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Somos SCOREans
De Serbia a México
Me llamo Dunja (se pronuncia Duña y significa membrillo en español) y soy de un país muy muy lejano en Europa, llamado Serbia. Con un gran placer escribo este artículo sobre mi intercambio de investigación en México. A pesar de que estoy en intercambios desde hace mucho tiempo y tengo muchos amigos de México, nada me pudo preparar para mi llegada a un lugar completamente nuevo. Todo lo que sabía sobre este país lo escuché de mis amigos o lo aprendí en las telenovelas latinas que, por extraño que parezca, fueron muy populares en Serbia hace algunos años.
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Cuando les dije que haría mi intercambio en México, me dijeron que probablemente no regresaría, me casaría con un mexicano, dejaría mis estudios y viviría en una hacienda con muchos sirvientes que me llamaran “Doña Dunja“. Sé que piensan que las telenovelas representan un estereotipo malo pero creo que no es siempre así. Finalmente vine a este país misterioso y me encantó.
Pasé mi intercambio de investigación como parte del comité permanente de SCORE, en la hermosa ciudad de Guadalajara, en el Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde” en el cual estuve trabajando y aprendiendo mucho gracias a los residentes que me apoyaron, y gracias al plan de estudios y al hecho de que los estudiantes en México tienen mucha más práctica y responsabilidad. Aunque sé que a veces puede ser duro para ustedes, pienso que es mejor, porque después de sus estudios van a estar mejor preparados que nosotros.
Un hecho cierto es que la vida en México es muy diferente a todo lo que he visto, y que las reglas de Europa no se pueden aplicar aquí. Fue extraño para mí no poder caminar por las calles en medio de la noche, y la gente diciendo en las calles y en todos lugares “qué bonita doctora”, “qué bonitos ojos tienes”.
Lo que más me encantó es la hospitalidad y amabilidad de la gente. Se dice que la gente en Serbia es muy buena cuando hablamos de la hospitalidad, pero creo que los mexicanos son aún mejores. Pienso que los serbios y los mexicanos tienen muchas cosas en común. Hay algo entre nosotros, en nuestras mentalidades por lo que no tuve problemas para acostumbrarme y enamorarme de la forma de vivir en México.
Estoy tan emocionada de haber tenido tanta suerte de poder viajar por muchas ciudades y pueblos mágicos (aunque sé que México es un país muy grande y necesito regresar para ver más), ver “Coco” en español antes que el resto del mundo y llorar viéndola con mis mexicanos, aprender por qué el Día de Muertos es tan importante y pasarlo en el cementerio y en las casas de las familias en Michoacán, comer elotes, tacos, tamales, nieves de garrafa y mucho más en las calles de esas hermosas ciudades, tomar cantaritos en las calles de Tequila, gritar a los luchadores viendo la lucha libre en vivo, aprender usar mi nueva palabra favorita “ahorita” y al final de esta aventura poder pensar orgullosamente en mi tiempo en México y decir “así se siente México”.
Algo más que quiero decir es que el intercambio es una de las cosas más bellas en este mundo. No pueden imaginar como es hasta que intentan vivir en otro país, con otra cultura, conocer a gente tan diferente y tan divertida, comer lo que nunca has comido, ver cómo se realizan procedimientos en otros hospitales. Es una experiencia muy grande e importante, que no se puede aprender de los libros, ni de la televisión inclusive en tu propio país. Ahora que estoy en casa nuevamente, me siento muy agradecida por todo lo que he pasado en mi estadía en México.
Gracias Gerardo (el mejor LORE del mundo), de igual manera a Salvador y a Alejandro, al comité local de ACEMJAL. Gracias a toda la gente maravillosa que hizo mi viaje perfecto. Tienen un país tan especial, cultura tan rica y merecen estar orgullosos de ella. Gracias México. Siempre serás parte de mí y yo parte de ti.