[Radiador] No.31

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Intentos de: Aleqs Garrigóz Daniela Rey Serrata Gerardo Ugalde Luján Ana Laura Magis Weinberg Angie Arenas Ivone Martínez Lacolz Dante Vázquez

Magazine Digital de Literatura

La femme 100 tête: Max Ernst



Fotografía de la recién asesinada fotógrafa Anja Niedringhaus: Cientos de soldados estadounidenses son visitados por Santa durante la “Guerra del Golfo Pérsico” en Kuwait contra Iraq [Nov. 24, 2002.]


www.radiadormagazine.com

Aleqs Garrigóz Daniela Rey Serrata

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Nueva Pestaña: Dorkly - Mario y su Agente La femme 100 tête: Max Ernst

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Gerardo Ugalde Luján Ana Laura Magis Weinberg Angie Arenas Ivone Martínez Lacolz Dante Vázquez

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Nueva Pestaña: La Rabia del Axolotl

Esta revista es producida gracias al Programa “Edmundo Valadés” de Apoyo a la Edición de Revistas Independientes 2013, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes”

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Editor en Jefe y Diseñador Daniel Malpica Curaduría Poética Emmanuel Vizcaya


o de la Primera Vez

E

n esta ocasión, [Radiador] Magazine dará un segundo aire a aquellos textos y propuestas que se habían quedado guardadas en el cajón polvoso del tiempo, y quizá, del bochorno. Poemas de la primera etapa de la escritura, poemas principiantes, literatura sin reposo, sin autocrítica. Textos que son buenos de tan malos. Ésta es la segunda oportunidad (o acaso la primera) que tendrán para sacudirse el peso severo de la censura. Que quede claro que este número no se cubrirá de una mirada burlona ni mucho menos, más bien, de un enfoque variable, permisivo. Los autores aquí presentes, además de valentía, poseen la confianza y el sentido del humor necesarios para reconocer el cuerpo de su trabajo en los buenos y malos momentos, y sobre todo, en los tropezones. Ya lo dijo una vez el poeta argentino Oliverio Girondo en sus Membretes: “Llega un momento en que aspiramos a escribir algo peor”. Y entonces, aquí está el chance. Sí hay vuelta de hoja

Emmanuel Vizcaya


Teenage Jesus And The Jerks

Red Alert

Red Krayola

Hurricane Fighter Plane

St. Vincent Surgeon


John Cage

Cheap Imitation

La Monte Young

B flat Dorian Blues

Os Mutantes El Justiciero


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Mi sol Aleqs Garrigóz (Puerto Vallarta, 1986)

Afuera hay un sol. No es más que un sol pero los hombres lo miran y después cantan. Alejandra Pizarnik

Oh mi elevado sol, tan bello y tan lúcido, brillas con sublimación. Resplandeces el infinito, tú, mi más grande hito. Alabarte es mi único rito. El cielo es tu hogar, inmenso eres cual mar, tan hermoso que me haces llorar. Magia sólida eres, la gracia de mil mujeres, la felicidad de todos los seres. El firmamento es tu hogar, pleno eres cual mar. Tan hermoso al mirarte... ¡que por ojos me haces sangrar!

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*** Daniela Rey Serrata (Coatzacoalcos, 1993)

A Antonio Vega Macotela

En la posición inadecuada / el dique entre una casualidad y un intento de suicidio Todavía alguien reza por ti y suspira la ausencia Quizá en tu ceniza un hombro-cyborg irrumpa / Ser la que mira y palidece Tu nombre. Epidermis Tu nombre. Rododendro Tu nombre. Antonio Dibujar en tu contorno el costado de un pulsar Perforar el mural sin asumir la cuenta de los niños dentro / inhalar el hemisferio norte con sus picos y mares de sangre No cargues tu corazón para poder charlar sobre devaluaciones y básculas artificiosas Desde aquí tuve miedo a acercarme y lo mismo me atrae / Yo soy uno de esos espejos Antonio / volver a las estepas para quejarnos de los días que arriben con el sol amargo Si me acogiera el interior de tu codo y la esclava dejara de fundirse en mi muñeca / Todavía existe los dragones y las flores que deshojan crías El tablero es más cómodo cuando llevamos las blancas [Jalar la escotilla / Estado de negación] [Habitantes de cajas / Puñado de arena bioluminiscente] Pender de tus mechas El chorro de vinil en el traje La mueca de disgusto Oh! Antonio / Ámsterdam no me es indiferente / si conocieras este lado del sofá otra dicha sería de tus noches Tintas que fluyen de ti / desde mi choza en el sur de tu paso /en el sur de una espina que corre sin tropiezo por la aorta El muchacho menudo se tira de las prendas Un faro guiña / ni siquiera te conozco pero a algo la creación se aferra Si las rebabas de la luz fenecen en tu pecho y los años no te indulten / recorrerás los días lúcidos en la dorsal de cualquier mina / Aquí sollozante se halla el cristal

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Nunca elocuente Marchito Tus cejas pobladas de estragos Tú /el rayo que no cesa La imagen nunca inerte Tú / la moneda sin talla El color en sí Tú / el rayo que no cesa

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Primera Vez

https://www.youtube.com/watch?v=pNiBMkVWdQw

Dorkly

Mario se encuentra con su Agente (Eng)

Mario, conoce a su Agente en lo que serían los inicios de una carrera brillante. “Él te llevará a siguiente nivel por sólo el 10% de tus monedas”




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El hombre con el testículo repleto de odio Gerardo Ugalde Luján (Zapopan, Jalisco, 1989)

Una vez en la vida de todo hombre se pierde el sueño. Recorres toda la habitación en busca de algo que hacer, pensar, comer. El reloj esta clavado en la pared, frente a tu cama; sin moverse, fijo en la hora trece de un séptimo día. Encendí la computadora, encendí un cigarro; la habitación apestaba, yo seguía fumando pitillo tras pitillo, intentando masturbarme. Estaba sentado contemplando asiáticas de coños peludos cuando de repente sentí un dolor en el estómago. Era agudo, espontaneo, justo. Mi baño no era la gran cosa, yo tampoco lo era, mi culo se adolecía por el estreñimiento. Pujaba y gemía, lagrimas escurriendo por mis mejillas. El dolor ahora se encontraba en mi espina, hígado, riñones…cada segundo sobre el escusado era un calvario. No logro comprender qué fue lo que pasó. Sentado sobre el trono algo explotó: mi escroto, el lado derecho, eso fue lo que pasó. No había dolor; temblaba por el frio que sentía en mi pelvis. Las luces fluorescentes nunca antes se habían adentrado en mi mente. Me tambaleaba por todo el baño, carecía de la fuerza suficiente para continuar de pie. Adentro, en el retrete, algo se cocinaba, el agua ensangrentada burbujeaba. Mi testículo salía a flote. El izquierdo se agitó. Yo metí mi mano para recuperarlo, de repente una voz dura, eléctrica, tenebrosa, gritó: - ¡No lo hagas muchacho, aquí resbalan cosas bastante sucias! Retrocedí hasta topar con la pared del baño. Una mano en mi rostro, la otra en mi escroto; al tocar mi parte derecha desgarrada, tibia, infame, mi estómago se revolvía, el vómito podía percibirse en mi garganta, al intentar purgarme me acerque al inodoro recordando mi gónada derecha, voltee mi cara hacia un lado y expulsé el poco alimento que había ingerido durante la tarde. - ¡Hey! ¿Te encuentras bien? - de nuevo la voz; no captaba de dónde provenía, recapitulé [35]


y me di cuenta que ésta llegaba del inodoro. Arrastrándome hasta él, note que en el agua ensangrentada, se mezclaban en el semen, y con una orina de varios días, mi testículo derecho. - ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? - Muchacho, muchacho, sabes que estoy aquí. ¿Por qué demonios preguntas? ¿Acaso me viste salir dando saltos y correr como un desquiciado? - ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Por qué me pasó esto? - Soy tu testículo derecho, quiero un cigarrillo, y no sé por qué pasó esto.- El agua se agitaba- Sácame muchacho, puedo pescar un resfriado. Introduje mi brazo izquierdo dentro del retrete, tomé mi testículo: suave y palpitante; al dejarlo en el lavabo se agita un poco y tose: - ¡Cogh, cogh! - Gracias a esto, observe con detenimiento que tenía un rostro: un par de pequeños puntos negros como ojos, arrugas marcándolos con fuerza, la boca un simple línea, no labios ni dientes, sólo una línea irregular. La ausencia de su nariz lo hacía perfecto, casi hermoso.- ¡Dame un cigarrillo!- Seguro, aunque no creo que quepa en tu boca. - Escupe el humo sobre mi rostro - dijo él -. Fui corriendo hacia mi habitación, buscando con desesperación la cajetilla, lancé todo aquello que no pareciera ésta. Mi turbación me impedía ver que estos se encontraban en la mesa a lado de mi cama. Cuando me detuve logré verlos. Regresé corriendo al baño donde el testículo se miraba en el espejo. - Muchacho, nos parecemos, ambos lucimos acabados. - No entiendo, siempre fui limpio - no hablaba con él, todo esto para mí, necesitaba convencerme de mi cordura. Febril alguien deliraría; sin embargo mi temperatura era normal. - Me bañaba todos los días, me restregaba el jabón todas las mañanas. - Mira hijo, estas cosas pasan, tal vez te masturbabas demasiado, debiste conseguir una chica. No lo sé, lo importante es seguir adelante. - ¿Qué, eso es todo? “Sigue adelante”, si antes no conseguía mujeres, crees que ahora con un sólo huevo lo haré -. El cigarro se había apagado; impregnándose de un repugnante aroma el baño, mi respiración se dificultaba, lo que contribuía a que en mi poca lucidez se permeara aún más la locura.

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- Hijo ¿quieres la verdad? Bueno, te la daré -. Él se estaba empezando a poner púrpura, no dije nada al respecto -. Eres un egoísta, siempre durmiendo de lado, aprisionándonos a mí y a “Zurdo” con tus gordos y peludos muslos, él podía escapar, pero yo me quedaba ahí, apretado, sin aire, con calor, adolorido. - Perdón, en verdad lo siento. - No lo lamentes hijo, haces lo que puedes, no es tu culpa vivir a tu modo. Acabes con esta cháchara sin sentido, mejor llévame a la computadora y ponme ante esas asiáticas de coños peludos. Tomé a derecho con suma delicadez, lo coloqué frente a la pantalla y reproduje el video. Mientras las asiáticas gemían y gesticulaban, derecho moría sin remedio. - Acércate niño, quiero decirte una última cosa - nunca antes había escuchado palabras tan hermosas - no somos nada hijo, no somos nada

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Fichas Ana Laura Magis Weinberg (Ciudad de México, 1988)

(Estos textos los escribí en la preparatoria en una clase. Cada miércoles el maestro nos daba una palabra y había que entregar una ficha con un texto y al día siguiente leía en público los que le gustaban. Empecé a considerar eso de escribir cuando me di cuenta que el maestro leía mis fichas con mucha frecuencia).

Celos para Mawa

Cuando el Caos se volvió insoportable, los dioses comenzaron a ordenarlo, cada uno destruyendo una parte. Pero Eros, superior incluso a los dioses y anterior al tiempo, tomó el corazón indomable del caos y lo hizo suyo. Lo amarró a sí mismo con un delgadísimo hilo de diamante: indestructible e imperceptible, y lo calzó con zapatos alados, dejándolo en su salvaje desnudez. Y lo llamó Celos. Y así, Eros se lanzó al mundo, con los celos delante de él, y a donde van los celos llega el amor, ciego, con su fiel lazarillo, impredecibles los dos.

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Hongo Nos llaman pueblo desierto, pero no sé por qué. Vivo con mi abuela, y no somos las únicas. Dicen que hay pocos niños, pero yo conozco a varios. Somos amigos. A veces puedo ver lástima en los ojos de los soldados, y a veces esa lástima saca lágrimas, porque lloran mientras nos dicen “No puedes salir.” Cuando cuidan las carreteras. Mi abuela dice que no siempre fue así, que antes del incendio negro y naranja aquí vivía mucha gente. Cuando los soldados platican conmigo, hablan de algo en el aire y en la tierra. Algo malo que ahora está adentro de nosotros y no deja que nadie entre o salga del pueblo. Pero no hablo mucho con ellos. No quieren hablarnos porque nos vamos a morir, y no quieren entristecerse cuando eso pase. Mi abuela también me contó lo de la contaminación en la tierra, pero tampoco lo entiende. No llora cuando habla de eso. Sólo dice que extraña las cosas de la tierra: las papas, los hongos. Nosotros tenemos los ojos más grandes que los soldados, pero un doctor me dijo que es po el hambre y la enfermedad. El doctor no llora cuando habla conmigo, pero tampoco se atreve a mirarme a los ojos. En la tierra hay muertos, pero también ellos están contaminados. Nos llaman pueblo fantasma, porque saben que entre los muertos y nosotros ya no queda ninguna diferencia.

Sirena El monstruo más temido: la mujer. Te hace salir de tu curso, desviarte, perderte. Se empapa de la fuerza del mar: su prisión y su dominio. Y su canto, que se encuentra enterrado entre sus piernas, entre sus cabellos… ¿Qué ocultas, sirena? ¿Qué hay para el valiente que se atreve a encontrarte? ¿Guardas algún tesoro? La recompensa para el que te encuentra es dejarte encontrar; ni siquiera los dejas ir, pues, ¿Qué hay en la vida que alguien pueda querer, si ya te tuvo?

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Guitarra El calor sólo es insoportable cuando te despiertas: te mueves y sientes el sudor en la ropa. Veo el camino, el polvo. No hay nada más que ver. Al darte cuenta del polvo, el polvo entra al coche, se te pega en la piel, y empapando el sudor te hace de barro. La monotonía sólo es insoportable por el calor. Cierro los ojos intentando dormir, pero el paisaje me persigue en la imaginación. No tengo sed, pero el polvo se me pega al paladar. Quiero agua. El viento levanta el polvo, lo mueve. El sol se filtra, pero no hace sombras. Ahora hay tanta tierra en el aire que se puede pisar. Me acerca más al cielo. El polvo se pega a los vidrios, a la carrocería, se mezcla con el coche. Somos polvo, nos perdemos en él. Desaparecemos. Veo por la ventana. Ahora hay plantas. Más allá un pueblo, una iglesia. Gallinas y perros, y gente más lejos. Pero no hay ruido. Todo es del mismo color: del color de suelo y ahora del cielo. Abro la boca, pero en vez de mi voz sale una polvareda, despacito, que se acaba desmoronando como piedras

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Teporocha es mi vida Angie Arenas (Cuernavaca, 1996)

- ¡Mierda! ¿Y ahora qué hacemos con el cadáver? - Eso debiste haberlo pensado antes de golpearlo con la botella de vino. Miguel y Hugo, dos pobres teporochos que si les preguntaban qué era la vida contestaban: caguamas. Por mala suerte, aquel día que mataron accidentalmente a su compañero de bebida, ellos se encontraban sobrios, de otro modo hubieran dejado el cuerpo en la cantina y habrían salido caminando muy tranquilamente. Se pusieron cínicos haciendo creer a las demás personas del lugar que se había desmayado, también tuvieron la suerte de que nadie viera el botellazo. Ahora, aparte de su alcoholismo, tuvieron que cargar con el cadáver de un desconocido

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Batallas Ivone Martínez

Hay un halcón que habita en mi vientre hambriento de tu genética buscando ser descendencia de la verdad en tus ojos no se sí lo he domesticado o él a mi se asoma busca devorar tu carne con el pretexto de ser de ti Yo no lo anidé En mi coño hay una serpiente pelea cada noche contra la voracidad de mi útero se divierte engullendo tu pito por el puro placer de desgastarlo sabe que los vacíos están para ser llenados A ella le valen madre las filosas garras del halcón sabe que es más viejo que la historia siempre se queda tranquila cuando bebe de ti Tu verga es un lobo con piel de cordero no sabe estar con hambre y siempre está al acecho no teme, se sabe audaz siempre luchando por salir vivo del juego de mis rapaces instintos En mi cama hay una tempestad con animales librando batalla coger nunca ha sido el acto simple que pretendemos sin percatarnos nuestra piel se la juegan fieras a veces salimos ilesos

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Me estoy desangrando Lacolz

(Torreón, 1987)

Cero sangrías. Una sangría. Dos sangrías. Tres sangrías. Cuatro sangrías. Cinco sangrías. Seis sangrías. Siete sangrías. Ocho sangrías. Nueve sangrías. Diez sangrías. O n c e sangrías. Doce sangrías. Trece Sangrías. Catorce Sangrías. Quince sangrías. Dieciséis sangrías. Diecisiete sangrías. Dieciocho sangrías. Diecinueve sangrías. Veinte sangrías . Siento cuatro sangrías

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Hogar dulce hogar Dante Vázquez

(Ciudad de México, 1980)

I Queridos reyes magos: Sé que a mi casa ya no vendrán porque poquito a poquito crezco y lo que hoy con candor les ofrezco mañana remembranzas serán. Por eso les pido que me traigan: un pollo rostizado, un refresco y, si creen que bien lo merezco, unas dos piezas dulces de pan, solamente para mí. Es que quiero llenar el aujero en mi pancita sin estar pensando en el dinero. Espero con ansia su visita aunque sea nuestro último enero. Que los proteja la virgencita. Guadalupe. II ¡Ya, poli! ¡Ya! Déjeme trabajar. ¿De cuándo acá vender chescos y dulces es razón para dar a uno de golpes? Neta que no le quería pegar. El don fue quien empezó a insultar. Aguanté (hoy por nada se mientan madres), [44]


pero él siguió y me soltó unos zapes: ¿usted, lo hubiera dejado pasar? Deme chance, oficial, voy empezando. Si quiere al rato le paso una lana. A mí no me gusta andar peleando. ¿José perdió su merca’ y su mañana? ¿El ruco se fue a casa berreando? ¿El poli’ bruñe colmillo y macana? III Si te desagrada la comida ahí déjala; pero cuando te chille la tripa y tu solitaria se muerda la piche cola: ¡Jódete! IV Pinche vida ojete. Pinche vida puta. Pinche vida perra. Pinche vida culera. ¡Vete a la verga! ¡A la chinganda! ¡Qué te partan el culo! Tú tienes la culpa de nuestros días de mierda. Pero aguantas la vara, la cruz. Tú, vagina temeraria, nos recibes con o sin condón. ¡Que te libres del VIH! ¡A Marte siempre! [45]


¡Quédate a la orgía luminosa! Pinche vida chingona. Pinche vida cabrona. Pinche vida rifadora. Pinche vida carnala. Estamos retependejos. Por nuestras venas corre el Virus de la Idiotez Humana. Somos gases intestinales y pretendemos ser cagada. ¡Pinche vida! ¡Pinche vida! Inventemos un antídoto. Huyamos de la Ruina. Construyamos un presente

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http://larabiadelaxolotl.wordpress.com/

Primera Vez




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