RÍO VERDE DE LOS HENAOS: nuestra tierra solidaria, alegre y amable

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Tejiendo Bioculturalidad

RĂ­o Verde de los Henaos: nuestra tierra solidaria, alegre y amable


2019 Autores Yulieth Hillón Vega Comunidades campesinas de montaña, veredas El Salado y Zurrumbal, Corregimiento Río Verde de los Henaos (Sonsón, Antioquia, Colombia) Aportes Juliana Gaviria Springer Valentina Mejía Calderón Santiago Osorio Moreno Fotografías Yulieth Hillón Vega Diseño y diagramación Natalia Andrea Gil Flórez Yulieth Hillón Vega Ilustraciones Natalia Andrea Gil Flórez Impresión MT Colombia S.A.S. ISBN 978-958-8719-98-6

Universidad EAFIT Vigilada Mineducación

-Distribuir libremente -No lucro -Reconocimiento de autoría



En homenaje y en memoria de todos los abuelos y abuelas que han habitado nuestras veredas. De aquellos que dejaron su huella hace mucho tiempo en los parajes de nuestro territorio y en nuestros corazones. De los que murieron mientras se escribían estas líneas. Y de los que aún pisan esta tierra con su andar lleno de sabiduría, o viven en ella por medio de los recuerdos.


CONTENIDO

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Presentación

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¿Dónde estamos?

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Nosotros: campesinos, montañas y aguas


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Otros habitantes de nuestro territorio 4.1 Otros seres: la Madremonte, la Madreagua, los duendes y los entierros

Haciendo memoria: creaciรณn de nuestros paisajes bioculturales

Nuestro habitar el territorio: modos de vida


Nuestra común unidad, nuestros acuerdos y nuestras costumbres con montañas y aguas

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7.1 Nuestras montañas y aguas 7.2 Costumbres comunitarias

Nuestros desafíos 8.1 Identidad y modos de vida campesinos 8.2 Territorio, montañas y aguas

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En la tierra de la esperanza

Vocabulario campesino




1 PRESENTACIÓN

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Ante

un mundo que no valora el campo o que subordina lo rural al beneficio económico que de él pueda obtener, los habitantes de nuestras veredas hemos tenido que buscar vías para proteger lo que somos y el vínculo que tenemos con nuestro territorio y con la naturaleza. Uno de esos caminos es el (re)conocimiento por parte de propios y extraños de ese rostro campesino que hace parte de las altas montañas sonsoneñas. Por eso, nos reunimos para contar el ser, el pensar, el sentir, el actuar, la historia y las preocupaciones de este territorio, incluyendo a todos sus pobladores humanos y no humanos. De eso se trata este pequeño libro. Es un esfuerzo para recordar y afirmar quiénes somos, qué nos une y cuál es nuestro lugar en el mundo. Es allí donde está el espíritu que anima cada una de las

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partes de este documento. Somos comunidades campesinas de montaña que conectan el pasado y el presente, y se reinventan constantemente (como lo mostramos en el capítulo 2. ¿Dónde estamos?). Nuestras pieles curtidas por el sol, los colores de las montañas, nuestra idiosincrasia o la limpieza del aire y las aguas muestran que coexistimos con este territorio y que nos transformamos mutuamente (capítulo 3. Nosotros: campesinos, montañas y aguas). Compartimos nuestro hogar con otros seres humanos y no humanos a quienes debemos respetar (capítulo 4. Otros habitantes del territorio), y somos fruto de una historia de siglos en esta tierra que honra a nuestros ancestros y que nos define (capítulo 5. Haciendo memoria: creación de nuestros paisajes bioculturales). Moramos estas montañas mediante modos de vida y costumbres que queremos mantener (capítulo 6. Nuestro habitar el territorio: modos de vida). Nuestra casa común, los compañeros de hogar con los que convivimos, la historia colectiva que compartimos y las formas de vida que nos caracterizan nos


enseñan y piden acuerdos comunes de convivencia para cuidar la tierra, los lares, las aguas, los animales, las plantas, las costumbres y la memoria (capítulo 7. Nuestra común unidad, nuestros acuerdos y nuestras costumbres con montañas y aguas). Afrontamos grandes desafíos que ponen en peligro nuestra pervivencia como campesinos de montaña y, a su vez, la existencia de toda la sociedad colombiana (capítulo 8.

Nuestros desafíos). Y, sobre todo, nos guía y nos mueve nuestro corazón, porque soñamos un futuro bueno para las generaciones de seres por venir (capítulo 9. En la tierra de la esperanza).

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2 ¿DÓNDE ESTAMOS?

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bailando. También dicen que en esa zona había mucho palo de surrumbo y que por eso se llama así. Igualmente conocemos las razones de los nombres de las otras veredas. A El Popal y El Cedro las denominaron de esa forma porque se daban mucho esas plantas en el corregi- en ellas. Por último, el título de La miento de Río Verde de los He- Torre tiene su origen en que queda naos. Le pusieron así porque los en una parte muy alta. primeros que vinieron por aquí vieron ese río con esas aguas tan ver- El corregimiento está localizado des y lo llamaron Río Verde. Y los en el municipio de Sonsón, al suHenaos porque ese era el apellido roriente del departamento de Ande los fundadores. Nuestras vere- tioquia. Si nos quiere visitar, debe das son El Salado y Zurrumbal. El tomar una escalera que venga para Salado lleva ese nombre porque acá. Esta lo va a dejar en la cucerca de la escuela hay un naci- chilla del páramo donde inicia el miento de agua salada debido a camino que abrimos ya hace unos que hay una mina de sal debajo de años por Santa Ana. En ese punto, la tierra. Hubo un tiempo en que tomando el camino que va hacia exploraron esa mina, pero ya no. el oriente –hacia el norte queda la Hoy lo que usted ve es mucho ani- vereda El Popal–, baja la montamalito (tórtolas, conejos) tomando ña en bestia o a pie, unas 3 horas, pasa por El Rodeo y llega a agua de ahí. El Salado. En El Salado hay otro Los abuelos tienen 2 historias para sendero, en dirección norte, que Zurrumbal. La palabra Zurrumbal se dirige a Zurrumbal. Caminando viene de rumba. Cuentan que en media hora estará en esa segunda esa vereda vivían 2 señoras a las vereda. que les gustaba mucho el baile, ¡muy rumberas! Cualquier día de la semana que llegara gente armaban su parranda y amanecían

Estamos

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Mapa 1. Rio verde de los Henaos (ElaboraciĂłn nuestra)

N Lugares comunitarios Aguas Caminos Bosques LĂ­mites

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Esa no es la única vía que existe para entrar al corregimiento; está el camino viejo que por razones de seguridad y lejanía se dejó de utilizar por un tiempo. Ese inicia en la carretera principal MedellínSonsón, entra por la vereda Tasajo y sube a la vereda Norí. De ahí atraviesa la parte más alta del páramo y desciende por las laderas de Río Verde de los Henaos. En la actualidad lo están ensanchando y volviendo carreteable, lo que nos permitiría salir y entrar más fácilmente. Por ello estamos todos metiéndole la mano. Cada Junta de Acción Comunal (JAC) está aportando un trabajador semanal y nos rotamos esa persona entre las familias.

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Los vecinos de nuestras 2 veredas son otras veredas que pertenecen a los corregimientos de Río Verde de los Henaos y Río Verde de los Montes. Al norte están La Torre y El Cedro (ambas de Río Verde de los Henaos); al oriente, El Cedro (Río Verde de los Henaos), El Coco y La Montañita (estas dos pertenecen a Río Verde de los Montes); al sur, La Montañita y La Capilla (Río Verde de los Montes); y al occidente, El Popal (Río Verde de los Henaos).




3 NOSOTROS: CAMPESINOS, MONTAÑAS Y AGUAS

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Los campesinos

y campesinas de Río Verde de los Henaos somos habitantes propietarios de nuestras tierras y nuestras aguas unidos en comunidad, de carácter, buenos, serviciales, traY en tantos años no me he bajadores y protectores de nuesacostumbrado al pueblo. tro territorio, el cual amamos con Del campo extraño todo, porque todo lo que contiene.

uno tiene la leche caliente recién ordeñadita, los huevos amarillitos y gustosos de gallinas cuidadas con sobrados, el revuelto fresco y en abundancia… Vivir en medio de la naturaleza es muy rico. Extraño los sonidos tan alegres que tiene el campo. A las 5 de la mañana empieza a clarear el día. Se escuchan los pájaros cantando; las chilcaguas son las primeras que se sienten y de ahí arrancan todos los demás: los toches, los sinsontes y los aflecheros cantando en esas matas de plátano. También se escuchan las gallinas cacareando y los terneros bramando.

Ser campesinos para nosotros es lo más bonito que hay. Aunque a las personas del pueblo y la ciudad no les gusta esta vida, a nosotros nos encanta habitar el campo. A pesar de que a veces sufrimos mucho con la pobreza, los caminos y las fatigas y sudores del trabajo, tenemos muchas riquezas que agradecer. Estamos rodeados de montañas y aguas que nos dan oportunidades de salir adelante, tranquilidad, buen ambiente, salud, comida y aire fresco y puro. ¡Ellas son la vida! Por tanto, nos perMaría Magdalena Castaño, mayor, Río miten un buen vivir en todas sus Verde de los Henaos.


formas y una mejor crianza para y no humanos cuyo hogar son eslos niños, los jóvenes y las genera- tos montes. Nos unen la amistad, ciones por venir. la confianza, la familia, el camino, las bestias, las aguas, los bosEstas montañas y aguas han he- ques y los cultivos. Hemos creacho de nosotros mujeres y hombres do comunidad sabiendo vivir en emprendedores, echados pa’delante las montañas, trabajando juntos, y apegados a la tierrita. ¡Es que la compartiendo y apoyándonos los tierra crea diferencias entre la gente! unos a los otros. Aquí nos reúnen Gracias a ellas tenemos formas de el fútbol, la familia, las novias, la vida, maneras de ser, tradiciones, luz, la JAC, la escuela, los profesosentires y pensares propios que res, los festivales, los diciembres, son la mejor herencia que pode- la venida del sacerdote o las comimos dejar a nuestros hijos. Somos das. Y en cada una de esas activisencillos, sensibles, felices, socia- dades somos muy avenidos. les, solidarios, respetuosos, humanitarios, honrados, responsables, Por esta razón, no se le haga raro atentos, fuertes y muy comunita- que en nuestras veredas cuando una rios. Trabajamos la agricultura, la bestia está enferma o le pasa algo arriería y la ganadería. Nuestras en el camino, todos vayamos a samujeres laboran en los oficios de carla o a moverla. Tampoco que lo la casa, cuidan de sus moradores reciban con un vaso de jugo o un y mantienen la armonía familiar. plato de comida si nos visita, o que todo el mundo esté invitado Conocemos de cabo a rabo este a comer cuando se mata un animaterritorio junto con todos sus ha- lito. Así mismo, si alguien está bitantes. Por eso decimos que somos una gran familia de humanos


enfermo o se muere, hacemos novenas comunitarias, lo cargamos en camilla si es necesario o le llevamos un taleguito lleno de cositas mientras pasa la mala hora. Y si de trabajo comunitario se trata, los convites son nuestra costumbre.

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En fin, somos campesinos berracos y de pura cepa que trabajan y cuidan este territorio porque es lo mรกs importante que tenemos.




4 OTROS HABITANTES DE NUESTRO TERRITORIO 29


de enumerar los principales con el fin de concientizar a propios y extraños de su existencia y buscar estrategias para protegerlos y convivir con ellos. De ahí salen las siguientes tablas con los animales y las plantas más conocidos los únicos en nuestro territorio (tabla 1 y taque habitamos este territorio! De bla 2). hecho, nosotros, los humanos, somos minoría. Compartimos nues- Igualmente, en estas tierras moran tra vereda con un sinnúmero de seres de otro tipo que, en algunas animales, plantas y otros seres que, ocasiones, hemos visto o sentido, y igual que nuestra gente, hicieron de cuya existencia se corrobora gracias estos valles, montañas y ríos su ho- a las historias de nuestros mayores. gar. Tenga plena seguridad de que La Madremonte, la Madreagua, la va a toparse, sentirse acompañado Llorona, los duendes, encantos, o asustarse por alguno de ellos, ánimas y brujas rondan tanto la cualquiera sea la actividad que esté memoria de los viejos, y también haciendo: caminar por el monte, re- de ciertos adultos, como algunos correr nuestros caminos, ir al río, parajes de estas veredas, a veces laborar en nuestros trabajaderos, sin que nos demos cuenta. Puede hacer los oficios del hogar, arre- que su presencia sea menos eviglar la huerta o simplemente dis- dente y que, incluso, pensemos que frutar el paisaje desde el balcón no existen o que han desaparecido; de la casa. Con solo abrir los ojos sin embargo, ahí están, como custodios de este territorio y su cultulos encontrará. ra, cerca o lejos de nosotros. Es por Nuestra vereda es supremamente esta razón que nuestros abuelos biodiversa y tiene un número sig- relataron sus experiencias con alnificativo de especies de flora y gunos de estos otros seres…, para fauna. Nombrar a todos y cada que nunca los olvidemos. uno de estos habitantes es difícil. Sin embargo, nos dimos a la tarea

¡No somos

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Tabla 1. Animales de nuestras veredas Mamíferos Ardilla

Burro

Caballo

Cabra

Cerdo

Chivo

Chucha

Comadreja

Conejo

Cusumbo

Erizo

Gato

Guaco

Guagua

Gurre

León colorado

Lince

Lobo

Marrano

Mico maicero

Mico tití

Mono

Mula

Murciélago

Oso hormiguero

Oso perezoso

Oveja

Perico

Perro

Perro de monte

Rata

Ratón

Ratón de espina

Tatabra

Tigrillo

Zorro

Pájaros Águila

Aflechero

Azulejo

Barranquillero

Caravana

Carrasco

Chamón

Chilcagua

Cirirí

Cotorro

Cucarachero

Gallina de monte

Gallinazo

Gallineta

Ganso

Gavilán

Golondrina

Guacharaca

Guisa

Gurria

Lechuza

Loro

Palomo

Pato

Pava

Perdiz

Periquito

Pechirojo

Picaflor

Pisco

Sinsonte

Tijereta

Toche

Tórtola

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Peces Corroncho (capitán)

Briola

Pataló

Pez perro

Sabaleta

Sardina

Insectos, anfibios y reptiles

Culebras

Otros

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Ciega

Coral

Falsa coral

Granadilla

Juetiadora

Lombriz de páramo

Mapaná

Mataganado

Rabo de ají

Verrugosa

Víbora

Yaruma

Araña

Cangrejo

Caracol

Cucaracha

Grillo

Guana

Gusano

Lagartija

Mariposa

Mosca

Rana

Zancudo


Tabla 2. P l antas de n ues t r a s v ered a s Árboles Arrayán

Balso

Camargo

Carate

Carbonero

Cariaño

Cedro

Comino

Danto

Dormilón

Gallinazo

Guacamayo

Guamo

Laurel

Nigüito

Otoba

Plátano

Platero

Sande

Sietecueros

Sin muerte

Yarumo

Plantas medicinales Acedera

Albahaca

Alhucema

Anamú

Apio

Aroma

Artemisa

Bendiaguja

Caña agria

Cidrón

Clavo pantano

Clemo

Diente de león

Eneldo

Espadrilla

Guaca

Guayaquil

Hinojo

Leche de sande

Limoncillo

Manzanilla

Mejorana

Ruda

Sanguinaria

Valeriana

Yerbabuena

Penca sábila Quiebrabarriga Sauco

Siempreviva

Romero Toronjil

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Otras plantas Aguacate

Borojó

Cacao

Café

Cebolla

Chilca

Cidra

Guama

Limón

Mandarino

Mango

Naranjo

Papaya

Plátano

Ruda de castilla

Salvia

Tomate

Plantas con flores

Las culebras de Río Verde de los Henaos La culebra es el animal con el que más cuidado hay que tener en estos corregimientos de Río Verde. Existen unas tan largas que pueden medir hasta 12 cuartas. Hace unos días mataron una muy grande en mi finca. Ese bicho duerme mucho y tiene un sueño muy pesado. Cuando está profunda, ese es el momento de moverla o matarla. Pero si usted se la encuentra despierta, debe estar pilas porque ella ya está lista, lo está pisteando. Ella se aleja y se amarra para esperarlo; cuando lo ve llegar, se estira toda y, así usted esté lejos, lo alcanza y tan… lo muerde. Claro que las culebras tienen su misterio. Si hay una mujer en embarazo no la pica, quién sabe por qué. Es más, a un picado de culebra no se le puede arrimar una mujer porque ella tiene un pasmo. El hombre es el que lo debe curar. Don Luis López, mayor, Río Verde de los Henaos.

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4.1 Otros seres: : la

Madremonte, la Madreagua, los duendes y los entierros

4.1.1 Los lugares de los

otros

La huella de la pata del diablo está en una especie de cueva en Santa Ana. Aunque se ha dañado mucho porque le echaron dinamita intentando romper la roca, usted todavía la puede ver en ese lugar. Cuentan que por ahí pasó el diablo acompañando a María de la Parda y se paró en un solo pie dejando su rastro en esa piedra. Ella era una señora muy rica que tenía pacto con el Patas. Entonces, esa mujer llevaba el oro en unas mulas negras, pasaba por Río Verde y subía por esas peñas del páramo. Iba para el morro de La Vieja, porque ahí escondía toda la riqueza. También hay un punto que llaman el puente de brujas por las cosas que suceden allá; queda de Santa Ana para abajo. Le cuento una historia para que se dé una idea. Una noche venían con unas mulas un don Evelio y un muchacho que se llamaba Roberto.

Don Evelio se adelantó un poquito, pasó el puente y, cuando menos se dio cuenta, se le embolató el jovencito. Ese señor lo llamaba y lo llamaba, con esa mulada por ahí cargada de noche, y Roberto le decía que el camino era por otro lado. Le tocó devolverse y, al echarle mano, estaba ya al lado de la peña; se le había cerrado el camino. Los senderos les gustan mucho a esos seres. Los abuelos contaban que en ellos era común encontrarse a la luz errante. Uno siente que pasa una cosa traqueando y, al mirar, ve una canastilla con una luz por dentro que va pasando y sigue por el camino. O también puede sentir que lo sigue una persona grande que se le adelanta. Entre más rato, más y más alto se va volviendo, incluso hasta pasar los techos de las casas. La gente decía que esas eran ánimas que recorrían las veredas.

4.1.2 La Madreagua, la Madremonte, la Llorona y los duendes Además de las brujas, los abuelos nos contaban de 4 seres diferentes

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que se le podían aparecer a uno: la Madreagua, la Madremonte, la Llorona y los duendes. La Madreagua es una mujer muy bonita que recorre las quebradas o los ríos y canta o grita en las noches. La Madremonte es una especie de persona cubierta totalmente de hojas de árboles; su rostro no se puede ver porque lo cubre un gran sombrero, también de hojas y plumas verdes. La Llorona anda gimiendo río abajo y río arriba, buscando un niño al que tiró al agua. Los duendes es un hombre que se enamora de mujeres y embolata en los caminos. A nosotros nos pasó un susto con alguno de ellos, aunque no supimos cuál fue. Mi familia tenía una finquita más abajo de Zurrumbal, en una parte a la que llaman Suribio. La finca era una casa grande con todos los alrededores en potrero. Una noche, como a las 7, les dio a varios por irse a pescar a la quebrada: mi abuelito –el papá de mi mamá–, 2 hijos de él, 2 hermanos míos y un profesor de la escuela que había construido una casita allá. Yo no quise ir. Al momentico, mi hermano y el profesor

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llegaron corriendo por unas escopetas porque los estaban asustando en la quebrada. Ellos que van saliendo cuando venían todos corriendo porque los encendieron a piedras; en ese potrero bien asentado tiraban piedras de un lado y de otro, y no se veía a nadie. Llegaron a la casa e igual: lanzaban piedras y caían en la puerta, en la ventana, en la parte de atrás de la casa…; abrimos la puerta para que ellos entraran y esas piedras pasaban zumbando. El miedo era mucho. Los muchachos que llevaron las escopetas no se atrevieron a dar un disparo afuera. Se fueron de valientes y no la creían. Cuando ya estaban en la casa, se subieron al zarzo por una escalera y comenzaron a cruzar las balas –a hacerles una cruz en la punta– a ver si de pronto eso funcionaba. Cuando empezaron a cruzar las balas, se paró todo, no se volvió a escuchar nada. Además de los que estaban pescando, a todos los de la familia que estábamos ese día en la casa nos tocó vivirlo en carne propia: mamá, papá, mis hermanos menores y yo. Éramos


como 9. Se escuchaban piedras por todas partes, ¡una lluvia de piedras! Quién sabe qué sería. Es que esos seres son de cuidado. Contaban mi mamá y mis suegros que para abrir el camino por Santa Ana venían cuadrillas de 20 o 30 trabajadores. Uno de esos obreros se enamoró de la tía de mi esposa (ella era una mujer muy bonita cuando joven), que en paz descanse. Doña Mariela, así se llamaba, no le correspondió; era una mujer casada y con 3 hijos. Cómo le parece que ese señor era un duende que se la pasaba enamorando muchachas con ventajas… y como la tía no le paró bolas, le hizo la vida imposible por muchos años. Por ejemplo, no la dejaba moverse. Llegaba el esposo y ella quería recibirlo, pero los duendes la hacía quedarse quieta donde estaba y la soltaba cuando le daba la gana. Y si no era a ella, le amarraba a los muchachos. Los iba a bañar y eran los 3 quietecitos, como si estuvieran cogidos con un lazo. Imagínese, eran de pie, parados y no los movía ni siquiera el esposo de doña Mariela.

Ese hombre le desaparecía las cosas. Iban por leña, se la desaparecía; la tía iba a hacer el desayuno y la chocolatera y el molinillo para las arepas por ninguna parte; iba a hacer oficio y no había escoba… También parecía que llegaban personas con un viajado de madera muy grande y la descargaban afuera con mucha fuerza, pero al salir no había nada. ¡Quién sabe qué más cosas le haría!, porque cuentan que era una cosa horrible, ella sufría mucho. Tanto fue así que doña Mariela, que era una mujer robustica, se puso muy delgadita de tanto sufrimiento; ella dizque no era capaz de comer, eso era un karma. Y fueron muchos años de tormento, no recuerdo cuántos. Incluso, el señor se fue de Río Verde a trabajar a otro lado y la tía de mi esposa seguía con esa situación. Menos mal tenía el apoyo de toda la familia. El esposo sabía que ella era una buena esposa y una buena madre y que esos sufrimientos eran porque no le había soltado nadita a ese duende.

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El abuelito era haciendo crucecitas en la casa y cruzándole tijeras debajo de la almohada para que no la molestara tanto los duendes. Al fin, por sí sola se libró. Como a toda viejita antigua, a la tía le gustaban mucho los grupos de oración y las camándulas, así que de tanto rezar y de que le colocaran el santo rosario se liberó. O a lo mejor los duendes se enamoró de otra y la soltó…, o se murió, uno no sabe. El caso es que no eran cosas que parecían, sino historias reales que se vivían.

4.1.3 El muñeco de oro de don Abelito A nosotros nos decían que los jueves y los viernes santos se ven luces donde hay entierros. Mi esposo se iba con un tío y se quedaban por ahí 5 o 6 horas esperando a que salieran las luces de alguna parte. Eso pasa –a mí me sucedió en Sonsón, pero esa es otra historia– porque hace tiempo la gente acostumbraba enterrar las riquezas y entregárselas al diablo para que las cuidara. Mi papá me comentaba que don Abel, un viejito de Zurrumbal, había hecho eso. A él se lo con-

taron la esposa (doña Sara) y los hijos de ese señor; ellos eran gente conocida (tía y sobrinos de mi mamá), por lo que debió ser verdad. Don Abel salía de la casa y su señora pensaba que se iba a ver con otra mujer. Una vez se fue detrás de él a ver qué era lo que hacía. Aunque él la devolvió para la casa, alcanzó a darse cuenta de que su marido tenía un muñeco de oro grande; el viejo lo llevaba en un cajón pequeñito y lo iba a enterrar en La Virgen para esconderlo. La Virgen es una gruta que queda en una finca en la parte alta de Zurrumbal. Don Abel tenía muchas facilidades (dinero y mulitas), entonces, cada vez que bajaba a Sonsón, diga cada 8 o 15 días, se fijaba en que no se le hubieran llevado el muñeco, la riqueza. Tenía tanto miedo de que se lo quitaran que lo movió para otro lado cerca de la gruta. Cuando el abuelo murió, mucha gente iba a buscar el entierro. 2 nietos de él se fueron a desenterrarlo una Semana Santa. El Jueves Santo estuvieron escarbando y nada. Al siguiente día, Viernes Santo, volvieron. Ellos decían

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que estaban tan cerca de ese entierro que el mundo se vino encima: los picaron unos abejorros y se desencadenó una tormenta, un aguacero con granizo…, dizque una helada muy horrible. Les tocó irse. Lo más impresionante fue que la noche era normal cuando salieron de allá, hasta bonita. Estaban muy arrepentidos y tristes de haberse comido el cuento. Muchas personas les habían dicho que ese entierro estaba muy encantado porque lo habían perseguido bastante, que entonces si les pasaban cosas, no se dejaran convencer, ya que era porque estaban a punto de coger el entierro. Los chismes cuentan que hace como 4 o 5 años uno de los que estuvo buscando el entierro lo cogió. Dizque estaba por allá y escuchó unos ruidos muy extraños cerca a la gruta y, al excavar, lo encontró…, pero quién sabe si es verdad. ¡Nos quedamos sin saber si sacaron el muñeco de don Abelito! Lo que sí es cierto es que es muy peligroso sacar esas cosas. Los abuelos cuentan que cuando alguien enterraba riquezas decía ciertas palabras: “Aquí te meto y aquí te tapo, y me lleva el dia-

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blo si de aquí te saco”. Incluso algunos quedaban condenados. ¡Bendito! Por eso, si uno ve una luz un Jueves o Viernes Santo, tiene que hablarle bien para no condenarse: “De parte de Dios todo poderoso decime que querés, sin ofender a mi cuerpo ni a mi alma, dime qué quieres”. Y ahí sí ella dice: “Sáqueme este entierro que está en tal parte que estoy en pena”. Si usted no sabe hablarle, queda cargando la pena que tiene la luz… Eso dice la gente. Don Alberto Gómez, doña Ruth María Orozco, don Luis López, doña Martha Sosa y don Mario Carmona, habitantes de Río Verde de los Henaos.




5 HACIENDO MEMORIA: CREACIÓN DE NUESTROS PAISAJES BIOCULTURALES 43


Nuestros recuerdos nos

hablan de una historia en este territorio. A través de ella, es decir, de cómo hemos poblado esta tierra, de la manera en que les hemos dado forma a sus pliegues, de las huellas dejadas por nuestros ancestros, de la construcción de nuestras casas y trabajaderos, del organizarnos colectivamente…, en fin, de lo que hemos vivido sobre estas tierras, podemos evidenciar nuestra presencia viva en todos los rincones de la vereda, la relación que tenemos con la naturaleza y la identidad biocultural que existe en nosotros. Estas tierras estuvieron habitadas por indígenas. No recordamos mucho de ellos, pero los historiadores de la región afirman que venían de la nación de los pantágoras, tribu con un gran territorio bañado por ríos como el Samaná Sur, La Miel, San Carlos, Samaná Norte o Nare. Nuestros antepasados eran

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gente valerosa y guerrera a la que le gustaba vivir en la espesura y los sitios inaccesibles de selvas y altas montañas, y que, por tanto, sabía habitar y proveerse de estos lugares, desde los picos más altos hasta los valles más calientes. Seres para quienes el parentesco, la mujer, el trabajo colectivo y las fiestas rituales eran parte fundamental de su cultura. Hombres y mujeres de maíz, yuca, ahuyama, chicha, cacería y pesca. Su resistencia a la conquista española fue feroz, empleando muchas estrategias: desde el abandono de pueblos, la quema de la comida, los ataques intempestivos o las trampas envenenadas en los caminos, hasta los suicidios colectivos y la construcción de fuertes defensivos. Sin embargo, a pesar de su lucha incansable, este pueblo fue exterminado en menos de un siglo debido a la guerra, las enfermedades y la explotación en las labores mineras y agrícolas. Después de un tiempo en que el olvido moró en estos territorios, 36 colonos pobres y sin tierra de Rionegro y Marinilla, liderados por José Antonio Alzate, decidieron pe-


dírselos al gobernador de la provincia de Antioquia, Francisco Baraya y La Campa. Tras 12 años de pleitos legales, 86 personas migraron a áreas cercanas de lo que hoy es Sonsón, y en 1800 fundaron el pueblo que lleva ese nombre. De los descendientes de esa gente, de otros que vendrían más tarde y de los pobladores de lo que posteriormente se llamaría Argelia llegarían las familias que habitaríamos Río Verde. No sabemos mucho de la historia de los fundadores de nuestras veredas. Dicen que venían huyendo de la Guerra de los Mil Días y tenían algo de capital para empezar a trabajar. Los primeros en llegar fueron don Patricio Cifuentes y doña Hermina, don Ramón Henao y doña Dolores, don Rodrigo y doña Esther, don Pedro Gallo y don Eduardo Zuluaga. Esa familia Henao creció tanto que de ahí provino el nombre del corregimiento. Detrás de ellos llegaron otros y, con ellos, empezaron a abrir monte. Esto era tierra baldía, unas montañas de pura selva. Tierras muy buenas, pero muy bravas para abrir. Tocaba coger una montaña de esas y abrirla socolando y

tumbando a punta de peinilla, hacha y machete. En esa época no había motosierras para desmochar la madera; ahora hay mucha ayuda y la gente trabaja más descansada. Además, tocaba cuidarse de todos esos animales de monte que había. Los abuelos contaban que una vez resultó hasta un tigre grande, de esos que llaman real, que se comía las mulas y el ganado. Los mataba en el potrero y los arrastraba hacia arriba, para la selva. No los llevaba para abajo porque se le iban encima… Algunas veces los dejaba ahí muertos para comérselos la noche siguiente. Ese animal era muy vivo, muy azaroso; la gente le tenía terror. Encerraban a los animalitos por la noche porque de pronto venía y los mataba. Lo pisteaban con escopetas y nada, no llegaba. Solo encontraban esos rastros inmensos donde se paraba o en la pared por donde se subía, una cosa miedosa. Era muy grande, era como una res de grande; los que lo vieron decían que era un animal exagerado. ¡Y comía! Don Luis López cuenta que vio cómo en una noche

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se tragó una novilla, solo dejó las patas y los cachos, y remató con una tatabra. Al final se perdió o lo mataron; quién sabe qué le pasaría.

para la casa y las armaban. Las ruedas metálicas que hay hoy en día entraron hace unos 20 años, en los 90. Como vienen desbaratadas, las amarran a las mulas y los vendedores las instalan donde Al inicio, como no había nadie, los la persona quiera ponerlas. primeritos cogieron la tierra a ojo y empezaron a abrir para sacar Los antiguos sembraban fríjol, maíz, madera y sembrar cañita. La vida yuca y plátano para comer; los dos de los antiguos era arriar y traba- primeros en mayor cantidad para jar la caña. Esta última había que también venderlos. Los nuevos sembrarla, cortarla, amontonarla, que llegaban ayudaban a abrir y subirla en las mulas y llevarla al jornaleaban como cosecheros o en entable para hacer la panela y sa- los entables de caña creados por carla para Sonsón. La molienda los primeros. Cuando tenían un se hacía como hoy en día: con la poco más de modito, compraban fuerza del agua. Claro que hubo un pedazo de tierra (o agarraban un entable por El Salado donde un tajo) y comenzaban a limno había agua; entonces, la seño- piarlo de a poquitos, tumbando ra se hacía dentro de la rueda, se palitos, hasta que lo tenían listo quitaba los zapatos y uno la veía para sembrar caña, fríjol y maíz. caminando todo el día. ¡Como los Es que eso no era así no más; uno ratones en la jaula! De ahí sacaba se podía demorar más de 5 años su buena panela para el consumo trabajando. Una persona que tufamiliar. Las ruedas que se usa- viera un monte y quisiera abrirlo ban antes eran de palo y hechas no tenía forma de mantenerse y en esta tierra. La gente aserraba la abrir…; necesitaba tiempo, permadera en el monte, se la llevaban sonal (en algunos casos los hijos) a señores de la región que hacían y algún ingreso para irse yendo. las ruedas –don Aldemar Gómez, Además, se sembraba de manera alias Biscocho; don Javier Carmo- natural, sin ningún químico. Para na; don Lisímaco Carmona y don poner un ejemplo, el fríjol: rozaJesús Alberto Zapata–, las traían

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ban el terreno, regaban el fríjol, lo asentaban con el machete, a los días lo desmatoneaban, esperaban y cosechaban. Las casas eran hechas de madera sacada de estas montañas. El que no era capaz de aserrar o quería la casa de otro material la hacía de esterilla de guadua. El techo nunca era de zinc, sino de materiales de aquí mismo. Algunos la tapaban con palmiche, que es una especie de paja; otros, con platanilla, una rama parecida al plátano; y uno que otro, con palma de San Juan. También se usaba mucho techar con astilla. Es una tablita cortica que sacan de los árboles, sobre todo del laurel, del platero o del dormilón; cortan la madera en trocitos y van techando con eso, pegándolos con puntillas o clavos. Si un ranchito de esos se incendiaba, al ser todo de madera, tocaba dejarlo quemar porque no había cómo apagarlo. Cada finca tenía su nacimiento de agua. Los mayores hacían acequias por la tierra para que el agüita corriera y llegara a la casa. Las mangueras llegaron a finales de los años 80 del siglo pasado.

La vida era muy dura en los tiempos de los antiguos. Los niños andaban a pata limpia o hacían zapatos de capachos de maíz o de beyotas de plátano (de la guasca), amarrados con fibra de la misma penquita. Se iban para la escuela de El Salado o de El Popal –las primeras que hubo en el corregimiento– con eso puesto y ropita remendada. Una profesora para todos los muchachitos enseñaba hasta tercero de primaria. Los niños les colaboraban a los hombres en los cultivos y a arrear las bestias hasta el pueblo. Las niñas ayudaban a las mu-

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jeres en los destinos: pilar el maíz, cocinar, lavar, barrer, ordeñar vacas, echarles comida a los cerdos y a las gallinas… Algunas les llevaban la comida a los papás, a los hermanos y a los peones en los trabajaderos. En ese tiempo había mucho piojo, pulga, nigua y caranga. Las mamás se mantenían sacando con una aguja las niguas de los jarretes y los dedos de los pies, y echando a hervir la ropa en un galón de agua para matar los huevos de la caranga.

La bebida era aguadulce y, cuando pudimos tener ganado, leche. El arroz lo comían solo los ricos porque era caro. ¡Hoy en día somos los pobrecitos quienes comemos arroz! Como le contamos, la sal la sacaban de una fuente de agua salada que nace debajo de una piedrita en El Salado. Esa minita de sal la explotaron hace mucho pero mucho tiempo. Al principio cocinaban el agua ahí mismo, a punta de leña, hasta que se evaporaba el líquido, cuajaba y se convertía en algo sólido. Esa sal la consumía la gente de las veredas o la vendían en Sonsón. A medida que se fue agotando la madera, se movieron de lugar. Llevaban el líquido por canoíta de guadua a una parte que quedaba siempre a mucha distancia, pero donde había mucha leña. Allá hacían el mismo proceso. Con los años los abuelos fueron dejando esa práctica, quizá porque no era rentable o porque se fue acabando la madera.

Se vivía con lo que se cultivaba, por eso era tan importante hacerlo. Los abuelos se asomaban a las frijoleras a ver si ya tenían frijolitos, y si sí, los traían verdecitos, esos que llamaban cola de ratón. Las abuelas los picaban menudito y los cocinaban con leña, como todavía lo hacemos. De revuelto les echaban plátano o cogollos de yuca y de mafafa. Se comía también sancocho, arepa, mazamorra… y carnita muy de vez en cuando. De ahí que se cazara tanto animal de monte para complementar la dieta alimenticia. Si no había maíz, se Antes no se entraba casi mercasancochaba el plátano o la yuca y do de Sonsón; no había con qué se hacían migas; ¡preparaban unas comprarlo. La gente apenas estaba deliciosas de yuca y chicharrón!

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rompiendo estas tierras. Además, el pueblo quedaba lejísimos, por lo que era muy duro sacar lo que producían o traer cosas. La vía era por el camino viejo, el que parece que construyeron los Henao. Ese sendero coge por la vereda El Popal, por un lugar que se llama Las Huertas, pasa por las veredas Norí y Tasajo y sale a la carretera que va a Medellín; ahí donde está el puente de Tasajo era la bodega. Los que tenían bueyes (al principio se usaban estos animales) o bestiecitas los cargaban con panela, caña y maíz; los que no, empacaban la panela en un costal, se lo echaban al hombro y se iban caminando. Se demoraban el día entero para salir. Y si venían de La Torre o del Cedro, peor. Les tocaba hacer el viaje en 2 jornadas y dormir a medio camino. Esos señores madrugaban –entre más abajo, más temprano– porque ese camino era muy largo. Los abuelos vendían las cositas que llevaban y se venían con lo poco o lo mucho que alcanzaban a comprar en la misma espalda o en la bestia. Los más pobres solo traían lo esencial de Sonsón: la sal, el petróleo y el sebo de las vacas

–era lo más barato para usar como manteca–. Eso sí, no se venían del pueblo hasta no escuchar la santa misa. Y si era primer viernes, se iban, así fuera con el mero pasaje y el dolor de no poder traer nada porque no llevaban plata. ¡Era tanta la devoción a la sagrada eucaristía! Tocaba así porque las misiones del padre eran no más una vez al año. Claro que se quedaba toda la semana; entonces, la gentecita se organizaba para recogerlo, hospedarlo y llevarlo de regreso. Para Semana Santa o diciembre, los padres ahorraban dinero para llevar a los niños a las procesiones y ceremonias en el pueblo; a veces no alcanzaba para todos y los turnaban. En Navidad mataban marranitos y gallinitas y había natillas, buñuelos y dulce de guasquila. También era costumbre que cuando la muchacha tenía novio, pedían que lo convidara a esas fiestas religiosas para ver cómo se comportaba y si les gustaba. Las mujeres de esa época eran el apoyo de los hombres, sostenían la casa y criaban a los hijos. Tener muchachitos por aquí era cosa berraca.

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Normalmente las señoras daban a luz en el campo. ¿Qué médico iba a haber en esta lejanía? Aunque en muchas ocasiones las mamás o los maridos ayudaban a las hijas o a las esposas, había unas parteras muy famosas: doña Juanita Bautista Ossa, doña María Jesús Ossa y doña Angelina Gómez Castaño. Las llamaban (o iban por ellas) y atendían a las madres y a los bebés. También estaban don Cristóbal López; ese señor era tan bueno que por sus manos pasaron más de 300 mujeres, y lo que él no podía hacer era porque era imposible. Eso es toda una ciencia inmensa y grande que les da Dios a las personas. Con la mano tocan y ya saben cómo está el bebé: dónde está la cabecita, si viene enredado o no, si llega normal o si va a ser un parto muy complicado y hay que irse para el pueblo… Doña Juanita les enseñó a sus hijas; hasta que lo prohibió el hospital de Sonsón, una de ellas, doña Luz Dary, atendía todos los partos de por aquí, fueran como fueran: normales, complicados y hasta horribles.

to para las mujeres era de rigor. Ellas tenían la costumbre de estarse todos esos días encerraditas y a oscuras en la casa –o hasta en el cuarto– para cuidarse del sol, el sereno, la lluvia y la luna. Las familias tenían la creencia de que esa exposición les podía producir vómito, derrames, dolores de cabeza y hasta locura. Inclusive ni a los alimentos que iban a consumir les podía dar un rayito de sol, nada, porque las enfermaba. Como no podían salir, sus madres, sus hermanas o sus amigas les colaboraban en los oficios de la casa y las cuidaban.

¡Y sí que las cuidaban! Generalmente les daban leche con malva e hinojo para que les bajara la leche, y para que se recuperaran, mataban una gallina cada 2 días para darles 4 o 5 porciones diarias de caldito con revuelto y arepa. También variaban un poco el menú: mataban cerdo o les cocinaban ternerita. Y a cada ratico su taza de chocolate. Pero eran unas tazadas grandes, les decían las bombeadoras. Lo más especial era que durante ese tiempo venían mamás En el tiempo de los abuelos la die- o amigas de las diferentes vereta de los 40 días después del par-

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das a visitarlas casi todos los días, 2 o 3 por día, y les traían hojaldre, buñuelos, empanadas… Eran tantas cosas que toda la familia consumía y eso no se acababa. A esos alimentos tampoco dejaban que les diera el sol o el viento, los traían envueltos en un trapito.

nita, un ternero, un potro, mejor dicho, cualquier animal. Estas familias de Río Verde de los Henaos fueron bien levantadas, gracias a Dios. Y así como nos levantaron a nosotros, levantamos a los hijos y esperamos que ellos cojan el ejemplo y sigan adelante.

Cuando uno mira para atrás se da cuenta de que los viejitos eran finos. ¡Trabajaban duro! Incluso llegaban a una época, ya muy cuchos, y seguían dándole… en ese tiempo que la vida era tan difícil. Uno se pone a pensar y la gente antigua era como más aliviada; ahora las personas son más débiles, como con mucha enfermedad. Además, aunque aquí todavía se mantiene, antes las familias eran más unidas y los niños más obedientes. ¡Quién sabe cómo hacen en los pueblos para criar a la juventud! Los muchachitos salían para la escuela de una y rapidito. Cuando se devolvían, no se entretenían en ninguna parte, sino que iban directo para la casa y, si tocaba, a trabajar. Era tradición darles a los hijos y ahijados cuando eran pequeños la primera suertecita para que empezaran a producir ganancias: un marrano, una galli-

Los abuelos y los padres de nosotros se hicieron una vida a punta de caña, maíz, fríjol y trabajo duro día y noche. Cuando empezaron a tener sus claritos, iniciaron con el ganado. Los de más formita iban haciéndose a una vaquita y ya es raro el que no tenga su vaquita de leche, su ternerito o su mulita. También llegó el café; lo sembraban en chuzo: cortaban una estaquita, la clavaban y de ahí salía el café. Como crecía bonito y se vendía bien, la gente se animó y empezó a sembrar en forma. Ahora somos bastante cafeteros. El romper el camino por Santa Ana ayudó mucho a la ganadería y el café, al mermarse la andada por lo menos unas 4 o 5 horas. Aunque el sendero por Norí es muy descansado, hubo 2 razones que pesaron para abrir la otra vía: lo mucho del trayecto y los proble-


mas de derrumbe continuo que había en algunas partes. ¡Inclusive un volcán se llevó a una gente y dejó un muerto!

Los caminos son muy importantes para nosotros porque la arriería es un oficio que sí que caracteriza estas tierras. Un rioverdeño aprende a montar a caballo y arrear desde chiquito, ya que las bestias (machos, mulas, caballos o yeguas) son sus amigas, una herramienta de trabajo y la única forma que hay de transportarse. Por eso sabe qué debe llevar para hacer este trabajo: zurriago, machete o peinilla, mulera, botas pantaneras, herraduras, martillo, tenazas, bolsa para la lluvia, fiambre, bogadera, plata para los gastos, boleta con los encargos, sombrero y carriel –con cabuya, aguja capotera, vela o linterna, tabacos, candela y escapulario–. Un día antes de salir organiza sus mulas: las motila, las hierra y les da buena comida para que resistan la jornada. El día del viaje se madruga para enjalmar y cargar las bestias. Ya listo, coge camino con su recua de mulas encabezada por la más buena, que normalmente es la más brava y la más fuerte.

Don Pedro Cifuentes, don Patricio Cifuentes, don Juan Bautista Sosa, don José Claudio Gómez y don Luis López fueron los que empezaron el sendero por Santa Ana en los años 60. Lo trazaron con unos ingenieros de Sonsón y de Medellín. Se colgaban e iban de bejuco en bejuco, como los micos, para sacar el trazo. Después, más o menos 40 camineros salían, con barras y azadones, entre gente de la comunidad y personas que mandaba el Gobierno; también le echaron pólvora porque del páramo para acá era pura roca. Primero hicieron la trocha y salíamos a pie; luego la fueron agrandando y ya pudimos andar con las mulitas. Cuando ya estuvo listo el camino, todos empezamos a trajinar por él y el Estado mandaba cuadrillas para sostenerlo. Sin embargo, eso se acabó. Desde hace tiempo y hasta el día de hoy nos lo dividimos por tajos y hacemos convites para arreglarlo y man- Hace unos 80 años los abuelos llegatenerlo comunitariamente, aunque a ban a Tasajo a la posada de doña veces la Alcaldía nos manda algu- Anita Montes, una viejita de pañonos jornales para ello.

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leta y lunares muy querida por los arrieros. Hombres y animales comían y dormían en Manga Larga, para madrugar al otro día y andar por carretera destapada otra hora y media hasta Sonsón. Cuando las escaleras llegaron, se dejaban las mulas ahí y se seguía derecho hasta el pueblo. Con el tiempo empezamos a usar el camino de Santa Ana, pero seguíamos saliendo a Tasajo porque no había carretera hasta Manzanares. Eran más o menos unas 9 horas. En los 80 hicieron la vía hasta el páramo y los carros comenzaron a subir hasta allá. Hoy en día arribamos al plan del páramo antes de mediodía y esperamos la escalera para irnos en ella, mandar la carga, hacer encargos o recibir el mercado. Algo muy bonito de la gente de Río Verde es que somos muy unidos, nos conocemos entre todos, disfrutamos compartiendo juntos y nos gusta trabajar colectivamente y ayudarnos mutuamente. Por ejemplo, los abuelos tenían una gran devoción comunitaria por la Virgen María; entonces, acostumbraban tener una imagen y rotarla de casa en casa. Se iban en procesión de una vivienda a otra rezan-

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do y cantando; cuando llegaban al hogar de destino, cantaban otro rato y esa familia le daba merienda a todo el mundo. Igualmente, las serenatas entre las mismas familias, entre los compadres o después de las fiestas eran de mucha costumbre. Inicialmente había músicos con guitarras y tiples. Ellos aprovechaban la hora en la que la gente estaba dormida y se iban a cantarles canciones; los amigos les abrían la puerta, los hacían entrar, les daban comida y a reír un rato. También hacían festivales con músicos o con vitrolas de cuerda. En esa época eran unos discos grandes; prácticamente había una persona que llevaba los discos en un costal, y 2 o 3 iban con la vitrola, ¡pesaba mucho!. La gente tomaba tapetusa y chicha, y bailaba hasta el amanecer. Pero donde hay trago, también hay peleas…, ¡y se formaban unas con machete y peinilla!


Lo mismo hay que decir de los convites comunitarios organizados por la JAC o entre varias veredas para construir y sacar adelante las escuelas, los puestos de salud, las casetas comunitarias y los servicios públicos del corregimiento. Por ejemplo, al inicio edificamos las escuelas en tablitas; años después, con la gestión de las JAC, pudimos tener apoyo de la Alcaldía de Sonsón y de la Federación de Cafeteros para hacerlas en material. La luz llegó en el 2011 y entre todos ayudamos a traer los postes. También somos muy solidarios con los vecinos que tengan una necesidad. Si tenemos una persona discapacitada, se hace un convite y se le mejora la vivienda. Si se le muere a uno un hijo o alguien, ahí están todos acompañándolo. Si alguno se enferma, está la gente al pie a ver qué necesita. Si la urgencia es a la 1 de la mañana y hay que llevarlo al pueblo en camilla, a esa hora salen con el cristiano. Si está bonita la noche, salen; si está fría o llueve, salen. No se les dificulta nada. Si es una persona muy robusta, no se le van a quitar que porque quién saca a esa persona tan gorda. Los hombres, así lleguen con los hombros tallados y en san-

gre, salen con esa alegría y con ese regocijo. ¡Así es la cosa! La vida por aquí se jodió después del 2000, cuando entró tanta violencia. Guerrilla hubo desde finales de los 80. Primero llegó el Ejército Popular de Liberación (EPL); después, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y, por último, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En un principio, la guerrilla no le hacía nada a uno; se quedaban en la ramada, le pedían a uno comida regalada o comprada y bregaban mucho para conquistar a los jóvenes, pero como que no les paraban bolas. De ahí no pasaban. El miedo nos entró cuando llegaron los paramilitares y el Ejército. Había enfrentamientos horribles hasta con aviones y helicópteros artillados. Es que en estas tierras vivieron la guerrillera Karina y los hombres del Frente 47 de las FARC. Ella era una señora grande, gorda, como sin huesos, crespa y con un ojo malo; una mujer muy aguerrida que sabía mandar a la tropa y mataba al que tenía que matar, ya fuera porque era enemigo, traicionero en las filas o mala persona en la comunidad.

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Carta inesperada Estando una noche tranquilo, me entregan una carta que me pone preocupado. Su contenido alusión hacía a inusual incidente, que por haberle dado plan a quien tomaba aguardiente. Un argelino borrachito por molestar sin razón, le desenvainé su machete, me convirtió en un león. Me podrían llevar a la cárcel los reclamos que este hacía, para liberarme de abogado respondí así su misiva: Buenas noches, don Jaimito, le agradezco las disculpas, y perdone los planazos que fue por matar tres pulgas. Usted fue que no las vio de la tanta borrachera, y también dos garrapatas que más que vampiros eran. Usted no se daba cuenta del gran favor que le hacía, pues ya sin sangre quedaba y en segundos se moriría.

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Pues no tuve más que hacer que zafarle su machete, matándolas a planazos y evitarle a usted la muerte. Pues no tuve más que hacer que zafarle su machete, matándolas a planazos y evitarle a usted la muerte. Yo pensaba en don Luis y en todos sus trabajos, cómo lloraría de triste sin Jaimito en Los Naranjos. Yo pensaba en don Luis, y en todos sus trabajos, cómo lloraría de triste sin Jaimito en Los Naranjos. En sus nalgas se ubicaron estos 5 animalitos, y qué sangre le chuparon pues Pillo midió diez litros. Con las pieles de las pulgas hizo Nando cabezales, doce sobrecargas Pillo y Donelio cubierta y ramales. Y también de garrapatas Johny hizo unos zamarros


para él y su familia, para los Gómez y Carlos.

a la secretaria de Jaime para todo el año entrante.

Sin contar sogas y lías que don Iván logró hacer, para él y don Antonio, para Arnoldo y don Gabriel.

Mi mamá fue atendida por médicos de todo el planeta, noventa y siete millones cobraron pa´que pague usted la cuenta.

Con recortes de ambas pieles, confeccionó dos alforjas Albeiro, para él y delegada, y estrenar en Año Nuevo.

Ya con esta me despido No se vuelva a descuidar, que vampiros y otras fieras se lo pueden a usted alzar.

Con las patas de estas víctimas fabricó Simon angarilla, don Jaime un par de muletas por fracturas de peinilla.

Alberto Gómez, habitante de Río Verde de los Henaos.

Y con dedos de estos monstruos don Ramón elaboró lápices,

Para hacerse más daño los unos a los otros, minaron los caminos de arriba; tocaba usar el sendero principal porque uno podía salir volando si se iba por los desechos que utilizabamos para ahorrar tiempo. Además, por esos artefactos es que tenemos gente en la comunidad que quedó mocha de los pies. Incluso, había ocasiones en las que no se podía salir hasta que ellos no dieran permiso. ¡Pero

ellos tampoco podían hacerlo por tanto patrullaje de los otros bandos! Fue por eso que los guerrilleros empezaron a pedirnos que les trajéramos comida, ropa e implementos de limpieza del pueblo. Uno no podía negarse porque eso tenía consecuencias. Lo peor era que si lo agarraban a uno en un retén de soldados o de paracos, también le iba mal a uno. En esa época

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uno solo podía traer lo que consumía la familia; todos los grupos armados sabían cuántas personas éramos y cuánto consumíamos en 15 días.

gían los casquillos de la casa, del patio o de la manga. Era una cosa miedosa, mi Diosito cuando no lo necesita a uno… Las cosas ya se fueron calmando en el 2009. Algunos de los que se fueron volvieron y con los que nos quedamos empezamos a bregar otra vez con la tierrita. No obstante, nada ha vuelto a ser lo mismo. Antes había muchas familias, incluso mucho jornalero; hoy en día somos menos vivientes y no hay con quién trabajar, ¡no se consiguen trabajadores! La verdad, quedamos los viejos que todavía aguantamos las labores del campo y algunos jóvenes con familias pequeñas. Uno se pone a mirar y anteriormente las familias eran muy numerosas: una pareja tenía sus 6 u 8 hijos como mínimo (en la época de los abuelos, 15 y hasta 20 muchachos); la mayoría actualmente apenas tiene 1 o 2 hijos máximo. Si uno suma la gente que se ha ido, las veredas están deshabitadas.

Además, pasaban pidiendo de comer y uno no podía negarles nada. Si uno no les daba, lo tenían en la mala, y de todos modos se llevaban lo que encontraban: el plátano, las gallinas, el maíz, el fríjol, la yuca… Los soldados nos preguntaban si le entregábamos comida a la guerrilla y les decíamos la verdad, que sí; el que hubiera dicho algo diferente era un embustero, porque tocaba hacerle favores a la guerrilla para poder vivir. Y es que nosotros, como siempre y aunque era peligroso, nos unimos y decidimos que nos quedábamos en el territorio; es decir, o nos íbamos todos o no se iba ninguno. Obviamente, hubo personas y familias a las que les tocó desplazarse, pero también otros nos quedamos, resistiendo y haciendo lo de siempre: trabajar la tierra. Pero era muy duro. Cuando había enfrentamientos, las balas rom- Mucha de nuestra juventud mipían los tejados o caían en el pa- gró antes, durante y después de tio de la casa. Ya después de que la época de la violencia y se quepasaba todo eso, los niños reco-

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dó haciendo vida en Medellín, La Ceja o Sonsón. A bastantes los contrataron los del desminado humanitario y como les pagan bien, con prestaciones y todo, no volvieron. Poco a poco se han llevado a sus padres, quienes no se amañan en el pueblo pero tienen que quedarse ahí por cuestiones de salud. Así mismo, lo que hacemos para vivir ha ido transformándose por las demandas del mercado y

por las dificultades que tenemos para sacar nuestros productos debido al camino que tenemos. Sin embargo, nos amañamos mucho por aquí, ¡porque tierra como Río Verde no hay!

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6 NUESTRO HABITAR EL TERRITORIO: MODOS DE VIDA 61


La mayoría

de nosotros tenemos nuestra casa y nuestros trabajaderitos. ¡Uno de cuenta de uno mismo vive muy bueno! Aunque la platica sea poca, es para nosotros. Además, nadie lo está esperando, no tiene que madrugar, y si se levanta temprano, es para usted. En cambio, ¡qué pereza jornalearle a otro! Por ahí de agregado, que llegue el patrón y no se amañe con uno; o estar todo el día, desde las 7 hasta las 5, agachadito para ganarse cualquier bicoca…; muy duro. Claro que hay gente a la que le gusta o le toca; también hay uno que otro que hace faenas o es oficial de construcción. Trabajamos todos los días, a excepción de los domingos. El domingo se pica caña para las mulitas, se les da vuelta a los animalitos (ganado), se trae leña y se queda uno en casa o se va para donde el vecino a hablar con él. A veces se juega fútbol o se va a pescar.

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Sembramos café y caña. Aún ambos nos dejan resultado. Nuestro café es casi orgánico; solo se le echa pesticida si le da plaga, pero, de resto, se sostiene limpiamente. Los que tenemos en este momento son Castilla, Costa Rica, Rosario, variedad 2000 y Colombia. La recogida del grano en cereza se hace manualmente y en familia o con la ayuda de algunos vecinos; después lo despulpamos, lo lavamos y lo secamos al sol en casa. Ahí ya está listo para empacarlo en costales y enviarlo a Sonsón. La caña tarda 18 meses en crecer. Hay que desyerbarla y echarle cenicita


para que dé mejor; eso es trabajarla bien. Cumplido ese tiempo, se puede cortar la mata cada 6 meses. Después de cortada, se baja al entable para hacer la panela. Si el entable no es de uno, se parten las ganancias con el dueño.

der y hacer mercado. A esa hora, se vuelve al páramo, se arreglan las bestias y se baja a la casa otra vez como a las 7 u 8 de la noche, llueva, truene o relampaguee. Entre semana toca bajar hasta la capillita de Manzanares Centro para coger los chiveros. Subimos carga al páramo más o menos cada 15 días. A veces no vamos hasta el pueblo; enviamos los productos y la lista de cosas que necesitamos, y con los acuerdos que tenemos con las tiendas, los dueños de ellas nos compran lo producido, se cobran y nos despachan el mercado en la misma escalera.

Como se ha hecho desde antiguo, el café y la panela se sacan a lomo de mula por el camino que va al páramo. La escalera que va a Sonsón sube a la cuchilla el viernes y el sábado. El jueves se cuidan las mulitas y se arregla la carga. El viernes se madruga a las 4 de la mañana para empezar a subir la montaña siquiera a las 6 y tomar la escalera a las 12 del día. A las También cosechamos fríjol y maíz, 3 de la tarde se está entrando al pero para el gasto; es decir, para el pueblo y se tiene hasta las 11:30 consumo familiar. Hace un tiempo de la mañana del sábado para ven-

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sí teníamos para vender, pero la última cosecha se hizo unos 10 años atrás. Ya no se sacan porque no se justifica. Esos productos son muy baratos en Sonsón porque allá se produce mucha comida. Entonces, no da para trabajarlos –ni siquiera para el flete–; se termina perdiendo plata. Es como con el revuelto que también cultivamos: la yuca, la arracacha, la mafafa, la guasquila, el cacao y la gran variedad de plátanos que producimos: dominico, banano, guineo y africano. Se puede tener de él lo que se coma la familia y los animales, pero para llevarlo al pueblo no da. La caña también va para atrás desde hace unos años. Ya no hay con quién trabajarla, se gasta mucha mula y se necesita siempre un arriero para sacarla. Por eso, aunque desde la fundación de las veredas se ha tenido ganado, le hemos ido apostando a tener más. Algunos hemos ahorrado y empezado a comprar animales con el trabajo de las cafeteras. Se tiene ganado común, sobre todo para levante y carne; la leche es para el gasto, no para negocio. Entonces, se tiene la vaquita y se sostienen los terneritos para venderlos cuando estén

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más grandecitos o cuando ya estén gordos. Los animalitos se sacan por 2 vías. Se sale por arriba, por el lado del páramo, para venderlos en Sonsón. Eso son 2 jornadas. Algunos también los sacan por abajo, por Cocorná, cuando vienen compradores. También criamos otros animales en nuestras viviendas y trabajaderos. Tenemos gallinas, pollos de engorde, chivos, cerdos y ovejos que nos proveen de alimento y un pequeño ingreso. Algunas familias tenemos abejas, cuya miel nos ayuda en la economía del hogar. Las bestias nos colaboran en el diario vivir y en el trabajo. Esos animalitos nos transportan por todos los rincones del corregimiento y nos permiten sacar las cargas de los productos que da la tierrita. Quién sabe qué haríamos sin ellos; por eso son parte de la familia. Así mismo, en cada casa no pueden faltar los animales que nos acompañan y cuidan (perros y gatos). Como se puede ver, moramos las montañas y las trabajamos con actividades agropecuarias. Desde hace mucho no vivimos de la madera.


Limpiamos el monte para sembrar, hacer corrales para los animales, tenerles pasto, y para las necesidades de la vivienda familiar. Igualmente, algunos tenemos ciertos usos forestales relacionados con las tradiciones campesinas y la salud. El monte nos entrega bejuco y paja para hacer canastos y escobas. También nos da la leche de sande y el aceite de higuerillo para diversas dolencias, como la gastritis, los problemas del colon, la cicatrización de heridas o el pujo de los recién nacidos. Nosotros no explotamos la montaña, habitamos y nos mantenemos en y de ella. Eso es lo que queremos que nuestros hijos y nietos continúen haciendo.

necesitar mucho. Uno administra lo que es capaz de administrar y lo otro lo deja perder. Y da más lo poquito y bien trabajado que lo bastante mal trabajado.

Sin embargo, sí están faltando manos para trabajar. Muchos jóvenes se han ido y a la gente de afuera no le gusta venir por aquí porque es muy lejos y es difícil entrar. Además, uno no tiene para pagarles todo lo que el Estado exige darle a un trabajador. Debido a esto, estamos teniendo los cultivos que cada uno puede mantener y, a veces, lo que se puede sacar con ayuda de algunos vecinos. Esa es una manera de trabajar bien trabajadito sin

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7 NUESTRA COMÚN UNIDAD, NUESTROS ACUERDOS Y NUESTRAS COSTUMBRES CON MONTAÑAS Y AGUAS

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7.1

Como

colectivos de vida, el elemento esencial que nos caracteriza es la común unidad que tenemos con lo humano y lo no humano que nos rodea, es decir, a lo que estamos unidos o lo que nos une: la montaña, el agua o los vecinos. Ella se ha expresado en la descripción de quiénes somos y en el vínculo con nuestras tierras, sus montañas, sus aguas o los otros seres que las habitan. Así mismo, esa común unidad se puede ver en lo que hacemos, es decir, en los modos de vida que tenemos. Otra forma de manifestarse tiene que ver con la manera en que nombramos nuestros territorios y las reglas que hemos creado alrededor de algunos de sus elementos y en nuestras relaciones cotidianas. A continuación, describiremos nuestras montañas, nuestras aguas y nuestra relación y regulación con ellas.

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Nuestras montañas y aguas

Nuestro territorio está rodeado de montañas. Hacia el occidente está la cordillera Central, donde llama la atención el alto de La Sapera. Hacia el sur quedan la cuchilla de San Joaquín, la loma El Mesón, Hoyo Frío y el morro La Selva. Al oriente, la cuchilla El Burro. Por último, al norte encontramos la Serranía de Río Verde. Existen muchas otras; a esas las hemos llamado por el nombre de la finca en que se encuentran o no las hemos bautizado. Las partes altas de esos montes nos dan oxígeno, agua y plantas medicinales; sus laderas, trabajo, cultivos, alimentos, pastos, madera y leña. Ellos son nuestra casa, nuestra morada. Las aguas también son un habitante muy importante de esta casa que es Río Verde de los Henaos. Tanto es así que, como le contamos, este territorio se llama como se llama por un río muy importante que lo recorre. Igualmente, tenemos diversas quebradas y


nacimientos de agua que usamos para el consumo familiar y el de los animales, para las labores que nos permiten subsistir (beneficio del café o energía para los trapiches de caña), para las actividades de tiempo libre o para pescar. Las quebradas más importantes de la vereda Zurrumbal son El Guamo, Pérez, Zurrumbal y La Salada; en cuanto a la vereda El Salado, están La Salada (que es nuestro límite con Zurrumbal), La Tabla, Los Alumbres y La Bretaña. Además de ellas existen algunas más chicas que llevan el nombre de la finca o del dueño de la finca donde está su nacimiento; otras son tan pequeñas que no tienen denominación. Nos proveemos de agua de 2 formas. Ciertas familias tienen su nacimiento propio. Ellas son independientes, por lo que ponen una manguera desde dicho nacimiento y la transportan hasta sus casas. Así mismo, contamos con algunos nacimientos que proveen a varias familias. Allí tenemos bocatomas; cada hogar conecta una manguera a esa bocatoma que lleva el agua hasta su vivienda. En veranos fuertes, algunas vi-

viendas deben proveerse de agua de las quebradas a través de mangueras, pues los nacimientos que las abastecen se secan.

7.2

Costumbres comunitarias

Somos conscientes de la importancia de nuestras montañas y aguas en nuestras formas de vida. Sabemos que donde esas 2 existen puede haber gente. Por eso, tenemos unos acuerdos comunitarios relacionados con su propiedad, su uso y su cuidado.

7.2.1 Propiedad de monta-

ñas y aguas

Las montañas son nuestra casa y, al ser parte de nuestras fincas, cada una le pertenece a una familia. Lo mismo pasa con el agua. Los nacimientos de agua son propios, es decir, de la familia en donde se encuentran, y en muy pocos casos, de los vecinos que necesiten el agua, con previo permiso del propietario del lugar donde nace. Por tanto, respetamos los linderos y la propiedad de las aguas de las fincas.

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Sin embargo, la solidaridad es una regla en nuestra propiedad de las montañas y las aguas. Compartimos la leña y el agua con el que no las tiene, pero siempre pidiendo permiso al dueño y teniendo en cuenta las necesidades de las 2 partes. Entonces, se colabora a otro con la leña, pero tiene que ser poca, no un tajo grande; así mismo, se pide permiso a la familia que tiene el nacimiento para partir las aguas desde ese mismo nacimiento o más abajo y, de esta forma, surtir las 2 viviendas.

7.2.2 Uso y cuidado de montañas y aguas Respetamos la forma de hacer las cosas de cada integrante de la comunidad y confiamos en el real saber y entender de cada uno; por tanto, cada familia toma sus propias decisiones sobre el uso y el cuidado de sus montañas y aguas. De esta forma, talamos la montaña según lo que necesitamos sembrar o los animales que tenemos, pero no nos subimos hasta el morro porque sabemos que tenemos que conservar. Igualmente,

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cada casa se suministra su agua; en otras palabras, cada uno construye su infraestructura, arregla y usa el agua libremente (sin pago) siguiendo las normas de su propia unidad familiar. La solidaridad también es una regla importante. Cuando hay daños graves o se comparte el agua, se recurre al vecino o los vecinos para arreglar la avería conjuntamente; esto se hace de forma voluntaria. En ese mismo sentido, las idas del agua se solucionan como cuando se comparte un hogar: el primero que se da cuenta o necesita el agua es el que arregla el daño. Además, tenemos algunas normas que protegen las montañas y las aguas y que nos permiten seguir viviendo en/con ellas. Enumeramos algunas: Tumbar madera solo en caso de necesidad, ya sea de nuestra casa o de nuestros cultivos. Evitar derrochar madera.



No talar las partes altas de las montañas, en especial donde se encuentran los nacimientos de agua. Conservar los nacimientos de agua adecuadamente, no talándolos o sembrándoles árboles. Tener limpios los ríos y quebradas. Hacer buen uso y cuidar de las aguas dentro de nuestras casas. Dividir las basuras –aunque no todos lo hacemos–. Lo orgánico va para la huerta y lo demás se entierra o se quema.

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Evitar echar las aguas sucias al vecino y, en lo posible, a las quebradas. Tener pozos sépticos para el manejo de aguas negras –algunas casas no cuentan con ellos–.




8 NUESTROS DESAFÍOS

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cultivos (como el café y la panela) tienen precios muy bajos. Así mismo, debido a lo que pasa nacional e internacionalmente, dichos precios se mantienen subiendo y bajando. Necesitamos precios estables y justos que nos permitan comunidades conec- continuar en el campo. tadas con la naturaleza, con noEscasas oportunidades para visotros mismos y con múltiples espacios, tiempos y actores que vir en el campo, por lo que debese encuentran fuera de nuestra co- mos luchar muchísimo para salir tidianidad. Creamos vida en pue- adelante. Necesitamos proyectos blos y ciudades a través de lo que productivos para mejorar nuestras somos y hacemos. El aire puro, las condiciones de vida. Por ejemplo, aguas y la comida no existirían sin insumos para sembrar comida, pisnosotros. Sin embargo, existen si- cicultura, aves de corral o cerdos. tuaciones que están poniendo en Acceso difícil a nuestras verepeligro nuestra identidad, nuestras formas de vida, nuestro territorio das; ¡estamos a 8 horas de disy la posibilidad de un buen vivir. tancia del pueblo! Este es uno Nombramos algunos desafíos que de nuestros principales problemas. deben ser analizados en lo local, Nuestras vías de acceso son muy lo regional y lo nacional. De cómo deficientes, hacen falta puentes sose asuman dependerán nuestra bre las quebradas y necesitamos existencia como comunidades, nues- arreglos de caminos. Esta situación tra bioculturalidad y la supervi- dificulta el transporte de nuestros productos, la venida de trabajadovencia de todos. res a laborar en nuestras tierras, la con el mundo exte8.1 Identidad y modos de comunicación rior y las oportunidades de salud vida campesinos y educación. Poca valoración de lo que producimos los campesinos. Nuestros

Somos

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Migración del campo a la ciudad por falta de oportunidades. Esta situación es más evidente en los jóvenes. Nuestras veredas se están quedando solas, lo que atenta contra nuestra supervivencia física, la existencia de la pequeña propiedad campesina, nuestros medios de vida y la posibilidad de tener generaciones futuras campesinas.

chan o nos citan a reuniones y no solucionan nada. El derecho sería que nos atendieran ligero y dieran respuesta a los problemas que tenemos.

8.2

Territorio, montañas y aguas

Algunas de nuestras fincas están cada vez más cubiertas de monte. La razón de este fenómeno es la disminución de la población en el corregimiento –por el conflicto armado, la falta de oportunidades, la lejanía o la conformación de familias más pequeñas–, que hace que no haya gente con que trabajar. Si bien valoramos que haya más bosque, este hecho hace que tengamos menos área donde trabajar, más dificultad para proveernos de nuestros medios de vida, y que estén desapareciendo nuestros usos tradicionales de la montaña. Igualmente, nos preocupa que las autoridades consideren que hay un cambio en el uso del suelo (de agropecuario a forestal) y les pongan restricciones a nuestras Abandono por parte del Esta- actividades. do. Sus funcionarios no nos escuDificultades para cubrir ciertas necesidades básicas, en particular la salud, la educación y la vivienda. No contamos con una promotora de salud o enfermera permanente en las veredas. También tenemos pocas formas de sacar a nuestros enfermos graves. Por otra parte, la educación de nuestros hijos se ve afectada cuando mandan profesores de otras partes que no se amañan por la lejanía, aun a sabiendas de que tenemos maestros oriundos de nuestras veredas que se pueden quedar permanentemente. Por último, existen familias que necesitan mejoramientos de sus casas para así poder tener una vivienda digna.

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l D e sva D isc r i m

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La realización de procesos de delimitación de áreas protegidas –páramos, bosque alto andino– y los planes de manejo para dichas zonas tienen consecuencias importantes en nuestras formas de vida. No hemos tenido información clara de dichas decisiones ni tampoco se ha realizado un tipo de participación comunitaria para la toma de esas determinaciones buscando el consentimiento libre, previo e informado que las normas colombianas exigen para estas situaciones. Las restricciones de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) a los usos domésticos que hacemos de la montaña dificultan nuestras formas de vida. Nuestras comunidades no sacan madera de la montaña para comercializarla (aunque algunas veces pasa), nosotros trabajamos la tierra para sembrar y para el ganado. Los animales con los que habitamos el territorio son valorados y respetados por nosotros. Sin embargo, algunos hacen parte de nuestra dieta alimenticia y otros pueden atentar contra la vida de los seres humanos o afectar nuestros

cultivos –culebras, chuchas, zorros o perros gallineros–. Debemos llegar a acuerdos concertados que permitan tener una caza controlada y evitar los peligros que generan los animales dañinos o salvajes y, al mismo tiempo, protegerlos. Nuestras aguas son propias (es decir, de las familias y de la comunidad), son tomadas libremente y se regulan comunitariamente. Nos preocupan la entrada y la imposición de otras formas de entender el agua –por ejemplo, el agua no propia de las comunidades, su cobro y su registro–, el desconocimiento de nuestros acuerdos al respecto y la falta de información clara y precisa sobre esas otras regulaciones. Así mismo, necesitamos herramientas que nos permitan proteger y hacer respetar nuestra manera de entender el agua, ya que esta fue, ha sido y será esencial para las formas de vida de nuestros antepasados, las nuestras, las de nuestros hijos y las de los hijos de nuestros hijos. Nuestras aguas han sufrido una disminución en algunas ocasiones, sobre todo en los veranos fuertes. Ello hace que tengamos que buscar nacimientos más lejanos o

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que la debamos tomar de las que- requerimos mangueras y tubos para bradas. Desconocemos la razón llevar el agua hasta nuestras casas. de esta merma en el flujo. Las aguas negras necesitan meLa infraestructura para el alma- jores mecanismos para su tratamiencenamiento y el transporte de nues- to. Carecemos de pozos sépticos en tras aguas tiene deficiencias. Hacen algunas casas; en otras viviendas falta tanques tanto para los sistemas no es posible construirlos por lo independientes –aquellos que tie- que requerimos otras soluciones nen su propio nacimiento de agua– para estos casos. como en las bocatomas que proveen agua a varias familias. Igualmente,

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9 EN LA TIERRA DE LA ESPERANZA 83


Queremos cerrar este

recordar y reconocernos juntos caminando nuestros sueños. Hablar de ellos no significa soñar despiertos, inventar o hacer globos sin razón. Quiere decir concebir, crear y criar desde el trabajar unidos, siguiendo la sabiduría de los mayores y con la alegría del pensar-sentir-actuar compartido. Reafirmando nuestro poder de soñar, convocamos, creamos soñando (disoñamos) y damos propósito a otros mundos posibles donde todos los seres de nuestro territorio puedan vivir en armonía. Es nuestra imaginación/memoria creadora, que despierta y realiza el presente. Soñamos El Salado y Zurrumbal con montañas y aguas abundantes, limpias y sanas, donde sus habitantes podamos vivir bien. Es decir, unas veredas bien pobladas, con salud, educación, viviendas dignas y unos caminos y puentes

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en buen estado que nos permitan entrar y salir libremente. En ellas podremos mantener nuestras formas de vida campesina, porque nuestros productos tendrán buenos precios y tendremos nuevas alternativas de trabajo, acordes con nuestras tradiciones. Soñamos con que todo lo que estamos escribiendo se vuelva realidad para que nuestros hijos y nietos tengan un buen futuro.




10 VOCABULARIO CAMPESINO 87


Aparejo: conjunto de correas y otros objetos que se colocan sobre los caballos o mulas para montarlos o ponerles carga. Aretas: aretes. Arrancar la yuca: juego de niAgregado: empleado o mayor- Ăąos en el que un jugador se sube a domo de finca. un palo y no se puede dejar tumbar por los demĂĄs. Aguadulce: agua con panela. Astilla: tabla corta sacada de Aguamasa: sobras de comida la madera de ciertos ĂĄrboles. Sirve que se les dan a los marranos. para hacer techos. Aguasal: sopa que contiene Atado: conjunto de verduras agua, huevo, cebolla, cilantro y, amarradas, como el cilantro, la en algunos casos, papa. cebolla, etc. Alforjas: costales que se utilizan de a dos, una a cada lado de la bestia, y permiten repartir el peso.

Atembado: sonso, bobo. Atisbar: ver, mirar.

Algo: alimento que se toma Avenido: conforme, colaboraentre comidas, generalmente en la dor o en armonĂ­a. tarde. Aventado: atrevido, osado. Almud: medida para pesar graAzaroso: que da miedo, terror nos hecha en madera. o impresiona mucho. Angarillas: tabla sostenida por Bacinilla o mica: recipiente que dos barras que sirve para transportar una carga entre 2 mulas o varias personas.

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se pone al lado de la cama para Cabezales: lazo con el que se orinar por la noche. agarra el animal. Bañar o hacer baños (en un cultivo): echarle plaguicida a un cultivo.

Cacharro: situación inesperada.

Calabazo: recipiente o vasija útil para diferentes usos. Se fabriBaritiar: llevarles la comida a ca cortando por la mitad el fruto los trabajadores. del árbol calabazo (o totumo) y sacándole la pulpa y las semillas. Bejuco: liana de material vegetal con la que se amarra algo; Calabozo: herramienta corta paguadua. ra podar y rozar. Está compuesto por una hoja de acero curva (en Berraco: fuerte, guapo. forma de hoz) y un mango de madera largo. Berriondo: hábil, valiente. También puede significar enojado. Canalón: camino o gruta. Bestia: animal de carga. PueCancel: construcción hecha en de ser mula, caballo o yegua. tablas de madera. Bicoca: algo pequeño.

Cantarilla: rifa que se pregona por las calles.

Bogadera: líquido para tomar, por ejemplo, el claro del maíz o Capacho: hojas que cubren o agua con panela y limón. envuelven el maíz. Bogar: beber con rapidez. Bolear: tirar, arrojar. Boleta: pedazo de papel donde van anotadas las cosas a comprar en el pueblo.

Carbonero: persona que se dedica a elaborar carbón de la madera y a venderlo. Carranchín: alergia.

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Cascajito: fragmentos de pie- otros. El jugador que ha sido condras, ladrillos y materiales duros. gelado 3 veces toma el lugar del que persigue a los demás. Casco: uña de los equinos. TamChupado: moretón dejado en el bién se le conoce como pezuña. cuerpo por una mordedura suave. Chamba: zanja que sirve como Chuspa: bolsa de papel. lindero; roto en el camino. Cincha: faja que pasa por debajo de la barriga del caballo o la Chivero: carro pequeño con ca- mula y permite asegurar la silla. pacidad máxima de 10 personas, Claro: residuo que queda de que se usa para el transporte de personas, insumos o cosechas. Es cocinar el maíz. Se consume con el transporte característico de las la mazamorra o solo. veredas habitadas por pocas persoColgar los guayos: morirse. nas, por lo que tiene rutas establecidas en días y horarios específicos. Coca: recipiente o plato hondo. Chocolatiar (ojos): humedeciColino: planta pequeña sin trasmiento de los ojos sin que lleguen plantar. a caer lágrimas. Chapolera: recolectora de café.

Chócolo o chocolito: maíz tierno.

Conchudo: abusivo.

Chocozuela: rótula.

Contemplar: mimar.

Convite: unión de muchas perChucha congelada: juego de niños en el que un jugador persi- sonas para hacer algo. gue a los demás para tocarlos y Cosechero: recolector de frucon su toque dejarlos inmovilizados, congelados. Los jugadores tos de algún cultivo. que no han sido congelados pueden descongelar con su toque a los

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Cristiano: persona.

El putas: el diablo.

Enrastrojarse: llenarse de arCuarta: medida de longitud. Es la distancia que hay entre los de- bustos y maleza un pedazo de dos pulgar y meñique cuando la tierra. Esto sucede cuando un tepalma de la mano se abre mucho. rreno no se trabaja y se cubre de nueva vegetación. Cubierta: estuche donde se Entierros: tesoros indígenas, guarda el machete. dinero o monedas de oro y plata que se encuentran sepultados en Cuchinas: pies la tierra. Cuchuco: sopa de maíz quebrado. Envaradera: palo de madera que los campesinos utilizan para Cuzca: colilla del cigarrillo. tutorar algunos cultivos que neDesecho: camino que sirve de cesitan enredarse para crecer, por ejemplo, el fríjol o la arveja. En la atajo. actualidad algunas organizacioDesmatonear: quitar las ma- nes están produciendo postes de lezas que aparecen en un cultivo. plástico para evitar la deforestación por medio de esta práctica. Destinos: trabajos de cocina, Escalera: bus característico de de arreglo de casa y de la huerta realizados por las mujeres en el las zonas rurales para el transporte de personas, cosechas o insumos. hogar campesino. Algunas veces es un camión adapDevuelta: dinero que sobra de tado al que le quitan la parte trasera y le acondicionan un sistema de una compra. bancas. Tiene un segundo piso al que Dieta: período de 40 días des- se llega a través de una escalera que pués de que una mujer da a luz, du- está ubicada en la parte de atrás. rante el cual tiene que tener ciertos cuidados para que su cuerpo y su salud se restablezcan.

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Espuela: instrumento que se Garabato: vara larga con cuerusa en los pies para chuzar al ma- nos en la punta. Se usa para agacho para que ande rápido. rrar frutos que se encuentran muy alto. Establecimiento (de panela): lugar donde se extrae y evapora Garlar: hablar. el jugo de la caña de azúcar y se elabora la panela. Gota: enfermedad que le da al cultivo de papa y que ocasiona la Falda: terreno muy inclinado. pérdida de la cosecha. Fiambre: alimento que se lleva Goterear: darle gota a un culpara trabajar o para ir de paseo. tivo de papa. Normalmente va envuelto en hojas de alguna planta, por ejemplo, Grajo: mal olor producido en de plátano. las axilas. Fierro: arma de fuego.

Guadaña: herramienta para huinchar u organizar prados.

Foco: bombillo. Guandolo: agua de panela con Fonda: tienda en la que antigua- limón. mente los arrieros paraban a comer o a dormir durante sus largos Guaro: aguardiente. viajes. Guasca (de plátano): material Fondos (de panela): cacerolas vegetal del tronco de la planta de para cocinar la panela. plátano. Frisol: fríjol. Fundamentoso: juicioso. Fundillo: nalgas.

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Guasco: bordón con el que se le pega a la mula o que ayuda a hacer camino. También es llamado zurriago.


Guindar: colgar algo. Hogao: guiso de cebolla, ajo y tomate. Hormiguillo: enfermedad causada por un hongo que se desarrolla en los cascos de los caballos o las mulas.

Macho (comida): sopa de maíz quebrado parecida al cuchuco. Macho: el macho de la mula. Mamita: abuela. Manga: césped.

Mano (del pilón): pedazo de Huinchar: destapar los potreros. madera delgado en el centro y redondeado en los extremos, utiliHuinche: herramienta para lim- zado para golpear el maíz hasta descascararlo. Es la herramienta piar el potrero. compañera del pilón. Jarrete: talón del pie. Mano prestada: sistema de reJornaliar: trabajar el campo para ciprocidad que se utiliza en el trabajo agrícola. En este, una perotro. sona ayuda en las actividades del Joto: paquete o bulto pequeño. campo en la tierra de otra persona, y esta última hará lo mismo Lata: comida que se lleva en cuando la primera lo necesite. recipientes cuando se sale a traMazamorra: maíz pilado y cobajar fuera de casa. cinado. Se le echa leche y panela. Levantar: criar. Mecato: golosinas. Lía: soga o cuerda gruesa. Media mañana: alimentos que se comen después del desayuno, Ligero: rápido. tipo 10:30 a.m. Liguita o liga: dinero o propina.

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Parrandear: ponerse necio, baiMigas o migajotas: comida preparada con pan u otros ingredientes lando, peleando, tomando alcohol, etc. que se remojan. Parva: piezas de panadería de Montañero: persona que vive en el campo. En ocasiones, el tér- diverso tipo. mino es usado de forma despectiva. Pata limpia: a pie. Monte: montaña. Patojo: hijo menor. Morro: cerro. Peinilla: machete. Mote: maíz cocinado con ceniza. Pela: castigo físico cuando alguien se porta mal. Muchacho: niño. Mula: animal que usa el campesino como transporte.

Pelona: la muerte. Personal: personas.

Mulera: ruana pequeña tejida en Pichurria: lo que queda mal healgodón, hilo o poliéster. Se utiliza para arriar las bestias, arropar- cho, lo que se produce mal. se o secarse el sudor, entre otros Pilar: descascarar o quitar la muchos usos. capa superior protectora que tieNacido: grano de pus en la piel. ne el maiz. Para ello, se coloca el cereal en el pilón y con la mano del pilón se va golpeando el grano Papito: abuelo. hasta quitarle la cáscara. Paquete: aquello que sale malo Pilón: tronco redondo de maen algo que está empacado. Por ejemplo, cuando se empaca café dera con un agujero en el centro, y el que está malo se pone en la que sirve como base para descasmitad, se dice que ese bulto está carar el maíz. paqueteado.

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Pinchado: elegante.

Rastrojerío o rastrojo: parte de la montaña con arbustos pePionada: viene de peones, nú- queños y maleza. mero de trabajadores. Reblujo: chécheres, trastos viePisco: pavo. jos o cosas que se guardan en un cuarto destinado para ello. TamPistear: perseguir o seguir a bién puede significar desorden. alguien o algo sin que este sospeche. Recocha: bulla, algarabía, juego. Poceta: lavadero.

Recua (de mulas): conjunto de mulas.

Poncho: prenda similar a la ruana pero de tela más delgada.

Requintar: ajustar o reacomodar la carga cuando se encuentra Ponerle fundamento: realizar encima de la mula. algo con seriedad. Remoliniar: dar vueltas. Portón: acceso hecho de palos y alambre que sirve para dividir finRetranca: correa ancha que sucas y/o entrar a potreros o cultivos. jeta la silla de un caballo o mula. Quemar (agricultura): prender fuego a los potreros antes de iniciar la siembra.

Revirar: protestar.

Revuelto: verduras, cereales o tubérculos que puede contener una Quemar (arma de fuego): ha- sopa o un estofado. Es decir, todo cer un tiro. aquello que contenga dicho plato y no sea carne. Ramada (panela): entable panelero. Romería: personas en peregrinación. Ramada: monte, lugar donde hay árboles y ramas.

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Ruana: prenda de vestir hecha Trabajadero: lugar donde se en lana para protegerse del frío. realizan las labores agrícolas. Tiene forma cuadrada o rectangular y un agujero en el centro para paTragos: la primera bebida que sar la cabeza. se toma el campesino antes de desayunar; por ejemplo, café o Silo: secadora para airear la chocolate. comida. Traído: regalo. Sobrecargas: bultos que se ponen encima de la bestia. Trapera: utensilio para fregar y limpiar el piso. Socolar: limpiar o rozar un terreno de malezas o plantas inútiles. Trapiche: máquina que prensa la caña de azúcar para molerla y Tacizo: calabozo pequeño de extraer su jugo. mango de madera muy corto. Traste: objeto que se utiliza Tajo: pedazo de tierra. para realizar algo. Es una expresión común para referirse a los Tapetusa: especie de aguar- utensilios de cocina. diente que se saca del jugo de la panela. Travesía: camino despejado y plano que se crea gracias al transitar Taquiao: lleno. de hombres y/o animales. También puede ser un atajo en un camino. Tarro: envase donde se carga la bogadera. Trucha: ágil, atento. Tinaja: vasija de barro cocido Vaquiano: conocedor de un de tamaño mediano. terreno; alguien muy experimentado en algo. Topar: encontrarse con alguien.

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Viviente: persona o familia.

Zumba: castigo fĂ­sico que se le da a alguien cuando se porta mal.

Voladero: abismo. Zarco: de ojos claros. VolcĂĄn: derrumbe. Zurriago: bordĂłn con el que se Voltiar: hacer un trabajo o man- le pega a la mula o se abre camino. dado. Yesquero: mechero o encendedor. Zamarro: prenda de vestir que cubre desde la cintura hasta la mitad de la pierna. Se usa para montar a caballo. Zaperoco: problema.

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