nota de tapa • Por Susana Parejas - fotos: Gustavo Pascaner
Mercedes Morán
“Trabajo mucho para que me quieran” Estrena “Betibú”, su última película, y está en el prime time de El Trece. Una abuela permisiva que prefiere ser antihéroe en la ficción y heroína en la vida. “Hay mujeres que le damos más ganas a los hombres”, dice sobre el amor.
E
n mi vida no soy una mujer obediente, por eso me gusta practicarlo como actriz”, asegura Mercedes Morán mientras mordisquea algo dulce sin culpa. “Como fui flaca toda mi vida nunca tuve privaciones. Siempre comí lo que quise, tuve a mis hijas y bajé rápidamente, ahora me tengo que cuidar un poco con el chocolate que es mi perdición”. Confiesa golosa a la que los genes le regalaron no
20
cuidarse en las comidas, de apariencia frágil, sólo de apariencia, y voz firme y segura, se mete en la charla, que no tiene el vértigo, ni la voracidad, sino la reflexión cauta y la sonrisa pícara que le achica los ojos cuando reconoce sus propios traspiés. La obediencia de la que Mercedes habla, no es ciega: “Necesito saber por qué, para qué, cuándo, de qué manera, con quién. En ese sentido puedo llegar a ser hinchapelotas porque puedo preguntar todo, pero
una vez que tengo todos los datos que necesito me entrego. Me gusta la experiencia de entregarme, de hecho el cine para una actriz más que ningún otro lugar es la experiencia básica de entregarte al director, confiar, confiar en su mirada, dejar de chequear, controlar, dejar de mirarse a sí misma”. Así, compuso su Roxy en “Gasoleros”, el personaje que la hizo popular; o “la Chechu”, recolectora de amantes en “Culpables”, la gran puteadora e inmoral