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Paz Mental: Al alcance de quien esté dispuesto a sentirla
Ansiedad, ese malestar que aparece justo cuando menos lo necesitamos. Se presenta en distintas situaciones de nuestro día a día, pudiendo ser ligero o paralizante dependiendo de nuestra individualidad y experiencias previas. Toma distintas formas de acuerdo a la ocasión, tal vez sean esas “mariposas” que sentimos en el estómago al caminar hacia nuestra primera cita, esa tensión que sentimos en el cuerpo cuando nuestro jefe está enojado, la forma en que nuestro corazón late si nos encontramos en una situación peligrosa, o esas náuseas que se instalan en nuestro estómago antes de subir a una montaña rusa.
De igual manera, si hemos pasado por situaciones altamente estresantes o traumáticas, la ansiedad puede elevar la frecuencia con que aparece e incluso la gravedad de los síntomas. Por ejemplo, una persona que se encuentre en una posición laboral de gran responsabilidad que involucre altos niveles de estrés es más propensa a lidiar con los síntomas de ansiedad. Por dar otro ejemplo, es común que las personas que hayan sufrido algún accidente automovilístico se encuentren ansiosas cuando suben a un vehículo. Y cada una de estas situaciones y reacciones es completamente normal.
Los síntomas incluyen sudoración, temblores, náuseas, escalofríos, mareo, sofocación o ritmo cardiaco alto. La ansiedad, aunque pareciera ser un fenómeno incomprensible, se trata de un mecanismo de defensa que nuestro cuerpo inicia para alertarnos de una situación desconocida o peligrosa. Es una reacción natural a lo incierto. Se manifiesta de distintas formas para ponernos en alerta, puesto que nos incita a actuar y enfrentarnos a aquello que nos asusta. Es universal, todos la sentimos; de ella podemos mejorar nuestro rendimiento, y nuestra capacidad de anticipación y respuesta.
Sin embargo, eso no quita lo incómodo que es vivirla. Por ello compartimos en este artículo algunos consejos para enfrentarnos a aquellas situaciones que nos generan ansiedad de la mejor manera posible.
Antes que nada, es necesario recordar que estás a salvo. Los síntomas de la ansiedad pueden ser intimidantes y difíciles de sobrellevar. Sentir que nos falta el aire o que el corazón se nos acelera es alarmante; pero no hay de qué preocuparse, la ansiedad no causa infartos ni asfixias. Para poder tratar la ansiedad, no huyas de ella: enfréntala. Afrontemos también aquellas situaciones que nos causan ansiedad, así podemos comenzar a perderles el miedo.
Dicho esto, te recomendamos no centrarte en el problema. Darle vueltas y vueltas al mismo tema no nos lleva a nada. Dejemos de preocuparnos y comencemos a ocuparnos. Centrar nuestra atención en algo distinto es ideal para aliviar los síntomas de la ansiedad. Una excelente opción es nombrar las cosas que se encuentran a tu alrededor: ¿Cuántas sillas hay? ¿Cuántas ventanas? ¿Autos? ¿De qué color? Ocupa tu mente en algo diferente, pronto te sentirás mejor.
Si tienes la oportunidad, relájate por completo. Sumérgete en un buen libro, música, películas o manualidades, por ejemplo. También es una excelente idea hacer ejercicio al aire libre, sobre todo si este implica técnicas de respiración o estiramiento de músculos. Ten cuidado en las decisiones que tomas para relajarte. Seguro que una buena taza de café suena excelente, pero sustancias como la cafeína, el azúcar y la nicotina actúan como combustible para el problema.
Cabe resaltar que cambiar nuestra forma de pensar es de gran ayuda para lidiar con la ansiedad. Hay veces en que no podemos evitar tener pensamientos negativos o catastróficos, pues es normal tener miedo y sentirnos inciertos; sin embargo, hay que trabajar en ser más positivos, realistas y buscar respuestas distintas a las mismas preguntas. Seguramente la situación en que estamos se ve muy mal, ¿Pero de verdad es tan mala? Seguramente hay algo que podemos hacer para enfrentarla de mejor manera, seguro que hay un enfoque distinto que estamos pasando por alto… hay que encontrarlo.
Aunado a esto, es importante llevar una vida saludable. Mente sana en cuerpo sano. Beber constantemente, fumar y comer desequilibradamente son factores que empeoran la ansiedad y sus síntomas. Es recomendable llevar una dieta balanceada, evitar las adicciones y hacer ejercicio frecuentemente, ya que esto disminuirá los efectos de la ansiedad en nuestro cuerpo.
En pleno siglo XXI, donde la vida parece ir más rápido que la luz, es importante aprender a escucharnos. A veces, por el ritmo de nuestro día a día y los constantes retos a los que nos enfrentamos, pasamos por alto las señales que nuestro cuerpo y nuestra mente nos dan. Démonos el tiempo de comprender nuestros propios pensamientos y reacciones para trabajar en ellos activamente.