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LAURA ESCALADA
“ASTOR COMPUSO PARA EL FUTURO” Laura no le gustan las fechas, dice que no las recuerda. Ni tampoco contar los años. O hablar de ellos. “No me hablés de años: ni sé los que tengo ni me interesa”, se excusa, sonriendo. Hay una explicación para ese rechazo, más pragmática que el mero huir de la nostalgia del pasado. “Cuando trabajé en televisión (NdE: Fue locutora en ciclos como Matiné, conducido por Jorge Jacobson, en la década el ‘70), me acostumbré a dar, en un minuto, 7 direcciones, cuatro teléfonos y cosas por el estilo. E hice lo que hoy llamamos delete: hacía un anuncio publicitario y lo sacaba de mi cabeza, venía otro y hacía lo mismo... ¡Llegué a hacer 94 avisos en un solo día! Entonces, evidentemente, mi cerebro se acostumbró a mandar al basurero todo y ya no lo puedo recordar”. Aunque no le gusten los calendarios, hay un año clave en su vida: 1976. Porque su destino cambió. De golpe, sin previo aviso. Laura Escalada, cantante lírica, trabajaba en un coro de tango con Aníbal Troilo para pagarse las clases. Así fue que vio a Astor Piazzolla por primera vez. De lejos. Él estaba fumando. “¿Quién es?”, preguntó. Le recomendaron que comprara un disco. “Encontrar su música fue un hallazgo. Porque yo estaba en el mundo clásico, siendo egresada del Teatro Colón. Lo primero que escuché fue Lo que vendrá”, recuerda. Casi una premonición... Desde entonces, lo comenzó a admirar. Cada vez más. Pero todavía de lejos. “Lo tenía allá, muy arriba, como a Mozart y a Puccini. Ya era un genio, un intocable, y ni se me cruzaba por la imaginación que podría conocerlo”. Un día, el innovador compositor y bandoneonista fue invitado al programa de televisión donde Laura trabajaba. ¿Cómo fue su primer encuentro con él? Me quedé patitiesa, no lo podía creer. Aquel programa duraba 5 horas y me dijeron que la entrevista se la iba a hacer yo porque sabía de música. Pero, como siempre sucede –o sucedía–, pensaron que no correspondía que una mujer le hiciera la nota a un grande, así que se la asignaron a un compañero. Sin embargo, entre corte y corte, él venía y hablaba conmigo. Si supieras la desilusión que tuve después... Porque parecía que conocía lo que yo hacía. Y pensaba: “¿Cómo me va a conocer, si siempre está viajando?”. Pero estaba al tanto de
A
36 > CLASE
ESTE
AÑO SE CUMPLIERON
95
DEL
NACIMIENTO DEL INNOVADOR COMPOSITOR Y BANDONEONISTA QUE CONCIBIÓ UNA VERSIÓN DEL TANGO A LA QUE DEFINIÓ COMO
“MÚSICA DE
CONTEMPORÁNEA
BUENOS AIRES”. AL
FRENTE
DE LA FUNDACIÓN QUE LLEVA EL NOMBRE DEL CREADOR DE
NONINO
Y
LIBERTANGO,
ADIÓS
SU VIUDA
REVELA LAS LUCES Y SOMBRAS DE CONVIVIR CON UN GENIO.
Txt: Susana Parejas que un día salía en televisión cantando, al otro haciendo un programa para chicos o una entrevista. Me llamó la atención y me hice una historia... Mucho después, cuando ya estábamos juntos, me enteré que lo único que dijo antes de acercárseme fue: “¡Qué lomo tiene la Escalada!”. ¡Qué desilusión! Yo que pensé que estaba atraído por mi personalidad e inteligencia (ríe). Estuvieron juntos 16 años, hasta su muerte, pero muchos no apostaban por esa pareja al principio... A él le gustaba que podíamos hablar de todo, de cultura general, que es muy importante en una pareja. Es cierto que era menor que él, pero tampoco era una niña... Un día, me dijo algo que me impactó: “Jamás hubiera salido con una mujer joven porque si le hubiera dicho que me gustó tal película y ella me hubiera mirado con cara de ternero degollado sin saber de qué le estaba hablando, habría sido fatal. Tengo que hablar con alguien que haya vivido parte de lo que yo viví”. Hablamos muchísimo, de todo y sin parar: de la música, de las cosas de la vida, de la política, del deporte, de todo lo que estaba alrededor nuestro. Astor se asombraba porque yo siempre tenía algo para contarle. Era imposible que saliera y viniera sin que le contara nada. Cuando Laura conoció a Astor, él ya había tenido
un infarto. “A pesar de que había dejado de fumar, cuando nos conocimos ya el daño estaba en las arterias”, se lamenta. En 1988 tuvieron que hacerle cuatro bypass y en 1990, estando en París, sufrió una trombosis cerebral. Dos años más tarde, murió. “Lo lamento todos los días de mi vida, porque se fue demasiado joven, con lo que se vive hoy en día. El último tiempo pasó momentos muy difíciles. Traté de cuidarlo todo lo que pude. Me dediqué a él”, reconoce su viuda. Aunque Laura no recuerde las fechas, el pasado 11 de marzo Astor hubiera cumplido 95 años. Tenía 71 cuando murió. “Él era muy cariñoso, mucho, pero era puritano. En público no te hacía una demostración de afecto. Porque era muy tímido. Y, aunque no parezca, yo también. Quizás por eso hacíamos cosas osadas. Él era muy cálido, muy agradable, muy simpático. Tenía sentido del humor, pero no con la música. En eso era muy estricto. Nunca tocó el bandoneón recreativamente en casa, excepto dos o tres veces para mi cumpleaños. Se sentaba al piano a las 8 de la mañana, hacía un intervalo para almorzar y a las cinco en punto dejaba de escribir. Tenía un régimen de trabajo impecable. Lo hacía cotidianamente y, si sábado o domingo tenía necesidad de ir al piano, iba”. Ese rigor autoimpuesto se tradujo, tan sólo en sus 10 últimos años de vida, en más de 300 tangos y 50 bandas sonoras para películas. ¿Todos los días lo recuerda? No hay un día en que no lo recuerde, no hay un día en que no lo extrañe...
EL SUEÑO DE ASTOR El pasado 29 de agosto, Laura Escalada volvió al Colón. No lo hizo como cantante lírica sino como la Directora General de la ópera-tango María de Buenos Aires. Fue la primera vez que la emblemática obra de Piazzolla y Horacio Ferrer se presentó en el gran coliseo porteño. La ocasión no pudo haber sido más propicia, dado que se enmarcó en las actividades del Festival de Tango. “Fue muy emotivo”, confiesa. El primer tema que escuchó de Piazzolla fue Lo que vendrá. ¿Qué sintió? Sentí que el argentino caminaba con ese ritmo. Esa fue la sensación que me dio. Y, como amo a George Gerwshin, dije: “¡Caramba!”. Porque en
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las obras populares de ese artista sentís que los estadounidenses caminan con ese ritmo. Y encontré que ahí estábamos nosotros, con una personalidad y una manera de ser, siempre apurados, siempre agitados. Sentí que era algo muy descriptivo y elaborado resultado de la observación de sus compatriotas, a quienes les dedicó la vida. ¿Cree los argentinos le retribuyeron a Astor ese amor? No, lo trataron muy mal siempre. Ahora, últimamente, están descubriendo –y todavía no terminaron– que es el músico argentino más importante a nivel mundial, el más calificado y el más respetado en todos los países. Afuera siempre dicen: “Astor Piazzolla es lo máximo”. Y tienen razón, porque podés extraer su música para el instrumento que se te dé la gana. Con la Fundación hice un concurso en Siberia y vinieron tocando con balalaicas. La creé con el espíritu de difundir su obra. Las primeras satisfacciones que recibí fueron, naturalmente, en Europa. Acá me costaba mucho... Pero cuando veo el amor, el afecto, la admiración y el respeto que tienen por Astor en el exterior, me emociona. Especialmente cuando recuerdo lo horriblemente mal que lo trataron acá, pobrecito, cuando estaba con vida. Pensar que lo llamaban “el asesino del tango”. Él comprobó en carne propia que “nadie es profeta en su tierra”... ¡No! Esa frase la tengo prohibida. No creo en ella ni voy a creer jamás, porque viene de la gente que se frustró. ¡Y yo no me frustro! Cuando no esté más en este mundo, van a entender, por fin, quién es, quién ha sido y quién será, para siempre, Astor Piazzolla. Y cada día va a ser más importante en su país. Es muy fácil hablar ligeramente, sin conocer la riqueza que tenía dentro de sí y el respeto enorme que sentía por el tango. ¿Fue fácil convivir con un artista genial? No es fácil, pero tampoco es difícil cuando tenés la inteligencia de saber que estás con un genio. Por eso, cuando muchas veces digo que “fui sombra”, significa que siempre estuve detrás suyo. Y que nunca quise competir en nada con él, ni siquiera en el Scrabble. ¿Cuál fue el legado de hombre a mujer?
Ph: Antonio Pinta
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TODAS LAS VOCES TODAS El Centro Cultural Konex fue sede de Experiencia Piazzolla, un festival del que participaron Elena Roger, Pedro Aznar, Susana Rinaldi, Jairo, Daniel Melero, Hermeto Pascoal, La Bomba de Tiempo y la Camerata Bariloche. Muchos de esos solistas y ensambles coincidieron en un escenario por primera vez, digno homenaje al compositor que revolucionó la música.
Me dejó el mundo, conocimiento... ¡La vida misma me enseñó! Me legó el hecho de conocer su música íntimamente y, así, haber podido crear la Fundación, a los dos años de su muerte, para ayudar, como él quería, a los jóvenes. Siempre decía: “Escribo para la gente joven”. Solía decir que componía para el año 2020... ¡Se quedó cortó! Él compuso para el futuro. Esos jóvenes que hoy aprecian lo que él les dejó, lo único que tienen que saber es que tienen que estudiar, como hizo Astor, quien se formó hasta el último día de su vida. Porque es muy difícil ser músico, pero es más difícil ser buen músico. Sólo estudiando tenés la autoridad para decir, frente al éxito: “Me lo merezco, para eso me mato”. Él soñaba: “Que venga un chico joven y me supere”. No es imposible. Pero todavía estamos esperando que aparezca. Cuando el grabador se apaga, Laura Escalada pide una copa de champagne. “Por Astor”, exclama al chocar las copas. El cristal tintinea. Las burbujas danzan al ritmo de Piazzolla.◆
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