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LATERCERA Viernes 4 de mayo de 2018
SOCIEDAD
FOTO: MARCELO HUICI/BN
CULTURA
R El escritor estuvo el lunes en la Biblioteca Nacional, en Buenos Aires: “A los 74 años, escribo relatos para que la gente los pueda leer, no escribo para mí”, dijo.
Richard Ford: “Me gusta escribir de gente que hace cosas transgresoras” El escritor americano, ganador del Pulitzer, presentó en El autor de El periodista deportivo habló de su oficio y la Feria de Buenos Aires su memoria familiar Entre ellos. contó que ya tiene apuntes para dos nuevas novelas. Susana Parejas/ B. Aires
Richard Ford está sentado detrás de una pequeña mesa. Frente a él, varias personas hacen fila, todos tienen un ejemplar de Entre ellos en la mano. La tapa amarilla, con la postal familiar de sus padres y él en su niñez, pasa una y otra vez a las manos del escritor estadounidense, junto con un papelito en que cada persona ha escrito su nombre. El ritual de firma se cumple. Ford disfruta de este momento, habla con cada uno, le escribe una pequeña dedicatoria, sube su mirada de un celeste intenso y sonríe dando un ‘gracias’. No tiene prisa. Tampoco se lo nota cansado, hace minutos terminó la conversación pública con la periodista y poeta Raquel Garzón, en el Museo del Libro y la Lengua, organizada por la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Fue la última de las actividades que realizó, el lunes por la tarde, durante su visita a la capital porteña, invitado por la embajada de EEUU y la Feria Internacional del Libro. Es su primera vez en Argentina, y los pocos días que estuvo los repartió entre la feria, la biblioteca y el Malba. Tres espacios que también
visitaron Paul Auster y JM Coetzee. En cada una de las participaciones, Ford demostró buen humor, afabilidad, y calidez hacia el público. “A los 74 años, escribo relatos para que la gente los pueda leer, no escribo para mí. Entonces respeto mucho a mis lectores. Me siento en deuda con ellos”, aseguró el ganador, entre otros premios, del Pulitzer, el PEN/Faulkner y el Princesa de Asturias de las Letras 2016.
De ausencias y presencias Richard Ford nació en Jackson, Mississippi, el 16 de febrero de 1944. Tenía 16 años cuando su padre Parker murió en sus brazos, de un ataque al corazón. En el funeral no lloró. “No sé por qué no lloré, aunque podría inventar algún motivo, como ya lo he hecho. Mi madre estaba histérica y yo debía controlar la situación. Yo quiero controlarlo todo, quiero decirles a todos lo que tienen que hacer, probablemente por eso soy novelista. Hubo momentos que me sentí, como un hijo, que no había sufrido mucho. Graham Greene decía que ‘en el corazón de un novelista hay un pedacito de hielo’, y yo me siento así”, relató.
LIBRO
ENTRE ELLOS
RICHARD FORD Anagrama, 2018 168 pp. $ 21.320 en buscalibre.cl Ya había escrito un texto dedicado a su madre, Edna Akin, luego de su muerte en 1981, que fue publicado cinco años después. Pero también quería escribir sobre su padre, y la idea de su propia muerte le imponía los tiempos: “Necesitaba hacerlo, pero cómo escribir sobre un padre que no veía mucho. Su trabajo de viajante de comercio lo mantenía lejos de casa, y yo no sabía cómo iba a escribir una memoria sobre él. Hasta que surgió la idea de la ‘presencia de la ausencia’, que en realidad fue una presencia muy paternal”. Luego
de esa epifanía, comenzó a escribir el libro más personal de su cosecha –lleva 13 publicados-, en su casa de East Boothbay, en Maine, la pequeña ciudad, cerca de la frontera de Canadá, donde vive junto a su esposa Kristina Hensley, Uniendo los dos ensayos escritos con más de 30 años de diferencia, surgió Entre ellos. Recuerdos de mis padres, un texto bellísimo donde el escritor viaja a su infancia, su memoria. Lejos de la ficción de sus otros libros, parte de su propia vida y la de su familia para indagar en la esencia de América, consiguiendo una gran obra del género memorias. Algo, que, según afirmó en la feria, no piensa repetir: “Por suerte he tenido dos padres. Con este libro ya es suficiente”. Ford se deslizó por la conversación con comodidad, analizando su oficio de escritor, y hablando de su personaje emblemático, Frank Bascombe, protagonista de la trilogía compuesta por El periodista deportivo, El día de la Independencia y Acción de Gracias. “Nunca me pregunto qué deberían hacer o decir mis personajes. No les asigno intencionalidad. Me
pregunto qué les puedo hacer decir o hacer yo, que soy el que escribe. Me gusta escribir sobre gente que hace cosas transgresoras. Cuánto más escribo sobre ellas y las cosas que hacen, menos transgresoras me parecen. Si quiero escribir personajes interesantes tengo que pensar personas que hagan cosas impensadas o incoherentes. Si lo puedo pensar, puedo escribirlo, y puede pasar. Mi creencia como novelista, es que cada persona en esta sala es capaz de todo, incluso yo”, señaló. El amor fue otro tema de conversación: “¿Qué aprendí en 50 años de matrimonio? He aprendido que cada vez que ella entra a una sala no sé lo que está pensando, y eso me entusiasma, es divertido. Aprendí que el amor es realmente lo único que me importa. Cuando conocí a Kristina sabía que el amor me iba a salvar. También puedo ser romántico, a pesar de mi corazón helado”, afirmó sonriendo. La realidad de su país también ocupó un espacio; criticó al gobierno de Donald Trump y destacó la gestión de Obama: “No era perfecto, pero hizo un trabajo maravilloso”, y señaló la presencia de
una “grieta” en la sociedad norteamericana. Actualmente, el creador de Canadá trabaja en varios proyectos. Tiene apuntes para seis o siete historias, y dos novelas. “De Frank, tengo tres libretas de apuntes recogidos durante tres años, pero cuando escribo me centro en uno. No es que dejo mi vida para escribir. La profesión va por un camino paralelo a la vida, mientras que la vocación está en el mismo camino de la vida. No me levanto a la mañana y digo: ‘Se ha levantado el escritor, ahora el escritor se pone los zapatos’. Me levanto y miro por la ventana como mi vecino”, dijo sobre su día a día. Le gusta escribir por la mañana y hasta el mediodía; almuerza, toma una siesta, luego va al gimnasio, a algún cóctel. Nunca escribe después de beber, “o, bebo para no escribir”, bromeó. Como cierre de su charla, afirmó: “Lo único que hace que yo esté aquí sentado hablándoles, es probarle a ustedes que, a veces, una persona con un coeficiente intelectual medio, puede realizar cosas extraordinarias, sólo llevado por la práctica y la fe que tiene en su trabajo artístico”. b