BUCHACA GENEROSA #03
ÍNDICE 01 02
MANIFIESTA: SOSTENIENDO LA VIDA Paula Piedra, Miguel A. López, Daniela Morales Lisac, Lola Malavasi L.
ACOMPAÑADAS EN LA TRAVESÍA: GESTIONAR DESDE LOS FEMINISMOS Texto-lectura performática y colectiva, escrita por Lola Malavasi L. e intervenida por Daniela Morales, Viviana Zúñiga R. y Mariela Richmond, para el Simposio “Orientaciones feministas para un mundo confuso”, organizado por CasaMa en el 2019.
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SER CONTEMPORÁNEOS DESDE AQUÍ
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CONVERSACIONES EN AISLAMIENTO
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EL BENÉFICO PERFUME DE LAS FLORES DEL MAL
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SI N TÍ TULO ( 1994)
Rosina Cazali
Kency Cornejo; LL Proyectos (Karon Sabrina Corrales y Leonardo González); y Andrea Cambronero.
Roberto Guerrero
Adrián Arguedas
BUCHACA GENEROSA – ED. 03 01 MAYO 2020 Han pasado casi 45 días desde la última vez que estuvimos todas juntas en TEOR/éTica, y el único constante de estos días es el reto de explicar lo que ha sucedido o lo que está sucediendo. Intentamos en esta edición acompañarnos de lxs protagonistas de las reflexiones que nos mueven en medio de todo lo que vivimos. Reflexiones que han estado guardadas en nuestros archivos y cuyas voces resuenan ahora más que nunca, junto a reflexiones nuevas que hablan desde la urgencia, los afectos y los deseos. Las compartimos porque es lo que tenemos para dar. Las compartimos porque no son sólo nuestras. Las compartimos para acompañarnos.
MANIFIESTA: SOSTENIENDO LA VIDA
Paula Piedra, Miguel A. López, Daniela Morales L., Lola Malavasi L.
Desde el pasado sábado 15 de marzo, TEOR/éTica tomó la medida de cerrar sus puertas al público y cancelar todos sus eventos para marzo y abril, acatando las recomendaciones del Ministerio de Salud de Costa Rica en relación a la crisis del COVID-19. Nuestras casas han sido durante más de 20 años un lugar de reunión, un espacio para comer, tomar café, aprender y juntarnos. El aislamiento, si bien es necesario, toca el núcleo afectivo que compone y sostiene las redes que hacen de TEOR/éTica lo que es. Para nosotras en este momento es prioridad cuidar de nuestro equipo –la salud de nuestro personal, pero también de colaboradoras y agentes con quienes trabajamos– ante amenazas de distinta índole, ya sean de salud, psicológicas o económicas. Queremos seguir el horizonte ético de sostener la vida en un momento donde se implantan lógicas agresivas de aislamiento e individualismo, y a la vez proteger la posibilidad del arte como una inyección de oxígeno en medio de la asfixia. TEOR/éTica quiere responder al principio ético de defender los espacios del arte y la cultura como instancias necesarias desde donde leer, pensar, sentir y dar testimonio crítico del presente. En la coyuntura actual, y en el marco de la situación de vulnerabilidad en el sector cultural, se nos hace aún más imperativo darle lugar al arte por medio de la labor que hacemos, tanto a nivel local como internacional. Creemos que en medio de una crisis y conmoción, las instituciones artísticas deben convertirse en espacios de refugio intelectual, emocional y político. Aspiramos a que TEOR/éTica, por medio del trabajo colectivo y la reimaginación de sus programas, pueda contribuir, aunque sea parcialmente, a procesar la experiencia traumática inevitablemente asociada a esta pandemia, así como ayudar a regenerar los lazos eventualmente quebrados por la violencia, la enfermedad, el terror o la muerte. En un momento donde el modelo neoliberal ata el arte a la especulación y el lucro, aspiramos a que TEOR/ éTica defienda lógicas distintas. No podemos disociar lo que decimos de lo que hacemos. No hay duda de que nos enfrentamos a un escenario difícil y complejo, lo cual exige de nosotras hacer frente con una buena gestión. Nuestra responsabilidad ahora es responder coherentemente a la comunidad para la cual trabajamos y a quienes nos debemos. Los eventuales cambios y la reimaginación sobre los programas que vamos a implementar son una respuesta a lo que estamos viviendo hoy. Nos mantenemos vigilantes para realizar los ajustes en función de las circunstancias. Si bien existen preguntas e incertidumbre sobre el desarrollo del programa como estaba originalmente planteado para este 2020, hay, por otro lado, intuiciones y certezas sobre qué puede ser necesario hacer hoy para el contexto. La situación actual implica un cambio inmediato y urgente en función de las circunstancias que exige otros modos de pensar, comunicar y producir contenidos y programas. En la medida que sea necesario – respetando los ritmos propios para procesar situaciones de miedo e incertidumbre que escapan a nuestro control- iremos reimaginando cómo continuar con nuestra misión y objetivos, poniendo ante todo el cuido y la vida de todas las personas que componen la institución y velando por la comunidad cultural. Paula Piedra, Miguel A. López, Daniela Morales L., Lola Malavasi L. Dirección Artística Colectiva - TEOR/éTica San José, Costa Rica. Marzo, 2020
ACOMPAÑADAS EN LA TRAVESÍA: GESTIONAR DESDE LOS FEMINISMOS Texto-lectura performática y colectiva, escrita por Lola Malavasi L. e intervenida por Daniela Morales, Viviana Zúñiga y Mariela Richmond, para el simposio “Orientaciones feministas para un mundo confuso”, organizado por Casa Ma y llevado a cabo en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), 2019. Revisado para la Buchaca Generosa Edición No. 03, abril, 2020.
(LOLA) Pocas veces tengo la oportunidad de hablar con públicos de mi propio contexto, con personas que sean cercanas y cómplices, que entienden mejor dónde trabajamos, Entonces, como anécdota me permito admitir que es un alivio no tener que comenzar mi presentación como lo hago siempre: con un mapa de Centroamérica y una foto de TEOR/éTica. Agradezco muchísimo a Casa Ma, a Karla, Gala y Anna, por juntarnos y por darme la oportunidad de profundizar un poco más en nuestras prácticas, desde ese lugar de complicidad y junto a tantas mujeres fuertes de quienes he aprendido y seguiré aprendiendo. Nos convocan en esta mesa para pensar en la incidencia de los procesos artísticos feministas en los espacios institucionales. Me gustaría quizás darle un poco la vuelta a esa pregunta y pensar en cómo los espacios institucionales mismos pueden gestionar proyectos que operen desde los feminismos, utilizando la plataforma del arte para experimentar ideas y formas que quizás no tendrían cabida en espacios más rígidos que evidentemente siguen lógicas capitalistas. Las instituciones de arte —y los espacios independientes no están exentos de esto— heredan maneras de hacer que son inherentemente coloniales y patriarcales. El legado que viene desde la concepción del museo como tal en el siglo XIX, nos heredó a Latinoamérica una idea de la cultura blanca, de élite y masculina. Lo bueno es que, aunque falta mucho por hacer, en estas tierras nos hemos permitido la rebeldía y la revolución, poco a poco desmantelando algunas de esas ideas, cambiando el paradigma desde una crítica institucional que no solo la hace el arte y las artistas, si no también los espacios artísticos mismos desde su posicionamiento y gestión. TEOR/éTica, por ejemplo, fue fundado por una artista en una casa que era de su familia, un espacio doméstico que ha sido hogar para muchas. En sus oficinas y salas polivalentes han trabajado mujeres que han contribuido a dar forma a su historia y la del arte de la región. Ha dado lugar a distintos grupos, múltiples y variados, intentando practicar uno de los principios más importantes de los feminismos: crear comunidad. Desde sus exposiciones y publicaciones se ha tratado de visibilizar el aporte de las mujeres al arte, no solo para darlos a conocer al público, si no también para que la institución se dé la oportunidad de aprender de esas estrategias y ponerlas en práctica. Como tal, sus formas se han ido moldeando justamente a partir de esa presencia y pensamiento, razón por la cual se le permite cambiar, cuestionar y moverse con la misma flexibilidad del arte contemporáneo. Por esto, considerando las limitaciones del tiempo, antes que hacer un recuento de una programación que se puede consultar en línea, propongo enfocarme en el proyecto de investigación más ambicioso que ha gestionado TEOR/éTica en los últimos años, uno que intenta ensayar de manera práctica algunos principios que vienen del feminismo: la Dirección Artística Colectiva. Ya que vengo a exponer que no solo lo que se dice, sino cómo se hace debe defender esas prácticas, quisiera darle visibilidad y voz a otras que me han acompañado en el camino, pues no estoy sola en esta travesía. El relato que vengo a contar es uno construido por múltiples voces, y por eso quisiera convocar justamente a algunas de esas voces, que representan aquí a muchas otras. Ellas me ayudarán a dar mi recuento que, sabemos, siempre será parcial y subjetivo.
(DANI) Las preguntas comenzaron a surgir en 2014, a la luz de la salida del entonces Curador en Jefe y Director Artístico: ¿Cómo podemos hablar de feminismos e igualdad en nuestras salas de exposición, si las mujeres que trabajan ahí están invisibilizadas y ganan menos dinero? ¿Cómo podemos exponer arte que es crítico ante la explotación y el individualismo, si a lo interno practicamos las mismas formas del capitalismo? ¿Por qué permitimos que sean sólo los hombres los que piensan y las mujeres las que ejecutan, cuando nosotras también tenemos ideas que aportar? ¿Qué implica que solo se hagan visibles ciertas figuras - usualmente masculinas - a la hora de comunicar lo que hace un espacio de arte? ¿Por qué seguimos repitiendo una estructura heredada de instituciones tradicionales, que no responden a las necesidades reales de nuestra labor? El campo de trabajo estaba dado. Luego de tres años de ensayar una manera en la que TEOR/éTica podía trabajar, las mujeres que habitábamos esas casas nos permitimos reunirnos para evaluar y cuestionar. Vimos que habían ciertas cosas que no solo no funcionaban, si no que eran contrarias a lo que exponía el arte que mostramos y defendemos. Entre tantas preguntas sin respuesta, se fue haciendo evidente la necesidad del cambio constante, de mantenerse vigilantes y críticas, de trabajar a partir de la duda y la experimentación, así como lo hace el arte. El cómo se hace algo en este espacio pasó a ser tan importante como lo que se hace Se cuestionó todo El horario La programación Las áreas a las que se le daba énfasis La cantidad de exposiciones y proyectos El alcance de los mismos Las comunidades con las que queríamos trabajar El uso del espacio El presupuesto La curaduría Las jerarquías Y así fue como fuimos viendo que las mujeres de la casa naturalmente ya nos habíamos unido para sobrellevar la tarea de sostener TEOR/éTica, y que ahora que la habíamos ejecutado, solo trabajando de manera tan cercana y pensando entre tantas cabezas, era posible balancear lo que implica la gestión, el pensamiento, y la producción, con mantener los cuidados hacia las personas, las comunidades y los espacios. Se invitó a agentes, locales y de otros lugares, a pensar y contarnos qué les parecía nuestra propuesta de colectivizar el trabajo de dirección, a problematizar, a aprender de otras que ya habían hecho cosas similares, a imaginar maneras posibles de materializar deseos.
(VIVI) Nos cuestionamos a nosotras mismas Nuestros puestos Nuestras acciones Nuestras voluntades Un proceso así tiene que comenzar por un cambio interno y muy personal, Te atraviesa y te descoloca Esto claramente no es para todas y parte de mantenerse autocríticas es no idealizar. Han habido pérdidas Han habido rupturas Han habido problemas de comunicación, susceptibilidades que a veces cuesta atender porque nadie nos enseña que todas tenemos intensidades diferentes y no podemos exigirnos estar siempre en la misma página. Nada más volátil que la materia humana: los sentimientos y las emociones. Si consideramos que las instituciones somos personas, es inevitable que se equivoquen y fracasen. La diferencia que intentamos marcar nosotras es que está bien el fracaso, solo hay que aprender a fracasar mejor. A través de todo seguimos investigando cómo gestionar desde la colectividad, aprendiendo cómo trabajar mejor desde el disenso y el deseo, los ritmos y energías individuales y colectivas, conectándonos con otras para poder hacer todo lo que queremos hacer, y a la vez, intentando poner a las personas primero. Hoy día en esas casas de TEOR/éTica y Lado V se toma en cuenta que la vida no se puede separar del trabajo de manera tan cortante como se pretende. Se buscan otras maneras de entender la productividad. Se reclama el “derecho a la pereza”. Se permite llorar. Se exige hablar claro y directo, con respeto y transparencia, balanceando el afecto y la comprensión con las tareas y responsabilidades que nos tocan, echando el hombro, el brazo, el cuerpo entero cuando alguien más lo necesita. Con todo esto, la intención es ser más generosas las unas con las otras. Ser coherentes y mantenernos constantemente vigilantes, practicar la empatía y respetar deseos, cuidar lo común, darle lugar a más personas y a otras comunidades, entendiendo que un espacio de arte puede ser agente cultural, espacio de pensadera, espacio de pausa, de aprendizaje, de gozo, de fiesta y Karaoke, la utopía imaginada de resistencia radical ante un mundo que dicta las reglas del juego a partir de formas instauradas por las violencias del capital y el patriarcado.
(MAR) Tenemos presente que no podemos cambiar el mundo desde un espacio de arte en San José, Costa Rica, porque el sistema nos supera. Pero lo que sí podemos hacer es crear espacios de cambio, de comunidad e intercambio, desde micropolíticas que instauran prácticas de cuido, de escucha, de cuestionamiento crítico, de compartir las cargas, de un trabajo en colectivo que da espacio a los liderazgos y a la iniciativa, resistiendo a las trampas del ego y a los individualismos celosos, a las ideas de la competencia desmedida y a la necesidad de posicionarnos como figuras individuales. En el mundo en el que vivimos, esa humildad y generosidad es un acto radical de resistencia y es uno que viene principalmente desde los espacios y las voluntades de mujeres. Defendemos que todo eso y más podemos no solo aprenderlo, sino ponerlo en práctica, investigarlo, ensayarlo y afinarlo, para luego juntarnos con otras que, como nosotras, busquen también esos lugares de idealismo práctico, para seguir expandiendo las posibles maneras de relacionarnos y estar juntas y gestionar desde lugares generosos.
San José, Noviembre, 2019.
Ser contemporáneos desde aquí ROSINA CAZALI Texto de Escrituras Locales III: Certezas Vulnerables. Crónicas de los debates artísticos desde Guatemala, TEOR/éTica, 2017.
El texto de Rosina Cazali forma parte de la larga serie de debates generados en las décadas recientes sobre la necesidad de ajustar las circunstancias de un momento al contexto que las atestigua. En esta ocasión, estudia el panorama que desde Centroamérica, y desde la escena cultural guatemalteca, se desarrolló a la luz de las dinámicas globales e identitarias que enmarcan gran parte de las prácticas artísticas contemporáneas desde finales de los años ochenta ¿Cómo transitar, desde acá, hacia ese momento contemporáneo sin dejar de lado los procesos que moldean una región? Cazali se refiere a un tiempo que es múltiple, no único, y que debe pensarse de manera social y radical.
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“Las deportaciones son una tragedia calculada para mantener siglos de colonialismo” CONVERSACIÓN CON KENCY CORNEJO
Miguel A. López (MAL): ¿Cómo estás personalmente, y cómo ha impactado el COVID-19 en tu trabajo? Kency Cornejo (KC): Soy afortunada de que mi familia y yo estamos con buena salud. Emocional y mentalmente, esta pandemia ha desatado una ola de preocupaciones y sentimientos (rabia, esperanza, desilusión, gratitud, tristeza, inspiración, etc.) y pensamientos existenciales, todo al mismo tiempo. En muchas universidades en los Estados Unidos nos han instruido a continuar con las clases online, algo que es más fácil de decir que hacer en tanto que muchos de nuestros estudiantes están atravesando dificultades de vivienda y comida, así como preocupación por sus familias y por el estado del mundo. Muchos de mis planes de viaje se han cancelado, pero tengo una larga lista de investigación y escritura pendiente, que a veces no puedo soportar y que otras veces es mi consuelo. Cada día es un nuevo día y aprecio de una manera distinta vivir el momento. Y a pesar de la frustración por cómo Estados Unidos ha fallado en proteger al país, aún encuentro inspiración para resistir en mis antepasados y en las comunidades marginalizadas que continuamente han sobrevivido a eventos catastróficos. Estoy atenta a las lecciones que esta crisis global tiene para nosotros. MAL: En las últimas semanas hemos visto una aceleración violenta de deportaciones de guatemaltecos, hondureños y salvadoreños, algunos de ellos diagnosticados con COVID-19, poniendo en riesgo su vida y la de sus familias. No es accidental que sea la comunidad latina e inmigrante una de las principales afectadas por la pandemia en Estados Unidos. ¿Cómo ves esta situación? KC: Tienes razón, no hay nada accidental en cómo la comunidad latina está siendo golpeada por la pandemia. La administración de Trump ha eludido constantemente las opiniones de científicos sobre las formas de detener la propagación del COVID-19, y por ello Estados Unidos tiene la mayor cantidad de casos de infección y muerte en el mundo. Es una vergüenza que uno de los países con más recursos esté sacrificando deliberadamente a sus ciudadanos más vulnerables: pueblos indígenas, personas racializadas, indocumentados y la clase trabajadora pobre. Se están también aprovechando del miedo que sienten las personas empobrecidas, difundiendo afirmaciones ridículas sobre tratamientos sin asidero científico (como el último comentario de Trump sobre inyectarse desinfectante). No hay nada accidental sobre esto, y no es nada nuevo. El poder y la riqueza en los Estados Unidos se cimenta en siglos de colonialismo y capitalismo racial –para ellos los cuerpos racializados siempre han sido descartables. Los inmigrantes latinos, por ejemplo, trabajan en la industria agrícola y de carne, en las labores domésticas, en la construcción y en los servicios de alimentos; es decir, en todo el trabajo difícil y valioso que recién ahora es reconocido como trabajo esencial. Ellos están en el frente de esta batalla: son los más expuestos al COVID-19 y tienen más probabilidades de infectarse, contagiar a sus familias, e incluso morir. Más aún, por su condición migrante y escasez económica es también menos probable que reciban atención médica o beneficios de desempleo. Por ejemplo, aún cuando rescatan corporaciones multimillonarias, el Congreso ha ofrecido tan solo un cheque de US$ 1,200 por una única vez a los ciudadanos, excluyendo a los indocumentados o a quienes han formado familias con personas sin ciudadanía. Es obsceno que a pesar de pagar millones de dólares en impuestos, el gobierno decida excluirlos de los beneficios médicos y económicos en medio del colapso que estamos viviendo. MAL: Con el cierre de fronteras, estamos viendo un incremento global de discursos nacionalistas. ¿Sientes que esto responde al habitual desprecio por lo ‘extranjero’ camuflado en la lógica policial del buen o mal ciudadano? ¿Qué respuestas genera esta violencia racista? KC: El gobierno de Trump está usando a las personas indocumentadas –especialmente de Centroamérica– como chivos expiatorios a fin de enmascarar su enorme fracaso en la prevención frente al virus. Las políticas neoliberales habían forzado ya el desplazamiento de muchos de ellos, pero ahora están siendo detenidos en lugares superpoblados donde no existe el distanciamiento social y en donde escasea el jabón y la atención médica, para luego ser deportados, en muchos casos sin examen previo. Hace poco, 100 guatemaltecos deportados dieron positivo para COVID-19 a su llegada. Estados Unidos está creando las condiciones para que personas latinas e indocumentadas se contagien, para luego deportarlas junto con el virus a poblaciones vulnerables en sus países de origen. Esta es una tragedia calculada y deliberada para mantener siglos de colonialismo y gobierno imperial que excede los binarismos de ciudadanos ‘buenos’ o ‘malos’, o del desprecio a los extranjeros. Se trata de la habitual ideología de exterminio que está en la raíz de Estados Unidos y su proyecto colonial de supremacía blanca.
Las respuestas deben ser actos de solidaridad más grandes y fuertes entre las comunidades marginadas que sobrepase la inmediatez de la pandemia a través de formas de colaboración interracial –ya lo estamos viendo a través de numerosas organizaciones de base y grupos comunitarios que literalmente alimentan, visten y curan a los que han sido descartados por el gobierno: los cuerpos racializados, los indocumentados, los indígenas, los ancianos y los pobres. MAL: Han ocurrido también miles de despidos en museos en Estados Unidos. La retórica de los últimos años de muchas instituciones del norte sobre la importancia de “diversificar” sus equipos y directorios contrasta con cómo la mayoría de gente despedida es de la comunidad hispana, latina y afrodescendiente. Muchos trabajadores culturales, activistas y sindicatos se preguntan cómo museos que tienen una enorme riqueza (donantes privados, colecciones, fideicomisos, etc.) eligen cortar por el lado de los más vulnerables. ¿Es el arte más importante que las vidas? KC: Los museos son microcosmos de la nación. Sus cimientos se erigen en una historia de acumulación de riqueza basada en el robo, la fetichización y el elitismo, y en muchos casos los beneficiarios siguen siendo sus propietarios y miembros de junta que cosechan sus ganancias. Esa raíz colonial no es novedad para los pueblos indígenas cuya cultura material y conocimiento, e incluso restos ancestrales, están todavía atrapados en vitrinas o en almacenes del sótano. Tampoco es nuevo para los artistas latinos, asiáticos y afroamericanos que aún son mal representados, tergiversados o infravalorados en el mundo del arte. Entonces, la retórica de la diversidad en muchas instituciones del norte antes de la pandemia no representa una contradicción porque nunca fue suficiente para resolver los problemas. Esa retórica ha sido una solución cosmética a los problemas reales de desigualdad e inaccesibilidad, manteniendo a las comunidades marginalizadas en condición de servidumbre en las principales instituciones de arte, pero no como beneficiarios o tomadores de decisiones. Así como el COVID-19 ha expuesto las inequidades en los sistemas médicos, educativos y laborales, también ha expuesto las desigualdades estructurales en el mundo del arte. Los museos desde Los Ángeles hasta Nueva York están tomando medidas para preservar su existencia al eliminar a quienes sostienen sus operaciones fundamentales: los educadores, los trabajadores de seguridad y mantenimiento, y los del servicio para visitantes, cuyos salarios son solo una mínima fracción de la riqueza de estas instituciones. Trabajos a menudo realizados por latinos y afroamericanos, e incluso estudiantes que buscan ganar experiencia en el mundo del arte. Sería absurdo ignorar que los artistas son los trabajadores esenciales del mundo del arte, ya que no habría museos, galerías, exposiciones, colecciones privadas, sin su trabajo creativo. Sin embargo, los artistas latinos y negros que confían en eventos y comisiones, talleres, conferencias, residencias, y que carecen de beneficios como seguro médico, se encuentran entre los más afectados por esta pandemia. No diría que el arte es más importante que las vidas, sino que el arte es un testimonio de vida y esta pandemia es un recordatorio. Es precisamente al enfrentarnos con nuestra fragilidad como especie, en medio de este aislamiento forzado, que desesperadamente recurrimos al arte como un recordatorio de lo que significa vivir y lo que nuestros sentidos anhelan encontrar una vez más. Confiamos en el arte para mantenernos cuerdos, para estimular nuestras mentes, para documentar nuestras experiencias, para dar sentido a lo que aún carece de palabras para ser expresado. Si las principales instituciones ricas del norte quieren realmente invertir en la llamada diversidad, entonces es el momento de garantizar que los artistas racializados puedan satisfacer sus necesidades básicas –vivienda y alimentación–, para que cuando el mundo se reanude, ellos puedan liderar la manera de imaginar un nuevo orden. Creo también que los museos pueden dejar de depender de los artistas como detonadores de cambios, mientras ellos mantienen sus dinámicas como siempre. Los museos deben hacer el trabajo duro de encontrar formas de beneficiar a la sociedad en general, apoyando a los movimientos antirracistas, proyectos anticoloniales y antiimperialistas iniciados por artistas racializados y sus comunidades. Miguel: Tú eres profesora de uno de los pocos cursos de historia del arte en Estados Unidos centrado en el arte contemporáneo de Centroamérica y sus diásporas. ¿Cuál crees que va a ser el impacto de la crisis en el ámbito académico y su producción de contenidos? Kency: Crear contenido fuera del mainstream académico, o interrumpir la política aceptable de cualquier disciplina, siempre ha sido una lucha para aquellos académicos involucrados personal y políticamente en desmantelar sistemas de opresión. Esto es especialmente cierto para los indígenas, las mujeres, inmigrantes de primera generación y personas racializadas que representan un porcentaje pequeño del mundo académico. Ha sido precisamente el trabajo de esta comunidad minoritaria lo que ha desafiado el conocimiento blanco, heteronormativo y capitalista. En Estados Unidos, la academia es una profesión impulsada por una lógica capitalista de productividad a costa de nuestra salud y bienestar. Esto es evidente en frases como “publicar o morir”, que revelan una estructura donde prima el lucro.
En este momento, las universidades esperan que los profesores produzcamos como si no hubiera una pandemia mundial, como si nuestras familias, comunidades y estudiantes no estuvieran en riesgo. El modelo de "trabajo desde casa" –la enseñanza en línea dependiente de tecnologías– no considera que vivimos en un mundo con enormes brechas raciales, de clase y de género. Por ejemplo, las mujeres que deben educar en casa a sus propios hijos y atender su hogar simplemente no pueden continuar con sus proyectos de investigación y escritura. Muchos de nosotros que somos profesores de primera generación, nacidos de inmigrantes y de la clase trabajadora, estamos emocionalmente consumidos por la injusticia que la pandemia revela. Y aquellos que tienen la suerte de tener aún ingresos son en muchos casos los únicos proveedores económicos de familias extensas, donde muchos ya se han enfermado, perdido empleos o beneficios de salud. Esto también lo viven los estudiantes inmigrantes de primera generación, indígenas y racializados, en particular los indocumentados. Si bien la pandemia ha generado mucha incertidumbre, también es una oportunidad para repensar la academia y deshacerse del modelo capitalista internalizado en favor de formas alternativas de ser y producir conocimiento. Los académicos, artistas y organizadores indígenas, latinos, afroamericanos e inmigrantes están ya desafiando la norma colonial y patriarcal al ver y vivir la pandemia desde una mirada crítica. Ellos se preguntan: ¿qué tipo de sistemas artísticos, económicos y de conocimiento realmente queremos y necesitamos? ¿Cómo impulsamos universos de solidaridad y no mundos separados y desconectados? Ya tenemos varias estructuras en pie porque esta no es una lucha desde cero. Muchos han continuado en su labor de desmantelar las estructuras injustas, racistas y coloniales, y esta pandemia es un impulso para preguntarnos: si alguna vez hubo tiempo para reimaginar el mundo y ser consecuentes ¿por qué no hacerlo ahora? Para los académicos esto demanda rediseñar el contenido, pero antes que volver a los modelos coloniales arcaicos, debería ser un catalizador hacia mayores riesgos y alternativas enraizadas en formas colectivas de ser y conocer. Traducido del inglés por Miguel A. López San José / Albuquerque, 28 de abril de 2020
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“Estamos luchando no solo por tener comida, sino por poder pensar o imaginar” CONVERSACIÓN CON LL PROYECTOS (KARON SABRINA CORRALES Y LEONARDO GONZÁLEZ
Miguel A. López (MAL): ¿Karon y Leonardo, cómo están ustedes personalmente, y cómo es la situación en Honduras? Karon y Leonardo (KYL): Ambos hemos estado confinados en nuestras casas durante más de 35 días, lo cual es un lujo ya que vivimos en uno de los países más pobres del continente donde la peor pandemia es el hambre. La crisis sanitaria nos tomó desprevenidos. No la vimos venir a esta velocidad. No estábamos preparados. La situación es inestable y alarmante. Honduras posee una economía volátil y polaridades extremas donde el gobierno está ligado al narcotráfico y al lavado de activos –por estos delitos el hermano del actual presidente se encuentra preso. A esto le sumamos un golpe de Estado reciente (2009), corrupción y violencia, lo que augura un mal desenlace. Las leyes y reglas de bioseguridad y salud no existen aquí. A diferencia de otros países, nada está siendo controlado. Esto ha ocasionado un alto nivel de biocorrupcion, si es que el término existe –y si no, en Honduras lo acabamos de inventar. Este fenómeno ha creado nuevos ricos: el COVID-19 y la crisis sanitaria han beneficiado a cientos de personas amalgamadas en el gobierno, medios de comunicación, distribuidores de equipo médicos, farmacéuticas y ONG´s entre otros, creando un nuevo linaje de asesinos ferales, dispuestos a hacer cualquier tipo de estafa y atrocidad sanitaria con tal de engrosar sus carteras. La poca simpatía, confianza y credibilidad de la que goza el gobierno actual ha hecho que los índices oficiales de infectados, muertos y recuperados no sean creíbles. Los hospitales no dan abasto y no tienen insumos médicos (camillas, mascarillas, medicamentos, comida, agua, oxígeno, luz eléctrica, ventiladores). Nos mienten al punto de hacernos creer que han pagado millones por hospitales móviles que son solo carpas rentadas para bodas, donde ponen dos o tres camas que no cumplen las reglas y controles de sanidad. MAL: ¿Qué efectos tiene esto en su trabajo? KYL: En estos momentos ambos estamos desempleados a nivel formal e informal –entendiéndose por “informal” nuestro trabajo en el arte que muchos consideran ocio o pasatiempo innecesario. La situación en general del arte y los artistas en Honduras es delicada: no tenemos seguro de salud y no existe ninguna institución que vele por nuestro bienestar social. El Ministerio de Arte y Cultura es parasitario, las empresas no están interesadas en apoyar a las instituciones culturales ni a los artista en este azote pandémico. Esta situación nos ha llevado a reflexiones muy íntimas, por ejemplo: ¿Qué somos nosotros? ¿Qué son nuestros cuerpos? ¿Cómo nos volveremos a relacionar con los demás? ¿Qué será de nuestra vida? Ninguno de nosotros sabe lo que va a suceder, tal vez los que logren sobrevivir puedan sacar balances dentro de un par de años. No creemos ni tenemos fe que esto va a acabar bien –como esas malas películas hollywoodenses que hablan de temas y crisis pandémicas. Borges decía “Lo único que sabemos del futuro es que difiere del presente”. MAL: ¿Cuál es el panorama de las instituciones culturales frente a la crisis? KYL: Hablar de políticas culturales o de “arte hondureño” nos dirige a Tegucigalpa, capital del país y única ciudad que tiene una irrisoria Escuela de Bellas Artes (con nivel de educación secundaria), una mediocre carrera de arte en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (donde la gente se titula como Maestro de educación media con Orientación en Arte, algo bastante cómico porque paradójicamente el gobierno se encargó de quitar las clases de ‘arte’ del pensum escolar hace más de 5 años), y finalmente una ficticia carrera de Licenciatura en Arte en la Universidad Autónoma de Honduras. Para seguir con este teatro del absurdo, no existe ninguna galería de arte, y tenemos un solo museo llamado “Museo para la Identidad Nacional” (MIN), de carácter privado y dirigido a “la identidad del hondureño”, el cual pocas veces programa proyectos de arte contemporáneo. Frente al MIN está la Galería Nacional de Arte que no llena los requisitos para una galería de arte y está subordinada a intereses del actual gobierno. Años atrás existió la Fundación para el Museo del Hombre Hondureño, de carácter privado con un programa de exposiciones y fondos para artistas jóvenes, pero en 2017 fue arrasada por el fuego.
Tenemos también un Ministerio de Arte Culturas y Deportes acéfalo; y al Centro Cultural de España (CCET) que después de la crisis económica (del 2008) ha apostado por proyectos itinerantes y una exposición anual de un artista nacional. El arte y la cultura nunca han sido una prioridad en nuestro país. No hay infraestructura para proyectos, ni presupuestos. Es muy probable que los pocos fondos públicos destinados para arte en este momento de COVID-19 vayan a ser reorientados a otras áreas consideradas más prioritarias. Sin embargo, hay dos proyectos potentes y fructíferos que se han venido desarrollando. El primero es el Festival de Performance, que tiene 10 años o más, y se realiza en las calles de Tegucigalpa con artistas nacionales e internacionales, bajo la gestión del artista y profesor César Manzanares. El segundo es el Festival de Performance “Reunión”, el cual tiene 3 años de existir y que en su segunda edición en nuestro país se llevó a cabo en Amapala (una isla del Pacífico hondureño). Su objetivo es descentralizar el arte y crear dinámicas de colectividad, y tuvo la dirección y curaduría por Honduras de Adán Vallecillo. MAL: Muchos vienen planteando un falso dilema en la respuesta al manejo de la crisis sintetizado en la lógica “salud o economía”. Incluso dentro de las discusiones económicas la cultura es vista muchas veces como un lujo o como un elemento superfluo y prescindible. ¿Cómo están pensando esto desde LL Proyectos? KYL: Ojalá nuestro gobierno y sus empresarios entendieran que la necesidad no solamente es material. Estamos luchando no solo por tener comida en el refrigerador, sino por poder pensar o imaginar. La creación sirve para salir del tedio y no caer en la locura. La gente se entretiene leyendo poesía, cuentos y novelas, con películas y canciones. Numerosos artistas del mundo están haciendo accesible su trabajo para que esto ocurra. Nos parece grave que solo se piense en la necesidad económica y no en la cultural; los gobiernos en todo el mundo están ávidos por recortarla. Nosotros sabemos que sin cultura no podemos sobrevivir. La resistencia actualmente es cultural, lo estamos demostrando todo los días. Tenemos que aprender e inventar nuevos juegos con nuevas reglas. En LL Proyectos vemos urgente hacernos partícipes colectivamente de nuevas experiencias y otras estructuras, y contribuir a pensar este panorama que ya no será el mismo. Tenemos 4 años de trabajar desde la terquedad y el deseo de seguir produciendo, buscando disparar pequeñas saetas contra este gran Leviatán que es nuestra realidad. La situación actual del COVID-19 por ahora nos mantiene en vilo. Estamos con ganas de seguir trabajando en lo que nos apasiona, repensando nuestras maneras y estrategias de producción, proyección, intercambio y otras formas de público. En los últimos días hemos reactivado operaciones con una nueva imagen y un programa de pensamiento crítico con entrevistas a actores culturales para que nos hablen de proyectos futuros y experiencias actuales. Tal vez suene quijotesco pero vamos a apostar por ello y tal vez morir en el intento. Whitman alguna vez nos dijo: Nunca hubo más principio que ahora Ni más juventud ni más vejez que ahora Ni más perfección que ahora Ni más infierno ni cielo que ahora. San José / Tegucigalpa, 25 de abril de 2020
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“Esta crisis debe obligar a las instituciones a autoevaluarse” CONVERSACIÓN CON ANDREA CAMBRONERO
Miguel A. López (MAL): ¿Cómo estás personalmente, y cómo ha impactado el COVID-19 en tus estudios y trabajo? Andrea Cambronero (AC): Han sido semanas muy fuertes en muchos aspectos. Esta situación nos ha movido todo y nos ha sacado del ritmo de vida que llevábamos. Lo relaciono con esos temblores fuertes que dejan caer objetos, derrumban casas, desacomodan los espacios y las dinámicas, y desafortunadamente algunas personas sufren más las consecuencias. Pero este es un temblor que se extiende por largos meses, en entornos globales y que no sabemos cuándo va a parar. Mi experiencia ha sido así: una movida fuerte que no acaba, pero ante la cual, poco a poco, desde el diálogo colectivo y las reflexiones constantes, se van generando salidas de emergencia. En la maestría estoy repensando si la investigación que estaba desarrollando es coherente con el panorama de esta crisis. Estoy acomodando cosas y reorientando las líneas de investigación. Por estar becada en la UNAM, se espera que el 100% de mi tiempo lo dedique a la investigación. Tengo visa de estudiante y no de trabajo, entonces todo lo que he estado realizando adicional a la maestría se vincula a la investigación. Así, he tenido que suspender procesos y proyectos. La Segunda Bienal de Artes y Diseño de la UNAM –en el Museo Universitario de Ciencias y Arte, MUCA– en la que estaba participando, por ejemplo, tuvo que cancelar repentinamente sus actividades desde mediados de marzo. Desde lo educativo en la nueva modalidad virtual, el reto no ha sido solo para la población estudiantil que ha tenido que acomodarse, sino para la misma UNAM que ha generado capacitaciones tecnológicas con los y las docentes para atender a esta crisis. MAL: Muchos museos e instituciones han tenido que cerrar sus puertas sin fecha clara de reapertura. Eso ha significado un giro inmediato hacia la virtualidad y las redes sociales. ¿Cómo ves esta creación de contenidos virtuales en México o Costa Rica? AC: Las instituciones y museos enfrentan un escenario complejo tomando en cuenta lo inesperado de la situación. Cada institución posee además una realidad específica a nivel interno que le permite o impide la generación de nuevas dinámicas acordes a la crisis, ya sea la visión proactiva de sus equipos de trabajo, los factores económicos y administrativos, o hasta la cantidad de personal especializado. Todos estos aspectos influyen en cómo los museos están respondiendo, y así se entiende cómo unos espacios van más avanzados que otros en la toma de estrategias. En Costa Rica algunos de los museos más activos que se ubican en la GAM (Gran Área Metropolitana) han generado dinámicas de activación: visitas guiadas virtuales, compartiendo información del museo, guías ilustradas y afiches, descarga gratuita de publicaciones, charlas en YouTube o redes sociales. En México la realidad de los museos es muy diferente. En el MUAC (Museo Universitario de Arte Contemporáneo) he visto propuestas muy interesantes que amplían los límites de la institución como la nueva Sala 10 que se suma a las salas físicas, abierta por la crisis y que presenta exposiciones cada 15 días. Visto en perspectiva, pienso que los museos en Costa Rica aún siguen modelos un tanto obsoletos y que si se abrieran a la experimentación sobre otros modos de entender el espacio museístico podrían generar prácticas más significativas y de impacto social. Sin embargo, sin dejar de valorar el esfuerzo que implica trabajar en estas circunstancias, es importante preguntarnos si las estrategias desarrolladas por instituciones en Costa Rica son realmente oportunas o funcionales. ¿Estas dinámicas están considerando un contexto nacional en una situación social enteramente nueva? ¿Cómo detonar acciones desde enfoques vinculados a las realidades locales? ¿Qué significa realmente conectarse con los públicos más allá de lo virtual? La virtualidad ha generado también una saturación de las plataformas digitales: charlas, “en vivos”, talleres, cursos gratuitos..., y de pronto no sabes qué hacer o ver. Es mucho ruido visual que abruma y que puede desplazarse y pasar de ser una alternativa apropiada a detonar más micro-crisis. Sabemos que la virtualidad no se compara con la experiencia física de visitar un museo –más aún si pensamos en el cuerpo como un motor de metodologías participativas e interacción–; y sabemos también que nada volverá a ser igual. Esta crisis debe obligar a las instituciones a autoevaluarse y desarrollar nuevos modos de ser. MAL: El impacto de la crisis en la economía de las instituciones artísticas se ha traducido también en el despido o suspensión de trabajadores, principalmente de educadores. Esto es preocupante por el impacto en la vida de estas personas, pero también porque revela que la educación es aún vista como algo accesorio o subordinado. ¿Cómo evalúas esta situación?
AC: La poca importancia que se le da a los y las educadoras es algo que se viene arrastrando desde hace varios años. En los museos, ellos son los principales estrategas en cuanto a programas de extensión, vinculación, trabajo con públicos y activación del museo como institución viva. Este es un trabajo muchas veces no visibilizado y poco remunerado. En el campo de la enseñanza formal, la docencia demanda horas extra para planeación y pensamiento didáctico, las cuales no se pagan. Desde antes de la llegada de la pandemia, esta crisis heredada ya se había tristemente normalizado. Por otro lado, toda esta condición virtual a la que hemos llegado deja en aislamiento extremo a ciertas poblaciones que no tienen acceso al internet y a recursos tecnológicos. Es decir, no hay “clases” para muchos. Aun cuando el sistema educativo formal ha impulsado el uso de plataformas virtuales, muchas personas e instituciones no saben cómo lidiar con ello. ¿Qué pasa ahora con los cursos lectivos? ¿Sigue siendo importante el mismo formato tradicional en medio de una pandemia? ¿Cómo trabajar desde un pensamiento inclusivo cuando muchas personas están aisladas y sin acceso a la tecnología? Un aspecto curioso es que antes de esta crisis, los formatos virtuales que implicaban un pago (un curso, taller o seminario) no fluían tanto. Muchos pensaban: ¿para qué pagar por algo que no puedo experimentar presencialmente? Se tomaban como formatos poco serios. Pero ahora, con toda esta situación, se abre un portillo sobre la educación virtual que antes no se valorizaba de la misma manera. Una parte de las consecuencias de esta crisis gira alrededor de esta idea y de lo que nos ofrece la tecnología: aspectos que no habíamos dimensionado a pesar de la existencia de las TICs (Tecnologías de la información y la comunicación) en el pensamiento educativo desde hace muchos años. MAL: ¿Qué crees que puede ofrecer la educación en las instituciones frente a la pandemia? AC: La respuesta a esta pregunta está todavía en construcción ante una situación incierta y desconocida, aun cuando se pueden vislumbrar ciertas ideas. Una de esas ideas es que la educación puede ofrecer, en primer momento y como acción primordial, una (auto)evaluación real de las prácticas en todos los ámbitos: formales, no formales e informales. Es decir, nos puede permitir analizar lo que los contextos necesitan y cómo generar micropolíticas de acción desde esos puntos. La evaluación o valoración de las prácticas o programas permite visualizar lo que se ha hecho, lo que se hace y lo que se puede hacer en contraste con los factores sociales, económicos y culturales que influyen en cada escenario. Es un buen momento para replantear y buscar otras estructuras. No esperar a que surjan planteamientos ajenos para seguirlos, sino construir en colectividad y a través de redes de interconexión. Es importante identificar y seguir propuestas surgidas en otras fronteras, pero es más importante ver hacia dentro, ver lo que ocurre en nuestros entornos, escucharnos, observarnos para crear desde nuestras necesidades y realidades.
San José / Ciudad de México, 27 de abril de 2020
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El benéfico perfume de Las flores del mal ROBERTO GUERRERO New Fantasies, TEOR/éTica, 2017.
A propósito de las obras exhibidas en New Fantasies, montada en TEOR/éTica a finales del 2013, Roberto Guerrero revisita los lugares tradicionales de la poesía de Charles Baudelaire para vincularlos con el tópico de la seducción y sus significados dentro del contexto de deseo, feminidad y abyección que articuló la exposición. A partir esto, se presenta un ejercicio situado que relee dichas categorías dentro de los procesos de conformación y decolonización estética y política de los cuerpos en la actualidad, tanto a nivel teórico como en el trabajo de Natalia Porras, Cristina Lucas, Paulina Velázquez, Emilia Prieto, y otros de artistas participantes.
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ADRIÁN ARGUEDAS
SIN TITULO 1994
COMPARTIMOS UN AUDIO DEL ARTISTA COSTARRICENSE ADRIÁN ARGUEDAS, QUIEN NOS HABLA DE LA OBRA SIN TÍTULO (1994), QUE FORMA PARTE DE LA COLECCIÓN VIRGINIA PÉREZ-RATTON. ESTA PIEZA FORMA PARTE DE CONJUNTO SEXUAL, UNA SERIE DE GRABADOS EN METAL DESARROLLADOS EN 1993 Y 1994 QUE EXPLORAN LAS RELACIONES INTERPERSONALES Y LOS ENCUENTROS SEXUALES. EL ARTISTA, QUIEN ENTONCES RESIDÍA EN PARÍS, COMBINABA ELEMENTOS VISUALES QUE ENCONTRABA DIARIAMENTE EN SU DERIVA POR LA CIUDAD, REFLEJANDO TAMBIÉN LA MUERTE Y LOS AÚN EFECTOS VIOLENTOS DEL VIH/SIDA A TRAVÉS DE TRAZOS EXPRESIONISTAS DE CUERPOS TRANSFIGURADOS EN CADÁVERES.
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