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Sur, teatro y después

Barracas aloja una experiencia de teatro comunitario formada en 1996. El espacio, creado por y para los vecinos, fue pionero en el género y hoy nuclea a unos 200 actores y actrices. Cómo lograron sobreponerse a la pandemia.

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TEXTO CANDELA GOMES DIEZ

En el Circuito Cultural Barracas, las artes escénicas se resignifican. Es que, en ese emblemático galpón ubicado al sur de la Ciudad, en la calle Iriarte 2165, la representación se desarrolla sin cuarta pared. Y cuando el telón imaginario se levanta, el público también es intérprete y la creación es un derecho. El barrio, con sus alegrías y dolores, habla a través de ese teatro hecho por y para vecinos. Porque nadie mejor que la propia comunidad para contar sus vivencias.

Entrar a la casa del Circuito es entrar a un espacio con

historia, porque allí vibran los ecos de las cientos de funciones de sus recordados espectáculos. De una de las paredes cuelga parte de la escenografía de El Casamiento de Anita y Mirko, una de sus clásicas puestas, y a pocos metros de la puerta de ingreso un cartel reza: “Con alma y desmesura de payasos soñadores… Teatreros ambulantes, musiqueros callejeros. Amateurs de la ternura”, una frase que describe el espíritu de los teatristas.

“Cuando producimos ficción estamos construyendo futuro. Y por eso creemos que el teatro tiene que estar en manos de la comunidad”, apunta Ricardo Talento, director del Circuito que se formó en 1996 y se transformó en uno de los pioneros del teatro comunitario, género en el cual, vecinos y vecinas de diferentes edades, profesiones y sectores sociales interpretan obras que revalorizan el lugar de la identidad territorial.

“Indagando en la memoria barrial construimos lazos afectivos con el territorio que habitamos, y al mismo tiempo incluimos al otro que deja de ser un vecino anónimo y para a ser alguien reconocido”, añade Mariana Brodiano, actriz, docente e integrante histórica del grupo.

Teatro de la desmesura

El Circuito se ubica en la zona más popular y fabril de Barracas. Sus alrededores de casas bajas desentonan

con las torres que se alzan a pocas cuadras, en la parte más comercial. Esa realidad es precisamente la que inspiró la dramaturgia de su última pieza: Barracas al fondo, en la cual el elenco de vecinos invitaba a los espectadores a una particular excursión por los rincones olvidados del barrio. Los orígenes del Circuito se remontan a 1987 con la formación de Los Calandracas, compañía teatral que interviene en espacios públicos, escuelas y hospitales, inspirada en el teatro callejero de los ochenta y en el teatro foro, un género con fuerte compromiso social.

“Luego de esa experiencia nos dimos cuenta de que necesitábamos abordar de otra forma la ceremonia teatral.

“Cuando producimos ficción estamos construyendo futuro.Y por eso creemos que el teatro tiene que estar en manos de la comunidad.”Ricardo Talento,director del Circuito.

El Circuito Cultural Barracas volvió a hacer ensayos y de talleres de integración para niñas,niños,adolescentes y adultos.

Porque sentíamos que esta actividad necesitaba otra expansión y otra desmesura, y así fue que nos inspiramos en el trabajo del grupo de Catalinas Sur, de La Boca”, recuerda Talento.

No hay escenario en ese galpón. Tampoco butacas. Es que el lugar no está diseñado como una sala de teatro convencional. Y, eso, según señala el director, no es algo fortuito. “La mayoría de las salas son iguales, pero nuestro espacio se construye desde un concepto ideológico y estético diferente”.

El teatro comunitario siempre se fortaleció en la adversidad. Pero, aun así, la pandemia impactó fuerte en su actividad social. “Nuestra base es la del encuentro entre todas las generaciones y eso, de un día para el otro, no estuvo más”, cuenta Corina Busquiazo, otra de las referentes del proyecto, también actriz y docente. “Para muchas compañeras y compañeros, esta sala es su espacio en el mundo, y no poder juntarnos fue durísimo. Pero la necesidad fue tan fuerte que buscamos la manera de seguir creando y jugando en la virtualidad, y eso nos mantuvo vivos”.

De esos encuentros por Zoom surgió Barracas, un barrio en experimento social, el primer proyecto audiovisual del grupo, que contó con la dirección de Mariana Brodiano y Néstor López. “Nos propusimos contribuir al fortalecimiento de las personas y los vínculos de la comunidad mediante la promoción y transferencia de prácticas artísticas comunitarias. Nuestra idea era que el aislamiento social no se tradujera en un aislamiento vincular y, a partir de ahí, trabajamos para que, mediante las herramientas del teatro comunitario, pudiéramos procesar esa experiencia”.

El colectivo sanador

Un oasis en medio del desierto. Esa es la sensación que se tiene al visitar este centro cultural barraquense, integrado por 200 actores y actrices amateurs de 0 a 90 años. Porque en tiempos de discursos meritocráticos en los que se ponderan el esfuerzo individual y el sálvese quien pueda, el teatro comunitario irrumpe con la fuerza sanadora de la construcción colectiva. Y ese trabajo ya palpita su regreso. “Nuestra idea era que el “El año que viene esperamos volver. Hay que elaborar los duelos, y lo vamos a haceraislamiento social no se como sabemos hacerlo, desde el humor”, sostradujera en un tiene Talento, quien informa que el Circuiaislamiento vincular y,a to ha vuelto a hacer ensayos y talleres de inpartir de ahí,trabajamos tegración para niñas, niños, adolescentes y para que,mediante las adultos. En la misma línea, Busquiazo opiherramientas del teatro na: “Lo que nos pasó no fue algo menor, y comunitario pudiéramos ahora estamos en un tiempo de transición. procesar esa Por eso estamos preparando para terminar experiencia”,dicen los creadores de Barracas, un barrio en experimento social. el año, una intervención callejera itinerante, bajo el título Espantar el Espanto”. “Cuando el tejido social presenta rasgos de fragmentación, el hacer y el presenciar representaciones teatrales se convierte en un mecanismo que no sólo facilita la comunicación social, sino que también contribuye a que las personas logren plantear alternativas para una sociedad más equitativa”, concluye Brodiano. Fuera del Circuito, en el mural diseñado por los propios vecinos sobre su fachada, se lee: “Inventando un mundo a mitad de cuadra”. Una síntesis inmejorable para esta quijotada teatrera.

CÓMO CONECTARSE Circuito Cultural Barracas:

ccbarracas.com.ar

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