[Radiador] No.26

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QUITARA EL SUEÑO A LOS REACCIONARIOS DEL MACROCOS MULARAN EL DIA DE MAÑANA - CONFUNDIREMOS LAS INQ TA SE EDITO ANTES DE ESTAR VIVOS.


SMOS - RESPONDEMOS A CUESTIONAMIENTOS QUE SE FORQUITEUDES DE NUESTRO TIEMPO PRESENTE - ESTA REVIS-


www.radiadormagazine.com

Esta revista es producida gracias al Programa “Edmundo Valadés” de Apoyo a la Edición de Revistas Independientes 2013, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes”

Editor en Jefe y Diseñador Daniel Malpica Curaduría Poética Emmanuel Vizcaya


o de las Reescrituras

R

eescribir es reconfigurar la casa de la escritura. Enfrentarse a la posibilidad infinita del laberinto en la página, extraviarse en terrenos desconocidos. Se reescribe como una manera de traducir, interpretar y reiterar. Reescribir es leer a contraluz, arrojar extensiones: huellas que dibujan caminos paralelos más allá del cuerpo y de la voz. Reescribir es renovar aquella voz. Expandirse porque el texto tiene más senderos por dónde transitarse. La reescritura deja sobre el escritorio cuerpos desnudos, pedazos de entraña. Las palabras surgen solas, sin el esfuerzo del émbolo presionando la tinta obligándola a construir desde un vacío, pues la primer escritura es una clave, un código que se deja descifrar. Y así, uno se deja acompañar por esa sensación acuosa. Reescribir es encarar la multiplicidad de rostros. Reescribir es encontrar más de un tesoro utilizando el mismo mapa

Emmanuel Vizcaya

(Este prólogo es una reescritura del prólogo publicado en el no. 21 o del ‘Open Source’)

, s mensuales. O bien ia or at oc nv co as tr a: articipa en nues mandando tus texos eb w al rt po o tr es colabora en nu e@gmail.com radiadormagazin

P


BeastieBoys

Don’t play no game that I cant win.

White Stripes

Fell in love whith a girl.

Daft Punk

Something about us.


Radiohead

Paranoid Android.

Pearl Jam

Do the evolution.

Gorillaz

Feel good Inc.


The Exorcist - Director’s Cut [Spa_Sub]1 Efraín Velasco (Oaxaca, 1977)

¿Alguien cayó? ¿Bromeas? ¿Bromeas? ¿Burke? ¿Casarme yo con él? ¿Cierto? ¿Como qué? ¿Como qué? ¿Cómo demonios la dejaste sola? ¿Cómo está de salud? ¿Conocía a Dennings? ¿Convulsiones? ¿Cómo estaba la niña? ¿Cómo ha dicho? ¿Cómo ha dicho? ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo se hace? ¿Cómo se llama? ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cree que debo llevarla al psiquiatra? ¿Cree que el caso es auténtico? ¿Cree que son obra de la misma persona? ¿Creerás que ni siquiera llamó? ¿Crees que mi mamá es bonita? ¿Cuál era? ¿Cuál era? ¿Cuál es el segundo nombre de su hija? ¿Cuándo? ¿Cuánto tiempo estarás en Regan?

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Preguntas ordenadas alfabéticamente y extraídas de un archivo de subtítulos de edición libre para la película El exorcista.


¿Cuántos años tienes? ¿De dónde sacaste esa idea? ¿De dónde salió entonces? ¿De qué se trata? ¿De verdad? ¿De verdad? ¿De verdad? ¿De verdad? ¿De verdad? ¿Desea tomar un whisky? ¿Dónde está el padre de Regan? ¿Dónde está Regan? ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Duermes? ¿Enseña? ¿Era una yegua o un potro? ¿Eres quien está dentro de Regan? ¿Es cierto eso? ¿Es el capitán Howdy? ¿Es esta escena realmente necesaria? ¿Es posible que lo recuerde? ¿Es que les examinan de analfabetismo? ¿Es que nadie va a ayudarme? ¿Es que no la vieron? ¿Es su hija la artista? ¿Es un tranquilizante? ¿Es una amenaza? ¿Escondiéndose? ¿Esperaba ese día algún paquete? ¿Está cansado? ¿Está grave? ¿Está segura? ¿Estás bromeando? ¿Estás cómoda, Regan? ¿Estás loca? ¿Este campus les pertenece? ¿Fuiste tú? ¿Ha escuchado a su hija maldecir? ¿Hablas latín? ¿Hacemos otra serie? ¿Has estado jugando con él? ¿Hay alguien dentro de ti?

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¿La escena 61? ¿Las líneas? ¿Le ayudaría saber? ¿Le gusta el cine? ¿Le gustaría ir? ¿Le habló de mi fiesta? ¿Lista para dormir? ¿Llamamos al autor? ¿Llegó algo interesante? ¿Lo confunden con Paul Newman? ¿Lo pusiste tú? ¿Lo puso o no? ¿Lo sabe Regan? ¿Lo sabes, querida? ¿Mamá? ¿Mamá? ¿Más café? ¿Me entiendes? ¿Me perdona un momento, Dimmy? ¿Mejor te callas? ¿Mentiras? ¿Morirá mi hija? ¿No cambiarás de opinión? ¿No cree que sea psiquiátrico? ¿No es eso? ¿No le dijo qué hizo? ¿No pudiste llevarla a otra parte? ¿No será demasiado viejo? ¿No te gusta tanto como papá? ¿No te sacaría de Regan? ¿No ven que va encontrarla? ¿Nos conocemos? ¿Ocurrió durante la caída? ¿Padre Dyer? ¿Padre Karras? ¿Padre? ¿Padre? ¿Pagaste el whisky con lo del cepillo? ¿Papá? ¿Para qué? ¿Para qué? ¿Pensaste algo? [08]


¿Piensa regresar pronto a su casa? ¿Podrás dormir ahora? ¿Podría verla otra vez? ¿Podría? ¿Podríamos eliminarla? ¿Por qué a ella? ¿Por qué brincaba en la cama así? ¿Por qué estas preguntas? ¿Por qué lees esas cosas? ¿Por qué lo dices? ¿Por qué lo pregunta? ¿Por qué lo pregunta? ¿Por qué me hiciste esto, Dimmy? ¿Por qué me hiciste esto, Dimmy? ¿Por qué me lo pregunta? ¿Por qué no? ¿Por qué, Dimmy? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Preparada? ¿Puede darle algo? ¿Puedo preguntar? ¿Puso Ud. esto en el cuarto de Regan? ¿Qué diferencia hay? ¿Qué era? ¿Qué es eso? ¿Qué es? ¿Qué es? ¿Qué es? ¿Qué hace allá? ¿Qué haces tú aquí? ¿Qué haremos? ¿Qué hay de postre? ¿Qué hiciste hoy? ¿Qué le digo? ¿Qué le parece Lankester Merrin? ¿Qué más? ¿Qué me pasa? ¿Qué noticia? ¿Qué ocurre? ¿Qué ocurre? [09]


¿Qué pasaba? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué quiere? ¿Qué quieres hacer? ¿Qué sabe acerca de la brujería? ¿Qué señor? ¿Qué te hizo decir eso, Regan? ¿Qué te parece? ¿Qué tiene que ver él? ¿Qué van a hacer? ¿Qué vas a hacer? ¿Qué? ¿Qué? ¿Querría venir conmigo? ¿Quién eres? ¿Quién eres? ¿Quién es ese sacerdote que veo? ¿Quién es? ¿Quién es? ¿Quién iba a pagarla? ¿Quién la protagoniza? ¿Quién? ¿Quiere confesarse? ¿Quiere decirlo de una vez? ¿Quiere hacer el exorcismo usted? ¿Quiere preguntárselo? ¿Quiere que le dé el historial? ¿Quiere tomar algo? ¿Quieres darle algún recado? ¿Quieres que hagamos eso? ¿Quod nomen mihi est? ¿Quod nomen mihi est? ¿Ratas? ¿Recordará su hija? ¿Recuerda aquella película suya, Ángel? ¿Regan? ¿Robarme los zapatos? ¿Sabe cómo murió? ¿Sabe qué es un exorcismo? ¿Sabe quién creo que lo hizo? ¿Sabes lo que hizo la puta de tu hija?

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¿Sabes? ¿Sabía Regan que venía un sacerdote? ¿Sabía Ud. que murió mi madre? ¿Sale la mancha? ¿Sí? ¿Sí? ¿Sientes algo? ¿Sientes esto? ¿También sabe cómo murió? ¿Te aprieta? ¿Te arrepientes? ¿Te gusta la idea? ¿Terminaron? ¿Tiene creencias religiosas? ¿Tiene drogas en su casa? ¿Tiene tiempo? ¿Tiene un cigarrillo, Padre? ¿Tú quieres que se vaya? ¿Tú? ¿Ud. lo siente? ¿Una fiesta? ¿Va a ponerse bien? ¿Y cuál es la causa? ¿Y de mi hija? ¿Y de qué es? ¿Y las mentiras que dice? ¿Y los análisis? ¿Y por qué quieren echarlo abajo? ¿Y quién actúa? ¿Y quién es ése? ¿Y su hija? ¿Y ya comió?

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Electrizada Felfema Mreosi (Chile, 1981)

Hermana, acércate a mí; yo ya sé pelear contra las abejas No ves que lo que ahora temo son las bajezas que sello en mi interior. Orestes, Bóreas me rapta, eleva mis faldas y no hay nada que contra eso se pueda hacer. Hace huracán dentro de mí con su lengua de serpiente. Vas a decir que estoy loca, pero aquí lo injusto no es que él se contente en mí sino que yo no pueda contentarlo a él como quisiera

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JABBERWOCKY Lewis Carroll (De A través del espejo y lo que Alicia encontró allí - Through the Looking-Glass and What Alice Found There, 1872) Versión de: Daniel Rojas Pachas (Perú, 1983)

Irradiaba el día y los toves flexibabosos giroscopaban y barrenaban en el vergel. Debilserables estaban los borogoves y las raths de madriguera bramaestornusilbaban. ¡Cuídese del Jabberwock, hijo mío! ¡las mandibulas que muerden, las garras que atrapan! ¡Cuídese del ave jubjub y esquiva al frumioso Bandersnatch !” Empuñó su vorpalina espada: Largo tiempo persiguió al manxioso enemigo -Entonces descansó junto al árbol Tum-Tum plantándose un rato en sus pensamientos ¡Y, como si en asperrogantes pensamientos estuviese sumido, el Jabberwock, con ojos llameantes, vino resoplando a través del tulgido bosque , y burbubramó al llegar! Un, dos! ¡Un, dos! Y a través y a través la vorpalina espada lo hizo trizas y picadillo! Lo dejó muerto, y con su testa galofrando regresó. [13]


“Al Jabberwock has matado? ¡Ven a mis brazos, hijo radioso! Oh, frobioso día! ¡ Callooh! Callay!” risopló con júbilo. Irradiaba el día y los toves flexibabosos giroscopaban y barrenaban en el vergel. Debilserables estaban los borogoves y las raths de madriguera bramaestornusilbaban

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http://www.youtube.com/watch?v=KWZUG0-nn_Q

Reescrituras

Un imperdible largometraje sobre falsificaci贸n de pinturas.


PALA


MIMMO

ADINO Transvanguardia





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Corte-c贸dice borrado de pie

sobre -dra de sol

Daniel Malpica (mX, 1988)

P_____ __ __l __ _____ __ _____, __ _____ __ ____

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de Transformgays (FETA,2013)

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Códec Aubin Jehú Coronado López (Nuevo León, 1987)

Escribir buscando el códec: partitura accidental de un código binario

en otro idioma:

es decir la representación física de un estado en desorden. El dolor de la caída en el códec rescribirlo usando un órgano en vestigio que derrama tinta y nunca se vuelve una falla una grieta. Abrir las ventanas cerrarlas a gritos a golpes de pecho Pero el códec permanece inconcluso: hay formatos que no acepta hay leyes que no aceptan ser violadas mas la violación del códec no pide un consenso: la violación lo quiere todo para descargarse para ser un accidente un error de dedo: no se le teme a la violación

sino a la libertad que ésta otorga:

Tu vida es un flujo de datos: nunca descargas el mismo códec

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El invento de la bombilla según el amor Javier Alvarado

(Santiago de Veraguas, 1982)

Durante los meses tristes, centelleó mi vida sólo cuando hice el amor contigo Como la luciérnaga Tomás Tranströmer, Apuntes de Fuego

Durante los años de oscuridad, Era mi cuerpo un cable de alta tensión y tu cuerpo una bombilla. La plenitud y la hermosura en toda la derrota, Un camino de la leche que nos guiaba hasta el pomar. Un agua sempiterna que dejaba en mis manos los antiguos cauces, Las ubérrimas barcazas donde destiló la misericordia de tu piel, El amaranto negro de tus bragas y sus soles oscuros que aparecían En mi videncia de niño, en mi bitácora de viejo, en mi mocedad y en la pizarra. Durante los días infelices, centelleó mi vida cuando hice el amor contigo, Como las luciérnagas

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България Mexicalli (Fragmentos) Gerardo Arana

(Querétaro, 1987-2012)

Yo no sabía NADA DE BULGARIA hasta que decidií escribir un poema sobre México. [38]


Alguna vez arribaré al sueño Jardín muerto, infranqueable. Sobre Tarimoro yace la noche Aquiles, Las tinieblas sobre Tarimoro KRAN TARANDACUAO KIRKOVO CHIMALISTAC Viva Regresó el soldado Vivo y sano Regresó el soldado Y vivo y sano Mató el soldado Mató el soldado Vivo y sano Kran Tarandacuao Kirkovo Chimalistac Vivo y sano Regresó a matar el soldado Más vivo, más vivo más soldado.

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Espejo de justicia Trono de sabiduría Causa de nuestra alegría. Vaso espiritual Vaso digno de honor. Vaso insigne de devoción ROSA MÍSTICA Torre de David Torre de marfíl Casa de oro Cie lo l a t i e r r a . El cielo en la tierra . El cielo es la tierra La espada en la piedra.

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Los Reyes Tracios [41]


Suave Septtembre1 Proemio La noche engendra La partitura muerta, Odio secular Un gajo de epopeya negra. Navegaré hondamente por las olas Entre la oscuridad y la tiniebla Cólera majestuosa, Correo Chuan, Espesura desértica. Le diré a la épica sardina: La Patria es obscuridad y neblina. Grave Patria: Estrangulada en la selva hambrienta. Antes de la caída de las hachas Gritan muertas de miedo las muchachas. El pájaro carpintero destruye un teléfono negro. Primer Acto Patria: cenagosa cresta de maíz, Tus talleres el palacio de Krum.. [...]

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Remix libre de la Suave Patria y Septiembre de Geo Milev (Traducción: Pedro de Oraá)

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Mexicanos harapientos Mexicanos enlodados Mexicanos hambrientos Mexicanos huraños, Mexicanos perdidos en México Demacrados por el trabajo Endurecidos por el frio Con bolsas haraposas Con dilgos y horquillas Mexicanos contrahechos Mexicanos baldados Greñudos, tiznados Descalzos, lacerados Mexicanos elementales: Bestiales, Iracundos, Rabiosos. Sobre tu Capital, campesinos con pértigas en carretela; Jóvenes y ancianos precipitados, animales ciegos, toros furiosos. Grita el palomo colipavo: Incontenible: Temerario: Majestuoso: ¡¡¡Arriba el pueblo mexicano!!! Arriba dónde, Arriba Cristo Entre los hombres, uniendo los países, uniendo a los poetas, Sumando a los muertos, llevándolos al cielo. Patria: tu mitilado territorio se cubre de pavesa, tizne, escoria, se impregna de humedad y frío. el tren va por la vía, devorando con martillos las jugueterías. la galana pólvora, el rudo patán, el aeronauta, el escritor oscurantista. Todos en el tren entrenados. Millares comen masa Regresan al poder los caudillos homicidas [43]


Grave patria (Bulgaria): miles de creencias, fe en el delfín ascendido, tenacidad para la vida, jariosa raza de bailadores de jarabe. Corazón salvaje Lumbre en cada Corazón. La bandera se iza. Sonora miseria alacancía; madrugada terruño, Calle sacudida en temor y tormenta. Santo olor de panadería: Masa para el pueblo millar Cuando nacemos. La tragedia comienza Cuerpos muertos, Cadáveres sangrientos Con poemas en el pecho Recubren Laderas, Vallejos, Senderos. En México reina la muerte En México reina la muerte En México reina la muerte Campesinos ametrallados Huyen con pavor dondequiera Entre chillidos de ancianos, niños y mujeres espantadas. Trueno de nuestras nubes sobre las tierras labrantías de Bulgara Mexicalli (Herring Publishers, 2011)

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Fe Jhonnatan Curiel (Tijuana, 1986)

Reescritura a un poema de David Meza, en el capĂ­tulo Luis, dentro del libro El sueĂąo de Visnu (2.0.1.2. Editorial)

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Creo en Dios como la única palabra. Creo en Dios al mirar mi reflejo en su espectro. Creo en Dios al extremar el dolor. Creo en Dios como la puerta magnánima y total. Creo en Dios como un día cosido a la distancia. Creo en Dios como la fuente natural de colores. Creo en Dios cuando la gente lo confunde con puritanismos. Creo en Dios cuando se arruga como una sábana. Creo en Dios al brotar en un puñado de tierra. Creo en Dios como la luna al respirar dormida. Creo en Dios como los Arcoiris en la luz. Creo en Dios sin las barbas y los dedos llenos de cuerdas. Creo en Dios al triangular mi sueño con el bien y el mal. Creo en Dios y tengo los puños llenos de mar para probarlo. Creo en Dios y se materializan mis rumbos en diagramas de claves. Creo en Dios al alojarme en los rincones. Creo en Dios junto a los gatos erizados de miedo. Creo en Dios al mirar tristeza en el nudo de los ojos. Creo en Dios al desaparecer en los otros. Creo en Dios al saber que cada autopsia deja una canción. Creo en Dios cuando el éxtasis es una manera de anularnos, cuando las estrellas se parecen tanto a las células. Creo en Dios como ese gran electrón. Como la fruta universal perfecta. Como el árbol de la posibilidad. Creo en Dios al remar hacia los límites. Creo en Dios al desvestirme de sombras religiosas, y nadar en el agua del tiempo, solo. Creo en Dios como el navegante en el horror de la civilización. Creo en Dios y sus palabras son las mismas palabras que me cosieron los labios. Creo en Dios y he visto la sangre. Creo en Dios y reptiles se retuercen el corazón. Creo en Dios y la desesperanza es un veneno sobre las caras vacías. Creo en Dios y la penumbra se impone. Creo en Dios cuando los rayos de la noche se enredan al cabello. Creo en Dios cuando el capullo florece en el rincón de la tierra. Creo en Dios al desprenderme de mis fisuras de ser. Creo en Dios cuando me como las heridas. Creo en Dios cuando punza. Creo en Dios cuando una mujer se desnuda en la brisa. Creo en Dios como un pequeño volcán, a punto de expulsar magma azul. Creo en Dios cuando me pongo al filo de él, cuando estoy a su costado y me siento en el abismo, con la cruz hecha pedazos en su palma, y él sentado en la palma. Por eso creo en Dios cuando está enfermo, cuando la fiebre llena de gusanos la piel, despierto empapado en pesadillas, luna y mar como la fuerza de su tacto, ola de locura, escritura sobre la corporalidad. Creo en Dios al abrir los ojos y buscar dentro de mi alma. Creo en Dios al escucharlo en las hojas de los árboles. Creo en Dios al distinguir su aroma entre los sexos. Creo en Dios al estrujarlo como si fuera un [46]


puñado de sal. Creo en Dios al probarlo en los huesos de los mangos. Creo en Dios al intuirlo. Creo en Dios al vaciar el mar y llenarlo de lágrimas. Creo en Dios al construir un templo con una sola palabra. Creo en Dios al aparecer en otro planeta con los pies descalzos. Creo en Dios como en los soles de plata. Creo en Dios desde el momento en que pude respirar. Creo en Dios hasta el momento en que muera. Creo en Dios hasta que muera de la muerte a algo que no es nacimiento. Creo en Dios al escribir que moriré encima de un cometa hacia la estrella más cercana. Creo en Dios y me gustaría tener la mirada de venado cuando vaya a morir, fija y absoluta hacia un horizonte magnífico. Creo en Dios porque la selva se volvió de cristal, adentro quedaron árboles por millones de años. Creo en Dios con las manos y los pies hacia el cielo. Creo en Dios como la cascada rosa de la dicha. Creo en Dios sin decir cuál es el lado de la moneda que prefiero. Creo en Dios porque los caballos volaron al correr tan rápido. Creo en Dios como el caparazón cree en la tortuga. Creo en Dios al retorcerme como raíz en las piedras. Creo en Dios al leer el código de la ternura espiritual. Creo en Dios cuando la fe me hace preguntas. Creo en Dios en los momentos más desesperados. Creo en Dios y mi diálogo con él es tan silencioso que no existe. Creo en Dios y estoy cantando que alguna vez hice mi casa con escombros de la última ciudad sagrada. Creo en Dios porque atravesé los desiertos de asfalto solo, viendo las cicatrices abiertas en la tierra. Creo en Dios porque vi el reflejo del Arcoiris en aceite. Creo en Dios al subirme a los barcos que me llevarán a mis recuerdos de niño. Creo en Dios cuando hay lagartos en el camino, y tijeras para cortarlos de la angustia. Creo en Dios al recordar los valles solitarios. Creo en Dios al ver un niño junto al árbol de la eternidad. Creo en Dios al tocar centellas en sus frutos. Creo en Dios al entrar a la dimensión orgánica. Creo en Dios cuando alumbra en el alma. Creo en Dios porque los rumbos me lo reiteraban de diferentes maneras. Creo en Dios con las preguntas acumuladas en las uñas. Creo en Dios y podría creer en los elefantes nómadas o las ballenas que nadan en mis sueños. Creo en Dios al preguntarme dónde duermen esos gigantescos mamíferos, y no hay otro lugar más vasto que la mente. Creo en Dios y me siento cansado de ver paisajes devastados. Creo en Dios y me duele escuchar este llanto. Creo en Dios al pincharme la lengua con agujas, y tratar de recordar ese idioma que aprenderé en el futuro. Creo en Dios al saber que una parábola contiene el equilibrio del mundo. Creo en [47]


Dios al santificarme los pĂĄrpados con pĂŠtalos. Creo en Dios al purificarme de toda palabra, de todo lenguaje, y de todo Dios

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http://www.expoesiavisual.com/

Reescrituras


D

entro del marco del Festival de la Letra Impresa, llevado a cabo el 16 de Noviembre de 2013. Se realizó la intervención poética abierta al público en la Plaza de Santo Domingo, Distrito Federal, la cual es ampliamente conocida por su tradición de tipógrafos y mecanógrafos. Con la llegada de los formatos digitales hoy esta profesión es mucho más reducida, pero continúa ejerciéndose de manera independiente por esta comunidad de personas que han dedicado sus vidas a transcribir las vivencias de los demás: cartas, formas oficiales, declaraciones y poemas como esta misma lectura que fue “cadaverizada” in situ por los escribanos: Irene, Manuel de la Concha y Miguel Hernández Ordoñez.

Así mientras los poetas iban leyendo en público, los copistas componían a oído un cadáver exquisito en un ejercicio de reescritura. Los resultados mecanografiados fueron escaneados durante el evento y se armó un pequeño libro facsímil que se imprimió y entregó de vuelta a los tipógrafos, mecanógrafos, al público en general y poetas. Con lo cual se hacía una especie de edición en vivo por parte del laboratorio experimental de Ediciones Artesanales & Editoriales Alienígenas. La portada corresponde a los chapulines que se venden ahí mismo como un aperitivo tradicional.


Este libro se hizo como un reconocimiento para la Unión de Tipógrafos y Mecanógrafos Públicos del Distrito Federal. Plaza de Santo Domingo, 16 de Noviembre de 2013. Cogenerando así un ejercicio poético con una comunidad particular que de manera sensible ha dedicado su vida a la escritura. Los poetas participantes: Ariadna Vásquez, Balam Rodrigo, Fernando Corona, Alina Hernández Gerardo Grande, Jocelyn Pantoja, Yaxkin Melchy, Marina Ruiz, David H. Rambo, Emmanuel Vizcaya

México, D.F. 2013.

lee el resultado facsimilar de la intervención_ [51]



Composici贸n arcade

y otras consolas


sr. Moretti.- La banda nace por la necesidad de hacer música y la inquietud de abordar en el mundo del jazz. Rodrigo, Fantomas y yo estábamos en pausa con un proyecto llamado “Momo”. Nuestra idea inicial, era interpretar temas clásicos y componer una que otra canción haciendo homenaje a temas de caricaturas, videojuegos y series; pero un viejo integrante que tocaba la flauta en los inicios se reusaba. Con el tiempo el proyecto quedó barado y nos presentábamos esporádicamente hasta que, en la casualidad de otras pausas similares a la nuestra, nos encontramos con Luis Alcacer que igualmente comparte un amor por el jazz y la música de los videojuegos. Él, a su vez, nos presentó a Brian Cubría, una joven eminencia de la música de los videojuegos y el jazz, y ambos pasaron a incorporarse a este nuevo proyecto. En fin, podría decirse que es ahí donde nace y toma forma el proyecto Bonvi Band. En cuanto al nombre, en realidad es algo mu chistoso ya que lo sacamos de un programa cómico argentino llamado cha cha cha que tenía capsulas de productos falsos. Pueden buscarlo en la red como “30 pelusas” y ahí encontrarán una parte del porque. Se la misma forma el nombre proviene en sí de la expresión francesa Bon Vivant que se utiliza para referirse a personas con gusto refinado y cosas de esas. La banda se ha dado de manera tan fluida y en poco tiempo que en realidad no nos hemos puesto a pensar mucho en nuestra búsqueda. Sin embargo, en el andar hemos llegado a la conclusión de que [54]


queremos acercar a nuevas generaciones e incluso a gente que no ha tenido la oportunidad, o que no se ha dado la oportunidad, de escuchar la música de los videojuegos.

Nuestras influencias son variadas. Evidentemente se encuentra la cultura noventera. También las series, el funk de las películas, novelas fantásticas, el movimiento grunge, Pink Floyd, el jazz, los videojuegos y (claro) la música. Fantomas.- Mis influencias están marcadas por el rock con grupos como Pink Floyd, Perl Jam, Radiohead y por el jazz con artistas como Pastorius, Buddy Rich, Miles Davis, Charles Mingus etc. Brian .- Nobuo Uematsu, Yasunori Mitsuda, Michiru Yamane, King Crimson, Brad Mehldau, Avishai Cohen, Ari Hoenig… Rodrigo.- El Rock en muchas de sus formas. Mi banda favorita es Pink Floyd. Pero amo el jazz, en especial el cool jazz. Bossa nova, pop y progresivo. Luis.- Yo diria que tenemos un poco de todo. Somos fans totales de King Crimson, Pink Floyd, Yes, Premiata Forneria Macronni, en fin; el rock progresivo pues! fotos: Diego Mastretta

También tenemos influencias de Medeski Martin & Wood, John Scofield, etc. Y claro la música de videojuegos como Zelda, Castlevania, Silent Hill, Final Fantasy, Mario Bros, Megaman, FZero, Pokémon, Street Fighter... Escucha Mega Man X en vivo interpretado por:



Igualmente, todo el tiempo estamos buscando juegos y música nueva. Ambas cosas están levantando muchísimo y me hace pensar en juegos como NI NO Kuni del estudio ghibli (responsables de películas como El Viaje de Chihiro y el Castillo Vagabundo) con la ayuda de Level 5. A mi parecer crearon una de las obras maestras más impresionantes que se ha visto en varios aspectos. Por ahora estamos tocando la música de los juegos que más nos gustan tratando de agregarles un feeling de nuestros géneros favoritos en la música. Brian y yo hemos trabajado en esa industria aquí en México haciendo música y diseño de audio para video juegos. Algunos de esos juegos nunca vieron la luz, pero esperamos poder tocar música propia de algún videojuego en el que trabajemos en un futuro.

Brian.- Algo interesante de la música de videojuegos es que, así como en el cine, no pertenece a un género musical único y este mismo varía de compositor a compositor. A la hora de traducir mucha de esta música a instrumentos variados resultan géneros desde rock y jazz, hasta pop y clásico. Habiendo dicho eso, las limitaciones tecnológicas de estos músico sí debieron de ser en gran medida raíz de la creatividad que llegó a tener la música de 8 y 16 bits. En esa época, la música no podía ser grabada en un estudio e introducida posteriormente. Lo que se hacía era programar los sonidos con limitados cana-

les (incluidos los efectos de sonido del juego) y con un sólo chip de sonido. De hecho, hace más o menos 10 años nace en Inglaterra un género musical (no necesariamente relacionado con los videojuegos) llamado “chiptune” el cual basa su música en programación de sonidos con estos chips. Eso nos hace pensar en las mismas limitaciones ya no como herramientas arcáicas si no como herramientas artísticas.

Escucha Mario Bros en vivo interpretado por:


Rodrigo.- A mi parecer, lo que hacemos en la Bonvi-Band tiene su primer sustento en la experiencia de jugar los juegos; esto, ligado directamente con las diferentes perspectivas que tiene cada uno de nosotros. Así mismo, muchas de las ideas que surgen vienen de jugar juntos. De esta forma la música de la banda también se nutre de visiones compartidas sobre determinado juego e, igualmente, de esta forma los temas quedan aderezados por los elementos del juego mismo creando el ambiente óptimo que buscamos y que simultáneamente espera la audiencia gamer. Brian.- Lo que considero más importante del proyecto es, por un lado, unir a la gente a fin a los videojuegos en México que hay mucha pero muy dividida. Por el otro, ayudar a darle su merecida importancia ya que se ha convertido en un medio importante de comunicación y arte. Escucha Tetris en vivo interpretado por:


La banda esta integrada por Rodrigo Moreno y Luis Alcacer en las guitarras; Pablo Moreno (sr.Moretti) en la baterĂ­a, Brian CubrĂ­a al piano y los teclados; y Cristian DĂ­az (Fantomas) en el bajo

Un abrazo Bonveiro para todos!

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Señas Distintivas John Z. Komurki (Londres, 1984)

Tiene cicatriz en rodilla derecha. Tiene cicatriz en antebrazo derecho y padece esquizofrenia. Tatuaje en el brazo derecho una mujer vestida de charro con sombrero, en el brazo izquierdo como una greca y otra figura. Es sordomuda, verruga en la nariz. Ninguna. Tiene cicatrizes en brazo izquierdo. Cicatriz de quemadura en antebrazo derecho otra en el pecho. Padese síndrome de down. Varias cicatrices en la nariz por varicela, cicatriz en mano izquierda. Ninguna. Cicatriz en el estomago. Lunar en pómulo derecho, dos perforaciones en las orejas, cicatriz en espalda. Cicatriz en ceja derecha, usa lentas de alta graduación. Padece retraso mental. Tiene varios tatuajes en el cuerpo. Dificultad en caminar de lado derecho, ausencia de dientes, cicatriz por cirugía en la cadera, problemas de salud mental. Ninguna. Lunar arriba de labio superior lado derecho, cicatriz de cesárea, cicatrizes de acné en ambas piernas.

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Ninguna. * Soy blanca. Recién rapada con 3 cicatrices sobre el lomo. ESTOY EN TRATAMIENTO MEDICO PORQUE SUFRO DE ATAQUES. Me gusta bailar. Salí de mi casa. Extraño a mi familia. Me asusto con facilidad. Me llamo Thinker. Mi oreja derecha no se levanta. SUFRO DE ATAQUES TIPO EPILEPTICO Y EXTREMADAMENTE NERVIOSA. Casi no come pero mueve su colita en agradecimiento. Me buscan. Tengo ama y mis huesitos de mis patitas traseras me duelen mucho, necesito de mis medecinas. GOLIATH. Soy Keiki. Soy muy sociable llevo un sueterpantalon azul claro con espirales de colores. Soy Bonita. Soy

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Nictografías Marianna Stephania (Oaxaca, 1990)

A partir de ‘Escrito con un nictógrafo’ de Arturo Carrera

11:20 pm Hay tinieblas y vacío, pero la noche sólo llega cuando somos capaces de escribirla, al hablarla la hacemos cuerpo, sentimos cómo se va formando en cada sonido que nos raspa la garganta. Al cantar se hace la noche. Escuchamos una melodía infinita que separa el día de lo oscuro, los sonidos de la luz fueron consumidos por tu canto y para no perdernos construimos un mapa donde marcamos estrellas y estaciones. Se hacen presentes las señales de todo lo existente. El cielo se expande. Ella está a punto de nacer. 12:09 pm Todo a nuestro alrededor ha fallecido. Es la hora. Junto a mí, un rostro me acompaña en la reescritura. Es el rostro de un poeta cuya voz se ha apagado. Aquí los muertos tienen hambre. Hambre de volver a decir, de aniquilar ese silencio irremisible que es una doble muerte. Poseída, escribo como si robara. La noche es el pliego de papel sobre el que trazo las palabras. Conducida la mano por una voluntad desconocida, cada vez que el silente me habla aumenta la memoria de mis manos. El poeta murmura versos olvidados, pero adentro hay una voz que se escucha, primero muy bajo, como pequeñas pisadas, cada vez más como un grito o un balazo. Escribir es injertar máscaras. El verso se hace texto. La noche acaba. No se sabe quién escribe. 1:57 am Entro a lo oscuro. En la penumbra un espiral azul se abre devela en su centro una flor. 2:02 am Sentí la orfandad de haber llegado sin un cuerpo. Fui pura luz hasta la separación de las tinieblas. Fue ahí donde nací. Alguien me dio un cuerpo desnudo, incapaz, frágil. Nací sin palabras y eso me marcó más que la ruptura inicial. Pasaron años antes de poder recuperar

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mi lenguaje, al representar el mundo descubrí un lugar nuevo, un espacio habitable hecho de palabras. Mudo mi cuerpo y soy palabras. Mudo mi cuerpo para matar este silencio y huir de la muerte. Mudo mi cuerpo y quedo expuesta. Una luz me recorre. Una nueva materia me conforma. Hace frío, mis manos tiemblan. 2:13 am Sombrío: Hazme un lugar en ti, déjame guardarme en el silencio que no pronuncias. Abrázame, cúrame del frío y de mis manos temblorosas. Siniestro, al escribir lo tenebroso se hace parte de tu carne. Dices palabras y brotan flores oscuras en mitad de la noche, en mitad de la página. Hablas y estrellas y cometas salen de tus labios, hablas y adentro de ti se forma un universo donde no llega el día. Hablas, tu voz absoluta hecha de letras como pájaros ciegos golpeando sus propias sombras. Hablas y son tus palabras flores carnívoras. Sombrío, hazme un lugar en ti, en medio del cuerpo, en el lenguaje. 3:45 am En el jardín hay hombres de ojos vacíos. - ¿Dónde están? - Ahí están, en el jardín, debajo de la tierra. La niña señala: - Ahí están los muertos. - Estos muertos son míos. Han venido a casa a tejer las palabras. 4:29 am Estas frases se parecen a un dolor que intuyes y no logras recordar. Adentro del armario la niña llora, tiene la orfandad tatuada en las manos. Busca sus muñecas y las cubre de escritura, como amuletos, alguien tiene que protegerla de los ausentes. Ahí, en el texto, se encuentra el salón de baile de los muertos. Llora y siente miedo, alguien se acerca y la toma de la mano. La niña danza. 5:35 am Existe un conjuro en las puertas para evitar la entrada de las sombras. Las flores oscuras se van deshaciendo, la noche comienza a diluirse. Hay un grito. La noche se abre, el texto se abre, lo que pare es la luz. El texto no existe, es la noche misma. El texto muere, queda el silencio. El texto termina. El día comienza a germinar

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*** Manuel de J. Jiménez (Ciudad de México, 1986)

La línea terminaba por situarme a la altura del mar, cerca de la trapisonda, una alfombra conservada aún en su tinta, delante de la catadura espesa del océano (...) A pesar de encontrarme frente a la belleza de los piélagos, recordaba, después de hacer un esfuerzo, que al mar se le oye siempre desde arriba, como si el cielo y los siete océanos volvieran a oírse al unísono, con todo su temperamento métrico (...) Los acantilados se levantaban con sus pliegues, atiborrados de vestigios, de huellas de otra fauna engañosa, donde los peces yacen en sus mausoleos enlamados. Todas las fábulas humanas y animales están expuestas en los légamos del desierto. El sol, instigándome con fuerza, casi derretía mis facciones más prominentes: mi barbilla se resbalaba en un cono, mi nariz se corrompía. (...) creí ver una fuente que se levantó a no muchos kilómetros de la bahía. Al focalizarla, crecieron más fuentes de ella y pequeños chorros torcían sus cuellos como una hidra. Tomaba el tranvía de regreso, decorando las calles de Miraflores, siguiendo los vaivenes en las puntas de Barranco. A veces lo acompañaba Ramón y hablaban sobre el final de la estación dorada, sobre la inmensa tristeza de tener dieciséis años y el fracaso empañando los anteojos. Ellos que recién empezaban a vivir sorteando la conjuntivitis causada por el crepúsculo de su ciudad. Mañana, uno de ellos podría escribir sonetos para la clase de literatura, pero ahora lo importante era la visión periférica, la vida por encima de las alturas de simiente. Rafael se quitaba el terno para cambiar de identidad, o por lo menos, disfrazarse para sus tías beatas, que no entendían nada de la belleza figurativa. Su nombre era una marca roja para la bohemia, nadie necesitaba un graznido lírico en la familia.

Los surtidores se malversaron con metros de arte menor, ya no se divisaban desde el litoral. Ahora los manantiales nacían entre los acantilados, como raíces transfiriendo cada una de las eras geológicas bajo sus aguas. Quedé perplejo ante el baile en ascenso de los ríos subterráneos, ante la gimnasia, con su giro que regresó como una tromba de asteriscos. Miré aquello como un ballet de sombras mojadas, en equilibrio con todos los componentes del mar, suelo y aire (...) Más allá están los manantiales que se distienden en una lámina. Al mirar la cantidad de luces traspasándome, saqué mi escapulario y repetí su nombre

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haciendo una letanía con la naturaleza (...) El ambiente me tenía confundido: se revelaban los bloques acuosos. Conocía los manantiales, las fuentes, pero no podía ir delante de mis sentidos. Por un lado, las pilas persistían, inmaculadas, sin movimiento, tétricas, en espera de que alguien bebiera sus aguas bautismales o degollara la percepción de una lupa. Por otro lado, crecían los veneros como centellas del magma, participando del calor y las venas que recorren el pensamiento vivo en una ampolleta. Algunas nacientes brotaban con la lentitud de un loto, confundían sus aguas cerúleas, sus troncos, con los pétalos alegres de la Anunciación. Los grifos, dañados a causa de sus goteras, calculaban eternamente la distancia de su boca al suelo, de la cascada al ojo. Expiando sus vaguedades verídicas, recordaba más como el joven De la Fuente Benavides y menos como el histriónico Martín Adán, a su primer amor. La niña nívea de doce años y uñas negras, alejada en un pueblo ingenuo de la maquina eléctrica. Aunque fea, sus ojos mostraban un candil que avivaba los deseos de cualquier leninista púber. La sierra a punto de hervir. Por eso, Rafael pensaba en esas líneas que escribió para ella con tanto esmero: “Y su almita se abría como un devocionario íntimo por la parte que trata del pecado mortal”. Supo después que Magda no se había casado con ningún cristiano viejo, sino todo lo contrario. También supo que sus pulmones nunca aliviaron la intoxicación: el aroma a sol de patio, a escuelita. La tinta ya seca e irrecuperable: el primer amor enquistado.

Caía el agua de mis fosas, boca, ojos y oído en secuencia. Temí vaciarme en agua o en un líquido casi amniótico. Nuevamente: fosas, boca, ojos y oídos. Estaba a salvo después de recibir un ungimiento sacramental, después de que las aguas me tocaran la frente y colocaran una señal efímera en mi ojo (...) El sol se deformaba a través de ese cristal, el canto de las focas onduló entre las elasticidades del céfiro. Aquellos flujos bebí uno a uno, delante de mi cuerpo que permanecía fuera de mí, en un devenir pócima. Probé aguas minerales que oprimían mi mente para darle un juicio a las luces; probé las aguas aéreas que limpiaron mi esófago tóxico de muletillas; probé las aguas radiales que limpiaron los enunciados con suma dificultad (...) Poco a poco, enrojecido y con parálisis, volvía a ver las correlaciones del paisaje, los cordones que unían una roca con otra roca, las cadenas que sujetaban el perfil moche de los acantilados. En medio de esto, con gran atención, seguía los movimientos minúsculos de un jacarandá remoto. No podía perderlo de vista, porque a su paso crecían otros jacarandás que eran una réplica del primero, pero con los contornos glaucos y deslavados. La formación de estos árboles me perturbaba porque parecían soldados contorsionando sus cabezas. Avanzaban o retrocedían en cuadros, después, avanzaban o retrocedían en rombos. Algo en mí me dijo que únicamente tenía que seguir al jacarandá maestro, que se trasformaba en el pretor de esas provincias gramaticales. Pregunté a cada árbol sobre su mentor, éstos me achacaban con el mismo ardid retórico: las mismas palabras remachadas en sus referencias, en sus razones ampulosas. Supe que si quería encontrar al maestro, tenía que ignorar las fórmulas: hablar siempre en metáfora. Así que recordé algunos versos continentales y los combiné rudimentariamente con los míos (...) Usé la punta

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más filosa del sonido y saqué la “a” del subsuelo. Finalmente, entre las hojas caedizas del maestro, sopló la palabra “calla”, “calla”, “calla”, “calla”.

Caminé hacia el sur con los labios secos, con las uñas encallecidas por el temple desértico (...) El sol defendía su territorio con la majestad de un tigre blanco, con floretes alrededor de su cabeza descollada. Las rocas se alzaron encima de las dunas como sapos celadores. Por suerte, llevaba agua de las fuentes para no morir. El desierto se contraía y dilataba como una membrana solar, se entiesaba con las fibras, ante el tacto de las jorobas. Las dunas progresaban hasta donde la vista ya no regresa de vuelta, hasta donde la percepción se desleía en un huracán. Conforme iba avanzando, el clima reconocía algunos patrones, cierta bondad arbórea. La geometría construía helechos, tréboles, eucaliptos y pinos. Pensé que tal vez esto se debía a otra visión más, una fantasía atroz de la espiral dariana; así que con restos de cáñamo construí una honda y apunté contra todos los objetos a fin de no vivir un solipsismo (...) El Trópico de Capricornio cruzaba como un misil diamantino, zanjaba los cielos a la velocidad de la luz, sin que las nubes notaran el corte letal. De nuevo, la geometría erigía helechos, tréboles, eucaliptos y pinos. Caminé por largo tiempo en círculos, en ángulos errados, hasta que uno de mis pies aplanó una uva. Se sentó en el umbral de la casa vieja, traía esa silla parca, pequeña pero fuerte. En el barrio de Villa Alegre, los días pasaban con cierta parsimonia, yéndose poco a poco, despidiéndose con mucho cuidado. Él despertaba temprano cada día catorce, madrugando junto a su padre, tomaban algo de agua y partían rumbo a la campiña. Caminaban por largas horas siguiendo la ruta instruida por los años, tocando las mismas huellas frescas de hace un mes. Paciente, Nicanor escudriñó entre los espinos, sacando los huevos de diuca. Se relamía la boca sólo con verlos. Los nidos permanecían en silencio, pero el ojo del ave se prolongaba lento, sin cesura. Nicanor juraba que ese manjar es lo más delicioso que ha probado hasta entonces. Nunca olvidó llevarles huevos de diuca a Hilda, Violeta, y Roberto.

Las uvas se duplicaron ante los sonidos de mis palmas, se multiplicaban en franca oposición al horizonte magenta. Atrás dejé sus decimales exactos, sus lindes fetichistas. Las uvas continuaban duplicándose en una meiosis furtiva, sin miedo de experimentar una degradación celular. Las parras, convulsas, mascullaron fórmulas paroxísticas en sus hojas; los troncos mostraban sus tiras arteriales. Otras hojas dentadas, levantaron sus aletas como queriendo planear encima de mi voz, pero en vez de eso, se sumergían (...) En ese entorno, recosté la cabeza, caían mis brazos como lingotes, mis pies se tornaron postes mohosos. Dormí o soñé entre las uvas (...) En el pensamiento sólo eran las uvas, en su contorno liso, persistía una aproximación a la materia: celdas vibrantes de la lengua. Las uvas dominaron el espacio del aire, flotaban los racimos como diagramas donde lo único ajeno a ellas era yo como individuo.

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A él le saltaba el corazón en una fiebre numérica, en una transferencia de valores imaginarios. La tarea fue encontrar patrones más o menos fijos o estables entre el 64 y 32, más allá de su paridad, de ser divisibles entre un 2 insostenible. Ella, para bien, sumaba 5, aunque el número se paralizaba por el 10 que él sumaba. También 64 – 32 era igual a ella, a su edad matemáticamente perfecta: hermosa. Si le quitaban a Nicanor la mitad de sus 64 años, aparecería aquella mujer abstracta y categórica, sin lugar a error. Él sabía que las matemáticas no eran imaginarias, representaban su última defensa contra las ilusiones. Caviló y se limpió la frente con su pañuelo imaginario y después miró un rostro reflejarse en el espejo imaginario. En el balcón imaginario, lleno de grietas imaginarias, la miraba partir por última vez del brazo de su esposo. La mujer le dirigía señales imaginarias que no supo cómo interpretar. Aquellas significaron una verdad imaginaria, una vida imaginaria dispersa en polvos imaginarios. Tiempo después, la mujer se suicidó y palpitaría una vez más el corazón del hombre imaginario.

Las uvas me encerraron en sus cuerpos, en sus óvalos de soliloquio, entre las curvas que rebotaban mis palabras, reproduciendo mi voz en un fractal. La conciencia se hizo más difícil de soportar. Sólo sabía una cosa: las uvas me encerraban en sus cuerpos, en sus óvalos de soliloquio, entre las ramas que estriaron mis sienes (...) Todo el aire era una uva, una efigie. En el chiflón, se colaban las uvas como costuras de amatista; con el siroco, las uvas hervían para perfumar el bosque; con el cierzo, las uvas espolvorearon pinos y marañas. El cuerpo de las focas perdía su consistencia por la dimensión del óvalo, la convexidad volvía siempre a la parte externa, formando una elipse, simétrica respecto a cualquier eje trazado y pintado por el color. Miré el bailoteo de tonos, y entendí lo variopinto en la masa luminosa (...) Los circuitos de uvas negras eran adivinatorios, sujetos a una proporción de destino y casualidad en su sabor. Las uvas púrpuras, extensas ante la vista, eran señales de ruta, marcas que conformaban cualquier mapa posible en la cabeza, bajo el área subliminal de la voz. La especie dorada propiciaba el milagro de la proporción: el equilibrio dentro de las demás figuras. Las uvas rosadas eran campos ambivalentes entre el afuera y el adentro: oráculos de dicotomías. Las uvas marrones eran salvas tiradas al aire a fin de reconocer cualquier identidad en juego. Finalmente, las uvas níveas condonaban cualquier error, cualquier desajuste en cálculo emocional. Mi mente trastocada cayó entre las sustancias uvoides, entre los sólidos, líquidos y gases. Enfrente de mí, yacían los animales uvados, las montañas uvadas, los árboles uvados, las lagunas uvadas, los riscos uvados, las flores uvadas. No existía manera de detenerlos (...)

de Interpretación Celeste

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Monólogos dialogando entre sí escrito casi por sí solo Lacolz

(Coahuila, 1987)

Después de todo, ya era hora de escupir y de volver a conversar estúpidamente. Efraín Huerta, Transa poética

Escribo que escribo (Elizondo) Tecleo que escribió que escribió Elizondo (Lacolz) ¿Eres tú verdadero, tienes raíz? ¿Es esto verdad? (Nezahualcóyotl) Si esta página avanza, ¿avanzo yo? (Papasquiaro) Varios siglos de vida en común entre hombres y libros han dejado su marca en ambos lados. Los hombres aprendieron a leer y luego se aburrieron. Los libros aprendieron que no durarían por siempre y comenzaron a moverse (Carrión) Me pregunto si los que algún día lean estas líneas no pensarán que las habré escrito para que ellos las lean y se formen una imagen falsa o torcida por mi mala intención y su mala conciencia (Elizondo) La palabra les rompe la apariencia. Por ella aprendí a rezar. Como Ezequiel, comí de La Palabra (Moscona) La vida es una enfermedad de la mente. Tal vez lo único que realmente cuenta en la vida, sea prepararse para morir con dignidad (Vila-Matas) Vida, palabra que carece de muerte. Muerte, en realidad quién sabe (Lacolz) “Realidad”, palabra que no significa nada sin comillas (Nabokov) Nada, es una avispa morada que se ha insertado en tu corazón (Yáñez) Nada, lo que hay entre una y otra comilla (Lacolz) Lacolz: fenómeno de la naturaleza, algo así como un mutante, cuentista y no poeta (González) Poeta: los que una vez roto el corazón siguieron amando con el hígado (Fabre) Hay poetas rellenos de epígrafes. Saben más de epígrafes que de poesía (Huerta) La poesía lo aborda todo. Es tan grande, tan amplia, que no cabe solamente en las palabras (Del Castillo) ¡Palabras! (La Palabra) El Larousse podría decir: soy solamente palabras (Lacolz) ¿Qué significa la palabra ser? ¿Qué significa la palabra estar? ¿Qué significa la palabra amor? ¡Qué significa la palabra! (Benavente) Soy solamente una palabra: Lacolz. Soy, sólo una palabra (Lacolz) Sólo unas gotas de tinta en el papel: sólo ese instante (Chimal) Por ejemplo: soy Edgar. Soy silla. Soy hueso. Soy Lacolz. Soy este párrafo

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y esta y esta otra línea :también soy este punto . Y esta voz en tu interior Soy ortésis. Soy nariz. Soy libro. Soy fanzín. Soy paraplejia. Soy polvo. Soy paráfrasis. Soy mordisco. Soy ocio. Soy manoseo. Soy troca. Soy fotocopias. Soy ruedas. Soy todo eso al mismo tiempo (Ego) Estoy embriagado. Lloro. Me aflijo. Pienso. Digo, si yo nunca muriera. Si yo nunca desapareciera (Nezahualcóyotl) Esta mano que escribe se muere (Bataille) Y así. Así susexyvamente. Hasta la dulce muerte (Huerta) No creo que todo el mundo exista con el fin de terminar en un libro (Mallarmé) Aunque la idea, estoy de acuerdo, es excitante (Carrión)

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1:1 En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, 1:2 todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas. 1:3 Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Libro primero de Moisés, Génesis


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