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Regeneración y el microbioma humano

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Un piso firme

Un piso firme

Por Christian Tiscornia

ESTAMOS COMPUESTOS POR UNA VERDADERA FARMACIA INTERNA DE BILLONES DE SERES MICROSCÓPICOS QUE CONSTANTEMENTE PROTEGEN NUESTRA SALUD Y BIENESTAR. TENEMOS QUE APRENDER A CUIDAR ESTE PARAÍSO MICROSCÓPICO QUE VIVE DENTRO Y FUERA NUESTRO.

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La regeneración implica recuperar la salud del todo. El microbioma humano es un tesoro escondido en nuestros cuerpos que puede indicarnos el camino hacia una nueva cultura de la salud sistémica. Este ecosistema de “bichos buenos” que habita en nuestros cuerpos es similar a la comunidad microbiana que encontramos en los suelos fértiles cumpliendo funciones centrales para la salud del medio ambiente.

Los microorganismos se encargan de producir vitaminas, de defendernos de las enfermedades, y de mantenernos resilientes. Su rol para la vida humana y de todas las especies en la naturaleza es determinante. Nuestras formas modernas de alimentarnos y de producir alimentos los están poniendo en grave peligro.

Este maravilloso ecosistema de microbios impacta en nuestra salud digestiva, inmunológica y emocional. Nos ayuda a procesar y extraer nutrientes de los alimentos, produce vitaminas, hormonas, nos cuida de potenciales enfermedades causadas por microorganismos patógenos, regula el metabolismo, y mantiene fuerte nuestro sistema inmunológico. Para que esto pueda suceder es clave una alimentación saludable, basada en verduras, frutas y legumbres. Mientras más cuidamos a los bichos buenos, más nos cuidan ellos a nosotros, simple.

Es importante incorporar alimentos vivos llamados probióticos, como los fermentados tipo el chucrut, el kéfir, la kombucha, el kimchi o el pan de masa madre que tienen bacterias y levaduras beneficiosas para nuestro intestino. También es fundamental incorporar una variedad de alimentos prebióticos, es decir, alimentos ricos en fibra que al no ser digeribles por las enzimas humanas son alimento directo para nuestros microorganismos. Los prebióticos más destacados son los frutos secos, las legumbres, la avena, la leche materna, la banana, la miel, el alcaucil, la remolacha o el puerro entre tantos otros.

Nuestro microbioma está en peligro

La biodiversidad microbiana es la matriz de toda la vida, pero el estilo de vida actual nos expone a una crisis microbiótica. Los altos niveles de estrés, el uso indiscriminado de antibióticos tanto en humanos como en animales de granjas industriales, dietas pobres en fibras, un fuerte consumo de productos ultra procesados, la disminución en la lactancia materna y la constante exposición a pesticidas en los alimentos están poniendo a nuestros microorganismos en grave peligro, y por ende, a nuestra salud.

Todas estas amenazas contra nuestro ecosistema microscópico están creando lo que biólogos de referencia internacional como el Dr. Jeffrey I. Gordon de la Universidad de Washington llaman “el microbioma empobrecido de occidente”. La consecuencia directa es menos defensas naturales contra enfermedades, menos salud, y por ende, una menor capacidad de resiliencia.

El cuerpo y el suelo están interconectados

De la misma forma que los seres humanos tenemos un microbioma el cual nos permite obtener nutrientes y lograr una vida saludable, el suelo también está compuesto por una infinidad de seres microscópicos vitales para su salud. Estos microorganismos ayudan a nutrir a las plantas produciendo una diversidad de minerales, las defienden de patógenos, son centrales en el proceso de fijación de carbono en los suelos, evitan la desertificación y hasta ayudan a purificar el agua mejorando la capacidad de filtración del suelo y de eliminar contaminantes. Es decir, estos seres tienen un impacto directo en la calidad de nuestro alimento, en el oxígeno que respiramos y en el agua que tomamos. Imaginen entonces cómo se vincula un suelo sano con nuestro propio microbioma. Son dos universos interdependientes que colaboran para la salud del todo y constituyen el ADN de la resiliencia. Al igual que la crisis macrobiótica en los humanos, el ecosistema de microorganismos del suelo está en peligro. En menos de 50 años nuestra relación con el suelo ha cambiado considerablemente, nuestra forma de trabajar la tierra y producir alimentos a base de pesticidas, fertilizantes sintéticos, monocultivos y antibióticos para los animales de granjas industriales los está destruyendo. Lo que el microbioma nos viene a mostrar son las conexiones invisibles de todo con todo. Somos suelo, somos esa infinita cantidad de microorganismos que viven simbióticamente dentro y fuera nuestro, formamos parte de una gran red que sostiene la vida en todas sus formas. Como dice la doctora en ciencias físicas y filósofa Vandana Shiva “en una mano llena de tierra está nuestro futuro, si cuidas a la tierra, ella cuidara de ti. Si la destruyes, ella te destruirá a ti”. Es tiempo de una restauración profunda de nuestro vínculo con esos infinitos seres microscópicos que nos garantizan una vida saludable. Ellos son la medicina ancestral, el pasaporte al futuro, la quinta esencia de la regeneración.

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