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¿TEATRALIDAD VIRTUAL?

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LA ACTUALIDAD

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Por Fernanda Albarrán

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Hace unos meses, cuando la pandemia empezaba, pensábamos que el teatro iba a parar, no sucedió. Ante el miedo de quedar inmóviles durante esta pausa no planeada, surgió este paliativo que ahora llamamos teatro virtual, o fic stream o puestas en digitalidad o como sea que decidamos llamarlo.

Pero ¿esto significó una verdadera transformación interna de la disciplina ?

Pareciera que por la premura no se indagó en los verdaderos cambios a los que los creadores se estaban enfrentando. ¿Por qué la insistencia de hacer teatro convencional de manera virtual si son dos lenguajes totalmente diferentes? El realismo en la pantalla es un lenguaje que el cine tiene muy bien dominado, y nosotros, hacedores escénicos, apenas lo estamos conociendo. Siendo así, ¿qué podría aportar el teatro a la virtualidad?, ¿cuál sería la diferencia entre hacer teatro virtual y hacer cine?

La teatralidad virtual amerita construcciones de lenguaje distintas a las del presencial. Tener conversaciones por zoom no es acción. No todo es sentarse frente a la pantalla y hablar. ¿Qué hay del cuerpo a través de la virtualidad? Esta plataforma digital no soporta que un texto realista sea lo único que lo construya. Se apoya de otros recursos. Quizás no debemos pensar en el texto como el elemento central de esta propuesta.

El ritmo del acontecimiento es otro, el tiempo de atención de un espectador frente a la pantalla también es distinto. ¿Cómo podríamos hacer de esta nueva posibilidad un acontecimiento y no solo una expectación? ¿Se puede generar un convivio que transgrede al espectador a través de la virtualidad ? Esta plataforma digital no soporta que un texto realista sea lo único que lo construya. Se apoya de otros recursos. Quizás no debemos pensar en el texto como el elemento central de esta propuesta.

Percibo que se accionó sin antes cuestionar verdaderamente qué queríamos hacer ante el abismo al que nos enfrentamos cuando todos los recintos cerraron. ¿Pero dicha acción surgió de la necesidad de no dejar morir el teatro o por las verdaderas ganas de explotar el terreno virtual? ¿Y si esto se quedara así para siempre? ¿Aceptaremos que la virtualidad sea la única forma de hacer teatro? ¿Es de verdad la única posibilidad?

Hay muchas preguntas entorno a esta nueva teatralidad y estamos lejos de saber realmente cómo funciona. ¡Perfecto! Tenemos que acercarnos a ella para conocerla, para ello hay que explorarla sin esperar lo habitual como el resultado final.

Debemos en consecuencia admitir que estamos ante la conformación de una nueva opción. ¿Qué será ?

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