Buchaca Generosa #05

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BUCHACA GENEROSA #05


ÍNDICE 01

MUSEOS Y AFECTOS. LA INSTITUCIÓN COMO AGENTE POLÍTICO DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL.

02

DESIGUALDADES PREEXISTENTES Y PANDEMIA: MIRADAS Y PROPUESTAS EN EL ARTE CONTEMPORÁNEO COSTARRICENSE

03

PLANTA BAJA (VÍDEO-CARTA A MIGUEL BENLLOCH)

04

VAMOS A BESARNOS

05

CONVERSACIONES EN AISLAMIENTO

06

AGOBI ARTE

07

RECETARI O COLECTI VO

CARMEN OVIEDO

DIÁLOGO CON LA ARTISTA MARCELA ARAYA

TAMARA DÍAZ BRINGAS, FERNANDO LÓPEZ Y ALEJANDRO SIMÓN

JOSÉ DANIEL CLARKE CAAMAÑO, FRENTE POR LOS DERECHOS IGUALITARIOS

DONNA CONLON, JOHAN MIJAIL Y MARÍA ELENA ORTIZ

DARIÉN MONTAÑEZ

YANICE ACUÑA, GABRIELA ALFARO, KARLA HERENCIA, CARLOS VILLASEÑOR.


BUCHACA GENEROSA – ED. 15 29 MAYO 2020 Para la edición No. 5 de estas Buchacas Generosas, distintas contribuciones lúdicas y reflexivas exploran lo que se puede hacer desde las instituciones culturales y las iniciativas artísticas en un momento en el que en teoría no hay público presente. Para TEOR/éTica, el cierre de nuestras casas, paradójicamente nos dio el espacio necesario para construir lugares que nos conectaran más allá de nuestras fronteras. Las Buchacas Generosas iniciaron con el deseo de proponer un lugar de encuentro que no dependiera del espacio. Lo que quizás no dimensionamos en su momento fue que más bien naciera un nuevo lugar de gestión y diálogo a lo interno de TEOR/éTica. Pasamos dos semanas armando el contenido de cada edición. Todas proponemos, contactamos, traducimos, editamos, buscamos material y contribuimos desde nuestros intereses. Se necesitan doce manos, seis cabezas, y un esfuerzo colectivo en gestión y diálogo para que estas recopilaciones lleguen a quienes las necesiten en este momento. Confiamos profundamente en que durante los tiempos de silencio cada cual está al acecho de materiales relevantes, o en conversaciones que potencialmente se puedan compartir con nuestros públicos. Y así es como cada semana seguimos haciendo buchaca: con un esfuerzo colectivo que naturalmente ha llevado a construir un archivo de voces, perspectivas y reflexiones que a futuro constará como la memoria institucional de una comunidad en tiempos de incertidumbre.

Todo esto nos deja muchos aprendizajes sobre cómo podrían desarrollarse las cosas a futuro, en términos de trabajo en conjunto y contribución creativa. Explorar estas posibilidades nos ha ayudado a entender desde otro lugar nuestra contribución particular a un proyecto, sea Buchaca, o sea la tarea gigantesca de sostener TEOR/éTica.


MUSEOS Y AFECTOS La institución como agente político de transformación social

CARMEN OVIEDO

Cuando el museo y las instituciones culturales se olvidan de su responsabilidad como espacio en el que se articula la generación de la cultura, Carmen Oviedo nos presenta las circunstancias políticasculturales que hacen que esto suceda. Propone una contra narrativa, que

traslada

a

los

museos

lógicas

que

pertenecen

a

espacios

periféricos, domésticos y habitualmente feminizados; espacios en los que se cuida la vida y que son productores de bienestar. De esta manera, se nos invita a reconocer estos lugares en nuestros propios contextos y a volver a la siguiente pregunta más preparadas: ¿cómo podemos hacer que éstas [instituciones culturales] empiecen a entenderse a sí mismas como agentes políticos de transformación social?

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Diálogo a distancia con la artista Marcela Araya

Desigualdades preexistentes y pandemia: Miradas y propuestas en el arte contemporáneo costarricense

La siguiente entrevista surgió a partir de un intercambio casual por Instagram entre Lola Malavasi y Marcela Araya. A partir de una conversación sobre la relación entre instituciones y artistas, y las posibilidades que existen para mejorar condiciones laborales y construir intercambios más horizontales, se plantearon una serie de preguntas para pensar cómo el medio artístico puede cuestionar, interpelar y apoyar la institucionalidad local, y a la vez ser crítico de las maneras de hacer que se heredan de un sistema institucional que actualmente se ve limitado y obsoleto. *** Lola Malavasi: Estamos ante una situación atípica frente a los efectos del COVID-19, en la cual la comunidad de artistas contemporáneos, un grupo que ya vive una precarización constante, se ve aún más vulnerable ante el abandono. En el presente inmediato, ¿cuáles son para vos las necesidades más apremiantes de este grupo? ¿Qué efectos podría tener esto en la comunidad del arte a largo plazo? Marcela Araya: En nuestro país contamos con el Ministerio de Cultura y Juventud, al cual le corresponde pensar de forma rápida en estrategias para solventar el impacto de esta emergencia en el sector cultural. Dentro de esta estrategia, la Ministra y su equipo de trabajo se ven en la tarea de definir qué perfiles de trabajadores conforman el sector cultura. En esta rápida revisión por parte del MCJ, se define que la mayor parte del sector cultural se puede clasificar entre dos perfiles: Trabajadores independientes, que son las personas que se encuentran dentro del marco legal ante el estado, ya que pagan seguro social, declaran ante el Ministerio de Hacienda, entre otros; y trabajadores informales, personas que laboran de forma autónoma, igual que los trabajadores independientes, pero que no lo hacen de manera formal tal y como lo define el Estado. Menciono esto porque tenemos que tener claro que la precarización, como ya lo mencionás, no es consecuencia de la emergencia del COVID-19, si no de que por años el gremio de artistas contemporáneos en Costa Rica ha ejercido su profesión en el marco de los perfiles mencionados anteriormente y que de alguna forma, a raíz de la emergencia, el MCJ hace que estos perfiles sean oficiales y visibles a nivel estatal. Sin embargo, en estas dos formas de sobrevivencia en las que las/los artistas transitamos, ya sea de manera informal o independiente, la mayor parte del ingreso económico que percibimos, no es por nuestra producción visual, sino por trabajos que no se relacionan directamente al arte y la cultura. Considero que la necesidad apremiante es el reconocimiento de nuestra producción visual como un trabajo remunerado. No es sostenible para ningún/a artista exponer en un espacio, ya sea institucional, independiente o centros culturales, que no nos reconozcan realmente como trabajadores independientes y/o informales con las garantías laborales que estipula el Código de Trabajo.


Pienso que si bien es cierto que las/los artistas visuales contemporáneos ya vivíamos dentro de un contexto de precarización, esta emergencia va a marcar un antes y un después. No solo porque nos vemos envueltos/as en tan difícil realidad, si no porque el hecho de que el MCJ oficializara y visibilizara los perfiles en los que nos ubicamos las/los artistas visuales, nos da la oportunidad de exigir mejores condiciones laborales, ya existentes en el Código de Trabajo. Por lo tanto, no cabría excusa alguna para no reconocer económicamente el trabajo de un/una artista visual en el marco de una residencia, exposición o alguna actividad donde se visibilice el trabajo de los/las mismos/as. Los efectos de esta emergencia no los tengo claros, ya que apenas estamos entendiendo y viviendo una nueva realidad. No sabemos con exactitud cuándo se podría “regresar” a lo que conocíamos. Sin embargo quiero creer que esto sí va a tener un efecto. Al menos en nuestro gremio podemos aprender a exigir mejores condiciones laborales, a repensar, a cuestionar aún más la estructura y las jerarquías de lo que algunos llaman “el sistema del arte costarricense”.

LM: A pesar de que supuestamente trabajamos a partir de intereses comunes, no es raro sentir que hay una constante pugna entre instituciones y artistas. En el contexto actual de crisis, esa tensión se ve exacerbada. ¿Cuáles pensás serían las principales trabas que habría que superar para buscar una mejor colaboración entre artistas e instituciones?¿Qué cosas de esa gestión conjunta se deberían cuestionar para plantear intercambios más justos? MA: En Costa Rica tenemos espacios institucionales —tanto estatales como privados— por lo tanto, los pocos diálogos que se han generado se han desarrollado de forma sectorizada. Considero que una de las primeras trabas es el distanciamiento y la poca organización que existe dentro del gremio. Además, existe una incertidumbre o desconocimiento de cómo se conciben las artes visuales en el ámbito estatal. No estamos claros con respecto a la situación real del MADC (Museo de Arte y Diseño Contemporáneo), por ejemplo, lo cual afecta entrar en sintonía. Todos estos factores contribuyen a que no se genere un diálogo concreto con objetivos específicos para crear una coyuntura horizontal entre el museo y los/las artistas. Por otro lado, el MADC ha concentrado la mayor parte de su presupuesto en actividades expositivas, dejando a un lado la gestión de actividades abiertas, como espacios de diálogo críticos entre artistas locales e internacionales, curadores/as o bien espacios de formación profesional para el sector de artistas contemporáneos. Esto ha ocasionado que no tengamos un panorama amplio y claro de lo que están o estamos haciendo los/las artistas a nivel local e internacional. Lo alarmante es que toda la institucionalidad no facilita estas actividades abiertas por cuenta propia. No existe oportunidad, al menos institucionalmente, de que se generen espacios de diálogo más politizados y de organización que permitan gestar proyectos. El abandono de los espacios de reunión, conversación y pensamiento por parte de las instituciones, ha generado que los/las artistas entren en diálogos y formen grupos que intentan comprender las problemáticas del gremio. Esto resulta en nuevos colectivos y espacios independientes, donde nacen esfuerzos de organización pero muy sectorizados. En el marco de esta emergencia se visibiliza aún más la realidad de muchos/as artistas. Por lo tanto se debe repensar de forma crítica todas estas nuevas organizaciones, comenzando por cuestionarnos las aparentes jerarquías que se han implementado dentro de estos espacios independientes o colectivos, incluso de aquellos que trabajan desde perspectivas horizontales o feministas, ya que estos esfuerzos de organización se desarrollan dentro de dinámicas patriarcales. Esto lo menciono porque considero que en estos espacios no han tomado en cuenta la desigualdad que existe en nuestro gremio, causando que los esfuerzos de colectividad se sectoricen y no permitan tejer realmente de manera conjunta redes solidarias de apoyo. Si pensamos en construir una gestión conjunta para plantear intercambios más justos, se debe iniciar cuestionando por qué estamos sectorizados y por qué se generan jerarquías.


Desde mi perspectiva, veo que la principal preocupación de algunos de estos espacios independientes y colectivos es priorizar la formalización de una estructura piramidal (director/a, codirector/a, curador/a, co curador/a y de último los/las artistas) siguiendo el patrón institucional, que ha llevado a los/las artistas por años a la precarización de nuestro trabajo. Pero en este caso es aún más preocupante ver que ahora son artistas precarizando a otro/as artistas. Esta situación se da por lo siguiente: la falta de búsqueda por colectivizar el arte de manera horizontal; no se retan los formatos de convocatorias y exposiciones; no se amplía la audiencia del arte ni mucho menos se piensa en generar dinero para pagarle a colegas que colaboran en sus proyectos. Entonces muchas de estas gestiones se reducen a una búsqueda que termina imitando el modelo institucional tradicional.

LM: ¿Cómo considerás se podría generar un tejido entre artistas, que tenga la capacidad para dialogar con instituciones desde un lugar más horizontal y justo? MA: No se puede negar que existen esfuerzos por generar actividades que intentan de alguna forma abrir espacios de carácter más lúdico con el fin de acercar al gremio. Muchos/as artistas han tenido apertura a estas actividades, lo cual es positivo. De alguna forma estos espacios permiten que entremos en comunicación. Entonces, ¿por qué no aprovechar estas reuniones y actividades de carácter lúdicas/recreativas para dar paso a un diálogo crítico más activo y politizado? ¿Cómo se podría dialogar con instituciones desde un lugar más horizontal y justo? Creo que antes de entrar en diálogo con las instituciones lo primero es generar una autogestión comunitaria entre los/las artistas, donde debemos dejar las diferencias atrás y poner en práctica la sororidad como postura política. Hay que tomar en cuenta que para el desarrollo de una autogestión comunitaria se debe tomar distancia de las estructuras piramidales, o las jerarquías que hemos adoptado, ya que la autogestión comunitaria se basa en procesos participativos y esfuerzos comunitarios con la finalidad de responder y buscar soluciones a las necesidades o intereses de la comunidad. Por lo tanto, es necesario dialogar, reconocer y profundizar más en nuestra realidad. Una realidad que es desigual al no haber oportunidades laborales. A nivel estatal el arte contemporáneo no es parte de una cultura viva o patrimonial, así que al final no nos vemos ni entendemos como un gremio profesional activo. La toma de decisiones debe hacerse de forma colectiva y democrática para que permita desarrollar un plan de trabajo colectivo que busque diálogos estratégicos donde se puedan generar alianzas interinstitucionales en beneficio de los/las artistas contemporáneos. Sin embargo, para que realmente se genere una autogestión comunitaria entre nosotros/as debe haber mucha disposición, ya que esto conlleva tener responsabilidades, no solo organizativas, sino también políticas. Con esto me refiero a enfrentar o cuestionar instituciones desde un diálogo crítico activo para buscar el beneficio del gremio, o bien implementar nuevas estrategias colectivas independientes que respondan a las necesidades de la comunidad de artistas visuales contemporáneos. LM: La crisis actual no ha traído ningún problema realmente nuevo, solo ha exacerbado los que ya sabíamos existían. Paula Piedra (Codirectora de TEOR/éTica) nos compartió hace poco una frase que le envió el artista puertorriqueño Pablo Guardiola, que se ha quedado conmigo durante todo esto: “Lo que estaba por suceder ya estaba sucediendo”. Desde tu experiencia como activista y artista, ¿te has encontrado algunos ejemplos o recursos, incluso más allá del arte, que puedan ayudar en el presente? ¿Qué propuestas o ideas que se hayan hecho en el pasado considerás podrían retomarse o replantearse?


MA: Me gustaría poner al Movimiento del Este como ejemplo de organización y autogestión comunitaria. Las comunidades del Este están conformadas aproximadamente por diez comunidades ubicadas al este de San José. En el 2015, ocho de estas comunidades asumieron el reto de organizarse para luchar por un fin común: la reducción de la tarifa y el mejoramiento del servicio del bus. Esto les impulsó a realizar una autogestión que logró el acercamiento entre las comunidades y a abrir el diálogo de forma horizontal para tomar acuerdos colectivos. La conformación del Movimiento del Este corresponde a una serie de actividades que se pueden implementar como una metodología de autogestión participativa comunitaria. Esta se desarrolló gracias al esfuerzo de representantes y líderes comunitarios que se organizaron, gestionaron y habilitaron espacios independientes como: salones comunitarios, casas de vecinos/as y casas del pueblo entre otros. Una vez gestionados los espacios independientes, se creó un cronograma de reuniones que se realizaron en las ocho comunidades con la finalidad de compartir la información que cada cual había investigado. Entonces se estudiaban y analizaban los contenidos con respecto a la legislación que rige para el sistema de transporte público de Costa Rica. De esta forma se visibilizó la mala gestión y lo injusto del incremento del cobro realizado dos años atrás de forma extraordinaria por parte de la empresa que tiene la concesión de las rutas del sector este de San José. Estos espacios funcionaron de manera activa para la formulación de estrategias y acciones que se decidieron gracias a la participación de muchas personas. Esta participación fue diversa, popular, intergeneracional y multipartidaria, pero los acuerdos se tomaron de forma autogestionada y sin representación partidaria. Gracias a estos diálogos se creó un movimiento comunitario autogestionado como primer medida para exigir los derechos de los usuarios de las comunidades del este. El rebajo de la tarifa del bus se logró gracias a un proceso que por primera vez se hizo de forma colectiva y autogestionada. Por lo tanto, si el norte de estas comunidades fue mapear las debilidades del sistema y las consecuencias que les estaba afectando y esto les permitió organizarse para luchar por sus derechos, habría que pensar cuál es el norte común de los/las artistas visuales contemporáneos. Toda autogestión comunitaria tiene sus necesidades y distintas formas de operar. Sin embargo, he tenido la oportunidad de colaborar en varios de estos procesos. Por lo tanto se pueden tomar como referencia, como punto de partida para empezar a organizarnos. Es necesario reconocernos como gremio de artistas visuales contemporáneos. Sin embargo, para conformar este gremio, o al menos iniciar con una autogestión comunitaria, nos falta reflexionar y pensar una serie de acciones que conllevarán a que los/as artistas tengamos que renunciar o abstenernos de la participación a convocatorias institucionales que no sean equitativas y justas para nosotros/as LM: Quisiera terminar con un ejercicio más de imaginación, de deseo o utopía posible. ¿Cuáles imaginás que podrían ser las dinámicas ideales para desarrollar el trabajo artístico en nuestro contexto inmediato? MA: Bueno, además de repensar las dinámicas ejercidas dentro de nuestro círculo y una participación más politizada, creo que mi utopía gira más en torno al reconocimiento de la labor de los/las artistas contemporáneos dentro del sector cultura como una producción que se considere como cultura viva y patrimonio inmaterial. Dentro de esta utopía, se puede aprovechar la red institucional ya existente y con una autogestión del gremio crear una plataforma o colegio que registre e identifique a los/las artistas dedicadas a la producción de arte contemporáneo. El objetivo es que por medio de esta plataforma se nos reconozca de forma remunerada en nuestro campo profesional. Además sería ideal que esta nueva entidad investigue, conserve y visibilice la producción visual para comprender la labor de los/las artistas visuales contemporáneas.


Por otro lado, también existiría una comisión de trabajo con carácter jurídico que estaría conformada por artistas visuales. Esta comisión estaría encargada de resguardar los procesos de las instituciones culturales para evitar la corrupción que ha causado gran desigualdad en los últimos años. Dicha comisión tendría la potestad de revisar presupuestos, por ejemplo, el de los Premios Nacionales de la Cultura. La comisión podría trabajar en modificar este tipo de proyectos de ley para que se puedan convertir en proyectos más equitativos y abiertos, con la finalidad de que estos presupuestos lleguen a las manos de más artistas visuales. Es importante que en este proceso se reconozca cuáles son las posibles condiciones de trabajo que permitirían establecer un tarifario con montos mínimos que hagan referencia a distintas actividades que merecen remuneración en los diferentes roles dentro del sistema del arte en Costa Rica. En base a esta información, la comisión podría crear una herramienta que colabore, facilite la negociación para entrar en una relación laboral con las distintas instituciones estableciendo parámetros que permitan el pago: por el uso y desecho de obra, producción de obra y honorarios profesionales. Todo esto tomando en cuenta que cambiar a la práctica de un ejercicio colectivo horizontal conlleva a que los/las artistas que conforman estas comisiones de trabajo debamos renunciar a nuestra propia participación en estas instituciones para beneficiar equitativamente a nuestros/as colegas. Me gustaría imaginar que vamos a lograr una autogestión comunitaria que nos ayudará a definir nuestro norte, luchando desde un lugar lejano contra las estructuras que por años nos han separado. Una lucha que responda a un interés en común para buscar igualdad de condiciones para el gremio, sin olvidar que el arte visual contemporáneo es un derecho y que es de acceso público.


EL MUSEO NO EXISTE Pague lo que pueda, vea lo que no puede POR DANA KOPEL TRADUCIDO AL ESPAÑOL POR KEVIN A. PÉREZ El museo es un lugar: un espacio situado y permanente para experimentar el arte. Sus orígenes son los de una empresa "civilizadora", en la cual la clase trabajadora sería adoctrinada dentro de un comportamiento apropiado. Antes de eso, estaban los wunderkammern [gabinete de curiosidades], colecciones de arte, antigüedades y curiosidades reunidas por europeos ricos. Hoy, el museo de arte ofrece varias funciones. Los coleccionistas ricos prestan obras de su posesión para las exhibiciones, lo cual aumenta el valor de su tenencia al tiempo que les permite evitar impuestos. Los museos también son depósitos semipúblicos de objetos de valor cultural e iniciativas educativas. Ningún lugar cuyo costo de ingreso sea de $25 puede considerarse público. Pero el museo también es un lugar de trabajo: encargados de transporte y montaje de obras, educadores, curadores y muchos otros hacen que el museo contemporáneo funcione. Desde que comenzó la crisis del COVID-19, la iniciativa activista de los trabajadores Art + Museum Transparency ha estado rastreando los despidos en los museos mediante su cuenta de Twitter. La ex directora de programas del Tenement Museum, Michelle Moon, también lleva la cuenta en una hoja de cálculo pública: a mediados de abril, más de diez mil trabajadores de museos estadounidenses fueron despedidos o suspendidos como resultado de las decisiones tomadas por los ejecutivos de los museos. Es probable que esto excluya a las personas que rara vez se consideran "empleados", para empezar: trabajadores temporales, contratados e independientes. El Guggenheim, cuya dotación se valoró en $92 millones en el 2017, eligió pagar al personal regular pero no a aquellos conocidos como trabajadores "de guardia" (on-call) cuando el museo cerró por primera vez. La Guggenheim Union compartió en línea la carta de una miembro pidiéndole a los ejecutivos una compensación justa durante la crisis. "Les pido, de madre a madre", escribió ella, “tengo tres hijos pequeños. Sus acciones para no pagarnos por el mismo tiempo en el que ustedes sí se pagan a sí mismos son injustas y crueles". Mientras tanto, en The Shed, una institución de arte que costó $475 millones construir —y que se benefició directamente de $1.2 mil millones en fondos públicos redirigidos a Hudson Yards desde los barrios de bajos ingresos de Manhattan— casi ochenta trabajadores sindicalizados con experiencia en atención de visitantes han sido suspendidos. Los encargados de transporte y montaje de obras en The Shed que no están sindicalizados, se vieron obligados abruptamente a renunciar al pago anticipado. A finales de marzo, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles (MOCA por sus siglas en inglés) despidió a noventa y siete trabajadores a cargo de la atención de los visitantes y de la librería, la mayoría de los cuales laboraban medio tiempo y sin beneficios de salud. "Nuestro departamento era el más vulnerable y prescindible", me dijo un trabajador que pidió permanecer en el anonimato. Una semana después, el MOCA, que al 2018 tenía una dotación de $134 millones, anunció que todo el personal de tiempo completo sería despedido o recibiría recortes salariales no revelados. En el MoMA, donde cinco sindicatos diferentes representan a la mayoría de los empleados no directivos, muchos trabajadores recibirán sus pagos hasta junio. Ochenta y cinco trabajadores —muchos de los cuales habían sido contratados a través de una empresa externa, Forrest Solutions, que los mantiene fuera de la unidad de negociación de cualquier sindicato— fueron despedidos. La dotación del MoMA fue de $870 millones en el 2014. Sin embargo, el Museo no puede o no quiere seguir pagando a sus empleados más precarios, algunos de los cuales tampoco serán elegibles para los beneficios de las personas desempleadas. Stewart Stout, un facilitador en el departamento de educación que perdió su trabajo, describió la misión del museo como progresiva. Además, como me dijo: "cuando se trata de algo así, arrojan a sus trabajadores a las calles". La exposición del MoMA de las fotografías de Dorothea Lange se recreó en línea a finales de abril. El proyecto presenta las imágenes de Lange sobre la devastación causada por el capitalismo racial: la esclavitud y los campos de internamiento de los japoneses, la Gran Depresión y el Dust Bowl. Una foto de 1938 muestra una bomba de aire polvorienta en una estación de servicio rural: "ESTE ES SU PAÍS", se lee en el cartel. "NO DEJE QUE LOS GRANDES HOMBRES SE LO LLEVEN". 1


Fui despedida del New Museum el 2 de abril. Me dijeron que puedo esperar volver a mi trabajo como editora cuando el museo vuelva a abrir, por lo que me abstendré del trabajo editorial y me apegaré a los hechos. Fui una de los cuarenta y ocho empleados que fueron suspendidos o despedidos. De estos, treinta y uno eran miembros de la New Museum Union. Quedan solo siete miembros de nuestra unidad de ochenta y cuatro personas. El correo electrónico sobre los recortes enviado a todo el personal no se envió a los encargados de transporte y montaje que trabajan medio tiempo, tampoco a los catalogadores ni a los artistas docentes. Aquellos de nosotros que fuimos despedidos o suspendidos tampoco lo recibimos, porque nuestro acceso al correo electrónico se cortó ese día alrededor del mediodía. Varios museos de Nueva York cerraron al público como resultado de la pandemia de COVID-19, o lo que los directores llaman "estos tiempos inciertos". Además del New Museum, el Metropolitan Museum of Art, el Museum of Modern Art y el Whitney Museum of American Art cerraron. Los veintiún museos del Smithsonian en Nueva York y Washington, DC cerraron sus puertas el día 14 [de abril]. Muchas de estas instituciones han trasladado parte de su programación a las plataformas disponibles en línea, reunida bajo el hashtag #MuseumFromHome. Los críticos han lamentado la falta de tactilidad —de presencia— en las exposiciones digitales. Pero, en primer lugar, no todas las personas han podido estar presentes en las galerías. Mucho antes de que COVID-19 evitara que alguien fuera a casi cualquier lugar, las personas discapacitadas y con enfermedades crónicas estaban presionando por generar formas alternativas de acceso a las exposiciones y a los programas: transmisiones en vivo, transcripciones, documentación de audio y video. La facilidad con la que muchas instituciones y galerías han hecho la transición a los formatos digitales debido a la crisis del coronavirus, a pesar de su resistencia previa, ha sido "un shock", me dijo la artista Josephine Shokrian, cuyo trabajo trata con los problemas de la accesibilidad. "A las personas simplemente no les importa", señaló, "a menos que les afecte". Llamé a mi amiga Lily, que era mi colega en el New Museum antes de que la despidieran. Ella me dijo que vio venir los recortes de personal —no solo por las noticias recientes, como una en The New York Times con un titular que afirmaba que la pérdida de ingresos proyectada por el Met [Metropolitan Museum of Art] causaría "despidos dolorosos para todas las instituciones culturales". Nos preguntamos: ¿doloroso para quiénes? No me interesa preguntar cómo es el arte en estos tiempos inciertos. Quiero respuestas a otras preguntas. ¿Cómo se ve el arte cuando no se puede pagar el alquiler? ¿Cómo se ve el arte cuando estás demasiado enfermo para levantarte de la cama y demasiado arruinado económicamente para ir al hospital? ¿Cómo se ve el arte cuando la "incertidumbre" revela la inseguridad sistémica de los trabajadores que hacen, instalan y nos ayudan a entender el arte? Las subvenciones de emergencia están siendo distribuidas ahora, y las iniciativas de ayuda mutua abundan. Los trabajadores del MOCA, del Tenement Museum y del New Children's Museum de San Diego están financiando crowdfundings para apoyar a sus colegas sin trabajo. Al momento de escribir este artículo, el Fondo de Ayuda para Artistas y Trabajadores Independientes de Bajos Ingresos de Nueva York, organizado por los administradores y artistas Shawn Escarciga y Nadia Tykulsker, ha recaudado más de cien mil dólares para subsidios de emergencia de entre $150 y $200. "Si usted dice que necesita dinero, estamos tratando de darle dinero lo más rápido posible", me explicó Shawn. A diferencia de algunos esfuerzos oficiales, no hay un requisito de acceso para los subsidios: lo único que se necesita es que los destinatarios vivan en Nueva York y que proporcionen una dirección de correo electrónico. Hasta ahora, la gente ha usado el dinero para "alimentos, suministros médicos, pagos de alquiler", enumeró Nadia. "Alguien pudo conseguir un nebulizador". Junto con las iniciativas de crowdfunding, los trabajadores del arte se han unido para obtener y distribuir equipos de protección personal a los trabajadores de la salud o para entregar alimentos a los vecinos. Artistas, trabajadores del arte, trabajadores independientes: como clase trabajadora, nos cuidamos los unos a los otros. Nadia me dice que ella y Shawn no piensan en este fondo como una solución —es un recurso provisional, una forma de proveer supervivencia para las personas en el futuro inmediato. La ayuda mutua no es caridad; es la construcción de movimientos, de redes de supervivencia y solidaridad. ¿Cómo podemos construir un mundo del arte distinto, uno en el que nuestras vidas y sustento no dependan de directores millonarios y donantes multimillonarios? Para muchos de nosotros, los tiempos ya eran inciertos mucho antes de este momento. Para las instituciones que reclaman escasez y políticas radicales, mientras al mismo tiempo centralizan más dinero en salarios y dotaciones para los puestos ejecutivos, la pandemia revela el fondo de tales contradicciones: son visibles en la superficie pero vacías por debajo.

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Dana Kopel es escritora, ex editora en jefe y coordinadora de publicaciones del New Museum, donde ayudó a organizar la New Museum Union. Su trabajo aparece en Art in America, Frieze, Flash Art, Mousse, X-TRA y varios catálogos de exposiciones. Actualmente reside en Nueva York.

Publicado originalmente en SSENSE el 13 de mayo de 2020, acceso online Reproducido con el permiso de la autora.

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Planta Baja (vídeo-carta a Miguel Benlloch) Tamara Díaz Bringas, Fernando López y Alejandro Simón Este mes de abril queríamos haber bajado a Granada para ver la expo de Miguel Benlloch. Como el parón nos detuvo, cogimos lo que teníamos a mano para permanecer juntas en la distancia y con Miguel. Wojnarovich se vino a acompañarnos y, en este preciso momento, nos recordó herramientas que resonaban con lo vivido cuando podíamos bajar al jardín. Quisimos tomar lo que algunas cosas tenían que decirnos viendo crecer un granado en la distancia y los brotes de la primavera en las macetas de casa. 'La colectividad' que se formó entre colores, imágenes, palabras, sonidos, pantallas y plantas, como nos dice Simone Weil, fue 'órgano de transmisión mediante el cual los muertos pueden hablar a los vivos'. El Planta baja de Granada fue un bar iniciado por Miguel con sus amigos, pero también podía haber sido un jardín. Aunque nuestros cuerpos no podían estar, buscar juntas una forma consiguió que nos animáramos, y que muchas se acercaran a celebrar un duelo que se nos hace humus. Poner la vida en el centro es también recordar el tránsito de los cuerpos, cuidar que sea bueno. Este vídeo reúne una mezcla de cosicas (una tipografía, frases dichas o escritas, poemas, colores, imágenes tomadas y encontradas, mensajes de email, citas de libros, entradas de diarios, búsquedas en internet, sonidos,…) que entretejen vidas y afectos y que Tamara Díaz Bringas, Fernando López y Alejandro Simón han hilado en un orden relativo.

VER PLANTA BAJA


VAMOS A BESARNOS José Daniel Clarke Caamaño, Frente por los Derechos Igualitarios

El 16 de mayo de 2017 se inauguró en TEOR/éTica la exposición Vamos a Besarnos, producida por el Frente por los Derechos Igualitarios. La exposición se pudo realizar gracias al apoyo de Hivos y el Fondo Mundial, en el marco del proyecto país sobre VIH. Vamos a Besarnos fue

un

esfuerzo

para

ordenar,

sistematizar

y

divulgar

distintos

materiales y testimonios recopilados durante años, y que ayudan a entender el camino recorrido en forma colectiva —en la búsqueda y exigencia del respeto y la igualdad de derechos—, las lesbianas, los gays y las personas bisexuales, trans, intersex y en general todas las personas queer y no heterosexuales en Costa Rica. En medio de la pandemia provocada por el COVID-19 y en la semana de la entrada en vigencia del matrimonio igualitario en Costa Rica, compartimos la versión digital de los materiales que dieron forma a esta exposición.

Vamos a Besarnos: archivo digital


Conversaciones en aislamiento DONNA CONLON JOHAN MIJAIL MARÍA ELENA ORTIZ

BUCHACA GENEROSA #05 WWW.TEORETICA.ORG


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“¿Podemos realmente observar y no simplemente voltear los ojos?” CONVERSACIÓN CON DONNA CONLON

Miguel A. López (MAL): ¿Cómo estás personalmente, y cómo ha afectado el COVID-19 tu vida cotidiana y tu trabajo? Donna Conlon (DC): Me es difícil responder esta pregunta, porque evidentemente todo ha virado de manera drástica. Yo estoy en una situación privilegiada al tener estabilidad económica y una familia con salud, así que los ajustes y cambios en mi paisaje personal son realmente menores comparados con lo que muchas personas están viviendo. Dicho esto, una síntesis de mis cambios personales es que estoy pasando más tiempo con mi familia y menos tiempo haciendo arte. En cuanto al arte, en estos días paso más tiempo dibujando que mirando a través de las cámaras. MAL: ¿Cómo sientes que la pandemia está afectando la escena artística panameña, a los artistas pero también a las instituciones? ¿Sientes que hay interés en la cultura en medio de la crisis? DC: No creo que pueda hablar por las instituciones o en general por el nivel de interés, aun cuando creo que muchas personas están concentradas ahora mismo en reimaginar su subsistencia. Realmente no sé, y creo que Nick Cave ofrece un buen consejo en sus Red Hand Files cuando dice “We should be careful about the noises we make –especially those with a public voice– and should not pretend to know what we do not” [Deberíamos tener cuidado con los ruidos que hacemos –especialmente aquellos que tienen una voz pública– y no pretender que sabemos lo que no]. Recomiendo mucho atender a este proyecto de Cave; habla de música y de su proceso de escribir canciones, pero se aplica a cualquier esfuerzo creativo, además de que lo considero un gesto genuino y generoso. Lo que sí sé, sin embargo, es un poco de lo que los artistas están haciendo ya que me estoy reuniendo semanalmente con varios de ellos. Estos encuentros surgen de un taller que Jonathan Harker y yo lideramos en torno al pensamiento crítico en el arte, llamado Voces en Acción (patrocinado por Casa Santa Ana y el Centro Cultural de España). Cada año trabajamos sobre un tema distinto. Esta vez, irónicamente, el tema que elegimos en diciembre de 2019 fue “crear en tiempos de crisis”. ¡Poco sabíamos de lo que iba a suceder!... El taller estaba terminando cuando el COVID-19 golpeó Panamá y decidimos ir al modo virtual, extenderlo indefinitivamente, y expandirlo para incluir más artistas locales. Hemos también invitado artistas y curadores amigos, así como colegas de otros países a visitar nuestro grupo. En un momento donde es difícil mantenerse optimista sobre la humanidad, este taller me ha dado esperanzas de verdad en las personas. Veo a mis amigos y colegas pensando con perseverancia sobre esta crisis compartida (y otros temas) a través de su trabajo. Las reuniones semanales están enfocadas en crear y fortalecer nuestra comunidad artística local. Es una plataforma para el intercambio, debate, colaboración y soporte mutuo. Es un grupo grande de artistas fuertes y activos cuestionando, analizando, concentrándose en temas urgentes, ahora más que nunca. Creo que hay una construcción de sinergia a través de la solidaridad. Jonathan y yo estamos comenzando a desplazarnos del rol de liderazgo hacia el de facilitadores, con la idea de que esta estructura se pueda convertir en algo cada vez más horizontal a través del tiempo. TEOR/éTica tiene ahora una estructura organizacional horizontal, lo cual encuentro muy inspirador. Es un ejemplo de cómo nosotros podemos modelar nuestros contextos locales y empezar a construir una nueva realidad desde dentro. MAL: La pandemia está dando una lección de humildad al ser humano que se creía amo y señor de todo lo que le rodea. ¿Visto desde tu experiencia como bióloga, cómo evalúas el efecto de esta crisis en el ecosistema del planeta?


DC: Este virus nos ha situado en medio de un experimento natural que nos muestra de manera inequívoca lo que afectan los niveles de CO2, en caso de que aún nos hayan quedado dudas. Los científicos nos dicen que debido a la reducción drástica del movimiento y la actividad económica ha habido un efecto tangible en las emisiones de carbono, aun cuando la reducción anual del CO2 en 2020 podría terminar siendo tan baja como -4% dependiendo de cuán rápidamente volvamos a nuestros hábitos pre-COVID-19. En cualquier caso, el efecto es solamente temporal a menos que cambiemos radicalmente nuestra estructura económica global y la forma en que la energía es generada y transmitida. Es verdad que la pandemia nos está dando una lección de humildad, especialmente en la interconectividad entre las enfermedades, la crisis climática y la inequidad económica, pero de lo que no estoy tan segura es si estamos listos para aprender esta lección. Cualquier tipo de crisis es una especie de lente magnificante que nos muestra en tamaño grande lo que ha estado pasando –los problemas, las desigualdades. Pero, ¿podremos realmente observar y no simplemente voltear los ojos? ¿Podemos ser analíticos sobre lo que vemos? ¿Esto cambiará sustancialmente las decisiones que tomamos? MAL: Tu reciente exposición individual, titulada “No Stone Unturned” en Diablo Rosso en febrero de este año, exploraba la relación entre el hombre y la naturaleza. De hecho, tu formación en biología ha permeado tu trabajo desde el inicio. Por ejemplo, en varios videos tempranos en donde plantas o insectos se convierten en protagonistas. ¿Cómo ves nuestra responsabilidad frente a esta situación como artistas y como individuos? DC: Antes del COVID-19, mientras preparaba mi exposición en Diablo Rosso, estuve leyendo mucho sobre Alexander von Humboldt, el explorador alemán, naturalista y geógrafo de las Américas hacia el inicio del siglo XIX. Antes que describir elementos en aislamiento, él abordó la rica complejidad de interacciones entre plantas, animales, geografía, geología, clima y sociedades humanas y describió esas constelaciones interconectadas. Él se esforzó por comprender la unidad y la interdependencia entre todas las cosas y fue también la primera persona (¡en los tempranos mil ochocientos!) en mencionar el cambio climático producido por el hombre. Fue también único por su manera de comunicar visualmente hallazgos científicos complejos a fin de “hablar con los sentidos”, creando mapas que fueron una especie de precursores del arte interdisciplinario y conceptual. Humboldt entendió las cosas de una manera sintética que nosotros nunca entendimos completamente o que olvidamos de alguna manera. Todas las personas y organismos, todos los sistemas biológicos, físicos, químicos, geológicos y meteorológicos están intrincadamente intersectados. Nuestras decisiones simplemente no ocurren en aislamiento. En un momento en que nos hemos disociado de la naturaleza y de los otros, tal vez la pandemia nos pueda servir como una llamada de atención. Pero lo primero que tenemos que hacer es despertarnos. Y luego de eso, tenemos que averiguar qué hacer. La crisis climática, las pandemias y las economías globales son lo que Timothy Morton llama “hiperobjetos”, son cosas muy grandes y complejas de asir. Pero quizás una manera de aproximarnos a ellas sea a través de la escala pequeña y local. Yo me he rehusado a la etiqueta de artista activista aun cuando mi trabajo es político. No creo que nada de lo que haga cambie el mundo, no es esa mi intención. Pero sí creo que nosotros como individuos podemos retarnos a nosotros mismos y a otros alrededor nuestro para hacer pequeños cambios dentro de nuestro ámbito de acción y posibilidad. Podemos actuar desde quienes somos, desde donde estamos y lo que sabemos. La máquina del mundo del arte necesita reinventarse junto con el resto de las economías globales basadas en el consumo. De otra manera, vamos a volver a donde estábamos, y rápidamente. Todos estos sistemas de poder son demasiado grandes para nosotros, como individuos, ponerlos patas arriba. Pero creo que podemos empezar haciendo pequeños cambios en nuestras comunidades a través del apoyo mutuo, la solidaridad y la compasión. Traducción del inglés de Miguel A. López San José / Ciudad de Panamá, 26 de mayo de 2020


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“La pandemia te obliga a pensar en el otro, porque la fortuna del otro es también tu bienestar” CONVERSACIÓN CON MARÍA ELENA ORTIZ

Miguel A. López (MAL): ¿Cómo estás personalmente, y cómo ha afectado el COVID-19 tu vida cotidiana y tu trabajo? María Elena Ortiz (MEO): Estoy bien, muchas gracias. Espero que tú también te encuentres bien. Mi vida cotidiana ha cambiado mucho. Mi casa se ha convertido en mi oficina oficial y no estoy viajando tanto. Me he acostumbrado a tener visitas y talleres virtuales. Soy muy afortunada ya que aún estoy trabajando y estoy muy contenta de poder ser parte de la programación digital del Pérez Art Museum de Miami donde soy curadora desde el 2013. Me encuentro agradecida de que puedo seguir dialogando y colaborando con mis colegas, y al mismo tiempo de pasar más tiempo con la familia. A pesar de todas las cosas que han ocurrido, incluyendo la muerte de seres queridos, intento enfocarme en lo positivo de este momento. MAL: Los museos de arte en Estados Unidos han visto afectados seriamente sus economías, lo cual ha dado lugar a recortes de programas, presupuestos y personal. ¿Cómo ves el panorama de las instituciones y qué estrategias tienen para reconectar con la comunidad en un escenario de distancia físico? MEO: Sí, definitivamente la pandemia ha afectado mucho al sector cultural en los Estados Unidos y el resto del mundo. Ahora más que nunca las instituciones están apostando por la oferta digital, y eso no va a cambiar. El museo también tiene que reinterpretarse durante este periodo, y apoyar la creación de canales que faciliten el acceso de las audiencias digitales al arte. Nosotros hemos visto los efectos que tiene el uso de la tecnología. Por ejemplo, en la plataforma online hemos llegado a tener una audiencia de 700 personas en un programa web, algo que no pasaba físicamente en el museo. De cierta manera, el reto de desplazarse al mundo digital ya estaba presente, pero ahora lo estamos asumiendo completamente. Ahora bien, producir oferta digital conlleva mucho trabajo. Yo espero que a largo plazo también la pandemia promueva una reflexión más profunda sobre los métodos de trabajo en los que estábamos insertos, que tomen en cuenta críticamente la sobreproducción de contenidos y sus efectos en las formas de trabajar. MAL: El pasado 22 de mayo, desde el PAMM anunciaron nuevas adquisiciones, siendo esta una de las inversiones más significativas en tiempos recientes. ¿Cómo ves el rol del coleccionismo institucional en un momento de pandemia y qué efectos puede generar en el ecosistema? MEO: El coleccionismo institucional es una manera de nutrir los circuitos artísticos. Para nosotros, dirigir nuestro más reciente conjunto de compras a las galerías locales de Miami fue una decisión unánime, por parte del equipo curatorial y nuestro consejo de coleccionistas. Es importante comprometerse con el fortalecimiento de la economía local. Nuestra institución solo puede sostenerse y enriquecerse dentro de un ecosistema cultural diverso, que incluya artistas, otras organizaciones, y también galerías. El coleccionismo institucional puede tener un gran rol en incentivar y sostener al comercio y la comunidad de artistas locales. Durante los últimos 30 años el mundo del arte ha estado enfocado en la experiencia y adquisición global, y frente a la pandemia, nosotros optamos por mirar y apoyar nuestra localidad. MAL: En los últimos días, algunos museos de arte en Estados Unidos han empezado a evaluar su reapertura, siendo el Museum of Fine Arts de Houston el primer gran museo que reabrió sus puertas hace pocos días (sábado 23 de mayo). Muchas instituciones han empezado a imaginar también posibles protocolos de horarios, desplazamiento y seguridad para una eventual reapertura, como evitar obras interactivas o táctiles, seguir rutas predefinidas en los espacios, tener límite de tiempo para apreciar las obras, mantener distancias físicas específicas entre las personas, entre otras. ¿Cómo están visualizando una posible apertura desde el PAMM? ¿Y tú personalmente como curadora, cuán difícil te parece diseñar una exposición bajo estas nuevas regulaciones producto de la pandemia?


MEO: Nosotros tenemos contemplado reabrir las puertas de las galerías en septiembre, pero es muy posible que antes de septiembre tendremos programas en nuestras terrazas al aire libre o en nuestro jardín de esculturas. Aún estamos explorando posibilidades. Sí, habrán cambios en relación al desplazamiento, seguridad, horarios, etc. Lo más importante es proveer un espacio seguro y limpio a nuestros visitantes y al equipo de trabajo. Casualmente me encuentro desarrollando una muestra titulada “Aliados con el poder: Arte de África y su diáspora en la Colección Jorge M. Pérez”, la cual estoy ahora mismo adaptando de acuerdo con los cambios en el museo debido al COVID19, pero siempre enfocada en mantener la visión curatorial. Yo diría que, como toda situación imprevista, al principio es difícil adaptarse, pero luego uno se ajusta. Estamos en un momento de cambio a gran escala y como curadora me apoyo en la creatividad, y claro, ante todo, lo más importante es la seguridad de todas las personas involucradas. Es algo sobre este momento de pandemia que me parece muy interesante, ya que esta situación te obliga a pensar en el otro, porque la fortuna del otro es también tu bienestar. MAL: El impacto económico del COVID-19 está afectando países fuertemente dependientes del turismo como son muchas islas del Caribe, lo cual revela también dinámicas que no son ecológicamente sostenibles. ¿Cómo ves el impacto de la pandemia en las instituciones culturales caribeñas y las posibilidades para su recuperación? MEO: Mi papá siempre decía que, si la economía de Estados Unidos sufría un resfriado, a la economía puertorriqueña le daba pulmonía. Lamentablemente, esa dinámica económica no ha cambiado. Después de la temporada de huracanes del 2017, muchas personas en el Caribe se encuentran desarrollando economías alternativas y así combaten la dependencia del turismo y crean más diversidad económica. Debido al nivel de la crisis, y tomando en cuenta que el Caribe aún no se recupera del todo, no hay duda que la pandemia agudizará estas condiciones. Sin embargo, en el Caribe hay profesionales extremadamente talentosos que ya están enriqueciendo la región y creando iniciativas de transformación. La recuperación de las instituciones será complicada y los espacios alternativos seguirán teniendo un nivel de adaptación más asequible. Aun así, yo siempre apuesto por las instituciones caribeñas porque creo que la región demanda invertir energías en la reinterpretación de su historia, un ejercicio que queda fuera de las posibilidades o urgencias de los espacios alternativos. La recuperación será difícil y en momentos se sentirá irreal, pero ese es el reto al que nos enfrentamos. Aunque yo no vivo en el Caribe, continúo buscando crear vínculos de conexión con y dentro de la región. Actualmente en el PAMM tenemos la plataforma Caribbean Cultural Institute creada en 2019, la cual comenzará a otorgar fellowships a artistas e investigadores en el 2021. Les avisaré a todos cuando salga la convocatoria a finales de este año.

San José / Miami, 27 de mayo de 2020


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“Tenemos que visibilizar la historia de los cuerpos seropositivos y de disidencia sexual frente a la circulación normativa de conceptos como virus o pandemia” CONVERSACIÓN CON JOHAN MIJAIL

Miguel A. López (MAL): ¿Cómo estás personalmente, y cómo ha afectado el COVID-19 tu vida cotidiana y tu trabajo? Johan Mijail (JM): Personalmente he atravesado diferentes etapas en la manera cómo me he ido relacionando sobretodo con la cuarentena y lo que eso ha producido –por ejemplo, en mis estados de ánimo, en la inestabilidad que me habita. En relación con el trabajo, siento que el efecto del COVID-19 se ha hecho presente en una confusión tremenda que acompañan nuevas formas de producción de escritura poético-crítica-activista. Me siento en medio de una extraña sensación de esperanza o ante la llegada de un cambio planetario que me resulta, más bien, abrumador en tanto suspenso neutral, el cual de todas maneras no me lleva a vislumbrar el fin de la violenta hegemonía frente al cuerpo que tengo. Percibo también el endurecimiento de los sistemas de control heterodominantes y la intensificación del racismo como cultura de la discriminación. MAL: Muchas de las representaciones e hipótesis sobre la enfermedad que han venido circulando son modeladas desde las preocupaciones y sistemas del norte global, y corremos el riesgo de que el relato global de la enfermedad quede capturado por esos cuerpos y significantes. ¿Cómo combatir y subvertir esos relatos desde las corporalidades no blancas, migrantes y disidentes sexuales? ¿Cómo habitar la cuarentena de manera disidente? JM: Con mis amigas hablamos sobre la importancia que tiene, en este momento en particular, visibilizar con más rabia la historia de los cuerpos seropositivos y de la diversidad/disidencia sexual y de género como un proyecto de construcción de memoria política contraria a la narración heteronormativa –que está controlando la circulación de conceptos como virus o pandemia. En ese sentido, lo que nos importa es generar una alerta que brinde espacios de ubicación para nuestros cuerpos en la historia social –como resistencias materiales y discursivas– frente a la idea de enfermedad a la que históricamente se han asociado nuestros deseos, comportamientos y maneras de experimentar el placer. Se trata de desviar el canon civilizatorio de la heteronorma. ¿Cuál es el lugar que hemos tenido que inventar, como minorías sexuales y de género, para desviar la relación de nuestros cuerpos de la idea sanitaria de enfermedad? ¿De qué manera tomar posición ante el binarismo conceptual que dispone una idea del cuerpo sano y el cuerpo enfermo? Ha sido un tiempo para volver a conectar con escrituras y cuerpos que han venido desplazándome de las representaciones culturales de la racionalidad de la mente hetero, para preguntarme con insistencia: ¿A quién amar? ¿Cómo hacerlo? ¿Con quiénes haremos nuevas alianzas? MAL: Los cuerpos homosexuales, transgéneros o racializados tienen una relación histórica distinta con la enfermedad porque desde la estructura dominante son precisamente sus muertes lo que mueve el engranaje del sistema. La reproducción del mundo tal como lo conocemos se sostiene en la condena a muerte de los cuerpos que rehúsan los regímenes de lo normal y se niegan a cumplir las demandas productivas del capitalismo. ¿Qué es morir y estar enfermo para los cuerpos disidentes en la era del COVID-19? JM: Es muy fuerte leer eso que señalas sobre cómo “sus muertes son lo que mueve el engranaje del sistema”. Pero creo que reconocernos en la vulnerabilidad que experimentamos y el espacio donde estamos depositadas dentro de la cultura heterocapitalista nos ayuda a encontrar un lugar desde dónde tomar posición para la articulación activista y así enfatizar otras maneras de producción de discursividad, imágenes y pensamiento: celebrar nuestras presencias. Por otro lado y siguiendo con tu pregunta, siento que vivir, en tanto pulsión de muerte, es el devenir de cualquier materialidad orgánica, aunque haya factores sociohistóricos y heteroblancos que seleccionen ciertos cuerpos para controlar su existencia. ¿Cuáles son los cuerpos que importan? Me gustaría decir también que me parece injusto que cuando un cuerpo cisgénero nos dice que una hermana trans fue asesinada ahí sí creemos que nuestra cultura es travesti-trans-odiante y nos interesamos en saber las cifras que vuelven nuestras vidas una farándula de la muerte. Me parece que cuando una persona cis o heterosexual toma la voz, por ejemplo, para hablar de la muerte de una persona trans produce una borradura –intencionada o no– de los logros de las resistencias de las personas LGBTQIA+ en los contextos jurídicos, históricos, sociales y hasta morales. Contribuyen a la reproducción amnésica de esos datos fríos y deshumanizantes de la prensa cis-neoliberal que solo habla de los cuerpos que tenemos para asociarlos con la muerte; olvidando matices, activismos, fluidos, sueños, intervenciones artísticas, lenguajes.


MEs por esto que entiendo necesario estar en todos los lugares y ver cómo nos relacionamos con la permanencia más allá de la trampa que esconde la idea de la inclusión y la integración. En el sentido de “estar enfermo” pienso, rápidamente, en la escritura de Johanna Hedva y su Teoría de la mujer enferma que nos viene acompañando en espacios activistas y nos propone preguntarnos, colectivamente ¿cuál es el lugar que ocupan los cuerpos enfermos y los cuerpos que cuidan enfermos de lxs compañerxs que no han podido ir nunca a manifestaciones o eventos públicos de discusión porque están aquejados por condiciones de salud? Ese es el caso de la propia Hedva, que vive con una afección crónica que se manifiesta en su cuerpo aproximadamente cada 18 meses y la deja 5 meses incapacitada para conducir, caminar, trabajar; incluso hablar o salir de la cama. MAL: Es muy significativo lo que dices sobre el lugar de los cuerpos con diversidad funcional o cognitiva, y creo que esta pandemia pone en evidencia la discriminación naturalizada que viven cotidianamente. Más aún, a partir del colapso en numerosos hospitales se ha implementado un sistema de selección y clasificación de pacientes para decidir a quiénes salvarles la vida, los cuales se inclinan hacia cuerpos que cumplen estándares específicos. En muchos casos, los cuerpos considerados con discapacidad han sido desatendidos porque su vida ha sido considerada menos valiosa en relación a los modelos normativos de vida. ¿Cómo ves esta situación? JM: No iré muy lejos. Yo mismo entré en una etapa compleja de la ciclotimia con la que vivo. Acudí al hospital. Conociendo mi diagnóstico y lo que me estaba pasando traté de comunicárselo al médico que me estaba atendiendo en la sala de emergencia. En ese estado de vulnerabilidad el doctor no paró de hacer comentarios sobre el largo de mis uñas y la forma de mi pelo. No paraba de ver y criticar en mi cuerpo, lo que él entendía como una rareza. En ese momento recordé todas las situaciones que desde niñx he tenido que vivir en Santo Domingo por lo que expresa mi cuerpo en contradicción a lo que se espera en un “cuerpo de hombre”. A todo esto, el médico no le quiso poner atención a mi emergencia de salud mental y me envió a hacer una prueba del COVID-19. Si bien la crisis de ansiedad no iba a matarme, me hizo vivir en carne propia uno de los grandes problemas que ha puesto en evidencia el coronavirus: las negligencias mayúsculas de los sistemas públicos de salud de nuestros países al momento de hacer respetar tus derechos, y más aún cuando eres un cuerpo de la disidencia sexual, corporal-racial o cognitiva. MAL: En las últimas semanas, en medio de la cuarentena, has empezado a desarrollar un taller virtual de escritura autobiográfica, y publicaste hace poco estas palabras: “¿Cómo inventar una narración política y disidente sexual sobre mi cuerpo? ¿Cómo proponer desde mi dolor un flujo trans? ¿Cómo celebrar mi daño en medio de una fiesta? ¿Cómo habitar esta sensación de huracán travesti latinoamericano?”. Pensando en ello, ¿qué nos ofrece la poesía y la escritura en este momento de crisis? JM: El taller ha sido “una manera de acompañamiento político” que pusimos en marcha de manera gratuita desde el proyecto de microeditorial que estoy desarrollando con base en República Dominicana, especializada en la promoción y circulación de escrituras de personas negras/afrodescendientes de la comunidad LGBTQIA+, llamado Catinga Ediciones. Es la primera editorial de este tipo en el país. El taller ha sido una instancia desde donde hemos estado pensando maneras de subvertir el horror que estamos viviendo. Nos estamos concentrando en establecer procesos de escritura autobiográfica desde insistencias que le den un sentido poético-político a los cuerpos noblancos y de la diversidad sexual nacidos en Latinoamérica. Los resultados han sido trabajos que, en el gesto performativo de producción de las letras, encuentran habitáculos de subjetivación atravesados de nuevas formas de relacionarse con su pena morena. Desde ahí, hemos armado una red interesantísima de personas sensibles que anda inventando el pueblo que falta. Algo importantísimo de una escritura activista es la posibilidad de hacer que las personas se vinculen con aquello que les duele, y desde ahí buscar métodos para desaprender lo que creían constitutivo e inamovible en sus vidas: el colonialismo. Para seguir trabajando desde Catinga Ediciones tenemos una campaña de Gofundme donde pueden aportar en línea para que podamos seguir trabajando: https://www.gofundme.com/f/Cantinga-Ediciones

San José / Santo Domingo, 25 de mayo de 2020


AGOBIARTE DARIÉN MONTAÑEZ

En 2015, lo que comenzó como un chat para el ocio y el intercambio casual, rápidamente se convirtió en un proyecto de documentación que colecciona todas esas manifestaciones del amor latinoamericano por inventarse nombres que terminan en Arte: MirArte, CurArte, RayArte, BancArte. Desde el 2019, bajo el cuidado de Darién Montañez, esta documentación reside en la plataforma de Instagram bajo el nombre de @AgobiArte . Estos nombres están por todos lados: ¡el que esté libre de pecado que tire la primera piedra! ¡Pasen a ver! Agobiarte es un proyecto en el que participan: María Paola Malavasi, Daniela Morales y Paula Piedra (Costa Rica); José Castrellón y Darién Montañez (Panamá).

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RECETARIO COLECTIVO Karla Herencia, Gaby Alfaro, Carlos Villaseñor, Yanice Acuña. La cocina de TEOR/éTica tiene un piso con una cuadrícula de ajedrez y una nevera heredada de los años 50 que enfría a medias y nos derrite los helados; pero de la cual no nos deshacemos por cariño o por superstición. La cocina da a un patio que en algún momento tuvo el piso rosado y aveces alberga una hamaca. Es el espacio donde almorzamos casi todos los días, turnándonos entre once la mesita de tres puestos que está al lado de la ventana. La usamos para cocinaderas colectivas, para emborracharnos y para los ensayos de karaoke. Por ahora, compartimos nuestras cocinas y recetas desde lejos...


KARLA HERENCIA PAN CASERO Hice pan casero con la intención de llevarle un cariñito a mi mamá para tomar café. Decidí hacer pan por varias razones. Primero, porque a mi mamá le encanta. Segundo, me sentía de buen ánimo y con ganas de experimentar (la levadura es todo un mundo fascinante), desde que estoy en distanciamiento, por el Covid-19, experimentar en la cocina me despeja y me hace sentir muy agradecida. Cocinar me conecta conmigo y con los alimentos, me hace tomar conciencia sobre cómo las intenciones moldean la materia y repercuten en todo a nuestro alrededor. Hacer pan específicamente me hace pensar en el esfuerzo que requiere la elaboración de cada alimento, incluyendo esos que damos por sentado porque usualmente los compramos listos para su consumo. En tercer lugar, hice pan porque al hornearlo desprende un aroma reconfortante, que en mi memoria es una expresión de cariño y eso es lo que quería expresar al cocinar; la masa es noble y requiere cuidado y paciencia. Después de que salió el pan del horno, el mejor momento fue ver a mi mamá emocionarse, disfrutar de lo que le preparé con cariño y tener un tiempo agradable con ella. Así que seguiré haciendo versiones de pan casero. Ingredientes: · 4 tazas de harina de trigo. · 350 ml de agua tibia. · 6 gramos de levadura deshidratada. · 10 gramos de sal. · 15 gramos de azúcar. · 3 cucharadas de aceite de oliva. · Hierbas secas finamente picadas, cantidad al gusto (en lo personal me gusta agregarle orégano, albahaca, romero, tomillo y una pizca de pimienta). Preparación Hidratar la levadura con un poco de agua (aproximadamente 30 ml de agua), agregar a la mezcla el azúcar y remover hasta disolver la levadura. En otro recipiente agregar el resto del agua, el aceite de oliva, la mezcla de levadura y agregar una parte de harina (aproximadamente 5 cucharadas grandes). Mezclar todo con una cuchara o espátula. Luego, tapar el recipiente con un paño limpio y dejar reposar por 20 minutos hasta ver que la masa está llena de burbujas, lo que significa que la levadura se ha activado. Agregar el resto de la harina a la masa, añadir la sal y las hierbas al gusto. La masa debe quedar compacta y espesa. Pasar la masa a una mesa enharinada y amasarla durante 2-3 min, hasta formar un bollo y tapar con una toalla limpia por 30 min. Antes de amasar es preferible colocarse aceite de oliva en las manos para que la masa no se pegue en los dedos. Amasar brevemente la masa para quitarle el aire y dividirla en 4 bollitos, luego colocarlos en una bandeja enharinada y con aceite. Rociar un poco de harina sobre los bollitos y con un cuchillo hacerle un par de cortes en la parte superior a cada bollo. Hornear por 40 min a 200 grados °C. Nota: La receta del pan es una combinación de una receta que encontré en internet con una receta que me compartió una tía.


YANICE ACUÑA CROISSANTS DE CHOCOLATE Hice croissants de chocolate. Los hice porque me antojé de algo rico y se me ocurrió que podía hacerlo en un momento en el que tenía mucho trabajo por hacer y decidí que ese iba a ser mi recreo y comerlos iba a ser mi premio. Conforme la hacía, sentía que no era tan imposible y al mismo tiempo hasta me sentí "carga" porque lo hice sin ayuda de terceros. La receta la saqué de Internet, un anuncio de esos rápidos que salen en Facebook. Me quedó genial, me comí todo en 2 días. Ingredientes : o Queso mozzarella o Queso crema o Mantequilla o Harina de almendra o Harina de coco o 1 huevo o Chocolate negro al 70% sin azúcar o Stevia Preparación: En un bowl se coloca el queso mozzarella con el queso crema, se pone a derretir en el micro por 2 minutos, se saca y se le agregan las 2 harinas (un poco más de harina de almendra que de coco), el huevo, un cuadro de mantequilla derretida y la stevia. Se revuelve todo bien hasta que se forme la masa, luego se pasa encima de un papel encerado para cocinar, se le coloca otro papel encima para con un rodilla estirar la pasta hasta formar un rectángulo. Se quita el papel de arriba, se coloca un poco más de mantequilla, trozos de chocolate y se parte en triángulos, se envuelven y se van al horno por unos 20 minutos, hay que estarse fijando. Y ¡listo!


GABY ALFARO RICE AND BEANS CON POLLO CARIBEÑO Me hace estar en el presente, me gustan las recetas donde se debe tener el 100% de la atención, también porque tenés un objetivo claro en el día y es como un reto. 
También lo que me gusta es que cocinar es acción y reacción: cocinás, hacés el proceso, y terminás comiéndotelo, es como que vos hacés algo que como consecuencia vos también te lo vas a comer (jaja, es como el karma materializado). Hice Rice and beans con pollo caribeño (bueno, lo hicimos entre mi pareja y yo). Nos lo pusimos como objetivo porque amamos la comida caribeña y cada cierto tiempo vamos a un lugar en San Francisco de Dos Ríos a comerlo. Una de las cosas que más resiento de la cuarentena es no poder ir a comer y tener ese rato donde una se cambia, se alista, va a hacer algo que le gusta y pues que es un ritualito muy bello y bueno...A MI ME ENCANTA SALIR A COMER LOS VIERNES EN LA NOCHE, es como darle la bienvenida al descanso del fin de semana. 
La semana pasada, estábamos viendo Canal 13 por la conferencia de prensa y después dejamos el programa “Sin secretos con Doris”. Doris estaba en su programa pre-grabado y pre Covid-19 con “Ricky” y pues él le enseñó su receta de Rice and Beans. Entonces nos pusimos como objetivo para la próxima semana hacerlo nosotros (eso fue la semana pasada). Fuimos a la feria y compramos los chiles panameños, el tomillo, el apio. En el súper conseguimos el coco, el pollo y lo agendamos en la semana: EL MARTES LO VAMOS A HACER!! Receta Rice and Beans Lo primero es poner a hacer los frijoles (con bastante caldo y sin sal). Cuando los frijoles están “al dente” se le echa la leche de coco (aproximadamente 2 tazas) y el arroz crudo (todo en la misma olla). Se condimenta con cebolla, ajo, apio, tomillo, chile panameño y se deja cocinar aproximadamente por 30 minutos (se puede hacer en una olla grande o una olla de cocimiento lento, pero en esta tardará más).
 Receta original: Aquí Receta de Pollo caribeño: Ojalá, desde el día anterior poner a marinar el pollo (muslos enteros) con 1⁄2 taza de salsa de soya, 1⁄3 taza de salsa inglesa, 2 cucharadas de jugo de jengibre, 1 taza de agua, sal y pimienta al gusto. Cocción: En una sartén se coloca un poco de aceite y dos cucharadas de azúcar moreno y se deja caramelizar. Después se colocan las piezas de pollo aproximadamente por 12 minutos. Se sacan del sartén y se ponen a reposar.
 Salsa caribeña: Se coloca en la sartén cebolla, chile dulce, apio y un tomate grande a sofreír. Se coloca el pollo y seguidamente se le añade 1½ taza de leche de coco, se pone sal al gusto, pimienta, chile panameño al gusto (yo utilicé uno). Se tapa y se deja cocinar por aproximadamente 10 minutos.


CARLOS VILLASEÑOR SANGUCHE Mi experiencia en la cocina es nula, aunque crecí en una familia donde las mujeres cocinan increíble yo nunca lo aprendí pero siempre lo observé. Durante estos días gracias al aislamiento social, he despertado todos esos recuerdos de la cocina y me he dado la oportunidad de aprender, experimentar y cocinar. Una noche de estas quería comer algo rico, lleno de sabores y rápido de hacer. Así que me puse a ver qué tenía. Lo más obvio para mí fue hacer un sánguche. Ingredientes: · Bistec · Cebolla · Hongos · Chile dulce · Mantequilla · Pan español · Queso mozzarella · Salsa ranch Preparación: Piqué la carne, la cebolla, los hongos y el chile dulce en tiras largas. En un sartén puse la mantequilla a disco lento (no tengo cocina de gas por eso no puse a fuego lento) y eché a cocinar todos los ingredientes que había picado. Puse el pan a calentar en el horno. Cuando todo estaba bien cocinado (lo asumí por el color dorado de las cosas) le agregué el queso mozzarella y esperé a que se derritiera sobre la carne y demás ingredientes. (Cualquiera que lee esto piensa que soy un chef estrella Michelin). Partí el pan a la mitad, eché la masa de queso con carne y bañé todo con salsa ranch, el prime beef de Quiznos es cualquier vara al lado de mi sándwich. Y ahí lo tienen, esta receta súper sencilla que cumple mis tres premisas: rica, rápida y llena de sabores.


SOFÍA SUAREZ GALLETAS DE CHISPAS DE CHOCOLATE Ayer hice unas galletas de chispas de chocolate con sprinkles de colores, además dividí la mezcla a la mitad y la otra mitad la hice de doble chocolate con chunks de chocolate blanco, porque mi hermana me las había pedido y tiene tantas entregas de la U últimamente que he querido chinearla. Pero la verdad es que lo hice porque antier me lesioné y se me inflamó el nervio ciático, entonces llevo 3 días sin poder hacer ejercicio (que era lo que más me mantenía sana y químicamente balanceada). En fin, el dolor ha sido un poco fuerte y no he podido hacer ni tu gentle yoga. Eso sumado al hecho de que había pasado toda la semana escribiendo un ensayo al que luego simplemente cerré y le di DISCARD CHANGES, irrecuperable. Entonces ayer tenía la página en blanco más el dolor de espalda y el confinamiento, sosteneme Dios del baking. En fin, eso sentía, aquí te va la recetica que me dio una de mis mejores amigas en nuestra búsqueda de la galleta perfecta, esta es menos chewy que tu regular chocolate chip cookie. Como escribí antes, la modifiqué para hacer una de doble chocolate. Entonces: Antes de agregar la chispas de chocolate, separar la masa en dos. Agregar 1/4 taza de cacao en polvo y chocolate blanco partido en chunks a una mitad y a la otra agregar chispas y sprinkles. Poner ambas mezclas en la refri por 30 min. colocar sobre una bandeja con papel para hornear o parchment, al menos 4cm entre cada una. Hornear por 25 min a 350F o 175C . Y eso es.


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