LIBRO DIGITAL NELSSY BARAHONA

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Generos RIOS

E T RA I L


Índice Refranes ------------------------------ 3 Adivinanzas --------------------------- 5 Rimas --------------------------------- 7 Retahilas ---------------------------- 10 Trabalenguas ------------------------ 13 Poemas ------------------------------ 16 Cuentos ------------------------------ 22 Fabulas ------------------------------- 47 Mitos --------------------------------- 53 Leyendas ----------------------------- 60


Refranes 3


Barriga vacía, no tiene alegría. De tal palo tal astilla. El que tiene boca se equivoca. Quien tiene un amigo tiene un tesoro. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.

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Adivinanzas 5


Salta y salta, y la colita le falta. La Ranita

Hablo y no pienso, lloro y no siento, río sin razón y miento sin intención. El loro

La A, anda. La B, besa. La C, reza. ¿Qué fruta es esa? La Cereza

Choco me dice la gente, late mi corazón. El que no sepa mi nombre, es un gran tontorrón. Chocolate

De nada me sirven estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, y sobre mí, el durmiente. La Cama

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Rimas 7


La gallinita Con una corona plateada y bordada llegó mi vecina la buena gallina. Puso un huevito y muy pronto nació su hijo el pollito ¡y rápido creció!

Dice el seño don gato que aplaudas con los zapatos

Tengo una tortuga que se llama Rosa, si me ve llegar se pone nerviosa

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Dina y Sabrina van al mercado a comprar mandarinas

La luna esta sonriente porque comienza el cuarto creciente

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Retahilas 10


Chincha, rabiña, tengo una piña con muchos piñones y tú no los comes.

Zapatito blanco, zapatito azul, dime cuantos años tienes tú.

Éste fue a por leña, éste le ayudó, éste encontró un huevo, éste lo frió, y este gordito, se lo comió. 11


Sana, sana, colita de rana Si no sana hoy sanará mañana.

China, china, capuchina, en esta mano, está la china.

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Trabalenguas

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Una cacatrepa tuvo 5 cacatrepitos y cada vez que trepa la cacatrepa trepan los 5 cacatrepitos

A Cuesta le cuesta subir la cuesta, y en medio de la cuesta, ¡Cuesta va y se acuesta!

Erre con erre, guitarra; erre con erre, carril: rápido ruedan los carros, rápido el ferrocarril La sardinera sacó para asar sesenta sardinas secas; sesenta sardinas secas, secadas solas al sol

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Me han dicho que he dicho un dicho y ese dicho no lo he dicho yo. Porque si lo hubiera dicho, estaría muy bien dicho por haberlo dicho yo

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Poemas 16


Mariposa del aire Mariposa del aire, ¡Qué hermosa eres! Mariposa del aire dorada y verde. Luz de candil, Mariposa del aire, ¡quédate ahí, ahí, ahí! No te quieres parar, pararte no quieres. Mariposa del aire dorada y verde. Luz de candil, Mariposa del aire, ¡quédate ahí, ahí, ahí! ¡quédate ahí! Mariposa, ¿estás ahí? 17


Llega el invierno El señor invierno se viste de blanco, se pone el abrigo porque está temblando.

Se va a la montaña, se mete en el río, y el parque y la calle se llenan de frío.

Se encuentra a la lluvia llorando, llorando, y también al viento que viene soplando.

¡Ven amigo sol! Grita en el camino, pero el sol no viene porque se ha dormido. 18


Gaviotas Mira las gaviotas Volando en el puerto Con sus alas blancas Abiertas al viento.

Parecen cometas Parecen pañuelos Son sábanas blancas que van por el cielo.

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Barco de papel Con la mitad de un periódico hice un barco de papel, en la fuente de mi casa le hice navegar muy bien.

Mi hermana con su abanico sopla, y sopla sobre él. ¡Buen viaje, muy buen viaje, barquichuelo de papel!

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Los sueños El hada más hermosa ha sonreído al ver la lumbre de una estrella pálida, que en hilo suave, blanco y silencioso se enrosca al huso de su rubia hermana.

Y vuelve a sonreír porque en su rueca el hilo de los campos se enmaraña. Tras la tenue cortina de la alcoba está el jardín envuelto en luz dorada.

La cuna, casi en sombra. El niño duerme. Dos hadas laboriosas lo acompañan, hilando de los sueños los sutiles copos en ruecas de marfil y plata.

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Cuentos 22


El Patito Feo Todos esperaban en la granja el gran acontecimiento. El nacimiento de los polluelos de mamá pata. Llevaba días empollándolos y podían llegar en cualquier momento. El día más caluroso del verano mamá pata escuchó de repente…¡cuac, cuac! y vio al levantarse cómo uno por uno empezaban a romper el cascarón. Bueno, todos - ¡Feo, feo, eres muy feo!, le cantaban Su madre lo defendía pero pasado el tiempo ya no supo qué decir. Los patos le daban picotazos, los pavos le perseguían y las gallinas se burlaban de él. Al final su propia madre acabó convencida de que era un pato feo y tonto - ¡Vete, no quiero que estés aquí! El pobre patito se sintió muy triste al oír esas palabras y escapó corriendo de allí ante el rechazo de todos. 23


Acabó en una ciénaga donde conoció a dos gansos silvestres que a pesar de su fealdad, quisieron ser sus amigos, pero un día aparecieron allí unos cazadores y acabaron repentinamente con ellos. De hecho, a punto estuvo el patito de correr la misma suerte de no ser porque los perros lo vieron y decidieron no morderle. - ¡Soy tan feo que ni siquiera los perros me muerden!pensó el pobre patito. Continuó su viaje y acabó en la casa de una mujer anciana que vivía con un gato y una gallina. Pero como no fue capaz de poner huevos también tuvo que abandonar aquel lugar. El pobre sentía que no valía para nada. Un atardecer de otoño estaba mirando al cielo cuando contempló una bandada de pájaros grandes que le dejó con la boca abierta. Él no lo sabía, pero no eran pájaros, sino cisnes. - ¡Qué grandes son! ¡Y qué blancos! Sus plumas parecen nieve . 24


Deseó con todas sus fuerzas ser uno de ellos, pero abrió los ojos y se dio cuenta de que seguía siendo un animalucho feo. Tras el otoño, llegó el frío invierno y el patito pasó muchas calamidades. Un día de mucho frío se metió en el estanque y se quedó helado. Gracias a que pasó por allí un campesino, rompió el frío hielo y se lo llevó a su casa el patito siguió vivo. Estando allí vio que se le acercaban unos niños y creyó que iban a hacerle daño por ser un pato tan feo, así que se asustó y causó un revuelo terrible hasta que logró escaparse de allí. El resto del invierno fue duro para el pobre patito. Sólo, muerto de frío y a menudo muerto de hambre también. Pero a pesar de todo logró sobrevivir y por fin llegó la primavera. Una tarde en la que el sol empezaba a calentar decidió acudir al parque para contemplar las flores, que comenzaban a llenarlo todo. 25


Allí vio en el estanque dos de aquellos pájaros grandes y blancos y majestuosos que había visto una vez hace tiempo. Volvió a quedarse hechizado mirándolos, pero esta vez tuvo el valor de acercarse a ellos. Voló hasta donde estaban y entonces, algo llamó su atención en su reflejo. ¿Dónde estaba la imagen del pato grande y feo que era? ¡En su lugar había un cisne! Entonces eso quería decir que… ¡se había convertido en cisne! O mejor dicho, siempre lo había sido. Desde aquel día el patito tuvo toda la felicidad que hasta entonces la vida le había negado y aunque escuchó muchos elogios alabando su belleza, él nunca acabó de acostumbrarse.

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El Superpoder de Estela Era el primer día de clase. Todos los niños hablaban sobre cuál sería el superpoder que elegirían si se les presentara la oportunidad. Unos querían tener superfuerza, otros querían volar, otros ver a través de las paredes y los objetos. Estaban discutiendo sobre ello cuando entró la maestra en clase. La acompañaba una niña con un bastón blanco y unas curiosas gafas oscuras. —Hola a todos —dijo la maestra—. Como ya me conocéis del curso pasado paso directamente a presentaros a Estela. Es nueva en el cole. Muchos de los niños empezaron a hablar y preguntar. —¿Por qué llevas ese bastón? —¿Por qué llevas gafas oscuras?

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¿Por qué te mueves dando golpes con el bastón y tocando las cosas? La maestra interrumpió aquel jaleo. —Ya vale. Estela os lo cuenta, si os calláis. Estela tomó la palabra. —Tengo un superpoder, pero tuve que pagar por él y, debido a ello, soy ciega. —¿No ves? —preguntó Pedro. —Eso significa ser ciega, sí —respondió Estela. —Pues yo no cambiaría la vista por nada del mundo — dijo Jimena. —Ni yo tampoco —dijo Estela—, pero no pude elegir, porque nací así. 28


Estela se sentó en su sitio, sin ayuda. —¿Cómo lo has hecho? —preguntaron los niños que estaba a su alrededor. —Ya os he dicho que tengo un superpoder —dijo Estela. A lo largo del día Estela no dejó de sorprender a sus compañeros. Estela era capaz de leer en unos libros sin letras llenas de puntitos en relieve, y era capaz de escribir en una máquina que sacaba páginas con esos mismos puntos. Además, era capaz de oír muchas cosas que los demás no escuchaban, e incluso percibía olores que a los demás les pasaban desapercibidos. Pero la cosa no quedó ahí. En dos días, Estela fue capaz de reconocer a todos sus compañeros por su voz, incluso era capaz de identificarlos tocándoles la cara.

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Aunque lo que más les sorprendía más a todos era cómo se movía Estela por el colegio, y por el barrio, ella sola. Después de varias semanas, Alicia le preguntó a Estela: —Estela, ¿cuál es de verdad tu superpoder? —¿Todavía no te has dado cuenta? —dijo Estela. No estoy segura —dijo Alicia. —Ponte una venda en los ojos e intenta salir de la clase e ir al baño sin quitártela —dijo Estela. —¡No podría ni siquiera llegar a la puerta sin tropezarme! —dijo Alicia. Cada vez que hagas algo, intenta imaginar lo que sería con los ojos cerrados —dijo Estela.

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Alicia se quedó pensativa y, después de un rato, le dijo: —Sí que tienes un superpoder. ¿Lo cambiarías por tener vista? Estela ni se lo pensó: —Soy así, y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo. Así que ¿por qué preocuparme de qué haría si las cosas fueran de otra forma? Simplemente vivo con lo que tengo y aprendo a moverme por el mundo. Y me siento agradecida por todas las cosas buenas que me pasan. Alicia se quedó callada. Estela detectó que no sabía muy bien qué decir, así que dijo: —Pero si tuviera un superpoder fantástico de esos de los que habláis, me encantaría poder volar. Y lo haría como los murciélagos, guiándome por ultrasonidos.

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—¡Mola! —dijo Alicia. Y siguieron hablando de superpoderes fantásticos y de todo lo que harían si pudieran tenerlos.

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Caperucita Roja Había una vez una dulce niña que quería mucho a su madre y a su abuela. Les ayudaba en todo lo que podía y como era tan buena el día de su cumpleaños su abuela le regaló una caperuza roja. Como le gustaba tanto e iba con ella a todas partes, pronto todos empezaron a llamarla Caperucita roja. Un día la abuela de Caperucita, que vivía en el bosque, enfermó y la madre de Caperucita le pidió que le llevara una cesta con una torta y un tarro de mantequilla. Caperucita aceptó encantada. - Ten mucho cuidado Caperucita, y no te entretengas en el bosque. - ¡Sí mamá! La niña caminaba tranquilamente por el bosque cuando el lobo la vio y se acercó a ella. 33


- Ten mucho cuidado Caperucita, y no te entretengas en el bosque. - ¡Sí mamá! La niña caminaba tranquilamente por el bosque cuando el lobo la vio y se acercó a ella. - ¿Dónde vas Caperucita? - A casa de mi abuelita a llevarle esta cesta con una torta y mantequilla. - Yo también quería ir a verla…. así que, ¿por qué no hacemos una carrera? Tú ve por ese camino de aquí que yo iré por este otro. - ¡Vale! El lobo mandó a Caperucita por el camino más largo y llegó antes que ella a casa de la abuelita. De modo que se hizo pasar por la pequeña y llamó a la puerta. Aunque lo que no sabía es que un cazador lo había visto llegar. - ¿Quién es?, contestó la abuelita 34


- Soy yo, Caperucita - dijo el lobo - Que bien hija mía. Pasa, pasa El lobo entró, se abalanzó sobre la abuelita y se la comió de un bocado. Se puso su camisón y se metió en la cama a esperar a que llegara Caperucita. La pequeña se entretuvo en el bosque cogiendo avellanas y flores y por eso tardó en llegar un poco más. Al llegar llamó a la puerta. - ¿Quién es?, contestó el lobo tratando de afinar su voz - Soy yo, Caperucita. Te traigo una torta y un tarrito de mantequilla. - Qué bien hija mía. Pasa, pasa Cuando Caperucita entró encontró diferente a la abuelita, aunque no supo bien porqué. - ¡Abuelita, qué ojos más grandes tienes! - Sí, son para verte mejor hija mía - ¡Abuelita, qué orejas tan grandes tienes! 35


- Claro, son para oírte mejor… - Pero abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes! - ¡¡Son para comerte mejor!! En cuanto dijo esto el lobo se lanzó sobre Caperucita y se la comió también. Su estómago estaba tan lleno que el lobo se quedó dormido. En ese momento el cazador que lo había visto entrar en la casa de la abuelita comenzó a preocuparse. Había pasado mucho rato y tratándose de un lobo…¡Dios sabía que podía haber pasado! De modo que entró dentro de la casa. Cuando llegó allí y vio al lobo con la panza hinchada se imaginó lo ocurrido, así que cogió su cuchillo y abrió la tripa del animal para sacar a Caperucita y su abuelita. - Hay que darle un buen castigo a este lobo, pensó el cazador. De modo que le llenó la tripa de piedras y se la volvió a coser. Cuando el lobo despertó de su siesta tenía mucha sed y al acercarse al río, ¡zas! se cayó dentro y se ahogó. 36


Caperucita volvió a ver a su madre y su abuelita y desde entonces prometió hacer siempre caso a lo que le dijera su madre.

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Los 3 cerditos Había una vez tres hermanos cerditos que vivían en el bosque. Como el malvado lobo siempre los estaba persiguiendo para comérselos dijo un día el mayor: - Tenemos que hacer una casa para protegernos de lobo. Así podremos escondernos dentro de ella cada vez que el lobo aparezca por aquí. A los otros dos les pareció muy buena idea, pero no se ponían de acuerdo respecto a qué material utilizar. Al final, y para no discutir, decidieron que cada uno la hiciera de lo que quisiese. El más pequeño optó por utilizar paja, para no tardar mucho y poder irse a jugar después.

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El mediano prefirió construirla de madera, que era más resistente que la paja y tampoco le llevaría mucho tiempo hacerla. Pero el mayor pensó que aunque tardara más que sus hermanos, lo mejor era hacer una casa resistente y fuerte con ladrillos. - Además así podré hacer una chimenea con la que calentarme en invierno, pensó el cerdito. Cuando los tres acabaron sus casas se metieron cada uno en la suya y entonces apareció por ahí el malvado lobo. Se dirigió a la de paja y llamó a la puerta: - Anda cerdito se bueno y déjame entrar... - ¡No! ¡Eso ni pensarlo! - ¡Pues soplaré y soplaré y la casita derribaré! Y el lobo empezó a soplar y a estornudar, la débil casa acabó viniéndose abajo. Pero el cerdito echó a correr y se refugió en la casa de su hermano mediano, que estaba hecha de madera. 39


- Anda cerditos sed buenos y dejarme entrar... - ¡No! ¡Eso ni pensarlo!, dijeron los dos - ¡Pues soplaré y soplaré y la casita derribaré! El lobo empezó a soplar y a estornudar y aunque esta vez tuvo que hacer más esfuerzos para derribar la casa, al final la madera acabó cediendo y los cerditos salieron corriendo en dirección hacia la casa de su hermano mayor. El lobo estaba cada vez más hambriento así que sopló y sopló con todas sus fuerzas, pero esta vez no tenía nada que hacer porque la casa no se movía ni siquiera un poco. Dentro los cerditos celebraban la resistencia de la casa de su hermano y cantaban alegres por haberse librado del lobo: - ¿Quien teme al lobo feroz? ¡No, no, no!

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Fuera el lobo continuaba soplando en vano, cada vez más enfadado. Hasta que decidió parar para descansar y entonces reparó en que la casa tenía una chimenea. - ¡Ja! ¡Pensaban que de mí iban a librarse! ¡Subiré por la chimenea y me los comeré a los tres! Pero los cerditos le oyeron, y para darle su merecido llenaron la chimenea de leña y pusieron al fuego un gran caldero con agua. Así cuando el lobo cayó por la chimenea el agua estaba hirviendo y se pegó tal quemazo que salió gritando de la casa y no volvió a comer cerditos en una larga temporada.

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Polvo de Hada Érase una vez, un lugar encantado en el que vivían unas bellísimas hadas. Sus alas eran preciosas, de muchos colores, y brillaban tanto que cualquiera las podía ver cuando volaban en el cielo. De todas ellas, había dos que destacan por encima del resto. Una de ellas se llamaba Alina y la otra Gisela. Ambas tenían las alas más grandes y brillantes de todo el lugar. Tanto que el resto de hadas las admiraban profundamente. No muy lejos de aquellas hadas vivía Úrsula, la reina de los mundos oscuros. Una hechicera muy fea, llena de verrugas y con la cara muy arrugada. Cuando la vieja bruja observaba a las hadas pensaba: - ¡Algún día os robaré vuestros polvos de hada para convertirme en la hechicera más bella del lugar! 42


Úrsula era tan envidiosa que era capaz de todo. Y así lo demostró el día que las hadas organizaron una fiesta. Ese día, todas las hadas se pusieron muy guapas y volaron en el cielo mostrando todos sus encantos. Alina y Gisela eran las más brillantes de todas y ese día estaban especialmente bellas. Cuando Úrsula las vio, no dudó en ordenar a sus cuervos malvados que fuesen a secuestrarlas. Y, mientras Alina y Gisela revoloteaban en el cielo los pájaros se lanzaron a por ellas. - ¡Cuidado! ¡Cuidado! ¡Mirad esos pájaros tan feos! – gritaban el resto de las hadas desde el suelo. Las hadas volaron y volaron para intentar escapar, pero los cuervos pudieron raptar a Gisela. - ¡¡¡Noooooo!!! ¡¡¡Soltarla!!! – gritaban las hadas Pero los cuervos se la llevaron a los mundos oscuros donde la bruja Úrsula le robó sus polvos de hada y la encerró en una jaula. 43


- ¡Ja, ja, ja! ¡Por fin tengo mis polvos de hada! Ahora me convertiré en la más bella hechicera! – gritaba Úrsula triunfal La pobre hada se quedó apagada y triste sin sus polvos mágicos. Además la pobre ya no podía volar. El resto de hadas no podían permitir lo que estaban pasando y entre todas pensaron un plan para salvar a Gisela. Entonces, decidieron enfrentarse a la malvada bruja. Y así fue. Todas las hadas volaron hacia los mundos oscuros. Fue un viaje muy duro y , aunque las hadas estaban agotadas, sabían que era necesario para ayudar a su compañera. Se esforzaron mucho, sobreviviendo a las peores tormentas, pero por fin encontraron a Úrsula. - Venimos a rescatar a Gisela y no nos moveremos de aquí hasta que le devuelvas sus polvos de hada – dijeron Úrsula no podía parar de reír. Ahora que tenía sus polvos de hada no daría un paso atrás. 44


Pero las hadas, no se movieron de allí y fue entonces cuando Alina dijo: - ¡Espera! ¡Yo te daré mis polvos si la liberas! Polvos de hadaÚrsula sabía que los polvos de Gisela eran más poderosos que los de esa hada, así que se rió aún más. El resto de hadas se dieron cuenta del gesto que había tenido su compañera y tuvieron una idea: - Espera. Todas te daremos algo de nuestros polvos si liberas a Gisela. Somos más de cien hadas. Así conseguirás los polvos que necesitas. Úrsula se dio cuenta de que así conseguiría mucho más polvo del que tenía y acabó aceptando el trato. Las hadas le hicieron prometer que nunca más las molestaría y entre todas consiguieron salvar a Gisela.

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Todas sabían que si perdían parte de sus polvos de hada ya no serían tan brillantes, ni volarían tan alto, ni serían tan espectacularmente bellas, pero también sabían que era la única manera de ayudar a su amiga y entre todas hicieron el esfuerzo y devolvieron a Gisela la magia de sus alas.

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Fábulas 47


El lobo y la grulla Mientras un lobo se comía un hueso, se le atragantó en la garganta, y empezó a correr por todas partes en busca de ayuda. En su camino se encontró a una grulla y le pidió que le salvara de aquella situación y que le pagaría por ello. La grulla aceptó, introdujo su cabeza en la boca del lobo y sacó el hueso atravesado de la garganta. Entonces, le pidió su compensación al lobo, a lo que este le respondió: – “Oye amiga, ¿no crees que es suficiente paga el haber sacado tu cabeza sana y salva de mi boca?”. Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos, pues mucha paga tendrías si te dejan sano y salvo.

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El lobo con piel de oveja Un lobo pensó un día cambiar su apariencia para así obtener comida de forma más fácil. Ni corto ni perezoso, se metió dentro de una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor. Al atardecer, fue llevado junto con todo el rebaño al granjero, donde le cerraron la puerta para que ningún lobo entrara a comerse a las ovejas. Sin embargo, en la noche, el pastor entró buscando la cena para el día siguiente, tomó al lobo y creyendo que era un cordero, lo sacrificó al instante. Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.

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Las ranas pidiendo rey Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey. Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso. Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión. Moraleja: A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto. 50


Las mulas y los ladrones Dos mulas bien cargadas con paquetes andaban con dificultad por el camino. Una cargaba sacos con dinero y la otra llevaba granos. La mula que llevaba el dinero andaba con la cabeza erguida, como si supiera del valor de su carga, y movía de arriba abajo las campanas sonoras sujetadas a su cuello. Mientras tanto, su compañera seguía con el paso tranquilo y silencioso. De repente unos ladrones se precipitaron sobre ellas desde sus escondrijos, y en la riña con sus dueños, la mula que llevaba el dinero fue herida con una espada, y avariciosamente tomaron el dinero sin hacer caso del grano. La mula que había sido robada y herida se lamentó sus desgracias. La otra contestó: – “Estoy en efecto muy contenta de que fui despreciada, pues no he perdido nada y tampoco me hicieron daño”. Moraleja: La ostentación bulliciosa de la riqueza solo trae desventuras. 51


El viento del norte y del sol El viento del norte y el sol disputaban sobre sus poderes, y para ver quién era el más fuerte decidieron conceder una palma al que despojara a un viajero de sus vestidos. El viento del norte empezó primero, sopló con violencia, pero el hombre apretó contra sí sus ropas, el viento del norte asaltó entonces con más fuerza, pero el hombre, molesto por el frío, se colocó otro vestido. El viento del norte, vencido, se lo entregó al sol. Este empezó a iluminar suavemente y el hombre se despojó de su segundo vestido, luego lentamente le envió sus rayos más ardientes, hasta que el hombre, no pudiendo resistir más el calor, se quitó sus ropas para ir a bañarse en el río vecino. Moraleja: Es mucho más poderosa la persuasión que la violencia.

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Mitos 53


Origen de Medusa En Atenea existía una joven mujer con una belleza extraordinaria, que causaba que todo aquel la mirara quedara admirado. Por esta razón era natural que tuviera muchísimos pretendientes. Su nombre era Medusa Sucedió que un día, Poseidon, se encontró con ella y se enamoró. Así que, decidido a tenerla, la raptó en el templo de Atenas. Atenea, al enterarse, desató su furia hasta el punto que tomo la decisión de maldecir a la joven Medusa. Esta maldición convirtió el cabello de Medusa en furiosas serpientes, además de convertir en Piedra a cualquier persona que la mirara fijo a sus ojos.

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Caja de pandora Hefesto, ordenado por Zeus, creo la primera mujer humana: Pandora. Los distintos dioses le proveyeron de sus mas grandes cualidades y virtudes, pero también le dieron el poder de seducir y mentir. Fue creada debido al deseo de venganza de Zeus, Rey del Olimpo, hacia Prometeo y su gente. Zeus organizó todo de tal manera que Prometeo y Pandora se conocieran, y eventualmente, se casaran. Lo que Prometeo no sabía es que Pandora había recibido una caja que tenia dentro todos los males del mundo, con una simple instrucción: No abrirla nunca. Lastimosamente, uno de los tantos dones que los dioses le dieron a Pandora, fue el de la curiosidad. Así que un día, tratando de saciar su deseo de saber que había adentro, Pandora abrió la caja, permitiendo que todos los males del mundo salieran.

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Quetzalcóatl Según cuentan, Quetzalcóatl (que quiere decir "serpiente emplumada" o "serpiente de plumaje hermoso") era un Dios muy bondadoso y puro que regia por sobre los demás dioses de la mitología mesoamericana antigua. Un día el hermano de Quetzalcóatl (quien gustaba de la guerra y la violencia) decidió engañarlo ya que no toleraba su manera de ser pacífica. Para eso tramó un cuento que humilló en gran manera al Quetzalcóatl. Muy "indignado", éste decidió dejar de vivir quemándose entero. Tras esto, solo quedó cenizas de Quetzalcóatl, pero luego se descubrió la verdad, y era, que Quetzalcóatl estaba tramando un plan para poder ir hasta los infiernos donde una vez allí, robó una astilla de hueso de los primeros Humanos y luego al cuarto día cuando resucitó, creó a los humanos a partir del hueso regado con su propia sangre.

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El conejo de la luna Hace mucho, el buen Dios Quetzalcóatl fue de viaje por el mundo y para hacerlo, tomó la forma de un Hombre. Tras haber caminado durante todo el día, él estaba cansado y con mucha hambre, pero continuó su caminata por mucho tiempo hasta ver las estrellas y la Luna brillar en el cielo. Decidió sentarse y mientras descansaba, vio a un pequeño Conejo que estaba comiendo. El Dios le pregunto qué es lo que comía tan amenamente, a lo que el Conejo le respondió que era "Zacate" (varias especies de hierba que sirven de pasto y forraje) y si quería un poco. El Dios le dijo que no le gustaba pero le agradecía su bondad. Nuevamente el Conejo le preguntó que pensaba hacer al Hombre, y él le dijo que quizás morir de hambre. El Conejo sin mucho pensarlo, desinteresadamente y en su máxima bondad le dijo: 57


"No soy más que un pequeño conejo, pero si tienes mucha hambre, cómeme y aliméntate." El Dios, conmovido por su gran gesto, le dijo que sería recordado por todos. Luego lo tomó y elevándolo hacia la luna y así, su figura quedó estampada en ella.

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Madre agua Es una verdadera diosa de las aguas, aunque sus pies sean volteados hacia atrás no deja de ser bella, la Madre de agua deja rastros a la dirección contraria a la que se dirige. Esta mujer solo persigue a niños, a quienes se le dirige con ternura, los enamora, los atrae con dulzura y amor maternal, situación que preocupa a los padres de familia. Los niños atraídos por la Madre de agua se enferman, sueñan con la hermosa rubia que los adora y la llaman con frecuencia. Cuando los niños están cerca del río, que escuchan su voz la siguen tirándose al agua con peligro. Los campesinos creen que la Madre de agua surgió de una bella joven española que se enamoró de un joven indígena, con quien tuvo un niño. Cuando el padre de la joven se enteró de lo sucedido, ahogó al niño frente a sus padres, luego mató al amante indígena. La madre desesperada se lanzó al río, convirtiéndose en una apasionada por los niños y vengativa de la humanidad. 59


leyendas 60


El sombreron Se le conoce como Tzipitío, Tzipe, Sombrerón o Duende. La palabra tzi viene del quiché y se traduce como perro. Aunque podría provenir del náhuatl tzitzimitle, que significa demonio. El Tzitzimite es “un hombrecito muy pequeño, vestido de negro, con un gran cinturón muy brillante. Tiene un sombrero negro, pequeño también, y unas botas con tacones que hacen ruidito”. A este personaje le gusta “subirse a los caballos y hacerles nudos en la cola y en las crines. Estos nudos, que son así de menuditos, ‘cuesta un bigote’ deshacerlos’”. Al Tzizimite también le agrada perseguir y molestar a las mujeres de pelo largo y ojos grandes. Cuando le gusta alguna muchacha, no la deja ni a sol ni a sombra: se le aparece en las noches cuando está dormida, y después de haberle enredado el pelo, le baila y le canta con su guitarra. De acuerdo con la idea popular, el Tzizimite tiene la altura de un dedo de la mano y cabe escondido en la almohada. 61


Es un espíritu juguetón y doméstico. Su sombrero es tan grande que tiene que arrastrarlo, recorriendo a la hora del crepúsculo ciudades y campos. Cuando encuentra a la mujer de sus amores, amarra sus mulas al primer poste que encuentra, descuelga su guitarra que lleva al hombro y empieza a cantar y bailar.

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La llorona La Llorona, a quien describen como una mujer vestida de blanco, se aparece, por lo regular, en lugares con alguna afluencia de agua como ríos, lagos o lagunas. Las personas narran que era una mujer que sufrió un delirio mental y ahogó a sus hijos. Como castigo de Dios, vaga por la eternidad buscándolos, y hay más de alguien que escucha su terrorífico grito “¡Ay mis hijos!”. En la actualidad, dicha narración se ha ido transformando y adaptando como un tipo de denuncia hacia el maltrato que reciben las mujeres. Según narraciones de habitantes de Amatitlán, La Llorona era una mujer que era víctima constante de violencia por parte de su esposo, hasta que llegó el día en que los golpes fueron tan severos que acabaron con la vida de la pobre mujer. El marido, para ocultar su crimen, la lanzó al Lago de Amatitlán, y luego huye con sus hijos hacia la capital. El alma de la pobre madre no descansa en paz, por lo que siempre se le escucha gritando desconsolada en búsqueda de sus hijos. 63


El cadejo Es el espíritu que cuida el paso tambaleante de los borrachos. Guardián de los hijos de Baco, “es un animal en forma de perro negro, lanudo, con casquitos de cabra y ojos de fuego. Su tarea es perseguir y cuidar que no les pase nada a los ‘bolos’ que se quedan tirados en las calles. Sigue a los que están en peligro y los deja cuando este ya ha pasado”. Pero si bien El Cadejo es un espíritu protector, debe tenerse cuidado con él, pues al beber demasiado y con frecuencia, “lo puede ‘trabar’, pues si se lo encuentra a uno tirado y le lame la boca, ya lo ‘jodió’ para siempre, pues entonces uno jamás se compone. El Cadejo acostumbra a seguir por nueve días al hombre que le ha lamido la boca y no lo deja en paz. No es un espíritu perjudicial. No ataca, sino solo en casos extremos, por lo que no es motivo de pánico encontrarse con él. Hay plegarias específicas para atraer la gracia protectora de El Cadejo. En Petén aparece como cadejo blanco, que cuida a las mujeres. Por esa zona El Cadejo “es un chucho blanco, lanudo y grande, que acompaña a las mujeres cuando van a acarrear agua”. 64


La Siguanaba El nombre de Siguanaba se deriva de tziguán, que significa barranco en quiché. La Siguanaba se hace seguir por los hombres y luego de una larga persecución, los pierde en algún barranco. No muestra la cara, pero lo hace cuando ya se ha “ganado” —arrebatado el alma— al hombre quien se perturba al ver que es de caballo. Cuentan en la colonia El Incienso, zona 3 capitalina, que Juan, un albañil que emigró del Quiché, cada vez que recibía el pago de la semana, se lo gastaba en licor. Un día, rumbo a su casa, ubicada cerca del tanque que abastecía de agua a la referida colonia, iba caminando rápidamente bajo los efectos del alcohol. Un vecino interrumpe su andar y le pregunta: “Vos, Juan, ¿a dónde vas con tanta prisa?”, a lo que él responde apenas articulando palabras: “Mirá, esa hermosa mujer me está llamando, voy a ver para qué me quiere. ¡Está rechula!”. El vecino se quedó pensando que Juan estaba viendo visiones. Al otro día, encontraron al pobre Juan ahogado en un lugar que los lugareños llaman “la presa”. Esta es la leyenda de la mujer que llama a los hombres borrachos y mujeriegos para “ganárselos” y perderlos por los barrancos. 65


La Tatuana Es una de las más bellas leyendas del folclore narrativo de América. Según versiones del folclor histórico, La Tatuana era una mujer real que vivió en época colonial y en la década de 1830, durante el gobierno de Rafael Carrera, según la obra Leyendas populares de aparecidos y ánimas en pena de Guatemala, de Celso Lara (2002). Era una bruja condenada por la Inquisición a ser quemada viva en la Plaza Mayor de Santiago de Guatemala, que fue arrestada por orden del Capitán General y encerrada en una bartolina. “La Tatuana pidió una gracia: que le fuera entregado un pedacito de carbón. Así lo hicieron los soldados. Al tener en sus manos el trozo de carbón, dibujó en la pared un barquito, se subió en él y voló por entre los barrotes. Al entrar los guardias para llevarla a la hoguera, lo único que encontraron fue un terrible hedor a azufre. Se la ‘había ganado’ el diablo”, se expone la obra. Era una bruja que dominaba todas las artes de la magia negra y era amiga del demonio. En el siglo XIX la leyenda tenía plena vigencia. El historiador Antonio Batres Jáuregui hizo mofa de ella diciendo que era uno de esos espantos que no solo quitaba el sueño a los niños sino también a los adultos. 66


El trabajar este libro deja muchas enseñanzas ya que la literatura infantil engloba mucho más que la lectura de libros, su objetivo es poder desarrollar la imaginación y las emociones del niño. En pocas palabras, se puede decir que la literatura infantil es importante ya que contribuye al desarrollo social, emocional y cognitivo del niño.

Nelssy Sofía Barahona Contreras

6to Magisterio Infantil


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