Querétaro MX: memoria fotográfica

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MEMORIA FOTOGRÁFICA

uerétaro mx LA CIUDAD Y SUS MÚLTIPLES TIEMPOS PARALELOS

· EDICIÓN REVISADA ·

COLECCIÓN E SPACIO Y TIEMP O



ouerétaro mx




Página anterior: escultura del artista Manuel Felguérez en Querétaro Centro de Congresos.


memoria fotográfica

ouerétaro mx la ciudad y sus múltiples tiempos paralelos


Edición, diseño y fotografía Jacobo Zanella Coodinación ejecutiva Ginette Amieva Mauricio Sánchez Redacción e investigación Luis Bernal Prólogo Jorge Ozorno © Sé, taller de ideas SA de CV Guerrero Sur 34, Centro Histórico Santiago de Querétaro 76000 Querétaro México +52 (442) 166 5066 www.taller-se.com Impreso en México / Printed in Mexico Primera edición, octubre 2014 Primera reimpresión, octubre 2017 ISBN 978-607-95916-1-8 Portada: Puerta de la Casa de la Marquesa Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del titular del copyright.


Índice

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Presentación Prólogo I Patrimonio histórico El color del Querétaro virreinal: un homenaje a la tierra II Barrios y tradiciones Pátinas y texturas: rastros del esplendor barroco novohispano III Tendencias urbanas La luz en Querétaro: la inclemencia del desierto en la ciudad IV Paisaje metropolitano Azules en el firmamento: el cielo sobre Querétaro Anexos



q u e r é ta ro, m e mo r i a f o t og r á f i c a Sé, taller de ideas

Una fotografía captura, preserva un instante. Querétaro MX, la ciudad y sus múltiples tiempos paralelos es eso: un libro que contempla el lugar donde vivimos, lo encierra en ángulos y encuadres, en retratos y vistas panorámicas que documentan nuestro presente. La grandeza de una ciudad es momentánea, se reinventa con el tiempo: entre más urbana, más volátil y mudable. Pero es esa inestabilidad lo que nos motiva a detenernos, observar nuestro panorama actual, fotografiarlo y concentrarlo en una colección de imágenes suspendidas. Sirvan estas páginas como una memoria donde el pasado, presente y futuro de Querétaro se entrelazan en su urbanidad: antiguos conventos transformados en museos, terrenos periféricos convertidos en edificios, barrios tradicionales que resguardan galerías de diseño. Y encima de todo eso, como un instante inmóvil, este libro.

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v i s i ó n , i mag i n a c i ó n y d e s t i n o Prólogo de Jorge Ozorno

Querétaro MX es un testimonio visual que documenta simultáneamente los muchos tiempos de la ciudad de Querétaro, un palimpsesto de 500 años que se manifiesta a través de sus calles y edificios, de su gente y la cultura mestiza que no deja de integrarse a un mundo que, por global, tiende a hacerse plano.

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El trabajo de Sé, taller de ideas es ingenioso y cuidadoso porque organiza la mirada del fotógrafo Jacobo Zanella en bloques de imágenes que conjugan concepto, contexto y contenido. Un extraordinario trabajo si pensamos que su colección de imágenes es, más que la suma de fotografías, una oportunidad para apreciar lo mirado, que no es lo mismo que lo visto. La fotografía es una ecuación de tres partes: el fotógrafo, la máquina fotográfica y lo fotografiado; La ciudad y sus múltiples tiempos paralelos tiene la suerte de haber conjuntado al fotógrafo con lo fotografiado, al sujeto con

el objeto; no hay azar, porque lo fotografiado, la ciudad de Querétaro y su cultura, posee un ADN privilegiado. Imaginemos que la historia de la fotografía en Querétaro comenzó con las selfies que pudieron haberse tomado Fernando de Tapia —el indio Conín— y el capitán chichimeca Don Coyote durante la batalla por la fundación de Querétaro, un martes 25 de julio de 1531. Estas supuestas fotografías habrían congestionado viralmente las redes sociales de esa época, pues, dice la leyenda, el encuentro armado finalizó con un eclipse total de sol que mostró la imagen del apóstol Santiago —quien le diera su nombre de pila a Querétaro. ¿Hay algo más digno de fotografiar que una guerra que se convierte en fusión cultural? ¿O más relevante que una imagen de la Corregidora Josefa Ortíz de Domínguez escribiendo esa carta que le envió al cura Miguel Hidalgo? ¿O más trascendental que una selfie de Venustiano Carranza y los constituyentes firmando la Constitución de 1917 en el Teatro Iturbide?


La primera cámara fotográfica que llegó a México fue traída por Jean Francois Prelier, quien desembarcó en Veracruz un martes 3 de diciembre de 1839 de la corbeta «Flore», proveniente de Francia. Desde entonces, la cámara se integró al contexto de una nación creciente —como hoy sucede con la tecnología digital— y terminó siendo una herramienta para dar testimonio de los sucesos históricos acontecidos. En realidad, esta ciudad —que comenzó como pueblo de indios en 1537, villa en 1606 y Muy Noble y Muy Leal Ciudad en 1712— inicia su historia fotográfica con la famosa imagen de la camisa del fusilado Maximiliano de Habsburgo, tomada en el Cerro de las Campanas por Francois Aubert en 1867, y continúa con las imágenes del Acueducto que hiciera William Henry Jackson en 1886 y de la Estación del Ferrocarril en 1903. Luego están las imágenes de la Revolución por Agustín Casasola y el resto de memorias en blanco y negro, sepia y color que van desde la Guerra Cristera y la expropiación petrolera en 1938 hasta las mutaciones urbanas generadas por el Tratado de Libre Comercio a partir de 1994; retratos que muestran no solo la ciudad colonial restaurada sino también el crecimiento industrial y su patrimonio turístico, cultural y educativo —de ahí que el Centro Histórico fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996. Querétaro MX es un libro, compendio y atlas; un ejercicio donde Sé, taller de ideas observa al mismo tiempo —con telescopio y periscopio— las tendencias urbanas y el patrimonio construido con los siglos; un trabajo que

va del zoom out de su paisaje metropolitano contemporáneo al zoom in detallado de sus fiestas y objetos: los mira por dentro y por fuera, los explora para luego rescatar su esencia, orden y proporción. Del color a la perspectiva, de la textura de sus fachadas a la actualidad urbana de sus fisuras y del color de las plazas a las tonalidades del cielo, la ciudad de Querétaro sucede en tiempos paralelos. En los siguientes capítulos de este libro podremos descubrir la horizontalidad de las calles de Querétaro, la verticalidad de sus torres y las diagonales que dibujan sus habitantes al caminar, disfrutar, vivir y emocionarse en su ciudad; los cubos y paralepípedos de las casas, templos y museos, las esferas de sus bóvedas, los conos de sus árboles, los cilindros de las columnas conventuales y la gama de colores que van del blanco al negro. Ahora que la tecnología nos permite ser fotógrafos como extensión de nuestro cuerpo, ojalá el libro Querétaro MX sea una oportunidad para seguir aprendiendo a mirar y no a ver. La vista es una condición biológica, nacemos con ella, pero la mirada se construye en el cerebro, el corazón y el ombligo: una mezcla de razón, sentimiento y placer. Jacobo Zanella miró lo que vio, y ahora les toca a ustedes, lectores, ver para mirar. Entre la fotografía de la camisa de Maximiliano y las imágenes de Google Earth, está este libro que, con su visión, recrea la imaginación de un destino. ◊ Jorge Ozorno estudió arquitectura en la Universidad Iberoamericana, el Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro, la UNAM y la universidad TU Delft en Holanda. Ha sido profesor 30 años en todos los niveles de la enseñanza arquitectónica, tanto en México como en los Estados Unidos. Ozorno es también artista visual; su obra de collages fotográficos ha sido presentada en México, Estados Unidos y Europa.

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I

- PATRIMO N IO H IST Ó RICO -


H i s t o r i a y mo n um e n t o e n la c i u d a d d e Qu e r é t a r o

Durante el siglo XVIII, en pleno Virreinato, Querétaro era reconocido como uno de los centros religiosos y artísticos más prósperos de la Nueva España. Entre su autoridad evangelizadora, las excepcionales construcciones barrocas y una incesante producción artística, la ciudad fungía como una de las provincias más valiosas para la Corona.

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Incluso después de la Independencia, Querétaro se mantuvo dentro del cambiante panorama político de México: el efímero imperio de Carlota y Maximiliano, la República de Juárez, el Porfiriato industrializado, los levantamientos revolucionarios, el triunfo constitucionalista. Cada suceso, un revestimiento para la ciudad: piedras

sobre hierro, pinturas barrocas sobre decoraciones republicanas; el reino y el país. Hoy, más de 400 años después de su fundación, Querétaro continúa preservando su riqueza histórica, la acumula y resguarda en los templos, conventos, patios y casonas que rememoran a la Nueva España y el México de principios del siglo XX. En un mismo paseo pueden encontrarse edificios tan diversos como el imponente convento de San Agustín y su claustro barroco, casonas con altos muros y sombras expandidas, la extravagante Casa de la Marquesa, el Templo de Santa Clara o la Fuente de Neptuno diseñada por el arquitecto Francisco Eduardo Tresguerras; un pequeño recorrido que se convierte en saltos históricos y generacionales: caminar por


el Jardín Guerrero es una experiencia múltiple donde la destrucción parcial del convento de Santa Clara dio paso al espacio público y las casonas de los alrededores. Gracias a ese acopio de historias y edificios, en 1996 la Unesco declaró a la zona de monumentos de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad; un título otorgado a los sitios de reflejo cultural excepcional. Es decir, el centro de Querétaro como un sitio urbano y arquitectónico imprescindible para la herencia histórica, y que en caso de ser destruido significaría una pérdida importante para la humanidad. De ahí que la ciudad continuamente preserve y reviva el pasado de su traza urbana; cada rescate de edificio es un levantamiento de memoria, una reconstrucción de huellas. Por eso decimos que Querétaro está construido en capas: la primitiva capilla del siglo XVI sepultada por los muros de un convento novohispano, que terminó transformando parte de su complejo como jardín y museo; o el complejo habitacional de indios revestido con pátinas barrocas, que para el siglo XXI fue dividido en bares, cafés y hoteles. No solo la arquitectura del Centro Histórico está hecha en etapas, nuestra vida alrededor de sus edificios también. Por ejemplo: el Museo de la Ciudad, un espacio que —dependiendo de la situación social— ha servido como centro religioso, refugio militar, cárcel republicana, oficina gubernamental y centro cultural. Su interior ha sido constantemente vaciado y ocupado por personajes tan variados: monjas capuchinas y militares juaristas, Maximiliano de Habsburgo aprisionado o la última olea-

da de artistas visuales. Nuestro estilo de vida cambia, la ciudad se moderniza y, sin embargo, los muros del antiguo convento de capuchinas permanecen. Lo mismo sucede con el resto de la zona de monumentos: casonas convertidas en hoteles, restaurantes y oficinas. Estos edificios que permanecen en el tiempo se adaptan, reforman y reconstruyen añadiendo herrajes y portones, sobreponiendo baldosas y texturas, anexando cuartos y reinterpretando patios. Pero aunque las constantes remodelaciones indiquen borrones y parches, la ciudad preserva su pasado. Entre la vida cotidiana y las guías turísticas, a veces se nos olvida que Querétaro es una ciudad de historias más que de atractivos o sitios de interés. La suma de monumentos, épocas y acontecimientos se apilan uno sobre otro, interviniéndose con los siglos, ocupándose por ciudadanos tan distintos entre sí: personajes históricos, habitantes pasando el tiempo en algún bar o café, turistas fotografiándose en la Plaza de Armas o estudiantes visitando las exposiciones itinerantes del Museo de Arte. La ciudad como un monumento vivo donde la traza urbana es una cuadrícula conformada por líneas de tiempo tangibles y paseos duales. Caminatas del siglo XXI que, al mismo tiempo, rememoran a los antiguos habitantes recolectando agua de las piletas, los conspiradores avanzando silenciosamente por plazas y callejones, el ejército juarista tomando el Cerro del Sangremal o los constitucionalistas aplaudiendo el fin de la Revolución en el interior del Teatro de la República. ◊

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Templo de Santa Clara. Detalle de la cúpula principal, cuya construcción inició en 1607.



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JardĂ­n Zenea. Vista del jardĂ­n y la fuente de la diosa Hebe, una escultura art nouveau ensamblada en el siglo XIX.


Palacio de Gobierno. Amanecer en la antigua Casona del Corregimiento, escenario de la Conspiraciรณn de Independencia.

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Calle Ocampo. Vista posterior de las cĂşpulas del templo de San Felipe Neri, catedral de la ciudad.

Calle Corregidora. Los muros del antiguo Convento Grande de San Francisco resguardando al Museo Regional de QuerĂŠtaro.

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El inicio de la calle 5 de Mayo. Una de las principales calles de la ciudad que divide el norte y sur del Centro Histรณrico.


Templo de San Francisco. Detalle lateral del templo, a un costado del andador 5 de Mayo.

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Vista nocturna en las calles del Centro HistĂłrico. Al fondo, el templo de Nuestra SeĂąora del Carmen.




Casa de Ecala. Arcos, columnas y herrajes barrocos delimitando la Plaza de Armas.

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Plaza de Armas. Fuente del Marqués de la Villa del Villar del Águila, benefactor de la ciudad.

Fuente del Pilar. La primer caja de agua, construida en 1735 como parte del sistema hidráulico de Querétaro.




Monumento ecuestre a Santiago Apóstol, patrono de la ciudad de Querétaro.

Mural «Independencia». Obra del artista Víctor Cauduro Rojas en el Palacio de Gobierno.

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Museo Regional de QuerĂŠtaro. Detalles del antiguo Convento Grande de San Francisco transformado en museo.



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Templo de Santa Clara. Vista de la sacristĂ­a y los retablos del templo recubiertos con hoja de oro.

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Templo de San Antonio de Padua, construido por los frailes dieguinos en 1613.


Antiguo Convento de Capuchinas. Antes centro religioso, hoy Museo de la Ciudad.

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Templo de San Felipe Neri, catedral de QuerĂŠtaro. Vista del atrio y la fachada principal.


Claustro de San AgustĂ­n. Detalle del patio principal del antiguo convento, joya del barroco en AmĂŠrica.

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Convento de la Santa Cruz de los Milagros. Antigua sede del primer Colegio de PropagaciĂłn de la Fe en AmĂŠrica.


Templo de la Santa Cruz. Ubicado en la parte más alta del Cerro del Sangremal, lugar de la fundación de Querétaro.

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El Acueducto. Fue construido en el siglo XVIII para transportar agua limpia desde el manantial de La CaĂąada hasta la ciudad y sus cajas de agua.



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Calle Hidalgo. Antigua calle de San Antonio, donde se encuentran las casonas mรกs majestuosas de la ciudad.


Herrajes virreinales. Detalles del pasado novohispano en el Centro Histรณrico.

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CĂşpula de San Antonio. La pintura barroca tapiza muros, techos y bĂłvedas en el interior del templo.



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JardĂ­n Guerrero. Durante el Virreinato, este espacio fue parte del Real Convento de Santa Clara de JesĂşs.


Plaza Constituciรณn. En este lugar se encontraba el antiguo Mercado Escobedo.

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Fuente de Neptuno. Construida en 1797 por el arquitecto Francisco Eduardo Tresguerras.


Teatro de la República. Escenario de la promulgación de la Constitución de 1917.

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Casa de la Marquesa, regalo del Marqués de la Villa del Villar a su consorte doña Josefa Paula Guerrero y Dávila.



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Casa de la Marquesa. Detalles arquitectรณnicos, pรกtinas moriscas.


Interior y exterior de la Casa de la Marquesa. CanterĂ­a labrada, enrejados barrocos y puertas talladas.

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Santa Rosa de Viterbo. Fachada y volumetrĂ­a del templo construido en 1752 por don Ignacio Mariano de las Casas.


Claustro de Santa Rosa de Viterbo. El antiguo convento es hoy sede del Centro de las Artes de QuerĂŠtaro.

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Cúpula de Santa Rosa. Uno de los iconos del Centro Histórico, visible desde kilómetros a la redonda.

Detalles arquitectónicos. Los contrafuertes o arbotantes crean un exterior masivo; el interior contrasta por su delicadeza.

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Templo de San AgustĂ­n. Fachada y torre inconclusa del templo construido entre 1731 y 1745.



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Antiguo Molino San Antonio. Actual sede de la Universidad Marista, a un costado de Avenida Universidad.


Capilla de La Piedad en el Cerro de las Campanas. Lugar que marca el sitio donde fueron fusilados Maximiliano de Habsburgo y sus generales.

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El c olo r d e l Qu e r é t a r o v i r r e i n al , u n hom e n aj e a la t i e r r a por Mauricio Sánchez

Durante el virreinato, la arquitectura mexicana fue afable, comunicativa y llena de detalles. Las ciudades de México —Querétaro incluido— fueron reconocidas por sus construcciones, fachadas y colores; símbolos del esplendor del barroco novohispano. Del naranja encendido al ocre desértico, la paleta de color del Centro Histórico de Querétaro es un homenaje a la tierra y al semidesierto. Aunque México es el resultado de una mezcla de culturas y está conformado por una gran variedad de geografías, siempre se ha caracterizado por la profunda relación que existe entre sus habitantes y la tierra; en esta región, el semidesierto ha sido el escenario donde el hombre ha construido una ciudad con casas coloniales de gruesos muros y bóvedas pesadas que actúan como estacas en la tierra. La arquitectura virreinal en Querétaro es una arquitectura terrenal hecha de adobe.

El color de la tierra se plasma en la ciudad, mezcla de cal, arcilla, minerales e insectos. Una mixtura de colores naturales que se engarzan con la cantera rosa en la ciudad española. La ciudad indígena, construida con adobe y sencillas fachadas, también está llena de color: un entramado de calles con paredes naranjas, ocres, azules, amarillas, grises; los colores de una paleta que juega y viste de fiesta los barrios tradicionales de la ciudad. Los colores del Centro Histórico son reflejo de todo aquello que encontramos en la naturaleza inmediata: colores cálidos que crean una experiencia humana e íntima. Son todos colores que podríamos encontrar en el atardecer: desde el casi blanco hasta el rojo intenso, pasando por los amarillos; colores cálidos que evocan la época virreinal en patios, muros, calles, plazas, fuentes, monumentos, templos, conventos, capillas y casas que, respetuosamente, siguen conservando la imagen del pasado. ◊

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II

- B ARRIOS Y TRADICIO N ES -


Qu e r é t a r o m e s t i zo : t r a d i c i ó n y f ol c lo r e e n e l s i glo X X I

Como parte de su fundación, el mapa de Querétaro solía dividirse entre su cuadro central y los barrios aledaños a este. Del interior hacia la periferia, las calles angostas y fachadas coloridas señalaban las divisiones culturales —y políticas— entre la comunidad española y los pueblos prehispánicos asentados en los alrededores.

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Eventualmente, las fronteras culturales se desvanecieron y de los barrios brotaron tradiciones donde el cristianismo español se mezcló con las creencias mesoamericanas de los indios; costumbres que definieron la identidad mexicana a través de platillos, artesanías, oficios y fiestas donde un trago nocturno y la pirotecnia patronal son el folclore y la vigencia del mestizaje queretano. Después de la fundación de Querétaro, la ciudad comenzó a construirse bajo una premisa arquitectónica: recrear la riqueza de la Corona y la expansión del reino español en el Nuevo Mundo. Si la evangelización fue la

conquista intangible, entonces las cúpulas y casonas barrocas eran el dominio visible —gran parte de la conversión religiosa sucedió gracias a la contemplación de las torres abigarradas y las inmensas cúpulas brillando en un valle con poca agua y recursos naturales. Aunque para nosotros la arquitectura novohispana se vislumbra como algo común de la ciudad, imaginemos varios siglos atrás: ¿con qué percepción caminaría un grupo de naturales frente al templo de San Felipe Neri y su precipitada altura? La invasión arquitectónica, el sometimiento de piedras y cantera. Incluso ahora, el centro de la ciudad impone con sus grandes proporciones: paredes macizas y columnas elevadas que nos obligan a levantar la cabeza hacia el cielo. Pero algo pasa si nos alejamos del núcleo novohispano: la cuadrícula serpentea, las calles se achican, los colores se amplifican y las altitudes se reducen. Entre menos caminamos por la ciudad española, más nos adentramos a la herencia prehispánica


y los barrios de indios. Ahí, separados de las casonas con huertas y patios, los pueblos del valle fundaron vecindarios de guerreros y civiles recién convertidos al cristianismo. Así se formaron lo que hoy conocemos como los barrios de San Sebastián, Santa Ana, Santa Rosa, San Francisquito y El Tepetate; lugares donde el fervor español y las costumbres milenarias construyeron el folclore queretano. En México el mestizaje es bilateral: de la herencia española a las culturas mesoamericanas y viceversa. Por un lado, pueblos aprendiendo los oficios que ahora reconocemos en el mercado de artesanías; por el otro, ingredientes ancestrales incorporados en la gastronomía regional; y entre los dos, las fiestas patronales donde la pólvora y los bailes prehispánicos se reúnen con los atrios y la devoción a los santos. Después, la ciudad evolucionó: lo que solía ser las afueras quedó encerrado entre el Centro Histórico y las colonias de los años ochenta. Entonces el mestizaje pasó a ser una representación de las tradiciones enfrascadas: el folclore latente. Basta con pasear por la antigua periferia novohispana y descubrir las capillas construidas fuera del exceso barroco, los mercados con sus aromas y colores, las modestas casas de adobe en donde se venden antojitos mexicanos, las cantinas noctámbulas o —extendiendo los límites— el fervor taurino y la cultura del ferrocarril. Decimos que algo es folclórico porque conserva las tradiciones de una ciudad, su lado más costumbrista y característico; pero en México el folclore se desborda

más allá del siglo XIX. No se trata solamente de la permanencia sino también de la creación de nuevos comportamientos y características. Más allá de lo típico, de la artesanía otomí o el atuendo de los concheros, ahora nuestras costumbres rondan los caminos más urbanos del presente: los bordados tradicionales adaptados a vestidos contemporáneos, las piñatas y sus flecos multicolores columpiándose en la posada del vecindario, un martes cualquiera cenando gorditas con migaja o la panadería del barrio espolvoreando azúcar todas las mañanas. En una ciudad tan múltiple, sería un error encasillar al folclore en su versión más clásica y delimitada cuando todo es una mezcla imperceptible. ¿Dónde comienza la herencia española y termina la prehispánica? En algún momento, las dos culturas desvanecieron sus fronteras: entre más se desarrollaba la ciudad, menos palpables eran las fronteras sociales y sus diferencias. Transportémonos al Jardín de los Platitos —la antigua plaza de los mariachis al borde del Río Querétaro—, por ahí, en sus inmediaciones, vemos la cantina El Luchador. A lo lejos, la música de la rocola y el abrir de cervezas. Traspasamos sus puertitas de vaivén para encontrarnos con una barra de antaño, letreros viejos, paredes plagadas de enmascarados, mesas por donde desfilan botanas de cantina y micheladas escarchadas. Iluminando toda la escena, tres palabras en luz neón multicolor: «bar el luchador». Sentados bajo los rojos y azules fluorescentes, con el sonido guapachoso recorriéndonos el cuerpo, nos tomamos un trago inmersos en la ciudad. ◊

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Alameda Hidalgo. Construida a finales del siglo XVIII por don Ignacio Ruiz Colado.



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Fiestas de la Santa Cruz. El barrio de La Cruz explota en colores cada 13 de septiembre con la danza de los concheros.


Herencia prehispรกnica. Vestimenta de plumas e instrumentos prehispรกnicos de los danzantes.

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Cartonería típica. Una tradición que sigue conservándose en Sueños de Cartón, un taller de artesanías en el barrio de Hércules.



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Las posadas. En diciembre, los barrios de QuerĂŠtaro celebran sus tradicionales posadas vecinales.


Recorrido de leyendas. Escenificaciรณn de los mitos que guarda la ciudad en sus calles y casonas.

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El Hércules. Interior de la antigua fábrica de textiles de Querétaro, ejemplo de la industrialización en tiempos del Porfiriato.



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Tradición textil. Los bordados y muñecas otomíes son las artesanías representativas de los pueblos indígenas.


JardĂ­n de los Platitos. Detalle de la plaza construida en 1942 en los lĂ­mites de la Otra Banda.

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La Fiesta de los Pรกjaros. El Templo de Santa Rosa de Viterbo recibe a los mรกs devotos pajareros y peregrinos.


La Virgen de El Pueblito. La patrona de QuerĂŠtaro viaja ocasionalmente de Corregidora a los templos de San Felipe y la Santa Cruz.

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Altares de Muertos. Cada año, en el mes de noviembre, la tradición mexicana del Día de Muertos llega a Querétaro.

Altares de Dolores. Previo a la Semana Santa, algunos recintos, como el Museo Regional, instalan altares tradicionales.


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Celebraciones entrañables. El tradicional altar de Corpus Christi en el atrio del Templo de San Felipe Neri, esperando el paso de la procesión de fieles.

Vecindad del Agua Limpia. Un complejo habitacional adscrito a la antigua Fábrica de Tabacos, cerca del barrio de Santa Rosa.

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La Mariposa. Desde 1940, esta dulcería y cafetería ofrece verdaderas exquisiteces con sabores tradicionales: chilacayote, lima, ciruelilla, duraznos prensados, piña, higos y frutas de la estación.


La Mariposa es el lugar con mรกs tradiciรณn de la ciudad: nieve de mantecado, pan de huevo, fruta cristalizada y una serie de antojitos mexicanos memorables.

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Llegada del ferrocarril a Querétaro. En 1876 se inauguró el servicio con viajes a Celaya y San Juan del Río.


Antigua Estaciรณn del Ferrocarril. Un edificio representativo de los avances industriales del siglo XX en el barrio de San Sebastiรกn.

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Pan de queso. La receta queretana es una deliciosa mezcla de queso ranchero, azĂşcar y vainilla.


Pan tradicional. Conchas espolvoreadas con azúcar, resultado de la influencia francesa y española en México.

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Las carnitas de QuerĂŠtaro. Elaboradas en cazo de cobre a la usanza tradicional, este delicioso platillo es representativo de la cocina local.


Antojitos queretanos. Las tradicionales gorditas con verdura y migaja de la CenadurĂ­a Blas.

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El Luchador. Dentro de los barrios aĂşn existen cantinas con los tragos mĂĄs tradicionales de la ciudad.



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Mercado de La Cruz. Uno de los mรกs antiguos y coloridos de la ciudad.


Teatrito La Carcajada. La tradiciĂłn del teatro, tan arraigada en QuerĂŠtaro, estĂĄ bien representada en este foro de la comedia.

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P á t i n as y t e x t u r as : r as t r os d e l e spl e n d o r ba r r o c o n o v oh i spa n o por Luis Bernal

La ciudad es la suma de detalles. En el caso de Querétaro: colores, herrajes, relieves (bajos y altos), portones, maderas y canteras. Cada rasgo es un repaso de las pátinas y texturas almacenadas en la ciudad, ornamentos que revisten la sobriedad de una tierra llana con el esplendor del barroco novohispano. Más allá de los cimientos y las construcciones levantadas, Querétaro se percibe a través de las minucias: el patio de San Agustín no sería lo mismo sin las esculturas talladas a lo largo y alto de sus dimensiones. Incluso nuestra modernidad sería diferente sin las impresiones milenarias contraponiéndose con los acabados actuales. Sin detalles, el centro de Querétaro bien podría ser un mon-

tón de bloques de piedra ausentes de tono y estilo. Cada retablo, balcón, viga y picaporte como la envoltura de la ciudad almacenando vestigios y memorias solidificadas. En un paseo cualquiera por la ciudad, los detalles se abalanzan ante la arquitectura, asentando esquinas, enmarcando puertas, dividiendo plantas, protegiendo ventanales, rebosando la mesura y coloreando los muros del paisaje urbano. Querétaro como una inmensa superficie ataviada de azulejos, piedra tallada y herrería que comprende más de 400 años de historia. Todo un mosaico de filtros y estampados recubriendo los caminos que pisamos y las paredes que rozamos: siglos de azulejos, patrones y garigoles. ◊

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III

- TE N DE N CIAS UR B A N AS -


Cap i t al lo c al : la c i u d a d e m e r g e n t e y sus t e n d e n c i as

La ciudad de Querétaro demuestra que el pasado provinciano con el tiempo se convierte en la cualidad primordial de su contemporaneidad. Desde hace unos años, la ciudad se ha transformado en uno de los centros culturales, artísticos y de ocio más importantes del centro de México.

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Querétaro es una capital donde los impulsos locales invaden los rincones de su urbanidad. Bajo la menudez metropolitana y enormidad creativa, es un espacio donde las tiendas de diseño, galerías de arte y mercados orgánicos emergen como nuevas propuestas locales; proyectos que revelan el lado más urbano de la ciudad y su actualidad dentro del siglo XXI. En un país sumamente centralizado, la provincia es vista como el limbo de las expresiones contempo-

ráneas. Ya sea por la globalización focalizada o el desarrollo capitalino, a las ciudades del centro de México siempre las acompaña un estigma pueblerino que, a lo mucho, se dignifica con la campaña turística. En el otro extremo, durante gran parte del siglo XIX, las provincias significaron, más que villas fuera de la Ciudad de México, asentamientos clave para la conquista y el desarrollo del vasto territorio. Algunas eran centros religiosos, otras pueblos mineros, y así se iban distribuyendo sus respectivas importancias dentro del sistema novohispano. Cada una funcionaba como un eslabón de la Corona en América que, en conjunto, potencializaba los alcances del Virreinato en tierras hasta ese entonces lejanas e inexploradas. Pero los siglos continuaron, el territorio pasó por inestabilidades políticas hasta convertirse en una repú-


blica modernizada donde la infraestructura es sinónimo de grandes ciudades, un privilegio que supuestamente corresponde a los grandes desarrollos citadinos. Tal vez Querétaro no sea de escalas descomunales, pero es en esas proporciones más tangibles donde reside su despertar local. Si antes la ciudad se debatía entre monumentos españoles y sectores prehispánicos, ahora lo hace entre el pasado y el futuro. El resultado es un mestizaje más contemporáneo donde el sosiego de provincia se encuentra con la actualidad y sus tendencias: la ciudad como un espacio donde abundan cafés independientes, restaurantes que fusionan gastronomías, hoteles a escala humana, bares con DJs locales, galerías e iniciativas culturales, de agricultura orgánica y regeneración de espacios. Hace algunos años Querétaro solía ser un desarrollo más alrededor del epicentro que es la Ciudad de México. Al parecer, su proximidad con la capital del país servía como herramienta de mímica urbana: imitar las tendencias metropolitanas a una menor escala, «el DF chiquito». Pero algo sucedió en la transformación: Querétaro creció más rápido de lo esperado, la población aumentó vertiginosamente y la mancha urbana se extendió en suburbios y parques industriales. Entonces las propuestas locales brotaron casi como consecuencias de la migración y el desarrollo económico de la región. Entre más se agranda la zona metropolitana, más espacio existe para las expresiones emergentes y en ascenso. Además de los edificios y la historia, las ciudades son sus habitantes, aquellos que la caminan y constru-

yen generación sobre generación. Sin personas, las ciudades se convierten en ruinas, fantasmas con edificios y monumentos abandonados, sin propósito. El elemento humano es, entonces, la vanguardia citadina en constante remodelación. Si observamos en Querétaro las nuevas iniciativas de sus ciudadanos, podremos ver el reflejo de lo que somos y lo que queremos ser. Hoteles detallistas y preocupados por la experiencia del visitante, restaurantes y mercados orgánicos con alimentos del huerto a la mesa, showrooms con muebles y accesorios creados en algún taller de la ciudad, museos públicos y privados albergando las obras de artistas que viven a unas cuadras del área de exposición; cada tendencia es, más que una moda, un ejemplo tangible de la actualidad; los habitantes reformando el lugar en el que viven, nunca desvirtuándolo o distorsionándolo. Esta nueva capa de Querétaro bien podría definirse como la más inmediata a nuestro actual estilo de vida, donde cada negocio e iniciativa es un brote del presente que emerge desde el interior del Centro Histórico y los barrios tradicionales: casonas resucitadas como centros de arte y diseño, conventos que cambiaron sus celdas por salas de exposición, andadores ocupados por mercados itinerantes, oficinas ecológicas, antiguas bodegas reformadas como restaurantes y fachadas convertidas en murales urbanos; la ciudad que se restaura con sus habitantes: local y sumamente contemporánea. ◊

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Mesón de Santa Rosa. La antigua construcción virreinal se ha transformado en un hotel céntrico y de vanguardia.



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MesĂłn de Santa Rosa. La sobriedad y sencillez de sus habitaciones contrastan con la magnificencia de sus espacios pĂşblicos.

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Productos locales. Hongos de Amealco, uno de los tantos productos traĂ­dos del interior del estado.


Mercado Bosque de Agua. Cada sábado, La Fábrica reúne a los productores regionales en un tianguis orgánico y local.

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Saca la Bici. Paseos nocturnos en dos ruedas por la ciudad.

Murales urbanos. El street art en la ciudad: las paredes como centros de exposiciรณn al aire libre.



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Ocio en el Centro HistĂłrico. Las plazas y jardines se han convertido en espacios para la gastronomĂ­a y el entretenimiento nocturno.


Río Querétaro. Puentes, fuentes y jardines alrededor del río han creado un nuevo espacio público para pasear por la ciudad.

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Casa Gutiérrez Nájera. Un espacio de arte y diseño local en el barrio de La Cruz.



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Mezcla de culturas. Las tendencias europeas se han vuelto parte del despertar local de la ciudad.


Moser Café Kultur. Un bistró suizo-mexicano en el interior de La Fábrica, un centro de diseño, gastronomía y artes escénicas.

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La Jabonera. Una antigua fĂĄbrica de jabones fue restaurada para albergar a diseĂąadores y creativos.


Taller textil. Las creaciones de Guadalupe Vallejo exploran bordados y telas rĂşsticas.

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«Imaginofagia de la destrucción». Exposición pictórica del artista queretano Gustavo Villegas, una de las propuestas del arte en Querétaro.


GalerĂ­a Libertad. El espacio de arte contemporĂĄneo de la ciudad, a un costado de la Plaza de Armas.

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Fábrica Hércules. La antigua fábrica de textiles tuvo su mayor auge en el siglo XIX, hoy una sección fue restaurada como fábrica de cervezas.


Cerveza local. Tanto HĂŠrcules como otros productores locales apuestan por hacer cervezas artesanales desde QuerĂŠtaro.

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DifusiĂłn cultural. Los habitantes de QuerĂŠtaro han creado nuevos foros e iniciativas para el desarrollo artĂ­stico de la ciudad.

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Hotel Criol. Un hotel contemporĂĄneo que se esconde en la calle RĂ­o de la Loza, a unos pasos de la Plaza de Armas.


Cada uno de sus espacios es un ejemplo de cรณmo la arquitectura del siglo XXI se mezcla con el patrimonio del Centro Histรณrico.

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Pan artesanal. En la ciudad existen nuevas panaderĂ­as preocupadas por el sabor y las levaduras naturales.


La Vieja Varsovia. Frente a la Plaza Fundadores, este restaurante y panaderĂ­a se especializa en la creaciĂłn de productos artesanales.

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Museo FundaciĂłn Santiago Carbonell. Un espacio artĂ­stico que se suma a otras propuestas culturales de la ciudad.


La obra de Santiago Carbonell. Colección pictórica del artista que ha escogido a Querétaro como su casa.

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MO17. Una antigua casona de la calle Ocampo convertida en hotel con interiores vanguardistas.

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Hotel DoĂąa Urraca. AquĂ­ el descanso se complementa con un spa para cuerpo y mente.




L a luz e n Qu e r é t a r o : la i n c l e m e n c i a d e l d e s i e r t o e n la c i u d a d por Jacobo Zanella

Las calles de Querétaro se convierten en ríos avasallantes de luz. Inundando y agrietando todas las aberturas de la ciudad, la luz domina las fachadas, los pavimentos, los patios, los vanos de las ventanas y la vegetación. Crea un destello inclemente: no se filtra a través de nubes, no crea ninguna atmósfera. Es una luz directa que penetra los sólidos y elimina sus colores y matices. La luz de la ciudad de Querétaro es la luz del desierto: domina el territorio llano como las montañas dominan los valles. Su exagerado brillo elimina posibles detalles que, después de una ausencia tan prolongada, han dejado de existir. Sus sombras son lo opuesto: la nada, lo inexplora-

ble, reforzando la imposición de luz por contraste. En su punto máximo, cuando todas las superficies se convierten en espejos, la luz reflejada en la ciudad impide incluso verla. Entonces hay que buscar refugio en los interiores frescos y silenciosos. Nada se oculta bajo la luz de Querétaro, no hay delicadezas. Todo lo contrario: el tosco e inmanejable brillo exterior hace que el interior sea relativamente amable, aunque no lo sea en lo absoluto. Pintar o fotografiar con esta luz es imposible: es una luz que espanta. Los que han vivido siempre en Querétaro han asimilado de manera natural esta luz y su carácter. ◊

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IV

- PAISA J E METROPOLITA N O -


L a c i u d a d - m e t r ó pol i : d e sa r r ollo y f u t u r o

A cinco siglos de su fundación —entre parques industriales y desarrollos empresariales—, la ciudad de Querétaro se ha transformado en una de las zonas económicas más dinámicas de México, enteramente globalizada y con una infraestructura en constante modernización.

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Esa prosperidad se refleja en su paisaje urbano: inversión privada notable, grandes edificios, obras públicas y nuevas formas de ocio donde la antigua villa colonial se empalma con el desasosiego y el movimiento de las grandes metrópolis. Un vistazo distante pero sumamente presente al futuro de la ciudad. A mediados de los ochenta, como parte de la globalización, el centro del país comenzó un proyecto de desarrollo industrial dirigido por un ideal: aprovechar la ubicación geográfica del territorio —entre el Norte y el Sur— y convertir a la provincia en un montón de conexiones logísticas y financieras; las ciudades de Querétaro y

Guanajuato como ciudades de paso. Pronto, las nuevas autopistas interestatales y los avances en ingeniería civil devinieron en asentamientos industriales e inversiones extranjeras. Entre las políticas capitalistas, la creciente globalización y el Tratado de Libre Comercio entre México, Canadá y Estados Unidos, el centro del país comenzó una reestructuración histórica con plantas automotrices, parques industriales, aeropuertos internacionales, plantas eléctricas y empresas de logística que transformaron al Bajío en una zona con inversiones millonarias y desarrollos tecnológicos. La ciudad de Querétaro en el siglo XXI se alza en medio de este panorama industrial dominado por dos gigantes aeronáuticos (Bombardier y Safran), cifras a la alza, oportunidades de empleo y desarrollos industriales con la tecnología más avanzada. Siguiendo con la idea de la ciudad que se sobrescribe: el despertar económico que rememora la importancia de la provincia novohis-


pana. Incluso el discurso de la ciudad se maximiza con expresiones mediáticas como «la ciudad con más desarrollo en México». Lo que antes era considerado un pueblo provinciano, ahora es identificado como el impulso metropolitano del Bajío. Recapitulando la historia de Querétaro, el despertar actual es el extremo opuesto al esplendor barroco; ambas épocas como parteaguas urbanos que hacen evidente el largo recorrido de la ciudad: de las imponentes estructuras conventuales y de ingeniería hidráhulica a los edificios inteligentes de vivienda vertical. La actual industrialización de Querétaro es, también, la transformación contemporánea de su traza urbana. En las últimas décadas, la ciudad ha extendido su periferia creando nuevos barrios, colonias y desarrollos residenciales. El Centro Histórico, que antes comprendía toda la ciudad existente, ahora es solo un bloque urbano que se suma a otros tantos como Jurica, Juriquilla y Centro Sur —la versión más inmediata de Querétaro. Enfrentándose en un mismo plano: cúpulas y templos versus centros comerciales y corporativos medidos en hectáreas, todos erigiéndose sobre el suelo de la misma ciudad, imaginados en distintos siglos pero, al mismo tiempo, reunidos en los inicios del XXI; la representación palimpsesta. Centros comerciales con explanadas al aire libre y tiendas departamentales, edificios contemporáneos como el Centro de Congresos con vista panorámica de la ciudad, restaurantes exclusivos que reciben a los sibaritas más aventureros, grandes diseños arquitectóni-

cos como el Contact Center de Santander imponiéndose sobre la avenida 5 de Febrero, el ocio nocturno que desbordan las plazas y andadores del Centro Histórico, corredores gastronómicos con vista al lago de Juriquilla; tanta infraestructura donde el adobe y la cantera han sido sustituidos por el cristal y el acero, la rústica alineación del Virreinato reemplazada por perspectivas y esquemas simétricos. Aunque Querétaro dista mucho de ser como su vecino —la Ciudad de México—, su desarrollo metropolitano ha comenzado a lanzar guiños y vistazos de lo que será la ciudad en un futuro no tan lejano. Hablar de una ciudad-metrópoli no nada más es su imponente y extendida arquitectura, sino también las expresiones sociales que derivan en sus habitantes: la cultura urbana que presenciamos a nuestro alrededor. Tal vez no valga la pena adentrarse en suposiciones y conjeturas sobre cuál será el rumbo de Querétaro el siguiente siglo. Quizás este despertar metropolitano es apenas la introducción. Hace más de 400 años, los primeros pobladores de este territorio construyeron un proyecto de conquista y evangelización, que se completó durante el siglo XIX y terminó desdoblándose en proporciones inimaginables para aquellos fundadores. A lo mejor y pasa lo mismo cuando llegue el siglo XXII: la multiplicidad de Querétaro y sus tiempos paralelos que nos sobrepasan. Pero ahora, en el presente, esta es la ciudad que caminamos todos los días; un pie tras otro, generación sobre generación. ◊

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Central Park. Conjunto de oficinas y departamentos en Centro Sur, uno de los polos con mayor crecimiento urbano de la ciudad.

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Central Park. Vista de la explanada principal en Centro Sur.


El Campanario. Un exclusivo desarrollo residencial con campo de golf de 18 hoyos.

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Horus Bar. Un lujoso bar y restaurante en el interior de la antigua Hacienda La Laborcilla.



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Detalle de la escultura monumental, diseñada por Manuel Felguérez y ubicada en Querétaro Centro de Congresos.


Querétaro Centro de Congresos. El recinto para eventos y espectáculos construido por el arquitecto Teodoro González de León.

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Atardecer en la ciudad. Vista panorรกmica de este a oeste.



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Q7001. Un mall y conjunto empresarial ubicado en Centro Sur.


Contact Center de Santander. Una de las construcciones sustentables mĂĄs importantes del paĂ­s, ubicada en la avenida 5 de Febrero.

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Plaza Náutica. Un corredor gastronómico con bares y restaurantes a orillas del lago de Juriquilla.

Ciudad de festivales. Todos los años, Querétaro alberga en sus plazas y recintos festivales de música, cine y otras expresiones artísticas.




Festival de Comunidades Extranjeras. Con el crecimiento de la ciudad, QuerĂŠtaro ha dado la bienvenida a cientos de extranjeros procedentes de los cinco continentes.

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Bioleta. Del campo a la mesa: una cafeterĂ­a con su propio huerto orgĂĄnico.


PescaĂź. Un restaurante de mariscos y especialidades del mar con vista al Acueducto.

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Antea Lifestyle Center. El gran centro comercial de la ciudad, diseĂąado por Grupo Sordo Madaleno.




A zul e s e n e l f i r mam e n t o : e l c i e lo sob r e Qu e r é t a r o por Ginette Amieva

Desde siempre, cuando miro hacia el cielo queretano, encuentro un refugio. Al principio fue curiosidad, más tarde aprendí a contemplarlo. Todo este tiempo he tenido la certeza de que esa es la vista correcta, el lugar donde me reencuentro con el azul, ese color tan mío en el que reconozco lo que soy —y lo que somos. El cielo de Querétaro, una bóveda imaginaria siempre azul, con pocas nubes que se acomodan de manera casi perfecta para plasmar dibujos amorfos y etéreos, esas mismas particularidades que lo han hecho sobresalir de entre otros tantos cielos. He pasado las horas buscando en él un mismo color solamente para encontrarme con infinitas tonalidades: inimitable, por lo que tampoco alcanza a concentrarse o reproducirse fiel-

mente a través de las virtudes humanas. Este cielo, que nos observa y nos envuelve, permanece casi intacto a nuestro paso: esperanzador, atenuante y protector, con una coloración que cobija al semidesierto y acepta su lejanía de los bosques y océanos. Gracias a esas condiciones geográficas, el cielo queretano goza de tonos azules durante todo el año. A veces, en la hora precisa, aparece ese momento enigmático donde el horizonte se vuelve mucho más azul y sin ningún obstáculo. Querétaro, una ciudad que destaca por tener un cielo de infinitos y lisos azules, que a veces canta e influye, de manera precisa y favorable, en la vida, el sentir y la esperanza de sus habitantes. ◊

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A - A N E X OS -



P a t r i mo n i o M u n d i al La Zona de Monumentos Históricos de Querétaro es un ejemplo excepcional de una ciudad virreinal cuyo diseño simboliza su población multiétnica: otomíes, tarascos, chichimecas y españoles vivieron juntos aquí. Su trazado es único en las ciudades españolas de América, pues fue dividida en dos secciones diferenciadas desde el principio: una rectilínea, destinada a los colonos españoles, y la otra compuesta por sinuosas calles más pequeñas, donde vivía la población indígena. Tiene una gran cantidad de monumentos barrocos civiles y religiosos, sobre todo de los siglos XVII y XVIII. Sus diferentes elementos urbanos forman un conjunto armonioso con coherencia, unidad e integridad urbana. A pesar de los cambios que ha tenido la ciudad en distintas épocas, aún conserva gran parte del plano original del siglo XVI y las proporciones de sus edificios antiguos. Por esta autenticidad superior, la Zona de Monumentos fue inscrita en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1996. La Zona de Monumentos comprende 203 manzanas. En área, es la sexta de las 40 zonas de monumentos históricos de México. En cantidad de edificios es la cuarta, después de Mérida, la Ciudad de México y Puebla.

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Qu e r é t a r o e n e l t i e mpo Más que un destino turístico, la ciudad es un monumento vivo, la suma de cuatro siglos de historia. Sus calles y edificios han sido escenario principal de sucesos tan importantes para México como la conspiración independentista, la restauración de la República durante el Segundo Imperio o el crecimiento urbano del país en el siglo XXI.

1400 / Asentamientos mesoamericanos La civilización otomí-chichimeca se desarrolla en el valle de La Cañada. 1531 / Fundación de Querétaro Tras la conquista española en el Cerro del Sangremal, nace la villa novohispana de Querétaro.

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1580 / Llegada de las órdenes religiosas Franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas comienzan la construcción de grandes templos y conventos.

1600 / El Virreinato La traza urbana de Querétaro crece y se divide entre la opulencia española y los barrios de indios aledaños.

1683 / Centro de evangelización El convento de La Santa Cruz es sede del primer colegio de propagación de la fe en América.

1671 / Tercer Ciudad del Reino Querétaro expande su influencia dentro de la Nueva España gracias a su ubicación estratégica e importancia religiosa.

1700 / El barroco novohispano Esplendor de la cultura, las artes y la arquitectura con grandes construcciones barrocas.

1726 / Construcción del Acueducto El agua llega a Querétaro a través del primer sistema hidráulico diseñado a partir de fuentes, canales y cajas de agua.

1783 / Centro económico del Virreinato Querétaro se transforma en un relevante centro económico para la Corona con 21 obrajes, 228 telares y la Real Fábrica de Cigarros.

1810 / Independencia de México Con el descubrimiento de los conspiradores en Querétaro, comienza la lucha independentista.

1857 / Guerra de Reforma La ciudad sufre destrucciones irreparables en su arquitectura religiosa.

1867 / El Sitio de Querétaro La ciudad es el último bastión del emperador Maximiliano antes de su fusilamiento y la restauración de la República.


1876 / El Porfiriato Llega a Querétaro el ferrocarril, la luz eléctrica, el teléfono y el auge con fábricas como El Hércules. 1910 / Revolución Mexicana Grupos revolucionarios saquean los templos, conventos y edificios religiosos de Querétaro.

1917 / Promulgación de la Constitución El actual Teatro de la República es sede del triunfo constitucionalista con la firma de la Carta Magna.

1927 / La Guerra Cristera El conflicto político y armado llega a la ciudad con el saqueo de templos y otros edificios religiosos.

1946 / Industrialización Se instalan alrededor de la ciudad las primeras plantas con inversión extranjera como Kellogg’s y Carnation.

1958 / Transporte y comunicaciones Comienza la construcción de grandes vías e infraestructuras como la autopista MéxicoQuerétaro.

1975 / Corredor industrial del Bajío Querétaro se suma al desarrollo económico de la región con la llegada de nuevas plantas industriales con capital extranjero.

1986 / Copa Mundial de Futbol El Estadio Corregidora es sede de cuatro partidos del Mundial México 86.

1996 / Querétaro patrimonial El Centro Histórico de Querétaro es declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

2010 / Ciudad contemporánea El desarrollo urbano de Querétaro se traduce en nuevos espacios culturales, iniciativas locales y centros de ocio.

1990 / Desarrollo demográfico La mancha urbana de la ciudad crece considerablemente hacia la periferia.

2008 / Boom aeronáutico Inicia el nuevo desarrollo económico de la ciudad con el Parque Aeroespacial Querétaro y las plantas de Bombardier y Safran.

2017 / Aniversario 486 Querétaro celebra más de cuatro siglos de historia desde su fundación.

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Direcciones La mitad de este libro se recorre hojéandolo; la otra, caminando. A continuación, enlistamos las direcciones de los templos, monumentos, edificios, restaurantes y establecimientos que fueron fotografiados en la ciudad de Querétaro para los capítulos anteriores: pasar del papel a la experiencia urbana.

CAPÍTULO 1 Templo de Santa Clara (20-21) Corregidora 7, Centro Histórico. Palacio de Gobierno (23) Plaza de Armas, Centro Histórico. Templo de San Francisco (27) Corregidora s/n, Centro Histórico. Casa de Ecala (30-31) Plaza de Armas, Centro Histórico. Museo Regional de Querétaro (36-37) Corregidora s/n, Centro Histórico. Templo de Santa Clara (38-39) Corregidora 7, Centro Histórico. Templo de San Antonio de Padua (40, 50-51) Ángela Peralta 16, Centro Histórico. Museo de la Ciudad (41) Guerrero Norte 27, Centro Histórico. www.museodelaciudadqro.org

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Templo y convento de la Santa Cruz (44-45) Independencia s/n, Centro Histórico.

La Mariposa (94-95) Ángela Peralta 7, Centro Histórico.

Teatro de la República (55) Juárez 22 y Ángela Peralta, Centro Histórico.

Antigua Estación del Ferrocarril (96-97) Invierno y Héroe de Nacozari, Centro.

Casa de la Marquesa (56-59) Madero 41, Centro Histórico. www.hotelcasadelamarquesa.com

Cenaduría Blas (101) 5 de Mayo 125, Centro Histórico.

Templo de Santa Rosa de Viterbo (60-63, 88) Arteaga s/n, Centro Histórico. Templo de San Agustín (64-65) Allende Sur 14, Centro Histórico. Universidad Marista (Rectoría) (66) Marte 2, Centro. Capilla de La Piedad (67) Cerro de las Campanas, Centro Universitario. CAPÍTULO 2 Sueños de Cartón (80-81) Callejón de Ruelas 5, Hércules.

Templo de San Felipe Neri, Catedral (42, 92) Madero y Ocampo, Centro Histórico.

Fábrica El Hércules (85, 132-133) Hércules 1, Hércules.

Museo de Arte (43) Allende Sur 14, Centro Histórico.

Vecindad del Agua Limpia (93) Ezequiel Montes 29, Centro Histórico.

El Luchador (103) Filomeno Mata 2 y Universidad, Centro. Mercado de la Cruz (104) Gutiérrez Nájera s/n y 15 de Mayo, Centro. Teatrito La Carcajada (105) 5 de Mayo 48, Centro Histórico. www.teatritolacarcajada.com CAPÍTULO 3 Mesón de Santa Rosa (114-117) Pasteur Sur 17, Centro Histórico. www.mesonsantarosa.com.mx Mercado Bosque de Agua, dentro de La Fábrica (118-119) Industrialización 4, Álamos Segunda Sección. Hank’s (122) Plaza Constitución, Centro Histórico. www.hanksmexico.com


Casa Gutiérrez Nájera (124-125) 5 de Mayo 114 y Gutiérrez Nájera, Centro Histórico. www.casagutierreznajera.com Moser Café Kultur (126-127) Industrialización 4, Álamos Segunda Sección. www.moser-cafekultur.com La Jabonera (128) Héroe de Nacozari 5, Centro. www.lajabonera.com Taller Textil Guadalupe Vallejo (129) Hidalgo 29-207, Centro Histórico. Facebook: Guadalupe Vallejo Taller Textil Galería Libertad (130-131) Libertad 56, Centro Histórico. www.culturaqueretaro.gob.mx Hotel Criol (136-137) Río de la Loza Norte 6, Centro Histórico. www.hotelcriol.com

MO17 Hotel (142-143) Ocampo Norte 17, Centro Histórico. www.mo17hotel.mx

Contact Center de Santander (165) 5 de Febrero 2119, Zona Industrial B. Juárez. www.santander.com.mx

Hotel Doña Urraca (144-145) 5 de Mayo 117, Centro Histórico. www.donaurraca.com.mx

Rattle (166) Plaza Náutica, Juriquilla. www.rattlerestaurant.com

CAPÍTULO 4

Bioleta (170) Cerro de la Cabra 225, Juriquilla. Facebook: Bioleta cafetería orgánica

Central Park (154-156) Bernardo Quintana 2001, Centro Sur. www.centralparkqueretaro.mx El Campanario Residencial & Golf Querétaro (157) Fraccionamiento Hacienda El Campanario. www.elcampanario.com Horus Bar (158-159) Corregidora Norte 911, Antigua hacienda La Laborcilla www.lalaborcilla.com

La Vieja Varsovia (138-139) Gutiérrez Najera Sur 46, Centro Histórico. www.laviejavarsovia.com.mx

Querétaro Centro de Congresos y Teatro Metropolitano (160-161) Paseo de las Artes 1531, Centro Sur. www.qcc.mx

Museo Santiago Carbonell (140-141) 5 de Mayo 90, Centro Histórico. www.museosantiagocarbonell.com

Q7001 (164) Bernardo Quintana 7001, Centro Sur. www.q7001.mx

Pescaü (171) Calzada de los Arcos 33, Bosques del Acueducto. www.pescau.com Antea Lifestyle Center (172-173) Carretera Querétaro - San Luis Potosí 12401. www.antea.mx

Información turística de la ciudad de Querétaro en el sitio oficial: www.queretarociudad.travel

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A g r a d e c i m i e n t os Laura Alfaro, El Campanario Residencial & Golf, Santiago Carbonell, Esther Carboney, Gabriela Ceballos, Maya Chan, Francisco Coronel, Pedro de la Vega, Julieta Díaz, Gerardo de la Garza, Gamal Durán, Juan Luis Durán, José Emilio Flores OFM, Jorge Degetau, Gobierno del Estado de Querétaro, Luis González, Roberto González, Jeanette Herrera, Instituto de Cultura del Municipio de Querétaro, Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, Sylvia Kuri, Hacienda La Laborcilla, Natalia López, Paulina Macías, Marco Tulio Martínez, Henrik Meden, Leonardo Montiel, Héctor Muñoz, Vicente Ojeda FMS, Ricardo Ortega, Jorge Ortiz, Jorge Ozorno, Liliana Pérez, Silvia Perusquía, Bernardo Sarvide, Carlos Torre, Adriana Vega, Gustavo Villegas.


querétaro mx la ciudad y sus múltiples tiempos paralelos se terminó de imprimir y encuadernar en los talleres de Offset Rebosán en la Ciudad de México en octubre 2017 con un tiraje de 1,500 ejemplares. El texto está compuesto en la familia tipográfica Brandon Text, diseñada en Berlín por Hannes von Döhren en 2012. La impresión de los interiores se realizó sobre papel couché de 200 gramos a selección de color. Las guardas son de papel Domtar Lynx de 216 gramos. Las 280 fotografías se tomaron especialmente para este libro entre mayo 2014 y julio 2017, con excepción de las cuatro ya existentes que aparecen en las páginas 78, 79, 82 y 134. La fotografía aérea de la página 180 es cortesía de la Secretaría de Obras Públicas del Municipio de Querétaro. La fotografía de fondo es un detalle de la fachada de la Casa Gutiérrez Nájera. La fotografía de las páginas anteriores es un detalle de la cornisa de la Casa de don Bartolo. Este es un proyecto de Sé, taller de ideas www.taller-se.com




MEMORIA FOTOGRÁFICA • EDICIÓN REVISADA

UERÉTARO MX

LA CIUDAD Y SUS MÚLTIPLES TIEMPOS PARALELOS

A través de una colección de más de 200 fotografías originales, este libro hace un recorrido visual por el pasado, presente y futuro de Querétaro: desde los monumentos históricos hasta los nuevos desarrollos metropolitanos, pasando por el folclore y las tendencias locales de una de las ciudades más dinámicas y expresivas de México. Sirvan estas páginas como una memoria donde el pasado, presente y futuro de Querétaro se entrelazan en su urbanidad: antiguos conventos transformados en museos, terrenos periféricos convertidos en edificios, barrios tradicionales que resguardan galerías de diseño. Y encima de todo eso, como un instante inmóvil: este libro.

I PATRIMONIO HISTÓRICO

II BARRIOS Y TRADICIONES

III TENDENCIAS URBANAS

2017 © Sé, taller de ideas www.taller-se.com

IV PAISAJE METROPOLITANO


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