CAPITULO 09-B1

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Expresamos un hasta luego al territorio continental de nuestra Venezuela, para trazar el rumbo que nos conduciría a altamar, a través del mar territorial del archipiélago de Los Monjes, bastión occidental representativo de la Venezuela insular. La ruta trazada permitía enfilar la proa del Buque Escuela, en dirección a las Islas Caimán y después de varias singladuras, reorientamos el rumbo para entrar al Golfo de México, superando el extremo oeste de Cuba, a una distancia de quince millas del cabo San Antonio. Bordeando la costa oeste de Cuba, afirmamos el rumbo hacia el estrecho de la Florida para posicionarnos en el torrente central de la corriente del golfo, la cual ayudaría en la escapada que teníamos programada hacia el Atlántico. A la vista de la costa este de Los Estados Unidos de Norteamérica, por el costado de babor sobre la corriente del golfo, pero con escaso viento, celebramos el primer aniversario del Buque Escuela Simón Bolívar. El 12 de agosto de 1981, una gran torta de cumpleaño adornó la cubierta a la altura del propao del palo mayor; las excelentes condiciones ambientales permitieron una celebración a toda vela, con aparejo de sobrejuanete. Las armónicas notas del cumpleaño feliz, emitidas por los emocionados pechos ya curtidos de sol y mar, seguramente se escucharon desde La Florida hasta New York, advirtiendo de nuestra presencia a toda la familia de sirenas del Océano Atlántico y sus entornos. Habían transcurrido diez y seis días desde el zarpe del puerto de Maracaibo, y la celebración del primer aniversario del Buque Escuela, nos recordó que éramos Lobos de Mar sociables y que todavía nos faltaban seis singladuras para arribar al puerto de recalada. Entre ejercicios, maniobras y la instrucción programada para los alféreces de navío, alumnos, transcurrían los días de navegación y compartían sus nuevos conocimientos con los invitados especiales: un oficial alumno de la promoción 1981, de la Academia Militar, Sub Teniente Ronald Blanco La Cruz, y un oficial de la Escuela de Formación de Oficiales de las Fuerzas Armadas de Cooperación, Sub Teniente Julio Alberto Yépez Castro, promoción 1981. Dignos representantes de las fuerzas hermanas: Ejército y Guardia Nacional.

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Mientras ganábamos latitud norte el buen tiempo nos acompañó, y a la altura de New York, el viento incrementó su velocidad lo cual nos permitió adelantar en la ruta hasta que arribamos al nivel de George Bank, cuando de nuevo se presentó un día de calma, hasta que se decidió la aproximación a Ipswich Bay, en el estado de Connetticut, donde se recaló y fondeó al amanecer del 16 de agosto de 1981, después de una noche de viento sostenido de treinta nudos de velocidad y mar fuerza seis. Durante el día se efectuó baldeo al Buque Escuela, se pulieron los bronces y se retocó la pintura, ocultando el lagrimeo y las marcas de las chorreras de agua de mar, es decir se maquilló y preparó para su arribo a Portsmouth (Estados Unidos), después de veintiséis singladuras continuas.

PLAYA FELIZ Alba El cielo echó su arpón al mar y pescó un tiburón de fuego. Mil sardinas de bruma huyeron con el viento. Mediodía La brisa tiene mil marineros que se ponen a cantar entre las jarcias. Ahora izaron una bandera redonda en el tope del mástil. Crepúsculo El día se rompió el pecho con un ancla y el corazón se le cayó en el agua. Mi capitán viene todas las tardes a morir en el puerto. Mi corazón es la única gaviota que no tiene un traje para ir a verlo.

José Rosa Acosta (1930)

Primer aniversario celebración en alta mar.


El 20 de agosto a las 02:00 horas, se programó y ejecutó el zarpe para recalar a la desembocadura del río Piscataqua y canal de navegación hacia Portsmouth a las 08:00 horas. En efecto así ocurrió, desde la entrada hasta el sitio de atraque se produjo un espléndido recibimiento y una estadía pletórica de actos y agasajos, que nos permitió apreciar a una población con grandes virtudes y arraigado humanismo, acompañados de una cultura tradicionalista y costumbrista, cuna de grandes capitanes y marinos de temple, por lo tanto con un profundo respeto y cariño por los grandes veleros. En la entrada del río Piscataqua disfrutamos la gran alegría, de recibir a bordo del Buque Escuela al Contralmirante Luis Augusto Durán, Agregado Naval de nuestro País en los Estados Unidos de Norteamérica. Durante el trayecto Maracaibo - Portsmouth, disfrutamos de la compañía a bordo de dos ciudadanos norteamericanos: los señores Robert Karosis y Pierce Rice, descendientes de antiguas familias residenciadas en Portsmouth, quienes fueron embarcados por instrucciones del Comando General de la Marina, como invitados especiales, puesto que fueron ellos mismos los portadores de la invitación cursada por las autoridades de ese Puerto, para que el Buque Escuela lo visitase con motivo de cumplirse un nuevo aniversario de su fundación. Después de tanta notoriedad, llegó el día del zarpe, veinte y seis días en la mar por siete en puerto. Las despedidas siempre son tristes, puesto que el cariño crece muy rápidamente y el recuerdo de los hermosos momentos nos vuelven sentimentales, como lo expresa el Contralmirante Antonio R. Elyuri Yunes, en su libro La Batalla Naval del Lago de Maracaibo: “Los marinos somos un poco filósofos y un poco sentimentales”; quizás seamos un poco filósofos, pero lo que si puedo afirmar es que somos muy sentimentales, y eso me consta... Próximo puerto Bath, situado al norte de Portsmouth; fue una inclusión a último momento en el plan de ruta, y nos contentamos de ello, puesto que fue un recibimiento y una permanencia inolvidables, pues este es un pueblo pletórico de tradiciones marineras y cuyo origen se formalizó por vía marítima, y aún en la época actual su sistema alimenticio muestra una importante dependencia del mar, siendo famosos los crustáceos y moluscos de las áreas marítimas aledañas, los cuales pudimos degustar en varias ocasiones. Llegó la despedida del puerto de Bath. Grandes tradiciones y una gran consideración por los marinos, al igual que el puerto anterior, cuna de grandes navegantes y constructores navales. La programación establece a New York como próximo puerto a visitar, la gran metrópoli es un atractivo y siempre una experiencia. El arribo a este gran puerto se produce en unas condiciones de tiempo muy severas, lo cual permite

adelantar en una noche la arribada, la cual pasamos fondeados en área cercana al faro de recalada al puerto; la estructura del faro de Ambrose es impresionante, tiempo atrás se trataba de un buque faro. Recuerdo de fecha pretérita se hace presente, se trata del 9 de noviembre de 1965, en ocasión cuando a bordo del transporte Guayana T-31 de nuestra Armada, nos aproximamos a New York. Me desempeñaba en el cargo de Oficial Navegador y por supuesto habían sido tomadas todas las previsiones para estar a la altura del buque faro de Ambrose a las 07:00 horas de ese 9 de noviembre, para solicitar los servicios de pilotaje, pero nos esperaba una sorpresa inolvidable... A las 01:00 horas debería estar definido el resplandor de la gran metrópolis, pero esto no sucedía, ni tampoco con el transcurso de las horas, lo cual creo incertidumbre, aún más a medida que nos acercábamos los buques mercantes navegaban paralelos al nuestro maniobraban y colocaban rumbo contrario. Pero la situación se aclaró cuando apareció por la proa del Guayana un destello de esperanza era el buque faro de Ambrose que se identificaba y nos enviaba su mensaje. -Marino soy su amigo el faro de Ambrose, estas son mis características y tú navegas seguro. -Pero... ¿Qué estaba sucediendo? Había ocurrido un impresionante apagón en la ciudad de New York y todo estaba a oscuras, naturalmente el faro recalada, por contar con su propia fuente de energía, continuaba funcionando normalmente. No obstante la gran pregunta se hizo presente. -¿Dónde está New York? El oficial respondió. -Ese destello identificaba el buque faro de Ambrose y detrás de él se encuentra la Gran Metrópoli, la razón por la cual está oscura lo sabremos en su debido momento. Tomando como guía el destello del buque faro de Ambrose continuamos nuestra navegación y a la hora del orto cuando los rayos de luz del Astro Rey alanceaban las imponentes edificaciones de la Gran Metrópoli, la silueta de la ciudad se levantó como por arte de magia. Visita del General de División (Av) Fernando Paredes Bello al Buque Escuela Simón Bolívar, en el Puerto de Nueva York

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El 9 de noviembre de 1965, estábamos recalando al puerto solicitando los servicios de pilotaje y fue en ese momento cuando un piloto subió a bordo y pudimos informarnos de la situación. Se trata de un apagón de grandes proporciones, que había dejado sin energía eléctrica un gran sector del territorio norteamericano y que incluía la totalidad de la ciudad de New York, debido a falla en un transformador en las instalaciones eléctricas provenientes de las Cataratas del Niágara, pero que en un principio originó especulaciones sobre su origen, pues una situación de tal naturaleza no había ocurrido en los últimos 50 años. Recuerdo y experiencia que aún fresco en mi memoria, lo cual no podía dejar de mencionar, puesto que representó una vivencia profesional inolvidable. Retomando la descripción del primer crucero de instrucción del Buque Escuela, al día siguiente atracamos en los muelles de la isla de Manhattan, durante nuestra permanencia en puerto tuvimos el honor de recibir a bordo del Buque Escuela Simón Bolívar, al General de División (Aviación) Fernando Paredes Bello, ex Ministro de la Defensa, quien desempeñaba para la fecha el cargo de Embajador de Venezuela en Francia, encontrándose temporalmente en la ciudad de New York. -Bienvenido a bordo... Mi General de División... Fue una gran satisfacción el poder mostrar al General de División (Aviación) Fernando Paredes Bello, el resultado de su gestión en beneficio de la Marina, muy en especial de la Escuela Naval de Venezuela y de los futuros oficiales egresados de nuestra Alma Mater. - Estamos muy agradecidos... Mi General de División... Fue invitado a almorzar a bordo y compartió durante un buen momento con los oficiales del Buque Escuela. Se despidió deseándonos una buena navegación y un feliz regreso a la Patria. De New York (Estados Unidos) a Santo Domingo (República Dominicana). Nos despedimos de la gran metrópoli, por segunda vez pasamos al lado de la Estatua de la Libertad, imponente monumento y majestuoso símbolo, que nos recordará siempre el más completo ideal y derecho irrenunciable del hombre, el gran don de la humanidad. La Libertad. De nuevo en el mar; que mejor manera de disfrutar de la libertad... navegando las grandes rutas marítimas, navegando a vela... Como expresara el poeta Antonio Machado: “Caminante no hay camino, Sólo estelas en la mar...”

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El próximo puerto Santo Domingo, la navegación será de extensa data, dejaremos nuestra estela para la historia cruzando por su centro al Triángulo de las Bermudas, las precauciones no sobran y las previsiones todas son convenientes. Septiembre está caracterizado por ser una temporada de huracanes tropicales; el tiempo de navegación programado es de diecisiete días, pasando por el Estrecho de la Mona, entre Puerto Rico y República Dominicana. Al tercer día de navegación se recibió un reporte del tiempo proveniente de la Dirección de Planes y Control Operacional del Comando General de la Marina, el mismo director me recomendaba considerar la posibilidad de regresar a puerto, en vista de estar desarrollándose una baja presión en nuestra ruta. La respuesta fue muy concreta, en caso de evolucionar la baja presión, no sería posible evadirla intentando regresar a puerto. Igualmente se informó que habíamos previsto cualquier circunstancia de esta naturaleza, que ya habíamos programado navegar el borde del fenómeno meteorológico, del cual conocíamos su posición y movimiento, en definitiva, lo que más necesitábamos ante la situación era viento y estábamos en su búsqueda. Encontramos viento, esto nos permitió alejarnos de la dirección de movimiento de la baja presión y navegamos los días siguientes en condiciones excepcionales. No obstante durante el quinto día, en horas de la tarde enfrentamos los efectos de un chubasco, el cual permitió practicar la maniobra de correr el mal tiempo; la maniobra fue iniciada por el Oficial de Guardia. Al subir a cubierta, retomé las instrucciones de maniobra, la cual había comenzado de manera incorrecta, por las siguientes razones: Cuando un chubasco sorprenda al Buque Escuela en altamar, la primera maniobra debe ser correr el chubasco, es decir poner la proa en la dirección hacia donde va el viento. Para reducir el aparejo, cuando el viento lo permita; para cargar o arriar velas, se debe comenzar con las velas altas, en perfecto orden, de arriba hacia abajo. Se deben tener muy buenas razones para no cumplir con estos procedimientos, debido a que su omisión puede causar grandes daños, especialmente en las velas y jarcia. La maniobra fue corregida, el chubasco pasó y todo volvió a la normalidad, pero hay que tener presente los siguiente: Los chubascos son previsibles especialmente durante el día, estos se localizan oteando el horizonte a simple vista o sencillamente observando la pantalla del radar, lo cual debe ser rutina nocturna.

Cuando exista riesgo de chubasco es indispensable cargar las velas altas y navegar con aparejo de velacho alto. Salvo el anterior incidente, que resultó un aprendizaje, todas las actividades programadas fueron cumplidas; los integrantes de la Promoción Contralmirante José Eugenio Hernández y los oficiales invitados de la Academia Militar y la Escuela de Formación de Oficiales de las Fuerzas Armadas de Cooperación, chicote a chicote, cabilla a cabilla, se han ido convirtiendo en unos auténticos Lobos de Mar, ya sólo se acuerdan que este planeta posee solamente un tercio de su superficie de tierra y está destinado para el atraque de los buques, así que: especies terrestres esperad el arribo de los súbditos del Rey Neptuno... Gente de Mar... atracaremos con mucha sed... y cantaban al atardecer en la hora del ocaso... Nosotros los viejos marinos, haremos un buque de guerra, para beber... para beber... en el fondo del mar, porque ya no se puede beber en la tierra... Singladura a singladura, maniobra a maniobra, descubierta a descubierta; ortos y ocasos; la guardia del burro, la del gallo, observaciones astronómicas: estrellas, planetas, luna, la recta del sol en la mañana, el cálculo de la meridiana, la recta del sol al atardecer, un enjambre de azimutes y rectas, la práctica enaltece la precisión. Se plotea y analiza el pronóstico del tiempo, ¡cuanta información!, las condiciones meteorológicas son buenas, días despejados y soleados, noches claras y estrelladas. El Triángulo de las Bermudas reserva estas condiciones para los marinos de cuerpo y alma. ¡Tierra a la vista por babor!... grita el serviola de proa, nos encontramos frente al Pasaje de la Mona, el estado del mar va cambiando hasta adentrarnos al Mar Caribe, provenientes del Atlántico, se aprecia que cada medio ambiente dibuja y refleja sus características; Puerto Rico por babor, República Dominicana por estribor.

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El 27 de septiembre de 1981, es la fecha prevista para recalar a Santo Domingo, y así será. El 24 en horas de la mañana, a unas veinte y cuatro millas al este del puerto de recalada, buscamos fondeadero y allí fondeamos frente a playa Tortuga, baldeamos y maquillamos el buque escuela, hasta el 26 en la tarde, los Lobos de Mar se convirtieron en Caballeros de Mar. El 27 de septiembre a las 08:00 horas, después de recibir la asistencia de pilotaje, entramos al río Ozama y atracamos en el puerto de Santo Domingo. La llegada se caracterizó por un gran recibimiento; fuimos atendidos con la cordialidad que caracteriza a la Armada y al Pueblo Dominicano, con ellos nos sentimos como en nuestra propia casa. En el transcurso de la navegación desde New York hasta Santo Domingo, disfrutamos de la grata compañía a bordo del General de Brigada (Aviación) Rafael Sucre Poveda, con quien durante la navegación se intercambiaron interesantes opiniones, y constituyó un honorable y digno representante de nuestra Fuerza Aérea, quien en sus propias palabras manifestó haberse sentido muy feliz en esta travesía, durante la cual recibió el diploma de gaviero honorario. El Comandante del Buque Escuela Simón Bolívar, también sintió alegría al disfrutar de su valiosa compañía.

Ofrenda floral en la Plaza Bolívar de Santo Domingo R.D.

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Durante la permanencia en Santo Domingo, recibí instrucciones del Comandante General de la Marina, de coordinar con la Embajada de España en ese país, el embarque a bordo del Buque Escuela Simón Bolívar, de Su Majestad Real Don Juan de Borbón y Battenberg, Conde de Barcelona y padre de Su Majestad Real Don Juan Carlos de Borbón, Rey de España. Tal honor asignaba además al comando del Buque Escuela, una gran responsabilidad y la obligación de perfeccionar nuestros procedimientos, puesto que Su Majestad Real Don Juan de Borbón y Battenberg, ostenta la jerarquía de Almirante de la Armada de España, y era un experto marino en las artes de la vela. El Buque Escuela Simón Bolívar, fue dispuesto en orden para recibir a tan honorable personalidad. Así el1 de octubre de 1981, lo recibimos con todos los honores correspondientes a su alta investidura. Alojado a bordo nuestro distinguido invitado, dispusimos el zarpe de Santo Domingo, República Dominicana, para el viernes 2 de octubre de 1981, después de despedirnos de las autoridades de ese país y agradecer su hospitalidad. Nos despedimos de Santo Domingo, de nuevo en el mar en plenitud del ejercicio de la libertad. ¡Que gran satisfacción da la vivencia del la mar!, la navegación, la simple presencia... Gracias Dios Todopoderoso, por haberme permitido ser marino...


El mar Caribe con sus particulares características, recibe una vez más al Buque Escuela Simón Bolívar. El próximo puerto de recalada y atraque será La Guaira, la Patria nos espera, la Marina nos dará la bienvenida y recibiremos el cariñoso abrazo de nuestros familiares y amigos. Las condiciones meteorológicas, salvo algunos chubascos aislados, han sido muy buenas, los pronósticos del tiempo procesado a bordo se han caracterizado por un buen análisis y mejor predicción. El mejor deseo, para que los próximos cruceros de instrucción, puedan navegar en las mismas condiciones como lo hemos realizado en este Primer Crucero. Navegando en el mar Caribe, objetivo del rumbo trazado, ganar barlovento y acercarnos a la menor distancia posible a Isla de Aves, la cual como está previsto en esta época del año (temporada de huracanes en el océano Atlántico y mar Caribe), se encuentra sin el personal de la Armada y grupo científico, que organizados en equipo cumplen su permanencia en la Isla. La actividad sigue a bordo del Buque Escuela, como estaba previsto en el plan de ruta, en uno de los amaneceres, recalamos a Isla de Aves: BASTIÓN VENEZOLANO EN EL CARIBE, la cual genera más de 150.000 kilómetros cuadrados de áreas marinas y submarinas (zona económica exclusiva) para nuestro País. Superamos la isla y sus alrededores, todo el medio ambiente del entorno se encontraba en completa normalidad. OCEANIDA Un marino alegre boga: mi verso quiere volar… Dialoga mi corazón con el mar. La recóndita fragancia que trae la brisa cordial, se escancia toda en mi verso triunfal. Sobre el misterio que aduna todo lo que el alma brota, mi estrofa vuela como una gaviota. En la dorada riviera acuéstate, corazón! y espera que bañe el mar tu emoción. Toda la tristeza honda de la tarde está en el mar. Corazón! como la onda, ponte a sollozar… El Capitán de Navío Saúl Chacin Sánchez Comandante del Buque Escuela Simón Bolívar presenta honores y bienvenida a bordo a Su Majestad Real Almirante Don Juan de Borbón y Battenberg Conde de Barcelona.

Pedro Rivero (1893 -1959)

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Han transcurrido cinco días de navegación, se ha cumplido con el programa de instrucción y para completar los ejercicios, hemos programado una virada por avante. Siendo esta la maniobra más difícil de realizar en un velero de estas dimensiones, aparejado de velas cuadras donde la habilidad y destreza de la tripulación, son factores indispensables para esta hermosa maniobra. El día anterior logramos de una manera expedita, comunicación vía radio con Su Majestad Real Don Juan Carlos de Borbón, Rey de España y había conversado con su padre, nuestro huésped embarcado. El 6 de octubre, al amanecer recalamos a la isla La Orchila, con la intención de acercarnos al sector sur y fondear en esa hermosa ensenada, preparamos la virada por avante. Rol de maniobra... Rol de Maniobra... Oficiales alumnos embarcados y tripulación a sus puestos (La tripulación regular solamente observaba las operaciones realizadas por los alumnos). Virada por avante...Listo...Listo.. Rumbo y velocidad del buque... 135°, 8 nudos. Dirección y velocidad del viento... Estenoreste, 20 nudos. Timón a babor... Arria foques (cuando la proa pasa el viento). Lasca escotas botavara. Abroquela trinquete y mayor (Bracear trinquete y mayor al medio). El Buque se detiene momentáneamente (el cataviento señala viento por la proa). El Buque comienza a dar marcha atrás. Ver líneas de vida de las falúas. Timón al medio... Timón a estribor... (la popa cae a estribor y la proa pasa la dirección del viento) Iza y caza foques (para ayudar la caída de la proa a babor) Amura y caza... Caza y amura por babor. Trinquete y mayor bracear dos cuartas babor. Botavara mesana caza dos cuartas babor. Estays proeles y popeles caza... Timón al medio rumbo 220° velocidad ocho nudos. Afirma a barlovento y aclara maniobra. Han transcurrido diez minutos desde que se inició la maniobra, el buque escuela se encuentra navegando en rumbo contrario al que teníamos al inicio y la misma velocidad.

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EL MILAGRO DE LA PERLA (Fragmento) La Virgen está en su trono, junto a su trono está Juana, los ojos clávanse en ella y ella reza arrodillada, con una vela encendida y en la Virgen puesta el alma: se le va la vida toda hacia la flor de la gracia. Domingo también es buzo de cabeza como llaman a esos hombres que no temen a cuarenta brazas de agua; y cumpliendo lo ofrecido a la Virgen por su Juana desde la borda del barco se tira desnudo al agua. Abre la concha y desea encontrar la perla clara, la perla de la promesa que a la Virgen hizo Juana, y sus ojos se deslumbran cuando el milagro resalta: el barroque era una pierna y era una pierna tallada, como en la suya, la forma de aquella dolencia mala.

Jesús Marcano Villanueva (1892 -1943)


Los oficiales integrantes de la Promoción Contralmirante José Eugenio Hernández 1981, fueron despedidos y desembarcaron, llevándose sus sueños, aventuras, esperanzas y todo un futuro por la proa, pero antes formados en la toldilla, recibieron el saludo y las felicitaciones del Comandante del Simón Bolívar, para luego pisar tierra de nuevo y con gran alborozo en un solo abrazo de bienvenida se confundieron con los padres, hermanos, novias y amigos... ¡BIENVENIDOS A CASA MARINOS!... Con orgullo y añoranzas sonrieron de felicidad. El Buque Escuela Simón Bolívar, ha cumplido con su Misión, realizó el Primer Crucero de Instrucción, cubriendo todos los eventos programados y entregando a los integrantes de la Promoción Contralmirante José Eugenio Hernández, convertidos en unos reales y verdaderos LOBOS DE MAR. La emoción y la alegría del marino al volver a casa, después de largas travesías y muchas singladuras, se compara solamente con el deseo de volver al mar, porque ese tercio de terreno del planeta Tierra, nos queda pequeño a los hombres de mar... Bien lo expresa el eslogan de nuestra Armada... “navigare necesse, vivere non necesse”. Lo cual se confirma en el verso de Manuel Machado, donde define una manera de lograr la felicidad... ¡El mar!... ¡El mar! y no pensar en nada...

Acto de entrega Comando del Buque Escuela Simón Bolívar Acto presidido por el Contralmirante Fredi Mota Carpio.

Siguiendo la onda poética, en esta espléndida mañana del Miércoles 7 de octubre de 1981, arriba a los recuerdos la inspiración Junto al Mar de Camilo Balza Donati, y recitamos en nuestro pensamiento: El día teje su color marino y una danza celeste de gaviotas viene a cantar las velas que volvieron... Después del arribo del primer crucero de instrucción, desembarcados los oficiales alumnos integrantes de la Promoción Contralmirante “José Eugenio Hernández”, se reciben instrucciones de la Superioridad para hacer entrega del Comando del Buque Escuela Simón Bolívar. Todas las obligaciones conducentes fueron realizadas, hasta recalar al día de la despedida del buque, que siempre y eternamente representará el gran ideal y el logro más importante de mi vida profesional. Gracias doy al Todopoderoso, por haber concedido este gran honor: El ideólogo, el materializador de una esperanza hecha realidad, el supervisor de su construcción; señor de las ingentes decisiones que convirtieron al Buque Escuela Simón Bolívar, en uno de los grandes veleros más hermosos del mundo; Primer Comandante. Gracias Señor, que más se puede aspirar. Ahora mi Dios en gratitud te ofrezco esta historia, la cual esta desbordante de amor: al Buque Escuela Simón Bolívar, a la Armada, a mi Patria. El 23 de octubre de 1981, un día pletórico de emoción, a las 1600 horas se realizó el acto de entrega del Comando del Buque Escuela Simón Bolívar. Evento presidido por el Contralmirante Fredy Mota Carpio. Director de la Escuela Naval de Venezuela. Con motivo de la entrega del Comando del Buque Escuela Simón Bolívar, en el puerto de La Guaira, el 23 de octubre de 1981,expresé lo siguiente: Al iniciar mis palabras de despedida permítanme evocar a un gran poeta, porque no hay nada mejor que la poesía cuando se desea expresar las cosas que salen del alma. No sé porque esa vela me dice tanto de mi propia vida; la miro sobre el mar y paralela a la estela que deja su partida, Va dejando en mi espíritu otra estela. No se porque me inclino a asociar a mis cosas el éxodo marino. Los Navegantes Andrés Eloy Blanco (1896 -1955)

Solicitud de Permiso para iniciar el acto de entrega de Comando.

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El Buque Escuela se enfiló al fondeadero; se ordenó cargar el aparejo y aferrar, y en veinte minutos más nos encontrábamos fondeados en la ensenada sur de isla La Orchila, listos para iniciar la faena de baldeo, pulimento de bronces y maquillaje del buque, toda la preparación y puesta a punto para recalar al día siguiente al puerto de La Guaira. Felicitaciones a los oficiales integrantes de la Promoción Contralmirante “José Eugenio Hernández”, han aprendido todo lo necesario para sustituir en sus puestos a la tripulación del Buque Escuela Simón Bolívar, han sido unos brillantes alumnos. Que el Dios Neptuno los premie. Durante todo el 6 de octubre, la tripulación y los oficiales alumnos embarcados, estuvieron trabajando y al final de la tarde todo estaba listo, el Buque Escuela se encuentra en condiciones de atracar en el puerto de La Guaira. A las 18:00 horas del 6 de octubre de 1981, se tocó rol de maniobra y con aparejo de sobrejuanete pusimos proa a La Guaira. El Miércoles 7 de octubre de 1981 a la 08:00 horas, estábamos atracando en el muelle naval de ese puerto. Al atraque, con la Insignia de Su Majestad Real Don Juan de Borbón y Battenberg, Conde de Barcelona, izada en el penol de estribor de la verga del velacho alto, fuimos recibidos por el Vicealmirante José Rodríguez Mótola, quien dio la bienvenida a Venezuela al honorable representante del Reino de España, en nombre del Comandante General de la Marina y el Ejecutivo Nacional. En mi condición de Comandante del Buque Escuela Simón Bolívar, informé al Comandante Naval de Operaciones de la Marina, sobre los acaecimientos más importantes ocurridos durante el crucero de instrucción, notificándole que el programa ordenado había sido cumplido en su totalidad. Su Majestad Real Don Juan de Borbón y Battenberg, fue recibido por personalidades del Cuerpo Diplomático de España acreditado en Venezuela. Se despidió de todos los oficiales del Buque Escuela y de una representación de los oficiales alumnos embarcados, con los honores de Almirante, lo despedí en el portalón del Buque Escuela.

Nota de Prensa: Don Juan Carlos de Borbón Conde de Barcelona al desembarcar en la Guaira.

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Don Juan Carlos de Borbón Conde de Barcelona.


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