Soy - Diario

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Este diario le pertenece a _______________________________________ en caso de encontrarlo, favor llamar al ____________________

Autora: Tatiana Oliveros D.

Ilustraci贸n: Diego Rivera.


El propósito de este diario es ayudarte a que te conozcás a vos misma, que te amés y te aceptés como sos. Te voy a acompañar a lo largo del tiempo que vos deseés (porque siempre voy a estar cerca), te ayudaré a crecer y encontrar la mejor versión de vos.

Diego Rivera


Antes de empezar, permíteme presentarme. Siempre he tenido la idea de que presentarse a los demás es un poco difícil, ya que por lo general queremos decir todo sobre nosotros en unas cuantas palabras... ¡y eso es difícil!. Sin embargo intentaré hacerlo lo mejor que pueda: Mi nombre es Andrea y tengo años. Considero que soy una chica muy cariñosa, alegre, sincera y directa. ¿ Te mencioné que me encantan los dulces? Soy lo que dirían la chica perfecta… ¡Mentira! Simplemente, soy un poco caprichosa y muy chineada. Físicamente, soy algo bajita, tengo lindo cabello colocho y corto, soy dueña de una piel morena y mis ojos son cafés; mis labios y mi nariz son pequeños, a diferencia de mis orejas, las cuales son grandes. Tengo lindas pecas y las amo. Te puede sonar raro que una chica morena como yo tenga pecas, pero así nací y amo cada una de las partes de mi cuerpo (sí, incluyendo mis grandes orejas, las cuales creo que son hermosas).


¡Me encanta ir a la playa! ¡Es mi lugar favorito en el mundo!. Quizás por eso soy tan morena. Creo que lo que más me gusta de la playa es levantarme muy temprano y ver cuando está amaneciendo. En ese momento, todo es muy tranquilo y tenés esa sensación de que vas a empezar un hermoso día. He tenido el privilegio de tener grandes amigos que me conocen y yo los conozco a ellos. No somos perfectos, pero aprendimos a aceptarnos unos a otros. Amo las películas románticas. Soy el tipo de chica que termina llorando con la mayoría de ellas… Lo sé: soy muy sentimental, pero es que yo creo fielmente que el amor es el mejor sentimiento del mundo. ¡Ah! Pero no creás tampoco que soy una experta en el amor. Juan, mi novio, es un muchacho maravilloso. Pero, ¿sabés? el amor no está solo en tener un novio, he conocido el amor de diferentes formas, también he tenido momentos donde me hizo falta… y otros cuando no. A pesar de lo bueno y de lo malo, creo en él.


La música es otra parte de mí. Cuando me coloco mis audífonos, el mundo desaparece y viajo a través de múltiples melodías. Leer es mi hobby: como no puedo viajar y hacer lo que quiero todo el tiempo, aprovecho los mundos que encuentro al leer. En los libros encontré mi libertad y las aventuras que aún no tengo. Creo que con eso está bien. Ya conocés un poco más de mí. Pero no quiero ser Contame sobre vos...

mal

educada.

¿Cuáles son tus pasatiempos?


ÂżCuĂĄl es tu lugar favorito?


¿Qué te gusta hacer?

No te asustés si las respuestas que das no son muy extensas.


Bueno, ahora que nos conocemos un poco más, te seguiré contando lo que ha sido mi vida en esta travesía adolescente. A pesar de que anteriormente te conté muchas cosas positivas acerca de mí, no siempre fui esa persona porque, en secreto, te cuento que a veces me veía a como una bruja enana y peluda. Tuve que atravesar un largo proceso para ganar confianza en mí misma y alejar a la bruja que solo mis ojos veían y ¿sabés algo? No me arrepiento de haberlo intentado.

Cuando tenía quince años, debo admitir que era una adolescente refunfuñona y estaba segura de que el mundo estaba en mi contra. ¡Por más que lo intentaba no lograba que mis padres me entendieran!. No sólo mis padres eran un problema en esa época. Realmente, hacer amigos era un arduo proceso que trataba de evitar a toda costa. Además, no quería sentir el rechazo de los demás y poder formar parte de un grupo me


costaba mucho. También hablar con alguien, no era como todos los demás, que simplemente comenzaban a hablar y, mágicamente, se hacían amigos para toda la vida (recordás lo de la bruja enana, ¿verdad?). Mi miedo al rechazo y la timidez no me permitían desarrollar mis habilidades sociales. A pesar de mi constante miedo, logré encontrar personas con las cuales compartí lindos momentos y empecé a formar mis primeros lazos de amistad. Fue un mundo realmente nuevo para mí. Mi madre fue testigo de las muchas veces que llegaba llorando a casa, debido al mal trato de mis compañeros, que siempre me molestaban por ser la más pequeña, así que cuando llegué contándole a mi mamá que iba para la casa de una amiga, se sorprendió y estoy segura de que logré ver en su rostro una gran alegría por mí. Como te he contado, no era una persona segura de mí misma, y esto se veía reflejado en la poca capacidad para relacionarme con los demás.


Ay, perdón, otra vez estoy hablando solo de mí. Decime, ¿cómo ha sido esta área de tu vida?; ¿cómo es la relación con tus padres?; ¿tenés buenos amigos?; ¿cómo han sido para vos las relaciones que se crean en el colegio? (Lo de bruja se me ha ido, pero me queda lo de chismosa...). ¿Qu mejo ién es t u r am iga (o)?

Diego Rivera


Te voy a contar algo que aprendí en mi proceso: Es muy importante que reconozcás y mantengás a las personas que inspiran actitudes y sentimientos positivos en tu vida. Son una parte esencial en este camino. ¿De acuerdo?


Aún con grandes amigas, algo no estaba bien dentro de mí. La mayoría del tiempo estaba peleada con el mundo y me molestaba que nadie me comprendiera. Me di cuenta de que la pelea era conmigo misma todo el tiempo: ¡No lograba sentirme linda!. De vez en cuando, mis amigas y mi madre me decían que era linda, que mi pelo era hermoso, que tal blusa se me veía muy linda o que tal color se me veía muy bien, pero, realmente, no era algo con lo que yo me identificara y, muchas veces, ni les prestaba atención. Constantemente me veía a mí misma y analizaba mi físico: “Mi cabello castaño oscuro, casi negro, pero no negro; colocho, pero no colocho; sin una forma definida. Mi cuerpo me avergonzaba. Mi rostro no era el más lindo por lo que la gran mayoría del tiempo lo tenía que cubrir con maquillaje, para que me ayudara a disimular mis horribles pecas”. Y para colmo, como lo mencionaba antes, era la más bajita, la más gordita, la menos aceptada.Al menos, eso creía.


Todas las mañanas entraba en una batalla conmigo misma por verme lo mejor posible. Debo decir que nunca lo lograba, porque tenía que llegar a tiempo a clases. No era capaz de comprender nada de lo que sucedía. No lograba verme al espejo y sentirme bien (como si fuera poco, los espejos en mi casa eran altísimos). Todo se convertía en un desastre en mi interior. Peor aún, sabía que no podía llamar la atención de ningún chico... ¡Eso es lo que yo creía!. Muy en el fondo, existía una pequeña esperanza, algo que me decía que no todo era tan malo, que no era tan enana ni tan bruja, que podía lograr algo con mi vida, pero no lograba convencerme eso. Como resultado, mi motivación en el colegio descendía más y más. Recordaba un momento en mi niñez cuando soñaba con hacer grandes cosas, pero esos recuerdos se iban desvaneciendo y no le encontraba sentido a la vida.


Mi frase favorita era: “No soy realmente buena en lo que hago”. Pero cuando recordaba aquella niña llena de felicidad y esperanza, en el fondo sabía que un día podía volver a tener aquellos sueños y metas. Sin embargo, una y otra vez veía a mis compañeras de clase, cómo ellas lograban sonreír y encantar a todos los muchachos que querían, siempre se veían bien y tenían un cuerpo y rostro espectaculares (me enojaba mucho que no fueran brujas enanas como yo). Y me veía a mí y no lo lograba. Simplemente, no lo lograba. Comencé a hacer dieta, porque me dijeron que si no desayunaba, almorzaba una manzana y no cenaba, lograría bajar rápidamente de peso. Supe que otras compañeras vomitaban después de comer, pero yo no podía hacerlo, así que decidí dejar de comer. Estábamos seguras que no éramos anoréxicas ni bulímicas, solo deseábamos ser delgadas y así


sentirnos bellas (¿Te imaginás una bruja enana y anoréxica? ¡ Era imposible! Bueno, ni tanto, yo lo era...). Veía en las noticias que estaba mal... algo dentro de mí me decía que no debía hacerlo, pero no podía evitarlo. Podían más mis ganas de sentirme bella, que de hacer lo correcto. Este punto es esencial. Me gustaría saber cómo sos físicamente. ¿De qué color son tus ojos y tu cabello? ¿Cómo son tu sonrisa, tu nariz, tus brazos?; ¡Quiero saberlo todo!.


Después de que hayás descubierto cada uno de tus atributos físicos, me gustaría saber: ¿Cuál es tu concepto de belleza? ¿Cómo describirías a alguien bella? Por último, ¿te considerás linda, bella o hermosa?


Si tu respuesta es negativa (por ejemplo: enana y bruja, como yo), no te preocupés, pronto eso cambiará. Si trabajamos juntas en esto, te sorprenderás con el resultado.

Mientras tanto, te dejo un dibujo mío. Así es como me veía antes.

Diego Rivera


La única persona que sabe todo acerca de mis problemas, mis complejos, mis defectos, de todo, a la única que he sido capaz de confesárselo ha sido a mi diario. Bueno, en realidad, no es una persona, pero es como si lo fuera. Aunque tengo buenas amigas, en una época, que ya pasó, no podía decirles realmente como me sentía. Solo era capaz de desahogarme a través de la escritura. No esperaba comprensión. Solo deseaba que alguien escuchara mis sentimientos más profundos. (No esperaba, no deseaba, no sentía... qué bueno que hasta los verbos cambiaron en mi vida. Por suerte, lo de bruja también). Como en toda historia de diario, había un chico. Del que te voy a hablar, me encantaba. No era el más guapo del colegio, sino alguien que vi una vez y simplemente me cautivó. En ese momento sentí las famosas mariposas en el estómago (donde antes sólo sentía hamburguesas). Me puse tan nerviosa cuando


fijó su mirada que no lo soporté (por suerte no había comido nada) y miré hacia abajo. Cuando finalmente me atreví a levantar la mirada, sus ojos recorrían detalladamente mi rostro (no, no era policía). Honestamente, no me sentí nada cómoda. Decidí darme vuelta y no permití que me viera más, ya que se daría cuenta de mis horribles pecas y mis grandes orejas, que con tanto trabajo escondía. No estaba cómoda conmigo misma y mucho menos con que alguien me observara tanto. Un día, hablando con mis amigas, les conté acerca de él. Una de ellas lo conocía y decidió presentármelo. En el momento, traté de detenerla, ya que no podía imaginar acércame a él siquiera; simplemente, no estaba lista. Con una larga batalla interna y motivación de mis amigas, me arreglaron un poco, rápidamente, y él llegó a la mesa donde nos sentábamos en los recreos. Se sentó a mi lado y yo moría de nervios al tenerlo tan cerca... creo que llegaba a escucharse mi respiración. Trataba de controlarme, pero no lo lograba.


Ese día, no fui capaz de decirle nada más que un “Hola”.

Diego Rivera

En el transcurso de las semanas, lo miraba siempre que iba a clases y, con una pequeña sonrisa, nos saludábamos de lejos. Mis amigas se encargaron de averiguar qué pensaba él de mí, pero en mi interior, yo sabía que no tenía idea de quién era (yo sí, una bruja enana), así que era imposible que llegara a tener un buen concepto de mí.


Sin embargo, mis amigas me sorprendieron y me contaron que habían escuchado que le parecía linda (seguramente era un amante de brujas enanas). Simplemente no lo podía creer: “¿Cómo alguien podría pensar que soy linda? Creo que él se equivocó de persona, yo no soy nada linda. ¿Por qué le parezco linda?”. Todas estas preguntas comenzaron a invadir mi mente y me encontraba muy confundida e insegura por lo que me habían dicho. Pero, en el fondo, estaba feliz. Nunca creí gustarle a un chico y, muy en el fondo, me sentí linda, y me impactó tener esa sensación. Poco a poco, el saludo de sonrisa, se fue convirtiendo en “Hola, ¿cómo estás?”, y pequeñas conversaciones sobre la clase a la que nos dirigíamos, qué nos gustaba hacer y, así, poco a poco, lo fui conociendo y él fue conociéndome.


Con cada cosa que descubría sobre él, me gustaba aún más, no podía creer que aquel chico que vi pasar una vez, ahora me hablaba y se sentaba conmigo en los recreos, recreos llenos de sensaciones desconocidas, pero lindas (creo que él también era un brujo). A pesar de que era increíble estar con él, no lograba mantener la vista al frente. Pocas veces lo miraba a los ojos, y levantaba mi cabeza para hablarle (cada vez que me atrevía a verlo se me cruzaban los ojos; sí, bruja, enana y bizca). Casi siempre tenía un cuaderno, donde dibujaba mientras lo escuchaba hablar. Mi inseguridad, al estar con él, era permanente. Siempre estaba pendiente de no decir lo incorrecto y agradarle ante todo. Nunca voy a olvidar aquel asombroso viernes (¿jueves; martes? ¡No! ¡VIERNES !), cuando, por primera vez, escuché, de su boca, las siguientes palabras:“¿Te gustaría ir al cine mañana?”. Hice una pequeña gran pausa, bajé mi mirada inmediatamente, comencé a temblar,


moría de ganas de salir con él, pero, a la vez, moría de miedo. Levanté mi cabeza, lo miré y, lentamente, le dije que sí. En ese instante, la felicidad invadió mi mente y cuerpo ( y ganas de ir al baño también). ¿Qué tal? ¿has sentido esas mariposas en el estómago? (dije mariposas, no hamburguesas). ¿Tenés algún chico especial que se roba tus sueños? Si es así, me gustaría saber más de él:

¿Có

mo e

s?


s lo ¿Qué e s te que má e él? gusta d

o asad p n s? ¿Ha junto o p tiem


Si no has sido capaz de hablarle o, simplemente, no conocés aún a ese chico especial, no te preocupés, solo es una etapa que no ha llegado a tu puerta. Créeme, allí está. Llegará sin que te des cuenta. Y cuando eso pase, aquí estaré para escucharte (tranquila, tengo novio). Tan solo mira que guapo es...

Diego Rivera


Esa noche, casi no pude dormir. Imaginé cada momento, la sonrisa de mi rostro no desaparecía y, cuando finalmente pude conciliar el sueño, sonó la alarma (bruja enana, bizca y ¡desvelada!). Esa mañana, ayudé felizmente a mi madre con los quehaceres de la casa. No podía esperar la tarde para estar con él. Llegó la hora de alistarme y, al mismo tiempo, mi lucha interna se hacía presente. No encontraba qué ponerme, no me veía linda con nada y cada cosa me hacía ver más gorda... No había nada que fuera perfecto para ese momento. Mi frustración comenzaba a hacerse tan grande por la presión de sentirme linda y de usar la ropa correcta y sexy como solía ver en los anuncios (¿qué ropa usa una bruja enana, bizca, desvelada y llena de mariposas? ¡Creo que no existe!). Como no encontraba qué ponerme, decidí comenzar a maquillarme y peinarme (mis horribles pecas resaltaban tanto como luciérnagas). Nada de lo que hacía ayudaba:


era uno de esos días en los que nada estaba bien. La ilusión y felicidad que me habían acompañado durante las últimas horas se fue desvaneciendo, convirtiéndose en tristeza. Comencé a detallar mis defectos y la inseguridad no me permitió avanzar. Ya casi era la hora y no estaba lista. No me sentía bien y ya no quería ir. Después de dar vueltas y vueltas por la habitación, mirar mi cuerpo y mirar mi rostro, realmente, no me sentí capaz de salir por esa puerta viéndome como un desastre (y hablando de bruja, creo que hubiera volado, de no ser por que no tenía escoba).

Así que, con mucho dolor, decidí no ir.

Diego Rivera


No fui capaz de llamarlo para avisarle que había decidido no ir. En ese momento, tenía tanto miedo y me sentía tan frustrada conmigo misma, no podía creer que no era capaz ni siquiera de salir con un chico que me gustaba. El fin de semana que había iniciado lleno de felicidad e ilusión pasó a estar lleno de tristeza y decepción (la bruja enana, bizca y desvelada, se apoderó de mí). El domingo fue un día donde analicé las posibles reacciones de mis amigas al contarles que no había pasado nada. Sabía que había sido por que me sentía fea pero no podía decirle eso a ellas. ¡ Era demasiado cobarde! (suena fuerte, pero era verdad). Llegó el lunes y, mientras entraba al colegio, ellas, felices y emocionadas, me saludaron. Yo me comporté normalmente, pero cuando me preguntaron que había pasado, les conté que había decidido no ir y ellas quedaron anonadas. Ya sabían cuánto me gustaba y todo lo que


sentía por él. De inmediato, las preguntas comenzaron a caer. Yo me molesté por el interrogatorio. Les grité que no quería hablar del tema y caminé directo a mi clase. De lejos, observé cuando él venía caminando hacia mí, bajé la mirada y él pasó a mi lado sin decir una sola palabra. En ese mismo instante quedé devastada y corrí al baño a llorar... ¡No podía creer que eso me hubiera pasado!. ¿Alguna vez te has encontrado en una situación parecida, en la que, por miedo a cometer errores, por tu inseguridad o cualquier otra razón, no te has atrevido a hacer algo? Contáme, ¿ qué pasó?



Ese día, llegué a mi casa, me encerré en mi cuarto y no quise salir. Estaba harta de ser como era, estaba harta de mis inseguridades, estaba harta de mis miedos, estaba harta de todo. Lloré por un largo tiempo. Decidí comenzar a escribir en mi diario, pero surgió una duda: quería descubrir qué era realmente lo que hacía que yo fuera así (quería descubrir el verdadero nacimiento de la bruja enana). Y, como te comenté antes, mi diario contenía mis más íntimos secretos, sabía todo acerca de mí y me conocía mejor que nadie. Así que comencé a leer de principio a fin. Conforme iba leyendo, podía reconocer que alguna de las cosas que escribía eran tontas o las había exagerado un poco. Me di cuenta que mis amigas sí me querían, que habían estado ahí conmigo. Poco a poco, fui descubriendo que mis gustos no estaban definidos, que tenía múltiples inseguridades sin sentido y que, a pesar de que siempre me molestaban por ser la más bajita, era yo la que me atacaba constantemente


con palabras despectivas y era sumamente negativa (era mi peor enemiga, mi más severo juez). Me estaba agrediendo internamente y quería cambiar eso. Así que sequé mis lagrimas y, con la poca fuerza que me quedaba, decidí levantarme y decidí cambiar. No sabía cómo hacerlo. Aún tenía mis inseguridades y miedos. Pero, en ese momento, era mayor mi deseo de cambiarlos que de mantenerlos. Comencé a leer libros y a buscar consejos de especialistas, y así fue como comencé un nuevo estilo de vida. Probablemente te has sentido identificada con lo que he narrado. Si tenés muchas inseguridades (si también creés que sos una bruja enana, un monstruo peludo, un pájaro sin alas... en fin, lo que creás que sos), si es así, te pregunto: ¿te gustás a vos misma?


Si realmente creés que no sos capaz de nada, no te preocupés, juntas vamos a comenzar a cambiarlo. Recordá que esta es la decisión más importante: amarte vos misma, aceptarte y cuidarte. Y te seré sincera: este cambio nadie lo puede hacer por vos y nadie te puede obligar. Debés desearlo desde lo más profundo de tu corazón. Si estás lista para comenzar esta nueva etapa seguí leyendo (¡seguí leyendo!, ¡seguí leyendo!, ¡seguí leyendo!)

Bueno, primero que nada, dejé la idea de que todo era blanco o negro, que todo era bueno o malo, y que todo debía ser perfecto (comencé a pensar que podría dejar de ser una bruja enana a una bruja mediana). Pueden existir grises (que, de hecho, es un color que me queda superbién). Dejé esos pensamientos negativos y absolutistas a un lado, porque debo contarte que era sumamente perfeccionista, y el hecho de que las cosas no me salieran como yo esperaba me ponía de mal humor, y era


una situación muy estresante y, a la vez, muy agotadora. Así que comencé despreocuparme, pero, ¡ojo!, no demasiado. Simplemente comencé a tomar las cosas con más calma, comprendí que cometer errores no me hacía ser mala, sino todo lo contrario: era una forma de aprender, un poco frustrante al principio, pero luego era muy divertido ver cómo las caídas me enseñaban tanto (mis rodillas sufrieron muchos raspones... las caídas eran muy divertidas y aprendí a reírme de ellas). También me pasaba que cada vez que me equivocaba con cualquier cosa, me decía a mí misma palabras como “tonta”, “estúpida”, “inútil”. Cuando me percaté de que yo misma me trataba así, me sorprendí, pues era realmente horrible (yo me sentía horrible, mis palabras hacia mí eran horribles... todo, horrible). Ni siquiera era capaz de usar esas palabras con mis amigas y las usaba contra mí.


Era confusa esa forma de ser, pero bueno, la descubrí y decidí cambiarla e hice todo lo contrario a lo que estaba acostumbrada. Me felicitaba internamente por cada logro y cuando me equivocaba me decía “vamos vos podés”, “la próxima será mejor”, “ya sabés como no debés de hacerlo”, “ese jarrón antiguo y carísimo que has roto no importa” (mentira, no rompí nada, sólo le doy dramatismo a la cosa...). Suena fácil, pero no lo fue. Tuve que poner mucho esfuerzo de mi parte, estar dispuesta a cambiar la actitud a la que estaba acostumbrada, pero como dije antes, mi deseo de cambiarlo era más fuerte que el de seguir así. Mi motivación era la que día a día me permitía no dejar de creer en que lo lograría. Y así, poco a poco, descubrí que no era tan mala como pensaba; que si me proponía una meta real, de acuerdo a mis capacidades, la podría alcanzar con mucho esfuerzo, dedicación y trabajo.


Y cuando las cosas no me salían como yo esperaba, observaba cuidadosamente qué había hecho, escuchaba atentamente los consejos de las personas que estaban a mi alrededor y que querían ayudarme para hacerlo mejor la próxima vez. (Y así fui cambiando de la bruja mediana a una bruja normal. Algo es algo). Fue un proceso un poco complicado, pero no imposible. Sabía que quería amarme, tanto como decía que amaba a mis amigas y a mi familia, quería sentirme importante, inteligente, capaz y linda. Así que, aunque en ese momento no me sentía para nada con esas cualidades, trabajé todos los días para llegar a eso. Cuidaba las palabras con las que me refería a mí misma, no me juzgaba cada vez que cometía un error, comencé a dejar de ver solo lo malo, y descubrí todo lo bueno que había en mí. Por ejemplo, siempre fui muy amable, a pesar de


que era muy tímida; las personas estaban agradecidas de que siempre tuviera una buena actitud para ayudar y sonreír cuando hacía un favor. A pesar de que trabaja arduamente para alcanzar mis metas, también tenía esos pequeños momentos de descanso, donde no hacía absolutamente nada, sí, nada. Me encantaba levantarme en las mañanas y quedarme en la cama un pequeño rato, simplemente disfrutando y agradeciendo por el nuevo día, ir al parque, caminar, mirar las nubes, ya sabés, ese tipo de cosas. Aprovechaba al máximo esos momentos dedicados exclusivamente a mí, a veces leía un libro, veía una película romántica. Trataba de olvidarme de mis responsabilidades por un momento y disfrutar el tiempo de descanso. Como dije antes, no hay que abusar de estos tiempos y convertirnos en personas irresponsables.


Estaba consciente de cuándo, dónde y cómo podía darme estos tiempos para mí. Aprovechaba para comerme un chocolate bien grande, sin compartirlo con nadie, y de vez en cuando le agregaba un helado de vainilla con caramelo, ¡una bomba de sabor! ¡Sí, me comía esa bomba yo solita, y lo disfrutaba mucho!. Al principio me sentía culpable, pero aprendí que no debía reprimir esos gustos y antojos.

Diego Rivera


Bueno, hablando de comida... Te comenté antes que por un tiempo dejé de comer bien... ¡pues sí!. Sabía que estaba mal, así que decidí consultar a una nutricionista, quien me enseñó que, entre menos comía, mi metabolismo se volvía más lento y, de esta forma, almacenaba más comida y acumulaba más grasa, así que era de suma importancia realizar de cinco a seis comidas diarias con porciones proporcionales a las necesidades fisiológicas de mi cuerpo. Y aunque lo negué al principio, era anoréxica. Mi salud se había afectado por estos cambios drásticos de alimentación. No le estaba dando a mi cuerpo lo que necesitaba para funcionar bien. Mi deseo de estar más delgada había sido influenciado por las tendencias en la moda y la publicidad. Además en el colegio podía ver como las más delgadas y lindas eran las que captaban más la atención. Bueno, para todo hay gustos: recordá aquel chico de los recreos.


Fue muy difícil entender que nada de esto definía mi físico. Empecé a formular un nuevo concepto de belleza, que no estaba nada relacionado con lo que veía en múltiples revistas y anuncios de televisión. Además que si quería alcanzar un menor peso, tenía que trabajar duro, alimentándome bien y realizando ejercicio. Sin embargo, más que alcanzar un menor peso, deseaba tener buena salud, ya que debido a mis desordenes alimenticios tenía mis defensas bajas y era propensa a varias enfermedades. La clave de esto era aceptarme a mí misma. El cambio no comenzó solamente por mi peso. Las pecas de mi rostro eran algo que realmente odiaba, pero conforme quitaba mi maquillaje y observaba mi rostro durante unos minutos, sin pensar en todo aquello que quería ser, sino en lo que era, descubrí, por primera vez, que eran lindas, que me caracterizaban, ya que eran únicas y nadie más tenía las mismas pequitas.


Empecé a disfrutar como se veían y combinaban con el color de mis ojos café y mi gran sonrisa. A medida que iba aprendiendo sobre mi aspecto físico, comenzaba a descubrir mi interior. Era una persona amable, cariñosa y atenta, una buena amiga, confiable. Con el pasar del tiempo mi belleza interna iba en aumento. Y me di cuenta de que la belleza era algo más que un estereotipo, sino era algo que se reflejaba desde mi interior: si me sentía linda, me iba a ver linda. Dejé de buscar la perfección y alcanzar los ideales de belleza, dejé de magnificar lo que no me gustaba tanto y de hacer comparaciones injustas y exageradas. Empecé a destacar lo que me gustaba de mí, empoderarme y de esta forma transmitía una seguridad y belleza innata. Por fin dejé de ser esa pequeña de la cual todos se burlaban, porque ya no me sentía pequeña (era como si hubiera crecido 10 centímetros).


Esa seguridad en mí misma me hizo descubrir habilidades que me había dedicado a pisotear durante mucho tiempo, ya que tenía la falsa idea de que no era capaz de absolutamente nada. Me planteaba metas y sueños irreales, era muy dura conmigo misma en el proceso para alcanzarlos, observando solo lo malo que hacía, sin valorar realmente el trabajo realizado y peor ¡aún no aceptaba perder!. Entonces, sentirme linda, divertida, verme saludable, ¡y alta! hizo que realmente cambiara cómo me sentía conmigo misma (y por fin, la bruja enana desapareció).

Primero que todo, por favor, escribí como te sentís.

Diego Rivera




¡Suficiente!. Dejá de escribir cosas negativas de vos. Recordá que no todo es tan malo como creemos a veces. Hay cosas muy buenas dentro de vos (¡muy buenas!). De verdad quiero que hagás un esfuerzo y las escribás. Sé consciente y recordá las palabras que amigos, familiares y profesores dicen de vos. Si no recordás, preguntale a tu mamá. Ella siempre tiene algo bueno que decir (además de insistirte en que arreglés tu cuarto). El propósito de esto es que te des cuenta que de verdad no todo es tan malo y que hay una persona maravillosa oculta detrás de todo esos pensamientos negativos.


¡Vamos!, estoy ansiosa por leer todas las cosas buenas que tenés que decir sobre vos misma…




NO te te

de otros Sally Field




Puede que en este momento te preguntés: ¿qué sigue?. Bueno como te mencioné antes, siempre voy a estar con vos en este camino, pero así como conociste mi historia, quiero conocer la tuya... Espero que en este diario encontrés, lo que te haga feliz, que escribás tus experiencias, tus problemas, tus alegrías, en fin ese tipo de cosas que normalmente se escriben en los diarios, observá cada página en blanco como una nueva oportunidad, lo que escribás hoy, no será lo mismo de mañana y espero que cada día analicés tus palabras y acciones. Y comencés a reconocer lo que debes cambiar y si necesitás ayuda, no dudés en pedirla.


los desafĂ­os de la

VIDA Bryan Tracy




A veces cuando nos miramos al espejo, vemos unas enormes orejas o unas horribles pecas (eso me pasaba). Es como que esos rasgos que no nos gustan resplandecieran sobre todo lo demás. Pero si te detenés y observás lo demás e incluís también lo que te gusta de vos, lograrás disminuir el resplandor insufrible de lo que no te gusta. No importa cuántos sean tus atributos físicos positivos, alégrate de tenerlos y disfrútalos. ¡Tienes la fortuna de poseerlos! ¡Son tuyos!


BELLEZA es una

ACTITUD y sos increíblemente

cuando sos

AUTÉNTICA Anonimo




Sabés que tenés habilidades extraordinarias. El auto bullying también existe, y es cuando vos sola te menosprecias. Evitá a toda costa criticarte o llamarte de manera despectiva, pues fomentás a que los demás hagan lo mismo. Sos una persona maravillosa y súper inteligente, ¡descubrílo!.


CAMBIรก

MUNDO Norman Vicent Peale




Es importante que veamos la realidad, no quiero decirte que sos una súper modelo, pero tampoco sos un monstruo peludo, simplemente sos vos. Podés aceptarte, con unos kilitos de más, baijta, pecosa, lo que sea que con lo que te caracterizás, son descripciones nada más y por nada del mundo tenés que sentirte insultada. Eres vos y no hay nadie en el mundo igual. Cuando aceptás tu cuerpo, tu estatura, tu peso, podés sacarle provecho a eso. ¿Qué tal comprarte ese bolso hermoso que viste en la tienda pero creés que no se te ve bien, o aquel pantalón blanco?, ¡lo que vos querás!. Aprendé a quererte, cuidarte y chinearte con esas cositas. Lo importante no es tu contextura anatómica, sino cómo la llevás.


CONFIÁ en vos y ,, ,,

ARRIESGATE A ENSAYAR tu propia

Walter Riso




Sabés que estamos en un momento de nuestras vidas donde soñar y creer que lo lograremos es nuestro impulso. Pues así es, y creo que vos tenés un anhelo o un sueño que deseas alcanzar, pues estoy segura que lo lograrás, tenés que tener mucha confianza en ti misma, confiar en tus habilidades, eliminar los pensamientos negativos, no seas pesimista. No dejés que el miedo y la inseguridad decidan por ti. Tenés derecho a esperar lo mejor de vos.


Si podés

SOÑARLO podés

Walt Disney




Sabés que el aspecto físico es solo una pequeña parte de lo que sos como persona, imagínate que ni siquiera es lo más importante para atraer a un muchacho después de que pasás un rato con él. Lo que realmente cuenta es tu personalidad. Sos una persona con una apariencia física muy linda (creo fielmente en eso), eres amable, cariñosa, educada, tierna, graciosa, es decir, tenés muchas opciones para gustarte y dejarte de insultar frente al espejo cada vez que te mirés.


Sos y maravillosamente

Demi Lovato




Antes te decía que estamos en una época donde nos movemos por nuestros sueños, y esos sueños tienen que ver con lo que nos gustaría ser o hacer, una especial de “ideal” que te proponés alcanzar, pero no siempre ese “ideal” es real. A veces existe una distancia muy grande entre lo que somos y el “ideal”, esa distancia puede llegar a producir cierto desagrado por lo que somos. Tenés que cuidar eso, vos podés ser todo lo que vos querás, pero recuerda que lo que eres ahora es realmente maravilloso, que ese “ideal” solo sea una mejor versión de vos, no una nueva tú.


LAS DECISIONES

QUE TOMÉS

DEFINEN LO QUE PODÉS

SER MAÑANA J. K. Rowling




La belleza es algo que todas queremos alcanzar, sin embargo su significado puede ser un poco confuso, debido a que está influenciado por factores sociales y culturales. Mucha palabrería, ¿no crees?. Sos bella, para mi lo eres, así que olvídate de lo que cualquier otra persona, revista o anuncio te diga sobre la belleza, establece tu propio criterio sobre lo bello, te aseguro que no te sentirás mejor por querer ser como dicen, pero si te sentirás completa por ser lo que crees.


lo que te hace

Demi Lovato




Después de tantos consejos que te he dado, creo que merezco un pequeño descanso, ¿te parece?. ¡Así es!. No olvides que en medio del corre corre de todos los días, te merecés descansar, darte un pequeño gusto (¿recordás mi chocolate con helado de vainilla?), pues sí ese tipo de gustos, ver una película, salir a caminar, lo que sea que te guste hacer. Simplemente disfrutá de las pequeñas cosas que la vida ofrece y que por el afán de todos los días ignoramos. Es realmente hermoso observar sin preocupación alguna de vez en cuando. ¡Te invito a disfrutar y descansar un poco!.


No

te

preocupés.

SÉ FELIZ Bobby Mcferryn




Ya te he dicho que evités ser negativa y te mantegás siempre con una buena actitud, pero debo reconocer que a veces cuando se atraviesa una situación difícil es complicado mantener esa buena actitud. No pasa nada si sentís que ya no podés más, si llorás y no querés hablar con nadie, todos tenemos un día malo. Lo importante acá es que no dejés que esos malos días tomen el control sobre los otros días. Sigue en este camino, recordá que no estás sola, si necesitas apoyo, búscalo. Los obstáculos nos fortalecen al final del camino.


TE PREPARAN PARA

EXTRAORDINARIOS C.S. Lewis




Estoy segura, que has ido aprendiendo que sos realmente hermosa, sabés que si te agradas, te aceptas y te amas, encontrarás a alguien a quien le vas a gustar y se capaz de amarte. Al sentirte cómoda con vos misma, podrás utilizar la seducción y la coquetería para atraer a cualquier muchacho. Pero si no te querés, no podrás apreciar el afecto que otro quiera darte.


DE SER

VOS MISMA MISMA Coco Chanel




Después de atravesar un periodo parecido al que vos acabas de pasar, logré sentirme totalmente cómoda, no solo con mi aspecto físico sino con mi personalidad. Me disculpé con mis amigas, y fui súper valiente al admitir mi error. Les comente lo que me pasaba: ¡que me sentía muy mal con mi apariencia física y esto hacía que no me sintiera capaz de nada! Y fue curioso, porque a ellas también les solía pasar. Ese día tuvimos una pijamada, hablamos sin parar toda la noche, contándonos experiencias donde nos sentíamos feas, y como hacíamos para superarlo. Entre risas y juegos nos acercamos más que nunca, es una de esas noches que nunca voy a olvidar. Ese día me dí cuenta que puedo confiar siempre en ellas, y que no solo a mí me pasaban ideas locas por la cabeza. Y cuando las compartís con las personas más cercanas, te das cuenta que no es tan grave como vos creías.


Luego venía la parte más difícil, hablar con aquel chico que dejé plantado, no sabía realmente como hacerlo, me daba mucho miedo enfrentarlo, pero tenía que hacerlo. Así que en el recreo, esperé que pasara por el lugar donde nos sentábamos, lo detuve y le dije: - “Juan, necesito hablar con vos, ¿podés?”. Él muy amablemente accedió, me disculpe por haberlo dejado plantado, no le dije que había sido por que me sentía fea; sino que más bien le expliqué que estaba en un momento donde no me sentía cómoda con esa situación, que a pesar de que sí me interesaba salir con él, tenía unas cosas que debía mejorar para poder disfrutar plenamente de una salida con él. Mientras le explicaba todo esto, él me miraba fijamente (una costumbre que ha tenido siempre), al terminar con una sonrisa me dijo


que entendía perfectamente, pero hubiera preferido un mensaje o una llamada para avisar que había decidido no ir, pero que agradecía que lo estuviera haciendo ahora, por que llegó a pensar que yo no estaba interesada en él. Con esa mirada penetrante volvió a preguntarme, si quería salir con él, sí me sentía cómoda teniendo una cita con él y con mucha seguridad pude responderle: - “Sí”. Tuvimos varias citas, los recreos juntos eran muy constantes, hasta que terminó convirtiéndose en mi novio. Hice las paces con todos, pero no puedo olvidar a mi familia, de la cual también me alejaba cuando me sentía mal, y se aguantaron cuando me encerraba en mi cuarto y andaba de mal humor.


Mis papás siempre con una sonrisa me recibieron cuando les dije que quería consultar a un psicólogo (sí, un psicólogo, ellos no solo atienden a los locos) y una nutricionista (recordá mis problemas alimenticios). Debo agradecerles su apoyo incondicional en este camino, el cual me hizo ser lo que soy hoy.

Hemos llegado juntas al final de este diario, espero de todo corazón que te haya ayudado un poco a sentirte más cómoda con vos, a aceptarte, a quererte y amarte tal y como sos. Que hayás comprendido que sos capaz de hacer y lograr todo lo que te propongás, que sos una mujer muy fuerte y poderosa, que tus sueños se pueden hacer realidad, que sos bella de pies a cabeza, que no hay nadie igual a vos. Si vos crees eso, ¡eso serás!. No lo olvides.


Además te tengo una pequeña sorpresa, sé que has invertido mucho tiempo en llenar las páginas de este diario y puede que no quieras dejar de hacerlo ¡muy bien!. Pero te tengo otro reto, que estoy segura que lo disfrutarás montones. Se trata de un calendario, puede que vos pensés “¿qué tiene de especial un calendario?”. Lo que vos no sabés, es que es una herramienta que te va ayudar a plantearte todas las metas que te podás imaginar, podrás escribirlas y cada día ver tus avances. Es para que veas que con mucho esfuerzo, podrás lograr lo que deseas. Quiero dejarte una pequeña lista de cosas que podés aplicar para lograr tus metas:

Definí un objetivo, que exija esfuerzo, recordá que debe ser algo racional y debe estar entre tus posibilidades.


Definí tus expectativas, debes ser clara y detallar que es realmente lo que esperás, así cuando logrés alcanzar tu objetivo podrás compararlas.

No seas negativa, durante este proceso es importante que alejés de vos todo pensamiento negativo y palabras despectivas hacia vos. Están completamente prohibidas.

Ponte a prueba, comienza a trabajar en la meta, durante este proceso el temor puede llegar a vos evitando que avancés, pero no permitás que esto te domine, sé valiente, tomá el control y enfrentálo.

Durante este enfrentamiento, puede que sientas sensaciones extrañas y lo primero que querás hacer sea huir, no cedas, se persistente y resiste, son emociones que podés controlar y que pasarán.


Es momento de que compares los resultados con las expectativas que te planteaste al principio. Si difieren mucho, no te preocupés. Puede que esas expectativas hayan sido guiadas por el pesimismo y la derrota. Cuando logrés sentirte cómoda y segura con los resultados, podés plantearte una meta mayor. A medida que lo intentás, mejorarás tu autoestima y la seguridad y confianza para enfrentar los desafíos de la vida se fortalecerán y así podrás encontrar a la mejor versión de vos. Espero verte pronto, siendo una mujer exitosa, poderosa y segura de sí misma. Gracias por dejarme compartir este tiempo a tu lado, realmente me hiciste sentir especial. Una última cosa, si vos creés que aún te queda mucho trabajo por delante, que a pesar de lo que te he dicho, no lográs avanzar, no dudés, por favor, no dudes en pedir ayuda a un profesional. Todos queremos lo mejor para vos, y a veces es necesario tomar la mano de alguien para poder seguir caminando.


en

VOS siempre lo hice

y siempre lo harĂŠ Tu amiga Andrea


A continuación encontrarás una lista de algunos lugares donde se ofrece atención psicológica de forma gratuita, no tengás miedo, si vos creés que lo necesitás, atrevéte. Todos queremos lo mejor para vos.

Clínica de Atención Psicológica Universidad Latina - Campus San Pedro

Teléfono: 2225 - 2780 / 2280 - 5464

Centro de Atención Psicológica (C.A.P) Universidad de Costa Rica - San Pedro

Teléfono: 2511 - 5776

Centro de Universitario de Servicio de Investigación (C.U.S.I) UCASIS - San Pedro

Teléfono: 2280 - 2491

Centro de Atención Neuropsicológica (CAN) UNIBE - Tibás Teléfono: 2235 - 2836




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