8 minute read
REPORTAJE / Migue Ángel Revilla
Señor presidente, es de obligado cumplimiento empezar esta entrevista hablando de la crisis sanitaria que nos ha cambiado la vida a todos. Tras casi dos años de pandemia, ¿cómo está Cantabria en estos momentos?
Estamos preocupados por el incremento de contagios y por la aparición de esa nueva variante ómicron, pero es indudable que la situación es infinitamente mejor que la de hace un año. Cantabria es la comunidad autónoma con menor tasa de mortalidad y, aunque están subiendo, los datos de hospitalizados e ingresados en UCI son, de momento, soportables para el sistema sanitario. Esperamos mantener esta situación gracias a la vacuna, ya que en este momento más del 90% de la población cántabra está vacunada, lo cual es la mejor protección frente a la COVID. Estamos vacunando ya a los menores de 12 años y administrando terceras dosis de refuerzo a la población para la que está indicada. La vacuna es la mejor defensa en este momento, sin olvidar el resto de las medidas de protección individual. Usted es partidario de obligar a vacunarse a quienes se niegan a hacerlo. ¿Cómo podría articularse esto en un Estado de Derecho?
Advertisement
Yo creo que todo el mundo debería vacunarse por su propia seguridad y por la de los demás, pero la vacuna obligatoria no es posible en este momento por la legislación vigente, sería necesario un cambio legal que no parece probable en este momento. Por eso sólo queda apelar a la responsabilidad individual para que quienes no lo han hecho aún recapaciten y sean conscientes de que las personas vacunadas están más protegidas. La comunidad científica ha demostrado que las vacunas son seguras y es una pena que la actitud insolidaria de unos pocos ponga en riesgo la salud de todos. De momento, Cantabria ha establecido la obligatoriedad del pasaporte Covid para acceder a determinados espacios públicos, en el afán de proteger a la mayoría de esa minoría que no quiere vacunarse. Si no nos vacunamos todos, no hay nada que hacer. Pero no solo en Cantabria o en España, sino también en resto del mundo. De nada sirve tener aquí a la población vacunada si nos traen el virus de fuera.
Centrándonos en la recuperación económica post Covid, ¿cómo va a salir Cantabria de esta situación y cuánto tardará en hacerlo?
Cantabria va a salir reforzada, estoy convencido. Hemos conocido recientemente el estudio del BBVA
que nos coloca como la comunidad que más va a crecer en 2022, un 6%, y la primera que va a recuperar el PIB previo a la pandemia. Es lo máximo a lo que puede aspirar una región pequeña como la nuestra ante una crisis global como ésta, aguantar el tirón mejor que los demás cuando vienen mal dadas y, cuando sopla el viento a favor, crecer por encima de la media. Y estoy seguro de que así va a ser, porque lo noto en la calle. Percibo en la gente que hay dinamismo y ganas de tirar para adelante. Otro factor importante a tener en cuenta es que ahora, a diferencia de la anterior crisis económica del 2008, contamos con el apoyo de Europa. ¿Por qué? Porque esta vez la crisis ha afectado a todos los países por igual y Europa ha decidido darle a la tecla del dinero y ha concedido a España 140.000 millones de euros, en lugar de los recortes que nos impuso hace una década. Tenemos que aprovechar al máximo esos fondos UE para recuperar la economía.
¿Qué proyectos va a poner en marcha Cantabria para impulsar esa recuperación?
El Gobierno de Cantabria está trabajando en múltiples frentes, pero puedo destacar 3 proyectos que van a ser decisivos. En primer lugar, la Unidad de Protonterapia de Valdecilla, que nos va a convertir en
la primera región de España en tener una tecnología puntera para el tratamiento del cáncer. El proyecto de La Pasiega es otra gran actuación de futuro, un gran centro logístico para descongestionar el Puerto de Santander y que va a contar con una estación intermodal financiada por el Gobierno de España. Y otro proyecto largamente esperado, la nueva sede del MUPAC en Puertochico, para exponer y poner en valor la inmensa riqueza patrimonial de Cantabria, con 10 cuevas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Estos tres proyectos van a suponer más de 200 millones de euros de inversión. Además, en este momento ya están en marcha las obras del tren de alta velocidad entre Madrid y Reinosa y en unos días conoceremos el estudio informativo del tren a Bilbao, otra de las grandes apuestas que estamos haciendo desde el Gobierno para impulsar la competitividad y el progreso de la región.
¿Con qué se queda de lo ocurrido en estos últimos meses?
Con tres cosas, fundamentalmente. La primera, la calidad de nuestro sistema sanitario y el enorme compromiso que han demostrado sus profesionales.
Tenemos un sistema de salud extraordinario, que ha sabido estar a la altura de las circunstancias ante la mayor prueba de fuego ha tenido que afrontar. La segunda, la importancia del sector primario, fundamental para asegurar el suministro alimentario durante la pandemia porque, sin el trabajo de nuestros ganaderos, de nuestros agricultores o de nuestros pescadores, la crisis hubiese sido mucho peor. Espero que la UE tome nota y que la futura PAC ayude al sector como se merece. Y, por último, los pueblos, que se han reivindicado como espacios libres del virus y han puesto en cuestión ese modelo de todos a vivir a las ciudades. La Covid se ha convertido en un aliado inesperado en la lucha contra la despoblación.
Otro frente importante que tiene abierto Cantabria es la financiación autonómica. ¿Teme que el futuro modelo perjudique a territorios con menos peso demográfico como el nuestro?
Espero que no, sería una catástrofe, aunque de momento no me gusta demasiado la música que llega de Madrid. Si queda algo de sentido común en los gobernantes de este país, a los que tanto se les llena la boca hablando de la necesidad de luchar contra la
despoblación, lo justo es que los fondos públicos se distribuyan en función del coste real de los servicios. No es lo mismo hacer carreteras, colegios y consultorios médicos en un territorio disperso y geográficamente complicado como Cantabria, donde todos los pueblos tienen estos servicios y casi todos ya la banda ancha de Internet, que en Madrid, con millones de personas viviendo en colmenas urbanas. Aquí las cosas cuestan mucho más, pero hay que hacerlas, porque, si no, adiós a los pueblos. Y eso no lo podemos consentir. Por eso, hemos hecho un frente común en este asunto con otras regiones como Galicia, Asturias, Aragón, Extremadura, Castilla y León, Castilla La Mancha y La Rioja y no vamos a aceptar lo contrario.
Uno de los sectores más afectados por la pandemia ha sido la hostelería, pero también es el que ha tirado del empleo y de la economía en los últimos meses. ¿Qué perspectivas tiene para el sector?
La hostelería ha vivido momentos muy difíciles a causa de la pandemia, ha sido uno de los sectores que ha sufrido un impacto más directo. Por eso el Gobierno ha hecho un gran esfuerzo en apoyo de este sector y solo este año 2021 hemos movilizado ayudas por
valor superior a los 58 millones de euros. Y a pesar de la situación, el sector turístico de Cantabria está demostrando una gran fortaleza. En 2020, durante el primer verano de pandemia, fuimos la Comunidad Autónoma con el nivel de ocupación más alto de España y este año hemos repetido esa posición. En julio y agosto hemos colgado prácticamente el cartel de lleno y nuestra apuesta ahora es desestacionalizar el turismo más allá de la temporada de verano. Ése es el reto, compartido por el sector. Yo como presidente hago cuanto está en mi mano por vender los atractivos de esta tierra siempre que tengo oportunidad.
Pero no solo del turismo se puede vivir…
Claro que no. Por esto estamos apostando también muy fuerte por el sector industrial para conseguir
Por esto estamos apostando también muy fuerte por el sector industrial para conseguir superar la barrera del 20% de su peso en relación al PIB
superar la barrera del 20% de su peso en relación al PIB. Tenemos grandes proyectos en el horizonte que conllevan inversiones importantísimas, como la ampliación de Aguayo por parte de Repsol, 700 millones de euros; el parque eólico de Iberdrola, 120 millones, o el Plan de Transición Energética de Solvay, otro tanto. Son proyectos que van en la línea de Europa de apostar por energías limpias y confiamos en que sean apoyados en consecuencia. El problema que tenemos ahora es el precio de la luz, que puede frenar las perspectivas de crecimiento. En Cantabria tenemos empresas intensivas que consumen mucha energía y esta coyuntura les afecta de manera preocupante. Esperemos que el Gobierno de España y, sobre todo la Unión Europea tomen medidas urgentes, porque la situación es insostenible.
Y usted, ¿cómo se encuentra? ¿Se siente con fuerzas para repetir una legislatura más?
En enero voy a cumplir 79 años y tengo algunos achaques, que me obligan a pasar de vez en cuando por Valdecilla. Pero me encuentro estupendamente y con toda la fuerza necesaria para afrontar la situación tan difícil provocada por la pandemia. Ahora mismo estoy volcado en el presente, en consolidar la recuperación de Cantabria.