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Aquí y Ahora

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La felicidad no es un lugar al que viajas, algo que posees, ganas, usas o consumes. La felicidad es la experiencia espiritual de vivir cada minuto con amor, gracia y gratitud.” —Denis Waitley.

En nuestro estilo de vida moderno, a inicios de la segunda década del milenio, vivir en el presente no es particularmente sencillo. Siempre hay algo que anticipar. Eventos, reuniones, proyectos o viajes, todos consumiendo un espacio en nuestra mente con el fin de prepararnos para ellos. Y ya que han pasado, para bien o para mal, es casi imposible dejarlos guardados en la memoria cuando nuestras vidas están tan bien documentadas en distintos medios: redes sociales, para empezar.

Gracias al ritmo acelerado de nuestra sociedad y nuestras agendas tan apretadas, muchas personas sobrevivimos de la mano del estrés, sintiéndonos constantemente insatisfechos con nuestra realidad. Sin siquiera darnos cuenta, puede que quedemos atrapados entre el pasado y el futuro, preocupados por lo que fue e inseguros de lo que será. Esto, por supuesto, puede llevarnos a sentirnos profundamente desconectados de nosotros mismos.

“El presente es la única cosa donde no existe el tiempo. Es el punto medio entre el pasado y el futuro. Siempre está allí y es el único punto al que podemos acceder en el tiempo. Todo lo que sucede, sucede en el presente. Todo lo que sucedió y todo lo que va a suceder, sucederá solamente en el presente. Es imposible que algo exista fuera de él.” —Myrko Thum.

Vivir en el presente no es solamente una idea popular, es un estilo de vida recomendado por psicólogos, especialmente para tratar el estrés y la ansiedad en el día a día. Significa estar conscientes de lo que sucede en este preciso momento. Es cuando no estamos distraídos por reflexiones del pasado ni preocupados por los sucesos del futuro.

Practicar esta forma de vida es la clave para permanecer sanos y satisfechos. Nos ayuda a combatir la ansiedad, a limitar nuestras preocupaciones y a permanecer centrados y conectados con todo nuestro entorno. Vivir conscientes nos hace más felices, ayuda a nuestra capacidad para lidiar con el dolor, reduce el estrés y su impacto en nuestra salud, y mejora nuestra habilidad para lidiar con emociones negativas como el miedo y el enojo.

Con esto, no se pretende afirmar que reflexionar sobre el pasado o planear el futuro sea malo; sin embargo, tenemos que establecer límites. Uno de los propósitos de ser consciente es el balance del pasado, presente y futuro. Pensar demasiado en cualquiera de ellos puede ser perjudicial. ¿Qué sería de nosotros sin los aprendizajes del pasado? ¿A dónde iríamos si no planeáramos el futuro? ¿Qué haríamos sin disfrutar el presente? Es difícil decir cuáles son las cantidades exactas en este balance, pero sabrás que lo has logrado cuando te preocupes y estreses menos, y cuando te encuentres disfrutando el presente con mayor constancia.

Pero, ¿cómo se hace? Para lograr este balance, sigue los siguientes consejos:

Dale al pasado una dosis pequeña de tu atención y asegúrate de estar reflexionando por alguna razón. Por ejemplo: revive un momento feliz, identifica en qué te equivocaste para poder corregirlo, o encuentra el factor que te llevó al éxito.

Al futuro trátalo igual, piensa en él de forma sana y sin preocuparte demasiado. Planea, prepárate y déjate llevar. No te estanques en el resultado, lo que tenga que ser será.

El presente: vívelo con lo mejor que tengas. ¿Cómo? Para empezar, disfruta las cosas pequeñas. Hoy en día, estamos tan ensimismados en nuestras tareas diarias que no nos tomamos el tiempo de ser conscientes de lo simple ni de agradecer por ello. Agradece el aire que respiras, la funcionalidad de tu cuerpo y lo grandioso de tu mente. Agradece el desayuno de hoy, la vida de tus seres queridos y el techo sobre tu cabeza. El mundo está en constante cambio, el “aquí y ahora” es todo lo que tenemos.

Y es una increíble cosa que tener. Después de todo, nuestra vida consiste en un montón de presentes. Estos momentos se repliegan unos sobre otros por la eternidad, ponles la atención que se merecen. En lugar de pensar en lo que vendrá después, ¿Qué puedes hacer en este instante para permitirte estar presente? Respira, agradece y sigue evolucionando.

“Comienzo a darme cuenta de que la verdadera felicidad no es algo enorme y brillante que me espera en el horizonte. Es algo pequeño, numeroso y presente. La sonrisa de alguien a quien amas. Un buen desayuno. Un cálido atardecer. Todos tus pequeños placeres diarios dispuestos en una fila.” —Beau Taplin.

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