Campamentos sin fronteras: migración extranjera en campamentos de Antofagasta

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CAMPAMENTOS SIN FRONTERAS Migraciรณn extranjera en campamentos de Antofagasta

Prรณlogo de Francisca Mรกrquez


CAMPAMENTOS SIN FRONTERAS Migración extranjera en campamentos de Antofagasta CAMPAMENTOS SIN FRONTERAS MIGRACIÓN EXTRANJERA EN ANTOFAGASTA © Centro de Investigación Social (CIS) Fundación TECHO-Chile, octubre de 2018 www.techo.org/chile

INVESTIGADORES: Isabel Ibáñez • Pablo Flores EQUIPO EDITORIAL: Constanza Nuñez • Pablo Flores • José Manuel Tapia DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: Karina Obreque • Constanza Contreras COLABORADORES: Francisca Márquez • Ernesto López-Morales Yasna Contreras • Carolina Stefoni MIguel Pérez

Los contenidos de este libro pueden ser reproducidos en cualquier medio, citando la fuente correspondiente.

Cita recomendada: CIS-TECHO (2018). Campamentos sin fronteras. Estudio cualitativo de la migración extranjera en campamentos de Antofagasta. Fundación TECHO-Chile.

Licencia Creative Commons 4.0

Prólogo de Francisca Márquez


CENTRO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL (CIS) INVESTIGADORES: ISABEL IBÁÑEZ • PABLO FLORES EQUIPO EDITORIAL: CONSTANZA NÚÑEZ • PABLO FLORES • JOSÉ MANUEL TAPIA DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: KARINA OBREQUE • CONSTANZA CONTRERAS COLABORADORES: FRANCISCA MÁRQUEZ • ERNESTO LÓPEZ-MORALES CAROLINA STEFONI • YASNA CONTRERAS • MIGUEL PÉREZ


ÍNDICE prólogo

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CAPÍTULO IV

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agradecimientos

movimientos migratorios en el desarrollo neo -

agradecimientos presentación

liberal de la economía

prólogo

situación laboral de los innmigrantes acceso al trabajo características del entorno laboral

CAPÍTULO I

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la migración extranjera en chile

síntesis

CAPÍTULO V

el fenómeno migratorio en chile

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migración feminizada e interregional

¿procesos de nueva marginalidad humana en

el mercado del trabajo

campamentos?

organización familiar motivos de migración

causas por las que se habita en campamentos

actual política migratoria

factores detonantes

migración en campamentos

factores de atracción mecanismos de ingreso a campamento síntesis

CAPÍTULO II

42 CAPÍTULO VI

marco metodológico

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características de los campamentos estudiados ciudad, ciudadanía y migración

pérfil de los inmigrantes entrevistados

expectativas de la residencia o el retorno expectativas de quedarse en chile

CAPÍTULO III

58

expectativas de retornar a su país de origen síntesis

el campamento como derecho al territorio los motivos de migrar a chile factores de expulsión factores de atracción factores de aspiración síntesis

recomendaciones

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Bibliografía

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La posibilidad de publicar este libro ha sido gracias al apoyo directo del Ministerio de Desarrollo Social, quien nos ha encomendado el desafío por profundizar sobre el fenómeno de la migración extranjera en los campamentos del Chile de hoy. Especialmente, queremos agradecer a Pamela Walker, contraparte técnica del ministerio, quien constantemente nos brindó observaciones y comentarios para el cumplimiento de cada uno de los objetivos de este estudio. Asimismo, queremos mencionar al equipo de profesionales de la oficina de TECHO-Chile de la Región de Antofagasta. El apoyo metodológico en la inserción al terreno, el cuidado al respeto y valor de las comunidades que se conforman en los territorios, fue un valioso aporte que nos entregó Milko Zenteno, Helena Zechmeister y Tsas Txitxi, perfeccionando la profundidad de las entrevistas y su posterior análisis. Del mismo modo, agradecemos a quienes nos apoyaron en la redacción y gestión editorial del contenido de este libro, en especial a José Manuel Tapia por la revisión de cada uno de los capítulos y a

María Jesús Silva por sus observaciones teórico-metodológicas del estudio. También a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado y la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile; específicamente a Francisca Márquez (Universidad Alberto Hurtado), Ernesto López-Morales (Universidad de Chile), Carolina Stefoni (Universidad Alberto Hurtado), Yasna Contreras (Universidad de Chile) y Miguel Pérez (Universidad Alberto Hurtado) quienes colaboraron en cada uno de los capítulos del estudio. Para finalizar, a quienes nos abrieron las puertas a relatar sus historias de vida y sueños en el país: las familias y dirigentas de campamentos. A todos ellos nuestros agradecimientos y la importancia del desafío que nos entregan, por hacer de este tipo de estudios un aporte a las políticas públicas para construir ciudades más justas e inclusivas.


dirección social

En primer lugar, agradecemos al Ministerio de Desarrollo Social por darnos la posibilidad, a partir de un trabajo conjunto, de realizar este estudio y publicar el libro. También por entender que la migración es un fenómeno complejo y que requiere involucrarse en profundidad para trabajarlo de buena manera. Los campamentos en Chile hoy son la expresión más dura y cruda de la pobreza y exclusión en el país. Sin importar la nacionalidad, hoy las personas que viven una situación de mayor vulnerabilidad se ven obligados a tomar la decisión de vivir en un campamento. Quienes vivían de allegados y perdieron esa posibilidad, personas que trabajan pero que reciben un sueldo insuficiente para pagar un arriendo. Nos tiene que doler profundamente que chilenos, pero por sobre todo extranjeros vivan en campamentos. Personas que llegan al país con la ilusión de encontrar buenos empleos, seguridad, mejor educación y que les cerramos las puertas. Segundo, profundizar en la necesidad de mirar el campamento hacia la ciudad, cómo responder

al desafío país de que cada 2.400 que salen, 4.600 entran. Ese desafío es entrar al territorio, conocer historias, relatos de las mismas personas, más allá de los datos. Ellos son clave para dar las soluciones. Los campamentos del Chile de hoy no tienen fronteras, acogen día a día a muchos hombres, mujeres y niños en los cuales su primer día en Chile es en un campamento, sin servicios básicos, cerca de microbasurales o lugares con riesgos de aluvión. Más allá de la nula acogida en materia de vivienda que desarrollamos como sociedad, la migración resulta una oportunidad para vivir en un Chile más cohesionado y una ciudad socialmente justa. Eso es lo que nos compromete a seguir luchando, día a día por transformar la sociedad en la que vivimos.

Gonzalo Rodríguez Director Social TECHO-Chile



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presentación

PRESENTACIÓN

El Centro de Investigación Social de la Fundación TECHO-Chile, encomendado por el Ministerio de Desarrollo Social, llevó a cabo un estudio cualitativo sobre la situación actual de los migrantes extranjeros que viven en campamentos en la ciudad de Antofagasta. El objetivo general del estudio es que a partir de la identificación de los asentamientos informales en la Región de Antofagasta, se describa y analice cualitativamente la situación de los inmigrantes en campamentos, según su nacionalidad, género y edad, entre otras características sociodemográficas recogidas en los propios discursos, relatos y experiencias. Para lo anterior, este estudio realizó un análisis cualitativo de tipo exploratorio en tres campamentos de la ciudad de Antofagasta que en los últimos años ha experimentado un crecimiento en su población migrante extranjera. Los instrumentos utilizados para el levantamiento de información fueron entrevistas semiestructuradas y grupos focales, a partir de los cuales se analizan los distintos ámbitos que conforman el fenómeno migratorio en campamentos.

En el contexto de un país receptor de población migrante, estudiar las experiencias de las trayectorias de hombres y mujeres de distintos países de Latinoamérica en Chile resulta un desafío para las ciencias sociales y las políticas públicas. Y no sólo este desafío radica conocer los modos de llegada al país, si no también conocer los sucesos y prácticas que llevan a que un grupo importante de personas, que decidieron migrar de sus países hacia la ciudad de Antofagasta, actualmente tenga que vivir en campamentos. De este modo, un cuestionamiento relevante es entregar insumos sobre por qué a pesar de que el déficit habitacional y la pobreza por ingreso ha disminuido en la última década, las familias en campamentos aumentan, cifra que aumenta a un 487% en Antofagasta entre 2011 y 2016 (CIS TECHO-Chile, 2016). En el primer capítulo del presente libro, se profundizan los elementos teóricos que aportan a comprender las trayectorias y las características de la migración en Chile. Bajo esa línea, se describe el proceso migratorio y su relación con la legislación actual chilena, para caracterizar posteriormente la migración en campamentos. Por otra parte, el segundo capítulo entrega información específica sobre la metodolo-

gía y los procedimientos realizados, que permiten complementar el diseño de este estudio.

tienen un papel fundamental en las causas de vivir en campamentos.

En línea con lo anterior, los siguientes capítulos describen los resultados del estudio. El capítulo III aborda las motivaciones que lleva a las personas a abandonar su país de origen y llegar a Chile, analizando sus principales causas a nivel familiar y del contexto social en que se encuentra la familia. La inmigración extranjera hacia campamentos de Antofagasta se iniciaría a partir de las razones de llegada al país y con la falta de acogida del inmigrante en torno a las dinámicas y pautas de la vida en la ciudad, las que se refuerzan con las dificultades para su adaptación, integración y posterior estabilidad, causando un mayor nivel de vulnerabilidad respecto a los nacionales que habitan en campamentos.

El capítulo VI, analiza las expectativas de los entrevistados viviendo en campamentos, identificando variaciones por el desplazamiento urbano o las dificultades percibidas viviendo en la ciudad de Antofagasta. La temporalidad de la migración resulta un aspecto clave de comprender para dar respuesta en materia de políticas públicas.

En el capítulo IV se aproxima a las características y situación laboral de los migrantes extranjeros en Antofagasta, las barreras y estrategias de acceso al mercado laboral, la importancia de las redes con las que se cuenta, y cómo el espacio del trabajo configura relaciones negativas de abuso y discriminación, pero que al mismo tiempo actúa como motor para el cumplimiento de las expectativas en el país de llegada. El capítulo V, profundiza sobre las causas que lleva a los migrantes extranjeros a vivir en campamentos. Se analizan aquellos factores económicos y habitacionales que perciben los entrevistados, con el fin de caracterizar este tipo de desplazamiento urbano en la ciudad de Antofagasta, en el entendido de que el campamento es el resultado de un conjunto de vulneraciones de derechos básicos de la trayectoria migratoria en Chile. En ese sentido, los migrantes extranjeros que habitan en campamentos se caracterizan por enfrentar la acción de múltiples variables, en donde la discriminación racial y abuso en el trabajo, el incumplimiento de expectativas para tener una mejor calidad de vida -principalmente en el ahorro y envío de remesas- y el desconocimiento de trámites o funcionamiento de las instituciones,

Por último, se presentan recomendaciones orientadas a la implementación de políticas públicas y programas sociales de acogida e integración social a migrantes en situación de vulnerabilidad a través de acciones que pueden avanzar en procesos de acompañamiento y participación para la acogida, adaptación y estabilidad de los migrantes extranjeros en Antofagasta. Esto resulta necesario, desde un enfoque de inclusión social de los inmigrantes en el territorio y con la comunidad.

Pablo Flores Pineda Director Centro de Investigación Social (CIS)

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prólogo

prólogo

El estudio que aquí se nos entrega llega en un buen momento. Desde hace algunos años, la sociedad chilena se pregunta, ¿quiénes son éstos nuevos vecinos que desembarcan en nuestras ciudades, nuestros barrios, poblaciones y campamentos? ¿Cómo hacer para comprender estas lenguas y costumbres que por desconocidas nos atemorizan? ¿Cómo aprender a convivir con el migrante latinoamericano, de origen y rasgos mestizos, indígenas o afrodescendientes? Desde una mirada cuidadosa, el Centro de Investigación Social (CIS) de la Fundación TECHO-Chile busca responder estas preguntas. El estudio trata de los migrantes que habiendo llegado a vivir a la pujante ciudad minera de Antofagasta, al poco andar se han visto obligados a migrar hacia los campamentos que la rodean. Asentamientos precarios que nacen en los bordes de esta ciudad del norte de Chile para luego encaramarse en los faldeos de sus cerros. Las fotos que acompañan este estudio, muestran a hombres, mujeres y niños sonrientes, pero el paisaje que los rodea da cuenta de la sequedad y la pobreza en que hoy viven. No es difícil intuir, que tras esas pequeñas y precarias viviendas que habitan, hay esfuerzo y por cierto, cierta decepción.

En este prólogo quisiera detenerme en al menos cuatro aspectos que a mi parecer, constituyen un aporte de este libro a la discusión que hoy recorre a la sociedad chilena: ruptura y expulsión; migración y estigma; márgenes y habitación; migración y derechos. Ruptura y expulsión: El estudio nos advierte que los migrantes a menudo llegan a nuestro país en busca de nuevas oportunidades producto de la falta de trabajo, ingresos económicos, calidad de vida y seguridad, entre otros. Sin embargo, en esta larga lista de factores que determinan la decisión de migrar, hay una dimensión de la que poco sabemos: el quiebre o pérdida de los vínculos sociales y redes familiares en el país de origen. Debido a dicha pérdida, hombres y mujeres migran en búsqueda de nuevas oportunidades y/o de redes que esperan encontrar en otra sociedad. De allí tal vez, producto de esa ruptura de los lazos en la sociedad de origen, que una de las consecuencias de la migración sea la necesidad de integración a redes transnacionales y también la reunificación familiar. El ser humano es por definición un ser en sociedad, sin lazos sociales simplemente no podría sobrevivir.

Como bien lo muestran los estudios de migración, no cualquiera está en condiciones de emprender la aventura de migrar. Quien cruza el límite que separa lo propio de lo desconocido, a menudo es aquel que se distingue del resto de su comunidad. Muchos de ellos también portan la capacidad de resiliencia e inventiva para atreverse a cambiar su situación e iniciar un nuevo proyecto de vida en otro país. Pero sea como sea la experiencia que gatilla la experiencia migratoria, dejar atrás la familia, a los amigos y grupos de referencia siempre constituye una experiencia de vulnerabilidad y ruptura con el núcleo de origen. Con la partida se rompen espacios de representaciones, identidad, cotidianidad, relaciones y tejidos sociales. Sin embargo, ello conlleva siempre procesos de resignificación de la experiencia individual, de los modos en que se manejan y recrean las identidades, las distancias y las fronteras sociales. La experiencia cultural muta permanentemente, más allá de los movimientos migratorios. Una de las múltiples tareas a las que deberán abocarse los migrantes es – además de la construcción de nuevas redes-, la reorganización familiar al interior del hogar y la vida doméstica. Son las mujeres, normalmente, quienes asumirán estas tareas. Las mujeres que se quedan en la sociedad de origen, y las mujeres que se integran a la nueva sociedad. Abuelas que asumen a sus nietos, madres que cuidan a niños de otras madres, y así unos a otros, en una estrecha cadena de reciprocidades mutuas intentando suplir los afectos y las ausencias. Es en esta nueva configuración de la familia, donde emergen las cadenas de cuidado. Son las reconfiguraciones transnacionales, que cruzan fronteras para reinventarse una y otra vez, en un ejercicio de reconstitución de lazos de afectos y cuidados. Las localidades que vieron partir a sus hijos e hijas, también se transforman, generando nuevas fricciones en su interior, pero sobre todo, nuevas expectativas y modos de vida. Muchas familias se llenan de remesas una vez al mes, de regalos las navidades, de llamadas los días domingos, de estéticas y relatos

lejanos, abriéndose así a nuevos imaginarios y expectativas. No es extraño entonces, que quienes permanecen en la sociedad de origen se atrevan a seguir a sus seres queridos en este viaje. Lo interesante, nos muestra este estudio, es que las redes transnacionales no sólo operan como facilitadoras del proceso migratorio, sino que también son un fin en sí mismo. Rehacer familia, rehacer afectos, rehacer las cadenas de cuidados y de la reproducción ocupan a cada migrante tanto como el conseguir un trabajo y sustento. Porque así como los contactos ocasionales marcan la relación del extranjero con el territorio de acogida, también lo hace la ausencia de vínculos permanentes y estables con dicho lugar. Sin embargo, es esta misma volatilidad –tal como lo celebrara Georg Simmel a principios del siglo XX– su gran potencial, pues es lo que le permite introducir nuevos recursos y cualidades al espacio que lo acoge. En esta relación ambigua de distancia y proximidad con la ciudad, el extranjero fija y diseña la forma de su precaria existencia. Los datos que se entregan en este estudio, sobre las dificultades de integración a la sociedad chilena, nos confirman la importancia que tiene esta gestión de redes, de cuidados y de afectos, tanto en el país de origen como en el de acogida. Una gestión que por cierto, no se hace en complicidad ni reciprocidad con otros chilenos, sino entre iguales y con otros migrantes. No es difícil pensar que la tendencia a la construcción de guetos o de sociedades ensimismadas, puede ser – para muchos de estos migrantes – la única salida a su aislamiento y vulnerabilidad. La discriminación racial y abuso en el trabajo, el incumplimiento de expectativas y el desconocimiento de las instituciones, conducen a la construcción de redes de apoyo y reciprocidad mutua entre migrantes, pudiendo incluso, ir más allá de las fronteras del propio país de acogida. En síntesis, todo desplazamiento entendido como migración voluntaria o forzada, implica un cambio en la trayectoria de vida de los individuos y sus fa-

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milias. La ruptura con el modo de vida que se tenía, y el hecho de tener que abandonar el territorio de origen, las redes de apoyo y migrar hacia lugares desconocidos, afectan profundamente las expectativas y los proyectos de vida de todo migrante. El estudio que aquí analizamos, nos muestra que la experiencia migratoria nace de la mano de una ruptura inicial con la propia sociedad; pero de ella siempre algo se lleva; con él parten las redes, los códigos culturales, el cariño, los conocimientos, los recuerdos, las imágenes y los paisajes. Son estas las certezas y los saberes a los que se echan mano al momento de construir la trayectoria de integración en la sociedad de acogida. Migración y estigma: Es sabido que el trabajo articula gran parte de la experiencia migratoria. Ello significa que se migra a Chile, fundamentalmente en búsqueda de empleo y oportunidades económicas. Sin embargo, como nos muestra este estudio, en el nuevo país, la concentración ocupacional de los migrantes se da mayoritariamente en empleos de baja calificación y alta precariedad. Escapar de los servicios, del comercio informal e incluso del trabajo sexual, puede ser tan complejo como desprenderse del estigma asociado al color de la piel. La experiencia laboral para un migrante latinoamericano en Chile, implica a menudo una experiencia de frustración, humillación y violencia xenofóbica. Es sabido también que muchas dificultades en la inserción del mercado laboral están relacionadas con la falta de regularización migratoria, los requerimientos de documentación, la mala calidad en la atención y la demora en los procesos de obtención de visas. Frente a este escenario, muchos migrantes deberán resignarse a aceptar lo que se les ofrezca, a menudo teniendo que sufrir abuso laboral y discriminación. Decíamos que la migración, entendida como fenómeno de movilización de un territorio a otro, implica siempre la movilización de recursos sociales. Estilos de vida, lenguas, saberes, oficios, información y necesidades que no siempre son comprendidos ni recibidos en los lugares de acogida. Sin embargo,

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en tiempos en que los flujos y desplazamientos de culturas son inevitables, las actitudes defensivas y reivindicativas de las identidades y mercados locales parecieran tender a crecer. Los recién llegados y las transformaciones culturales que ellos promueven, a menudo se perciben como atentados no sólo contra las adscripciones locales, sino también contra otros trabajadores. Por cierto sabemos, que a menudo estos migrantes tenderán a operar como un “ejército de reserva excesivo”, en los términos de José Nun. Población obrera relativamente excedentaria, útil al sistema capitalista y posible de ser explotada; pero por sobre todo, que opera como amenaza a quienes ya se desempeñan precariamente en el mercado. De allí entonces que no sólo nuestros Estados modernos y nuestros mercados neoliberales, tiendan a constituirse en factores de expulsión y discriminación; sino también los propios trabajadores chilenos que perciben en los migrantes una amenaza para sus fuentes de trabajo y/o sus salarios. En estos términos, para el migrante, poder reconocerse como sujeto de derechos al interior de la sociedad de acogida pareciera un imposible. Habitar los márgenes: La zona norte del país ha sido durante las últimas décadas, uno de los principales lugares en la recepción de migrantes latinoamericanos. El norte grande tiene la segunda mayor proporción, 17,2%, después de la Región Metropolitana, 61,5%. Esto se explica principalmente por el desarrollo del sector minero y sus servicios derivados. La ciudad de Antofagasta es la región con el PIB per cápita más alto de Chile y con el mejor Índice de Calidad de Vida Urbana. En este contexto, Antofagasta es una ciudad altamente atrayente para los migrantes. Paradojalmente, junto con la llegada de migrantes a esta ciudad de riquezas y “calidad de vida” también han aumentado los campamentos en los cerros y bordes de la ciudad. Hoy el 59,8% de los habitantes de estos campamentos son extranjeros. Sin acceso a la red de agua potable, alcantarillado y electricidad regular, la marginalidad es evidente.

Entre los factores detonantes para habitar en campamentos, se encuentran los altos costos de vida, la falta de trabajo, y el más relevante de todos, la mala experiencia como arrendatarios de viviendas en la ciudad. Si los dos primeros factores parecieran ser compartidos con los habitantes chilenos que viven en campamentos, el tercero es ciertamente, un derivado de la fuerte estigmatización y discriminación a la cual están sometidos los migrantes en Chile. La experiencia de arrendar una habitación en la ciudad está plagada de humillaciones, injusticias y discriminaciones. Todo ello hace que el campamento se transforme en el único lugar donde vivir. El estudio concluye que el campamento representa para los migrantes el lugar de acogida que la ciudad les niega. El campamento no es sólo pobreza y precariedad, en él se encuentran también las redes sociales que no sólo facilitarán el ingreso, sino también, el sentirse acogidos en las cadenas de cuidados y en las redes de acceso a la ciudad y el mercado. Por estas redes circulan recursos, información y afectos. Para los migrantes, vivir en un campamento es también mejorar el ahorro para las remesas a sus países de origen. Sin embargo, entre ellos persistirá el temor a los desalojos por la condición de ocupación ilegal de los terrenos donde habitan. Interesante es señalar que para ellos, vivir en un campamento no constituye el principal factor de discriminación a la hora de buscar un empleo; el origen y la nacionalidad siguen siendo el principal factor de discriminación. El caso de la ciudad de Antofagasta, en estos términos, parece ser paradigmática. Ella nos advierte – como tantas otras ciudades - que la riqueza no necesariamente chorrea. Y que el imaginario de ciudad de clase mundial coexiste con un campo imaginado residual y desigual que no siempre se condice con el imaginario de la ciudad translocal y global. Una mirada atenta a la historia de esta ciudad minera, podría señalarnos que en ella la consolidación y la celebración del gueto, en los términos de Richard Sennet, es una realidad. Como muchos otros territorios urbanos a lo largo de Chile, en Antofagasta

la capacidad para acoger a invitados de lugares diversos y lejanos, parece un imposible. Indagar en esta dimensión, es decir, en la (in)capacidad de los territorios urbanos de constituirse en espacios de cobijo se ha vuelto una tarea ineludible. La pregunta es entonces, por qué estos campamentos, que son también espacios de circulación de bienes, de culturas, de contrapuntos y debates, no pueden ser parte de la vida urbana y política? Ciertamente, las fisuras entre el espacio local, translocal y el nacional obligan a la negociación y disputa de intereses. Pero es de este movimiento y diversidad de códigos, de este capital simbólico y cultural, que finalmente – siguiendo a Olivier Mongin - dependerá la capacidad y la cualidad de la condición urbana. Mientras más porosas las fronteras, más imperfectas las membranas, más densos los vasos comunicantes y más amplio el número de invitados, mayor posibilidad de ejercicio de una ciudadanía democrática y moderna. Las ciudades difícilmente pueden ser comprendidas como el lugar del orden y la coherencia. Ellas nacen de la mano de la deliberación, de la participación, de la experimentación de la diferencia y la sobreabundancia de sentidos. La porosidad, la translocalidad y la desterritorialización son constitutivas del poder de habitar, en los términos de Henri Lefebvre. En tiempos de modernización y globalización vertiginosa, las evidencias de la acumulación desigual de riquezas y la consecuente segregación urbana constituyen por cierto, una barrera importante a la consolidación de estos vasos comunicantes entre segmentos sociales y territoriales, y también al surgimiento de estos poderes translocalizados. El territorio segregado, delimitado y de fronteras inamovibles se ha convertido en el punto clave de la crisis de las soberanías y de la deslegitimación de las identidades territoriales, locales y nacionales en un mundo transnacional. Y así como la mayor peculiaridad del Estado-nación moderno fue la idea de que las fronteras territoriales podían mantener indefinidamente la fábula de la singularidad étnica,

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podríamos señalar que la mayor peculiaridad de nuestras ciudades latinoamericanas –cuyo caso paradigmático podría ser Antofagasta– fue la idea de que las fronteras territoriales podrían mantener la ilusión de la singularidad y de inamovilidad. Ambas ideas hoy se han vuelto insostenibles. La primera por la evidencia de las disputas de espacios entre diásporas y Estados; la segunda, por las evidencias históricas de que el ciudadano de nuestras ciudades no ampliará el campo de lo posible sino es en el cruzar las fronteras de la segregación. Migración y derechos: En Chile, la ley migratoria se mantiene vigente desde 1975; inspirada en la doctrina de seguridad interior del Estado, ella promueve una concepción del extranjero como un sujeto de sospecha. Hoy la institucionalidad migratoria, no hace sino reforzar esta sospecha retrasando la residencia y el derecho a integración social a través de un enmarañado proceso burocrático. Aun así, algunos migrantes tienen la expectativa de echar raíces en nuestra sociedad. Tal como advierte este estudio, en ellos siempre está la expectativa de que la familia del país de origen pueda volver a reunirse en Chile. Para algunos sin embargo, las expectativas son las de retornar a su país de origen, para ellos los objetivos de su estadía están acotados a la obtención de ingresos y ahorros. Sea cual sea la expectativa de estos migrantes y sus familias, lo cierto es que la pregunta por el status de ciudadanía se impone. La condición del migrante mestizo e indígena en nuestras sociedades latinoamericanas, provoca respuestas y emociones contradictorias, porque siendo cercanos –habitan entre nosotros y son tan latinoamericanos como nosotros–, se sitúan lejos culturalmente; ellos son extraños antes que extranjeros. Si se le teme al migrante es precisamente porque las relaciones con él se basan en rasgos puramente generales e indiferenciados, que hablan de un extranjero como un desconocido, un raro, más que de un individuo preciso. Figura que reactiva los viejos temores del nosotros naturalizado y convierte al migrante en un extraño hostil y amenazante. En un país que se desea blanco y desa-

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rrollado, enfrentarse a las evidencias del mestizaje, es enfrentarse a las evidencias de una identidad cultural latinoamericana e indígena. Dicho en otras palabras, nos enfrenta a las evidencias esencialistas de las identidades culturales construidas social y políticamente. Comprender cómo nuestros vecinos latinoamericanos se convierten –al asentarse en nuestras tierras– en extraños y enemigos internos, exige revisar cotidianamente las categorías y los estereotipos de la gente del lugar. Los extraños, nos advierte Ulrick Beck, lo son justamente porque no encajan en el lugar donde deberían encajar, y de aquí viene la extrema irritación que ellos producen. Dicho de otro modo, los extraños y temidos son los excluidos de las categorías que organizan el orden social. Los extraños son gente del lugar (vecinos) y son a la vez, en ciertos aspectos ajenos al lugar. Dicho de manera general, la categoría de extraño es el contraconcepto de todos los conceptos del orden social. Y aquí radica el rechazo e intolerancia que provocan. Ello desmiente el carácter “natural” de las oposiciones y dejan en evidencia que la naturalidad de orden local no es más que una convención. Por las contradicciones que encarnan, el migrante nos muestra que el mundo también podría ser diferente. De allí que el comportamiento de los migrantes – en tanto extraños- se atribuya estereotipadamente a las características desindividualizadas del colectivo de los peruanos, bolivianos, haitianos, pero no a los motivos, a las circunstancias y a la historia individual de la persona. Las historias de migrantes y sus redes translocales nos enseñan que la estructura de fronteras imaginadas, mayormente por el Estado nacional, se construyen sobre la base de sentidos de pertenencia vulnerables desde uno y otro lado de la frontera. En esa misma volatilidad e incertidumbre, nace y se incuba un proceso de reflexividad transnacional, esto es, un ejercicio de pregunta por el sí mismo en un espacio transfronterizo. Moverse es desnaturalizar las propias categorías, pero sobre todo, aprender a “testear” los límites y las fronteras a través de los cuales habrá que aprender a moverse sin perderse a sí mismo.

Finalmente, este estudio nos certifica que el viaje y la migración han terminado por imponerse en nuestras ciudades y sus barrios. La figura del migrante habla de una nueva forma de construir identidades y colectividades, aun cuando la soledad y la nostalgia a menudo sean parte de la experiencia y del relato de cada uno; pero el riesgo y la aventura parecen más prometedores que quedarse anclado en el propio terruño. La construcción social de nuestras ciudades latinoamericanas ya no puede limitarse a la autocomprensión cultural de un círculo social cercado, y la definición de quiénes somos, por tanto, deviene particularmente compleja. En este escenario, la construcción del migrante se politiza en un doble sentido. Por un lado, la politización del tema de la seguridad moviliza los instrumentos de control del Estado; pero por otro, la figura del extranjero burocráticamente construido, toma el lugar del extraño cultural. Este discurso de la diferencia cultural, nos dice Beck, está cargado del discurso sobre el enemigo, legitimando así la criminalización del diferente. De allí que los Estados-nación modernos, al romper la continuidad entre nacimiento y nacionalidad, acusen a los inmigrantes de poner en crisis la soberanía moderna. De esa sospecha a la discriminación como despojamiento de todo valor político, hay un solo paso.

La construcción de contranarrativas de la nación, que evocan y borran sus fronteras totalizantes, puede ser un camino fructífero a seguir. Ejercicio político que impide que estas comunidades imaginadas que son los Estados-nación se cubran de identidades esencialistas donde se impone un discurso homogéneo del progreso. Como todo aquel que está de paso, la relación del migrante con la sociedad es siempre un ejercicio problemático. Porque el migrante circula entre espacios jurídicos, territoriales e identitarios, su figura cuestiona y desnaturaliza los consensos y las jerarquías sociales de la sociedad de origen y, por cierto, de acogida. El estudio que aquí presentamos, por cierto es una contribución a esta tarea ineludible.

Francisca Marquéz1

[1] Doctora en Sociología, Magister en Desarrollo y Estudios de Países en Desarrollo, y Diploma en Sociología del Trabajo por la Université Catholique de Louvain, Bélgica, y Antropóloga de la Universidad de Chile. Se define como antropóloga de corazón y socióloga por opción. Académica e investigadora del Departamento de Antropología, y Decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado. Hasta el año 2010 fue profesora e investigadora de la Escuela de Antropología de la Universidad Academia Humanismo Cristiano, y del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Católica de Chile. Fue también presidenta del Colegio de Antropólogos de Chile. 1

[1] Doctora en Sociología, Magister en Desarrollo y Estudios de Países en Desarrollo, y Diploma en Sociología del Trabajo por la Université Catholique de Louvain, Bélgica, y Antropóloga de la Universidad de Chile. Se define como antropóloga de corazón y socióloga por opción. Académica e investigadora del Departamento de Antropología, y Decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado. Hasta el año 2010 fue profesora e investigadora de la Escuela de Antropología de la Universidad Academia Humanismo Cristiano, y del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Católica de Chile. Fue también presidenta del Colegio de Antropólogos de Chile.

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su vulnerabilidad. Por el contrario, al tener regularizada su situación, tienen la posibilidad de acceder a un trabajo estable, por tanto, disminuiría su nivel de vulnerabilidad. Sin embargo, tal como se expuso a lo largo del estudio, el trabajo también es un espacio donde operan relaciones sociales donde inmigrantes perciben y viven en mayor medida la discriminación y el racismo por su origen.

síntesis

Tal como se expondrá a lo largo del estudio, el objetivo central es describir y analizar la situación de los inmigrantes que viven en campamentos en la ciudad de Antofagasta. Para esto, se analizó las características del fenómeno migratorio, en cuanto a los motivos de llegada al país, situación laboral, causas que los llevaron a vivir en campamentos y las expectativas de su residencia en Chile

1. El fenómeno migratorio en campamentos De acuerdo con las entrevistas y grupos focales analizados, los migrantes extranjeros que viven en campamentos en la ciudad de Antofagasta llegan a Chile por la conjugación de factores de expulsión que viven en sus países de origen y factores de atracción que encuentran al momento de migrar hacia Chile. Dentro de la relación de dichos factores, las redes transnacionales (familiares, amigos y conocidos) cumplen un papel esencial, puesto que operan como facilitadores del proceso migratorio, permitiendo un mayor nivel de agilidad en el ingreso al país y a los distintos mecanismos de adaptación a la vida en la ciudad (trabajo, habitabilidad, educación, entre otros). Dentro de este contexto, la migración viene acompañada con una serie de expectativas, vinculadas principalmente al ámbito laboral y educacional. Muchas de esas expectativas esperan ser concretadas en el país de recepción, generando una valoración de Chile, y siendo específicamente la ciudad de Antofagasta un lugar donde pueden mejorar su calidad de vida. Al considerar que las migraciones estudiadas tienen un carácter principalmente laboral, es que la esfera del trabajo determina en gran medida su proyecto migratorio. Debido a las características del mercado laboral en Chile, y las dificultades en la regularización migratoria, es que el migrante extranjero se enfrenta a un contexto donde existe un aumento de los riesgos y factores que posibilitan un mayor estado de vulnerabilidad. Mientras no regulariza su situación migratoria, no pueden acceder a trabajos estables y, por ende, aumenta

Llegar a vivir en un campamento respondería al resultado de un conjunto de dificultades en los horizontes de su experiencia migratoria. Principalmente, los efectos del mercado del subarriendo, expresado en los altos costos, la discriminación del propietario y el deterioro habitacional. Pero también, existe un estado de fragilidad permanente por la vulnerabilidad social que vive el migrante en el acceso al trabajo y oportunidades en la ciudad. En este marco, el desplazamiento urbano a campamentos se identifica de manera dinámica. Esto comienza por las dificultades que viven los migrantes en su proceso de regularización migratoria, aspecto que favorece la entrada al mercado informal del trabajo. Posteriormente, la situación laboral tiene repercusiones en su calidad de vida, por el abuso que enfrentan en el espacio del trabajo, pero especialmente en los bajos salarios recibidos, que no permiten cubrir los altos costos de vida de la ciudad. De esta manera, se limitan las opciones residenciales del migrante en la ciudad, accediendo a modalidades informales de tenencia de vivienda, a través de arriendos compartidos sin contrato, piezas amobladas en viviendas deterioradas; y características que son parte de un mercado de subarriendo desregulado en la ciudad. En esta suma de factores, la vulnerabilidad social del migrante se agudiza, que gatillado por algún suceso de crisis o problema -como la pérdida del trabajo, el aumento del precio del alquiler, entre otros- y sumado a la presencia de redes de contactos, provoca la llegada al campamento. Este proceso tiene muchas variaciones asociadas. No obstante, tras su llegada al campamento, la familia migrante experimenta una forma particular de hábitat residencial. Por una parte, debe enfrentar los problemas sociales asociados a las nuevas prácticas de la exclusión habitacional, como la inseguridad en la tenencia, informalidad en los servicios básicos y el estigma de vivir en campamento. Pero al mismo tiempo, la familia migrante descubre condiciones de posibilidad para autoconstruir su hábitat, expresar sus costumbres y tradiciones, mejorar el flujo del envío de remesas, e incluso plantear la reunificación familiar en el campamento. Por tanto, el campamento le entrega al migrante la posibilidad de proyectar sus modos de habitar, en contraposición a las prácticas de abuso de la experiencia del subarriendo en el centro de la ciudad. El territorio es transformado en un lugar de encuentro entre migrantes de la misma o distintas nacionalidades, en contraposición a las relaciones jerárquicas y de abuso del arrendador. No obstante, el costo del desplazamiento al campamento aumenta su vulnerabi-

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campamentos sin fronteras

prólogo

lidad social, evidenciada en la inseguridad en la tenencia, el temor al desalojo, entre otros aspectos señalados por los entrevistados. En conclusión, el migrante extranjero de campamentos vive una nueva experiencia de migración. La situación de vulnerabilidad estructural que presentan en su calidad de vida, provoca la llegada a vivir en estos tipos de asentamientos con el fin de cumplir sus expectativas. Al igual que el momento de migrar de un país a otro, llegar a un campamento es posible por redes que facilitan su ingreso. De este modo, y por medio de mecanismos similares, se emprende un nuevo desplazamiento, con el fin de poder cumplir sus expectativas, resultado una migración a micro escala. Este desplazamiento urbano se sintetiza en la siguiente tabla: TABLA Nº1: PIB PER CÁPITA (US$ A PRECIOS ACTUALES) CATEGORÍA

HABILIDAD PRECARIA

CAMPAMENTOS

Tenencia de la vivienda

Subarriendo de vivienda

Ocupación irregular de terreno

Uso del suelo

Zonas residenciales

Zonas no edificables

Trato igualitario

Discriminación racias del propietario

Estigma por vivir en campamento

Reagrupamiento familiar

Restricción a nuevos residentes

Loteo irregular permite reagrupamiento

Servicios básicos

Formalidad limitada

Coneciones informales

Gastos en vivienda

Altos costos en arriendo

Gastos en instalación

Mejoramiento de la vivienda

Espacio limitado para la construcción

Posiblidad de autoconstrucción

Redes sociales

Fragilidad relaciones sociales

Mantención de vínculos comunitarios

Asociatividad y entorno

Deterioro de la vida barrial

Expresión de costumbres y tradiciones

Localización

Centro

Periferia

w

FUENTE: Elaboración propia Base nacional de campamentos Centro de Investigación Social TECHO-Chile

En síntesis, los campamentos en Antofagasta son una expresión urbana del desplazamiento y separación de grupos sociales en la ciudad. La composición mayoritaria de extranjeros en situación de vulnerabilidad social (59% de extranjeros en campamentos), sumado a las causas analizadas, confirman nuevas formas de exclusión habitacional en la ciudad de Antofagasta.

2. Etapas temporales del proceso migratorio A modo de entregar mayores claridades respecto al fenómeno migratorio, se sistematiza desde las narraciones y trayectorias compartidas por los entrevistados y participantes de grupos focales, un modelo de etapas temporales de inserción a la sociedad de acogida. Para migrantes extranjeros, se pudo

identificar la existencia de situaciones específicas que generan desventajas para el ejercicio de los derechos como ciudadanos y en especial en materia de protección social. Estas desventajas están intrínsecamente relacionadas con las etapas y forma de ingreso al país. Etapa inicial de acogida: una primera etapa ocurre en el momento donde el migrante extranjero ingresa al país. Como se observó en el estudio, vulnerabilidad se presentan cuando no existen redes de contactos que permitan que su llegada cuente con mecanismos de inserción al trabajo, como también recursos para contar con información sobre su regularización migratoria, la búsqueda de un lugar donde vivir, entre otros factores. Es en este momento donde los migrantes extranjeros sufren dificultades para el cumplimiento de sus expectativas, percibiendo también las primeras relaciones sociales de discriminación y racismo. Etapa de adaptación: esta segunda etapa ocurre cuando el migrante extranjero establece mecanismos de adaptación e inserción de tipo funcional a la sociedad. En ese momento, el migrante logra acceder al mercado del trabajo, encuentra un lugar donde vivir y conoce las limitaciones y facilidades de su situación migratoria. Las vulnerabilidades en esta etapa se presentan en el abuso que perciben en el arriendo, la precarización laboral, y el incumplimiento de sus expectativas. De este modo, sus expectativas se ajustan a los recursos que encuentran en la sociedad en la que viven, y generando estrategias para mantener el cumplimiento de estas, principalmente a través del ahorro y envío de remesas. Etapa de estabilidad: una tercera etapa se caracteriza por la estabilidad en la sociedad de acogida, que adquiere distintas características entre migrantes extranjeros. Las vulnerabilidades en esta etapa se presentan en el mantenimiento de la informalidad de los trabajos y el desplazamiento a asentamientos irregulares que permitan cumplir con las expectativas de su estadía, como también la posibilidad de sortear una mejor calidad de vida y transformando su proyecto migratorio a la reunificación familiar (llegada de familiares o conocidos al país). Por tanto, el habitar en campamentos no significa una etapa concreta del esquema propuesto. A partir de los relatos, es posible identificar que la migración en Chile también comienza directamente en un campamento, a diferencia de otras experiencias donde el campamento ocurre en la etapa de adaptación funcional dado por un quiebre en su proyecto migratorio, ya sea por la informalidad laboral, la precariedad habitacional o algún suceso que acontece en sus vidas. Este modelo presentado resulta una evidencia para proponer políticas públicas de acogida en territorios locales, a modo de entender la necesaria comprensión

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de los tipos de etapas del fenómeno migratorio en el que viven los migrantes extranjeros en campamentos. Esto permitiría abordar la problemática habitacional a partir de estrategias de intervención que pongan como foco la integración social. La síntesis de los puntos tratados en el estudio se describe en la siguiente tabla: TABLA Nº2: RESUMEN PRINCIPALES TÓPICOS DE INFORME

1.Motivaciones y estrategias de los migrantes extranjeros en la Región de Antofagasta de dejar su país de origen e instalarse en Chile.

FACTORES DE EXPULSIÓN -Situación país de origen - Ruptura vínculos familiares

FACTORES DE ATRACCIÓN - Oferta laboral -Ingresos económicos -Cercanía geográfica -Accesibilidad -Reunificación familiarRedes transnacionales (amigos, cercanos, conocidos)

FACTORES DE ASPIRACIÓN -Trabajo -Educación

2.Causas por las que inmigrantes residen en campamentos en la Región de Antofagasta

FACTORES DETONANTES -Altos costos de vida. -Pérdida trabajo -Mala experiencia como arrendatario

FACTORES DE ATRACCIÓN DE CAMPAMENTOS -Ahorro de dinero -Vivir cerca de los familiares -Habitar en un entorno tranquilo -Postulación a subsidio habitacional -Único lugar dónde ir

MECANISMOS DE INGRESO A CAMPAMENTO -Redes sociales -Compra o cesión de terreno

3.Expectativas de residencia en Chile o retorno de los inmigrantes

EXPECTATIVAS EN CHILE -Condiciones económicas -Trabajo -Vivienda -Educación

EXPECTATIVAS EN EL PAÍS DE ORIGEN -Condiciones económicas -Trabajo -Vivienda -Educación

4.Situación laboral de los inmigrantes

ACCESO A MERCADO DEL TRABAJO -Situación migratoria regular -Situación migratoria irregular

SITUACIÓN LABORAL -Discriminación -Abuso laboral -Oportunidades de aprendizaje

5.Problemas y beneficios que perciben los inmigrantes de vivir en campamentos

PROBLEMAS -Estigma -Problemáticas sociales -Habitacional -Seguridad externa -Entorno

BENEFICIOS

-Económico -Cultural -Relaciones sociales -Bienestar -Habitacional

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la migración extranjera en chile

TABLA Nº3: NÚMERO DE EXTRANJEROS RESIDENTES EN EL PAÍS

1900

2000

2010

1023

Diferencial 2013 - 1990

w

1649919

1540219

1805957

1885678

235759

Bolivia

59590

89058

145817

154330

94740

Brasil

798517

684596

592568

599678

-198839

Argentina

Chile

107501

177332

369436

398251

290750

Colombia

104277

109609

124271

129632

25355

78663

101352

325668

359315

280652

Ecuador

Según CASEN 2015, en nuestro país el 2,7% de la población es inmigrante[1]. Si bien Chile no es reconocido internacionalmente como un país receptor de migrantes, el arribo de hombres y mujeres extranjeras ha tenido un aumento sostenido desde los años noventa. Ello se explica con la vuelta a la democracia y el constante crecimiento y consolidación económica, que ha posicionado al país como un polo medianamente atractivo para los migrantes de la región (Cano y Soffia, 2009). Por migración se puede entender el movimiento de personas desde un país a otro, que implica “un conjunto de factores causales, de desarrollo y consecuencias, tanto para la sociedad de origen como de destino” (Cano y Soffia, 2009), caracterizándose por ser dinámica y estar íntimamente vinculada a un entramado de relaciones sociales y circunstancias económicas, políticas y culturales. Según los datos del Departamento de Extranjería y Migración (DEM), la migración internacional de extranjeros hacia Chile en los últimos 30 años ha pasado de alrededor de 83 mil migrantes en 1982 a los 411 mil migrantes en 2014 (DEM, 2015). Cabe destacar que entre 1990 y 2013 nuestro país es el que más ha crecido en Latinoamérica en el número de residentes extranjeros en el país, alcanzando un aumento de 290.750 en dicho periodo (Tabla 1). Asimismo, de los 192 mil extranjeros que contabilizó el Censo de 2002, hemos aumentado a 477.553 para 2015[2] La zona norte del país (Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Atacama) ha sido uno de los principales lugares en la recepción de migrantes extranjeros. Si bien la Región Metropolitana (61,5%) es la que prima según Anuario Nacional de Migración en Chile 2005-2014, el norte grande tiene la segunda mayor proporción (17,2%), especialmente la Región de Antofagasta (6,9%) (DEM, 2016). Esto se explica principalmente por el desarrollo del sector minero y sus servicios derivados en el mismo, que han transformado a dichas regiones como un foco atractivo para asentarse (Urzúa et al, 2015).

Según los datos del Departamento de Extranjería y Migración (DEM), la migración internacional de extranjeros hacia Chile en los últimos 30 años ha pasado de alrededor de 83 mil migrantes en 1982 a los 411 mil migrantes en 2014 (DEM, 2015).

[1] Según CASEN, se entiende por población inmigrante al total de personas residentes en hogares de viviendas particulares ocupadas cuya madre residía en otro país al momento de nacer. [2] Dato obtenido por medio de ley de transparencia al Departamento de Extranjería y Migración de Chile, recibida el 13 de noviembre de 2015. [3] Cálculo propio en base a Cuentas Nacionales del Banco Central 2014. Disponible en: http://si3.bcentral.cl/siete/secure/cuadros/home.aspx

4095

7973

13071

14770

10675

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175430

181728

185776

2441

Perú

55993

59937

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48926

Suriname

18031

27507

39474

41670

23639

Guayana Paraguay

Uruguay Venezuela

98116

88871

76263

73528

-24588

1023259

1013531

129941

1171331

148072

Fuente: Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, División de Población (2013). Tendencias en el stock de migrantes internacionales: Migrantes por Destino y Origen.

Específicamente, Antofagasta es la región con el PIB per cápita más alto de Chile, el que asciende a US$37.205[3]. Por otro lado, cuenta con el mejor Índice de Calidad de Vida Urbana[4], el que considera los ámbitos de: vivienda y entorno; condición laboral; ambiente de negocios; condiciones socioculturales; y salud y medio ambiente (IEUT y CCHC, 2015). En este contexto, Antofagasta se vuelve una ciudad altamente atrayente para los migrantes extranjeros. Los atributos urbanos de la ciudad se contraponen con contradicciones agudas que se perciben en el acceso a la vivienda para sectores de bajos ingresos. Si se analizan los resultados de la CASEN 2015, el primer quintil de ingresos percibe de salario mensual 206 mil 867 pesos, y los arriendos en promedio para este grupo de hogares llega a los 196 mil. En la ciudad de Antofagasta, acceder al mercado formal de la vivienda es una aspiración casi nula para sectores bajos, ya sea a través de arriendos o créditos hipotecarios (Vergara, 2017). Complementando lo anterior, junto con la llegada de migrantes a la zona, también se ha identificado un aumento de los asentamientos informales en la región. Esto se ha detectado por medio de las actualizaciones realizadas por TECHO-Chile sobre el número de campamentos y sus habitantes[5]. Los datos

[3] Cálculo propio en base a Cuentas Nacionales del Banco Central 2014. Disponible en: http://si3.bcentral.cl/siete/ secure/cuadros/home.aspx [4] Es el Área Metropolitana con el mejor Índice de Calidad de Vida Urbana. [5] Cada 6 meses, el Centro de Investigación Social de TECHO-Chile realiza actualizaciones del catastro MINVU 2011. Esto implica que profesionales salen a terreno a verificar el número de habitantes en los campamentos existentes, ingresar los nuevos campamentos conformados y corroboran que los campamentos que se declaran cerrados, lo estén efectivamente.

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del mes de febrero a julio de 2016, identificaron 4.593 familias que llegaron a vivir en campamentos en la ciudad de Antofagasta. A continuación en el gráfico Nº1 se presenta la evolución del número de campamentos en la región de Antofagasta en base a las actualizaciones de TECHO-Chile, y en el gráfico 2 se muestra la evolución del número de familias en asentamientos. Al profundizar en la composición de éstos nuevos campamentos y la realidad de la región, según el Catastro Regional de Campamentos 2015 elaborado por el Gobierno Regional de Antofagasta, se observa que el 59,8% de los habitantes en campamentos en Antofagasta son extranjeros. De este modo, se vuelve relevante profundizar en la situación que viven actualmente los migrantes extranjeros en la ciudad de Antofagasta. El presente estudio tiene tal objetivo, en el que, por medio de un análisis cualitativo, se indaga en las motivaciones que tienen de dejar su país, las causas por las cuales viven en campamentos, las expectativas sobre su estadía en Chile, su situación laboral y los problemas y beneficios que perciben de residir en campamentos.

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20

0 2011

2013

2014

GRÁFICO Nº2: NÚMERO DE FAMILIAS EN CAMPAMENTOS EN LA REGIÓN DE ANTOFAGASTA

4.100

4.000

3.000

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1.146

2011

2013

1.276

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2015

FUENTE: Elaboración propia Base nacional de campamentos Centro de Investigación Social TECHO-Chile

1. El fenómeno migratorio en Chile.

GRÁFICO Nº1: NÚMERO DE CAMPAMENTOS EN LA REGIÓN DE ANTOFAGASTA

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GRAFICO 2 número de familias en campamentos

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número de campamentos

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2015

FUENTE: Elaboración propia. Base nacional de campamentos Centro de Investigación Social TECHO-Chile

En el actual contexto nacional, la migración se ha transformado en un fenómeno creciente y caracterizado por un proceso “complejo y de alta relevancia cualitativa en todos los niveles de la sociedad” (Cano y Soffia, 2009), detonando transformaciones en distintos ámbitos del entorno de nuestras ciudades. Tal como lo señala Elizalde, Thayer y Córdova (2013) estas se relacionan a una reorganización de los sectores de la economía, nuevas identidades que transforman los referentes culturales, prácticas que cambian la fisonomía de los barrios y ciudades. Para comprender el fenómeno migratorio en Chile, es necesario tomar en cuenta tres tendencias fundamentales que determinan el actual escenario. Por un lado, se encuentra la migración intrarregional y la feminización de la migración, luego el vínculo de la migración con el mercado laboral, y por último, la relevancia de la familia y las transformaciones en su organización dentro del proceso migratorio.

1.1 Migración feminizada e interregional Las migraciones ya no son desplazamientos exclusivamente de países subdesarrollados a países desarrollados. Desde la segunda mitad del siglo XX “ha aumentado el movimiento migratorio intrarregional, donde el destino es

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una sociedad de mayor cercanía geográfica, social y cultural” (Mora, 2009:2). Esta tendencia, denominada migración intrarregional, se produce fuertemente en Latinoamérica y surge en gran medida, por la protección de fronteras de los países industrializados, el costo económico de los traslados, las nuevas ofertas laborales en países Latinoamericanos y la cercanía geográfica. La inmigración presente en Chile tiene carácter intrarregional, o también conocida como “migración sur-sur”. Es decir, que los migrantes extranjeros que arriban, provienen en su mayoría de América Latina, que representan un 88,6% del total (CASEN, 2015). Perú es la nacionalidad predominante (30%), seguido por Colombia (13,6%), Argentina (11,9%) y Bolivia (10,1%). Como consecuencia de la migración intrarregional, surge un atributo característico de éste tipo de movimiento: la representativa feminización de las migraciones. Es decir, la tendencia de las mujeres a las migraciones intrarregionales –especialmente en Latinoamérica-, que se entiende por la cercanía existe entre la sociedad de llegada y la de origen, y la fluidez en el acceso fronterizo, posibilitando así la circularidad migratoria. Complementando lo anterior, la circularidad de la migración se entiende como el “patrón de retorno que emerge de la separación física entre el lugar donde los inmigrantes ejercen el trabajo y el lugar donde mantienen la residencia la familia” (Mora, 2009:13). De este modo, les permite volver a sus familias y al mismo tiempo, apoyarlos económicamente, demostrando la responsabilidad familiar de los inmigrantes. Bajo este contexto, es que las mujeres se han incorporado de manera predominante en la composición de la migración, alcanzando a más de la mitad de la población de los migrantes en Chile (Según DEM 2015, en un 52,6%).

1.2 El mercado del trabajo En general, los principales motivos que explican la migración tienen relación con el factor laboral-económico, llevando a que el “trabajo articule gran parte de la experiencia migratoria” (Stefoni, 2007:22). En Chile, la migración que ha llegado a partir de mediados de los noventa, es principalmente una migración laboral, lo que significa que “personas salen de sus países en búsqueda de empleo y oportunidades económicas” (Stefoni, 2011). Sin embargo, al insertarse en el nuevo país, la concentración ocupacional de los migrantes se da en empleos de baja calificación y alta precariedad, “vinculados con servicios, como trabajo doméstico, cuidadoras, enfermeras y también en la industria textil, en la agricultura y, a veces, en el comercio sexual” (Stefoni, 2007:2).

La inmigración presente en Chile tiene carácter intrarregional, o también conocida como “migración sur-sur”. Es decir, que los migrantes extranjeros que arriban, provienen en su mayoría de América Latina, que representan un 88,6% del total (CASEN, 2015).

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un valor equivalente al 150% de la visa sujeta a contrato (Peruanos $80.160, Colombianos $210.420, Bolivianos $309.600)[6].

Sorensen (2004), agrega que las mujeres migrantes se encuentran en los niveles más bajos del mercado laboral debido a la alta demanda de mano de obra barata, llevando a una desvalorización del trabajo de mujeres inmigrantes. Añadido a esto, existe la noción de que las características raciales del migrante, ligadas a su país de origen, los transforma en sujetos “naturalmente capacitado para desarrollar labores de baja calificación” (Mora, 2009:12). Es por ello que se produce una segmentación y marginación del inmigrante, siendo que, generalmente, es esa situación la que les hizo emigrar.

La segunda categoría corresponde para aquellos extranjeros que desean obtener permisos de residencia, dentro de las cuales existe la visa sujeta a contrato –con una serie de prórrogas y consideraciones especiales- que tiene una duración de hasta dos años, y la visa temporaria, que permite residir en el país y realizar cualquier actividad lícita, teniendo como requisito el vínculo con chileno y una serie de documentaciones específicas (Departamento de Extranjería, 2016).

Por otro lado, la masificación y uso de las redes sociales permite que hoy en día los migrantes puedan acceder a ofertas, contactos y recomendaciones laborales. Esta forma, ha permitido que el flujo migratorio tenga nichos ocupacionales de migrantes, los cuales se caracterizan por el reclutamiento de trabajadores de manera informal. El mercado del trabajo, por ende, se caracteriza por trabajos por enclaves (redes), donde los migrantes acceden a empleos secundarios, presentando “oportunidades limitadas a grupos migratorios específicos” (Mora, 2009:12), no estando siempre en concordancia con el capital humano que provee la migración extranjera.

1.3 Organización familiar Una de las consecuencias de las migraciones, tiene que ver con la reorganización familiar al interior del hogar, en especial de aquellas actividades, roles y funciones asociadas al ámbito doméstico y, que en su mayoría, son realizadas principalmente por las mujeres. Esta reorganización familiar tiene que ver con suplir las labores al interior del hogar, por lo que la familia en su conjunto, pero en especial las otras mujeres que no migran dentro del grupo familiar, se constituyen en un pilar fundamental en el que se articulan las condiciones para la migración.

No obstante, situando la literatura relacionada al trabajo y marco conceptual expuesto al contexto del presente estudio, resulta necesario profundizar las condiciones del mercado laboral en Antofagasta a partir dos factores clave. En primer lugar, los altos niveles de ocupación laboral en el último año, con un 56,5% de ocupación respecto a la fuerza laboral, y en ramas específicas como el comercio (6.710 nuevas ocupaciones) y actividades de servicios (2.710 nuevas ocupaciones). Y en segundo lugar, el aumento que ha existido en puestos de trabajo en actividades de servicios, con un 44,8% de aumento en el último año, a diferencia del bajo aumento a nivel nacional, que se presenta con un 1,9% en el sector (INE, 2016).

Para el caso de las mujeres que migran, en su mayoría lo hacen para poder conseguir mayores ingresos económicos y así mantener a sus familias que se encuentran viviendo en su país de origen. En este sentido, el ámbito del trabajo y el de la familia están íntimamente relacionados en la experiencia migratoria; el motor de la migración es la búsqueda de trabajo para poder enviar remesas que permitan asegurar la mantención y bienestar de la familia. Es por ello que la institución social y cultural que representa la familia, sufre de “variaciones que introduce las relaciones transnacionales o transfronterizas en el núcleo familiar” (Stefoni, 2007:21). La distancia física que produce la migración, genera como consecuencia la formación de familias de carácter imaginado, en donde además de las relaciones a la distancia, surgen nuevos actores tales como abuelos, tías o madrinas que asumen el rol de cuidadoras.

Por otra parte, el mercado laboral se ajusta a la legislación presente en Chile, caracterizado por una serie de derechos y requerimientos legales, que ha permitido un alto nivel de formalización del trabajo en el país respecto a otros países de América Latina. En este marco, la migración extranjera no queda exenta de requerimientos, en cuanto a la exigencia de la regularización migratoria que deben poseer para trabajar en Chile. Esto en la actualidad se logra a través de la obtención de visas y permisos de trabajo. Existen dos categorías de permisos migratorios en las que se habilita para trabajar. La primera se relaciona con la condición de extranjero turista, donde si bien existe la prohibición de trabajar en esa condición, se puede autorizar en algunos casos la posibilidad de trabajar hasta máximo 30 días, pagando

[6] Información obtenida en http://www.extranjeria.gob.cl

En este marco, emerge una ampliación del concepto de familia, denominada familia transnacional. Por ésta se entiende a “grupos familiares en los que, a pesar de la distancia geográfica entre el migrante y su familia, las relaciones no se fracturan” (Cerda, 2014:80), sino que se mantiene estable principalmente por dos mecanismos de enlace: los medios de comunicación y las remesas. La familia transnacional se caracteriza por configurarse por complejas interacciones entre padres, hijos, espacio de origen y de recepción.

La familia transnacional se caracteriza por configurarse por complejas interacciones entre padres, hijos, espacio de origen y de recepción.

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Dentro de esta nueva configuración de la familia, emergen las cadenas de cuidado. Según Arriagada y Todaro (2012), éstas generan lazos de apoyo hacia los países de origen, donde los mecanismos de enlace de la familia transnacional se vuelven esenciales. Ello explica el interés de mejorar la educación de sus hijos a pesar de su lejanía, apoyando con el envío de remesas, entre otras prácticas de cuidados. Por ende, el envío de remesas se vuelve en un elemento central dentro del proceso migratorio. No solo es un mecanismo de enlace en la familia transnacional, sino que también opera como cadena de cuidado. Según Solimano (2007) existen cuatro tipos de remesas: a) las altruistas que corresponden a la ayuda familiar; b) las de auto interés que consisten en el envío de dinero a miembros familiares en el país de origen para que los invierta en activos locales; c) las de repago de inversiones previas en capital humano financiadas por la familia del migrante, que implica la retribución a los familiares por la inversión que hicieron en ellos; y la diversificación de fuentes de ingreso y seguro familiar que implica cuando la familia busca diversificar geográficamente sus ingresos económicos.

1.4 Motivos de migración Según Stefoni (2011), la inmigración de los últimos años en Chile se puede explicar por medio de cinco factores principales: a) La estabilidad política y el alto crecimiento económico en relación a los países de la región, hace a Chile un lugar atractivo para quienes buscan mejores oportunidades laborales. b) Las crisis económicas y las dificultades para superar las situaciones de pobreza en países cercanos también impulsa la migración. c) El endurecimiento en las políticas migratorias en países de la Unión Europea y Estados Unidos. Chile al contrario, mantiene una política de puertas abiertas para el ingreso, sin exigir visa de ingreso para la mayoría de los países[7]. d) La menor distancia que implica viajar a Chile en comparación a otros países, hace que también sea un lugar atractivo de migrar. Considerando que el proyecto migratorio implica la visita a familiares, hijos y/o enfermos, la cercanía geográfica permite el viaje circular. e) La configuración de las redes sociales existentes en el país de arribo son parte esencial en la configuración de los procesos migratorios.

CAMPAMENTO XXXX: Base nacional de campamentos Centro de Investigación Social TECHO-Chile

Dentro de éste último punto se desprende la relevancia de las redes transnacionales. Éstas son entendidas como la relación y vinculación entre las comunidades de origen y la de destino del migrante extranjeros, que según Ramírez y Ramírez (2005), son procesos sociales y recopilaciones de acciones aprehendidas en las salidas migratorias de su comunidad y de su relativo

[7] Aunque no existan restricciones para el ingreso al país, el proceso de regularización implica problemas en la estadía de las personas debido a sus altos costos, dificultades para otorgarlas y los tiempos de espera.

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éxito/fracaso. En esta línea, las redes transnacionales no sólo operan como un facilitador del proceso migratorio, sino que también es un fin en sí mismo. En contraste a estos factores que llevan a migrar a Chile, Contreras (2008) añade otro tipo de migración: los motivos familiares. Si bien la migración siempre fue concebida desde una perspectiva económica, desde 1988 los motivos familiares de arrastre empiezan a tomar importancia como impulsor relativamente nuevo en las dinámicas migratorias (Contreras, 2008). Éste implica reagrupar a los miembros de la familia con el fin de mitigar la distancia afectiva y adquirir estabilidad emocional para volver a integrarse, generando la identidad colectiva que otorga la familia.

Asimismo, el motivo familiar de arrastre puede ser acentuado por la pérdida de redes o vínculos en el país de origen. En coherencia con las teorías sobre la exclusión social, entendida como un proceso que surge a partir de un “debilitamiento o quiebre de lazos (vínculos) que unen al individuo con la sociedad, aquellos que le hacen pertenecer al sistema social y tener identidad en relación a éste” (Barros, 1996:1), es que el quiebre con las vínculos sociales puede ser un motivo de salida del país de origen. Debido a la pérdida, el sujeto emigra en búsqueda de nuevas oportunidades, o bien, de redes que se encuentran en otro país.

la migración extranjera en chile

En el ingreso e inserción al país, el migrante vive “una serie de procesos frustrantes y amenazantes” (Elizalde, Thayer y Córdova, 2013), tales como la degradación socio-ocupacional –entendida como el no reconocimiento de cualificaciones laborales y malas condiciones laborales-

No obstante, en el ingreso e inserción al país, el migrante vive “una serie de procesos frustrantes y amenazantes” (Elizalde, Thayer y Córdova, 2013), tales como la degradación socio-ocupacional –entendida como el no reconocimiento de cualificaciones laborales y malas condiciones laborales-, dificultades para encontrar espacios de realización de la personalidad y afectos debido a la ruptura de vínculos afectivos, la humillación y violencia xenofóbica, el temor al fracaso de sus proyectos y la transformación de sus referentes de identidad personal y colectiva (Elizalde, Thayer y Córdova, 2013).

Como consecuencia del marco ideológico en el que se inspira la legislación migratoria vigente, se vuelve aún más complejo el proceso de inclusión de los migrantes a la sociedad de destino. Benedict Anderson (1993) da cuenta que la nación es un imaginario; una comunidad imaginada con experiencias en común, donde existe la unión de pensamientos de una colectividad con características o experiencias homogéneas que se piensan a sí mismos como una comunidad, y que se diferencian de esta forma, de su entorno. En esta línea, el racismo hace alusión a la contaminación de esta unidad colectiva concebida como nación. En este sentido, y en el contexto de una legislación migratoria fundada en la doctrina de la seguridad interior del Estado, se difunde la idea del desprecio del otro, puesto que amenaza con la seguridad de la nación y que al mismo tiempo, “contamina” el proyecto común. Ello produce la exclusión y negación de los migrantes que “son signados socioculturalmente como racial y/o culturalmente distintos y opuestos a la identidad chilena contemporánea” (Rojas, Amode y Vázquez, 2015:232).

Los campamentos son entendidos como “grupos de ocho o más familias agrupadas o contiguas, que no cuentan con acceso regular a uno de los servicios básicos (alcantarillado, agua potable y energía eléctrica) y que se encuentran en una situación irregular de tenencia del terreno” (CIS TECHOChile, 2007).

Según Rojas et al (2015), este proceso de exclusión por racismo en Chile, se mantiene en gran medida por la ideología estatal-nacional, donde el racismo “no solo se desplega a nivel de representaciones sociales, sino que se difunde también a través de las instituciones políticas (incluyendo los vacíos institucionales y políticos) del Estado” (Rojas, Amode y Vázquez, 2015:242).

1.6 Migración en campamentos Los campamentos son entendidos como “grupos de ocho o más familias agrupadas o contiguas, que no cuentan con acceso regular a uno de los servicios básicos (alcantarillado, agua potable y energía eléctrica) y que se encuentran en una situación irregular de tenencia del terreno” (CIS TECHO-Chile, 2007).

1.5 Actual política migratoria En Chile, la ley migratoria se mantiene vigente desde 1975, y por su temporalidad, dificulta retratar la realidad que significa hoy la migración, impidiendo captar sus características y necesidades actuales. Además, el contexto nacional en que fue formulada, derivó en que ésta se encuentre inspirada en la doctrina de seguridad interior del Estado, respondiendo a perspectivas e inquietudes propias de la dictadura (Martínez, 2002). Según Stefoni (2011b), ello llevó a comprender al migrante como una amenaza[8], que en el escenario creado por la dictadura cívico-militar de responder a un peligro para la sociedad y su orden, aspecto que en la actualidad, se ha transformado en entender al extranjero como un problema social.

Asimismo, la institucionalidad migratoria actual no se encuentra preparada para dar respuesta en forma oportuna, generando procesos altamente burocráticos para la obtención de residencia temporal y definitiva. Ello, por ende, dificulta en gran medida el acceso a los servicios sociales y el ejercicio pleno de los derechos (Stefoni, 2011b).

[8] Entendiendo a este migrante como el no deseado, es decir, el que por el alto nivel de burocratización, cae en situación de irregularidad.

Los asentamientos precarios en Chile se caracterizan por la informalidad, donde la posesión del terreno y el acceso a servicios básicos, no se realiza a través de mecanismos convencionales. Por otro lado, la comunidad se organiza para satisfacer sus necesidades, lo que en muchos casos origina un sentido de pertenencia al territorio y una identidad colectiva (MINVU, 2011). Finalmente, los campamentos están fuertemente marcados por su nivel de vulnerabilidad, concebida como procesos estructurales que configuran situaciones de fragilidad de caer o mantenerse en situación de pobreza.

[9] Informe CASEN 2013: Una medición de la Pobreza Moderna y Transparente para Chile. 24 de enero de2015. Disponible en: http://observatorio. ministeriodesarrollosocial. gob.cl/documentos/Presentacion_Resultados_Encuesta_ Casen_2013.pdf

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Según la Encuesta Nacional de Campamentos (CIS TECHO-Chile, 2015), la situación de campamentos es un reflejo de la multidimensionalidad de la pobreza. Esto quiere decir que, en asentamientos informales se viven carencias en distintas dimensiones a nivel individual o de hogares.[9]. El informe “Datos duros para una realidad muchísimo más dura” (CIS TECHO-Chile, 2015) da cuenta que vivir en asentamientos precarios tiene implicancia en el ámbito habitacional, educacional, laboral, y comunitario, en donde las familias siempre se encuentran por debajo de los parámetros nacionales. Ello evidencia que los campamentos en Chile, responden a una problemática mucho más profunda: a partir de la intersección de múltiples variables vulneradas –esenciales en la vida humana-, se da origen a lo que hoy conocemos como campamentos. En concordancia con las teorías de la vulnerabilidad (Katzman, 1999; Busso, 2001; Moreno Crossley, 2008) el proceso que lleva a una persona o familia a habitar en campamentos tiene relación con los “procesos estructurales que configuran situaciones de fragilidad, precariedad, indefensión o incertidumbre” (González, 2009:2). Es decir, los individuos o familias que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, por razones de un quiebre o un accidente detonante -tales como pérdida del trabajo, ruptura familiar o problemas económicos-, conlleva en muchos casos habitar en campamentos. Este proceso es llamado campamentación, puesto que da cuenta de que, cualquier persona o familia que se encuentra en este estado, al tener un accidente que afecta sus posibilidades de cubrir sus necesidades de habitabilidad, puede entrar o ingresar en situación de campamento (CIS TECHO-Chile, 2017). Los extranjeros, en los campamentos que TECHO-Chile trabaja, provienen principalmente de Bolivia (32,4%), Colombia (32,3%) y Perú (27,1%) (CIS TECHO-Chile, 2015) . Asimismo, también hay presencia de argentinos, ecuatorianos, haitianos, y en muy baja medida, brasileños, dominicanos y paraguayos. La distribución de los extranjeros a lo largo del país, es bastante heterogénea, concentrándose principalmente en las regiones del norte. Antofagasta es la región con mayor proporción (59% según GORE Antofagasta), seguida por Arica y Parinacota (28%) y Tarapacá (25,4%). En base a los resultados de la Encuesta Nacional de Campamentos (2015), el 75,3% de los hogares migrantes de campamentos no cuenta con acceso a la red de agua potable, el 97,8% no se encuentra conectado al alcantarillado, y el 62,5% está colgado al cableado eléctrico. En el contexto de campamentos, al comparar hogares chilenos con hogares extranjeros, éstos últimos se caracterizan por encontrarse con niveles más bajos de saneamiento (disponibilidad de agua y servicios higiénicos), tienen mayor hacinamiento y sobre la materialidad, el 55,8% de los hogares migrantes

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se encuentran en el nivel irrecuperable, mientras que en los hogares chilenos el 25,7% se encuentra en esta misma categoría. Esto se relacionaría con el panorama a nivel nacional, donde un 25,5% de la población extranjera vive hacinada (CASEN, 2015). Asimismo, en relación al ámbito laboral, el 80,6% de los integrantes de un hogar migrante cuenta con un trabajo remunerado y el 5,4% se encuentra cesante. De los trabajadores, el 33,5% lo hace de manera independiente y el 66,4% de forma dependiente. En relación a la educación, el 52,2% de los migrantes mayores de 19 años, no han terminado su educación escolar, mientras que el 36,2% de los chilenos se encuentra en la misma situación. Estos datos difieren del contexto nacional, donde los extranjeros tienen un mayor nivel educacional que los chilenos (79,9% de los extranjeros mayores de 19 años terminó su educación escolar, versus el 60,1% de chilenos). Esta diferencia, da cuenta de que los migrantes que llegan a vivir en campamentos difiere del común de los migrantes que vienen Chile. Por tanto, la suma de dichos factores conlleva a que los migrantes en campamentos tengan una situación precaria y con mayores posibilidades de deterioro de su situación que los chilenos que habitan en asentamientos, donde éstos últimos, acceden de forma más inmediata a los programas sociales. De todos modos, la situación de campamentos para ambos grupos chilenos y migrantes, sigue siendo de alta preocupación por las condiciones de vulnerabilidad extrema en que se encuentran.

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cada uno de los campamentos. Se generaron instancias formales de diálogo en los asentamientos que permitieron un primer acercamiento a la historia, contexto y organización de los asentamientos estudiados. Luego, dentro de cada campamento se escogieron a los entrevistados por medio de la metodología “bola de nieve”: tras el primer contacto con el informante clave, generalmente dirigente/a del campamento, se seleccionaron a los participantes, y así sucesivamente. Asimismo, los dirigentes también recomendaron quiénes serían idóneos tanto para las entrevistas como para los Focus Group. Debido a los objetivos de la investigación, solo se trabajó con entrevistados extranjeros, realizando un muestreo teórico -muestra no probabilística- y la metodología de saturación de la información. Ello se tradujo en lo siguiente:

En el presente estudio se realizó una investigación exploratoria de tipo cualitativa, que permitió describir y analizar la situación de los inmigrantes que habitan en campamentos en la ciudad de Antofagasta, desde su propio discurso. Actualmente, en la Región Antofagasta existen registrados 60 campamentos que concentran a 6.771 familias (CIS TECHO-Chile, 2017)[10]. La unidad de análisis del presente estudio corresponde a las personas migrantes que viven en campamentos en la ciudad de Antofagasta, entendiendo por ellos, la nacionalidad de residencia de la madre al momento de nacer. Para efectos del levantamiento de información, se aplicaron dos tipos de instrumentos. Por un lado, se utilizaron entrevistas semiestructuradas y grupos focales, los cuales fueron construidos en base a los objetivos del estudio. Según los datos existentes[11] de los campamentos en la región, existen tres tipologías de territorios: campamentos uninacionales, binacionales, y de tipo mixto (3 o más nacionalidades). Debido a ello, se decidió estudiar cada tipo de campamento, puesto que uno de los objetivos correspondía a la identificación de las diferencias entre nacionalidades y por otro lado, permite observar las distintas vivencias que se perciben según la composición de los asentamientos. Aquello llevó a la selección de tres campamentos que cumplen con dicho objetivo: Mujeres Unidas (solo presencia de migrantes colombianos), Juanita Cruchaga- Sofía (colombianos y chilenos) y Chile Nuevo (peruanos, bolivianos y chilenos). Se escogieron estos ya que en ellos habitan migrantes con las nacionalidades de mayor tasa de presencia en la región y se posee un trabajo de organización interno y constante con TECHO-Chile, facilitando el ingreso a los territorios. Como primera aproximación a los campamentos, obtuvimos información relevante con los informantes claves -vecinos y dirigentes- sobre la historia de

En el presente estudio se realizó una investigación exploratoria de tipo cualitativa, que permitió describir y analizar la situación de los inmigrantes que habitan en campamentos en la ciudad de Antofagasta, desde su propio discurso.

TABLA Nº4: MUESTRA 12

CAMPAMENTO

Mujeres Unidas

AÑO DE FUNDACIÓN

2007

TIPO

Uninacional: sólo colombianos

Mixto: peruanos y chilenos Chile Nuevo

1991 Mixto: bolivianos y chilenos

Juanito Cruchaga [10] Base Nacional de Campamento TECHO-Chile, abril 2016. Ver cuadro en anexos. [11] Catastro de Campamentos 2011, MINVU; Actualización de Catastro 2013-2015, CIS TECHO-Chile; Encuesta Nacional de Campamentos 2015, CIS TECHO-Chile; Catastro Regional de Campamentos Antofagasta 2015, Gobierno Regional de Antofagasta.

1975

INSTRUMENTO

Entrevista Focus Group Entrevista Focus Group Entrevista Focus Group

Binacional:

Entrevista

colombianos

Focus

y chilenos

Group

HOM

MUJ

EDAD (PROM)

0

4

35

3

4

34

0

3

38

3

4

36

0

3

35

2

5

34

2

3

32

3

2

29

TOTAL

El análisis de los datos fue a través de la “Teoría Fundamentada”, método de análisis de datos cualitativos que genera conceptos e hipótesis como resultados del método (Hernández et all, 2010). Debido a que el objetivo es una indagación emergente, es que se busca generar una teoría de alcance medio con relación a la conceptualización del fenómeno de migrantes en campamentos en la zona norte del país. Por medio de un proceso inductivo y de comparación constante, se generó una teoría explicativa del fenómeno social. Este se realizó por medio del software Atlas Ti, facilitando el proceso de codificación.

PARTICIPANTES

11

10

10

41

[12] Se realizaron 22 entrevistas a colombianos, 10 entrevistas a peruanos y 10 entrevistas a bolivianos.


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capítulo

N MAPA Nº1: UBICACIÓN DE LOS CAMPAMENTOS SELECCIONADOS (REGIÓN DE ANTOFAGASTA)

TABLA Nº5: RESUMEN METODOLÓGICO TABLA RESUMEN METODOLOGÍA

A. Instrumentos

Grupos focales y entrevista semiestructurada

B. Unidad de análisis

Migrantes extranjeros que residen en campamentos en la Región de Antofagasta

C. Marco conceptual

41 migrantes extranjeros que habitan en campamentos en la región de Antofagasta

D. Análisis

Teoría fundamentada

MUJERES UNIDAS

CHILE NUEVO

2.1 Características de los campamentos

JUANITA CRUCHAGA - SOFÍA

estudiados En su mayoría, los campamentos en Antofagasta se encuentran emplazados en los cerros, en los extremos de la ciudad. Los asentamientos seleccionados para el estudio: Mujeres Unidas, Sofía y Chile Nuevo, tal como lo muestra el Mapa 1, se ubican en la zona centro de la ciudad hacia los cerros. Debido a ello, el acceso a dichos campamentos hacia la urbe de Antofagasta, es bastante complejo por los accidentes geográficos y los límites urbanizados, tales como las quebradas de los cerros y los caminos no habilitados. Si bien existe una cercanía relativamente óptima a los equipamientos básicos –tales como educación, salud y seguridad- las dificultades mencionadas obstaculizan el acceso de sus habitantes.

OCÉANO PACÍFICO

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Descripción de los asentamientos estudiados a) Campamento Mujeres Unidas El campamento Mujeres Unidas se conformó en verano del año 2007, cuando un conjunto de mujeres colombianas, decidieron tomarse un terreno y comenzar a vivir junto a sus familias en el mismo territorio, razón por la cual se nombró el campamento como Mujeres Unidas. Este grupo de mujeres fueron desalojadas anteriormente del campamento Corazón de María, a raíz de su erradicación por el actual proyecto de vivienda Villa Irarrázaval.

FUENTES CARTOGRÁFICAS: Centro de Investigación Social (CIS) TECHO-Chile (2015)

antofagasta

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N

PLANO CAMPAMENTO: MUJERES UNIDAS REGIÓN DE ANTOFAGASTA

Con el paso de los años, y a pesar de haber acordado internamente no aceptar a nuevas familias, comenzaron a llegar nuevas familias de nacionalidad colombiana para asentarse en el territorio. Para el año 2016, Mujeres Unidas cuenta con 48 familias, y en su totalidad son de nacionalidad colombiana. En el campamento Mujeres Unidas no se declaran una comunidad muy unida. Tienen pocas instancias de encuentro, ya que la mayoría trabaja arduamente y en los tiempos libres se utiliza mayoritariamente para el descanso. A pesar de los pocos tiempos para compartir, son una comunidad que se apoya en ciertos momentos difíciles, tales como en caso de enfermedad o muerte de algún vecino o familiar, en la que se expresa visiblemente la solidaridad de la comunidad.

GU

AR

DIA

MA

RIN

AA

RTU

RO

FER

NA

ND

EZ

En cuanto a los problemas percibidos por los líderes comunitarios, la discriminación racial a los niños colombianos por ser extranjeros es un tema prioritario dentro del campamento. Respecto a los problemas del entorno, ante la inexistencia de sistemas de recolección de basura, la población aledaña bota regularmente basura en el sector, conformándose micro basurales en los límites del campamento. Frente al ámbito del trabajo, la mayoría de las personas trabajan de manera esporádica, en empleos precarios e informales. A la gran mayoría de los hogares de Mujeres Unidas les gustaría dejar el campamento. No obstante, un problema mencionado por los dirigentes y vecinos refiere a los altos costos de vida que conlleva asentarse en la ciudad, debido principalmente por los altos costos del arriendo y el pago de servicios básicos.

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PLANO CAMPAMENTO: CHILE NUEVO REGIÓN DE ANTOFAGASTA

marco metodológico

N Por ahora, cada uno comparte en sus hogares para hacer fiestas, jugar bingos o lotas y colaborar en la limpieza de sus viviendas, como también en relación con la comunidad, asistiendo a reuniones, tutorías de TECHO, entre otras actividades y proyectos que tienen en su día a día.

b) Campamento Chile Nuevo Según el relato de los dirigentes y vecinos más antiguos, el campamento Chile Nuevo se forma a comienzos del año 1991, a partir del traslado de un conjunto de familias que no contaban con un lugar donde vivir. En el año 2016, Chile Nuevo está conformado por familias de distintas nacionalidades, principalmente chilenas, peruanas y bolivianas, donde estas últimas dos llegaron a vivir hace aproximadamente diez años al campamento. Este asentamiento presenta una comunidad que se organiza ante dificultades y emergencias que ocurren en ocasiones en el campamento, como la muerte o enfermedades de vecinos, catástrofes en el territorio o fechas importantes de celebración para los niños como los bautizos. Uno de los problemas con mayor frecuencia para las familias del campamento es la precariedad que existe en el suministro de agua y luz, que han podido solucionar parcialmente a través de recolección de dinero entre los vecinos de Chile Nuevo con el fin de comprar cañerías para la instalación informal de fosas sépticas y la compra de cableado eléctrico para las conexiones irregulares en la totalidad de las viviendas. Igualmente, entre dirigentes y vecinos trabajan en la postulación e implementación de proyectos de mejoramiento urbano, como la instalación de espacios recreativos y mejoras en infraestructura de la sede social. Estas experiencias han logrado un mayor acercamiento entre vecinos, que ha permitido levantar la necesidad de contar con mayores capacitaciones a los jefes de hogar y trabajadores de Chile Nuevo, específicamente en capacidades para el manejo de soldadura, electricidad y desarrollo de emprendimientos. En general a la comunidad le gustaría dejar el campamento. Hay muchas familias que se encuentran en proceso de postulación para la obtención de viviendas definitivas, pero los procesos para las familias han demorado mucho. Es por esto que Chile Nuevo tiene una relación distante con las instituciones gubernamentales o carabineros, conflictiva con las poblaciones cercanas, pero cercana con TECHO y la Iglesia, donde hoy proyectan trabajos comunitarios a futuro por el mejoramiento de la calidad de vida de todos y todas quienes viven actualmente en este campamento

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c) Campamento Juanita Cruchaga - Sofía Los registros de fundación del campamento Sofía datan del año 1975, pero principalmente se menciona como hito una catástrofe que sufrió la ciudad de Antofagasta el año 1991 a raíz de un aluvión que afectó a gran parte de las poblaciones de la periferia urbana, y que llevó a cientos de familias a perder sus casas. Un grupo de ellas, un año más tarde, realiza una toma de terreno en la cual se forma el campamento “Juanita Cruchaga”. Durante los últimos diez años, los vecinos del campamento percibían una comunidad desunida y de baja confianza hacia los dirigentes. Es por malas prácticas de las directivas anteriores, y el contexto de poblamiento de familias colombianas que llegaron al campamento desde 2011, por la cual se cambia su nombre a “Sofía”. En la actualidad, el campamento Sofía se conforma en una directiva cooperativa con su comunidad, a pesar de siempre estar constantemente lidiando con rumores que surgen entre los vecinos. Igualmente, vecinos y vecinas se organizan en ocasiones especiales, como funerales de familiares, y las celebraciones que hacen año a año como el día de la madre, el día del niño, la navidad y halloween. A la mayoría de les gustaría dejar el campamento, pero sólo si obtienen la casa propia. Este campamento cuenta con una sede y biblioteca en buen estado, y la localización es un problema, ya que el campamento se encuentra en altura (cerros y en zona de riesgo), por lo cual la locomoción no llega hasta ese sector.

2.2 Perfil de los inmigrantes entrevistados

marco metodológico

no se da esta misma tendencia. En el caso de los participantes del estudio de los tres campamentos, el 59% de ellos señaló no haber terminado su educación escolar, mientras que el 41% efectivamente los finalizó. Con relación a la situación laboral[15], el 80% (12 de 15 personas) declara trabajar, aunque sean algunas horas a la semana. Los trabajos se caracterizan por pertenecer al sector de los servicios, siendo los más predominantes: asesora del hogar, aseo, reponedores, vendedores en tiendas y almacenes, y vendedores ambulantes. Con respecto a los empleados dependientes, el 70% (7 de 10 personas) posee contrato de trabajo y el 40% no lo tiene. Aunque en los tres casos que no tienen contrato, se indica que es porque el empleador no lo utiliza, en dos casos se añade la dificultad que implica la situación de irregularidad migratoria en la que se encuentran. Con respecto a la procedencia de los entrevistados, la mayoría de los colombianos vienen de Buenaventura (65%), seguido por Cali (24%) y luego, la Vigía del fuerte (6%) y Tuluá (5%). De Perú, el 80% proviene de Trujillo y el 20% de Chimbote, y de Bolivia, el 63% es de La Paz y el 37% de Santa Cruz. MAPA Nº2:

6% Vigía del fuerte

20% Chimbote 5% Tuluá 65% Buenaventura

Con respecto a las características sociodemográficas generales de los participantes del estudio de los tres campamentos, la mayoría son mujeres, alcanzando un 68,3%, mientras que el 31,7% son hombres. Los participantes de los tres asentamientos tienen en promedio 34 años de edad, siendo respectivamente, 20 y 55 años de edad, el menor y mayor de los participantes. En cuanto a la composición de los hogares de los participantes del estudio, y utilizando la tipología realizada en el registro CASEN -que caracteriza a los hogares según la presencia o ausencia de determinados miembros del hogar- se identifica que respecto a las personas entrevistadas en el estudio un 37,1% de ellos viven en hogares biparentales, misma frecuencia para hogares monoparentales (37,1%). En menor medida se encuentran casos de hogares extensos biparentales (11,4%), extensos monoparentales (8,6%) y unipersonales (5,7%). Tal como se señaló anteriormente, los extranjeros se caracterizan por tener mayores niveles educacionales que los chilenos. Sin embargo, en campamentos

80% Trujillo

Perú Colombia

24% Cali

Bolivia 63% La Paz 37% Santa Cruz

FUENTE: Elaboración propia Base nacional de campamentos Centro de Investigación Social TECHO-Chile

En general, los inmigrantes del presente estudio llevan en promedio 5 años en Chile, donde el participante con menos tiempo, lleva 1 año, y 10 años el que lleva más. Pero al analizar según nacionalidad, surgen diferencias. Los migrantes provenientes de Colombia llevan en promedio 3 años en Chile, los de Bolivia llevan 5 años, y los peruanos 8 años. Por otro lado, el 71% de los migrantes de

[15] Los datos de la situación laboral son en base a las entrevistas semiestructuradas.

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Bolivia y Perú no han terminado sus estudios escolares –básica y media-, y el 50% de los colombianos se encuentran es esa misma situación. Sobre el tipo de permiso de residencia[16], el 53% (8 de 15 personas) declaran tener residencia definitiva, el 20% (3 de 15 personas) se encuentra en trámite, el 13,3% (2 de 15 personas) tiene residencia temporaria, y el 13,3% (2 de 15 personas) se encuentra en situación irregular. Con respecto a los que tienen residencia definitiva, éstos declaran, en su mayoría, que fue un proceso complejo y engorroso, demorando en promedio, 3 años. Según nacionalidades, en Colombia el 55,6% (5 de 9 personas) declara tener residencia definitiva, el 22,2% tiene residencia temporaria (2 de 9 personas), el 11,1% (1 de 9 personas) se encuentra tramitando la residencia definitiva, y la misma proporción, se encuentra en situación irregular. En Perú el 100% (3 de 3 personas) tiene la residencia definitiva, y en Bolivia, el 66,7% (2 de 3 personas) está tramitando la residencia definitiva y el 33,3% (1 de 3 personas) está en situación irregular. Es decir, la población boliviana participante del estudio es la que más declara la situación migratoria irregular.

[16] Los datos del tipo de residencia son en base a las entrevistas semiestructuradas. .

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los motivos de migrar a chile

El campamento como derecho al territorio

en el obedece a comprender cuáles son esas oportunidades ¿ Por qué Chile se vuelve un espacio de atracción, y cuánto de lo que aparentó ser coyuntura se transforma en desilusión y desesperanza?

Por Yasna Contreras1

En gran parte de los relatos de los entrevistados se hace elocuente que el trabajo es un elemento clave en las motivaciones, no obstante, se articula a diferentes contextos que explican la partida evidenciando así, la multiplicidad de factores que explican el proyecto migratorio: violencias, miedos, oportunidades, deseos de movilidad, entre otros. En muchos casos, la búsqueda de empleo invisibiliza el miedo e incertezas a las que se ven sometidas diferentes personas y hogares. Chile para algunas familias inmigrantes se configura como un espacio aparentemente de libertad que con el tiempo se ve condicionada por la desigualdad preexistente en ciudades como Antofagasta o bien, por estereotipos cargados de ignorancia. Resulta por tanto, cuestionarse cuánto de esas condiciones de refugio de parte de los entrevistados son acogidas por la institucionalidad chilena, enfrascada en discusiones tardías y reactivas frente a un proceso que llegó para instalarse, y que grafica un tiempo donde Chile a nivel latinoamericano y del Caribe se sitúa como espacio de atracción.

En el capítulo 5 del libro se hacen explícitas las razones por las cuales las familias que residen en la ciudad intermedia de Antofagasta migran desde sus lugares de nacimiento hacia ciudades minero extractivas y productivas del país. El análisis aquí presentado ha sido ampliamente investigado por académicos consolidados o en etapa de formación, no obstante hay que reaccionar y plantear nuevas políticas. Los resultados de las entrevistas realizadas por TECHO, plantean nuevas interrogantes, y a su vez amplían las necesidades a las que se ven sometidas las familias, mayoritariamente estudiadas según su nacionalidad, su origen o su color. He aquí un primer ejercicio ampliamente sostenido por María Emilia Tijoux: tenemos que dejar de lado el racismo científico desdibujando así, los nacionalismos comprendiendo así, que no importa el origen del individuo o su familiar al momento de hacer análisis. Lo anterior exige repensar cómo se construye la trayectoria migratoria, cómo las familias relacionan sus espacios de residencia actual con todos aquellos espacios habitados y vividos. Por qué algunos entrevistados no consiguen su condición de refugiados pese a migrar desde espacios cargados de violencias. Conjuntamente, los resultados apelan a comprender el sentido que los inmigrantes asignan a los campamentos, condición que no es propia a ellos, más bien responde a una demanda no satisfecha a nivel país. Detrás de cada campamento habita una familia que asigna usos diferenciados al espacio, tanto interior como exterior. Cada familia construye hogar y lo acondiciona de acuerdo a sus orígenes, las materialidades, sus ocupaciones, o bien, el sentido que le asignan a su proyecto migratorio, muchos de ellos cargados de permanencias, otros en cambio con deseo de retorno. Los resultados presentados en este capítulo dialogan también con algunas investigaciones como “Geografías del acceso a la vivienda para inmigrantes que habitan en ciudades minero extractivas” que confluyen en horizontes que exigen ser estudiados, profundizados y cuestionados. Este capítulo presenta en rasgos generales aquellos elementos que explican parte de los motivos por los cuales inmigrantes de la región latinoamericana y del Caribe arriban a ciudades minero extractivas como Antofagasta. Un primer elemento a debatir

Geógrafo, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2001 Docteur Sciences du temps et de l´Espace. Université de Poitiers, Francia, 2012. Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2012- Magíster en Desarrollo Urbano. Pontificia Universidad Católica de Chile, 2003

1

Los migrantes internos y externos ocupan los mismos sitios de otros migrantes. No obstante, la geografía de Antofagasta relega a muchas familias a ocupar espacios más allá de la línea del ferrocarril, más allá del límite urbano en espacios sometidos a múltiples riesgos. Estos riesgos no son exclusivos a quienes habitan en campamentos, más bien reflejan el riesgo en diferentes partes de Antofagasta. Por tanto, el riesgo no debe ser la excusa para erradicar a algunos, y radicar a otros. Muy por el contrario, se deben diseñar condiciones de habitabilidad que coexistan con el riesgo de desastres. Dentro de las razones por las cuales los entrevistados que residen en los campamentos estudiados por TECHO, se evidencian otros elementos ya discutidos: el rol de las redes sociales y familiares en la decisión de habitar un campamento, formar y consolidar un hogar, así como también, acceder a un bien aparentemente limitado como es el suelo urbano. En este sentido, el ejercicio que debiésemos plantearnos desde los resultados de TECHO y de las fracturas que suceden a medida que las familias ocupan un espacio dentro de la ciudad de Antofagasta, radica en cómo consolidar las redes sociales que lucharon por el acceso al suelo; en qué medida la cohesión entre grupos, indistintamente sus orígenes confluyen en un programa o política que debería hacer de la vivienda un derecho constitucional y una exigencia para la política habitacional chilena. Evitando reiterar lo escrito en este capítulo sus resultados hacen eco de asumir que la vivienda es el ancla desde donde las familias articulan todas sus prácticas cotidianas, por tanto, la elección o relegación a un sitio no resulta casual. Las familias inmigrantes están condicionadas a un mercado inmobiliario formal e informal arbitrario, restrictivo, abusivo, especulador y discriminador.

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Entonces ¿por qué no cuestionarse las sanciones impuestas a propietario y administradores especuladores ante algo que debería ser un derecho básico? La respuesta no radica sólo en sancionar, también exige repensar por qué los campamentos de Antofagasta, Calama, Alto Hospicio, incluso en la periferia de San Pedro de Atacama visibilizan al menos cinco aspectos: el campamento como mecanismo de acceso al suelo; como reivindicación de un derecho universal; como mecanismo de ahorro y refugio; como visibilizador de violencias, así como también, como dispositivo de adaptación de las familias según sus etapas migratorias y el deseo de reunificar familias multi-situadas. Los espacios de entrevistas y los sitios catastrados por TECHO revelan la consolidación de los patrones de segregación social preexistentes, pero también, visibilizan nuevas formas de marginalidad. La marginalidad se expresa en un sentido socio-territorial: estar al margen de la ciudad; estar sobre las líneas de alta tensión; habitar entorno a espacios sometidos a diferentes riesgos de desastres; habitar en espacios donde emergen nuevas fronteras: aquellas que denuncian la falta de institucionalidad; aquellas banderizadas y denominadas en función del origen y esfuerzo de muchas familias inmigrantes que quieren habitar y vivir con dignidad. La marginalidad también evidencia el rol de las mujeres en términos de consolidar un hogar, o bien, en hacer frente a reestructuraciones familiares que conllevan habitar en una toma como mecanismo de ahorro; de autocuidado hacia los niños y niñas y solidaridades entre mujeres. Las investigaciones realizadas develan cómo el género se espacializa y marca las diferencias y luchas de las familias. Finalmente, los resultados aquí planteados invitan a una reflexión profunda respecto a la vivienda en el campamento como derecho al territorio y no como búsqueda de la transitoriedad. El estudio lleva a replantear cómo apoyar en las nuevas formas de ciudadanía en colectivos que se fracturan después de acceder al suelo, indistintamente la naturaleza de éste. Vale la pena cuestionarse por qué se desarticulan las redes sociales; o bien, qué mecanismos de coacción se reproducen. Al transitar por ejemplo, por el campamento Los Arenales, y los diferentes campamentos al interior de éste se advierten formas de securitización e individualización en la forma de producir territorio, y en las alianzas que se tejen entre aquellos que se sienten con derecho a habitar nuevos espacios, o bien aquellos que sienten miedo al otro. Aún más, los recorridos por Antofagasta llevan a cuestionar por qué gran parte de las infraestructuras se consolidan en el borde costero o en el centro. Lo anterior no desconoce algunos equipamientos en la ciudad, y el aporte del hospital. Sin embargo, el acceso en toda su amplitud es restrictivo para muchas familias. Los tres campamentos investigados Mujeres Unidas, Chile Nuevo y Sofía (ex Juanita Cruchaga) son espejos de diferentes décadas en la consolidación o formación de campamentos. La década de los años ´70; mediados de los años ´90, y la reciente década. Entonces, ¿qué es lo nuevo del proceso?

3. Los motivos de migrar a Chile Un primer ámbito a explorar estuvo en conocer los motivos que llevan a dejar el país de origen. Qué es lo que ocurre a nivel de la vida familiar, en los territorios que se habita y la situación del país de origen. Dentro de las motivaciones analizadas de las entrevistas, emergen tres tipos de factores principales: se reconocen factores de expulsión de su país de origen, como también factores de atracción de la sociedad receptora, que se acompaña de factores de aspiración o expectativas que se esperan alcanzar en el proyecto migratorio.

3.1 Factores de expulsión Del análisis de las entrevistas realizadas, se desprenden dos subdimensiones relevantes del inicio de la migración: la situación social y política de los países de origen y las rupturas en las historias familiares.

a) Situación del país de origen La situación de su país de origen hace referencia a las condiciones existentes en el contexto del cual provienen. En varios de los relatos analizados, se reconoce la mala situación económica del país como un elemento central dentro del proceso migratorio. Las dificultades para poder superar la situación de pobreza y la impresión de una estancada movilidad social, genera la necesidad de partir en búsqueda de nuevas oportunidades. Es notorio como los motivos de migrar se complementa con la información del PIB per cápita de Colombia, Perú y Bolivia, que se encuentra inferior al de Chile, dando cuenta de las diferencias de las economías del país de origen y el país de llegada.

TABLA Nº6: PIB PER CÁPITA (US$ A PRECIOS ACTUALES) COLOMBIA

PERÚ

BOLIVIA

CHILE

w

2011

7.227,8

5.731,3

2.377,7

14.582,2

2012

7.885,1

6.388,8

2.452,2

15.253,3

2013

8.028,0

6.603,8

2.948,0

15,741,7

2014

7.903,9

6.542,0

3.124,1

14,528,3

FUENTE: Banco Mundial, Indicadores del desarrollo mundial [17] [17] Disponible en: http://datos.bancomundial.org/indica-

De los entrevistados y participantes de grupos focales, se desprende otra

dor/NY.GDP.PCAP.CD. Visitado en marzo de 2016.

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variable asociado a la economía, que refiere a las experiencias negativas frente a la dificultad para conseguir empleo, o la falta de puestos de trabajos. Considerando que el crecimiento económico implica, entre otras cosas, una mayor generación de empleos (OIT, 2004), es que en economías inestables también se dificulta el acceso al trabajo.

En otro ámbito, los entrevistados peruanos y los bolivianos señalan problemas económicos individuales, tales como deudas o quiebres de negocios, también operan como factores de expulsión, en donde se escapa de dichos problemas. “Vendíamos que el chancho, que el pollo y nos hemos acorralado de deudas. Y de la noche a la mañana dijimos -¿dónde nos vamos? No

“Pues, cuando uno se queda sin pega y uno busca por un lado, por

quiero estar aquí, que ya nos vienen a cobrar. Empezaron a llegar pa-

otro y no encuentra y no ve que tiene que solucionar sus problemas en

peles de juicio y tomé la decisión de venirme yo sola para acá” (Lucía,

su casa le toca emigrar.” (Eliana, 38 años, Colombiana)[18].

34 años, Boliviana).

Adicional a esto se reconocen como prácticas que definekn la obtención de trabajo, el contacto con amigos o conocidos, bien conocido como “amiguismo” o “palanca”, cuestión transversal a las tres naciones, que dificulta el acceso al mercado laboral y a puestos de trabajos estables.

Finalmente, el último elemento común entre la situación de su país de origen es la percepción de violencia social, que es experimentada de diferentes maneras en cada uno de los países, y al analizar el contexto de cada uno, es posible dar cuenta de las diferencias.

“Salí de mi servicio, hice cursos de guardia, motores fuera de borda,

En las últimas décadas, Colombia se ha caracterizado por el conflicto interno, en el que se ha conjugado la presencia del Estado, las guerrillas internas y la presencia de la industria del narcotráfico. En dicho escenario, los entrevistados dan cuenta que ese tipo de violencia es uno de los principales motivos por los cuales han debido migrar, otorgándoles carácter de desplazados y refugiados. Si bien la delincuencia no es un tema relevante dentro del país, los homicidios y luchas por el territorio generan una fuerte sensación de inseguridad y peligro por la vida, siendo un motivo predominante para salir de su país.

todo eso y metiendo papeles en todos lados, y el que no tiene palanca en Colombia, no trabaja” (Gustavo, 36 años, Peruano). Complementando lo anterior, no solo la falta de empleo o la dificultad para conseguirlo es un factor de expulsión, sino que también se encuentra la percepción de los bajos ingresos que generan los trabajos en los contextos locales y los altos costos de vida asociados. Al percibir bajos salarios que no les permiten satisfacer sus necesidades, es que los migrantes extranjeros consideran como mejor opción la salida del país.

Franco, colombiano de 32 años, oriundo de Puerto Buenaventura, y reconoce que este tipo de conflicto afecta de manera directa a los habitantes de pueblos aledaños donde se sitúan grupos armados, paramilitares y guerrilleros, que se intensifica con la presencia del tráfico y homicidios en el territorio.

“Porque allá uno trabaja pa` comer no más, no le alcanza para comprarse un par de zapatillas, un pantalón, yo veía que el sueldo que me ganaba no era lo que me merecía por mi trabajo, ganaba muy poco…”

“los grupos armados, los que llaman paramilitares y los guerrilleros.

(Wilson, 27 años, Colombiano). Dadas las diferencias de los factores expulsores entre los países estudiados, emerge la corrupción política, principalmente compartido para los entrevistados colombianos. Desde los relatos es posible evidenciar que la corrupción gatilla un sentimiento de disconformidad, dificultando el desarrollo de la población dentro del país. Tal como lo muestra el Barómetro de las Américas (2015), Colombia es el segundo país con mayores niveles de percepción de corrupción (79,6%). Esto es percibido como una limitante también a la hora de encontrar trabajo.

En medio de ellos está el pueblo, entonces, lo de ellos es el dominio de cada pueblo, entonces al buscar el dominio de cada pueblo, quiénes [18] Las citas de los extractos de las entrevistas semiestructuradas se construyen de la siguiente manera: Número de entrevista, Iniciales del entrevistado, Iniciales campamento, Párrafo en el que se encuentra la cita. En el caso de las citas de Focus Group,

“lo que pasa es que allá manejan mucho la política, a nivel político

corresponde a: Número de en-

y usted siempre tiene que estar, bueno como al mejor postor…” (Nelly,

trevista, Focus Group, Núme-

38 años, Colombiana).

son los afectados, son los habitantes.” (Franco, 32 años, Colombiano).

ro de entrevistado, Iniciales campamento, Párrafo en el que se encuentra la cita.

Los entrevistados provenientes de Perú, perciben la violencia desde la perspectiva de la delincuencia, dando cuenta el aumento de los niveles de agresividad entre los ciudadanos. Si bien Perú se ha estabilizado política y económicamente, generando un escenario favorable para el desarrollo (Barómetro de las Américas, 2014), es el país con mayor tasa de víctimas de la delincuencia (30%), superando a países como Ecuador (28%) y Venezuela (24%). Este estudio evidencia que la inseguridad es el principal problema de los peruanos, aumentando desde 2006, y superando a los problemas económicos (Carrión, Zarate y Zeichmeister; 2014).

Si bien la delin-

cuencia no es un tema relevante dentro del país, los homicidios y luchas por el territorio generan una fuerte sensación de inseguridad y peligro por la vida, siendo un motivo predominante para salir de su país.

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“Le quitaron sus cositas y el susto, bueno cosas materiales, pero que le rompan su cabecita, que le pateen, le hagan… Entonces ese es mi

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En este caso, la ruptura con la pareja, la muerte de familiares cercanos y también la pérdida de amigos cercanos, son los más frecuentes.

temor, que hay mucha, mucha, mucha delincuencia, mucha gente mala y acá todavía, bueno, yo y mis hijos están acá, viven tranquilos, no pasan ese temor de que, de que… como allá pos´” (Belén, 53 años, Peruana).

“allá yo tenía mi hogar con mi esposo, mi hijo, era casada. Mi esposo allá tenía, como se llama, un juego de pool, se dedicaba a comprar mesas, a repararlas, a venderlas pero de ahí como tuvimos muchos problemas,

Un aspecto compartido entre algunas entrevistadas de nacionalidad peruana, se relaciona con la experiencia de la trata de personas, a partir de comercio ilegal con fines de explotación sexual. Eliana, de 25 años, proveniente de Trujillo, relata su trayectoria migratoria a partir del engaño que provoca la trata de personas.

hasta que decidí separarme de él. Tenía yo casi 11 años de matrimonio y me vine por eso más que todo, y además, mi mamá estaba acá.” (Carmen, 42 años, Colombiana).

3.2. Factores de atracción

“…tuve un problema, un problema muy grave. Yo me fui a los diecinueve años, entonces yo no sabía para qué me iba yo; ella quería que yo esté empeñando mi útero y otras cosas más… Era como para tener hijos de tantos que entonces ellos querían ganar plata….” (Eliana, 25

La decisión de migrar del país de origen también se asocia a la impresión de los países de llegada, en cuanto a sus atributos económicos laborales y las redes sociales con las que se cuenta. En general, se reconocen a cinco características compartidas por los entrevistados y grupos focales.

años, Peruana).

a) Oferta laboral Por otro lado, se reconoce en los entrevistados provenientes de Bolivia, que la violencia emerge desde el espacio doméstico, en forma de maltrato físico y psicológico, tanto a la mujer (pareja, esposa, conviviente), como a los hijos. Esto es uno de los motivos de alta relevancia para emigrar. Tal como lo menciona el informe de la Organización Panamericana de la Salud (2012), más del 50% de las mujeres en Bolivia han experimentado violencia física a lo largo de su vida, y el 24% dentro de los últimos 12 meses.

En primer lugar, existe un amplio acuerdo sobre la buena oferta laboral del país. Si se considera la estabilidad económica y política de Chile, efectivamente ha aumentado la oferta laboral en el mercado laboral. A pesar de que el crecimiento de Chile ha disminuido en los últimos años, la tasa de desempleo se mantiene baja y la tasa de crecimiento de los salarios nominales es alta (Banco Central de Chile, 2015). Dado que uno de los factores de expulsión es la falta de empleo en el país de origen, Chile se vuelve un foco atractivo para asentarse y de este modo, superar situaciones de pobreza y vulnerabilidad.

“Entonces me conocí con un señor, (…) él maltrataba a mis hijos, no les quería dar pan así, les quitaba, entonces yo llegué, ahí le dije: -ya,

“Acá hay harto trabajo, hay posibilidades, y el que no trabaja es porque

ándate, mis hijos son primero para mí, ándate, ¡qué no! ¡que la muerte

no sé, no quiere trabajar, acá hay trabajo” (Wilson, 29 años, Colombiano).

nos iba a separar!, entonces yo era peor que una empleada para él, porque llegaba de trabajar y tenía que tener hasta los zapatos lustrados. Entonces, cuando mi hermano vino para acá fue como una salida para mí, de salir de esa relación.” (María Luisa, 36 años, Boliviana).

b) Ruptura de vínculos familiares Sobre la segunda dimensión de los factores de expulsión, la ruptura de vínculos familiares, es posible identificar que es un quiebre en las redes familiares lo que incide en salida del país de origen. Al considerar que ya no existe una relación habitual con familiares directos e indirectos, o bien con amigos, es que el individuo ya no es contenido por una red social de apoyo ante cualquier suceso. Ello potencia la exclusión del sistema social, encontrándose en una situación de vulnerabilidad.

Asimismo, este factor se encuentra vinculado a la feminización de la migración en Chile. La mayor presencia de mujeres se debe, entre otros factores, a que los trabajos disponibles a inmigrantes en el país han estado abordados principalmente por mujeres más que por los hombres (OEA, 2015).

b) Ingresos económicos En segundo lugar, los ingresos también son percibidos más valiosos debido al valor del peso chileno. En las conversaciones se comparte que debido a que el pago por el trabajo en Chile es más alto que en los países vecinos, la transformación del dinero en el país de origen se vuelve más rentable. Este tipo de información se reconoce que opera a través de redes de conocidos o familiares, donde se informa que aunque el costo de vida en Chile es más elevado que en los otros países, al tomar en cuenta que gran parte de los migrantes mencionan

Dado que uno de los factores de expulsión es la falta de empleo en el país de origen, Chile se vuelve un foco atractivo para asentarse y de este modo, superar situaciones de pobreza y vulnerabilidad.

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el interés por enviar remesas a sus familiares en su país, se vuelve provechoso. El cambio de la moneda los favorece, generando importantes ingresos para los receptores de las remesas. “si yo trabajo aquí como una asesora de hogar, por decir, gano como 150 allá en Bolivia, 180 a lo más. Acá gano 3.000, 3.500, entonces es un poquito mejor aquí que allá, allá es muy bajo, allá en Bolivia.” (Laurencia,38 años, Boliviana).

c) Cercanía geográfica Por otra parte, un tercer atributo compartido corresponde a la cercanía. Los entrevistados consideran un gran beneficio las cortas distancias que existen entre su país de origen y Chile. Esto no solo por los menores costos que implica trasladarse hacia Chile, sino que también por la proximidad con los familiares en su país de origen. Tal como lo mencionan los entrevistados, por diversos motivos, existe la posibilidad de volver a ver a sus familiares sin mayores dificultades, especialmente en los casos de Perú y Bolivia. “Así, si un familiar esta enfermo, agarro y voy para el otro lado, en

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“…mi hija, ella se vino primero, después se vino mi esposo, y al año y medio me vine yo. La verdad pues, ya la soledad de allá… yo estaba con mis dos hijos, el del medio -que le seguía a ella- y el menor de 14, ahora ya tiene 17 años. Y me vine con ellos, y no he vuelto a Colombia.” (Genis, 48 años, Colombiana).

f) Redes transnacionales Por otro lado, es relevante mencionar la importancia de las redes transnacionales dentro del proceso de llegada a Chile. Casi la totalidad de los casos dan cuenta que gracias a contar con una red de contactos es que están hoy en el país. Es decir, el contacto y relación con un agente ubicado en el país de recepción, determina los modos y formas de la salida, y por ende, el mecanismo de ingreso hacia el país. “Una amiga se vino, entonces me dijo vente que acá está bueno, es el decir de nosotros “está bueno” y se me presentó la oportunidad por un conocido, me recibió, estuve más o menos como ocho días ahí, me consiguió trabajo al tiro, a los ocho días…” (María Carmen, 31 años, Colombiana).

cambio en otro país tengo que reservar pasaje y hasta en eso hay muchos familiares que no se vuelven a ver, yo por eso opte de venir acá más cerca...” (Rogelio, 34 años, Peruano).

d) Accesibilidad Por otro lado, y relacionado al punto anterior, surge la facilidad para ingresar al país conforme a la normativa vigente. Si bien existen dificultades en el proceso de regularización de los migrantes, tal como lo mencionan los entrevistados, el ingreso al país no es tan restrictivo como en otros lugares ya que Chile no exige visa para la mayoría de los países. “En Estados Unidos es muy difícil, nosotros tenemos familiares, siempre hemos querido viajar y la visa es muy complicado, te piden a ti que tengas un cargo laboral donde ganes 4 millones de pesos, cuentas bancarias, es muy complicado entrar allá” (Helenis, 28 años, Colombiana).

e) Reunificación familiar Finalmente, el último componente de los factores de atracción corresponde a la reunificación con las redes familiares. El deseo de reencontrarse con familiares, transforma a Chile como el lugar indicado para migrar. En esta línea, se da cuenta que la migración no es solo es concebida desde una perspectiva económica, sino que los motivos familiares también son relevantes dentro del proceso.

g) Factores de atracción en la ciudad de Antofagasta Considerando que el estudio se realizó específicamente en la ciudad de Antofagasta, también hay una serie de atributos que generan atracción a los migrantes extranjeros. En primer lugar se encuentra los factores relacionados con el trabajo y mayores ingresos. Tal como se menciona en un inicio, Antofagasta es la región con mayor PIB per cápita de Chile y al ser zona minera, genera un mayor nivel de empleo, transformándose en un territorio altamente atrayente. “Me vine acá porque le dicen a uno que Antofagasta es la ciudad que más paga” (Lenyra, 27 años, Colombiana). Asimismo, también son altamente valoradas las características propias de la región. La cercanía con el mar, las cálidas temperaturas y el tamaño de la ciudad son elementos que transforman a Antofagasta en una zona de preferencia. Además, considerando la proveniencia de los participantes del estudio, dichas características los sitúan en un sector similar al de procedencia. “Yo como le decía estaba en Calama, pero Calama no me gusto, hay minería y todo, pero no hay donde salir. Por lo mismo, me trajeron de allá y me ha gustado por el clima y por el mar (…) Además Santiago es muy grande, lejos.” (Guillermo, 32 años, Peruano).

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3.3. Factores de aspiración Los factores de aspiración corresponden a las expectativas de los inmigrantes previas a la llegada al país de recepción. Si bien las aspiraciones no corresponden estrictamente a los motivos por los cuales dejan su país, son elementos esenciales en su proceso migratorio. Dichas expectativas orientan las decisiones y por ende, determinan la salida del país y la elección de dónde migrar. En general, desde las tres nacionalidades se señala de manera transversal la búsqueda de un mejor futuro y mayores oportunidades para ellos y sus hijos. Considerando los factores expulsores mencionados anteriormente, la búsqueda de nuevas oportunidades para mejorar sus condiciones de vida corresponde al principal anhelo de los migrantes. Esperan que en el nuevo lugar de asentamiento tengan mayores posibilidades con respecto a su país de origen, en donde puedan desarrollarse laboralmente para una mayor tranquilidad económica y también, emocional. Del mismo modo, el deseo de que sus hijos tengan una mayor gama de posibilidades, tanto en el país de origen como en Chile, se da en la mayoría de los casos. Generar las posibilidades de estudiar y por ende, acceder a una mejor calidad laboral, es un eje fundamental. “Para una mejor calidad de vida porque mis hijos entraban ya a la universidad, entonces yo quería pues, darles universidad. A veces piensan que nosotros estamos acá porque en Colombia no teníamos comida, nos estábamos muriendo de hambre y no, nosotros nos vinimos buscando una mejor calidad de vida.” (Elisa, 38 años, Colombiana). Cabe destacar que los deseos de un mejor futuro y mayores oportunidades, siempre se encuentran vinculados a la educación y/o al trabajo, tanto en migrantes que esperan volver a su país de origen, como en los que se quieren quedar en Chile. Es decir, los factores de aspiración corresponden a dos: la educación y por sobre todo, el trabajo. En educación hay diferencias según edades. Los adultos piensan en la educación para sus hijos, ya sea en su país de origen o en Chile. Mientras que los jóvenes ven en Chile una oportunidad para educarse, generalmente en educación superior, puesto que existe la idea de que acá es más fácil y barato. “cuando yo me vine la expectativa era estudiar, era terminar de hacer mi carrera (…) me decían que acá daban como más posibilidades de pagar el estudio” (Hellen, 28 años, Colombiana).

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El motivo de las remesas es para proteger a sus familiares de ciclos económicos adversos, el desempleo o simplemente de los bajos salarios del país de origen

El trabajo corresponde a la principal expectativa de los migrantes al momento de venir a Chile. Éstos esperan obtener un empleo digno y con un buen sueldo, y de este modo, alcanzar la tranquilidad económica y la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, es de relevancia destacar que dentro de las expectativas sobre el trabajo, se encuentra en gran medida, el deseo de enviar remesas. Las remesas son un elemento constituyente del proceso migratorio, que en los casos estudiados, dan cuenta de que la mayoría corresponden al “motivo altruista y obligación familiar”. Esto quiere decir que, el motivo de las remesas es para proteger a sus familiares de ciclos económicos adversos, el desempleo o simplemente de los bajos salarios del país de origen. “en mi país tengo a mi mamá, tengo a mis hermanos y tengo mis otros hijos así que yo igual, lo que tomo lo envío para allá. O sea gasto acá, obvio, porque tengo que gastar acá, pero igual siempre estoy cubriendo allá, organizándole la casa a mi mamá, o sea, se trabaja para mantener la gente que uno tiene allá.” (Nelia, 48 años, Colombiana). Del mismo modo, también se presentan remesas del tipo de “Auto-interés”, que consiste en el envío de dinero a miembros familiares en el país de origen para que los invierta en activos locales, tales como una vivienda o negocios, entre otros. “Antes cuando yo trabajaba, enviaba dinero, enviaba dinero porque estábamos haciendo una casita con mi mamá allá en Bolivia” (Luisa, 34 años, Boliviana).

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Síntesis

Tal como se ha señalado en este capítulo, los motivos de dejar el país de origen para las familias que hoy viven en campamentos emergen desde una experiencia de vulnerabilidad social anterior, marcada por las dificultades económicas e inestabilidad laboral. Por lo cual, llegar a Antofagasta no es considerado sólo como el tránsito de un lugar a otro, sino también el resultado de una serie de dificultades que impactan en la vida familiar desde sus inicios. Si bien se reconocen en los relatos varias motivaciones o causas ligadas la situación económica y social de los países de origen, también se identifican como causas relevantes las dificultades en las relaciones familiares, especialmente para las mujeres un contexto de violencia intrafamiliar. Por otra parte, los resultados indican que la migración a Chile también responde a la necesidad de la reunificación familiar. De este modo, concretar la reunificación familiar en Chile tiene como efecto una significación hacia la ciudad como un lugar donde se proyectan expectativas de distinta índole, tales como terminar los estudios básicos de niños y niñas, ingresar a la educación superior y incluso plantear la residencia definitiva de toda la familia. Chile -y específicamente la ciudad de Antofagasta- es elegido como destino principalmente por las redes sociales de migrantes familiares y/o conocidos que se encuentran integrados funcionalmente en la vida cotidiana la ciudad, desde el conocimiento y localización de sus atributos urbanos o las maneras de obtener trabajo y alojamiento. Asimismo, Chile es un país considerado atractivo por su estabilidad económica, su cercanía, que permite a algunas familias vivir en tránsito y flujo con las familias del país de origen. Por último, se evidencia que los procesos de acogida de población migrante en la ciudad de Antofagasta son altamente precarios. Los entrevistados inmigrantes son conscientes de las dificultades para la regularización migratoria, y más aún para acceder a información cuando es una migración de primera generación, donde los lazos sociales son mucho más débiles al momento de llegar. Asimismo, se reconocen altos costos de vida al comienzo de su llegada a la ciudad, misma impresión para el acceso a empleos dignos que permitan satisfacer sus expectativas en Chile.

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introducciรณn

Migraciรณn y trabajo

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Movimientos migratorios en el desarrollo neoliberal de la economía Por Carolina Stefoni1

La relación migración y trabajo constituye un elemento clave para comprender los movimientos migratorios, tanto en sus dimensiones macro como en aquellas microsociales. El desarrollo del capitalismo y las transformaciones que ello ha supuesto para la organización de la fuerza del trabajo ha tenido en la migración un elemento central: los movimientos migratorios han aportado desde un inicio con mano de obra libre y no libre, cuya disponibilidad ha favorecido los procesos de acumulación de capital y la disponibilidad de grandes contingentes de trabajadores dispuestos a insertarse en los nacientes mercados laborales (Castles & Miller, 2007). Algunos de los movimientos más significativos han sido las migraciones internas campo-ciudad, el movimiento de personas provenientes de Africa y que fueron esclavizados durante la colonia, así como los movimientos espontáneos de personas que han buscado a lo largo de la historia, posibilidades de trabajo que les permita vivir, y en muchos casos sobrevivir . Chile ha experimentado con mayor o menor fuerza estos movimientos de personas a lo largo de su historia. No es primera vez que se enfrenta a un crecimiento significativo de extranjeros, sin embargo hoy día se trata de un incremento asociado a ciertas condiciones globales que genera el desarrollo del modelo neoliberal de la economía. Precarización del trabajo, subcontratación, crecimiento del sector servicio, procesos de desterritorialización de las industrias constituyen conceptos que dibujan un escenario global, fuertemente interconectado y que permite por tanto, relacionar la demanda de trabajadores en determinados sectores con la presencia de personas dispuestas a asumir estas condiciones producto de la mayor vulnerabilidad social en la que se encuentran. Dejando atrás las clásicas teorías del push and pull, hoy día observamos que esta condición de vulnerabilidad no es una condición natural de la migración o los migrantes, sino una posición construida a partir de decisiones políticas cotidianas donde los países de acogida, como lo es

Académica Departamento Sociología y del Programa Interdisciplinario de Estudios Migratorios (PRIEM), Universidad Alberto Hurtado.

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en este momento Chile, deciden mantener a una población importante de migrantes en condiciones de irregularidad, bajo el argumento de resguardar una supuesta soberanía nacional. Junto con la producción de la irregularidad existen otra serie de decisiones y acciones adicionales que empujan a la población migrante a una situación de desempoderamiento tal que las opciones para una vida digna se vuelven un sueño cada vez más lejano: la criminalización de la migración, el no reconocimiento de los estudios y calificaciones, las dificultades para garantizar sus derechos, la discriminación y procesos de racialización generan las condiciones necesarias para transformar a quienes migran en sujetos con una mayor vulnerabilidad que los locales, y en consecuencia dispuestos a aceptar las condiciones que se les ofrezca para comenzar a trazar lo que será su proyecto migratorio. Sin embargo, la construcción de estas condiciones de vulnerabilidad marcan no sólo las posibilidades actuales de los migrantes, sino también las trayectorias posteriores de la migración, dificultando los procesos de inserción social y construyendo por tanto, nuevas formas de segregación y exclusión. Está en manos del Estado, de la política pública y de la sociedad en general, transformar estas condiciones de vulnerabilidad de modo que los migrantes sean considerados ciudadanos plenos y en igualdad de derechos que todos los otros habitantes de ese territorio.

migración y trabajo

4. Situación laboral de los inmigrantes La situación laboral es uno de los elementos fundamentales dentro del proceso migratorio. Tal como se ha señalado, Chile se caracteriza por recibir migraciones del tipo laboral, donde el trabajo determina la experiencia migratoria y su inclusión -o exclusión- en la sociedad chilena. La relación entre el fenómeno de la migración extranjera y el trabajo tiene su inicio desde las características propias del mercado laboral, dado específicamente por las condiciones de éste y las formas de acceso al trabajo.

4.1. Acceso al trabajo A pesar de las oportunidades laborales relacionado con los altos niveles de ocupación de migrantes extranjeros en campamentos (80,6% CIS-TECHO), surgen dificultades en la inserción del mercado laboral, principalmente relacionadas con complicaciones en torno a la regularización migratoria para personas en situación irregular. Los requerimientos de documentación, la mala calidad en la atención y la demora en los procesos de obtención de visas, obstaculiza en gran medida, la consecución de un empleo. “Por qué es difícil, en primer lugar, porque si uno no tiene una residencia o no tiene el carnet, no le quieren dar el trabajo y si le dan el trabajo a uno, se aprovechan de uno” (Helenis, 34 años, Colombiana). La regularización migratoria es un ámbito clave en el acceso al empleo. Frente a este proceso administrativo, se percibe una mala calidad en la atención de los organismos públicos. Se declara deficiencias en la entrega de información y un mal trato hacia el público. “Tuve que dormir en cartones para obtener mi residencia, daban cuarenta números o veinte. O si te daba, si llegabas a obtener el número, la cita te la daban para dos meses, para un mes. Incluso cuando estaba con mi guagua y estaba dando de lactar, me dijeron que acá no era lugar para lactar.” (María, 35 años, Peruana). Ante estas dificultades, contar con una red de apoyo en el acceso al trabajo mediantes conocidos o familiares, permite ser una medida facilitadora para el acceso al mercado laboral. Tal como lo menciona Mora (2008), es a través de redes de parientes, amigos y connacionales que se proporcionan contactos y recomendaciones, donde los migrantes encuentran oportunidades laborales.

A pesar de las oportunidades laborales relacionado con los altos niveles de ocupación de migrantes extranjeros en campamentos (80,6% CIS-TECHO), surgen dificultades en la inserción del mercado laboral, principalmente relacionadas con complicaciones en torno a la regularización migratoria para personas en situación irregular.

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“…por medio de mi hermano, de un hermano que él es de grueso en la grúa ya y entonces él le comentó a su jefe que tenía una hermana que quería trabajar en aseo y me pidieron los papeles correspondientes y quedé.” (Josefina, 29 años, Peruana). No obstante, dentro del proceso de acceso al trabajo también se ven dificultades por la presencia de la discriminación racial en la búsqueda y postulación a trabajos. Generalmente para quienes tienen nacionalidad colombiana, el color de piel o la nacionalidad son factores de selección para el empleo, evidenciando que la segregación ocupacional de los inmigrantes está cruzada por estereotipos y prejuicios que algunos grupos enfrentan (Mora, 2009). “Si, porque lo primero que te hacen, es preguntar, ¿eres colombiano?

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Para quienes presentan una situación migratoria irregular, existen aún más dificultades en el acceso empleos formales, por lo que existe una mayor probabilidad de ingresar a trabajos informales o esporádicos que no cuentan con óptimas condiciones laborales, como actividades relacionadas a la venta ambulante, servicio doméstico sin presencia de contrato, entre otros empleos. En ese sentido, para los migrantes extranjeros que viven en campamentos, el ingreso a la informalidad en la tenencia del trabajo, reafirma el contexto de acogida de la sociedad chilena, orientado a un proceso de precarización laboral entre los migrantes (OIM, 2011:47). Por el contrario, los empleos formales realizados por migrantes extranjeros se vinculan principalmente al rubro de servicios. Para quienes presentan una situación regular, existe una mayor facilidad para acceder a un empleo formal, con presencia de contrato y goce de seguros sociales establecidos.

Porque ni siquiera te preguntan ahora, ¿tienes tus papeles al día? ¡No! … ¿Eres colombiano?” (Jafet, 42 años, Colombiano).

“Entonces donde me quede estable fue en la constructora porque aparte que me gustó el trabajo, me sentía bien y se me dio por primera

“…es que la primera vez le pregunté qué dónde tenía que ir a buscar trabajo y me dijo vaya a los bares... a mí se me salieron unas lágrimas y yo dije, si así es como uno trabaja... o sea, yendo a pedir trabajo, imagínese uno entrando a una casa, cómo va a ser la humillación” (Nellys, 38 años, Colombiana).

vez, asistir a cursos del Instituto de Capacitación” (Juan, 38 años, Peruano).

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4.2. Características del entorno laboral A pesar de las diferencias existentes para los migrantes en situación regular o irregular en el acceso al mercado laboral, existen tres dimensiones transversales que ocurren en el espacio de trabajo para los migrantes extranjeros, tales como el abuso laboral, la discriminación y las oportunidades de aprendizaje que genera el trabajo.

a) Abuso laboral El abuso laboral para el presente estudio se presenta desde cinco prácticas recurrentes en el espacio del trabajo hacia migrantes extranjeros. En primer lugar, ante las dificultades del acceso al trabajo, la situación migratoria irregular es utilizada para el otorgamiento de empleos con sueldos bajos, dada las condiciones de su estadía en Chile, que no le permitirían tener un empleo formal según su situación. “Por qué es difícil, en primer lugar, porque si uno no tiene una residencia o no tiene el carnet, no le quieren dar el trabajo y si le dan el trabajo a uno, se aprovechan de uno, por qué, porque si al chileno le pagan por decir, un millón de pesos, al extranjero le vendrían pagando la mitad, quinientos mil pesos.” (E6, CJ, Campamento Sofía). Además de estos aspectos compartidos, las conversaciones develan prácticas de abuso laboral relativas al no pago de horas extras, a pesar de contar con las capacidades y funciones relativas a las competencias laborales requeridas. Ricardo, de nacionalidad peruana y trabajador de la construcción, afirma que el trabajo es un espacio donde se puede desplegar un mayor aprendizaje de las capacidades y oficios adquiridos, pero que en términos formales, no son reconocidas las horas extras trabajadas y la asimetría de ingresos recibidos como maestro. “… y yo por interés mío, por aprender un poquito más yo la iba y la hacía, o sea ya hemos aprendido a hacer cosas, ya es trabajo de maestro y él no me lo pagaba como maestro, trabajaba horas extras no me las

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Ante las dificultades del acceso al trabajo, la situación migratoria irregular es utilizada para el otorgamiento de empleos con sueldos bajos, dada las condiciones de su estadía en Chile

“Ahora poquito yo le escuché a la jefa hablando con otra niña que a ella le estaban pagando la colación, el transporte y a nosotros no nos pagan ni el transporte ni colación, entonces ahí está la diferencia. Si ella hace la misma pega que hago yo, la misma pega, ¿por qué a ella le pagan transporte y colación y a mí no?” (Genny, 29 años, Colombiana). Otra característica que se alude al espacio del trabajo, refiere al abuso y hostigamiento laboral de sumar arbitrariamente funciones que no corresponden a sus puestos de trabajo. Estas dinámicas laborales de complementan con las característica de los migrantes extranjeros acceso al mercado trabajo, donde si bien el sistema no excluye a los trabajadores inmigrantes del circuito económico, sólo intenta controlarlos en una posición subordinada de dependencia y marginación (García, 2006:235). “En ocasiones había veces que uno sentía como que, nos decían que habíamos dos morenitos, dos negritos, y siempre veíamos las represalias eran más contra nosotros dos. Yo era maestra de cocina y se supone que a mí me contratan para ser maestra, y me exigían lavar platos, hacer el aseo o ponerme a servir en las mesas, aunque hubieran garzones.” (Jennis, 43 años, Colombiana).

b) Discriminación Asimismo, existe la presencia de relatos de discriminación laboral, que están directamente vinculadas al racismo, definido como la creencia en la existencia de diferencias biológicas hereditarias entre los grupos humanos, las cuales derivan en valoración de diferencias morales y de capacidades (Rojas, 2015). El racismo que se expresa en el espacio laboral a través de los discursos se presenta desde cuatro variantes (insultos, trato diferencial en la prestación de servicios, compañeros de trabajo). En el análisis de las entrevista, una primera situación se origina en la práctica de discriminación racial a través de insultos en el espacio del trabajo habitual, referidos principalmente a la nacionalidad y rasgos raciales de los migrantes extranjeros.

pagaba.” (Ricardo, 36 años, Peruano). “…yo he trabajado en varias empresas, lo que pasa es de pronto no Del mismo modo, existe un amplio acuerdo de tener como experiencia los abusos laborales relativos a las condiciones del trabajo, en cuanto a la obtención de beneficios diferenciados de alimentación o transporte, que para migrantes extranjeros no es incluido en las políticas internas de sus espacios de trabajo.

falta el ignorante; oye, peruano culiao’, esto y lo otro, pero uno, como yo digo, yo estoy vacunado, yo escucho nomas y no digo nada, oídos sordos” (Guillermo, 34 años, Peruano).

El racismo que se expresa en el espacio laboral a través de los discursos se presenta desde cuatro variantes (insultos, trato diferencial en la prestación de servicios, compañeros de trabajo).

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Una segunda situación de discriminación, que para las teorías raciales corresponde a una discriminación que reduce el imaginario del migrante a grupos de exclusión de la sociedad (Taguieff, 1988), ocurre entre los mismos compañeros de trabajo. Ante las labores y funciones que realizan, en las cuales los migrantes extranjeros deciden optar a mejores opciones de trabajo para proveer de mayores ingresos para el envío de remesas, los compañeros de trabajo refuerzan los prejuicios y estereotipos hacia los migrantes como grupo de discriminación laboral y racial. “como cuando la gente se pone a tirarle sátiras a uno, a decirles negro así, a decirles esta mona... ¿me entiende? nosotros siempre pues sacamos la pega más rápido que ellos entonces eso también los llena como de... como de rabia no sé y llegamos a tener ese inconveniente.” (Noelia, 39 años, Colombiana). En tercer lugar, y la característica de discriminación más compartida en las conversaciones, son las relaciones de discriminación racial en la atención al público de los migrantes que prestan servicios, a partir de tratos diferenciados para trabajadores de distintas nacionales, ya sea en trabajos formales como informales. Este tipo de discriminación es una práctica que se refuerza a nivel nacional en el imaginario racista del migrante, donde un 45% de los chilenos está de acuerdo con que los migrantes “no son buenos para Chile porque traen la violencia y el tráfico de drogas” (Imaginacción, 2015). “Y hay personas que ni saben quién le hizo el servicio [peluquería canina] con el perro. Y cuando ven que es una colombiana, cuando lo van a retirar, o van a ingresar al perro otra vez, dicen, ay, quiero que lo haga cualquier persona, menos la colombiana.” (Helena, 34 años, Colombiana). La discriminación racial de este tipo resulta ser una de las más reiteradas en los espacios de trabajo y reconocida en los migrantes extranjeros. El trabajo se sitúa como el escenario donde se perciben con más frecuencia los tratos diferenciados entre nacionalidades y el racismo por el origen nacional o color de piel entre los empleados migrantes y el público que atienden, siendo objeto de “un racismo plural observable a nivel estructural, como en las subjetividades de la vida cotidiana en el trabajo, las escuelas, las instituciones y los barrios” (Tijoux, 2015)

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La discriminación racial de este tipo resulta ser una de las más reiteradas en los espacios de trabajo y reconocida en los migrantes extranjeros.

c) Oportunidades de aprendizaje Además de las prácticas de discriminación compartidas, las conversaciones develan algunos aspectos positivos, dado que existe entre los migrantes la valoración del espacio laboral como una oportunidad para el aprendizaje. Esto se proyecta a la posibilidad de adquirir y potenciar las capacidades de las funciones que se realizan en el trabajo, extendiendo en muchos casos sus horarios de trabajos. Son capacidades valoradas, ya que permiten especializarse y tener mayores ingresos. “Sí, y te daban opciones de que aprendas muchas cosas por ejemplo te dabas una escapadita y manejabas la máquina y digamos aprendías, hacías una cosa y como yo trabajaba de jornal yo trataba de aprender un poquito más” (Ricardo, 38 años Peruano). En general, fue posible ver que los entrevistados, al llegar al nuevo país, viven un proceso determinado por el mercado laboral y su regularización, que aumenta o disminuye sus niveles de vulnerabilidad. Los inmigrantes al llegar, generalmente ingresan a un trabajo de carácter precario. En la mayoría de los casos, es lo primero que encuentran y corresponde a un empleo informal, pero que le permite subsanar los gastos invertidos en el viaje y además, generar ingresos para subsistir. Mientras se encuentra en dicho trabajo, comienzan los trámites de regularización migratoria, dando cuenta de las dificultades que implica, ya que lo consideran un proceso altamente complejo y costoso.Por tanto, al dar cuenta que no pueden conseguir un trabajo estable –que se ha mencionado que es lo que quieren alcanzar- por no estar en situación regular, aumenta aún más su vulnerabilidad.

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Síntesis

Ser inmigrante en la ciudad y vivir en campamentos provoca un fuerte estigma a la hora de buscar un empleo en la ciudad de Antofagasta. Este doble estigma no sólo es percibido en las dificultades para obtener una regularización en la obtención de contratos de trabajo, sino también por la discriminación en el acceso a puestos de trabajos. El color de piel, la nacionalidad y el territorio marcan al migrante, que resulta regularmente desplazado hacia empleos informales (sin contrato, sin cotización y con bajos salarios). En este contexto, las redes que cuentan trabajadores y trabajadoras son vitales para mejorar las condiciones de trabajo. Del análisis de las entrevistas, se reconocen dificultades que restringen la regularización migratoria. Las horas de espera, el maltrato de los funcionarios, los largos procesos burocráticos, que perjudican de manera directa una acogida e inserción al mercado laboral para los migrantes extranjeros. Si en el acceso existen dificultades, también aparece la discriminación en los mismos espacios de trabajo. Ya sea en empleos formales o informales, se identifican tratos diferenciados entre nacionales y extranjeros, lo que se traduce en salarios bajos en comparación al nacional, maltrato y discriminación en el lugar de trabajo. A pesar de todas las dificultades mencionadas, un conjunto importante de personas tiene la misma impresión sobre el trabajo, en cuanto es considerado como un motor que permite desarrollar oportunidades de aprendizajes en oficios y mejorar a futuro la calidad de vida. Es en el trabajo donde se proyecta el esfuerzo, los objetivos de la migración y los sueños para un mejor vivir, lo que entrega al migrante el desarrollo de capacidades para sortear las experiencias de discriminación y abuso laboral, a pesar de ser prácticas que se manifiestan regulares en el espacio del trabajo.

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¿Procesos de nueva marginalidad urbana en campamentos? Por ernesto lópez morales1

Marginalidad y campamentos han ido de la mano en Chile a lo largo de su historia urbana. Si bien a mediados del siglo pasado se veía al marginal como un bruto subalimentado e inculto, que debía ser incorporado a la esfera productiva y control del Estado en la lógica de la modernización, esta tesis no tiene aplicabilidad para un Chile actual con tasas de analfabetismo y desnutrición infantil cercanas al 2%. Tampoco convence hoy el determinismo marxista de la década de 1960, que veía a los pobladores como sujetos con conciencia de clase capaces de ejercer transformaciones radicales en el sistema político y transformar la distribución espacial de la sociedad a través de la toma organizada de terrenos, ya que tal tesis no logró ver que la masificación de los campamentos se debió en gran medida a un diseño “institucional” estructural de los partidos de izquierda revolucionarios (notablemente el MIR) e incluso la Democracia Cristiana. Si en 1973 sólo en Santiago aún vivían 450.000 personas en situación irregular de vivienda (pese a la demostrada efectividad de la Unidad Popular en cubrir el creciente déficit), el número tendió a casi cero durante la dictadura cívico-militar encabezada por Pinochet, pero esto fue a costa de una feroz represión a los campamentos a la par de un aumento dramático de hogares en situación de allegamiento, y un déficit cuantitativo de vivienda, que a 1990 había llegado al millón de hogares. A partir de 1975, bajo la lógica neoliberal de extrema individualización, focalización social y Estado subsidiario, los “marginales”, anteriormente organizados, pasaron a ser agentes individuales receptores de subsidios. Se debatieron entre el preservar una capacidad de auto-organización y desarrollo de vínculos fuertes sólo al interior de sus comunidades, y la pérdida de cohesión social en los nuevos entornos residenciales, a menudo deslocalizados, carenciados y vulnerables, en la medida de que fueron promovidos por la dictadura y los gobiernos de la Concertación mediante la vía de subsidios individuales para la adquisición de viviendas en el mercado privado (es decir, en el suelo más barato y peor localizado). El estándar residencial deficiente logrado quedó en espera

Ernesto es Profesor Asociado del Departamento de Urbanismo, Universidad de Chile e Investigador Asociado del Centro de Estudio del Conflicto y la Cohesión Social (COES, Fondap Conicyt: www.coes. cl). PhD en Planificación Urbana, Development Planning Unit, University College London (2009). Arquitecto (1998) y Magister en Urbanismo, Universidad de Chile (2004). Su tesis doctoral fue galardonada como la mejor Tesis Doctoral Iberoamericana en Vivienda y Urbanismo 2012, en México.

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de la consolidación de entornos suplidos de servicios y bienes públicos básicos, promesa a la fecha aún incumplida para muchos hogares. En la década de 2000, ante el nuevo incremento del número de hogares en campamentos, algunos académicos observaron una decisión individual racional de los hogares, una suerte de “chantaje” al Estado subsidiario democrático con el fin de acelerar la obtención de subsidios a la vivienda en propiedad y mejorar en el intertanto su geografía de oportunidades. La variable de inmigración internacional aún no hacía su estreno. Hoy la situación es bastante distinta. El número de hogares en situación de campamento aumenta nuevamente en el país: en 2011 eran casi 27.400 hogares, pero en 2016 eran ya casi 40.500. El Censo nacional 2017 y la Encuesta Techo 2017 darán resultados más precisos. Si bien la componente de inmigrantes internacionales en los campamentos se sabe que es alta, no hay cifras oficiales al respecto, aunque en algunos campamentos en la periferia de Santiago su presencia se contabiliza superior a un 70%. En dos periodos inter-censales Chile ha multiplicado por 10 la presencia de hogares inmigrantes, con una tasa de feminización creciente (actualmente en 55% del total), población de migración reciente, juvenil y sin hijos. A nivel de campamentos, la ONG Techo indica que un 76% de hogares que vive en campamentos no tienen agua potable, un 91% no tiene alcantarillado, y un 48% no tiene acceso a la electricidad. La tasa de educación escolar incompleta supera el 65%, y la de analfabetismo es de un 12,5%, muy por encima de la media nacional. ¿Una vuelta al pasado con rostros nuevos? Probablemente sí. Son frecuentes también en los campamentos los hogares con ingreso infra-remunerado y empleo informal o extremadamente flexibilizado. Los vínculos institucionales son débiles, en la medida que las empresas públicas y privadas proveedoras de servicios no acceden a estas localizaciones. La estigmatización y violencia etnorracial existente, especialmente en la zona norte del país que ha atraído mayor número de inmigrantes pobres, lleva aparejado el estigma adicional de la localización “informal”. Los campamentos hoy aparecen con fuerza para gran parte de la sociedad como una solución concreta a un mercado “formal” privado de arriendo de vivienda extremadamente encarecido, para muchos inaccesible económicamente, y con altas tasas de maltrato y hacinamiento especialmente para los hogares inmigrantes. Los adjetivos no sobran para denunciar los “guetos verticales” y la proliferación de conventillos con altos precios de arriendo por pieza en las ciudades del país. Ambas situaciones provienen de las enormes fallas de regulación estatal sobre los mercados privados de vivienda. Los inmigrantes internacionales viven en un limbo institucional, bajo una categoría de ciudadanía precarizada, en último lugar de la lista de espera para la consagración de su derecho a la vivienda. Incluso, el seguir utilizando la categoría de “asentamientos informales” devela el tabú inaceptable que le significa al Estado chileno la localización periférica bajo modalidad de autoconstrucción, soluciones habitacionales culturalmente normalizadas en otras latitudes, especialmente

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en los países de origen de los migrantes en Chile. Creo que en este contexto resulta posible argumentar la tesis de una “nueva marginalidad”. El sociólogo francés Loïc Wacquant planteó este concepto bajo cuatro condiciones, que bien podrían aplicarse a la realidad chilena actual, a saber: a) desigualdad social polarizada y exclusión en un contexto de avance y prosperidad económica general en el marco de la globalización (el PIB per cápita chileno es el más alto en la región, pero su índice GINI también es de los más altos); b) condiciones laborales degradadas o abiertamente desreguladas para los estratos medios y bajos de la sociedad, con alta flexibilización del empleo; c) un alcance limitado del Estado (subsidiario) en lo que refiere a provisión de derecho a la vivienda para los habitantes, junto a la desaparición o inexistencia de instituciones y empresas prestadoras de servicios esenciales en los barrios y, d) la concentración territorial y estigmatización de las minorías etnorraciales y los inmigrantes. Lo último aún está por discutirse, pese a las importantes investigaciones que se realizan en el país sobre la creciente relación entre racismo, violencia y relegamiento espacial. Aun así los vínculos sociales son más fuertes al interior del campamento, especialmente cuando el espacio social se caracteriza y organiza por nacionalidad de origen, aunque no podemos saber aún si estas formas de organización emergentes darán pie a alguna movilización colectiva eficiente para incidir en una mejor distribución de recursos. Pero los inmigrantes que ocupan el lugar de la marginalidad en la sociedad actual, especialmente aquellos que viven en espacios tan invisibilizados y estigmatizados como los campamentos, no son sólo sujetos merecedores de ayuda y/o derechos que tensionan las definiciones más actuales relativas a la multidimensionalidad de la pobreza y la exclusión urbanas. También tienen mucho que enseñar a los habitantes nacionales de este país acerca de sociabilidad y solidaridad. En efecto, a nivel país y para parte importante de la sociedad, marginalización y estigmatización también surgen fuertemente en función de la comuna o barrio donde se vive, el salario que se gana, y el colegio donde se estudia. La abismal brecha social que aún experimentamos en Chile, la falta de acceso a los recursos, empleos de calidad e ingresos suficientes para más de la mitad de compatriotas, y los precarizados sistemas de apoyo estatal que nos caracterizan como país, nos muestran que el afloramiento de los campamentos es sólo la punta de un iceberg que abarca a todo un sistema de distribución desigual de recursos, en uno de los países de mayor polarización social a nivel regional, un país cuyos segmentos más bajos bien podrían entrar en la categoría de “marginalizados” del desarrollo, del reconocimiento y bienestar social, de la educación y de la bonanza económica.

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5. Causas por las que los migrantes extranjeros habitan en campamentos Explorar el fenómeno de los campamentos implica no sólo dar cuenta de sus características sociales y sus efectos en la calidad de vida de miles de personas, sino también conocer las causas previas de su formación. Vivir en un asentamiento informal trae consigo nuevas prácticas y formas de habitar el territorio, pero también es resultado de un desplazamiento urbano que se relaciona a cómo se estructuran las ciudades latinoamericanas en la sociedad contemporánea (Janoscka, 2016). Realizando una revisión de la literatura asociada al tema, a partir de un estudio exploratorio en el Gran Santiago, se intentan explicar estas causas por dos motivos: que vivir en campamento aumentaría la probabilidad de obtener una vivienda social en menor período de tiempo y la opción que existe por ejercer preferencias de localización (Prieto y Sabatini, 2001). No obstante, un análisis realizado mediante solicitudes de transparencia sobre la aplicación del Fondo Solidario de Elección de Vivienda (D.S 49) rechazaría tal hipótesis para la actualidad, ya que la cobertura de subsidios pagados para las familias en campamentos es mucho más baja respecto a sectores vulnerables que no viven en campamentos. En general, las familias en campamentos demoran más en obtener una solución habitacional, dado que la política pública no ejecuta los subsidios ya asignados. Por tanto, la causa de vivir en campamento como una estrategia para acceder a una solución habitacional más rápido empíricamente no se ajusta a la realidad actual. Por lo demás, las preferencias en localización también son parte de cómo los sujetos construyen su habitar. Vivir en zonas rurales también es una preferencia a la localización en relación a los atributos que existen, lo mismo para quienes arriendan en zonas centrales o viven en un campamento. La pregunta de fondo que plantea este estudio, más allá de quién ejerce o no la localización, estaría relacionada con una causa de mayor connotación estructural: la localización de viviendas sociales en la periferia de nuestras ciudades. Es ése un factor diferencial, que abre la discusión a cómo se ejecuta, y bajo qué premisas, el desarrollo de las ciudades. Para el caso de la ciudad de Antofagasta, los resultados de la CASEN 2015 reflejan que los ingresos del primer quintil de la población promedian 209 mil pesos, mientras que el costo del arriendo en el mismo quintil es de 196 mil pesos y el acceso a un dividendo bordea los 260 mil pesos (Vergara, 2017). Cuando acceder a la vivienda a través del mercado resulta una limitante lógica en para las personas con más bajos ingresos, sumado a que a política pública no tiene una efectividad en la asignación de subsidios, surgen formas de acceso precarios a la vivienda en la ciudad, ya sea a través de un subarriendo de casas compartidas o el desplazamiento a campamentos en zonas no edificables, como profundizan las narraciones de los entrevistados.

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Desde los antecedentes expuestos, habitar en asentamientos precarios corresponde a un desplazamiento urbano en el que un individuo o familias, que se encuentran en un estado de vulnerabilidad, es afectada por un quiebre social, laboral o económico. Este accidente produce transformaciones en los individuos o familias, siendo una de sus repercusiones, la necesidad de habitar en campamentos. Dicho proceso, para el caso del presente estudio, puede ser sistematizado en factores detonantes (quiebres en el estado vulnerabilidad), factores de desplazamiento (características del habitar en campamentos) y mecanismos de ingreso (redes con las que se cuenta)

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más que sólo un medio para ganarse la vida, sino también desde una serie de reconocimientos sociales en la sociedad, en donde emerge un fundamento entendido como la utilidad social y la integración, orientados a las expectativas de la migración laboral (Castel, 1996). “El trabajo me urgía porque recién me había venido aquí. Usted sabe que cuando uno se alquila, se arrienda una pieza y tiene su cama, una mesita, una cocina que la comparte, y cuando ya me echaron (del trabajo), yo me salí de esa casa, y aquí llegue al suelo porque no tenía

En base a esto, el proceso que lleva a los migrantes a habitar en campamentos es similar al proceso que vive cualquier persona en asentamientos precarios en Chile. No obstante, las características de su desplazamiento y la situación de vulnerabilidad difieren.

5.1. FACTORES DETONANTES Como factores detonantes emergen aquellas características que generan el quiebre en el estado de vulnerabilidad y suscitan el habitar en campamentos. Con respecto a los factores que llevan a que los migrantes extranjeros habitan en campamentos, se atribuye a tres ámbitos principalmente. Según los testimonios recogidos, se encuentran los altos costos de vida, luego la pérdida del trabajo, y el más relevante de todos, los abusos en la experiencia del arriendo.

a) Altos costos de vida En relación a los altos costos de vida, es posible evidenciar que los precios de la región en relación a los ingresos percibidos, se transforma en un claro obstáculo para los migrantes entrevistados. La ciudad de Antofagasta, después de Santiago, es la capital regional con los costos de vida más altos del país (INE, 2016). Al analizar la situación laboral de los participantes y los bajos ingresos percibidos, el sobrellevar la vida en una ciudad con altos costos se transforma en una situación problemática. Carmen, colombiana de 42 años, refiere a esta problemática y cómo esta situación trae consigo efectos en la habitabilidad, optando por agruparse en hogares para compartir presupuesto y alojamiento. “por esos años no vivió sola porque no le alcanzaba la plata para ella desenvolverse sola, sino que tenía que vivir con más personas para que a todos les alcanzara la plata. Durmiendo en el piso, cocinando en unos fogones pero igual sobrevivieron…” (Carmen, 42 años, Colombiana).

b) Pérdida del trabajo El segundo elemento que caracteriza este tipo de desplazamiento urbano corresponde a la pérdida del trabajo. Al igual que los habitantes nacionales de campamentos en Chile, la salida del mercado laboral se transforma en una crisis dentro de su situación de vulnerabilidad. El trabajo en sí mismo, es percibido

nada, y eso me urgía trabajar para uno tener su cama, su tele, así…” (Genaro, 32 años, Peruano).

c) Mala experiencia como arrendatario Además de los dos factores expuestos, la experiencia de abuso y hostigamiento en el contexto de subarriendo resulta uno de los principales y más frecuentes motivos por los cuales familias extranjeras llegan a vivir en campamento. Es significada para los entrevistados como una experiencia negativa, en la que se sufren de humillaciones, injusticias y discriminaciones, impulsando el desplazamiento a un asentamiento precario. En cierta medida, esta causa también es mencionada por los habitantes de campamentos nacionales (14,5% según la Encuesta Nacional de Campamentos 2015), pero que refiere más bien por los altos costos de arrendar. Dentro de los relatos analizados sobre la experiencia del arriendo, fue posible identificar cinco características particulares, que se suman al contexto de vulnerabilidad social de la ciudad para el acceso a la vivienda, presentado al comienzo del capítulo (altos costos de vida, alto costo de arriendo en comparación a ingresos mensuales e inestabilidad laboral). En primer lugar, se señala la dificultad que implica pagar el arriendo. Tal como se mencionó anteriormente, Antofagasta es la región con el mayor costo de vida en el país, impactando también en los precios del arriendo. En este sentido, y tomando en cuenta los ingresos percibidos por los migrantes participantes del estudio, resulta una imposibilidad pagar el arriendo de una vivienda. Esto tiene como resultado el acceso a formas habitacionales precarias, mediante el subarriendo de piezas con materialidades precarias o compartidas, donde se paga por persona hasta 200 mil pesos en algunos casos. Antofagasta se ha caracterizado en los últimos años por alojar a un alto número de migrantes debido al auge minero, generando un elevado nivel de déficit habitacional que asciende a más de 21 mil viviendas (CCHC, 2014). Este alto nivel de déficit habitacional se explica por los altos costos de los terrenos y la falta de factibilidad de los mismos (por la contaminación de la zona), la sobre estimación de los terrenos, y la falta de mano de obra en la construcción por ser zona minera (CCHC, 2014). En dicho contexto, la demanda por alojamiento aumenta, y por ende, los precios se elevan.

La experiencia de abuso y hostigamiento en el contexto de subarriendo resulta uno de los principales y más frecuentes motivos por los cuales familias extranjeras llegan a vivir en campamento.

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Luis Armando, de nacionalidad peruana, manifiesta que el acceso a una vivienda en esas condiciones aumenta la precariedad del espacio habitado, y que a pesar de realizar mejoras en la construcción, el arrendador subió los precios del arriendo de manera arbitraria. Estas son prácticas compartidas por los entrevistados, y que lleva al desplazamiento hacia campamentos. “…Tenía cerros de basura, platos, ollas, todo, sábanas, todo eso estaba cochino, cochino, cochino. Y cogimos nosotros, y limpiamos la casa. Como yo sé de construcción y todo eso, la pude cuidar bien bonita, organicé la pieza, la remodelé y cuando el caballero la vio así, pues, dijo que le iba a subir el arriendo. La arrendaba como en 200 y pues, cuando vio que yo la arreglé, porque las paredes se las pinté (…) cuando el hombre la vio así, dijo que no pues, que valía 300 el arriendo.” (Luis Armando, 30 años, Peruano). Por otro lado, se comparten la existencia de actitudes abusivas realizadas dentro del acuerdo de arriendo. De los discursos recogidos, fue posible identificar tres principales. En primer lugar, aparecen las limitaciones en el uso de servicios básicos, tales como el baño o la ducha. Nellen, colombiana, refleja cómo las humillaciones aparecen también con la limitación de servicios, como la utilización de la ducha. “…pero muchas humillaciones acá para vivir en pieza, eso era mucho problema, que uno no se podía bañar dos veces en el día, no, eso era horrible, vivir aquí en pieza.” (Nellen, 33 años, Colombiana) Complementando las prácticas abusivas anteriores, también es compartido entre los entrevistados el mecanismo del arriendo compartido y el cobro extra de integrantes por pieza. Considerando que el arriendo es por habitaciones, los entrevistados dan cuenta que se realizaban cobros extras por personas que habitan en la misma pieza, o también, cuando eran visitados. Estos cobros ascienden normalmente hasta 150 mil pesos, según los relatos de las trayectorias habitacionales de los migrantes en campamentos.. “…arriendan compartido, los arriendos aquí se volvieron a los famosos compartidos, por decir algo, vivo yo, viene una amiga, yo arriendo la misma pieza con mi amiga, y nos toca dormir hasta en la misma cama, (…) Eso lo han creado las misma personas, de la demanda de tantos extranjeros aquí, entonces, claro, ellos ven la oportunidad de hacer su plata también, porque, con tanto extranjero, cobremos por cada persona que llegue a la pieza…” (Carmen, 28 años, Colombiana).

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También se señalan restricciones impuestas a familias con hijos menores de edad. Se menciona que los arrendadores exigían que los niños no hicieran ruidos ni se paseen por los pasillos de las viviendas, e incluso, de cierta hora en adelante, debían estar quietos sobre la cama. Asimismo, también se indica que en ciertos lugares, no se les permite el arriendo a familias con menores de edad. “mi hijo después de las seis de la tarde no podía caminar porque le fastidiaba a los que vivían en el primer piso y al arrendatario, porque la casa era de madera. Entonces se sentían las caminadas y mi hijo a las seis de la tarde tenía que subirse a la cama y uno pasarle las cosas.”

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“teníamos una sola pieza y teníamos (…) tres camas, y ahí dormíamos, por decir, en una cama dormíamos puros hombres, nosotros somos tres hombres. Y después dormían dos mujeres y así, pero toda la familia amontonada.” (Rosa, 28 años, Boliviana) Finalmente, emerge también la discriminación dentro de la experiencia del arriendo. Las características de subarriendo ilegal entregan una mayor libertad para restringir a personas según criterio del arrendador. Si bien esta variante es común para las tres nacionalidades, en los colombianos se vuelve más acentuado, dificultando aún más la posibilidad de arrendar una vivienda.

(Gennis, 32 años, Colombiana). “…me decían no, porque ustedes son muy carreteros, muy bullicioCon respecto al cuarto punto que compone a la mala experiencia como arrendatario, surgen las malas condiciones de la habitabilidad. Se reconoce que las viviendas y piezas arrendadas estaban construidas en base a una materialidad precaria y asimismo, tenían espacio reducidos para el tamaño de la familia. Si bien en asentamientos precarios la materialidad tampoco es la óptima, se considera injusto pagar precios tan elevados por viviendas que no satisfacen sus necesidades.

sos, muy problemáticos, y yo le dije, perdón, podemos ser bulliciosos, pero no todos somos iguales, le dije: porque si usted se ve los dedos de las manos, le dije, usted no los tiene iguales, entonces no todos somos iguales.” (Hennis, 38 años, Colombiana).

5.2. FACTORES de atracción El mercado de la vivienda en la ciudad y las experiencias de discriminación y/o abuso en el acceso a modalidades de subarriendo o tenencia de la vivienda, reflejan causas de desplazamiento a campamentos. No obstante, llegar a un campamento significa una nueva forma de habitar el espacio, que tiene una expresión no sólo material, sino también simbólica y social en el territorio. En ese sentido, si bien existen causas de desplazamiento urbanas concretas, no es un flujo mecánico ni determinista, pero tampoco una decisión voluntarista y libre de las personas. Dentro de los relatos analizados, existen distintos significados al vivir en campamentos, en cuanto a los cambios potenciales que trae en comparación al régimen del subarriendo de piezas o viviendas, como también en nuevas prácticas de precariedad en las formas de habitar la ciudad.

a) Ahorro de dinero Un conjunto importante de los entrevistados tiene la misma impresión de que el campamento es un mecanismo para disminuir los excesivos costos de vida. Como se señalaba anteriormente, debido a los costos de vida de la región y los ingresos que generan los migrantes extranjeros en dicha situación, se les vuelve casi imposible el ahorro, envío de remesas o costear sus necesidades. Los factores de aspiración, mencionados en las motivaciones de dejar su país de origen, corresponden de manera transversal al anhelo de un mejor futuro, relacionado con la tranquilidad económica, prosperidad laboral y el envío de remesas.

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“el hecho de que viva en el campamento es porque quiero tener algo mañana, pasado adelante por mis propios medios, o sea, poder ahorrar.” (Ever, 33 años, Colombiana)

b) Económico En cuanto a los beneficios, la característica más mencionada refiere a la facilidad de enviar remesas, ahorrar y no pagar arriendo o servicios básicos al vivir en campamentos, en contraposición a la situación de arriendo en la cual habitaban anteriormente. “Sí, para eso, ya nos dan de al menos también a mí al menos me da facilidad seguir mandando su ayuda para mis hijos allá, pero menos mal que acá no pagamos casa, no pagamos nada porque si no ¿cómo yo estuviera?” (E16, EL, Campamento Sofía).

c) Vivir cerca de los familiares Por otro lado, el campamento se convierte en un espacio que permite la reunificación familiar de familiares que desean migrar a Chile. Es notorio el caso de varios entrevistados que llegan a vivir a la ciudad directamente habitando en campamentos. Al igual que el motivo de venir a Chile por las redes familiares o sociales, el ir a un campamento también implica reagrupar a los miembros familiares y poder tener una mayor proximidad física y emocional. Los entrevistados dan cuenta que una importante razón por la que se ubican en el asentamiento, es porque sus familiares ya se encuentran allí. “porque estaba la gente aquí, porque mi familia estaba aquí, mi suegra, mis suegros estaban aquí, por eso solamente.” (James, 34 años, Colombiano).

d) Habitar en un entorno tranquilo En varias de las trayectorias habitacionales hacia el campamento, en la experiencia de arriendo se vivieron situaciones de abuso y discriminación en las que los individuos o familias migrantes se sienten humillados y ultrajados. Es por esto que el asentamiento precario es significado como un espacio en el cual pueden liberarse de tal situación, vivir sin hostigamiento, y con la posibilidad de expresar costumbres y estilos de vida sin imposiciones.

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El sentimiento de tranquilidad es un aspecto transversal que los migrantes extranjeros perciben al momento de vivir en campamentos. En primer lugar, la tranquilidad está asociada a una seguridad por el conocimiento de los vecinos, y el entorno comunitario en el que viven. Si bien se menciona el temor a la delincuencia y drogadicción desde partes externas al campamento, sienten la seguridad dentro del campamento, en donde conocen a los vecinos y los hijos pueden circular libremente.

e) Cultural Otro beneficio percibido de vivir en campamentos es la conformación de vínculos comunitarios, donde se percibe un mayor sentimiento de libertad en su vida cotidiana para expresar las costumbres de sus países de origen y cultura, identificado por la ausencia de restricciones, ya sea al escuchar música, prácticas de apropiación del espacio común, entre otros elementos culturales propios. “Vivimos cómodos, podemos traer a la persona que nosotros queramos a la casa, celebrar un cumpleaños, a decorarla como queramos, a mantener nuestra higiene, andar desnudos si queremos” (E3, FG, S4, Campamento Mujeres Unidas).

f) Relaciones sociales Como se mencionó en el punto anterior, vivir en campamentos posibilita, en general, mejores relaciones con los vecinos, permitiendo mayores y mejores espacios para estar con la familia, y donde no se perciben prácticas de discriminación racial hacia los migrantes extranjeros, a excepción de los procesos de ingreso a los campamentos, donde sí existe discriminación y trato diferenciado entre chilenos y extranjeros. Según la Encuesta Nacional de Campamentos, los mayores niveles de confianza en campamentos se asocian a los hogares migrantes, teniendo una red social más amplia que los hogares chilenos, y mayores niveles de confianza con sus vecinos (41,6% extranjeros y 35,2% chilenos). En ese sentido, la conformación de comunidades también genera beneficios, en cuanto “proporciona un espacio social que sirve de refugio frente a experiencias de discriminación y exclusión” (Mora, 2008). También las relaciones sociales se perciben como beneficiosas en cuanto a la disposición de organización efectiva que ocurre en campamentos. Según la Encuesta Nacional de Campamentos (CIS TECHO-Chile, 2015), el 75% de los migrantes que viven en esta situación declara organizarse en caso de catástrofe en el barrio, y el 69,1% para limpiar cuando hay basura en las calles.

“Yo dije voy a vivir en mi toma, vivo en mi toma, vivo sabrosa, vivo tranquila, no molesto a nadie, nadie me molesta a mí, vivo en mis cuatro paredes, vivo mi mundo” (María, 32 años, Colombiana).

“Claro y uno aprende y hace amistades acá, entonces uno, por lo menos acá en esta toma uno sabe ya quien vive acá, cuales son los vecinos y aunque estamos acá nosotros sabemos que estamos unidos. Ya porque a un vecino le pasó algo y ya están ahí todos.” (E5, FG, S6, Campamento Mujeres Unidas).

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En segundo lugar, la tranquilidad se expresa en el ámbito económico, en el sentido de no tener mayores costos de vida asociados al pago de alquiler, pago de cuentas, cuestión que permite tener mayor capacidad adquisitiva para el envío de remesas o el ahorro. “Bueno más tranquilo, o sea, de no estar con la presión de que llega el fin de mes para pagar el arriendo, en esa parte estamos tranquilos, donde no hay nadie que nos esté molestando, diciéndonos porque estas metiendo bulla, por todo eso, estamos tranquilos acá en el campamento.” (Guillermo, 30 años, Peruano). Finalmente, también se menciona la tranquilidad relacionada al no tener que soportar a arrendadores abusivos. En el campamento ya no deben soportar relaciones arbitrarias con respecto al cómo vivir, generando un sentimiento de tranquilidad en los migrantes extranjeros. “Yo creo que la tranquilidad más grande es no tener (en el arriendo) un dueño de casa todo el tiempo, que vea que llego un familiar, vea que esto, vea que lo otro, entonces es más la tranquilidad para de uno estar en lo propio, uno puede hacer lo que quiere. Si quiere hacer una fiesta, la hizo, nadie le está diciendo no lo hagas, o que el vecino se quejó, que el otro se quejó, entonces esta uno como más tranquilo, más en libertad.” (E10, FG, S2, Campamento Sofía). Al mismo tiempo, los colombianos también expresan que vivir en campamentos les entrega un espacio para compartir la cultura con otros. Es decir, consideran como un beneficio el encuentro entre distintas nacionalidades, en donde se conocen y mezclan las distintas costumbres o creencias. “…podemos compartir nuestras culturas, ya una persona escucha salsa, la otra bachata, ya no te molestan porque tu escuchas ballenato entonces ya se ha mejorado mucho, mucho, mucho” (, Campamento Sofía).

g) Postulación a subsidio habitacional Otro punto es la apertura a la posibilidad de postular a un subsidio habitacional. Las condiciones de habitabilidad tienen repercusiones en la prioridad a acceso a subsidios habitacionales, que en este caso, corresponde a la postulación al DS N°49 (Fondo Solidario de Vivienda). Los participantes del estudio señalan que al vivir en campamentos es más fácil el acceso a una vivienda definitiva y ganarse un subsidio habitacional. Si bien este es un motivo transversal a las tres nacionalidades, los peruanos son los que más lo mencionan. Considerando que éstos son los que llevan más tiempo promedio en Chile, conocen más en profundidad los reglamentos y funcionamiento de las organizaciones chilenas.

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“Más que todo uno si se instala en campamento no es por tanto la ayuda sino por la oportunidad de vivienda, porque es más rápido, o de repente no sé, es una opinión mal llevada. Entonces uno piensa ya si voy a vivir en campamento, mi casita va a salir más rápido.” (José, 40 años, Peruano).

h) Único lugar donde vivir Finalmente, el último punto que compone a los factores que atraen a los migrantes extranjeros a campamentos es que no tenían a dónde más estar. Al igual que la mayoría de los habitantes de campamentos, los participantes del estudio dan cuenta que no tenían otra opción más que ir al campamento. Según la Encuesta Nacional de Campamentos 2015 (CIS TECHO-Chile) el principal motivo por el cual las familias viven en campamentos corresponde a que no tenían casa o lugar donde ir (25,6%). Si bien no dice mucho tal motivo, se transforma en un factor de atracción al identificar dentro de los discursos la función receptora que tiene el campamento para quienes no tienen dónde más estar. El campamento es significado como la acogida para los que no tienen acceso ni espacio a la ciudad y sus beneficios.

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igual que migrantes extranjeros, es oportuno tener en cuenta los resultados de la Encuesta Nacional de Campamentos realizada en Antofagasta, donde un 39,5% de los migrantes extranjeros en campamentos considera que uno de los problemas principales es la discriminación, aspecto que para los nacionales disminuye a un 29%. Específicamente, el estigma y la discriminación como problema del campamento es mencionado desde dos dimensiones. En primer lugar, el estigma y la discriminación por vivir en campamentos se percibe al postular a trabajos, acceder al transporte de la ciudad, como también la discriminación al momento de participar de servicios sociales, entre otros factores externos al campamento. “Súper tranquilo, sinceramente, aunque tenemos la mala fama, bueno, nos discriminan más por eso que vivimos en el campamento. Todos, todos, sea chileno, así sea boliviano, peruano igual, en los trabajos que he ido siempre pongo la dirección de la tía de mi esposo, ahí al tiro cambia todo, te llaman, te piden una entrevista pero antes colocaba campamento (…), cero posibilidad..” (Julieta, 29 años, Boliviana). “¡La gente misma! Bueno, pucha, tú quieres decirle a alguien, salís al

“No nos dieron otra opción, digamos de agarrar y buscar, porque queríamos arrendar y todo. Porque también para venir para acá cuesta

centro y quieres traerte un taxi, ‘ah, a ¿las tomas? no voy pa allá, no es que pa’ allá no voy ¿me entiende?’” (Rogelio, Boliviano, 27 años)

igual, por ejemplo el baño para los niños, la tierra igual, porque mira acá le hemos puesto estos palos pero ya por lo menos para que ellos tengan dónde jugar, porque la niña ya gatea, la pongo abajo y agarra y come tierra…” (María, 37 años, Boliviana).

i) Habitacional Por último, las características habitacionales de la vivienda en el campamento son consideradas un beneficio de vivir en campamentos, en cuanto al espacio residencial. En comparación al espacio que tenían arrendando, se percibe una mayor cantidad, que les permite desenvolverse de mejor manera. A pesar de la precariedad material de las viviendas y el casi nulo acceso a servicios básico, el tener más espacio genera un mayor nivel de bienestar en los habitantes.

En segundo lugar, ocurren prácticas de discriminación racial al interior del campamento, cuestión que para colombianos es frecuentemente mencionado. Esto se relaciona con los procesos de ingreso e inserción de las familias migrantes en campamentos con presencia de chilenos, que deben lidiar con restricciones de los dirigentes y pobladores de campamentos, mediante la dificultad para acceder a servicios básicos o las condiciones de permanencia para habitar en campamentos. “Sí, me querían sacar del campamento, si no hubiese sido por mi esposo que es chileno me hubieran sacado en ese tiempo y no... que no tenía derecho a agua, no tenía derecho a energía, que porque esto era solo para chilenos.” (María Julia, 34 años, Colombiana).

“Bueno, para mi estar acá, hay mucha diferencia, porque acá tengo como más libertad, acá tengo un patio, la cocina, una pieza pa´ dormir, y tengo todo ese espacio que no lo tenía cuando yo arrendaba” (E11, FG, S3, Campamento Chile Nuevo).

j) Estigma Un primer problema mencionado es la discriminación que perciben por el hecho de vivir en campamentos. Si bien no es posible identificar si los pobladores nacionales de estos campamentos sufren también discriminación al

Cabe destacar que la discriminación dentro del campamento se da sólo en el inicio, o en los primeros ingresos de migrantes extranjeros a campamentos. Tal como lo señalan los entrevistados, en el presente no tienen dificultades en este sentido.

k) Servicios básicos Parte del fenómeno urbano de los campamentos se caracteriza por la precariedad o inexistencia de servicios básicos (luz, agua, alcantarillado). Esto es un cambio muy presente en su calidad de vida como migrantes extranjeros, ya

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que deben asumir prácticas en su vida cotidiana de acceso informal al agua potable, la obtención de electricidad por mecanismos irregulares, y el tratamiento informal de eliminación de excretas.

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Del mismo modo, los colombianos perciben como problema la dificultad de obtener una solución habitacional, en la incertidumbre que generaría un posible desalojo.

“Dificultades porque pues no tenemos agua, dificultades porque

“…si nos sacan de acá que sea pa una parte que sea mejor y que uno

a veces no tenemos luz, a veces que se cortó, que se arrancó una cosa

pueda estar tranquilo dentro de lo uno propio, no que nos desalojaran

u otra arreglar pero lo demás no, no. Yo ya sé que agua no tenemos yo

y salir a buscar, porque eso es lo que quieren los arrendatarios: que

lleno mi estanque y trato como de cohibirme de mantener esa agua

nos desalojen pa nosotros volver a darle plata a ellos” (James, 32 años,

para ocho días que me vuelvan a dar” (Horacio, 30 años, Colombiano).

Colombiano).

l) Seguridad externa Uno de los problemas más mencionados de vivir en campamentos, es la constante inseguridad en la tenencia de la vivienda, principalmente por el temor a los desalojos por la condición de ocupación ilegal de los terrenos donde habitan. “A mí me da mucho miedo, porque han dicho que van a desalojar

5.3. Mecanismos de ingreso a campamento Sobre las formas o mecanismos de ingreso al campamento, existe un elemento central que es transversal a las nacionalidades, y aparece en todos los casos: las redes sociales en el campamento. Gracias a esta red es que saben de la existencia del asentamiento y pueden ingresar a éste. La red está compuesta por familiares, amigos y conocidos y éstos operan como facilitadores en el ingreso.

todo el campamento; pero, si voy a vivir en un lugar, que sea al menos digno, yo pienso así ...que sea un lugar adecuado” (María Belén, 33 años, Colombiana).

“Entonces mi amiga, la Norma, que ahora es mi cuñada, me dijo: -vamos a vivir a mi casa, -entonces yo dije: -¿dónde será su casa? - Cuando era acá a la vuelta (…) y me dijeron que era campamento. Ahí recién yo

m) Entorno La vida en campamentos se relaciona también con las características del entorno donde se sitúan estos tipos de asentamientos. Si bien no se mencionaron problemas relativos a la lejanía de los campamentos en los entrevistados -en contraposición con el planteamiento de los informantes claves y dirigentes en la caracterización de los campamentos- en los tres campamentos estudiados, existen lugares donde se depositan desechos y se forman micro basurales, desarrollados por la falta del servicio de recolección de basura, como también el depósito de desechos de personas externas al campamento. La contaminación es un problema percibido para el 46,4% de los migrantes que viven en este tipo de asentamientos (CIS-TECHO, 2015), volviéndose en un problema relevante dentro de la experiencia de vivir en campamentos. “vivimos en un cerro, hay gente que viene a tirar escombros, basura, y también tenemos que cuidar el ambiente de nosotros, hay niños, nosotros mismos nos podemos enfermar, en verano vienen las moscas, todas esas cosas que nos hacen daño a nosotros… nos dicen ‘usted que se cree, si yo soy chileno y puedo tirar mi escombro donde se me da la gana, ustedes son colombianos, ustedes están invadiendo nuestro país, nuestro espacio’ y nos llenan a garabato” (James, 32 años, Colombiano).

llegué a vivir acá.” (Laura, 28 años, Colombiana). Tras el contacto con las redes sociales, es que existen dos formas de inserción en el campamento: por medio de la compra de un terreno, o por la sucesión de éste[19]. Si bien dentro de los casos estudiados, se encuentran equilibradas estas dos formas de obtención de terrenos, cabe señalar el carácter ilegal que implica la compra de un terreno. Teniendo en cuenta que una de las características esenciales de la composición de un campamento es el asentamiento en terrenos de manera irregular, es que la venta de éstos se vuelve completamente arbitraria. Si bien existe noción de que ese tipo de venta no es legal, se realiza la oferta por las viviendas construidas en el asentamiento, existiendo conductas irregulares que buscan provecho de la situación migratoria y el alto déficit habitacional.

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Síntesis

“la señora me habló muy claro, la señora me dijo: -la dueña, la que vivía aquí, llevaba como veinte y tantos años viviendo aquí, -porque ésta es una de las tomas más viejas. Entonces ella me dijo que el terreno no se podía vender porque esto era una toma, y que ella lo que quería vender

[19] Tal como lo señalan los discursos

recogidos,

estas

era el material construido. Como yo estaba tan necesitada, le dije que

formas también se da para

sí. Pero como he visto tantas cosas, le dije que ella me tenía que hacer

chilenos que habitan en cam-

algún papel firmado, notariado, ya que ella me lo vendió en dos millones” (Genisse, 37 años, Colombiana).

pamento en la Región, pero es en mayor medida para los inmigrantes.

TABLA Nº: DESPLAZAMIENTO A CAMPAMENTOS CATEGORÍA

HABILIDAD PRECARIA

CAMPAMENTOS

Tenencia de la vivienda

Subarriendo de vivienda

Ocupación irregular de terreno

Uso del suelo

Zonas residenciales

Zonas no edificables

Trato igualitario

Discriminación racias del propietario

Estigma por vivir en campamento

Reagrupamiento familiar

Restricción a nuevos residentes

Loteo irregular permite reagrupamiento

Servicios básicos

Formalidad limitada

Coneciones informales

Gastos en vivienda

Altos costos en arriendo

Gastos en instalación

Mejoramiento de la vivienda

Espacio limitado para la construcción

Posiblidad de autoconstrucción

Redes sociales

Fragilidad relaciones sociales

Mantención de vínculos comunitarios

Asociatividad y entorno

Deterioro de la vida barrial

Expresión de costumbres y tradiciones

Localización TABLA

Centro

Periferia

w

FUENTE: Elaboración propia Base nacional de campamentos Centro de Investigación Social TECHO-Chile

Ante la inexistencia de políticas de acogida a población migrante en el país, la situación de vulnerabilidad se mantiene en Chile. La dificultad en la regularización migratoria, las trabas impuestas en el acceso a empleos formales, que en el espacio del trabajo se transforman en trato injusto y condiciones injustas, se transforma en una causa para el ingreso de la población a la informalidad laboral. La informalidad laboral resulta una estrategia para acceder a un empleo, pero que tiene efectos directos en los salarios recibidos, más aún en el contexto de una ciudad con altos costos de vida. Esto tiene un efecto en el acceso a la vivienda, ya que los ingresos permiten obtener una vivienda de tipo precaria o bajo la modalidad del subarriendo. Estas formas precarias de acceso al alojamiento, constituyen un nuevo escenario de prácticas de abuso para la población migrante. Además de la percepción de lugares con pocos metros cuadrados, limitaciones a los servicios básicos y deterioro en la materialidad de esas viviendas, se identifican prácticas abusivas por parte del arrendador, específicamente en el aumento de los arriendos, hostigamiento por el desalojo, imposibilidad de la reunificación familiar, entre otras prácticas señaladas por los entrevistados. De este modo, el campamento es el resultado de un desplazamiento urbano por exclusión. Un desplazamiento a asentamientos informales sin servicios básicos, con el temor al desalojo e inseguridad en la tenencia, bajo ahora el estigma de ser migrante y vivir en campamento. Pero al mismo tiempo, el campamento entrega una posibilidad, de sortear el mercado informal de la vivienda abusivo a través de la autoconstrucción, mejorar los ingresos para el envío de remesas, y la posibilidad de la reunificación familiar. Por tanto, este tipo de desplazamiento urbano configura nuevas prácticas de marginalidad urbana en la ciudad, que aportarían a explicar el aumento de un 487% de familias que viven en campamentos en los últimos cinco años (CIS TECHO-Chile, 2016), donde seis de cada diez personas son migrantes extranjeras (GORE Antofagasta, 2015).

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ciudad, ciudadanía y migración Por miguel pérez1

Las ciudades -aquellos asentamientos humanos grandes, permanentes y densamente poblados por individuos socialmente heterogéneos, según dijera Louis Wirth (1938) hace ocho décadas atrás- son escenario de dinámicas multiculturales por definición. Sus calles, plazas, parques, barrios y casas no sólo hacen posible la coexistencia de distintos en un mismo espacio, sino que también propician su aparición pública frente a la sociedad dominante. Por lo mismo, las ciudades son instancias de conflicto, tensión y disputa. En efecto, la realización de la diversidad racial, cultural, religiosa, social y de género está en buena medida condicionada por la explotación, la miseria, la pobreza, la exclusión y la discriminación; cada una de las cuales amenaza, en distintas formas y grados, la promesa misma de las ciudades: la de ser una instancia de contacto cultural y/o de encuentro con el otro. En un contexto de urbanización global en el que América Latina congrega a las sociedades más urbanizadas del planeta, las ciudades, no obstante, cargan consigo una promesa virtual: la de ser espacios de movilización, ejercicio de derechos y construcción de nuevas ciudadanías a través de las cuales las poblaciones excluidas buscan reconocimiento social, cultural y político. Por lo mismo las ciudades contemporáneas, señalan los antropólogos James Holston y Arjun Appadurai (1996), son la arena estratégica en donde no sólo los criterios dominantes de inclusión/exclusión son impugnados, sino también donde se formulan nuevas formas de membresía política y se expanden derechos a nuevas capas sociales. Los asentamientos informales habitados por familias migrantes como los analizados en este libro exponen de manera cruda tanto las tensiones como las promesas de las ciudades. Por un lado, su proliferación habla de las limitaciones institucionales no sólo para dar respuesta a las demandas habitacionales

Investigador Adjunto de la línea Geografías del Conflicto y académico del Departamento de Antropología de la Universidad Alberto Hurtado. Antropólogo Social por la Universidad de Chile, Magister en Desarrollo Urbano por la Universidad Católica de Chile y Doctor en Antropología Social por la Universidad de California, Berkeley. Sus áreas de interés incluyen la antropología urbana y antropología política, subjetividad y movimientos sociales, vivienda y derecho a la ciudad.

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expectativas en su residencia en chile o retorno

de los sectores más desprotegidos de la sociedad, sino también para acoger a quienes, habiendo nacido fuera de Chile, deciden residir en nuestro país temporal o permanentemente. Por otro lado, la emergencia de campamentos “etnificados” materializa la capacidad productora de quienes, teniendo poco o muy poco, autoconstruyen una vivienda a partir de la cual imaginan un futuro próspero y digno para sus familias. Devenidos en productores de espacio urbano, las y los migrantes se constituyen, entonces, como legítimos portadores de derechos a la ciudad frente a una sociedad que, sin embargo, no los reconoce como ciudadanos de plenos derechos. Dicho fenómeno nos plantea, al menos, dos desafíos. El primero de ellos dice relación con la necesidad de conocer, desde las propias experiencias de las y los migrantes, su realidad social para, así, comprender las formas de subjetivación política asociados a los procesos de autoconstrucción. El presente libro avanza importantemente en esa dirección al entregar claves importantes sobre las vivencias, deseos y anhelos de quienes habitan en campamentos. El segundo, de corte mucho más institucional, refiere al hecho de asegurar el ejercicio substantivo de los derechos de los migrantes, en especial de aquellos mayormente afectados por las lógicas de exclusión que operan en la sociedad chilena. El reconocimiento de la autoconstrucción como una práctica de ciudadanía, entonces, se vuelve una precondición para ver en las y los migrantes ciudadanos que, al igual que los chilenos, están dotados de una serie de derechos que, como sociedad, debemos garantizarles. Es deber todos, por tanto, hacer de las ciudades espacios donde la diversidad cultural esté efectivamente representada.

Referencias Holston, James, and Arjun Appadurai. 1996. “Cities and Citizenship.” Public Culture 8 (2): 187–204.Wirth, Louis. 1938. “Urbanism as a Way of Life.” American Journal of Sociology 44 (1): 1–

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6. Expectativas de la residencia o el retorno de los inmigrantes A pesar del malestar, las expectativas con el futuro suelen ser ambivalentes, y como se planteó anteriormente, se mantienen en general en la misma sociedad de acogida. En ese sentido, surge como un interés compartido a futuro la posibilidad de que la familia del país de origen se reunifique en el país de destino, como una estrategia de soporte y acompañamiento. “Sí, de mi familia sí están mi hermana, mis hermanos, mis sobrinos también, todos están allá, pero si ellos algún día, es su decisión, quisieran venir si nos gustaría recibirlos a ellos acá.” (Michelle, 31 años, Peruana). No obstante, también existe un conjunto de personas que no les interesa la reunificación familiar en Chile, principalmente porque perciben que su proyecto de emigración al país implica situaciones de inestabilidad que en el país de origen no tienen (estabilidad laboral de sus familias o estabilidad educacional de sus hijos). Esta razón se explica en gran medida por el incumplimiento de las expectativas mencionado anteriormente. Debido que para ellos ha sido un proceso complejo, no desean que sus familiares pasen por lo mismo. “...es como mucho sacrificio buscar un trabajo bueno y digno y yo no quiero como que ella venga como que a pasar esas cosas, yo creo que ella ya no está en la edad, ya ha trabajado mucho en su vida para venir

expectativas en su residencia en chile o retorno

Para aquellos que desean quedarse en el país, las expectativas se localizan en el cumplimiento de una serie de aspectos de la calidad de vida, vinculadas principalmente al mejoramiento de su situación económica, tener mejores oportunidades en el empleo, y mejorar los niveles educativos y habitacionales en Chile.

No obstante, también existe un conjunto de personas que no les interesa la reunificación familiar en Chile, principalmente porque perciben que su proyecto de emigración al país implica situaciones de inestabilidad que en el país de origen no tienen (estabilidad laboral de sus familias o estabilidad educacional de sus hijos). Esta razón se explica en gran medida por el incumplimiento de las expectativas mencionado anteriormente. Debido que para ellos ha sido un proceso complejo, no desean que sus familiares pasen por lo mismo. “...es como mucho sacrificio buscar un trabajo bueno y digno y yo no quiero como que ella venga como que a pasar esas cosas, yo creo que ella ya no está en la edad, ya ha trabajado mucho en su vida para venir acá a eso” (Nancy, 30 años, Colombiana). A momento de indagar quienes desean permanecer en Chile, los proyectos a futuro se relacionan con las siguientes cuatro dimensiones, que apuntan al mejoramiento de su calidad de vida en el país.

a) Condiciones económicas Los entrevistados y participantes de grupos focales, manifiestan que sus expectativas se mantienen en mejorar sus condiciones económicas en Chile, logrando una estabilidad económica a través del pago deudas, o mediante el ahorro de dinero, en una directa relación con los motivos económicos por los cuales las personas deciden migrar. Lenis, mujer colombiana de 37 años, manifiesta el deseo que sus hijos terminen los estudios y lograr un negocio en la ciudad para apoyar a sus familiares.

acá a eso” (Nancy, 30 años, Colombiana).

6.1. Expectativas de quedarse en Chile A pesar del malestar, las expectativas con el futuro suelen ser ambivalentes, y como se planteó anteriormente, se mantienen en general en la misma sociedad de acogida. En ese sentido, surge como un interés compartido a futuro la posibilidad de que la familia del país de origen se reunifique en el país de destino, como una estrategia de soporte y acompañamiento. “Sí, de mi familia sí están mi hermana, mis hermanos, mis sobrinos también, todos están allá, pero si ellos algún día, es su decisión, quisieran

“Yo espero que mis hijos estudien, eso es lo primero para mí y tener un negocio para poder solventar aquí y solventar en mi país, es a eso a lo que aspiro.” (Lenis, 37 años, Colombiana).

b) Trabajo Es notorio el caso de la asociación a la posibilidad de lograr mejorar sus condiciones de trabajo en Antofagasta, buscando una mayor estabilidad laboral. Sumado a los altos niveles de ocupación de migrantes extranjeros (80,6% de participación en el trabajo) la narración de sus proyectos se vincula a la posibilidad de que el trabajo les otorgue movilidad social, avanzando en una mayor estabilidad y el cumplimiento acabado de sus expectativas.

venir si nos gustaría recibirlos a ellos acá.” (Michelle, 31 años, Peruana). “No, yo no sé; porque después de que consiga yo un buen trabajo, ¿para qué me voy a mover? Si estoy en realidad trabajando, entonces, esa es la meta que yo tengo, si consigo un buen trabajo, yo me quedo en mi trabajo y me quedo trabajando aquí” (Miller, 25 años, Colombiano).

Es notorio el caso de la asociación a la posibilidad de lograr mejorar sus condiciones de trabajo en Antofagasta, buscando una mayor estabilidad laboral.

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c) Vivienda En varias de las trayectorias migratorias, la vivienda propia surge como un deseo esperado, relacionado principalmente por las malas experiencias del subarriendo ilegal y la actual inseguridad en la tenencia de vivienda en campamento. La situación en la que viven los migrantes en campamentos se vincula también con la presencia de problemas habitacionales como el hacinamiento, tal como se menciona en la caracterización de los hogares que viven en campamentos.

“Tener mi casita pa’ estar segura, y teniendo mi casa creo que no tengo nada que hacer ya, pero llegaría así a visitar a lo mejor, con el tiempo, mis nietos que van cumpliendo su mayor edad, puedan venir a trabajar o a conseguir sus estudios.” (Laurencia, 30 años, Boliviana)

d) Educación Por último, existen expectativas relacionadas a la posibilidad de mejorar los niveles educativos que han alcanzado, a través del acceso a la educación superior o en la adquisición de competencias en el entorno laboral en Chile. Torche y Wormald (2004) define que en el fenómeno de la movilidad social, la educación constituye un facilitador en las posibilidades de cambiar su posición dentro de la estructura de oportunidades. “Yo quiero quedarme para toda la vida, acá está mi vida, acá yo quiero vivir, acá. Yo a todos ‘oye, ¿no te piensas regresar?’ les digo ‘no, no pienso regresar porque acá están mis hijos’ y yo sé que acá mis hijos van a salir profesionales, ¿por qué? porque algunos liceos industriales ellos salen con una profesión. Pero en Perú no po’, tú terminas tu secundaria y tienes que buscar la universidad y un gasto de plata todo eso” (Rosemarie, 38 años, Boliviana) Para los entrevistados de nacionalidad boliviana, una expectativa recae en la posibilidad de lograr la residencia definitiva, regularizando su situación migratoria y facilitando su estadía en Chile. Luis, boliviano de 29 años, manifiesta que la regularización migratoria beneficiaría mayoritariamente a sus hijos, para que puedan entrar en la escuela y tener una mejor calidad de vida. “más que todo sacar los papeles, para mis pequeños pa’ que no se perjudiquen, también saque para ellos los papeles para que pudieran entrar al escuela y los puse a la escuela y por eso es que yo ahora, recién voy a ir para ver si se tramita para el lunes” (Luis, 29 años, Boliviano).

La situación en la que viven los migrantes en campamentos se vincula también con la presencia de problemas habitacionales como el hacinamiento, tal como se menciona en la caracterización de los hogares que viven en campamentos.

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6.2. Expectativas de inmigrantes que pretenden retornar a su país de origen Como se describe al comienzo del capítulo, quienes desean en algún momento abandonar el país, sus expectativas se sitúan en objetivos localizados en su país de origen. En algunos casos, se comparte el rechazo a que lleguen nuevos familiares por las experiencias de discriminación que se ha sufrido viviendo en Antofagasta. “Lo han pensado, pero yo siempre como que les digo que no, ¿por qué? porque uno llega acá y usted sabe que la primera impresión hacia uno es la discriminación.” (Helen, 29 años, Colombiana). Al profundizar sobre las expectativas orientadas a los países de origen, emergen cuatro ámbitos vinculados a mejorar su calidad de vida, que se desean cumplir.

a) Condiciones económicas Respecto a mejorar sus condiciones económicas, esto se expresa a través de la expectativa de instalar proyectos de negocios o talleres en sus países de origen. Esto lo afirman posible a través del pago de deudas en su país de origen y la oportunidad de ahorrar en Chile.

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Se considera importante adquirir capacidades laborales que sean valoradas en sus países de origen y de esta manera, acceder a un trabajo que no sea precario, sino que pueda entregarle estabilidad.

Analizando las cifras de informalidad laboral en América Latina, Chile se presenta como el país con menor porcentaje de informalidad respecto a los países estudiados Chile, 19,4%, Colombia 54,4%, Perú 64,1%, y Bolivia 71% (OIT, 2010). Si bien durante las últimas décadas han existido menores cifras de desempleo, la ocupación generada por estos países en muchos casos se realiza con ingresos insuficientes y condiciones de bienestar laboral poco óptimas, debido principalmente a la prevalencia del autoempleo y la falta de cobertura en el sistema de pensiones (Loaiza, 2006:45).

c) Vivienda Del análisis de las entrevistas, se desprenden expectativas relacionadas con la vivienda, a partir de un mejoramiento habitacional, la finalidad lograr la casa propia en su país de origen, ya bien construyéndose, comparándola o a través del pago de las deudas hipotecarias. Rogelio, colombiano de 36 años, funda su proyecto migratorio en Chile con el sueño de construir una casa para su madre en el barrio de Cali. “…mi sueño es, antes de morirme, dejarle una casa a mi mama; igual estoy en eso, estamos con mis hermanos, nos pusimos de acuerdo los cuatro de construirle, entonces estoy trabajando en esa casita, le pido a dios que me haga fuerza y el apoyo pa` poderle cumplir el sueño a mi mamá” (Rogelio, 36 años, Colombiano).

“…entonces una de mis metas que quiero tener es lograr tener un negocio en mi tierra, y para eso cruzo fronteras hasta donde dios quiera llevarme, y mi meta principal es tener negocio para ayudarme a generar más ingresos” (Edgardo, 32 años, Peruano).

b) Trabajo A nivel laboral, las expectativas se expresan en la posibilidad de obtener en su país de origen un trabajo deseado. El trabajo deseado es caracterizado como un trabajo estable y no informal. Para eso, se considera importante adquirir capacidades laborales que sean valoradas en sus países de origen y de esta manera, acceder a un trabajo que no sea precario, sino que pueda entregarle estabilidad. “Mi proyecto es trabajar, pagar la casa que tengo en Colombia si fuese posible, comprarme otra casa en otro mejor barrio y montar un negocio y tener de qué vivir... esos siguen siendo mis proyectos” (Elizabeth, 32 años, Colombiana).

d) Educación Al momento de indagar sobre el ámbito educacional, se comparte mejorar los niveles educacionales de los hijos y que éstos mismos puedan finalizar los estudios que cursan. Este ámbito refuerza una característica propia de la migración transnacional: las cadenas de cuidado, fenómeno en el cual se refuerzan la preocupación por los hijos que se encuentran en su país de origen. “Que mis dos hijos estudien, los grandes porque el pequeño está por terminar su básica, pero que ellos se realicen como profesionales, ese sería como el sueño más grande para mí” (Flor, 33 años, Colombiana). Por otro lado, se reconoce que la situación actual en la que se vive, está con el deseo compartido de una mayor inclusión en la sociedad chilena, por un mejor trato a futuro hacia las personas de otra nacionalidad por parte de los chilenos. Esta inclusión refiere no sólo al acceso a mejores oportunidades, sino también a mejorar la convivencia desde los chilenos hacia los colombianos.

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“si me gustaría que hubiera un poco más de tolerancia, de amabilidad y respeto, creo que es lo que le falta a Chile, para que los extranjeros, nos

expectativas en su residencia en chile o retorno

Síntesis

sintamos bien. No me siento mal, vuelvo y repito, no estoy viviendo mal, pero si sería ese factor para poder sentirte mucho mejor acá.” (Alfonso, 37 años, Peruano). Esta percepción específica de los entrevistados peruanos se complementa en los resultados de la encuesta por la Fundación Superación de la Pobreza (2012) “Ser Migrante hoy”, donde un 47,3% de los migrantes extranjeros declara haberse sentido discriminado en Chile, y que en general los medios de comunicación chilenos estigmatizan a los extranjeros (42%). Del mismo modo, el 54% de los migrantes declara que la principal dificultad de cuando llegó a chile son las diferencias culturales y costumbres. De quienes se han sentido discriminados, lo perciben desde insultos por parte de chilenos por motivos puntuales (37%), porque les dicen que les quitan el trabajo (14%) o lo tratan como delincuente o desconfianza (10,4%).

A pesar de las dificultades que viven las familias en el desplazamiento a vivir en campamentos de Antofagasta, la ciudad sigue siendo percibida como lugar de oportunidades sociales. Además de obtener un trabajo, ya sea formal o informal, las estrategias de movilidad social de las familias en los países de origen se trasladan a la ciudad de Antofagasta. Surge entonces la posibilidad de plantear la reunificación familiar como un proceso de reagrupamiento del hogar en el país de llegada. Desde ese momento, los sueños y expectativas transitan más allá del envío de remesas, sino también en la posibilidad de mejorar la educación de hijos, tener una vivienda propia, capacitarse en algún oficio, entre otros proyectos a futuro. Por tanto, el desplazamiento hacia el campamento es un lugar donde se resignifican expectativas y un lugar donde se logra proyectar la reunificación familiar, a diferencia de los espacios de habitabilidad previos al campamento. No obstante, se desprende una ambivalencia en las expectativas, ya que una parte de los entrevistados desea volver a su país debido al quiebre que significa desplazarse a vivir en un campamento. Vivir en campamento adquiere experiencias de distinta significación para los entrevistados. Para quienes ven el campamento una oportunidad, la estadía en el país continúa de manera permanente. Por otra parte, para quienes vivir en campamento se transforma en un lugar de expectativas frustradas, la migración adquiere una finalidad con tiempos determinados, y aumenta el flujo del ir y venir hacia el país de origen.

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RECOMENDACIONES El desplazamiento urbano de familias migrantes a campamentos en la ciudad de Antofagasta se explica en gran parte por el grado de vulnerabilidad que viven migrantes en el acceso a una vivienda adecuada y un empleo digno. Bajo ese marco, implementar políticas de acogida e integración de la población migrante en Chile resulta un desafío prioritario para el Estado. A pesar de los tratados internacionales firmados e incipientes mejoras de programas sociales, no existe una política migratoria integral que garantice el derecho a la migración y cuente con procesos de acogida efectivos para la población que llega al país. En este contexto, el presente estudio recomienda avanzar en dos ámbitos relevantes para la población migrante en situación de vulnerabilidad social.

1. Problemáticas habitacionales A continuación, se mencionan la situación de carencias detectadas de la migración extranjera en campamentos y su relación con posibles orientaciones para la solución por parte de la política pública. a. Precarización habitacional: se reconoce a lo largo del estudio un proceso de precarización habitacional de la población migrante, que se manifiesta desde el acceso a la vivienda digna en la ciudad, mediante subarriendo ilegal, viviendas en deterioro y prácticas abusivas del arrendador, como el aumento del alquiler, restricción de servicios. Si bien en la llegada del campamento esta forma habitacional tiende a desaparecer, surgen nuevas formas de precarización, como la carencia de servicios básicos, inseguridad en la tenencia, que vulneran derechos sociales básicos para toda la población. b. Discriminación racial: a lo largo del estudio se da cuenta de la discriminación racial que ocurre en el espacio del trabajo. Esto se ve reforzado por abusos laborales que experimentan los migrantes extranjeros en trabajos generalmente precarios e informales. Desde este marco de análisis, resulta pertinente profundizar en el estudio las características de la discriminación laboral hacia inmigrantes, como también a través del diseño de procedimientos y mecanismos institucionales para denunciar y abordar la discriminación racial en el trabajo, ya sea en el acceso a puestos de trabajo (mecanismos de selección), o bien durante el trabajo (compañeros o superiores jerárquicos), para con esto avanzar a una igualdad de trato en el trabajo de los inmigrantes en la sociedad chilena. c. Capacitaciones e inserción laboral: Por otra parte –y si bien realizar actividades laborales en el mismo campamento, tales como la instalación de almacenes o negocios locales, constituyen prácticas de trabajo irregulares

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o complejas de solucionar por la condición de informalidad de la ocupación de los terrenos en los cuales se emplaza el campamento- la posibilidad de la oferta pública de entregar recursos en cuanto a mejorar las capacidades y competencias laborales de los migrantes extranjeros en el acceso al mercado del trabajo o búsqueda de oportunidades laborales formales, puede ser un ámbito de intervención social necesario para mejorar la calidad de vida de estas familias a mediano y largo plazo, fortaleciendo la integración social y apuntando a disminuir la precariedad laboral que se presenta en campamentos. d. Localización: la localización de los servicios públicos constituye otra necesidad específica identificada en el presente estudio -principalmente por los informantes clave y dirigentes- ligada directamente a la percepción relacionada a la lejanía de hospitales, colegios y otro tipo de servicios de la ciudad. En ese sentido, la intervención social con migrantes en campamentos podría vincularse a dos principios claves para el trabajo en estos contextos mencionados. En primer lugar, la necesaria integralidad en la que se debe abordar el problema de la localización en campamentos con presencia de migrantes extranjeros, cuestión que involucra a distintos programas sectoriales que trabajan en acercar los recursos a la población beneficiaria. En segundo lugar, trabajar como segundo principio de intervención la integración social, a través de un mayor acceso a la información respecto a los servicios públicos, entendiendo los complejos procesos de adaptación del migrante extranjero a la vida cotidiana en la sociedad de acogida.

2. Orientaciones para la política pública en campamentos con población migrante En segundo lugar, resulta prioritario profundizar sobre factores para abordar las necesidades específicas detectadas en el presente estudio. a. Procesos de acogida y acceso a la información: una nueva ley migratoria que actualice la legislación vigente debe considerar la migración como un proceso que implica etapas hacia la integración social. En el estudio, los entrevistados reconocen dificultades desde que ingresan al país, por la inexistencia de políticas de acogida que permitan una mayor adaptación e inserción a la oferta pública, derechos y deberes que se garantizan residiendo en el país. Esto especialmente es crítico para población en situación de irregularidad y vulnerabilidad social, que genera un mantenimiento y empeoramiento de su calidad de vida. Desde este marco, se recomienda posicionar a las municipalidades como un espacio local clave para la aplicación de programas de integración multicultural desde la llegada, hacia migrantes extranjeros que comienzan una adaptación inicial al país, a través de un adecuado acceso a la información, orientación y asesoramiento en los programas sociales y procesos de regularización migratoria.

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b. Capacidades profesionales: a partir del análisis realizado a lo largo del estudio, resulta clave reforzar las competencias profesionales a nivel local en la implementación de programas y beneficios que se articulan actualmente en barrios y campamentos de Antofagasta, facilitando capacidades en cuanto a la mediación intercultural, manejo de instrumentos y técnicas de intervención en contextos multiculturales. c. Reconocimiento de situaciones de desventajas: asimismo, es relevante asegurar que los procesos de adaptación en la sociedad de acogida permitan ser acompañados del diseño de programas que reconozcan las situaciones de desventajas percibidas hacia migrantes extranjeros, que actualmente dificultan su reconocimiento como sujetos de derecho. d. Actualización Catastro de Campamentos: una medida para definir con exactitud la realidad de los campamentos en la ciudad de Antofagasta, debe venir por incorporar los campamentos vigentes y nuevos en los registros del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, mediante una actualización permanente que refleje el dinamismo del desplazamiento de familias a los campamentos. e. Soluciones habitacionales transitorias: entendiendo la existencia de distintas expectativas de la migración, el acceso a la vivienda adecuada debe ajustarse a una mayor diversificación de sus soluciones. Un ejemplo de ello, en la posibilidad de innovar en proyectos de regeneración urbana bien localizados destinado a migrantes temporales en situación de vulnerabilidad social. f. Habilitación de barrios multiculturales: para aquellos con la expectativa de residir de manera permanente, se deben contar con soluciones habitacionales de integración social, no sólo desde un ámbito funcional a equipamientos urbanos y en territorios sin amenazas naturales, sino también en cuanto a la disposición de encuentro que valore la diversidad social. La riqueza de construir barrios entre distintas nacionalidades y sectores de la población, refuerza una mayor cohesión social en nuestras ciudades.

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