flora americana: iconografĂa del arte colonial / alejandro chala.
INTROducción. Millones de personas vivían en la América precolombina cuando aparecieron en el horizonte los buques españoles y portugueses. Con la llegada de los conquistadores, estaba en pleno esplendor el gran imperio Inca, que abarcaba todo continente de una punta a otra de los Andes, y quienes habían alcanzado una sorprendente organización social, junto con los Mayas, quienes eran impresionantes astrónomos y matemáticos. El continente se cubría de impecables obras arquitectónicas que sorprendían a los españoles, América no era un continente vacío ni atrasado, por el contrario, aquí vivían muchedumbres de personas que llevaban siglos tejiendo su historia; abruptamente acabada. Todas y cada una de las culturas que existen y conviven en el planeta han configurado su arte y este habla por sí mismo de la cultura a la que pertenece. La América colonial es una muestra de ello, en donde la producción de arte es el resultado de un sincretismo cultural que se inicia a partir de la conquista, un encuentro entre una América llena de riquezas y los colonizadores europeos, sirvientes de un continente entero con sed de revivir su economía en constante decadencia, además de la Iglesia Católica Romana, que para ese entonces yacía arrinconada debido a su desprestigio propio de sus prácticas medievales, dicho esto la Iglesia sirvió como copiloto conquistador, implantando su Dios judeocristiano y con ello aventurándose en el control sistemático y férreo de la fe en el “nuevo mundo”.
Flora americana. El continente americano se extiende desde las altas latitudes del hemisferio norte al hemisferio sur pasando por las zonas climáticas frías templadas tropicales y ecuatoriales. A esto hay que añadir el gran cinturón montañoso que desde Alaska a la tierra del fuego recorre todo el continente, generando una gran variedad de climas con sus correspondientes formaciones vegetales características, haciendo de América un continente lleno de recursos y una gran variedad de plantas y flores que impulsaron la ya conocida expedición botánica además de hacer parte de la iconografía de la pintura colonial. Las siguientes pinturas nos hacen un acercamiento a la cultura colonial, una sociedad religiosa en donde hace presencia un modelo de vida de cierta manera exigente he impuesto por la sociedad europea. Las monjas coronadas: Las mujeres de la elite colonial tenían dos caminos: el convento o el matrimonio. Ninguna de las dos decisiones era una acción personal por cuanto el padre de familia elegía el destino de sus hijas. Las monjas eran aquella parte del cuerpo social que tenía la función de sufrir por la salvación del mismo. De allí la importancia de la mortificación y el sufrimiento, ya que una sociedad era recompensada por dios si en estos lugares surgían flores de santidad: Rosa de Lima, la azucena de Quito, el lirio de Bogota, Gertrudis de Santa Inés. A mediados del siglo XVIII se consolido la costumbre de pintar aquellas flores de santidad, mujeres que que habían vivido mortificada y ejemplarmente, aquellas que habían muerto con fama de santas.
Maria Antonia de San Joaquín
1819 óleo sobre lino Anónimo
Josefa de la Concepción
Siglo XIX óleo sobre tela Victorino García
Luisa Manuela del Sacramento
Siglo XIX óleo sobre tela Anónimo
María Bárbara de Jesús 1776 óleo sobre lino Anónimo
Francisca Teresa de Jesús
Siglo XIX óleo sobre tela Anónimo
Priora Thomasa Josefa de San Jose 1768 óleo sobre lino Anónimo
Yacen acostadas con el hábito de su orden, algunas reposan su cabeza sobre un ladrillo, símbolo de penitencia extrema, otras sobre un almohadón. El medallón en el pecho indica a quien se consagro el día de su profesión. El rostro manifestaba las virtudes de la persona, mientras que las flores por su parte revelaban la virtud especifica por la cual se distinguió en vida. La rosa roja significaba pasión y mortificación, el lirio castidad; el clavel amor; la azucena pureza especialmente en la imitación de la devoción a la virgen; la amapola blanca la santa ignorancia y la roja a Cristo; el jazmín representa la elegancia la gracia y la amabilidad virginal; la violeta humildad. Si eran coronadas al momento de su muerte significaba que habían alcanzado el premio: la unión eterna con su esposo Cristo, aquel con quien habían contraído “nupcias” espirituales. Pintarlas en el tránsito a esa nueva vida representaba el acto de “coronar” la corona eran sus virtudes.
EXPEDICIÓN botánica. La expedición botánica que dio inicio en 1783 y extendió su estudio a lo largo de 30 años, fue un inventario realizado por Jose Celestino Mutis a la naturaleza del Virreinato de la Nueva Granada, durante el reinado de Carlos III de España, sus objetivos científicos dieron como resultado la recolección y clasificación de 20mil especies vegetales y 7 mil animales de la actual república de Colombia. La realización de dibujos que mostraran con exactitud la flora americana fue un propósito común de las distintas comisiones españolas que se dirigieron a América durante la segunda mitad del siglo XVIII. El espíritu que generó, en muchos casos, estas empresas, estuvo siempre revestido de un carácter ilustrado, acorde con los planteamientos de la sociedad europea contemporánea, que buscaba mayor desarrollo económico en el conocimiento del medio natural como fuente de riqueza, y que veía en América un vasto campo para sus estudios e investigaciones. Se trataba de conocer la tierra y los elementos que la componían, con un nuevo espíritu capaz de conjugar intereses políticos, económicos y científicos.
Francisco Escobar Villaroel
Expedici贸n Bot谩nica 1790-1817
Antonio Barrionuevo
Expedici贸n Bot谩nica 1787-1817
Mariano de Hinajosa
Expedici贸n Bot谩nica 1791-1817
Francisco Javier Matis
Expedici贸n Bot谩nica 1783-1816
Félix Tello
Expedición Botánica 1792-1798
El estudio de la flora americana dirigida por Mutis dejo seis mil seiscientas diecinueve láminas que se guardan hoy celosamente, junto con la documentación y el herbario correspondiente en el archivo real del jardín botánico de Madrid. El método usado por los pintores de Mutis fue el resultado de una mezcla de técnicas ya conocidas por los pintores de la colonia, enfocados en el detalle aplicando punto por punto el color en las ilustraciones de las plantas, el detalle presente en estas laminas a logrado que con el paso del tiempo tengan un valor artístico, que para muchos supera su valor científico Los nombres de las especies vegetales en sí mismo aportan datos históricos del contexto político de la época, en donde algunas tienen nombres de reyes y virreyes como muestra de posesión y empoderamiento de la flora americana.
Contemporaneo. El legado cultural social y natural de nuestra historia hace presencia en propuestas con intereses distintos en el siglo XIX y XX con artistas como Alejandro Obregón, Enrique Grau, Fernando Botero entre otros americanos y su hacer artístico que recoge fragmentos de su historia iconográfica, resaltando estos elementos naturales propios de América.
La mulata cartagenera 1940 Enrique Grau
Se destacan sin duda alguna, el uso de colores cĂĄlidos, como lo son el naranja de las flores silvestres, el rojo de las florecitas que tiene encima de su vientre, y el amarillo del cielo, que juegan con el color de su piel: una piel morena que tambiĂŠn se resalta en el escote del vestido blanco que lleva puesto. A su vez, el verde se contrasta entre las hojas de las flores silvestres y las sandĂas que la rodean. La textura es suave. Esto se observa principalmente en la tela de su vestido, que al ser delicada y fina , le deja ver al espectador , por medio de las transparencias, los pezones de la dama.
Flores Carnivoras 197 Alejandro Obregon
Flores
1988 Fernando Botero
Flores
1986 Juan Antonio Roda