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REPORTAJE / Carlos Bedia, economista

¡Por fin

Europa entierra definitivamente el proyecto fantasma de la mina de Zinc!

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Hace poco se ha conocido que la Unión Europea destinará 12 millones de euros a la recuperación medioambiental de la explotación a cielo abierto de la mina de zinc en la zona de Reocín que durante casi 150 años explotó a empresa Asturiana de Zinc y que, de forma torpe y soez, un supuesto grupo inversor canadiense quiso especular en 2017 con la ayuda imprescindible del gobierno de Cantabria.

Es importante que quede claro que el dinero que destina Europa a la “mina de Zinc” es para enterrarla definitivamente y para recuperar medioambientalmente la zona explotada por el impacto que siempre generan las explotaciones mineras a cielo abierto.

Que nadie se piense que esta inversión supone la puesta en marcha “otra vez” de la explotación minera. Todo lo contrario, es el espaldarazo definitivo del final de un cuento del que nos llevan hablando desde 2017.

Pero para valorar lo que ocurrió en esa época es importante conocer una serie de datos de la mina para poner en contexto “la burra que nos han querido vender” con el último proyecto de explotación a cargo de “Emerita Resources”

Para ello debemos de recordar que la empresa que históricamente explotó el Zinc de la mina fue Asturiana de Zinc, que lo hizo desde 1856 hasta que cerró en 2003, cuando los costes de producción impidieron seguir con el negocio.

En estos 147 años de explotación de la mina se extrajeron 7,3 millones de toneladas de mineral, habiendo sido la cantidad extraída en los últimos 30 años de 3,5 millones.

Llamó la atención en 2017, cuando se presentó con “fanfarrias y alaracas” el nuevo proyecto de explotación de la mina, que había un grupo Canadiense llamado ”Emerita Resources” que afirmaba, según dijo el presidente regional, el señor Revilla, que se iban a extraer 20 millones de toneladas. Que la cantidad anual a extraer suponía el 7% del total mundial de Zinc, que se iban a invertir 600 millones en la construcción de la mina y que se generarían 2.000 puestos de trabajo.

Todo muy bonito si hubiese sido verdad.

Pero nadie del gobierno regional pareció tener ningún interés en conocer la historia “profesional” de estos canadienses, mas listos que la empresa que explotó la mina casi 150 años.

Lo increíble es que estos promotores canadienses tenían un historial para echar a temblar a cualquiera que hubiese analizado mínimamente su trayectoria.

Su “modus operandi” era presentarse a las subastas de terrenos mineros, inflando las expectativas de mineral y vendiendo “millones de toneladas” para especular en la bolsa de Toronto.

Lo más sangrante es que cuando llegan a Cantabria y se adjudican zonas de explotación, en las que ya se sabía que existía mineral pero que era imposible de rentabilizar su extracción, los “empresarios” traían a sus espaldas dos actuaciones marrulleras y que terminaron en chanchullos. El primer chanchullo lo perpetraron tras la adjudicación de las minas de las minas de Aznalcollar en Andalucía al grupo mejicano Minorbis, iniciando procedimientos judiciales con el único fin de que la empresa concesionaria les “indemnizara” por retirar las demandas, y que ha llevado a tener paralizado el proyecto hasta el año 2021, con sentencias en las que se rechazan las denuncias de Emerita Reosurces para la adjudicación, pero que han paralizado hasta la fecha la puesta en marcha del proyecto. El segundo caso, casi coetáneo con el de Cantabria, fue una solicitud de adjudicación de una zona minera para una mina de oro en Asturias. El objetivo no era otro que crear falsas expectativas y especular en bolsa

Carlos Bedia, economista.

con el hipotético resultado de la mina de oro, pero en el que no fueron capaces de aportar ni siquiera 12.500 euros que exigía el gobierno del Principado de Asturias, mediante aval, para iniciar el procedimiento de adjudicación.

Esta empresa se encontraba en liquidación entre los años 2013 a 2015 por su falta de viabilidad, y a esta empresa el gobierno de Cantabria no le supuso ningún problema creerse que iba a invertir 600 millones en la mina, cuando en Asturias no había podido aportar 6 meses antes 12.500 euros para un aval.

Entonces, ¿Por qué se involucró de esta manera el gobierno con unos inversores insolventes?

Hay que recordar que el propio presidente de Cantabria afirmó que en 2019 saldría: “la primera tonelada de material”.

No dijo que se empezarían las obras no, dijo que ya estaría la mina en producción, curiosamente en el año electoral de 2019.

Pero también se vieron beneficiados los “empresarios Canadienses” que montaron toda esta mentira.

En el gráfico se puede observar tres recuadros que explican todo el proceso, en el primer recuadro de la izquierda se marca la cotización de la empresa justo en el momento en el que a bombo y platillo se lanza en los medios de comunicación la noticia de que “Emerita Resources” se presentaba al concurso para la adjudicación de cuadrantes de explotación de zinc.

En el segundo cuadro de en medio, muestra el intervalo de escasamente 2 días en el que se anuncia la adjudicación de lo que iban a ser 20 millones de toneladas de Zinc a dicha empresa y su repercusión en la cotización de la bolsa de Toronto.

Finalmente, el tercer recuadro de la derecha, marca la cotización en la bolsa de Toronto de dicha empresa una vez que las falsas expectativas generadas por los promotores y jaleadas por el gobierno de Cantabria se esfuman definitivamente.

Saquen sus propias conclusiones de quién ganó dinero con esta mentira y los motivos que se tenían para promocionar un proyecto vacío y falso, utilizando, eso sí, de forma muy hábil algunas verdades de la mina.

Todo lo que nos vendieron de ese proyecto, en donde incluso afirmaban que se realizarían 200 catas de suelo de 500 metros de profundidad para localizar el mineral, cuando solo se realizaron 6 y en las mismas zonas donde los planos existentes de la antigua Asturiana de Zinc ya decían que había mineral, fue una estafa tanto económica como social.

Por ello debemos de agradecer a la Unión Europea que haya decidido enterrar, literalmente, cualquier especulación con el zinc de Reocín y nos haya entregado 12 millones para recuperar en parte la zona explotada.

Esto nos permitirá esconder definitivamente las vergüenzas en las que, unos pocos desalmados, quisieron hacernos pasar mientras arrebataban las ilusiones y las esperanzas de tantos vecinos de la zona que, por un momento, creyeron que el Cobierno y los canadienses decían una verdad.

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