O K R I O
Y e o Ă l Gran R
Cuento basado en el capítulo del autor Thomas Fisher : “Empresas de navegación en el rio Magdalena durante el siglo XIX: dominación extranjera y lucha por el monopolio” en el libro “Empresas y empresarios en la historia de Colombia: Siglos XIX-XX.” Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Administración (2002) de Dávila, Carlos y Guevara, L. Impreso en Bogotá, Colombia. Agosto 2014
Historia por : Juliana Lanza María Alejandra Suárez Ilustraciones por : Alejandra Díaz Tatiana Cavelier
PROLOGO Este cuento se trata de la navegación en Colombia. Se realizó en base al análisis del historiador Thomas Fisher. El cuento narra las travesías de Iroko, quién, siendo un tigrillo, vivió todo lo que los colombianos vivieron en el siglo XIX cuando el barco de vapor llegó por primera vez a nuestro país. Colombia era un país en el cual se transportaban y vendían productos como el café y el índigo. Además de esto, es un país al que llegaron empresarios con el propósito de navegar el río Magdalena. Las aventuras de los colombianos son la razón de que hoy podamos vender y transportar productos a todas partes del mundo.
CAPITULO 1 Iroko y Magdalena
Había una vez un tigrillo llamado Iroko que vivía a las orillas de un misterioso río. Este era protegido por la Diosa Magdalena quien se aseguraba de que los animales del lugar tuvieran la labor de transportar diferentes frutos a lo largo de el río.
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Iroko fue elegido como el encargado de transportar los granos de café lo cual era una tarea difícil, ya que el río escondía peligros inimaginables.
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Un día, Iroko vio algo extraño flotando en el río.
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Iroko corrió en busca de Magdalena, pues no sabía qué era lo que había visto. La Diosa le dijo que eran barcos y que era su misión cuidar el río de quienes dirigían las embarcaciones mientras transportaba los frutos.
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CAPITULO 2 El Gran Barco
Iroko decidió entrar en uno de esos barcos para saber quién se encontraba allí. Lo primero que encontró fue el cuarto de máquinas donde hacía mucho calor, ya que se encontraban allí dos chimeneas que le daban energía al barco.
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De vuelta en la cubierta, Iroko encontrĂł a los tripulantes del barco. Unos tenĂan paĂąoletas rojas, a ellos los llamaban marineros.
Otros tenian uniformes azules, ellos eran los cocineros.
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TambiĂŠn estaba el ingeniero, el encargado de las mĂĄquinas.
Y el contable, el encargado del dinero.
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Al lado de ellos se encontraban el piloto, quien sabía los secretos del río, y el capitán, quien dirigía la tripulación.
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Cuando Iroko termin贸 de recorrer el lugar, decidi贸 salir de all铆. De repente el barco se empez贸 a mover. Ya era muy tarde para bajarse, Iroko estaba atrapado con ellos.
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CAPITULO 3 EL Gran Río
Magdalena estaba vigilando a Iroko pero no pudo hallar la forma de liberarlo sin ser vista por la tripulación. Enseguida vio que los marineros estaban talando los árboles que rodean el río, pues estos eran usados para hacer funcionar las máquinas del barco . Esto la enfureció y decidió hacer lo posible para que no pudieran navegar el río.
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Primero mand贸 fuertes corrientes de agua y al barco se le dificult贸 avanzar. Sin embargo, este era muy fuerte y logr贸 atravesarlas.
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Luego los dirigió hacia la parte menos profunda del río y el barco se estancó en la arena. Sin embargo, los marineros eran fuertes y hábiles y lograron sacarlo de allí.
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Después, Magdalena, más furiosa que antes, mandó una chispa de fuego que hizo explotar algunas de las maquinas. Sin embargo, el ingeniero, muy inteligente, puso a funcionar las máquinas de reserva.
Magdalena, al notar que nada detenía el barco, decidió dejar que el río se defendiera por sí mismo. El barco se enfrentó a las fuertes corrientes, a la niebla que dificultaba la vista del piloto y al recorrido turbulento y peligroso. Luego de unos kilómetros, el barco no resistió más y se estrelló en la orilla. Ahora se encontraba destruido.
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Magdalena se encontraba dichosa al ver el barco inmovilizado. Inmediatamente pensó en Iroko. Lo buscó cuidadosamente sin ser descubierta por la tripulación y vio algo que no se esperaba . Iroko ahora hacía parte de la tripulación.
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Iroko ya no estaba asustado, habĂa conocido a los marineros quienes ahora eran sus amigos, sin embargo, lo angustiaba no tener un barco para llevar los frutos a las diferentes partes del rĂo.
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Los tripulantes se intranquilizaron al ver el barco destruido y empezaron a pelear, el capit谩n les orden贸 parar y hallar una soluci贸n, entonces decidieron entre todos trabajar y reparar el barco.
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Unos fueron en busca de los materiales y otros ideaban cómo reconstruir la embarcación para superar los obstáculos del río. Después de un tiempo trabajando en equipo lograron reparar el barco para seguir su camino.
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CAPITULO 4 Trabajando en Equipo
Los cocodrilos que vivían al lado del río vieron a la tripulación trabajando en equipo y quedaron sorprendidos con el éxito del barco, este era ahora más fuerte y veloz y podía llegar más lejos.
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Decidieron entonces, hacer ellos mismos un barco mucho mĂĄs grande y potente para poder hacer el mismo viaje y cumplir con la misiĂłn que les habĂa dado la Diosa Magdalena.
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Los dos barcos eran los únicos que podían navegar el río y como era de esperarse, empezaron a competir. Luchando por llegar rápido a su destino, los barcos empezaban a sufrir muchos daños y los frutos se dañaban y se perdían.
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Las dos tripulaciones estaban agotadas y derrotadas. Iroko, queriendo ayudar, sugiriรณ unir ambas tripulaciones para llegar todos juntos al final del recorrido.
Usaron lo que quedaba de ambos barcos para construir uno mรกs grande y mรกs rรกpido en el que todos pudieran cumplir su tarea.
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CAPITULO 5 Juntos y Felices
Todo prosperaba y los animales del río estaban felices. En tierra firme empezaron a surgir problemas, los monos que se encontraban más cerca del barco recibían rápidamente los frutos y los monos que se encontraban más lejos se empezaron a quejar.
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Los monos decidieron llevarse todos los frutos que hab铆a en el barco. Cuando por fin lo lograron, el barco estaba destruido y la tripulaci贸n desconcertada.
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Sin saber que hacer recurrieron a Iroko, quien fue en busca de la Diosa y le habló sobre lo que había pasado. Magdalena, comprensiva, reunió todos sus poderes y lo reparó, lo cargó de frutos y les dio la tarea de llevarlo a distancias más lejanas para que los frutos llegaran a todos los monos.
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Los animales del río, eran ahora un equipo que transportaba todo tipo de cosas. Iroko estaba feliz, pues después de todos los problemas que vivió, por fin pudo cumplir su misión. Lo único que quería en ese momento era poder seguir navegando por el resto de su vida.
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EPILOGO La historia de Colombia está llena de importantes eventos empresariales. En este cuento se narró la historia de la navegación en el país, la cual fue de mucha importancia para el transporte de productos como el café, el índigo y el tabaco. El desarrollo de la navegación fue un proceso lleno de obstáculos, ya que, Colombia está conformada por tres cordilleras que dificultan el traslado de productos provenientes del centro del país hacia la costa. Algunos de los obstáculos a los que se enfrentaron los empresarios fueron las fuertes corrientes del rio Magdalena, la falta de lugares de descanso para la tripulación en el recorrido y la escasez de carbón que era usado
Fue un proceso largo y difícil, pero gracias a los logros de los empresarios, Colombia pudo portear productos desde Bogotá hasta Barranquilla. Mirando la realidad de Colombia hoy en día, no debemos olvidar que las cosas que podemos hacer ahora son gracias a las personas que, como Iroko, se enfrentaron a los peligros del río y lograron el éxito de la navegación por Colombia.