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I Cooperativismo
El viaje a la reinvención de El Arca
La pandemia y las restricciones a la circulación también afectaron a las empresas sociales. Desde la histórica entidad mendocina explican cómo lograron seguir adelante generando empleo para su comunidad.
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TEXTO GABRIELA DÍAZ
El Arca es una empresa de gestión social ubicada en la ciudad de Mendoza, que nació en 2005 y vincula a pequeños productores con consumidores responsables que eligen formar parte de un modelo económico social que genera empleo mediante el consumo. Este sistema permite que las personas puedan producir y comercializar lo que hacen, promoviendo comunidades prosumidoras, es decir, pro-
ductores más consumidores. Dentro de la organización, cuentan con distintas áreas: textil, alimentos, servicios y artesanías. Y, como les sucedió a miles de emprendedores sociales del país, también ellos debieron sortear el impacto de la pandemia.
Más y nuevo trabajo
Una de las acciones más significativas que realizaron, en cuanto se implementó el Aislamiento Social y Preventivo Obligatorio (Aspo), fue la producción de más de 280.000 barbijos para empresas locales y nacionales. Alberto De Luca, quien forma parte del equipo de coordinación de El Arca, destaca que “la organización tiene la capacidad de adaptarse y, al estar en constante búsqueda de oportunidades de trabajo, esa capacidad de reinventarnos la tenemos bastante entrenada”. De esa manera, De Luca explica cómo se dio esa reconversión obligada: “A pesar de que nuestra especialidad siempre fue la ropa de trabajo, apareció la posibilidad de trabajar en barbijos y lo hicimos”, cuenta.
Por su parte, Liliana Castillo, productora textil desde los comienzos de El Arca y sostén de su hogar añade que “la experiencia de producir barbijos fue un salvavidas. Empezamos viendo cómo se hacían, cuánta tela ocupaba y
fijando un precio. Se nos propuso a las productoras hacer barbijos, porque no había otra cosa, y empezamos a hacerlos. Imaginate que en ese momento todo el mundo estaba parado y nosotras estábamos trabajando”, agrega Liliana. No sólo la producción de barbijos fue una innovación; también, el área de alimentos y servicios se readaptó. La especialidad que tienen es el tomate triturado, que es un trabajo estacional, que sólo abarca los meses de diciembre a marzo. “Ahí hubo una cuestión. La pandemia arrancó en marzo del 2020 y nosotros estábamos terminando con la producción. Podríamos haber seguido, pero tuvimos que suspenderla; en cambio, este año pudimos trabajar, tenien-
“Se nos propuso a las productoras hacer barbijos, porque no había otra cosa, y empezamos a hacerlos. Imaginate que,en ese momento,todo el mundo estaba parado y nosotras estábamos trabajando.” Liliana Castillo,productora textil de El Arca.
do en cuenta algunos protocolos para poder de alguna manera no desmembrar esa área que para nosotros es muy importante”, relata Alejandra Acevedo, que forma parte de la comisión directiva de la organización.
Asimismo, cuando se vio suspendida la producción, “para ese grupo que después se quedaría sin oportunidad de trabajar, la organización armó la especialidad en eventos gastronómicos. Esas personas ahora prestan servicios de mozos. Así nos vamos reconvirtiendo a la necesidad y a la demanda que nos van planteando los consumidores”, detalla De Luca. Por estos días, en el área de servicios realizan comidas familiares, empresariales, y desayunos y meriendas para encuentros.
La venta de bolsones de frutas y verduras fue una nueva incorporación que se vio fortalecida por el contexto
sanitario. “La poca posibilidad de circular que había nos permitió aumentar nuestras ventas, con un servicio de puerta a puerta y, aparte, desarrollar el comercio de vecindad. Mucha gente del barrio empezó a consumir el bolsón de verduras y frutas que teníamos a mano”, sostiene De Luca. También lograron desarrollar la venta online a través de una aplicación gracias a la articulación con la organización Agrojusto.
Actualmente, desde El Arca piensan en redimensionar el área textil debido al crecimiento y la demanda que tienen de nuevos consumidores. “En este momento, nos encontramos a pleno con el trabajo de Arcor, para quienes estamos haciendo 16.000 prendas. Pero también van surgiendo otros pedidos; entonces tenemos que ir viendo cómo rediseñamos el área de manera de poder sostener el trabajo a lo largo del año”, expresa Acevedo.
Los prosumidores
Bruno Sangueri es licenciado en Administración y siempre se vio motivado por las problemáticas sociales. Con este fin se acercó a El Arca. “Es una propuesta súper integral, que va dando respuestas a las distintas crisis. Esto de que la compra genera trabajo es esencial para abordar varias problemáticas sociales, sobre todo a quienes menos oportunidades tienen”, afirma.
La organización adopta el concepto prosumidores dentro del cual, el rol del consumidor es muy relevante. Bruno, consumidor responsable, hace muchos años, de El Arca, plantea que este rol significa “preguntarse qué hay detrás de un producto y un servicio y entender que, con la compra, no sólo estoy satisfaciendo mis necesidades, sino también, las necesidades de las personas que producen”.
Por otro lado, “el gran componente de innovación que tiene esta organización es el de integrar a los consumidores y que el mismo productor pueda escuchar, adaptar el producto y poder agregar valor, pero siempre desde la escucha. Así se genera una convivencia y una relación ganar-ganar, donde es posible construir ciertos vínculos, mientras se va transformando la economía y se van generando oportunidades”, cierra Bruno.
En mayo próximo, El Arca cumplirá 17 años y su misión seguirá siendo la de generar oportunidades y ampliar su comunidad, para alcanzar una sociedad más justa e inclusiva bajo el concepto de economía solidaria.
CÓMO CONECTARSE
El Arca: www.elarcamendoza.com.ar