaso terapéutico es no comprender el régimen del tratamiento. Podemos hablar de dos aspectos específicos, entender los términos médicos y la complejidad del régimen. Se ha demostrado que más del 50% de los pacientes no conocen los términos médicos básicos y los médicos tienden a subestimar estas deficiencias. Esto se vuelve especialmente problemático cuando es necesario utilizar más de un fármaco, aumentar o reducir dosis, ya que es posible que el paciente no comprenda esos cambios y por lo tanto, no los realice.

No percibir los beneficios del tratamiento disminuye su apego. La DM2 tiene el inconveniente de ser asintomática (en especial al inicio de la enfermedad), entonces, el paciente no aprecia los efectos benéficos de seguir el tratamiento, sobre todo cuando aún no asimila la magnitud de su enfermedad y sus complicaciones. Tampoco se puede dejar de lado la actitud general de los mexicanos hacia los fármacos, que por sus ideas y creencias prefieren los tratamientos alternativos como complejos alimenticios, plantas medicinales, etc.

Todavía más grave, es la percepción de efectos adversos. Muchos artículos la califican como la primera razón por la que se abandona el tratamiento. Lo preocupante es que pocas veces se habla sobre estos en las consultas, el médico no siempre advierte a los pacientes y éstos no comentan los cambios que sienten si no se les pregunta.

Determinantes sociales

Es más fácil concentrarnos en las determinantes de las respuestas biológicas, pero no se pueden separar del ambiente en donde se desenvuelve el paciente. Las condiciones en las que la población nace, crece, vive, trabaja y envejece, así como el tipo de sistemas que utilizan para combatir la enfermedad son factores que determinan la desigualdad y la inequidad social; condiciones que a su vez están influidas por fuerzas políticas y económicas de cada región. Ya se ha demostrado que el ingreso, la educación y la facilidad para tener acceso a alimentos nutritivos son factores que no se pueden dejar de lado si queremos detener la progresión de la enfermedad. Desafortunadamente, las personas con ingresos más bajos y menor nivel educativo, generalmente, tienen menor apego al tratamiento y fracasamos en el control de su enfermedad.

No todos los pacientes tienen los medios económicos para un perfecto apego al tratamiento. Contamos con instituciones que proveen, al menos de forma básica los medicamentos necesarios. Aunque esto tiene variaciones entre distintas regiones del país, el tipo de institución y la disponibilidad del medicamento; estas variables hacen necesario un monitoreo constante de si el paciente los está recibiendo de forma continua o no. Por lo que considero que es necesario conocer fuentes en donde el paciente con bajo presupuesto pueda surtir sus medicamentos. Para algunos pacientes, tal vez resulte más benéfico reestructurar algún componente del tratamiento, para que se acomode con sus posibilidades.

Seguir una dieta y un estilo de vida saludables son de los primeros pasos para el manejo de la DM2, pero cuando el médico agrega un fármaco el paciente lo percibe como que ha fracasado, por lo que no seguirá las recomendaciones o las abandonará. Es importante explicarle al paciente las ventajas de seguir las recomendaciones dietéticas y de estilo de vida, y sugerirle formas de lograrlo, resaltando los beneficios a corto plazo como sentir más energía, dormir mejor y tener un mejor rendimiento en general. También considero que es muy importante que la familia del paciente esté enterada de estos beneficios, ya que tiene que trabajar en equipo con el paciente. Lamentablemente llevar una dieta saludable en ocasiones es más costoso o simplemente resulta poco atractiva.

Además, no se pueden dejar de lados los aspectos culturales que están incluidos dentro de estas determinantes. Por ejemplo, una de las formas de control que genera más polémica es la dieta, porque simplemente para los pacientes resulta muy difícil disminuir la cantidad de tortillas con las que acompañan la comida. Cada paciente tendrá sus propios obstáculos, que deben ser abordados por un equipo multidisciplinario para el beneficio del paciente. El manejo de la DM no es fácil y, aún así, muchas veces se culpa al paciente de no seguir las indicaciones de forma adecuada. Reconocer los factores sociales en la causalidad de las enfermedades representa un paso importante en la solución adecuada de la relación entre lo biológico y lo social.

Conocer las determinantes de la falta de apego al tratamiento específicas de cada paciente no es suficiente. Paciente y médico deben establecer una relación que permita la discusión y la búsqueda de soluciones para el problema. Se puede observar que la actitud del médico juega un papel importante en muchos de ellos, no obstante, la mayoría de las veces el tiempo que se destina a cada consulta es muy corto, por lo que el médico no tiene la oportunidad de explicar con mayor profundidad el régimen ni resolver todas las dudas del paciente.

Estas son unas de las razones por las que actividades como “Paso a paso en contra la diabetes” son cruciales. Dirigir campañas en donde se intervenga a los participantes con una buena educación que le permita entender los puntos clave de su enfermedad, permitiría reducir las limitantes de los puntos tratados en el artículo. Aunque por el momento solo somos estudiantes, nuestra participación activa puede ayudar en gran medida al paciente.

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