Tejiendo Bioculturalidad
Pensando El Porvenir: reconociendo nuestro legado e hilando nuestro futuro
2019 Autores Yulieth Hillón Vega Comunidad campesina de montaña de la vereda El Porvenir (El Carmen de Viboral, Antioquia, Colombia) Aportes Juliana Gaviria Springer Valentina Mejía Calderón Santiago Osorio Moreno Felipe Vásquez Jaramillo Fotografías Yulieth Hillón Vega Diseño y diagramación Natalia Andrea Gil Flórez Yulieth Hillón Vega Ilustraciones Natalia Andrea Gil Flórez Impresión MT Colombia S.A.S. ISBN 978-958-8719-94-8
Universidad EAFIT Vigilada Mineducación
-Distribuir libremente -No lucro -Reconocimiento de autoría
En homenaje y en memoria de todos los abuelos y abuelas que han habitado nuestras veredas. De aquellos que dejaron su huella hace mucho tiempo en los parajes de nuestro territorio y en nuestros corazones. De los que murieron mientras se escribían estas líneas. Y de los que aún pisan esta tierra con su andar lleno de sabiduría, o viven en ella por medio de los recuerdos.
CONTENIDO
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Presentación
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¿Dónde estamos?
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Nosotros: campesinos, montañas y aguas
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Otros habitantes de nuestro territorio 4.1 Otros seres: la Madremonte, los duendes y las brujas
Haciendo memoria: creaciรณn de nuestros paisajes bioculturales
Nuestro habitar el territorio: modos de vida
Nuestra común unidad, nuestros acuerdos y nuestras costumbres con montañas y aguas
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7.1 Nuestras montañas y aguas 7.2 Costumbres comunitarias
Nuestros desafíos 8.1 Identidad y comunidad campesina 8.2 Territorio 8.3 Aguas y montañas 8.4 Modos y medios de vida
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En la tierra de la esperanza
Vocabulario campesino
1 PRESENTACIÓN
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Ante
partes de este documento. Somos comunidades campesinas de montaña en Carmen de Viboral que conectan el pasado y el presente, y se reinventan constantemente (como lo mostramos en el capítulo 2. ¿Dónde estamos?). Nuestras pieles curtidas por el sol, los colores de las montañas, nuestra idiosincrasia o la limpieza del aire y las aguas muestran que coexistimos con este territorio y que nos transformamos mutuamente (capítulo 3. Nosotros: campesinos, montañas y aguas). Compartimos nuestro hogar con otros seres humanos y no humanos a quienes debemos respetar (capítulo 4. Otros habitantes del territorio), y somos fruto de una historia de siglos en esta tierra que honra a nuestros ancestros y que nos define (capítulo 5. Haciendo memoria: creación de nuestros paisajes bioculturales).
un mundo que no valora el campo o que subordina lo rural al beneficio económico que de él pueda obtener, los habitantes de nuestra vereda hemos tenido que buscar vías para proteger lo que somos y el vínculo que tenemos con nuestro territorio y con la naturaleza. Uno de esos caminos es el (re)conocimiento por parte de propios y extraños de ese rostro campesino que hace parte de las altas montañas sonsoneñas. Por eso, nos reunimos para contar el ser, el pensar, el sentir, el actuar, la historia y las preocupaciones de este territorio, incluyendo a todos sus pobladores humanos y no humanos. De Moramos estas montañas medianeso se trata este pequeño libro. te modos de vida y costumbres que queremos mantener (capítulo 6. Es un esfuerzo para recordar y Nuestro habitar el territorio: modos afirmar quiénes somos, qué nos de vida). Nuestra casa común, los une y cuál es nuestro lugar en el compañeros de hogar con los que mundo. Es allí donde está el es- convivimos, la historia colectiva que píritu que anima cada una de las
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compartimos y las formas de vida que nos caracterizan nos enseñan y piden acuerdos comunes de convivencia para cuidar la tierra, los lares, las aguas, los animales, las plantas, las costumbres y la memoria (capítulo 7. Nuestra común unidad, nuestros acuerdos y nuestras costumbres con montañas y aguas). Afrontamos grandes desafíos que ponen en peligro nuestra pervivencia como campesinos de montaña y, a su vez, la existencia de toda la sociedad colombiana
(capítulo 8. Nuestros desafíos). Y, sobre todo, nos guía y nos mueve nuestro corazón, porque soñamos un futuro bueno para las generaciones de seres por venir (capítulo 9. En la tierra de la esperanza).
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2 ¿DÓNDE ESTAMOS?
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es más cómodo ir a estos últimos, porque es fácil y rápido llegar. ¡Es que a veces nos podemos demorar hasta 8 horas para ir a El Carmen de Viboral!
Esta
es la vereda El Porvenir. Algunos dicen que se llama así porque la primera finca que se conoció de nuestro territorio en otros lados tenía ese nombre, aunque nuestros antiguos ya llevaban mucho tiempo viviendo aquí. Era la de don Vicente López y su esposa Manuela. Sin embargo, nosotros creemos que nuestros antepasados la nombraron de esa forma porque pensaban que en este lugar podían construir un futuro para ellos y sus hijos. ¡Como nosotros! Nos encontramos en el municipio de El Carmen de Viboral, al oriente del departamento de Antioquia. Si bien hay conexiones con el pueblo que lleva ese mismo nombre y realizamos allí todos los trámites que se relacionan con el Estado (salud, educación, notarias, etc.), estamos más cerca de los pueblos de Cocorná y San Francisco. Para muchas actividades cotidianas nos
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La mejor forma de venir aquí es dirigirse a La Piñuela (Cocorná) o a Paulania (San Francisco), coger una escalera, una moto o ir en carro, y tomar la carretera destapada que lleva a la vereda El Retiro (Cocorná). En ese lugar puede coger “bestia” o caminar por 3 horas para llegar al centro de la vereda. Cuando llegue, estará en las tierras del río Melcocho; su nacimiento está en nuestras montañas. Nuestros vecinos, con quienes hemos creado también una comunidad de vida, son los siguientes: al norte, La Cristalina y El Estío (El Carmen de Viboral); al occidente, Santa Rita (El Carmen de Viboral); al sur, El Cedro y La Torre, y al oriente, Santa Rita; estas tres últimas veredas son del corregimiento de Río Verde de los Montes, municipio de Sonsón.
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N
(Elaboraciรณn nuestra)
Mapa 1. El Porvenir
Bosques
Caminos
Lugares comunitarios Aguas
3 NOSOTROS: CAMPESINOS, MONTAÑAS Y AGUAS
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cultura, ganadería y tantas cosas que no solo son para nosotros, sino para toda la sociedad.
¡Somos campesinos!
Y eso, primero que todo, ¡es una bendición de Dios! Es nacer, habitar y llevar muchas vidas pasadas viviendo en el campo. Es tener tierra, trabajarla y comer de ella desde la sabiduría que nos enseñaron nuestros padres y abuelos. Es luchar por el campo y la comunidad. Es hacer las cosas bien, siguiendo valores de reciprocidad y respeto al otro. Es tener tradiciones culturales, crecer y fortalecerse en unión y organización con todos los que integran el territorio. ¡Pero cuesta ser campesino! Muchas veces los de la ciudad dicen que somos montañeros; para ellos, somos como un estorbo. Sin embargo, los campesinos somos muy importantes, porque producimos agri-
La montaña y el agua están unidas. La montaña produce agua, el agua produce la montaña, y de las dos viene la naturaleza. Pero si las vamos a definir, no sabemos qué decir, porque son muchas cosas. ¡No somos capaces de reunir todas sus cualidades o todo lo que nos dan! Ellas son la vida misma, ¡nuestra vida! Uno saca de la montaña lo que sea para existir: la comida, la bebida, el sustento, los materiales para construir… Aquí nunca hemos sufrido por nada de eso, porque la montaña, con los frutos de la tierra, nos da lo que necesitamos, aunque debemos protegernos de algunos animales que la habitan, como la serpiente mapaná. La montaña también cuida de nuestra salud física y emocional. Protege nuestros nacimientos y proporciona aire puro y un clima agradable. Así mismo,
nos da riqueza interior, paz, tran- veces también nos hayamos equiquilidad, libertad y comunicación vocado. A través de la agricultura, y amistad con otros. la ganadería o la arriería le hemos ido dando cierta forma. IgualmenIgual pasa con las aguas. Sin ellas te, lo hemos adornado con nuesuno no vive. Cuando escuchamos tras casas campesinas, la escuela, agua, pensamos en nuestra vida, la cancha, el centro de salud o los en el río; otros pensarán que es caminos que nuestras manos y lo que sale de la ducha, pero para nuestros pies han construido. El nosotros es nuestra vida. Es algo ambiente tranquilo y alegre que muy especial porque la vemos de se respira en estas tierras proforma diferente. El agua es para viene también de los valores que todos, de todos y nos da todo. Ella inculcamos a nuestros hijos, y de es elemental para los seres huma- la forma en que nos organizamos nos, los animales y las plantas. Y y compartimos. Eso eso incluye la riqueza que entrega es inigua- las actividades agropecuarias o de lable. Brinda protección, comida, tiempo libre que hacemos juntos cultivos, plantas, animales, aseo, (y que hacen que tengamos musalud, diversión, felicidad, prospe- cho de qué hablar), las fiestas con ridad, trabajo… nuestra bebida tradicional (la tapetusa), los convites (donde todas Nuestra unión a las montañas y las familias tienen algo que ver) o las aguas no solo se basa en lo que las reuniones de la Junta de Acellas nos proporcionan, sino tam- ción Comunal (JAC). bién en lo que nosotros hemos generado en estas. Este territorio es como es por el cuidado que le hemos proveído, aunque algunas
4 OTROS HABITANTES DE NUESTRO TERRITORIO 25
difícil. Sin embargo, nos dimos a la tarea de enumerar los principales, con el fin de concientizar a propios y extraños de su existencia y buscar estrategias para protegerlos y convivir con ellos. De ahí salen las siguientes tablas con los únicos los animales y las plantas más conoque habitamos estos territorios! cidos en nuestros territorios (tabla De hecho, nosotros, los humanos, 1 y tabla 2). somos minoría. Compartimos nuestras veredas con un sinnúmero de Pero no solo estamos hablando de animales, plantas y otros seres animales y plantas. En estas tierras que, igual que nuestra gente, hi- moran seres de otro tipo que, en cieron de estos valles, montañas y algunas ocasiones, hemos visto o ríos su hogar. Tenga plena seguri- sentido, y cuya existencia se codad de que va a toparse, sentirse rrobora gracias a las historias de acompañado o asustarse por al- nuestros mayores. Entierros y bruguno de ellos, cualquiera que sea jas rondan tanto la memoria de la actividad que esté haciendo: viejos y adultos, como algunos caminar por el monte, recorrer parajes de estas veredas, a veces nuestros caminos, ir al río, labo- sin que nos demos cuenta. Puede rar en nuestros trabajaderos, ha- que su presencia sea menos evicer los oficios del hogar, arreglar dente y que, incluso, pensemos que la huerta o simplemente disfrutar no existen o que han desapareciel paisaje desde el balcón de la do; sin embargo, ahí están, como casa. Con solo abrir los ojos, los custodios de este territorio y su cultura, cerca o lejos de nosotros. encontrará. Es por esta razón que nuestros abueNuestras veredas son suprema- los relataron sus experiencias con mente biodiversas y tienen un nú- algunos de estos otros seres…, para mero significativo de especies de que nunca los olvidemos. flora y fauna. Nombrar a todos y cada uno de estos habitantes es
¡No somos
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Tabla 1. Animales de nuestras veredas Mamíferos Ardilla
Negra Colorada
Chucha
Comadreja
Conejo
Cusca
Cusumbo
Erizo
Guagua
Venada Loba
Gurre
Marteja
Mico careblanco
Mico maicero
Mico tití
Murciélago
Nutria
Oso hormiguero
Oso perezoso
Perico
Perro de monte
Perro marino
Puma
Ratón de espina
Tatabra
Tigrillo
Gallinero Ranchero
Zorro
Pájaros Águila real
Azulejo
Búho
Calungo
Canario
Carpintero
Carrasco
Collareja
Colibrí
Cucarachero
Gallinazo
Gallineta
Gallo
De roca De monte
Garza
Gavilán
Guacamayo
Guacharaca
Guaico
Golondrina
Guiza
Lora
Pava
Pechiblanco Simple
Loro Pechicolorado Sinsonte
Barranquillo Bencejo común
Mosquito gris Pato de agua Pechirrojo
Pollero
Saltarín
Soledad
Toche
Tórtola
Bichofué
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Peces Anguila
Briola
Corroncho (capitán)
Sabaleta
Sardina
Insectos, anfibios y reptiles
Culebras
Hormigas
Otros
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Basurera
Bejuca
Cazadora
Ciega
Cola de chucha
Coral
Cecilia Cuatro narices
Falsa mapaná
Granadilla
Juetiadora
La equis
La po
Lomo machete
Mapaná
Sierra jabón
Toche
Víbora
Víbora yarumera
Arriera
Cache hueso
Calentona
Ronda
Abeja
Abejorro
Araña
Avispa
Berrugoso
Comején
Cucaracha
Cucarrón
Cucullo
Grajo
Grillo
Gusano
Luciérnaga
Mariposa
Mosco
Naiví
Palomilla
Rana
Saltamontes
Sapo
Tábano
Zancudo
Tabla 2. P l antas de n ues t r a s v ered a s Árboles Algarrobo
Almendrón
Arrayán
Borojó
Cabuyo
Café de monte
Camargo
Candelo
Canelo
Caño fístolo
Caramaná
Carate
Carbonero
Cariaño
Cedrillo
Cedro
Chingale
Chocho
Chontaduro
Cirpo
Coco
Comino
Curacarate
Danto
Guacamayo
Guadua
Gualanday
Guamo
Guayabo
Guayacán
Laurel
Limón
Melcocho
Mojague
Marrabollo
Mortiño
Niguito
Otobo
Palma
Peine mono
Pisquín
Pomo
Pomo (coronilla)
Punta lanza
Sande
Sietecueros
Suribio
Yarumo
Plantas Aguacate
Cacao
Café
Caima
Chilca
Guasquilo
Helecho
Hoja de corazón
Musgo
Naranja
Palma de corozo
Palmicho
Papaya
Santa maría
Yuca
Zapote
Granadillo Guanábana Mora
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Plantas medicinales Acedera
Achiote
Ajenjo
Albahaca
Artemisa
Azafrán
Caña agria
Clavo de pantano
Copachí
Hierba de sapo (siempreviva)
Huma
Jengibre
Lechuguilla
Limón
Limoncillo
Maná de huerta
Otoba
Paico
Palma roja
Penca de sábila
Quiebra barriga
Rama de la mujer (milerana)
Poleo
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Pringamoza Pronto alivio
Ruda olorosa
Salvia
Sanguinaria
Sarpoleta
Sauco
Simaruga
Valeriana
Verbena
Yerbabuena
Tilo
4.1 Otros seres: la
Madremonte, los duendes y las brujas
4.1.1 La Madremonte A la Madremonte, normalmente, se le encuentra en los charcos bañándose. La han visto sentada en una rueda, como en una llanta, peinándose. Cuando no se le molesta, ella desaparece; pero si, de pronto, se le arriman, sí se lleva a la gente. La Madremonte es una mujer o un duende. En El Silencio vivió un don Valerio que tenía un hijo que se llamaba Jaime. A ese muchacho lo mandaron a comprar una cosita; tenía que pasar por una montaña muy grande y se lo llevó la Madremonte. ¡Estaba grande!, como de 8 o 10 años. El niño contaba que por ahí en unos canelos vio un hombre hilachudo; cuando fue a pasar, le echó mano y se lo cargó monte arriba, no supo hasta dónde. Eso salió un poco de gente a buscarlo por todas partes, pero nada. Como a los 8 o 15 días lo encontraron sentado a la sombra de una peña, por la cuchilla de un monte. Le preguntaron que qué hacía allá:
“Nada”; y que qué había comido: “Aquí viene un señor todos los días y me trae comida”. Algunos dicen que la Madremonte estaba esperando que se le perdiera el sabor a sal del cuerpo para comérselo. ¡Quién sabe! En todo caso, lo trajeron a la casa, lo llevaron donde el médico para que lo revisara y no volvió a pasarle nada. Yo conocí a ese muchacho, quedó como abobado.
4.1.2 Los duendes En La Palmera quedaba la finca de un don Pedro Rodas. A él lo agarró un duende para molestarlo. Le servían el almuerzo cuando, tran, le tiraban una boñiga de vaca a la comida; le tocaba a la señora botar el almuerzo y servirle alguna cosita por ahí o taparlo para que no le tocara nada. Ese duende, cuando le daba la gana, lo dejaba comer, y cuando no, no. Ya el hombre aburrido dijo que se iba a vivir a La Unión, a ver si lo dejaba quieto. Pidieron un poco de mulas para sacar todo de allá. Cuando iban de la casa pa’llacito, volteando por una puerta, le dijo la señora: “Pedro, ¿usted si empacó
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la bacinilla que estaba debajo de la cama?”. Entonces, contestó una voz: “No, él no la echó, pero yo aquí la llevo”. Y se quedó con ellos. Allá abajo, donde Martín Gómez, a la sobrina de él, una peladita de 8 años, también la agarró un duende hasta que ajustó 18. El duende la sacaba de la cama, jalándola para afuera por una ventana. A veces no sabían a dónde la llevaba y arrancaban a buscarla; otras veces la tenía ahí en el patio y la muchareja arrancaba a llorar; y otras más se la llevaba para el río. Don Martín salía detrás de ella y, apenas la tocaba, se iba corriendo. Entonces la entraban y, otra vez, a la siguiente noche, volvía el duende y la sacaba. Eso la amarraban con un lazo por la cintura, y no sabían cómo hacía pero la soltaba. Otro día estaban ahí en el patio almorzando cuando, taque, una piedra mojada del río le cayó a una gallina y la mató. Ella decía: “Papá, me está jalando un animal –veía un hombre hilachudo–, vea donde está”; ese señor se paraba con la escopeta, no veía a nadie, pero apuntaba a donde
ella le decía y disparaba. No le pegaba a nada; sin embargo, se escuchaban las carcajadas del duende. Ese duende se lo echó un enemigo a él para molestarlo, como una brujería. Lo que buscaba era que la persiguiera hasta secarla, porque no la dejaba comer ni dormir. Pero cuando se casó, la llevaron a donde una señora llamada Noemí, en Medellín. La mujer dijo que la iba aliviar, y con unas gotas y un rezo nunca más volvió a molestarla.
4.1.3 Las brujas Yo no creía en brujas. Yo decía que era mentira que una mujer se saliera del cuerpo y lo dejara por ahí para ir a molestar. Cuando una vez, en Angostura (Antioquia), a eso de las 4 de la mañana, me dieron un trabajo y yo no podía ir. Entonces, me fui a esa hora a decirle a un vecino que fuera él para que se ganara la liguita. Para ir a su casa tocaba andar por un camino de servidumbre muy enrastrojado; me fui a oscuras, porque no tenía linterna. Cuando iba en una travesía se me alumbró el camino
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con una luz que me permitía ver todo el rastrojo. Miré pa’rriba ¡y una bendita bruja volaba en candela! Esas no se van derecho, sino que revolotean como los gallinazos. Apenas pasó, me quedé de nuevo a oscuras. De las brujas dicen que son capaces de embolatarlo a uno, y si uno se agarra a pelear con ellas, hay que tirarles machete, cortarlas una vez e irse; esa herida no les sana. Pero si siguen molestando y se les ajustan 2 cortadas, ahí sí les sana y pueden llevárselo a uno para una montaña de esas. Es que brujería hay mucha. Resulta que mi cuñado le pegó un machetazo a un señor. Entonces, cuando ese señor vino del hospital, le dijo a mi mamá: “Eso no
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es nada con lo que yo le voy a echar”. Al muchacho le dio una enfermedad en la mano con la que usaba el machete; le llegó hasta el codo y le encogió la mano…; no podía comer ni persignarse. Don Honorio y don Martín, mayores de la vereda El Porvenir.
5 HACIENDO MEMORIA: CREACIÓN DE NUESTROS PAISAJES BIOCULTURALES 37
Nuestros recuerdos nos
na, y parte de ella se encontraba en lo que hoy son los municipios de El Carmen de Viboral y La Ceja. La segunda habitaba las cordilleras del Magdalena Medio, y algunos grupos de esta se localizaban en donde están ubicados el municipio de Cocorná y el corregimiento de Río Verde de los Henaos del municipio de Sonsón. Ambas estaban conformadas por indios valerosos, más o menos pacíficos, con campos llenos de maíz, algodón, frutas o fríjol. La conquista y la colonización españolas generaron un exterminio masivo de estos primeros habitantes, y nos dejaron solamente algunos vestigios de su estar en estos territorios.
hablan de una historia en este territorio. A través de ella, es decir, de cómo hemos poblado esta tierra, de la manera en que les hemos dado forma a sus pliegues, de las huellas dejadas por nuestros ancestros, de la construcción de nuestras casas y trabajaderos, del organizarnos colectivamente…, en fin, de lo que hemos vivido sobre estas tierras, podemos evidenciar nuestra presencia viva en todos los rincones de la vereda, la relación que tenemos con la naturale- A finales del siglo XVIII, a esos za y la identidad biocultural que municipios de El Carmen de Viexiste en nosotros. boral, Cocorná, La Ceja y Sonsón llegaron colonos, jornaleros, labraNuestros abuelos nos contaban dores, indígenas y esclavos de Maque este territorio había sido habi- rinilla y Rionegro en busca de un tado por indígenas. No recorda- buen lugar para vivir. De ellos, de mos mucho de ellos, pero los his- sus descendientes y de otros que toriadores de la región dicen que vinieron después saldrían las pripudieron ser de la familia de los meras familias que llegaron a El tahamíes o de la de los pantágo- Porvenir. En El Carmen de Viboras. La primera poblaba las tierras ral lo veían venir. Como decía en entre el río Porce y el río Magdale-
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1836 don Miguel María Giraldo, alcalde del distrito parroquial de ese lugar, pidiendo abrir caminos transitables para estas tierras: “Los terrenos de los parajes que llaman Santo Domingo y Melcocho convidan por su fertilidad a todo hombre agricultor e industrioso”. Los primeros en llegar parece que vinieron de Mesopotamia, municipio de La Ceja y, después, de La Unión. Eran los Valencia (don Marcos, don Ignacio, don Fernando o don Rubén), una gente muy trabajadora que, incluso, llegó a tener ramada y finca habilitada para ganadería. Don Rubén era sacerdote (cura), por eso algunos de los potreros de la parte de arriba de la vereda tienen nombres de santos o de religión: San Luis, San José, El Silencio… Más tarde llegarían otras familias de Cocorná, Sonsón y El Carmen de Viboral. El tiempo se ha llevado muchos de sus nombres y el orden de su llegada, pero nombramos los que recordamos como homenaje a su memoria.
cente), los Martínez (don Adán y don Francisco, que provenían de La Florida, Cocorná), los Orozco (don Ciro, don Roberto, don Antonio, don Aurelio y don Isaías, oriundos de Cocorná) y los Zuluaga (don Emilio). Después llegarían los Ciro (de Río Verde), los Hernández (que vinieron de Cocorná), los Arenas (don Luis de Río Verde) y los Soto (don Edwin). Y un poco más adelante, los Vásquez (don Baudilio), los Buitrago (don Juan de la Cruz, don Rafael, don Ignacio y don Juan Antonio, naturales de Río Verde), los Gómez, los Pavas (don Marcos) y los Giraldo (don Gregorio).
Nuestros antiguos eran gente pobre que llegó por aquí a rebuscarse la vida, y se amañaron porque encontraron un entorno más sano y de amistad, en el que se podía vivir de la tierra. Como muy bien decían ellos: “El ambiente de la montaña es mucho mejor y más saludable que el del pueblo; en este último se está entre 4 paredes llenas de contaminación y bulla”. Al principio había poquitos viA los Valencia les siguieron los vientes por toda la cordillera, pero López (don Juan Cancio y don Vi-
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poco a poco esto se fue poblando praban todo en el pueblo o en la hasta que hubo, incluso, 50 niños vereda vecina de Santa Rita. Sin en la escuela. embargo, hubo otros que desde que llegaron aquí se dedicaron soLos abuelos vivían de la made- lamente a la agricultura. Todavía ra, la agricultura, la ganadería y hay matas de plátano, que semla caza. En los puros inicios, la braron los papás de los mayores mayoría se mantenía a partir de actuales de la vereda y que, por la primera. La madera se sacaba tanto, tienen más de 80 años. Al a punta de hacha o de serrucho: final, todos se volvieron agriculun cristiano arriba y otro abajo. Se tores…; eso fue cuando las maaserraba lechudo, comino, laurel, deras finas y bastas se acabaron y canelo o almendro. Un poquito de esa actividad dejó de ser rentable. eso servía para las necesidades de la casa, incluida su construcción, En otros claros había potreros pero la mayor parte se sacaba en para el ganadito de todos los tipos tabla, larguero o bloque a punta que hemos tenido por aquí: vacas, de mula, para vender en Meso- marranos y, en algún momento, potamia y después en Cocorná. chivos y ovejas. Desde el principio Eran la demanda de las ciudades la gente muy antigua tuvo ganao la construcción del ferrocarril do. En los años 30, la finca que de Antioquia las que hacían que le dio el nombre a la vereda era ellos se dedicaran a esa actividad. una hacienda ganadera muy bien A veces salían hasta 70 mulas de establecida que, además, tenía estas montañas. un entable de caña de azúcar. No obstante, la mayor parte de la gaEn algunas áreas taladas se que- nadería entró por Santa Rita en la maba y, luego, se sembraba maíz, década de los 40; ¡de eso vivían yuca, plátano, fríjol, caña, ñame, ellos! Nos vendían o daban vacas; ahuyama…, de todo un poquito si teníamos pasto, nos prestaban para comer; es que todo era muy una vaquita o 2. Así, no faltanatural, se cocinaba lo que se pro- ban por ahí 2 o 3 para la lechita. ducía. Claro está que muchos no También traíamos de allá ovejos, cultivaban, sino que, con la plata
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carneros y chivos para criarlos, matarlos y comérnoslos. Incluso, a las mujeres que habían dado a luz se les daba cordero para levantarlas de la dieta que las mantenía encamadas. Los abuelos comían muy parecido a lo que consumimos ahora: sancocho, mazamorra, migas de papa, plátano con carne, aguasal o fríjoles con yuca. En los primeros años no se comía yuca porque no se veía en ese entonces, ya que la gente se dedicó predominantemente al aserrío. Además, no se consumía arroz, había más revuelto y todo lo hacían en fogón de leña. Igualmente, la alimentación se completaba con la carne de monte; se cazaban guaguas, gurres, tatabras, conejos o cusumbos. Salían con perros de día o a atisbar por la noche y, si les iba bien, ahí tenían la carnita para la semana. Por eso, los antiguos duraban mucho, porque se alimentaban de todos esos animales del monte. Así mismo, pescaban, pero no como lo hacemos ahora –con nailon y vara–, sino con anzuelo. Les gustaba mucho un pescado que llaman capitán o corroncho.
En un comienzo, como dijimos, nuestra relación con el mundo exterior era por el lado de Mesopotamia. Por esa parte quedaba el camino más corto que existía en esa época para salir. La gente se iba para ese pueblo, para La Unión o, incluso, para Sonsón. Allá (sobre todo a Mesopotamia) se llevaba la madera o el revuelto (como era tierra fría, les gustaba) y se compraban las cositas que la familia pudiera necesitar.
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Esa vía todavía está habilitada. Para llegar se atraviesa la vereda Santa Rita hasta arribar a un punto que llaman La Víbora, y de ahí se toma el camino que sale a Mesopotamia. Por ese trecho también hay un desvío que lo saca a uno a Sonsón. El camino a Río Verde es muy antiguo y tiene su historia. A través de él llegaron algunos de los primeros habitantes de nuestra vereda y nos comunicamos con ese corregimiento y todo el municipio. De Mesopotamia también venía el padre a dar misa. Normalmente, nos visitaba 2 veces al año y se quedaba de lunes a sábado. Eso salía toda la romería a encontrarlo con cantos y poemas que habían preparado para él. Las misas eran en latín, todos los días y supremamente concurridas. Así mismo, se aprovechaba la venida del cura para hablarle de nuestros problemas familiares, confesarse y celebrar bautizos y primeras comuniones. Si una pareja se quería casar, salía 2 días antes del matrimonio en bestia o a pie hacia Mesopotamia; la ceremonia se celebraba el lunes en la mañana, día destinado para ello. Si alguien es-
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taba enfermo de muerte, el padrecito se venía desde Mesopotamia (¡a un día de camino!) a aplicarle el sacramento de unción de los enfermos para que pudiera morir en paz. Si moría, el ataúd se hacía aquí mismo en la vereda, se velaba en la casa y se enterraba en Mesopotamia o en Cocorná. Ir a Mesopotamia generó, con el tiempo, un vínculo muy importante con Santa Rita. Esa vereda tenía ganado doble propósito, chivos, carneros y ovejas; por eso, sus habitantes contaban con mejores medios de vida. Por allá en los años 40, cuando ella se formó bien, pusieron tiendas muy bien surtidas. Había almacén de ropa, mataban ganado para carne, tenían cantinas y fondas; incluso, estaban la inspección de policía y el centro de salud. La gente de El Porvenir que no quería ir hasta Mesopotamia subía cada 8 días, a pie o en bestia, a un punto que llaman San Antonio para vender la yuca, el plátano, los huevos… En Santa Rita le compraban a uno todo lo que llevara. Muchas veces al hombro, las personas bajaban la sal, la manteca, la carne, el
arroz…; todo lo que necesitaran. ¡Sí! Hubo una época en que Santa Rita era la mejor vereda, era como la mamá de las veredas de por acá. Sin embargo, nuestros abuelos se daban cuenta de que el camino hacia Mesopotamia era muy largo y tenía sus peligros. Una vez a un trabajador de don Emilio Zuluaga se le perdieron las bestias con todo y carga. Por ello, buscaron alternativas hacia Cocorná para llevar la madera y sus productos y traer el mercado. Había un camino para ese pueblo por El Retiro, pero demoraba muchas horas. Era por El Cocuyo. Se tomaba una entrada por la que usted bajaba y, luego, comenzaba a lomar un morro que se llama Alto El Silencio. Después de eso, otra vez empinado, y de nuevo para abajo..., mejor dicho. Sin embargo, ellos sabían que había un camino más corto. En ese tiempo había una vía habilitada de El Roblal a Cocorná debido a una mina de cal que se estaba explotando. Los Orozco y los Gómez, junto con otros, se pusieron a hacer un camino que conectara El Porvenir con El Roblal para aprovechar ese de la mina
que ya existía y salir a Cocorná. Es que el fríjol y el maíz era mejor llevarlos a ese pueblo. Pero ese camino por El Roblal tenía un problema: le faltaba un puente. Por tanto, por un buen tiempo no se pudo utilizar. Si uno quería salir a Cocorná, le tocaba desviarse por El Cocuyo, donde sí había puente. Por esa razón, nuestra gente prefería seguir usando el camino que nos comunicaba con Santa Rita o comprar las cosas en esa vereda. En los años 90 el puente se construyó y empezamos a salir por ese lado. Pero no solo eso, las veredas de todos estos lados nos unimos para arreglar el camino, asentarlo mejor y, sobre todo, quitarle muchos de los desvíos que tenía y que lo hacían más largo. Desde hace unos 15 o 20 años ese es el que más usamos. Los otros solo los utilizamos lo estrictamente necesario. La madera, los caminos, la agricultura, las bestias y sacar y traer la carga de estas montañas desarrollaron un oficio muy importante en El Porvenir: la arriería. Ella llegó para ayudarnos con las dificultades
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de arriar bueyes (para la madera) o cargar sobre nuestra espalda los productos. A los arrieros de antes era fácil reconocerlos por su vestimenta: descalzos, carriel, delantal de lona con un bolsillo grande adelante (para cargar las cabuyas), camisa corta y pantalón de dril o supernaval. Igualmente, no les podía faltar el almuerzo y la comida que sus mujeres les habían preparado para su viaje. Era muy común que, antes de salir, ellas les hicieran una recomendación: “Mijo, cuidado y se entretiene tomando tapetusa, que las mulitas sufren mucho”. Entre los arrieros viejos podemos nombrar a los hermanos Justo y Martín Gómez o a los hermanos de Linolberto. De ellos y de muchos otros hemos heredado la cultura de la arriería que aún se conserva en nuestra vereda. Las mulas tienen personalidad, son muy inteligentes y tienen una relación con el arriero. Ese es el motivo para bautizarlas con nombres que tengan alguna conexión con la bestia o con su dueño. Para ir de trabajo uno o varios días con ellas hay que cuidarlas y prepararlas; darles de comer pasto, miel o caña; revisar sus
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herraduras; motilar sus orejas si es preciso; enjalmarlas de forma adecuada para que no se tallen ni se lastimen… De igual manera, existe un vocabulario específico para este oficio: aparejo, cascos, cincha, joto, hormiguillo, retranca, mulera, etc. Mirando nuestra historia, uno se da cuenta de que esta vereda siempre ha sido muy unida y organizada. Y es que aprendimos de los abuelos a ser solidarios, divertirnos y trabajar juntos en comunidad; primero, sin una organización formal; después, como junta de vecinos; y, por último, en la JAC. Ejemplos hay muchos. Aquí era muy común la práctica de la mano prestada. Eso significa que yo le ayudo hoy y usted me ayuda mañana. De esta forma, varias familias se unían e iban haciendo la cosecha por turnos. El trabajo realizado así se hacía acompañado, más ameno y colaborativamente. También se utilizaba mucho el convite. Por ejemplo, una familia les pedía ayuda a los vecinos con los cultivos un determinado día y, a cambio, les ofrecía alimentos durante la jornada y fiesta y licor en
la noche. Estas prácticas aún se que tenemos actualmente. Igual mantienen en lo familiar y lo comu- pasa con los enfermos. Si hay uno nitario, aunque con variaciones. grave, la costumbre desde antaño ha sido sacarlo entre todos. Lo Como había tanto muchachito y cargamos en una camilla entre 2, no había escuela, la comunidad se a veces con relevos, para llevarlo, organizó para darles estudio a los según el momento, a Mesopotaniños. Don Roberto Orozco cedió mia, Cocorná o El Carmen de Viun cuarto de su casa para que allí boral. Ahorita lo que hacemos es funcionara la escuela; los padres transportarlo hasta el pueblo de consiguieron a una profesora de Pailania; ahí lo recoge una ambuAgua Linda (Cocorná), doña Ninfa lancia y se lo lleva a El Carmen de Quintero, y cada uno le pagaba 50 Viboral. Hasta la presente, no se centavos mensuales. Eso era muy nos ha muerto ninguno. Solo una humilde. La maestra enseñaba en vez nos asustamos. Fue con un un saloncito pequeño, con un ta- muchacho al que le dio pulmonía blero de tablas, en una vivienda y estaba tan grave que los méditambién de madera y de balcon- cos, cuando lo vieron, dijeron que citos. Si los estudiantes querían no era su día. Tocó que viniera un apoyo para escribir, les tocaba helicóptero y se lo llevara, porque traer alguna mesita de su vivien- si lo hubiéramos sacado por tierra da. Las cartillas que se usaban se nos habría muerto. eran las de la emisora Sutatenza1. Del mismo modo, la religión y la A finales de los años 60, entre fiesta han sido costumbres que todos fuimos ahorrando y, con nos han unido mucho como verenuestro trabajo colectivo, hicimos da. Los antiguos acostumbraban la escuela donde se encuentra ac- a rezar el rosario en familia todas tualmente; al principio, de madera, y después, de zinc. Solo fue hasta 1 Radio Sutatenza fue una emisora hace poco que la Federación de de radio colombiana que emitió proCafeteros, la organización Aluna, gramas de educación para el campo el municipio y, obviamente, noentre 1947 y 1990. sotros construimos la de material
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las noches y a hacer una oración de saludo en las mañanas. Igualmente, eran muy devotos de la Virgen María. Ellos tenían el hábito de trasladar cada día, entre cantos, una imagen de ella de casa en casa. Al llegar a la vivienda, la familia que la entregaba entonaba un canto, y la que la recibía, una oración. En Semana Santa, los vecinos se reunían en la casa de don Roberto Orozco, quien era el único que tenía radio, a escuchar los programas radiales religiosos de la emisora Sutatenza; también lo hacían en la casa de don Emilio Zuluaga cuando este consiguió uno. Además, en Navidad, cada casa hacía su pesebre, y el 24 todos acudían temprano, otra vez, a la vivienda de don Roberto para escuchar la misa. A los abuelos también les gustaba festejar. Era costumbre que los vecinos se juntaran una vez en el hogar de una familia a celebrar, y la siguiente vez, en otro…; se iban rotando. Así mismo, cuando venían familiares, se mataba gallina y se comía y tomaba tapetusa con todo el que quisiera arrimar. Todas estas tradiciones se han acabado un poco, pero aún nos reunimos
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en familia, en las fiestas navideñas (cuando matamos marrano y tomamos tapetusa), para ir al río de sancocho o en el kiosco que tenemos en el centro de la vereda. En las últimas décadas lo que más nos ha conectado comunitariamente es la JAC. Ella nació hacia el año 1957 y recogió todas esas prácticas tradicionales que teníamos de compartir y trabajar por el bienestar común. Con la JAC iniciaron las actividades para recoger fondos, como los festivales, los bailes, las cantarillas, los remates de animales y los platos especiales en los eventos comunitarios. De igual manera, se fortaleció el hábito de trabajar juntos para construir y arreglar caminos, hacer puentes, edificar el puesto de salud y la escuela, organizar el agua, mejorar las viviendas de todos o presentar proyectos y propuestas a otros para que nos ayuden. Para esto último fue muy importante la colaboración de la organización Aluna con sus propuestas de formación comunitaria. Uno de los servicios más recientes que conseguimos fue la luz en el año 2011.
Por mucho tiempo solo tuvimos velas y lámparas de aceite. En algún momento también tuvimos unos paneles solares, pero se les fueron acabando las baterías y, a lo último, a algunos les cayó un rayo que los quemó. Doña Cruz Elisa Buitrago fue la primera que los utilizó. Entre los años 70 y 90, la vereda funcionaba en armonía y calma, e iba progresando. La gente simplemente hacía vida campesina: sembraba y cosechaba, mandaba a los niños a la escuela, cuidaba las bestias, iba al pueblo a vender sus productos, celebraba y colaboraba en las actividades comunitarias. Esa fue la época de la construcción de la escuela actual, del puente que nos comunicó con Cocorná, de la instalación de mangueras para el transporte del agua o del puesto de salud. Igualmente, las instituciones estatales empezaron a hacer presencia en nuestro territorio. ¡Fue la primera vez que recibimos ayuda de las alcaldías para nuestras necesidades como comunidad! No obstante, a finales de esa década de los 90 y, sobre todo, en el
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primer decenio del siglo XXI, la paz y la tranquilidad de la vereda se acabaron debido al conflicto armado. Los primeros en llegar fueron los de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), con el Frente Carlos Alirio Buitrago; con ellos no fue tan duro porque no les hacían nada a los campesinos. La cosa empeoró con la venida de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con el Frente 9, quienes se disputaron el territorio con los primeros, y de los paramilitares y el ejército, que nos consideraban a todos guerrilleros o colaboradores de la guerrilla. Empezaron a presentarse muchos tiroteos; a algunos vecinos nos fue entrando el miedo y, de a poquito, nos fuimos yendo. A otros nos mataron familiares o nos decían que nos marcháramos porque dizque estábamos con la guerrilla; entonces nos tocaba desplazarnos. Unos cuantos decidimos resistir y quedarnos; vivíamos muertos del miedo y viendo pasar a unos y a otros, pero continuábamos trabajando para sobrevivir.
Cuando las cosas se fueron calmando, varios de los que nos marchamos decidimos retornar. ¡La vereda daba tristeza! Todo el trabajo de una vida se había perdido. Las casas, totalmente destrozadas. Lo que habíamos dejado se lo habían llevado o comido los grupos armados, desde las vacas, las gallinas, los cerdos, pasando por el maíz, la yuca, el fríjol, los colchones y las camas… Mejor dicho, quedamos con lo mero que teníamos puesto cuando nos fuimos. Las fincas y los potreros estaban hechos puro rastrojo y monte. ¿Qué nos tocó hacer? Empezar de nuevo. Sin embargo, las condiciones para nuestros medios de vida habían cambiado. En la actualidad
realizamos actividades que nos permiten tener soberanía alimentaria y cuidar nuestra tierra. Así mismo, hemos intentado reconstruir nuestros lazos comunitarios alrededor de nuestra identidad campesina, la escuela, el río, la JAC, la misa cada 3 meses, la alegría y el trabajo duro.
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6 NUESTRO HABITAR EL TERRITORIO: MODOS DE VIDA
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pueden resultar peligrosos para nosotros o nuestros animales.
El conflicto
armado y el desplazamiento transformaron nuestras formas de vivir. Al volver, había que empezar de cero en un ambiente regional y nacional que no valora al campesino. Así mismo, desde los 90, la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) empezó a ponerle restricciones a la extracción de madera, siendo estas más evidentes cuando volvimos a nuestros territorios. Esas medidas, el abandono de muchas familias del aserrío como forma de vida desde hacía tiempo y la conciencia de la importancia de las montañas y sus aguas hicieron que continuáramos dejando el monte quieto, utilizándolo solo para las necesidades domésticas, y nos centráramos en la agricultura y la ganadería. Igualmente, disminuimos la caza de animales de monte y la enfocamos especialmente en aquellos que dañan nuestros cultivos o que
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Algunos empezamos a sembrar café, pero hubo una plaga y fumigaciones de cultivos ilícitos que secaron lo plantado; entonces, aunque tenemos algunos palitos, no se cultiva tanto. Trabajamos el maíz, el fríjol, la yuca, algunos frutales (como la guayaba, el zapote y la guanábana) y el plátano. Normalmente son para uso casero, porque el flete para llevar la carga al pueblo sale caro y, muchas veces, las cuentas no salen.
milias aún emplean primero las ramas para curarse y, si no funcionan, van al médico. Este es un gran obsequio que nos provee nuestra tierra; es de ella de donde las sacamos, ya sea porque cultivamos algunas en nuestras huertas o porque sabemos ubicar otras en algunos parajes de estas montañas que conocemos tan bien de tanto recorrerlas. Así, tenemos un gran número (ver en la página 30 la tabla que realizamos enumePor otra parte, tampoco hemos rando algunas); cada una sirve dejado de utilizar las plantas me- para diferentes dolencias. dicinales como nos enseñaron nuestros padres y abuelos. Si bien es En cuanto al ganado, aunque ducierto que su uso se ha perdido rante el conflicto la gente paró de un poco, muchas de nuestras faHoy en día todo se hace con guadaña y machete; no como antes que era con tacizo o calabozo, fácil pero duro de usar. Sin embargo, hay cosas que no han cambiado. A pesar de la influencia externa que nos habla de fertilizantes y plaguicidas, somos una comunidad que cultiva orgánicamente. En la vereda no se utilizan químicos en los sembradíos, salvo para el café y en pocas cantidades.
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tenerlo porque los grupos armados se lo comían o robaban, es una de nuestras fuentes principales de ingresos debido a nuestra historia y la dificultad de vivir de la agricultura. Tenemos ganadería doble propósito (leche y carne). Principalmente sacamos animales para la venta en ferias, pero también unos cuantos de nosotros hacemos quesos que venden en La Piñuela o Cocorná. La leche es para consumo familiar. De la misma manera, en ninguna casa faltan las gallinas ni las bestias. Las primeras complementan la dieta de la casa, mientras que caballos, mulas y machos son indispensables para el trabajo y el transporte de carga y personas (internas y externas) dentro y fuera de la vereda. Y es que el oficio de la arriería continúa existiendo en nuestro territorio. Su importancia es tal que desde niños sabemos montar y cuidar los animales. Hoy por hoy, por las orillas del río Melcocho siguen andando los arrieros de El Porvenir con su recua de mulas que transportan en el lomo las mil y una cosas que los vivientes de estas tierras venden o necesi-
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tan. A nada le dicen que no: cosas delicadas, como mercados llenos de huevos y verduras, marranos o botellas de aguardiente y cerveza; materiales para la construcción, por ejemplo cemento, varillas, tubos, adobes, tejas y zinc; o todos los elementos que puede necesitar un hogar campesino en la casa o en el trabajadero: abono, cuido para animales, pipetas, combustible, colchones, neveras, fogones, escaparates, herramientas, máquinas… Varios de nosotros tenemos marranos que criamos y engordamos para vender internamente o en pueblos. Algunos pescan en el río o tienen sus propios criaderos de peces para la familia o para proveer a los vecinos. Lo que sí ya dejamos de tener son chivos y ovejas. Desde hace tiempo ciertas familias han tenido panales y sacan miel de unas abejas muy mansitas oriundas de aquí, las que llaman meliponas. En ese mismo sentido, la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) nos propuso tener otro tipo de abejas más productivas hace unos años.
Varios de nosotros no quisimos porque eran insectos muy agresivos y nos picaban; sin embargo, hay algunas familias que lo están intentando. Por último, la riqueza de nuestras montañas, los paisajes y lugares de esparcimiento que crea el río Melcocho, y nuestra cultura campesina tradicional nos
han hecho pensar en la posibilidad de tener un turismo ecológico manejado y regulado comunitariamente.
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7 NUESTRA COMÚN UNIDAD, NUESTROS ACUERDOS Y NUESTRAS COSTUMBRES CON MONTAÑAS Y AGUAS
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7.1
Como
colectivos de vida, el elemento esencial que nos caracteriza es la común unidad que tenemos con lo humano y lo no humano que nos rodea, es decir, a lo que estamos unidos o lo que nos une: la montaña, el agua o los vecinos. Ella se ha expresado en la descripción de quiénes somos y en el vínculo con nuestras tierras, sus montañas, sus aguas o los otros seres que las habitan. Así mismo, esa común unidad se puede ver en lo que hacemos, es decir, en los modos de vida que tenemos. Otra forma de manifestarse tiene que ver con la manera en que nombramos nuestros territorios y las reglas que hemos creado alrededor de algunos de sus elementos y en nuestras relaciones cotidianas. A continuación, describiremos nuestras montañas, nuestras aguas y nuestra relación y regulación con ellas.
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Nuestras montañas y aguas
Estamos rodeados de montañas. Ellas guardan y protegen nuestro territorio y nos dan todo lo que necesitamos para vivir. Al occidente, yendo para la vereda Santa Rita (El Carmen de Viboral), están El Bosque, Albania, El Silencio y La Meseta. La Secreta, La Quiebra, Montebello y El Cuchillón nos separan de Río Verde de los Montes y del municipio de Sonsón. Al norte, en el límite con la vereda La Cristalina (El Carmen de Viboral), sobresalen La Cristalina, Los Mangos y La Soledad. Esta también es la casa del río Melcocho. Él nace en nuestro territorio y atraviesa nuestras tierras por toda la mitad. En la montaña La Meseta aparece pequeñito, pero poco a poco se va alimentando de un buen número de quebradas; es que el agua es una de las grandes riquezas que tenemos. Las quebradas más importantes son: Las Peñas, El Purgatorio, El Pisquero, El Zapote, El Salado,
San Pedro o El Orial, Samaria, Los Linderos, Chilguetes, Las Monas o La Selva. Pero ellas no son las únicas. Hay muchos nacimientos, riachuelos y quebradas que alimentan todo lo que existe. A muchos de ellos los hemos bautizado utilizando el nombre de las fincas en donde nacen o que atraviesan (o del dueño de las mismas) o algún elemento característico de esa fuente de agua. Nuestras aguas son propias. Cada familia tiene un nacimiento de donde toma agua para sus necesidades cotidianas. Al principio cargábamos el agua entre todos en tarros de guadua. Después, empezamos a utilizar asequias en tierra o canoas también de guadua. En ese tiempo no había manguera ni tuberías. La manguera llegó hace 40 años. Una vez, don Martín Gómez vio en Santuario unos cuellos de manguera y decidió que iba a poner ese sistema en su finca. Se fue para Medellín y consiguió 3 rollos. Se arrimó al nacimiento del agua y puso la manguera. Don José Osorio, viendo eso, hizo lo mismo. Al notar que funcionaba, todos adoptamos ese mecanismo.
Nos proveemos de agua de 3 formas. Ciertas familias tienen su nacimiento propio; ellas son independientes, por lo que ponen una manguera desde dicho nacimiento y la transportan hasta sus casas. Así mismo, contamos con algunos nacimientos que proveen el agua a varias familias. Allí tenemos bocatomas; cada hogar conecta una manguera a una bocatoma, la cual lleva el agua hasta su vivienda. Por último, tenemos un sistema comunitario de aguas. Este toma agua de nacimiento y, a través de un tanque y mangueras, provee agua a la escuela y las casas aledañas a esta.
7.2
Costumbres comunitarias
Somos conscientes de la importancia de nuestras montañas y aguas en nuestra manera de vivir; por eso tenemos unos acuerdos y costumbres comunitarios relacionados con su propiedad, su uso y su cuidado. Ellos nos permiten continuar con nuestras formas de vida tradicionales y protegernos de aquellas intervenciones externas
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que ponen en peligro nuestro ser campesino o nuestro hábitat.
cimiento o más abajo y, de esta forma, surtir las dos viviendas.
7.2.1 Propiedad de montañas y aguas
El sistema de aguas que surte a la escuela y a las viviendas vecinas es de propiedad comunitaria. De igual forma, aquellas aguas que utilizamos todos para diferentes usos –como quebradas grandes o sin dueño, o el mismo río Melcocho– son compartidas y, por tanto, de propiedad de la comunidad.
Las montañas son nuestra casa y, al ser parte de nuestras fincas, cada una le pertenece a una familia. Lo mismo pasa con el agua. Los nacimientos de agua son propios, es decir, de la familia en donde se encuentran, y en muy pocos casos de los vecinos que la necesiten, previo permiso del propietario del lugar donde nace el agua. Por tanto, respetamos los linderos y la propiedad de las aguas de las fincas, y no nos pasamos a las montañas ni tomamos las aguas de los otros. Sin embargo, la solidaridad es una regla en nuestra propiedad de las montañas y las aguas. Compartimos la leña y el agua con el que no tiene, pero siempre pidiendo permiso al dueño y teniendo en cuenta las necesidades de las 2 partes. Entonces, se colabora a otro con la leña; así mismo, se pide permiso a la familia que tiene el nacimiento para partir las aguas desde ese mismo na-
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7.2.2 Uso y cuidado de montañas y aguas Nuestra comunidad ha realizado en sus montañas diferentes prácticas que han sido importantes para mantener nuestros modos de vida. En la actualidad, los usos que les damos son los siguientes. En primer lugar, utilizamos las riquezas de las montañas para uso doméstico, es decir, en la construcción de nuestro hogar campesino o para leña, cercas, puentes o escobas. Así mismo, ellas son fundamentales para nuestra alimentación y nuestra economía familiar, ya sea mediante la siembra, la cacería o la ganadería. Por último, tenemos la recreación y el esparcimiento para propios y, ahora, para externos (turismo). En la realización de estas actividades respetamos la forma de hacer las cosas de cada integrante de la comunidad y confiamos en su real saber y entender; por tanto, cada familia toma sus propias decisiones sobre el uso y el cuidado de sus montañas. Sin embargo, desde antaño tenemos ciertas costumbres y consideramos fundamental que sigan perviviendo en el tiempo:
Respetar la naturaleza manteniendo los usos del suelo agropecuarios en los límites que teníamos desde antes del conflicto. Ello significa que un trabajadero no pierde su uso agropecuario si se enrastroja porque se tiene en descanso, no hay dinero para cultivarlo o el conflicto hizo que lo abandonáramos. Conservar los usos agropecuarios del suelo actuales. Es decir, lo que es siembra sigue siendo siembra y no pasa, por ejemplo, a ser potrero. Mantener las formas tradicionales de agricultura que hasta el momento hemos tenido, debido a que sirven para cuidar las montañas en las que vivimos. Por ejemplo, la rotación y el descanso de los suelos o la preparación de la tierra con ciertos cultivos para permitir la siembra de otros más adelante. Realizar una ganadería amigable con nuestro hábitat. En otras palabras, no tan extensiva o sin fumigación de potreros.
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Evitar el uso de químicos en nuestras actividades agropecuarias, salvo en la prevención de plagas y enfermedades en algunos cultivos. Vetar la cacería de todo tipo para externos. Para los habitantes de la vereda está permitida únicamente para el control de plagas y la alimentación. Prohibir la extracción de madera para comercializar. Regular comunitariamente la actividad del turismo en la vereda.
7.2.3 Uso y cuidado de las aguas Nuestras aguas son utilizadas para el consumo humano y de los animales, la pesca y la recreación. Para las necesidades del hogar campesino, cada casa se suministra su agua; en otras palabras, cada uno construye su infraestructura y arregla y usa el agua libremente (sin pago), siguiendo las normas de su propia unidad familiar. En cuanto a los cultivos, nuestra fuente principal es el agua de lluvia.
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Lo anterior no rompe nuestra regla de solidaridad. Cuando hay daños graves, se comparte el agua o existe un problema en el sistema comunitario, se recurre al vecino o los vecinos para arreglar la avería conjuntamente; esto se hace de forma voluntaria. En ese mismo sentido, las idas del agua se solucionan como cuando se comparte un hogar: el primero que se da cuenta o la necesita es el que la organiza. Al igual que en las montañas, tenemos algunas costumbres de uso y cuidado de las aguas que intentamos respetar: Conservar y cuidar los nacimientos, quebradas y ríos principales. Algunas de las medidas para ello son no talar los árboles alrededor de los nacimientos, dejar barreras vivas que los protejan, ser más generosos en la franja de árboles que los circundan y no tirar basuras a las aguas. Manejar responsablemente las aguas negras y grises.
Utilizar para usos domésticos las aguas compartidas entre varios o de propiedad de todos. Para otros usos que puedan afectar a los vecinos o a la comunidad, hay que pedir permiso a quienes se esté perjudicando. Permitir la pesca para el consumo doméstico de los habitantes de la comunidad y prohibirla para externos. Pescar de forma amigable con el medioambiente. Autorizar los usos recreativos de montañas y aguas para la gente de la comunidad. Las actividades
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de ese tipo que pueden realizar los externos deben ser reguladas comunitariamente, por ejemplo, temas en cuanto al número de personas aceptadas o los cuidados que deben tenerse para la utilización.
8 NUESTROS DESAFÍOS
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La llegada de modelos de vida y formas de pensar externas que influencian sobre todo a niños y jóvenes, así como la muerte de nuestros mayores, están generando desvalorización y pérdida de los valores, las tradiciones y comunidades co- la memoria de los campesinos en nectadas con la naturaleza, con nuestra comunidad. nosotros mismos y con múltiples La existencia de prácticas inespacios, tiempos y actores que se encuentran fuera de nuestra ternas que pueden afectar negaticotidianidad. Estas relaciones no vamente la naturaleza, a pesar del siempre han sido armónicas ni conocimiento tradicional que terespetuosas, lo que ha generado nemos y que nos permite vivir en desafíos que debemos enfrentar. armonía con ella. Estamos abierNombramos algunos retos que tos al diálogo y a llegar a acuerdos deben ser analizados y asumidos consensuados con otros actores para que pervivan nuestras comu- para determinar formas autónonidades y nuestra bioculturalidad. mas y propias para el cuidado de Si bien los dividimos por temáticas los elementos comunes naturales. para una mejor organización, todos ellos están conectados. Igualmen- Por otro lado, para que sean pote, estos desafíos tienen causas sibles un diálogo horizontal y un y desarrollos internos y externos respeto a nuestro ser campesino, también interconectados; por tan- el Gobierno, los organismos no guto, deben buscarse soluciones en bernamentales o las personas que desean visitar o vivir en nuestra ambos niveles. comunidad deben replantearse, lo menos, los siguientes as8.1 Identidad y comunidad por pectos: campesina
Somos
Los aspectos fundamentales en La desvalorización y la dislos que consideramos se debe criminación a los campesinos. El trabajar hacia adentro son dos:
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campesino es visto como un montañero, ignorante, incivilizado y atrasado, desconociendo toda la sabiduría y la cultura que este posee, y los beneficios que presta a la naturaleza y a la sociedad. La desprotección estatal a los campesinos. La desvalorización mencionada ha llevado a que haya una insuficiente o nula salvaguardia estatal a la identidad y a los modos de vida de las comunidades campesinas. La negación de nuestra autonomía campesina. Existe una tendencia reiterada a menospreciar nuestras capacidades, por una parte, para tomar decisiones que permitan una buena vida para todo lo existente, y por otra, para regular nuestro territorio y nuestras relaciones. Nuestra participación en los temas que nos atañen muchas veces es vista como un simple voto o como un requisito para legitimar decisiones ya tomadas por otros.
bles obtenidas en la interacción con otros actores externos y la riqueza que posee nuestro territorio, tenemos cierta desconfianza hacia el Gobierno y hacia las personas que vienen de fuera. Al no poder estar seguros de cuáles son sus intenciones y conscientes de todas las promesas incumplidas, debemos ser precavidos con los permisos de entrada, la recolección o medición de elementos naturales, la firma de actas o los ofrecimientos que se realizan. El irrespeto a las formas de organización y de proceder campesinas. Rechazamos el actuar de externos que no tienen en cuenta: 1) cómo nos hemos organizado para debatir y tomar decisiones, y 2) nuestras maneras de actuar relacionadas con el cuidado que debe tenerse en las interacciones cotidianas, con los elementos naturales y con la infraestructura que hemos construido en nuestro territorio.
Los intereses ocultos y las promesas incumplidas. Debido a nuestra historia (el conflicto armado), las experiencias desagrada-
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l D e sva D isc r i m
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al tat es n B c oportu n Desate ia de da nc des seM u A ega p royectos no er Compra de t x predios por e s e a n o i ac c ci ó n tric ipa i Res t o ar ales a d p i c i on e s t ra d Ag strial u ricu d n ltura y ga ad e ría in De li Necesidades bás i Dis cas in O satisfechas
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Camb i o c l i r ación de á mit
m as e a ático s pro tegidas
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d ción u in m
8.2
Territorio
Somos campesinos dueños de nuestra tierra, con muchas riquezas naturales y una cultura valiosa que se refleja en todo lo que nos rodea. Esto se desconoce cuando: Se entiende la naturaleza, con sus elementos, como un recurso que aporta solo económicamente. Esto es lo que sucede con los emprendimientos de minería o la construcción de hidroeléctricas de cualquier tipo. Ellas buscan explotar lo existente sin respetar la naturaleza ni nuestra conexión con nuestro hábitat.
rrolladas deben mantener nuestro entorno y nuestra cultura. Ahora, al interior de nuestras comunidades debemos discutir sobre proyectos que pueden ayudar a nuestra calidad de vida pero que también pueden afectar nuestros modos de vida y el territorio del que dependen. Este es el caso de la carretera hasta nuestra vereda y de la llegada del ecoturismo.
Se entiende la naturaleza como un espacio intocable en el que el ser humano no puede intervenir. La naturaleza y el territorio en nuestra vereda están compuestos de elementos físicos pero también culturales. Ese paisaje cultural-natural Llegan proyectos de desarrollo debe ser respetado y protegido. (como minería e hidroeléctricas) sin una participación comunita- 8.3 Aguas y montañas ria que busque el consentimiento libre, previo e informado, paso Las montañas y las aguas están obligatorio según las normas es- unidas; no pueden existir las unas tatales. sin las otras. Ello significa que los desafíos que enfrentan son comuSe nos ve simplemente como nes. El cuidado de ambas es un mano de obra o aportadores de desafío para propios y extraños alimentos para el exterior, es decir, en los siguientes aspectos (entre como un recurso que contribuye otros): económicamente. Si bien necesitamos más opciones de vida a Personas de la comunidad que través del incremento del empleo intentan proveerse de medios de y la producción, las políticas desa-
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subsistencia y, sobre todo, gente de otros lados que compra fincas están tumbando monte sin importarles que esté cerca de los nacimientos de agua o las consecuencias que esto puede tener para la vida en la montaña. Incluso, algunos utilizan fertilizantes químicos o pesticidas que contaminan el suelo y las aguas. Los animales con los que habitamos el territorio son valorados y respetados por nosotros. Sin embargo, hay que llegar a acuerdos sobre aquellos que pueden atentar contra la vida de los seres humanos o afectar nuestros cultivos; estos acuerdos deben evitar los peligros que generan y, al mismo tiempo, protegerlos. Esto sucede, por ejemplo, con la serpiente mapaná. Las montañas y las aguas son la fuente de los alimentos que consumimos todos los humanos, incluida nuestra comunidad. Si bien aceptamos lo anterior, personas de fuera están viniendo a pescar o a cazar sin los cuidados necesarios a nuestra fauna. Igualmente, están realizando actividades al aire libre en nuestras fuentes de
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agua, sin precauciones, contaminando el agua. Nuestras aguas son propias es decir, de las familias y de la comunidad, son tomadas libremente y se regulan comunitariamente. Nos preocupan la entrada y la imposición de otras formas de entender el agua, por ejemplo, el agua no propia de las comunidades, el cobro del agua o el registro de las aguas, el desconocimiento de nuestros acuerdos al respecto y la falta de información clara y precisa sobre esas otras regulaciones del agua. Así mismo, necesitamos herramientas que nos permitan proteger y hacer respetar nuestra manera de entender el agua, ya que esta fue, ha sido y será esencial para las formas de vida de nuestros antepasados, las nuestras, las de nuestros hijos y las de los hijos de nuestros hijos.
8.4
Modos y medios de vida
La desatención estatal, la desvalorización rural y la llegada de otros modelos de desarrollo que no tienen en cuenta lo campesino están poniendo en peligro nuestras
formas de vida y nos niegan la po- pequeña propiedad campesina, sibilidad de un buen vivir. De esta nuestros medios de vida y la posibilidad de tener generaciones fuforma enfrentamos: turas campesinas. Bajos precios para los proDiscursos opuestos entre lo ductos del campo, que hacen que se pierda dinero en las actividades productivo y lo ambiental. Al camagropecuarias, se cultive solo para pesino se le pide ser competitivo el autoabastecimiento, se pase de para sobrevivir en el modelo de lo agrícola a lo pecuario o, a me- desarrollo imperante y, al mismo diano plazo, terminemos depen- tiempo, no tocar o cuidar la naturaleza que tiene a su alrededor. diendo de lo externo. Desatención estatal. Si bien Agricultura y ganadería industrial con productos masivos el trabajo en comunidad ha perno orgánicos y precios más bajos. mitido la construcción y el mantenimiento de la infraestructura Falta de posibilidades de es- comunitaria, y la prestación de sertudio y de trabajo para los jóvenes, vicios básicos para la comunidad, lo que los desarraiga del campo. existen problemáticas que rebaLas alternativas que se presenten san nuestras fuerzas y haceres o para ellos deben abarcar tanto las que están en manos de actores que permiten un trabajo rural dig- estatales. Por ejemplo, hacen falta no y valorado, como las que son puentes para cruzar quebradas y diferentes a la vida en el campo. ríos, y hay algunos por arreglar, se necesitan mejoramientos de viMigración a la ciudad o a fin- vienda importantes y es necesario cas industriales por falta de opor- desarrollar un programa de pozos tunidades. Esta situación es más sépticos para todos. evidente en los jóvenes, sobre todo en las mujeres. Nuestras veredas se están quedando solas, lo que atenta contra nuestra supervivencia física, la existencia de la
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9 EN LA TIERRA DE LA ESPERANZA
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habitada por campesinos autónomos, unidos y orgullosos de ser del campo y vivir de él. En otras palabras, los vecinos de siempre, junto con otros hombres y mujeres que quieran venir acá y que amen esta tierra como es, protecerrar este giendo y manteniendo sus raíces recordar y reconocernos juntos ca- y tradiciones. minando nuestros sueños. Hablar de ellos no significa soñar des- Queremos estilos de vida diferenpiertos, inventar o hacer globos tes, haciendo lo mismo de una sin razón. Quiere decir concebir, mejor manera; ello es posible gracrear y criar desde el trabajar uni- cias a un diálogo de saberes entre dos, siguiendo la sabiduría de los nosotros y con otros alrededor de mayores y con la alegría del penformas alternativas de vivir en arsar-sentir-actuar compartido. Reamonía con la naturaleza. Es decir, firmando nuestro poder de soñar, no deseamos cambiar la cultura, convocamos, creamos soñando (disoñamos) y damos propósito sino salir de lo convencional para a otros mundos posibles donde volver a lo tradicional, con fincas todos los seres de nuestro terri- agroecológicas autosostenibles siltorio puedan vivir en armonía. vopastoriles, organizadas para Es nuestra imaginación/memoria disfrutar inteligentemente de las creadora, que despierta y realiza bondades que nos provee la tierra. Así mismo, soñamos con viel presente. viendas campesinas construidas Soñamos El Porvenir con monta- con materiales del medio y diseñas frondosas llenas de muchos ñadas a partir de iniciativas que animales y plantas, en las que poda- cuiden nuestro hábitat, y del saber mos reconocer y conectarnos con de la gente de la comunidad. el bosque. Un territorio de aguas abundantes y limpias disfrutadas y protegidas por todos. Una tierra
Queremos
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Deseamos que los habitantes de El Porvenir trabajen la tierra y sean felices haciendo lo que hacen. Igualmente, que haya muchos niños, jóvenes, adultos y mayores, y que cada uno sea reconocido según sus necesidades. De esta forma, queremos que los niños y jóvenes tengan muchas posibilidades y espacios de aprendizaje y esparcimiento en su propio territorio (escuela todos los días, deportes, clases de baile, tejido o pintura), que las familias tengan sitios de reunión para disfrutar unidas y que los adultos mayores tengan una buena calidad de vida y se les reconozca y recompense todo
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lo que nos han dado a las presentes y futuras generaciones. En suma, queremos un Porvenir de seres libres y felices tejiendo comunidad y vida desde el corazón.
10 VOCABULARIO CAMPESINO
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Aparejo: conjunto de correas y otros objetos que se colocan sobre los caballos o mulas para montarlos o ponerles carga. Aretas: aretes. Arrancar la yuca: juego de niAgregado: empleado o mayor- Ăąos en el que un jugador se sube a domo de finca. un palo y no se puede dejar tumbar por los demĂĄs. Aguadulce: agua con panela. Astilla: tabla corta sacada de Aguamasa: sobras de comida la madera de ciertos ĂĄrboles. Sirve que se les dan a los marranos. para hacer techos. Aguasal: sopa que contiene Atado: conjunto de verduras agua, huevo, cebolla, cilantro y, amarradas, como el cilantro, la en algunos casos, papa. cebolla, etc. Alforjas: costales que se utilizan de a dos, una a cada lado de la bestia, y permiten repartir el peso.
Atembado: sonso, bobo. Atisbar: ver, mirar.
Algo: alimento que se toma Avenido: conforme, colaboraentre comidas, generalmente en la dor o en armonĂa. tarde. Aventado: atrevido, osado. Almud: medida para pesar graAzaroso: que da miedo, terror nos hecha en madera. o impresiona mucho. Angarillas: tabla sostenida por Bacinilla o mica: recipiente que dos barras que sirve para transportar una carga entre 2 mulas o varias personas.
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se pone al lado de la cama para Cabezales: lazo con el que se orinar por la noche. agarra el animal. Bañar o hacer baños (en un cultivo): echarle plaguicida a un cultivo.
Cacharro: situación inesperada.
Calabazo: recipiente o vasija útil para diferentes usos. Se fabriBaritiar: llevarles la comida a ca cortando por la mitad el fruto los trabajadores. del árbol calabazo (o totumo) y sacándole la pulpa y las semillas. Bejuco: liana de material vegetal con la que se amarra algo; Calabozo: herramienta corta paguadua. ra podar y rozar. Está compuesto por una hoja de acero curva (en Berraco: fuerte, guapo. forma de hoz) y un mango de madera largo. Berriondo: hábil, valiente. También puede significar enojado. Canalón: camino o gruta. Bestia: animal de carga. PueCancel: construcción hecha en de ser mula, caballo o yegua. tablas de madera. Bicoca: algo pequeño.
Cantarilla: rifa que se pregona por las calles.
Bogadera: líquido para tomar, por ejemplo, el claro del maíz o Capacho: hojas que cubren o agua con panela y limón. envuelven el maíz. Bogar: beber con rapidez. Bolear: tirar, arrojar. Boleta: pedazo de papel donde van anotadas las cosas a comprar en el pueblo.
Carbonero: persona que se dedica a elaborar carbón de la madera y a venderlo. Carranchín: alergia.
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Cascajito: fragmentos de pie- otros. El jugador que ha sido condras, ladrillos y materiales duros. gelado 3 veces toma el lugar del que persigue a los demás. Casco: uña de los equinos. TamChupado: moretón dejado en el bién se le conoce como pezuña. cuerpo por una mordedura suave. Chamba: zanja que sirve como Chuspa: bolsa de papel. lindero; roto en el camino. Cincha: faja que pasa por debajo de la barriga del caballo o la Chivero: carro pequeño con ca- mula y permite asegurar la silla. pacidad máxima de 10 personas, Claro: residuo que queda de que se usa para el transporte de personas, insumos o cosechas. Es cocinar el maíz. Se consume con el transporte característico de las la mazamorra o solo. veredas habitadas por pocas persoColgar los guayos: morirse. nas, por lo que tiene rutas establecidas en días y horarios específicos. Coca: recipiente o plato hondo. Chocolatiar (ojos): humedeciColino: planta pequeña sin trasmiento de los ojos sin que lleguen plantar. a caer lágrimas. Chapolera: recolectora de café.
Chócolo o chocolito: maíz tierno.
Conchudo: abusivo.
Chocozuela: rótula.
Contemplar: mimar.
Convite: unión de muchas perChucha congelada: juego de niños en el que un jugador persi- sonas para hacer algo. gue a los demás para tocarlos y Cosechero: recolector de frucon su toque dejarlos inmovilizados, congelados. Los jugadores tos de algún cultivo. que no han sido congelados pueden descongelar con su toque a los
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Cristiano: persona.
El putas: el diablo.
Enrastrojarse: llenarse de arCuarta: medida de longitud. Es la distancia que hay entre los de- bustos y maleza un pedazo de dos pulgar y meñique cuando la tierra. Esto sucede cuando un tepalma de la mano se abre mucho. rreno no se trabaja y se cubre de nueva vegetación. Cubierta: estuche donde se Entierros: tesoros indígenas, guarda el machete. dinero o monedas de oro y plata que se encuentran sepultados en Cuchinas: pies la tierra. Cuchuco: sopa de maíz quebrado. Envaradera: palo de madera que los campesinos utilizan para Cuzca: colilla del cigarrillo. tutorar algunos cultivos que neDesecho: camino que sirve de cesitan enredarse para crecer, por ejemplo, el fríjol o la arveja. En la atajo. actualidad algunas organizacioDesmatonear: quitar las ma- nes están produciendo postes de lezas que aparecen en un cultivo. plástico para evitar la deforestación por medio de esta práctica. Destinos: trabajos de cocina, Escalera: bus característico de de arreglo de casa y de la huerta realizados por las mujeres en el las zonas rurales para el transporte de personas, cosechas o insumos. hogar campesino. Algunas veces es un camión adapDevuelta: dinero que sobra de tado al que le quitan la parte trasera y le acondicionan un sistema de una compra. bancas. Tiene un segundo piso al que Dieta: período de 40 días des- se llega a través de una escalera que pués de que una mujer da a luz, du- está ubicada en la parte de atrás. rante el cual tiene que tener ciertos cuidados para que su cuerpo y su salud se restablezcan.
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Espuela: instrumento que se Garabato: vara larga con cuerusa en los pies para chuzar al ma- nos en la punta. Se usa para agacho para que ande rápido. rrar frutos que se encuentran muy alto. Establecimiento (de panela): lugar donde se extrae y evapora Garlar: hablar. el jugo de la caña de azúcar y se elabora la panela. Gota: enfermedad que le da al cultivo de papa y que ocasiona la Falda: terreno muy inclinado. pérdida de la cosecha. Fiambre: alimento que se lleva Goterear: darle gota a un culpara trabajar o para ir de paseo. tivo de papa. Normalmente va envuelto en hojas de alguna planta, por ejemplo, Grajo: mal olor producido en de plátano. las axilas. Fierro: arma de fuego.
Guadaña: herramienta para huinchar u organizar prados.
Foco: bombillo. Guandolo: agua de panela con Fonda: tienda en la que antigua- limón. mente los arrieros paraban a comer o a dormir durante sus largos Guaro: aguardiente. viajes. Guasca (de plátano): material Fondos (de panela): cacerolas vegetal del tronco de la planta de para cocinar la panela. plátano. Frisol: fríjol. Fundamentoso: juicioso. Fundillo: nalgas.
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Guasco: bordón con el que se le pega a la mula o que ayuda a hacer camino. También es llamado zurriago.
Guindar: colgar algo. Hogao: guiso de cebolla, ajo y tomate. Hormiguillo: enfermedad causada por un hongo que se desarrolla en los cascos de los caballos o las mulas.
Macho (comida): sopa de maíz quebrado parecida al cuchuco. Macho: el macho de la mula. Mamita: abuela. Manga: césped.
Mano (del pilón): pedazo de Huinchar: destapar los potreros. madera delgado en el centro y redondeado en los extremos, utiliHuinche: herramienta para lim- zado para golpear el maíz hasta descascararlo. Es la herramienta piar el potrero. compañera del pilón. Jarrete: talón del pie. Mano prestada: sistema de reJornaliar: trabajar el campo para ciprocidad que se utiliza en el trabajo agrícola. En este, una perotro. sona ayuda en las actividades del Joto: paquete o bulto pequeño. campo en la tierra de otra persona, y esta última hará lo mismo Lata: comida que se lleva en cuando la primera lo necesite. recipientes cuando se sale a traMazamorra: maíz pilado y cobajar fuera de casa. cinado. Se le echa leche y panela. Levantar: criar. Mecato: golosinas. Lía: soga o cuerda gruesa. Media mañana: alimentos que se comen después del desayuno, Ligero: rápido. tipo 10:30 a.m. Liguita o liga: dinero o propina.
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Parrandear: ponerse necio, baiMigas o migajotas: comida preparada con pan u otros ingredientes lando, peleando, tomando alcohol, etc. que se remojan. Parva: piezas de panadería de Montañero: persona que vive en el campo. En ocasiones, el tér- diverso tipo. mino es usado de forma despectiva. Pata limpia: a pie. Monte: montaña. Patojo: hijo menor. Morro: cerro. Peinilla: machete. Mote: maíz cocinado con ceniza. Pela: castigo físico cuando alguien se porta mal. Muchacho: niño. Mula: animal que usa el campesino como transporte.
Pelona: la muerte. Personal: personas.
Mulera: ruana pequeña tejida en Pichurria: lo que queda mal healgodón, hilo o poliéster. Se utiliza para arriar las bestias, arropar- cho, lo que se produce mal. se o secarse el sudor, entre otros Pilar: descascarar o quitar la muchos usos. capa superior protectora que tieNacido: grano de pus en la piel. ne el maiz. Para ello, se coloca el cereal en el pilón y con la mano del pilón se va golpeando el grano Papito: abuelo. hasta quitarle la cáscara. Paquete: aquello que sale malo Pilón: tronco redondo de maen algo que está empacado. Por ejemplo, cuando se empaca café dera con un agujero en el centro, y el que está malo se pone en la que sirve como base para descasmitad, se dice que ese bulto está carar el maíz. paqueteado.
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Pinchado: elegante.
Rastrojerío o rastrojo: parte de la montaña con arbustos pePionada: viene de peones, nú- queños y maleza. mero de trabajadores. Reblujo: chécheres, trastos viePisco: pavo. jos o cosas que se guardan en un cuarto destinado para ello. TamPistear: perseguir o seguir a bién puede significar desorden. alguien o algo sin que este sospeche. Recocha: bulla, algarabía, juego. Poceta: lavadero.
Recua (de mulas): conjunto de mulas.
Poncho: prenda similar a la ruana pero de tela más delgada.
Requintar: ajustar o reacomodar la carga cuando se encuentra Ponerle fundamento: realizar encima de la mula. algo con seriedad. Remoliniar: dar vueltas. Portón: acceso hecho de palos y alambre que sirve para dividir finRetranca: correa ancha que sucas y/o entrar a potreros o cultivos. jeta la silla de un caballo o mula. Quemar (agricultura): prender fuego a los potreros antes de iniciar la siembra.
Revirar: protestar.
Revuelto: verduras, cereales o tubérculos que puede contener una Quemar (arma de fuego): ha- sopa o un estofado. Es decir, todo cer un tiro. aquello que contenga dicho plato y no sea carne. Ramada (panela): entable panelero. Romería: personas en peregrinación. Ramada: monte, lugar donde hay árboles y ramas.
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Ruana: prenda de vestir hecha Trabajadero: lugar donde se en lana para protegerse del frío. realizan las labores agrícolas. Tiene forma cuadrada o rectangular y un agujero en el centro para paTragos: la primera bebida que sar la cabeza. se toma el campesino antes de desayunar; por ejemplo, café o Silo: secadora para airear la chocolate. comida. Traído: regalo. Sobrecargas: bultos que se ponen encima de la bestia. Trapera: utensilio para fregar y limpiar el piso. Socolar: limpiar o rozar un terreno de malezas o plantas inútiles. Trapiche: máquina que prensa la caña de azúcar para molerla y Tacizo: calabozo pequeño de extraer su jugo. mango de madera muy corto. Traste: objeto que se utiliza Tajo: pedazo de tierra. para realizar algo. Es una expresión común para referirse a los Tapetusa: especie de aguar- utensilios de cocina. diente que se saca del jugo de la panela. Travesía: camino despejado y plano que se crea gracias al transitar Taquiao: lleno. de hombres y/o animales. También puede ser un atajo en un camino. Tarro: envase donde se carga la bogadera. Trucha: ágil, atento. Tinaja: vasija de barro cocido Vaquiano: conocedor de un de tamaño mediano. terreno; alguien muy experimentado en algo. Topar: encontrarse con alguien.
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Viviente: persona o familia.
Zumba: castigo fĂsico que se le da a alguien cuando se porta mal.
Voladero: abismo. Zarco: de ojos claros. VolcĂĄn: derrumbe. Zurriago: bordĂłn con el que se Voltiar: hacer un trabajo o man- le pega a la mula o se abre camino. dado. Yesquero: mechero o encendedor. Zamarro: prenda de vestir que cubre desde la cintura hasta la mitad de la pierna. Se usa para montar a caballo. Zaperoco: problema.
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