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flor en silencio, abierta y con el calor de un abrazo y hact" una forr.aleza para anudar la embarcación a la vida. Muchos desalmados viajan en el libro donde también se suben ancianos, van juntos, al lado de la indiferencia que se amarra al asiento para no dejarse quitar su puesto de privilegio. Beatriz no puede huir de la crónica, y la dice en verso, cuando se refiere al pario, sabe bien que muchos de los que vinieron de la provincia tuvieron la fortuna de crecer y marcar en un árbol, año tras año la medida de su alrura. Están las puerras que se abren hacia dentro y hacia afuera, los rastros de rodas las mujeres en una sola. Aquí un poema puede hablar con exactitud de la crueldad, no hacen falra muchos porque condensa y universaliza los acomecimientos. Hay destellos de humor, y también se pasea el cerdo al que un día le llegara la Navidad. Está el cementerio-país que la poeta ni su poesía puede abandonar. Y en el cruce de los ríos donde se ha bañado Beatriz ha visto cómo los peces están a un costado porque del otro hay quienes se ocupan de consolar almas en desbandada. La poesía de Naufragar tt1 la orilla se relaciona con nosO'!ros, porque necesitamos acabar con el dolor por lo menos conjurarlo por medio de la resistencia que da la poesía.
Naufragaren la Orilla de Beatriz VanegasAthías, es el número 17de la Colección Poesía Letra a Letra creada y dirigida por Luz Eugenia Sierra, quien aporta a quienes leemos lo que necesitamos, a los esrudiosos y a públicos diversos, con publicaciones bien elegidas y producidas con seriedad. Desde Poetas en Abril, 1982., Luz Eugenia se ocupa de la poesía. Letra a Letra es una casa editorial rigurosa y de autores fundamentales.
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Mery Yolanda Sánchez Poeta y Directora de la Asociación Libre para las Anes -Alartes-
Viaje a la memoria de Ricardo Piglia Por Susana Parejas
Ya: muy tnfe,mo, tl tscrit.or a:rgtntino protagoniz.ó ,d documtntat "JZ7 cuadtrnos•, dirigido por AndrtS Di Ttlla. Un rtlato conm(1\}tdory poitico sobre los diarios que t.scribiá durantt so años y sobrt la valtntía dt escribir hasta ti último día.
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a mitad de un segundo. Es el tiempo que tardan en aparerer 231.000 resultados, si se pone: -R.icardo Piglia videos" en Google. Su imagen recorre una especie de lista -como las que le gustaba hacer a él- en la primera página del buscador. Conversación, conferencia, clase. Con Piglia. Por supuesto. Está él en todos los videos. Abre sus ojos y levanta sus cejas cuando enf.a.tiza algo que dice, mueve sus manos con fuerza gestual y riéndose ron picardía. Se intuye su humor. Está con su rostro enmarcado con poieras negras, o camisas blancas, con su lunar sobre su sien izquierda, su cabello más corco, más largo, más indomable. Bajo el sol dt: Carcagena, t:n Mar del Plata, en un estudio de la TV Pública, hablando en Madrid, y en Ml!xico, con lentt:s con armazón de mer-aI, o negra, o sin ellos. Piglia d.isenando con naturalidad, analizando sus novelas, hablando de su abuelo, su padre, madre, y hasta de su profesora de inglés de la infancia, respondiendo preguntas, dando una clase magistral sobre Borgcs, recibiendo un premio. Cit:ntos de minutos compartidos con Piglia, de una forma tan extraña, tanto como la pr('sencia de la ausencia que dan esos vidros. Ricardo Piglia murió en Buenos Aires el viernes 6 de enero de 2.017, a causa de las romplicacioncs generadas por la El.A (esclt:rosis lateral amiotrófica), una enfermedad neuromuscular progresiva. Tenía 75 años. Hada muy pocos meses que había sido publicada la última pane de la trilogía autobiográfica Los Diarios dt Emilio Rtnz:i, á1ter ego de PigJia que recorrió con mayor o menor asiduidad su traba.jo. Entre todas las imágenes aparecen las del tráiler del documental J2.7 c.uadtmos, comienza con un camino, una ruta sumergida en una densa niebla. Se escucha la voz en off de Piglia: "Domingo. Lunes 26. Voy a leer esta página. En esos días, en medio de la desbandada empecé a escribir un diario. Por supuesto, no hay nada mis ridículo que la pretensión de registrar la propia vida. Sin embargo estoy convencido de que si no hubiera empezado t:sa tarde a escribirlo, jamás hubiera escrito orra rosa'" . La película es una coproducción argentina-chilena dirigida por el cineasra fundador del Bafici Andrés Di Tella. Durante el mes de septiembre y ocrubre se proyecuri en el MALBA {Musco de Arte Latinoamericano), en la capital porteña, los sábados a las diez de la noche. De cómo surge la idea y la forma de este emotivo dO<."Umenral, sin solemnidades y con mucha poética, tiene que ver oon una amistad de tres décadas. La entrevista que Andrés Di Tella le había hecho a Piglia para el diario en el que trabajaba ya había terminado, cuando el esc,ritor lo sorprendió ron una pregunta: